Plan Nacional de Seguridad Pública Ministério da Justiça Secretaria Nacional de Segurança Pública Nota: Esta versión del Plan Nacional de Seguridad Pública del Gobierno Lula ha pasado por una pequeña y muy puntual revisión, pero ha mantenido sus principios y directrices intactos INSTITUTO CIUDADANÍA Rua Pouso Alegre, 21 Ipiranga CEP 04261 030 São Paulo SP Brasil Telefax: (11) 6915-7022 Sitio en la Internet: www.iciudadanía.org.br Correo electrónico: iciudadaní[email protected] Autorización para realizar la traducción otorgada por el Instituto Ciudadanía Plan Nacional de Seguridad Pública PRESENTACIÓN E s con una gran satisfacción, con el sentimiento de deber cumplido y también muy preocupado, como todos los brasileños que presento, en nombre del Instituto Ciudadanía, este proyecto, cuyo objetivo es contribuir para que se les devuelva a los ciudadanos de nuestro país el sagrado derecho democrático a la seguridad personal, familiar y comunitaria. Fruto de quince meses de trabajo, discusiones, estudios, investigaciones, seminarios y debates, además de contribuciones brindadas por una amplia variedad de expertos en seguridad pública, miembros de los Tres Poderes en las tres esferas administrativas, líderes de comunidades, asociaciones representativas y centros universitarios, este documento contiene un profundo diagnóstico sobre el problema y una serie de propuestas concretas, consistentes y plenamente factibles que se podrán implementar ya, a corto plazo. Al igual que los demás proyectos lanzados por el Instituto Ciudadanía, esta propuesta debe ser considerada de dominio público, o sea, se puede y se debe aprovechar, aplicar, divulgar y desarrollar por todos los brasileros que tengan interés en transfor mar nuestro país en una nación verdaderamente justa, donde la democracia se consolide y se expanda a los amplios reductos hoy condenados a la exclusión social. La propuesta no tiene coloración partidaria, ni credo ideológico. Su intención es convocar una unidad nacional muy amplia para enfrentar y derrotar a ese enemigo común, la violencia, en todas las formas que se presente: el crimen organizado, que usa el guante blanco en los asesinatos, violaciones sexuales y secuestros odiosos. El país se encuentra zambullido en inseguridad y miedo. Nadie está protegido contra la violencia. El problema ocupa el centro de las preocupaciones de todos nosotros y cruza la sociedad de punta la punta. Pobres y ricos sufren con el avance de la violencia y la barbarie. Poblaciones enteras en la periferia de las grandes ciudades viven sitiadas, bajo la dominación de criminales de todo tipo, inseguras ante las graves deficiencias de las corporaciones policiales. La juventud pobre ha sido víctima de un verdadero genocidio y hay áreas donde los registros demográficos revelan un déficit de jóvenes del sexo masculino que sólo se puede comparar al que se dio en los países en guerra. Diseminándose por el país a partir del pésimo ejemplo que emana de las altas esferas de Plan Nacional de Seguridad Pública nuestra vida política, la corrupción introdujo sus tentáculos también en el seno de los aparatos de seguridad, en los presidios y en las instituciones que se destinan a recuperar adolescentes infractores. Se ha instaurado un escenario de caos y descontrol. Con la impunidad que deriva de la ineficiencia del sistema público de seguridad, el crimen se ha infiltrado en las instituciones, agravando la ineficiencia y generando más impunidad todavía. Es urgente apremiante - dar un firme basta la esta situación. Sólo se podrá revertir ese escenario calamitoso si los brasileros se diesen las manos y asumiesen una nueva mentalidad ante el problema. Se le exige una nueva conducta a la sociedad y que se introduzcan profundos cambios en todo el sistema de seguridad pública, propuestos y explicados con detalles en este documento. Una parte expresiva del problema general de la violencia en nuestro país deriva obviamente de los graves problemas sociales que forman parte de la vida de millones de brasileros, a quienes fueron negados derechos elementales como el trabajo, la vivienda, la tierra, la educación y la salud. Superar esa realidad dramática es un desafío que no se puede separar de las propuestas aquí articuladas como solución para los problemas en el área de seguridad pública. Este documento presenta los cambios que se hacen necesarios en las organizaciones vinculadas a la seguridad, explica la importancia de la actuación integrada entre las diferentes fuerzas policiales, sugiere nuevas directrices para la formación y la capacitación de sus planteles y defiende el perfeccionamiento técnico-científico, sobre todo la valoración del material humano que compone las corporaciones policiales, en todas las dimensiones: ética, psicológica educativa y también salarial. Aquí constan medidas específicamente dedicadas al crimen organizado, al narcotráfico, al contrabando, al problema de las drogas, a la asistencia judicial, al desarmamiento, a la violencia doméstica y contra las mujeres, contra los niños, contra los negros y las minorías. Aquí están enfocadas la situación catastrófica del sistema penitenciario brasilero, las conexiones del tráfico de armas y el problema de la violencia en el tránsito. Aquí están indicados los cambios necesarios para lograr una cooperación eficiente entre las autoridades policiales y judiciales al combatir el crimen, desde las primeras investigaciones hasta la represión y persecución penal. Aquí está demostrada la necesidad de que haya un cambio completo en la perspectiva de la propia sociedad respecto al problema de la seguridad, un tema mucho más amplio que Plan Nacional de Seguridad Pública las esferas de la acción policial, que exige la participación activa de las comunidades para enfrentarlo. En este documento queda señalada la necesaria conjugación de esfuerzos entre la Unión, los estados y municipios y se recomiendan distintas alteraciones en la legislación brasilera. Antes de más nada, se trata de garantizar una verdadera revolución en la historia de nuestro país: es fundamental que las leyes pasen la ser cumplidas. Estamos abiertos a sugerencias de cambios en nuestras propuestas y rogamos que todos contribuyan para perfeccionar este proyecto que dedicamos a los millones de hombres y mujeres que han sido víctimas de la violencia en nuestro país, destacándose en tiempos recientes los insoportables episodios en los que se vieron involucrados brasileros honrados y brillantes como Antônio de la Costa Santos, Celso Daniel y Washington Olivetto. Brasilia, 27 de febrero de 2002. Luiz Inácio Lula da Silva Plan Nacional de Seguridad Pública PROYECTO SEGURIDAD PÚBLICA PROMOCIÓN Instituto Ciudadanía COORDINACIóN GENERAL Luiz Inácio Lula da Silva José Alberto de Camargo COORDINACIÓN TEMÁTICA Antonio Carlos Biscaia Benedito Domingos Mariano Luiz Eduardo Soares Roberto A. R. de Aguiar COORDINACIÓN EJECUTIVA Antonio Carlos Biscaia Pascoal Bordignon ALIADO Fundación Djalma Guimarães ASESORÍA TÉCNICA Paulo Ricardo Brinckmann Oliveira PARTICIPANTES DE LOS DEBATES Adriano Oliveira Alberto de Oliveira Andrade Neto Alexandre Yousef Antonio Carlos Carballo Blanco Antonio José C. Moreira Aymoré Roque Pottes de Mello Candido Mendes Carlos Adelmar Ferreira Cásio Luiz de Francia Cesar Maia Claudio Beato Claudio Tognolli Cristina Zackseski Denis Mizne Denise Frosard Ela Wiecko de Castilho Eliana Rocha Oliveira Eloi Pietá Fernando Pimentel Geraldo L. Cavagnari Getúlio Bezerra Gláucio Ari Dilon Soares Guaracy Mingard Hélio Bicudo Henry Charles Armond Calvert Ibrahim Abi-Ackel Plan Nacional de Seguridad Pública Isabel Freitas Ivan Gibim Lacerda Ivana Farina Jacqueline Muniz Jésus Trindad Barreto