Francisco Haroldo Alfaro Salazar e Alejandro Ochoa Vega | Equipamiento urbano en el México de la segunda mitad del siglo XX
Equipamiento urbano en el México de
la segunda mitad del siglo XX
Urban equipment in Mexico during the second half of the twentieth century
Francisco Haroldo Alfaro Salazar* e Alejandro Ochoa Vega**
*Arquitecto con estudios de
maestría y especialidad en
Conservación y Restauración del Patrimonio Edificado.
Profesor e Investigador en la
Universidad Autónoma Metropolitana – Unidad Xochimilco, en el área del diseño y
la reutilización arquitectónica.
**Arquitecto, Maestro en Arquitectura y Doctor en Historia del Arte, Profesor e Investigador de historia y crítica
arquitectónica en la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco.
usjt • arq.urb • número 9 | primeiro semestre de 2013
Resumen
Abstract
El desarrollo de las ciudades durante la segunda
mitad del siglo XX en América Latina, implicó un
crecimiento urbano, generalmente desequilibrado y explosivo, como fue el caso de la Ciudad de
México. Así, se hizo necesario la construcción de
conjuntos habitacionales, equipamiento urbano
e infraestructura para enfrentar un desarrollo urbano acelerado. La capital mexicana se convirtió
en polo de atracción importante, y sus conjuntos
urbanos para la salud, la educación y el deporte,
además de sus grandes vialidades le dieron un
sello definitivamente moderno. Un ejemplo, desde la promoción de una instancia oficial, donde
se agrupaba un conjunto de vivienda, con equipamientos de salud, educación y recreación fue la
Unidad Independencia, que se conjuntó con un diseño integral y de calidad, al sur de la ciudad. Sin
embargo, muchos de los buenos equipamientos
construidos en ese periodo se han visto afectados
por su falta de mantenimiento, a la vez que el Estado dejo de atender muchos de estos servicios.
El nuevo siglo parecería apuntar hacia un repunte
por el interés de atender a grupos desprotegidos,
a través del equipar espacios públicos y generar
nuevos centros para la cultura. El reto es consolidar una esperanza viva, que ayude a mitigar la
realidad social de inseguridad y violencia.
The development of the cities during the second
half of the twentieth century in Latin America,
involved urban growth, generally unbalanced
and explosive, as it was the case of Mexico
City. Thus, became necessary the construction
of housing complexes, urban equipment and
infrastructure to meet an accelerated urban
development. The Mexican capital became a
major attraction, and its urban complexes for
health, education and sport, in addition to its
large roads gave a definitely modern hallmark.
An example, from the promotion of an official
instance, where it grouped a set of housing,
health, education and recreation facilities, was
the “Unidad Independencia” that it was combined with a comprehensive design and quality,
to the south of the city. However, many of the
good facilities built in that period have been
affected by their lack of maintenance, at the
same time that the State stops addressing
many of these services. The new century would
seem to point toward a recovery in the interest
of serve vulnerable groups, through equipping
public spaces and create new centers for culture. The challenge is to consolidate a living
hope that helps mitigate the social reality of insecurity and violence.
Palavras-chave: Arquitectura, ciudad, modernidad, equipamiento urbano e infraestructura
Keywords: Architecture, city, modernity, urban facilities and infrastructure
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Francisco Haroldo Alfaro Salazar e Alejandro Ochoa Vega | Equipamiento urbano en el México de la segunda mitad del siglo XX
Antecedentes
El tema de estudio aquí planteado parte del
1.Para hacer un seguimiento
pertinente, se puede referir
que a inicios del siglo XX,
la población urbana era del
30%, y ya para la segunda
mitad de este siglo se da
una dinámica impresionante,
mostrándose en los siguientes porcentajes: 42.6 en
1950, 50.7 en 1960, 57.8 en
1970, 66.3 en 1980, 71.3 en
1990 y 73.5 en 1995. Estas
cifras del INEGI se encuentran referidas en El Almanaque Mexicano, editado por
Sergio Aguayo Quezada en
el año 2000.
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análisis de una serie de variables relacionadas
con la construcción de la ciudad, particularmente
del papel del equipamiento urbano, la vida social
y la arquitectura civil. El crecimiento de la población y por ende el desarrollo de las ciudades mexicanas en la segunda mitad del siglo XX implicó
su transformación para convertirse, en algunos
casos, en verdaderas metrópolis. También son
de destacar los casos de antiguos y pequeños
pueblos que ahora son ciudades medias. Así, de
ser un país con población mayoritariamente rural
en las primeras décadas de dicho siglo, para el
año 2000 se llegó al 74.68% de citadinos.1
El proceso de urbanización fue muy acelerado desde los años cuarenta, generando con ello la necesidad de una planeación más racional, implicando
esquemas de desarrollo en el ámbito urbano, que
se reflejarían en mejores servicios, equipamiento
e infraestructura: es decir, se buscaba ofrecer una
Figura 1. Perspectiva urbana de la ciudad de México. Fuente:
Dirección de Arquitectura del INBA.
mejor calidad de vida para los habitantes. Esto no
siempre se consiguió, dando por resultado desarrollos no planeados o esquemas de crecimiento no
sostenibles. De hecho, la reflexión desde este siglo
XXI nos lleva a una precisa valoración de los grandes conflictos urbanos, rurales y naturales. Esta
situación de progreso sin sustento, y desarrollo
sin perspectiva es un fenómeno nacional, pero no
aislado, Latinoamérica entera ha vivido estos grandes cambios, inmersa en enormes contradicciones
y desigualdades, pero al final, enfrentando el reto
inevitable de tener que asumir una cultura fundamentalmente urbana. (Figura 1)
Ciudad y equipamiento
Afirmamos que la ciudad y su arquitectura han tenido, al paso del tiempo, la inobjetable referencia
120
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promiso, improvisación, adecuación, paciencia,
tenacidad y mucho sentido del humor.
2.En su obra escrita, Richard
Dattner plantea una necesaria revaloración colectiva
y profesional de la arquitectura civil, de aquellos inmuebles dedicados al bien
común. Podemos ubicar
en este aspecto la obra de
equipamiento urbano. Civil
Architecture. The New Public
Infrastructure. MacGraw Hill,
EUA, 1995.
3. Josep María Montaner
manifestaba en 1997, en
relación con la arquitectura
moderna, que algunos géneros “Señalan el recorrido
hacia una sociedad contemporánea fragmentada y
diversificada que reconoce
que a cada persona y actividad se le debe ofrecer un
lugar específico... La arquitectura moderna pasa a poner énfasis en el valor plástico de los elementos, en una
composición que articula dinámicamente fragmentos...
Todo ello es una muestra de
cómo el nuevo mundo de la
luz artificial ha creado tipologías como los cines, los
edificios-masa o los museos
mediáticos”. La Modernidad
Superada, Editorial Gustavo
Gili. España, 1997.
Figura 2. Centro Social
y Deportivo para los
Trabajadores “Venustiano Carranza” en la ciudad de México. Fuente:
Atlas General del Distrito Federal, 1929.
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de sus habitantes, los ciudadanos en comunidad,
con sus formas de gobierno y sus interrelaciones. Si algo podemos entender bajo el concepto
de civilidad, es justamente aquello que nos ha
alejado del mundo rudo, bárbaro y salvaje de la
vida animal, y nos ha transportado, a través de
caminos de desarrollo, a consolidar la sana vida
colectiva que sólo una sociedad avanzada obtiene. El marco ideal para esa vida civilizada es la
ciudad, y en ella nos movemos bajo esquemas
de urbanidad, cortesía, así como de respeto a los
derechos de los otros, aceptando la diversidad.