João Carlos Alves José Di Filippi Júnior José Marcelo Zacci José Márcio Barros José Paulo Bisol José Vicente Tavares Cel. José Vicente Juraci Vieira de Magalhães Leila Maria Torraca de Brito Luiz Ferraz Moulin Luiz Paulo Vellozo Lucas Marcelo Cerqueira Márcio Thomaz Bastos Marco Antonio Rodrigues Barbosa Maria de Salete de la Costa Maia Maria del Carmo Lara Marta Suplicy Maximino Fernandes Mirian Abramovay Mônica Viegas Andrade Nelson Pellegrino Nilmário Miranda Orlando Fantazini Paulo Fernando Fortunato Paulo Mesquita Neto Perly Cipriano Rapper Thaíde Cel. Rui Cesar Melo Sales de Albuquerque Salete M. P. Maccaloz Sérgio Leite Valéria Nepomuceno Vanderlei Siraque Vidal Serrano Cabo Wilson de Oliveira Morales COLABORADORES Ana Paula Motta Costa Antônio José Imbasahy da Silva Antônio Tadeu Rodrigues Edson Sardano Fernando Antônio S. Alves Fórum de Mulheres de Pernambuco Ignácio Cano Pe. Jaime Crowe Jorge Zaverucha José Genoíno Kátia Ferreira Lucila Pizani Goncialves Plan Nacional de Seguridad Pública Marco Cepik Marcos Rolim Mirian Guindani Marco Aurélio de Souza Virginia Feix Wálter Fanganiello Maierovitch CONTRIBUCIONES ESPECIALES (TEXTOS) Anália Ribeiro Airton Michells Bárbara Musumeci Soares Carlos Guazzelli Carlos Cesar D'Elia Carlos Minc Delmar Pacheco da Luz Julita Lemgruber Leonarda Musumeci Nagashi Furukawa Ruben Cesar Fernandes Silvia Ramos INSTITUTO CIUDADANÍA Paulo Tarciso Okamotto EQUIPO Carlos Tibúrcio Fabiana Vezzali (estagiária) José Carlos Espinoza Marisete Beu Mônica Zerbinato Paulo Vannuchi Regina Brasilero Spency Pimentel Vera Gorczeski SECRETARÍA Maria Aparecida da Cunha Sanches Ricardo Zerbinato REVISIÓN Fábio José Kerche Nunes Paulo R. B. Oliveira Paulo Vannuchi Spensy Pimentel EDICIóN ELECTRÓNICA Mariangela Araújo IMPRESIÓN Gráfica e Editora FG Ministro de la Justicia Marcio Thomaz Bastos Secretário Nacional de la Seguridad Pública Luiz Fernando Corrêa Director del Departamento de la Investigación, del Análisis de la Información y del Desarrollo del Personal en Seguridad Pública Jacqueline Muniz Director del Departamento de la Ejecución y de la Evaluación del Plan Nacional de la Seguridad Pública Daelson Oliveira Viana Director del Departamento de la Política, de los Programas y de los Proyectos Sérgio Andréa Ficha Técnica Director del Departamento de la Investigación, del Análisis de la Información y del Desarrollo del Personal en Seguridad Pública Jacqueline Muniz Coordinación General de la Investigación Marcelo Durante Coordinación General de la Educación Rita de Cássia Andréa Coordinación General del Análisis de la Información Renato Lima Asesor Rosier Custódio Traducción Marilia Rebello Editor Gráfico Rafael Rodrigues de Sousa Plan Nacional de Seguridad Pública ÍNDICE 1. Introducción..........................................................................................................................................12 1.1. Identificación de la problemática: contexto y prioridades...........................................................12 1.2. Síntesis del diagnóstico específicamente criminal y de la matriz de soluciones.......................22 1.3. La prioridad de las políticas públicas de prevención de la violencia..........................................24 1.4. La experiencia internacional...........................................................................................................27 1.5. El enfoque en el sujeto de la gestión pública y las alianzas locales.............................................31 1.6. La problemática de las drogas .....................................................................................................35 1.7. Crimen organizado........................................................................................................................37 1.8. Combatir el secuestro..................................................................................................................38 1.9.Principios para una Nueva Policía.............................................................................................39 1.9.1. Problemas estructurales de las policías.....................................................................................39 1.9.2. Aspectos científicos y tecnológicos...........................................................................................43 1.9.3. Aspectos educativos.............................................................................. .................................43 1.9.4. El carácter fundamental de la ética y de los derechos humanos............... .................................45 1.9.5. Aspectos de participación.......................................................................................................45 2. Exigencias para elaborar una política de seguridad pública en la esfera policial.................46 2.1. Los problemas de las policías ...................................................................................................50 2.1.1. Síntesis del diagnóstico............................................................................................................51 3. Reformas sustantivas en la esfera de la Unión y de los estados ................................................54 3.1. Creación del Sistema Único de Seguridad Pública en los estados ..........................................54 3.1.1. Consejo Consultivo de Seguridad Pública.................................................................................55 3.1.2. Unificación progresiva de las academias y escuelas de formación............................................55 3.1.3. Integración territorial..............................................................................................................57 3.1.4. Creación de organismo integrado de información e inteligencia policial.................................61 3.1.5. Corregimiento Único..............................................................................................................61 3.1.6. Programa integrado de salud menta....................................................................................... 62 3.1.7. Fijación de salario mínimo......................................................................................................62 Plan Nacional de Seguridad Pública 3.1.8. Protección a la integridad física del policía...............................................................................62 3.1.9. Obediencia a los dispositivos que reglamentan y prohíben la participación de policías en las empresas de seguridad privada......................................................................................................................63 3.1.10. Prohibir que ocupen cargos de confianza o de dirección en el Sistema Integrado de Seguri dad Pública policías que participaron de tortura o colaboraron con dicha práctic.......................................................63 3.1.11. Grupo unificado de mediación de conflictos...........................................................................64 3.1.12. Centros de Asuntos Internos de Policía autónomos e independientes..................................64 3.2. Cambios en las policías militares y en las policías civiles para implementar el Sistema Único de Seguridad Pública..............................................................................................................................65 3.2.1. Policía Militar: calificación de la vigilancia preventiva y en las calles........................................65 3.2.1.1. Vigilancia comunitaria......................................................................................................65 3.2.1.2. Cambios en los