Esos cánones de civilidad se ven reflejados en la
arquitectura, que tiene como propósito generar
espacios para permitir esa vida común. Si eso es
cierto, es posible reconocer que la pertinencia de
ese tipo de arquitectura civil se basa en el bienestar colectivo como sociedad, y el bienestar individual como ciudadanos. Para su realización a
lo largo del tiempo ha sido necesario, como dice
Richard Dattner2, no sólo civismo, también com-
En el ámbito de equipamiento e infraestructura
urbana, no podemos dejar de mencionar la importancia que en la segunda mitad del siglo XX
tuvo la construcción de esa arquitectura civil de
carácter público. Y si por ello se entiende a toda
aquella arquitectura que nuestra sociedad ha
construido para su vida en común, para su actividad cívica, bien podemos apuntar que es la que
menos se construyó en las dos últimas décadas
de tal siglo. (Figura 2) Durante el siglo XX, ante
la demanda de mayor vivienda en las ciudades
fue indispensable su correspondencia con todo
su equipamiento colectivo, tanto superestructura como infraestructura, lo que implicó un incremento en los servicios de educación, salud,
abasto, cultura, recreación, mejores medios de
transporte y vialidades, así como todas las redes
de servicios urbanos. Ello generó la construcción
de escuelas, hospitales, mercados, museos, etc.,
satisfactores que a menor escala ya se ofrecían
en épocas previas, pero también se vio el surgimiento y proliferación de ciertos géneros arquitectónicos, ante la masificación de las ciudades
y el desarrollo tecnológico a largo de la segunda
mitad del siglo XX.3
De esta manera, conjuntos habitacionales y comerciales, museos temáticos, centros o conjuntos culturales, polideportivos, centros de
convenciones y de exposiciones, teatros, cines
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Francisco Haroldo Alfaro Salazar e Alejandro Ochoa Vega | Equipamiento urbano en el México de la segunda mitad del siglo XX
y estadios, entre otros equipamientos, fueron referentes urbanos significativos del México de las
últimas décadas del siglo pasado. (Figura 3)
De los promotores
Figura 3. Conjunto Urbano Manacar, en la ciudad de México.
Fuente: Archivo de Arquitectos Mexicanos UNAM
Es de destacar a lo largo de la segunda mitad del
siglo las iniciativas para ofrecer equipamiento que
esté ligado con el ocio, el asueto y el tiempo libre de los diferentes grupos sociales. Habría que
entender en ello el tiempo que como ciudadanos
le dedicamos a actividades que rebasan el carácter doméstico o laboral, y que tiene que ver con
nuestra formación civil. El ocio como concepto no
significa perder el tiempo, sino el desarrollo de actividades que pueden ir desde el descanso, -por
ejemplo cierto tipo de turismo- hasta la práctica
de actividades lúdicas, recreativas o de deporte.
Fue por ello particularmente interesante el periodo
presidencial de Adolfo López Mateos (1958-1964),
ya que se caracterizó por materializar en cantidad,
y en la mayoría de los casos con calidad, una de
las épocas más importantes en la construcción de
edificios para la cultura, la recreación y el deporte.
El papel del estado y su búsqueda de identidad, se
apoya en diferentes organismos, tratando de generar esos satisfactores sociales, en ocasiones a través de su relación con universidades públicas o privadas, con gobiernos estatales o municipales, así
como, en menor medida, con la iniciativa privada.
Para la construcción de estos equipamientos de
cultura, recreación y deporte, instituciones como
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el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el
Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los
Trabajadores del Estado (ISSSTE), el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el Instituto
Nacional de Bellas Artes (INBA), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), o empresas
como Televisa o el Grupo Alfa de Monterrey, entre
otras, fueron algunas de las instancias promotoras
para su implementación. (Figuras 4 y 5)
Figura 4. Teatro Xola del IMSS, ciudad de México. Fuente:
autores.
Figura 5. Conjunto Alfa en Monterrey. Fuente: autores.
122
Francisco Haroldo Alfaro Salazar e Alejandro Ochoa Vega | Equipamiento urbano en el México de la segunda mitad del siglo XX
Se puede establecer que el dotar de espacios
adecuados para toda actividad humana genera
ese sentido de comunidad, mismo que fue particularmente entendido en la década de los cincuenta. Para hablar de ejemplos, bastaría mencionar los alrededor de 40 teatros realizados por
el IMSS en casi todas las ciudades del país, y
como parte de grandes conjuntos hospitalarios,
de habitación, recreación y deporte.4
Figura 6. Museo Nacional de Antropología en la ciudad de
México. Fuente: autores.
4.Consultar Teatros de México. Banamex. México, 1992;
así como Teatros y Museos,
Equipamiento urbano para la
difusión de la cultura. Fonapas, México, 1982.
5. Ver Diseño UAM, mayo de
1983.
6. Ver Teatros de México, Banamex, 1992.
7. Ver la revista “Obras” de
mayo de 1985.