reglamentos disciplinarios..........................................................................69 3.2.1.3. Disminución de grados jerárquicos......................................................................................70 3.2.1.4. Control riguroso del uso de fuerza letal (arma de fuego).......................................................70 3.2.1.5. Reducción del plantel permanente en las funciones administrativas .....................................71 3.2.2. Policía Civil: investigación científicamente orientada como principio y algunos cambios prioritarios...................................................................................................................................71 3.2.2.1. Desvincular los Departamentos de Tránsito y las policías civiles........................................75 3.2.2.2. Eliminar la caracterización de los vehículos para investigación...........................................75 3.2.2.3. Modificar la dirección de la Policía Civil...........................................................................76 3.2.2.4. Reformular las Leyes Orgánicas de las policías estatales....................................................76 3.3. Cuerpo de Bomberos y Defensa Civil.........................................................................................77 3.4. Autonomía de los organismos periciales......................................................................................77 3.4.1. Cambios en los organismos periciales.....................................................................................78 3.4.2. Diagnóstico general de las actividades de la pericia..................................................................79 3.4.3. Propuestas para los organismos de pericia..............................................................................81 3.5. Creación de organismo coordinador de la Política Nacional de Seguridad Pública............83 4. Reformas sustantivas en la esfera municipal: seguridad pública en el Municipio la Guardia Municipal...................................................................................................................................85 4.1. Modificaciones en las guardias municipales...............................................................................87 Plan Nacional de Seguridad Pública 5. Un nuevo marco legal para el setor de seguridad pública en Brasil: cambios constitucionales relativos a las agencias policiales.............................................................90 6. El procedimiento acusatorio: la indagatoria policial y el Ministerio Público...................93 6.1. Introducción: diagnóstico sobre la indagatoria y el fin de la acusación............................94 6.2. El control externo de la actividad policial..................................................................................95 6.3. Investigación penal e investigación sumaria...............................................................................97 7. Violencia doméstica y de género.....................................................................................................98 7.1. Introducción..................................................................................................................................98 7.2. Bases del Programa.................................................................................................................100 7.3. Diagnóstico.................................................................................................................................101 7.4. Metas y acciones......................................................................................................................103 8. La violencia contra las minorías..............................................................................................112 8.1. Introducción................................................................................................................................112 8.2. Centros de Referencia de Protección de las Minorías.........................................................114 8.3. Para quienes son y cómo deben ser creados los Centros de Referencia..............................115 9. El acceso a la Justicia: la importancia de la Defensoría Pública.......................................116 10. Sistema penitenciario...............................................................................................120 10.1. Introducción...............................................................................................................................120 10.2. El sistema penitenciario y la ejecución de las penas............................................................121 10.3. Propuestas para cambiar el sistema....................................................................................123 10.4. Medidas del gobierno en el ámbito federal y estatal con relación a los infractores.......124 10.5. Medidas del gobierno en el ámbito federal y estatal para los sistemas penitenciarios..124 11. Seguridad privada: diagnóstico y propuestas............................................................129 11.1. Introducción: la realidad brasileña.......................................................................................129 11.2. Seguridad privada y responsabilidad pública: algunas consideraciones............................130 11.3. Los problemas de la seguridad privada en Brasil.................................................................131 11.4. Propuestas para enfrentar el problema..............................................................................132 12. Programas de protección de testigos amenazados y la concepción de un sistema nacionalde protección....................................................................................................135 Plan Nacional de Seguridad Pública 12.1. Introducción..............................................................................................................................135 12.2. El Consejo Nacional de Protección de Testigos y algunas propuesta............................139 13. Reducción de la edad de imputabilidad penal y el ECA.......................................................141 14. Violencia en el tránsito...................................................................................................................143 14.1. Movilización...............................................................................................................................144 14.2. Educación...................................................................................................................................144 14.3. Información...............................................................................................................................145 14.4. Investigación..............................................................................................................................145 14.5. Ingeniería de Tráfico...............................................................................................................146 14.6. Urbanismo..................................................................................................................................146 15. Desarme y control..........................................................................................................................147 15.1. Introducción...............................................................................................................................147 15.2. El Sistema Nacional de Armas y la nueva política de control de armas.............................. 