8. Ver Teatros y Museos,
Equipamiento urbano para la
difusión de la cultura. FONAPAS, México, 1982.
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En el rubro cultural, para los museos es precisamente esa época una de las más relevantes, ya
que se construye un número importante de inmuebles, destacando entre tantos el Nacional de
Antropología e Historia, en la Ciudad de México,
lo mismo que el rescate de edificios históricos
destinados a tal fin. (Figura 6)
Hablando de instituciones educativas de carácter
público, la UNAM y las universidades estatales
han implementado, en sus campus o fuera de
ellos, espacios ex profeso para la difusión cultural
y las actividades deportivas, tales como el Centro
Cultural Universitario en el DF5, los teatros universitarios de Mexicali6 o Guanajuato, o los campos
deportivos del Instituto Politécnico Nacional. En
el mismo sentido, algunas universidades privadas han implementado diversas instalaciones recreativas, como el Tecnológico de Monterrey en
sus diferentes sedes o como la Universidad Autónoma de Guadalajara y su Estadio “3 de Marzo”.7
La Federación, los Estados y Municipios complementaron también la creación de estos equipa-
mientos, a través de organismos como el Fondo
Nacional para Actividades Sociales (FONAPAS)
que a finales de los años setenta abrió varios
centros culturales en el país. De ese impulso surgieron casos como los teatros y ágoras en Campeche y Durango; el Complejo Cultural y Artístico
de Chihuahua.8 El Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) también aportó
algunos ejemplos de arquitectura asistencial para
grupos vulnerables, como adultos mayores, mujeres y niños en riesgo y personas discapacitadas. A su vez, el Consejo Nacional para la Cultura
y las Artes (CONACULTA) inicio el desarrollo de
complejos culturales en el país. (Figura 7)
Figura 7. Centro Cultural Tijuana. Fuente: http://commons.
wikimedia.org/wiki/File:Centroculturaltijuana.JPG.
Difícil mantenimiento
Dichos equipamientos públicos o privados, por su
carácter eminentemente civil, han permitido una
123
Francisco Haroldo Alfaro Salazar e Alejandro Ochoa Vega | Equipamiento urbano en el México de la segunda mitad del siglo XX
Figura 8. Auditorio Nacional de la Ciudad de México. Fuente: AGN.
vida cultural y recreativa muy significativa para
nuestra sociedad. Sin embargo, las condiciones
de mantenimiento en la mayoría de los casos, al
depender de presupuestos públicos que cada vez
son más reducidos, han mermado. Esto se debe a
que para el fin de siglo, las actividades deportivas,
recreativas o culturales fueron un rubro no prioritario en las arcas oficiales, que tuvieron que enfrentar
sucesivas crisis económicas. Ello ha tocado también a una iniciativa privada inmersa en las mismas
crisis, por lo que tampoco destinaría presupuestos
para apoyar estos proyectos urbanos. Es de esta
manera que varios de esos centros para la recreación social se encuentran deteriorados, en ocasiones
con personal y recursos mínimos y sin capacidad
para atender de manera adecuada a la comunidad.
Por eso resulta meritorio que, ante la adversidad
que se enfrenta, y a través de los responsables de
los centros y la sociedad a la que sirven, aun sobrevivan casos de esta arquitectura civil.
De los edificios aislados, a los grandes conjuntos
Figura 9. Clínica y Centro de Seguridad Social para el Bienestar Familiar, Monclova, Coahuila. Fuente: IMSS.
9.Consultar el volumen Resumen Gráfico de Construcciones (1958-1964), publicado
por el IMSS en 1965. También la revista “Calli”, No. 26 de
julio-agosto de 1967 y Arte
y Arquitectura del Instituto
Mexicano del Seguro Social,
IMSS, México, 2006.
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En cuanto al desarrollo arquitectónico que se da en
la segunda mitad del siglo XX, destaca el que tanto
los equipamientos culturales y educativos, recreativos, así como los deportivos, sean ahora parte de
conjuntos, más que presentarse como edificios o
instalaciones aisladas en el contexto de la ciudad.
Así, la UNAM transportó sus escuelas diseminadas en el viejo centro del DF, a la Ciudad Universitaria (1952) al sur de la capital, y desde los
cincuenta con la Ciudad Deportiva de la Magdalena Mixhuca (1958) como conjunto mayor, la
concentración de las actividades deportivas, en
parques o unidades ha sido la constante. En lo
cultural, desde la Unidad Cultural y Artística del
Bosque (1952-72) en la ciudad de México, que
incluyo tanto el Auditorio Nacional, como las escuelas del INBA y sus teatros, hasta el Centro
Cultural y de Convenciones de Acapulco (1973),
son ejemplos de ese proceso de integración de
actividades afines y acordes a un crecimiento urbano significativo en las últimas décadas del siglo pasado. (Figura 8)
Este esquema también se ha presentado para
las actividades artísticas o culturales, en donde
teatros, cines y auditorios son parte de conjuntos mucho más complejos y ligados a la dinámica de la sociedad contemporánea. De esta
manera, un antecedente fueron los Centros de
Seguridad Social para el Bienestar Familiar, creados por el IMSS en varias ciudades del país,
desde fines de los años cincuenta y principios
de los sesenta. En ellos, generalmente se incluían oficinas, salones para talleres y cursos
(de artes plásticas y danza entre otros), teatro
o auditorio y algunas instalaciones deportivas.
Ejemplos de estos conjuntos están en el D. F.,
Edo. de México, Guadalajara, San Luis Potosí o
Sinaloa. En muchas ocasiones estas propuestas podían estar integradas a un gran complejo
hospitalario y en los menos a unidades habitacionales.9 (Figura 9)
124
Francisco Haroldo Alfaro Salazar e Alejandro Ochoa Vega | Equipamiento urbano en el México de la segunda mitad del siglo XX
Por otro lado, y ya desde esa época, los parques recreativos que se construyeron, ofrecieron diversas
instalaciones, tales como teatros al aire libre, lagos
artificiales, canchas deportivas, juegos mecánicos,
museos y hasta cines. Tal es el caso del remodelado
Chapultepec (reinaugurado en 1964) en la ciudad
de México, o los parques Papagayo de Acapulco,
Agua Azul y Alcalde de Guadalajara y Tangamanga
de San Luis Potosí (1982), entre otros. (Figura 10)
difusión cultural de la UNAM, librería, cafetería;
además de un conjunto anexo donde están la Biblioteca Nacional, el Fondo Reservado de la misma y el Espacio Escultórico.10 (Figura 11)
Figura 11. Centro Cultural Universitario. Fuente: autores.
Figura 10. Teatro al aire libre en el Parque Tangamanga de San
Luis Potosí, SLP. Fuente: autores.
10.Ver revista “Obras” de
mayo de 1981. Cabe decir
que este conjunto a lo largo
de esta primera década del
siglo XXI ha sido impactado por una serie de nuevos
edificios, entre los que destaca el Museo Universitario
de Arte Contemporáneo, del
arquitecto Teodoro González
de León, apenas inaugurado
en diciembre de 2008.
11.Ver Teatros de México,
Banamex, 1992.
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A su vez, el desarrollo de conjuntos urbanos llega hasta el Centro Cultural Universitario de la
UNAM (1976-79), en el DF. Este proyecto se planteó como una necesidad básica de la institución
universitaria más grande del país, a manera de
extensión del campus, y para beneficio tanto de
los universitarios, como de la población en general, sobre todo la del sur de la ciudad de México.