148 15.2.1. El control de la oferta......................................................................................................150 15.2.1.1. Restricción legal para la venta de armas y municiones en el mercado interno .......150 15.2.1.2. Restricción a las exportaciones a países vecinos ............................................................151 15.2.2. Control de la oferta de armas y municiones de fabricación extranjera............................152 15.2.2.1. Implementar la Convención de la Organización de los Estados Americanos..................152 15.2.2.2. Acelerar la cooperación en el MERCOSUR...............................................................152 15.2.2.3. Establecer un Código de Conducta para América Latina............................................153 15.2.2.4. Control del transporte de armas y municiones ..............................................................153 15.2.2.5. Control sobre mayoristas intermediarios (brokers)........................................................154 15.3. Reducción de la demanda por armas y municiones.............................................................154 15.3.1. Campañas de concientización...........................................................................................155 15.3.2. Política de represión al uso de armas de fuego..................................................................155 15.4. Control y reducción de stock circulante............................................................................156 15.4.1. Modernización de la gestión de almacenamiento de armas................................................156 15.4.2. Control sobre empresas privadas de seguridad.................................................................156 Plan Nacional de Seguridad Pública 15.4.3. Destrucción de excedentes y de armas aprehendidas.........................................................157 15.4.4.Nuevo registro de armas...................................................................................................157 15.5. Cambios institucionales............................................................................................................158 Plan Nacional de Seguridad Pública PROYECTO SEGURIDAD PÚBLICA 1.Introducción 1.1. Identificación de la problemática: contexto y prioridades U n gobierno comprometido con la justicia y el ejercicio de la ética en la política, determinado a profundizar la democracia, incorporar los brasileros más pobres a la ciudadanía plena, extender a todos los hombres y mujeres de nuestro país los derechos civiles y los beneficios del Estado Democrático de Derecho, tendrá que dedicarse con prioridad a combatir la violencia de todas las maneras en que ella se presente. Del hambre a la tortura, del desempleo a la corrupción, de la desigualdad injusta a la criminalidad. Todas esas expresiones de la violencia se alimentan recíprocamente: la impunidad promueve injusticias, que estimulan crímenes, que generan gastos, difunden la cultura del miedo, condicionan la reducción de inversiones y amenazan a la industria del turismo (entre otras), lo que, a su vez, ejerce un impacto negativo sobre el nivel de empleo y amplía la crisis social. El ciclo vicioso gira indefinidamente sobre su propio eje, profundizando los problemas por la degradación de toda la red de interconexiones en que prosperan. El tejido social se abre y se deteriora. Se ven fragilizadas la confianza mutua entre las personas, base de la sociabilidad ciudadana y del convivir humano cooperativo, y también la confianza en las instituciones públicas. Sin credibilidad, estas pierden su base de legitimidad, lo que representa un riesgo para las bases de la democracia, cuya reconstrucción tanto le viene costando al pueblo brasilero. El Instituto Ciudadanía se ha dedicado elaborar propuestas de políticas públicas que se destinan a enfrentar diferentes puntas de ese novillo complejo, en el que se articulan distintos tipos de violencia. Fueron divulgados recientemente proyectos para combatir el hambre, de democratización de la vivienda y de transformación estructural de la economía brasilera. Otros están siendo desarrollados, abocados a tópicos específicos, todos importantes para cambiar a Brasil y hacerlo menos violento, - 12 Plan Nacional de Seguridad Pública más justo y democrático. El objetivo de este documento es someter a la apreciación de la sociedad un proyecto de seguridad pública cuya meta es reducir las modalidades de violencia que se manifiestan como criminalidad. Ese problema gravísimo es parte de una constelación más amplia de prácticas, circunstancias históricas, condiciones institucionales y relaciones sociales violentas. Las interfaces y superposiciones con otras problemáticas son tantas y tan relevantes, que se hace imperioso tratarlas, definiéndolas como parte del alcance del objeto principal. Sin embargo, toda las veces que este proyecto señale la necesidad de transformaciones socio-económicas estructurales, dicha exigencia quedará solamente señalada, puesto que este no es el espacio adecuado para enfrentar todo el conjunto de desafíos que se le imponen al que asume el compromiso de transformar a Brasil en un territorio de paz y justicia. Este proyecto se aboca a un área temática específica, por más que se reconozca el carácter multidimensional de esa área y, por ende, por más que se esté atento a los riesgos de simplificación que están presentes cuando se separa el tema de la complejidad socio-económico-cultural a que pertenece. En nuestro país, la violencia criminal afecta a todos los segmentos sociales, desde los más ricos a los más pobres, lo que hace con que la inseguridad sea una experiencia ampliamente compartida. No obstante, no todos los delitos se distribuyen equitativamente. Los crímenes contra el patrimonio afectan, preferentemente, a los estratos sociales superiores y los crímenes contra la persona, especialmente los más graves, los homicidios dolosos, victiman, sobre todo, a los más pobres, principalmente los jóvenes entre 15 y 24 años o entre 14 y 29 (según el recorte etario), del sexo masculino y negros. El hecho es que nadie está libre de la violencia criminal. Ese carácter universal o difuso de la inseguridad se confirma por el fracaso de las políticas de seguridad truculentas, practicadas en las últimas décadas en la mayoría de los estados: políticas orientadas hacia la protección exclusiva de las elites no funcionan; rodear las regiones nobles de las ciudades y arrojar a las policías como perros sobre las periferias no soluciona nada. Esas políticas producen el terror en las periferias, que ni así logran garantizar la defensa de los barrios privilegiados. Todos terminan siendo perjudicados, inclusive las elites, a quienes no interesa una policía incompetente y cómplice del crimen. Ese descalabro produjo una sucesión de - 13 Plan Nacional de Seguridad Pública desastres y concurrió para que se generara el cuadro de impunidad, irracionalidad, ineficiencia y barbarie que hemos heredado, además de haber contribuido para degradar las instituciones policiales, haciéndolas más arbitrarias, violentas y corruptas, y profundizando la fosa que las separa de la población. Por ende, la conclusión: o hay seguridad para todos, o nadie estará seguro en Brasil. La seguridad es un bien por excelencia democrático, que legítimamente desean todos los sectores sociales y constituye un derecho fundamental de la ciudadanía, una obligación constitucional del Estado y una responsabilidad de cada un de nosotros. Como la vida es el bien más valioso, los crímenes letales son los más nefastos. Dado que se concentran en la juventud pobre, protegerla constituye la tarea