Sus instalaciones, comprendían una sala de Conciertos, 2 teatros, 2 cines, una sala para danza y
otra para conciertos de cámara, las oficinas de
Sin ser parte de grandes complejos y a una menor
escala, las casas de cultura, generalmente de iniciativa municipal, se incrementaron en las últimas
décadas, a lo largo y ancho de México. En muchos
casos, adaptando viejas casas virreinales o decimonónicas, en donde se fomentaba la actividad
artística por medio de talleres y salas de exposición, además de pequeños foros donde grupos de
teatro o danza podían ofrecer sus mejores expresiones. Para muchas poblaciones, representaron
la única oportunidad donde la comunidad local
pudo formarse o conocer las diversas manifestaciones artísticas, por lo que su función educativa
fue muy relevante. Ejemplos de casas de cultura
construidas ex profeso, son las de Hermosillo, Sonora y la de la ciudad de Colima, ambas realizadas
a finales de los años setenta.11
125
Francisco Haroldo Alfaro Salazar e Alejandro Ochoa Vega | Equipamiento urbano en el México de la segunda mitad del siglo XX
ternacionales, ya que se erogaron cantidades significativas de recursos, en la construcción de nuevas
instalaciones deportivas y la adecuación de otras ya
existentes. En los sesenta se generan muchas obras
paralelas de gran envergadura y que con o sin conexión directa con esas gestas mundiales, si generaron
cambios importantes, sobre todo en la ciudad de México. Por ejemplo, se puede hablar del desarrollo del
sistema metropolitano de transporte colectivo (Metro), la generación de unidades habitacionales (Villa
Olímpica y Villa Coapa), obras de infraestructura vial
(Anillo Periférico), remodelación urbana (Plazas del
Figura 12. Proyecto para el Palacio de los Deportes para las
Olimpiadas de 1968 en la ciudad de México. Fuente: AGN.
Por último, otros espacios que también ofrecían actividades culturales, fueron los de empresas privadas o de comunidades de extranjeros.
Así, en los años setenta y ochenta se crearon el
Centro Cultural Alfa en Monterrey12 y los centros
libanés y asturiano en el DF, como instancias de
origen privado, pero con servicios abiertos en
buena medida al público en general.
Centro Histórico), circuito urbano escultórico (Ruta
de la amistad), como alguno de los ejemplos de tal
influjo. (Figuras 12 y 13)
Impacto de los eventos internacionales
Un aspecto que se puede destacar, sobre todo en
el ámbito deportivo, pero que ha tenido su impacto
en niveles más amplios, es el de los eventos de carácter internacional desarrollados en nuestro país.
En 1963 México obtuvo la sede para la XIX Olimpiada
a realizarse en 1968, y posteriormente el Campeonato
Mundial de Fútbol a efectuarse en varias de nuestras
12.Ver revista “Obras” de
marzo de 1979.
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ciudades en 1970 y en 1986. El país enfrentó retos
importantes para llevar a cabo estas reuniones in-
Figura 13. La ciudad de México en un plano informativo de las
instalaciones olímpicas. Fuente: AGN.
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Francisco Haroldo Alfaro Salazar e Alejandro Ochoa Vega | Equipamiento urbano en el México de la segunda mitad del siglo XX
Análisis de caso. Unidad Independencia
Para realizar un análisis más detenido de un caso
específico, donde estén integradas múltiples funciones, variados servicios y diseño eficiente de
las áreas libres, podemos hablar de un caso especialmente interesante, en el cuál se ejemplifica
la visión del estado en la planificación de vivienda
y sus equipamientos respectivos.
Figura 14. Vista aérea de la UI. Fuente: IMSS.
13.Consultar el volumen Resumen Gráfico de Construcciones (1958-1964), publicado por el IMSS en 1965. De
la misma manera el número
especial de la revista “Arquitectura México”, No. 73 de
marzo de 1961.
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hasta las de departamentos en bloque y torres.
Cada sector con sus servicios particulares y compartiendo otros de manera general. Este concepto
ya había sido aplicado desde el Conjunto Miguel
Alemán de Mario Pani y otras unidades habitacionales, pero en la Unidad Independencia se logró
un mayor equilibrio. (Figura 15)
Un proyecto importante promovido por el IMSS,
bajo la gestión e iniciativa de Benito Coquet, fue la
creación de la Unidad Independencia (UI), conjunto urbano inaugurado el 20 de septiembre de 1960
en la zona de sur de la capital del país. En él se
buscaba aplicar los objetivos de bienestar social
característicos de la época del presidente López
Mateos. El proyecto general fue realizado por los
arquitectos Alejandro Prieto, José María Gutiérrez
y un grupo de colaboradores, con la participación
plástica de los artistas Luis Ortíz Monasterio, Federico Cantú y Francisco Eppens. El conjunto ha
sido reconocido por los críticos (tal como los autores lo asumieron en su momento13) como un caso
que siguió los principios de la propuesta urbana
de la Carta de Atenas de 1933. (Figura 14)
Así, en contraste con la ciudad tradicional de calles y lotes aislados, el diseño establecía una zonificación con supermanzanas de vivienda predominantemente multifamiliar y vialidades periféricas.