prioritaria de una política coherente de seguridad pública. Identificar la prioridad no implica en ser negligente con otros grupos sociales u otros tipos de delito. Significa seleccionar el núcleo sobre el que deben incidir los principales esfuerzos. Una acción eficaz ejercida sobre ese núcleo producirá efectos reductores de gran relevancia sobre los demás tipos de prácticas criminales, considerando sus entrelazamientos. El problema más dramático en el área de seguridad es, por lo tanto, el verdadero genocidio a que viene siendo sometida la juventud brasilera, especialmente la juventud pobre del sexo masculino y, en particular, los jóvenes negros. En 1999, en la ciudad del Rio de Janeiro, por ejemplo, en cada grupo de cien mil habitantes, 239 jóvenes del sexo masculino, con edades entre 15 y 29 anos, fueron víctimas de homicidios dolosos. La magnitud del problema es tamaña que sus consecuencias ya se pueden percibir en la estructura demográfica brasilera. La estratificación etaria de la población presenta un déficit de jóvenes del sexo masculino que sólo se puede comparar al que se constata en las sociedades que se encuentran en guerra. Es como si Brasil viviese los efectos devastadores de una guerra civil sin bandera, sin propósito, sin ideología y sin razón. Para comprender la dinámica en que tantas vidas están siendo prematuramente sacrificadas, hay que reunir los siguientes ingredientes: (a) acogida familiar, comunitaria y escolar deficientes; (b) falta de perspectivas de integración social plena; (c) ausencia del Estado en los territorios urbanos depauperados; (d) en las - 14 Plan Nacional de Seguridad Pública periferias, villas miserias, el mercado al por menor de tráfico de armas y drogas se ha convertido en fuente de reclutamiento para actividades ilegales; (e) despliegue del tráfico en amplia variedad de prácticas criminales, gracias a la disponibilidad de armas. Esos factores combinados, que afectan a segmentos de la juventud pobre, hacen con que determinados gr upos seguramente, una minoría se vean atraídos por la seducción del tráfico y se unan a la organización criminosa. Con triste frecuencia, esa unión condenará una parte significativa de esos jóvenes a un itinerario de delincuencia y a la muerte precoz y violenta. Las ventajas materiales y simbólico-afectivas que ofrece el tráfico, compensan la carencia de auto-estima, la invisibilidad social (provocada por los estigmas o por la indiferencia), la falta de vínculos de identidad fuertes con la comunidad, la escuela o la familia, la falta de la gratificación proporcionada por el esparcimiento y el deporte, y la precariedad de perspectivas de integración plena en el mercado, en un contexto en que la sociedad parece valorizar solamente el status que brilla en el consumo exhibicionista. Esos factores afectan también a los jóvenes de las capas medias y de las elites. No obstante, en los barrios privilegiados no existe el poder territorial de traficantes armados; no pesan tanto, desde el punto de vista estrictamente económico, las ventajas materiales proporcionadas por estar involucrado con el crimen; y hay fuentes alternativas de apoyo, capaces de garantizar alguna sustentación para la autoestima fragilizada, que ofrecen oportunidades de acogida y escucha, incluso profesional. En otras palabras, mientras que en las regiones urbanas más pobres la única fuente alternativa, muchas veces, son las Iglesias, en las áreas de clase media los jóvenes pueden, eventualmente, contar con la ayuda de psicólogos y escuelas bien estructuradas, clubes deportivos y de esparcimiento organizado. Esas diferencias terminan siendo sustanciales, aún cuando problemas familiares y psicológicos coinciden. Además de eso, cuando el consumo de drogas provoca alguna participación en la rede capilar de distribución y la acción policial agarra al joven en flagrante delito y lo conduce a la jefatura de policía, la familia remediada frecuentemente negocia con policías vulnerables a la corrupción la libertad amenazada del hijo. La familia pobre, - 15 Plan Nacional de Seguridad Pública ante el mismo drama, no tiene medios para comprar una segunda oportunidad, salvo que los propios traficantes financien la operación. En ese caso, con todo, el precio de la libertad será la intensificación de la participación comprometedora. Por ese motivo, en los Juzgados de Menores o en las cárceles, entre los detenidos por consumo de drogas y sospecha de tráfico, prácticamente sólo hay jóvenes pobres. Esto no quiere decir que solamente los pobres consuman drogas y se involucren en las redes clandestinas de distribución. Esto quiere decir sí que sólo los hijos de las capas medias y de las elites tienen medios propios de escapar a la represión policial. La consecuencia es que, solamente a los jóvenes privilegiados, por intervención familiar y, muchas veces, por intermedio de procedimientos ilícitos, será proporcionada la oportunidad de un apoyo terapéutico o educativo para enfrentar la drogadicción. A los pobres resta la ley (que es inadecuada, pues convierte en crimen un problema de salud pública) y, aún esa, no siempre se cumple de manera correcta cuando son pobres los transgresores. De esa forma, los adolescentes arrestados con drogas serán encaminados para las instituciones responsables por aplicar las medidas socio-educativas, que, por lo general, no se han mostrado a la altura de las exigencias formuladas en el Estatuto del Niño y del Adolescente. Los que ya tienen edad para penas de prisión pagarán acudiendo, día a día a los presidios y a las cárceles, a un curso práctico de especialización en resentimiento, criminalidad e inmersión en el vicio. Juventud pobre reclutada por unidades locales del tráfico de armas y drogas, responsable por la venta al por menor de ese comercio ilegal: ahí está el centro de una de nuestras tragedias nacionales más grandes, el nervio del proceso auto-fágico y genocida. Los crímenes que tienen ese origen no son solamente los homicidios que resultan de las rivalidades entre los grupos minoristas. Los robos a mano armada, los robos seguidos de muerte, los secuestros, con todas sus variaciones, los robos a residencias, bancos y ómnibus, los robos y hurtos de vehículos, los robos de cargas, todas esas prácticas son estimuladas y, en muchos casos, encuentran su factibilidad en la disponibilidad de armas, traficadas por iniciativa y financiamiento de los mercaderes de drogas. El tráfico coopta un ejército de reserva para la industria del crimen y determina un nivel intenso de actividad criminal, en función de la conveniencia económica de ocupar la capacidad ociosa del armamento. En ese mercado clandestino, por analogía con la lógica de la economía, la productividad - 16 Plan Nacional de Seguridad Pública perversa del crimen tiende a ser elevada hasta alcanzar la utilización plena de la capacidad productiva instalada el armamento , empleando la mano de obra que pueda movilizar, en ese caso los reclutas seducidos principalmente en el mercado minorista de las drogas. La racionalidad del mercado del crimen estructurado alrededor del tráfico de armas induce a que se expandan en intensidad y variedad las actividades criminosas, lo que implica no solamente en que la tendencia sea el crecimiento del número de crímenes, sino que también en que la tendencia sea el aumento del grado de riesgo y violencia, porque más comúnmente se utilizan armas de fuego. Esa lógica no se afirma en un ambiente libre de circunstancias. Su aplicación depende de la tasa de impunidad o de la tasa de riesgo con la que se opera el tráfico de armas y drogas, y se practican las distintas modalidades de crimen y es igualmente función del repertorio de alternativas legales e ilegales, o sea, de las ventajas o desventajas relativas de las estrategias de supervivencia, afirmación personal, acumulación económica, ejercicio de poder y acceso al consumo. El grado de promiscuidad de las policías con las organizaciones criminosas constituye también una variable decisiva en ese marco. Hay que observar que el exceso de armas no induce únicamente al crimen; es también una razón por la que conflictos fútiles terminan en finales trágicos: pequeños desentendimientos en un bar regados a alcohol se convierten en crímenes letales solamente porque hay un arma disponible. A los emprendedores del mercado criminal interesa mantener planteles cada vez más numerosos de jóvenes sin esperanza de integración a la ciudadanía plena, porque ese fenómeno amplía la oferta, o sea, las posibilidades de reclutamiento de fuerza laboral desechable (y dispuesta a servir a propósitos ilegales) y reduce el precio de la misma restringiendo el costo de producción del crimen y, consecuentemente, ampliando la expectativa de lucro. Si la escena más dramática es la del teatro de guerra los espacios urbanos abandonados por el poder público, donde se instala el mercado minorista del tráfico y ocurren los enfrentamientos entre grupos rivales, la escena decisiva, de la que emana el guión de la tragedia, donde actúan sus verdaderos protagonistas, los agentes últimos de la violencia y esta se ubica bien lejos de allí. Sus atores son los operadores - 17 Plan Nacional de Seguridad Pública del mercado mayorista del tráfico de armas y drogas, que viven bien, hablan idiomas extranjeros, tienen acceso a informaciones privilegiadas, disparan recursos sofisticados de comunicación, administración y lavado de dinero. Son los “criminosos de guante blanco”, que están lejos de ser hijos de la pobreza, pero se alimentan de ella, como buitres. La escena con tiros y sangre llama la atención de la ciudad y moviliza a la policía, pero los capítulos principales, en los que transcurre la acción decisiva, son invisibles y raramente despiertan el interés policial. En esa esfera, la promiscuidad entre la criminalidad y las instituciones representa riesgos todavía más graves que los resultan de los acuerdos locales entre policiales y traficantes, operadores del menudeo acuerdos ya, de por sí, extremadamente peligrosos y degradantes. El fenómeno sobrepasa las fronteras de la cuestión criminal y lanza la violencia a un nivel político, de profundas implicaciones sociales. Lo que pasa hoy en Brasil, en muchas áreas urbanas empobrecidas y marginadas por el poder público, es un ultraje a la democracia, una demostración de que el proceso de transición que nos ha legado la Constitución de 1988 aún no está completo. Algunas comunidades locales son sometidas a la doble tiranía que ejercen traficantes armados y policías corruptos (segmentos minoritarios, pero significativos de las policías). Ese poder paralelo las retira de la esfera de alcance del Estado Democrático de Derecho. Bajo ese doble despotismo, quedan suprimidas las libertades elementales como los derechos de ir y venir, de expresión, participación y organización. Comunidades enteras viven hoy, en algunas grandes ciudades brasileras, bajo un régimen de terror e impotencia que imponen los códigos arrogantes del tráfico y el arbitrio de la policía (personajes que frecuentemente se asocian), mientras que la sociedad parece tolerar convivir con el horror y empieza a encontrarlo natural. El haber transformado la violencia en algo común es el preámbulo de la barbarie. La complicidad de sectores de las policías con el crimen degrada sus imágenes e hiere el honor de la mayoría de los trabajadores policiales, que arriesga la vida para cumplir su deber, a cambio de la ingratitud del Estado, de la desvalorización profesional y de salarios humillantes. ¿Qué hacer? En cierta medida, el diagnóstico ya señala salidas. Algunas exigen - 18 Plan Nacional de Seguridad Pública reformas estructurales profundas en nuestra economía y cambios drásticos en la sociedad. Esas merecen, aquí, simplemente ser mencionadas: es necesario distribuir ingresos, reducir las desigualdades, elevar drásticamente las tasas de escolaridad, eliminar el racismo embutido en nuestra pirámide social, valorizar a las mujeres, generar empleos e ingresos, incorporar a la juventud pobre en el mercado de trabajo y consumo, promover condiciones de integración a la ciudadanía que hagan renacer esperanzas en el desierto del escepticismo, hoy cultivado por las fuentes de reclutamiento criminoso. Otros proyectos del Instituto Ciudadanía constituyen una fuente adecuada para reflexionar sobre esas salidas. Pero hay soluciones o caminos de solución, aunque parciales, compatibles con los límites de un proyecto de seguridad pública, siempre y cuando se comprendan en un sentido no exclusivamente policial. Un primer camino consiste en reformar las policías, para transformarlas instituciones volcadas hacia la construcción de la paz, eficientes y respetuosas de los derechos humanos. Ese camino consiste, simultáneamente, en constituir fuentes alternativas a las que atraen segmentos de la juventud para la trampa del pacto con el crimen: un puñado de reales y la gloria efémera del poder local a cambio del futuro y de la paz. Es apremiante que los poderes públicos, en todas las esferas, creen proyectos que funcionen como fuentes capaces de atraer a los jóvenes para la sociabilidad constructiva y solidaria, que compita con el tráfico y su doble seducción, material y simbólico-afectiva. Una bandera que nos guía para disputar niño por niño, niña por niña, con el tráfico. Simultáneamente, la policía, renovada, cumpliría su rol, restringiendo el rayo de acción del tráfico y de las redes criminosas, actuando con criterio y respecto en las comunidades pobres, sin olvidar que los personajes principales los mayoristas tienen que perder la injustificable inmunidad que su status les ha garantizado. No se puede tampoco perder de vista la centralidad del tema de las armas: su disponibilidad es la que transforma un mercado ilegal de drogas en un baño de sangre; su omnipresencia es que la no cesa de deter minar la expansión de la criminalidad violenta, en las más variadas modalidades. ¿Qué proyectos podrían constituir una fuente potente de atracción de jóvenes? En el contramano de la violencia doméstica y de las más variadas formas de rechazo familiar, comunitario, escolar o social, todas las iniciativas que incluyan manifestaciones de acogida y refuerzo de su auto-estima, como la valorización - 19 Plan Nacional de Seguridad Pública de sus virtudes personales, en el deporte, en el arte, en la música, en las más variadas expresiones culturales, en el empleo de la tecnología contemporánea de comunicación o en el uso de computadoras y de la Internet. Todas las iniciativas que, reconociendo su valor, un por uno, una por una, promoviesen una acogida en sintonía con su imaginario, con sus deseos y carencias, adoptando lenguajes compatibles con su sensibilidad. Estas iniciativas, paralelamente, los capacitarían para el mercado de trabajo, en segmentos que también atraigan su deseo y su imaginario. Muchos jóvenes pobres no están dispuestos a reproducir el itinerario de fracaso de sus pares, aceptando una inscripción subalterna en el mercado, sin perspectivas de calificación y ascensión. Prefieren inversiones en áreas abiertas a la creatividad y al desarrollo personal. Para ofrecer proyectos de ese tipo es necesario que los poderes públicos estén presentes. Las comunidades pobres de las ciudades necesitan a la policía y desean su presencia evidentemente una policía eficiente, que respete la ciudadanía, agente del proceso