El conjunto integró alrededor de 2,500 viviendas
en distintas tipologías, desde la casa unifamiliar,
Figura 15. Vista de la vivienda en altura y los espacios exteriores de la UI. Fuente: IMSS.
De entrada, era favorable el emplazamiento por la
cantidad de vegetación, arroyos y una topografía
irregular, condiciones que fueron aprovechadas en
127
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el diseño de conjunto. El porcentaje de áreas verdes, plazas y senderos era muy generoso (67%),
además la idea de aprovechar corrientes de agua
naturales y suaves pendientes en el terreno, propicio una arquitectura de paisaje agradable en vistas
y recorridos. Por lo demás, el nacionalismo oficial
implicó una propuesta ligada a la pretendida integración plástica entre arquitectura, pintura y escultura, objetivo plasmado en piezas aisladas, bajorrelieves, murales pétreos policromados y edificios
de formas dinámicas. (Figura 16)
Figura 16. Teatro y Plaza de la UI. Fuente: autores.
En cuanto a los equipamientos, el conjunto resuelve las necesidades básicas de educación,
comercio, recreo, cultura, salud y bienestar social a través de escuelas de nivel preescolar y
primaria, un mercado central y módulos de locales comerciales. También incluyó un centro cívico con plaza cívica, teatro, cine, clínica y centro
de seguridad social. Esto servicios fueron complementados con una zona deportiva que incluía
gimnasio, piscina, canchas de fútbol, basquetbol, voleibol y frontones, además, en su origen,
con casino y boliche.
La monumentalidad promovida por una cultura
oficial nacionalista en México, ha generado en
distintos momentos de su historia, sectores de
ciudad con una fuerte presencia urbana, como
es el caso de la Plaza de la República y el Monumento a la Revolución, en la colonia La Tabacalera del Distrito Federal. En ese sentido, cabe
detenerse en el llamado Centro Cívico de la
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unidad, por sus valores urbano-arquitectónicos
y elocuencia plástica. La plaza, teatro y otros
edificios del centro acentúan su presencia monumental, a través de fuentes, esculturas, y texturas pétreas de distintas calidades. El resultado
formal no deja de ser masivo y quizás un tanto
pesado, no obstante, la vida generada a través
de múltiples ceremonias y actividades culturales
en sus más de 5 décadas de vida, le dan una
validez social innegable. Hoy en día la unidad refleja problemas de saturación en estacionamientos y bajo mantenimiento en la zona deportiva,
la cual por cierto, ha modificado algunas de las
funciones originales, al incluir oficinas (en donde
antes estuvieron el boliche y las mesas de billar)
y perdido otras al ceder el campo de fútbol a
grupos privados. También es posible observar
zonas verdes descuidadas e intervenciones desafortunadas de remodelación en algunos de los
centros escolares. (Figura 17)
Figura 17. Conjunto deportivo de la UI. Fuente: IMSS.
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Francisco Haroldo Alfaro Salazar e Alejandro Ochoa Vega | Equipamiento urbano en el México de la segunda mitad del siglo XX
No obstante, y a pesar de estas alteraciones y
descuidos, el conjunto mantiene un estado de
conservación aceptable, y es todavía una de las
mejores opciones para vivir dignamente en conjunto habitacional (para un usuario de clase media) en la ciudad de México.
Conclusión
La reflexión sobre la arquitectura mexicana destinada al equipamiento cultural, recreativo y deportivo en la segunda mitad del siglo XX, nos
arroja inquietudes diversas. Desde la década
de los setenta y principio de los ochenta, los recintos destinados a tales fines sociales fueron
disminuyendo, al menos en dos vertientes. Por
un lado, muchos de ellos estuvieron sujetos a
los vaivenes de su administración, asignación
presupuestal y deficiencia en su mantenimiento.
En ejemplos como el de la Unidad Independencia, podemos ver que se ha reducido parte de
su equipamiento original; por ejemplo, el edificio social pensado para albergar clubes juveniles y centro social hoy en día se ha convertido
en escuela de enfermería, el Club Deportivo ha
perdido su campo de fútbol, arrendado a una
escuela privada, el gimnasio cubierto no alberga
más al casino y las pistas de boliche; el teatro
está sujeto a concesiones y el mercado de las
artes escénicas, y el cine después de dividirse
en dos salas cerró. A ello podríamos agregar las
transformaciones, adecuaciones y falta de mantenimiento preventivo. (Figura 18)
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Figura 18. Conjunto Deportivo “La Inalámbrica en Mérida”,
Yucatán. Fuente: autores.