de construcción de la paz y no una policía entrenada para la guerra, organizada como instrumento de defensa del Estado y que se entienda de esa manera. Pero las comunidades desean más que la policía. Quieren la presencia plena del Estado y del poder municipal, con todos los servicios elementales, que incluyen esparcimiento y cultura. Para rescatar a la juventud hay que hacer un esfuerzo comunitario que congregue los gobiernos federal, estatales y municipales, la sociedad civil organizada y la iniciativa privada. La violencia y su protagonista joven requieren más que políticas públicas específicas estas son necesarias y urgentes, pero insuficientes. Exigen más que reformas económicas estructurales, que son indispensables, pero demoradas. Exigen la movilización inmediata de todos los recursos públicos y privados, simbólicos y materiales, en una cruzada que supere intereses políticos menores y doctrinarismos ideológicos. Lo que está en juego, al fin y al cabo, es muy grave. Está en cuestión nuestra capacidad de transformar las ruinas de la miseria y de la barbarie en materia para una futura civilización democrática, generosa y solidaria. Estudios internacionales divergen respecto a las causas de la criminalidad, de la violencia (en su acepción más restricta, adoptada en este documento) y a su reducción. No hay consenso. La controversia es parte de la naturaleza del problema, - 20 Plan Nacional de Seguridad Pública dada su extraordinaria complejidad. Lo mismo vale, y por los mismos motivos, para definir criterios de evaluación del desempeño policial o de las políticas de seguridad. Las condiciones económicas juegan un rol relevante, particularmente respecto a algunas formas de criminalidad y violencia, y no sin mediaciones diversas. Es necesario siempre distinguir los tipos de prácticas criminosas y analizarlas separadamente y es igualmente necesario diferenciar miseria y desigualdad, identificando significados culturales distintos y contradictorios. Por ejemplo, las causas de los pequeños robos y hurtos cometidos en las esquinas de las grandes ciudades por adolescentes que viven en las calles, inhalando pega de zapato y comiendo restos, no tienen nada que ver con las causas del lavado de dinero o las prácticas de corrupción activa, en el aparato del Estado, aunque la complejidad sistémica de la vida social produzca varias interconexiones entre esas formas de delito, porque la inmoralidad impune de unos alimenta la perpetuación de las condiciones que propician la existencia de otros. No obstante, esas prácticas tienen, evidentemente, naturalezas completamente distintas y, por ende, se inscriben en cadenas causales totalmente diferentes. Además de eso, los contextos históricos y políticos también son relevantes. A pesar de tanta polémica e incertidumbre, algunas hipótesis alcanzaron un grado razonable de consenso: (1) las políticas de seguridad pueden constituir variables significativas, según las condiciones en que se apliquen y el tipo de criminalidad que tratan de reducir; (2) la presencia relativa en la población de jóvenes del sexo masculino es un factor positivamente asociado a la mayor parte de los tipos de práctica delictuosa; (3) la impunidad cumple un rol clave; (4) los siguientes factores son propiciadores de las condiciones que estimulan la práctica de la violencia: 1) pobreza relativa y vivienda inadecuada; 2) apoyo familiar inconsistente; 3) deficiencia de aprendizaje; 4) exclusión de la escuela; 5) violencia doméstica; - 21 Plan Nacional de Seguridad Pública 6) pocas oportunidades de empleo y exclusión económica; 7) cultura de la violencia; 8) hacinamiento en los presidios; 9) falta de una política de drogas adecuada. 1.2. Síntesis del diagnóstico específicamente criminal y de la matriz de soluciones E n la situación brasilera, para comprender el marco de la criminalidad son relevantes las siguientes circunstancias, presentadas a continuación para resaltar sus interconexiones: 1.2.1. en la esfera de la criminalidad, es preponderante la articulación entre tráfico de drogas y de armas como matriz de la economía clandestina que orienta la delincuencia como práctica utilitaria; 1.2.2. el tráfico de drogas se alimenta de su mercado cautivo y participa de la dinámica de los homicidios dolosos y de algunos otros delitos, como robos, hurtos, secuestros y latrocinios; 1.2.3. el tráfico de drogas financia las armas y, al apropiarse de ellas, potencia sus efectos destructivos, directa e indirectamente: por su efecto inmediato en las disputas territoriales e impulsa el desarrollo de varias otras formas de criminalidad y violencia; 1.2.4. la disponibilidad de armas constituye un factor estratégico decisivo en la generación de la criminalidad violenta; - 22 Plan Nacional de Seguridad Pública 1.2.5. las armas fluyen con facilidad y en gran cantidad hacia el “mundo del crimen” (en ese universo, ellas son, en su mayoría, leves pistolas y revólveres y nacionales) por cuatro razones principales: (a) las industrias de armas son negligentes respecto a sus responsabilidades y venden sin cualquier control; (b) el Ejército, responsable por la fiscalización, archiva los dados que la industria obtiene originalmente en las operaciones de venta, sin confirmarlos; los dados muchas veces son falsos; (c) la Policía Federal no es eficiente al controlar el contrabando (particularmente, el que proviene del Paraguay, sobre todo de la ciudad de Pedro Juan Caballero), de donde vuelven las armas brasileras, negociadas por comerciantes de la frontera; (d) los ciudadanos de bien apoyan el crimen, indirecta e involuntariamente, porque todavía las compran, ilusionándose con el poder defensivo que supuestamente proporcionan e ignoran las pesquisas que demuestran hartamente que lo único que hace el arma de la víctima es dejarla más vulnerable, además de producir otros efectos perversos, entre ellos el aumento, por intermedio del robo, del número de armas en poder de criminales; 1.2.6. el tráfico de drogas y armas prospera no solamente porque cuenta con una demanda en expansión. Hay también otra razón: el terreno fértil para el reclutamiento de jóvenes. Esos jóvenes constituyen un número inmenso de niños y muchachos pobres, y algunas niñas, que no están apuntados en la escuela y no tienen empleo, sobre todo que no tienen esperanza, ni expectativa de integración a la sociedad de consumo, que es glamorosa, seductora, pero inclemente con los excluidos; 1.2.7. el tráfico recluta su joven ejército movilizando, vale insistir, recursos de naturalezas distintas y complementarias: el dinero y la arma. El arma es un símbolo de poder, restaurador de la factibilidad social perdida; es instrumento de valorización de auto-estima y de acogida. Un joven (el protagonista de esta saga es casi siempre del sexo masculino) pobre es casi un ser social invisible, sobre todo si le falta un lugar afectivamente sólido y estable en la familia y en la comunidad. Sin lugar, sin identidad positiva para la sociedad, ese niño no es reconocido como persona humana singular, - 23 Plan Nacional de Seguridad Pública dotado de emociones, carencias, potencialidades y valor. Con el arma y gracias al arma, él es visto, reconocido, respetado y pasa a pertenecer a un grupo, que le da funciones importantes y le atribuye responsabilidades. Al imponer sobre el otro el miedo provocado por la ostentación del arma, el otro reconoce su presencia y le devuelve la visibilidad social, en el juego cruel y peligroso de una dialéctica per versa. La amenaza de destrucción, de extinción del otro, de negación de la presencia ajena por la mediación del ataque armado, promueve la auto-constitución subjetiva. Claro que el precio de ese pacto es elevadísimo y se le cobra también al propio beneficiario de ese ejercicio simbólico del poder, el niño, condenándolo a convertirse en víctima futura de la violencia que practica; 1.2.8. cumple disputar niño a niño con el tráfico, compitiendo por el reclutamiento de cada joven vulnerable a la cooptación criminosa, ofreciéndole por lo menos las mismas ventajas, materiales y simbólico-afectivo-psicológicas, que el crimen le ofrece: por un lado, capacitación para el mercado de trabajo, empleo, acceso a los bienes de consumo; por otro, acogida, experiencias alternativas de pertenecer, instrumentos de auto-constitución subjetiva y de promoción de auto-estima, medios de restauración de su visibilidad social (indisociables de valores positivos, vinculados a la cultura de la paz y de la sociabilidad solidaria). Nunca está de más reiterar ese punto, crucial para el diagnóstico y las propuestas que constan en este proyecto. 