En la segunda vertiente, desde la instauración de
las políticas neoliberales en el gobierno federal a
principios de los ochenta, pocos centros culturales,
recreativos o deportivos fueron construidos, empobreciendo con ello la oferta para una sociedad
diversa y que superaba los noventa millones de habitantes en el país al finalizar el siglo XX. (Figura 19)
Figura 19. Museo de Memoria y Tolerancia en la ciudad de
México. Fuente: Dulce García.
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Figura 20. Estadio Omnilife en Guadalajara. Fuente: http://
www.taringa.net/posts/deportes/16022023/Mexico-los-mejores-estadios-de-America.html.
Se podrían reconocer algunos rasgos contrastantes,
por un lado, la alternancia política en 2000 implicó una desvaloraciòn de los proyectos culturales y
poco se construyó en esos rubros, sin embargo ciertos géneros se vieron incentivados. Tal fue el caso
de los museos temáticos vinculados a la ciencia, así
como los llamados de sitio (lo mismo en zonas arqueológicas que en centros históricos). La labor educativa que ofrecían, enriqueció la vida sociocultural
en general, pero particularmente en niños y jóvenes.
Así mismo, el incremento de centros estatales de las
artes en el país reforzó un nuevo impulso a los equipamientos culturales. (Figura 20)
Ahora, en este 2013, se pueden retomar algunas
manifestaciones para el desarrollo cultural, por
ejemplo las vertidas en las fiestas del Bicentenario de la Independencia que implicaron invertir en
obras de equipamiento e infraestructura, aunque
con procesos no siempre transparentes y resul-
tados no deseados, como el caso desafortunado
del monumento conmemorativo llamado “Estela
de Luz”. Habría que aprovechar estas inercias de
inversión en equipamientos, como parte de políticas públicas a largo plazo para mejorar la calidad
y el impacto positivo de los servicios.
Un aspecto importante en algunas de las obras
recientes, es no sólo la creación de conjuntos o
edificios nuevos, como los museos Soumaya en
la Plaza Carso o el de Memoria y Tolerancia en la
Plaza Juárez, ambos en la Ciudad de México, sino
también casos de intervención en edificios preexistentes, como la remodelación de la Cineteca
Nacional, o la reutilización del antiguo centro penitenciario de San Luis Potosí, ahora Centro de las
Artes. En el deporte, la iniciativa privada ha sido
ahora una fuerte promotora de inversión, como en
el caso del Estadio “Omnilife” en Guadalajara y el
“Territorio Santos” en Torreón. (Figura 21)
Figura 21. Museo Universitario de Arte Contemporáneo en la ciudad de México.
(FHASAOV)
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Otro aspecto relevante esta también en la infraestructura de transporte en donde sistemas
como el metrobus, el metro y vialidades como los
segundos pisos han generado nuevos perfiles urbanos, con los impactos poco amables al paisaje
de la ciudad.
Figura 22. Cineteca Nacional en la ciudad de México.
Fuente: autores.
Las inquietudes y dudas del futuro en el país, los
incipientes avances en nuestra democracia, junto
con los signos negativos de falta de seguridad
y violencia hacen de la vida contemporánea un
momento incierto. Sin embargo, es posible encontrar alternativas de mejor desarrollo en los
equipamientos públicos. Por ello es deseable
que se atienda y enriquezca la oportunidad de
recreación social en muchos grupos vulnerables
con limitaciones, pero necesitada de servicios.
En otras épocas de la vida nacional fue posible
contar con respuestas a demandas de equipamientos variados, por lo que es no sólo deseable sino posible contar con ellos en el presente y
para las nuevas generaciones. Tal respuesta, sin
la necesidad de grandilocuencias arquitectónicas y elefantes blancos, pero si con edificios que
respondan adecuadamente a la población y que
ayuden a construir mejores ciudades en el México del siglo XXI. (Figura 22)
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