1.3. La prioridad de las políticas públicas de prevención de la violencia L a intervención efectivamente capaz de prevenir la violencia y la criminalidad es la que trata de alterar las condiciones que la propician de manera inmediata, o sea, las condiciones directamente vinculadas a las prácticas que se desea eliminar. No se trata de la acción orientada hacia cambios estructurales, cuyos efectos solamente ejercerán impacto desacelerador sobre las dinámicas criminales en un futuro distante lo que, evidentemente, no significa que - 24 Plan Nacional de Seguridad Pública esos cambios de tipo estructural no se deban realizar. Claro que dichos cambios son necesarios y urgentes, y en grande parte por sus virtudes intrínsecas, para mejorar a Brasil y para transformar las condiciones que favorecen la violencia. No obstante, no son suficientes, ni substituyen las intervenciones tópicas, por intermedio de políticas sociales inductivas, en las dinámicas que generan violencia inmediatamente. Un ejemplo: a menudo, territorios limitados concentran las prácticas criminales, que tienden a reiterarse, formando patrones, lo que permite preverlas y anticiparlas. Ese marco constituye un fenómeno ampliamente reconocido por la criminología internacional. De esa forma, antes que las eventuales reformas de las estructuras socio-económicas produzcan sus efectos, iniciativas tópicas bien enfocadas, que incidan de modo adecuado y eficiente sobre las condiciones y circunstancias inmediatamente vinculadas a la dinámica criminal, pueden alcanzar resultados excelentes. Para plantear el argumento de una manera más concreta, consideremos la siguiente hipótesis: determinada área urbana es mal iluminada, no cuenta con equipamientos y servicios públicos o estos son insuficientes , está rodeada por terrenos baldíos. Supongamos que no haya acceso vial fácil y que las calles cercanas o callejuelas no tengan pavimentación. Agréguense todavía algunos ingredientes explosivos: ausencia de espacios apropiados para deporte y esparcimiento, ninguna actividad cultural atractiva, algunos bares vendiendo bebida alcohólica toda la noche. No será difícil concluir que, sobre todo en las madrugadas de los sábados y los domingos, las oportunidades para que surjan conflictos serán altas. De la misma forma, será fácil deducir que habrá elevada probabilidad de que se sucedan hechos violentos, si hubiese armas accesibles y un contexto de rivalidades favorable, si la comunidad no está organizada y no interviene ni ocupa el espacio con iniciativas gregarias, dada la clara ausencia de las instituciones públicas y la falta de iniciativa del poder político. Si esa descripción es verosímil, por los mismos motivos será razonable proponer que sean implantadas medidas preventivas que desarmen el escenario de la tragedia anunciada: (1) iluminar las áreas problemáticas; (2) ocuparlas con acciones agregadoras, lúdicas o de esparcimiento; (3) reaprovechar los espacios públicos, reformándolos para inundar los barrios populares con áreas para deporte y para - 25 Plan Nacional de Seguridad Pública actividades culturales: artísticas, festivas, musicales; (4) urbanizar los territorios para reducir el aislamiento; (5) apoyar la construcción de redes interinstitucionales locales; (6) poner en marcha políticas integradas que enfoquen los tres dominios fundamentales para la vida social: la casa, la calle o la comunidad y el barrio y la escuela, incluso su despliegue profesionalizante, que conduce al trabajo. Esas políticas integradas harán la mediación entre las macro-políticas estructurales y las políticas públicas especializadas o sea, las intervenciones tópicas específicamente dedicadas a prevenir la violencia interceptando las dinámicas que la producen , y deberán tener como objetivo, por lo menos, las siguientes metas: (a) promover la seguridad alimentar, acompañada de educación sobre nutrición; (b) garantizar las condiciones básicas de salud, incluyendo saneamiento y vivienda; (c) garantizar ingreso mínimo; (d) reducir la violencia doméstica contra mujeres y niños, y proteger a las víctimas (reeducación de los agresores); (e) combatir el trabajo infantil y toda forma de explotación y abuso de la integridad de los niños física, moral y emocional ; (f) calificación de la atención escolar, reduciendo la evasión; (g) ofrecer oportunidades de retorno a la educación primaria y secundaria, por intermedio de una escuela para adultos en formatos compactados y creativos; (h) ofrecer cursos profesionalizante, con flexibilidad compatible con la plasticidad de la nueva realidad del mundo laboral, aunque sea informal; (i) dar conciencia sobre las responsabilidades de la paternidad y de la maternidad; (j) difundir informaciones sobre drogadicción y ofrecer tratamiento para los dependientes; (l) difundir informaciones sobre sexualidad, contracepción y prevención de enfermedades sexualmente transmisibles, particularmente el SIDA. Como hay una continuidad entre los atractivos del tráfico y los del crimen en general, por el hecho de que siempre circulan en esos encuentros de la juventud con la trasgresión las armas y las identidades segmentares, quiere decir, los mismos íconos del poder, de la visibilidad social y del pertenecer a un grupo, se puede confirmar si las propuestas aquí formuladas están en conformidad con aquellas elaboradas para contener la criminalidad juvenil, en otros países, sobre todo con las que tuvieron más éxito en Europa y en los Estados Unidos. - 26 Plan Nacional de Seguridad Pública Para terminar, este proyecto tiene como objetivo presentar una propuesta alternativa para la seguridad pública en los ámbitos federal, estatal y municipal. Fue elaborada a partir de dos marcos legales. El primero está vinculado a los cambios prácticos inmediatos que podrán ser realizados sin necesidad de alterar la Constitución ni la legislación infraconstitucional. El segundo se refiere a los cambios que no pueden ser realizados sin modificar la Constitución ni la legislación ordinaria. Con eso, se pretende sugerir un conjunto de transformaciones que puedan ser efectivas en un plazo relativamente corto, sin perjudicar la formulación de un modelo global alternativo, que se realizará a largo plazo y que sirva de norte para los pasos inmediatos. 1.4. La experiencia internacional E l informe “Investindo com Inteligência na Prevenção do Crime Experiências Internacionais” (Invirtiendo con Inteligencia en la Prevención del Crimen Experiencias Internacionales), de septiembre de 2000, preparado por Irvin Waller y Daniel Sansfaçon para la “Série sobre Prevenção de Crimes” (Serie sobre Prevención de Crímenes), de la Oficina de Asistencia Judicial, del Departamento de Justicia de los Estado Unidos (Oficina de Programas Judiciales), todavía bajo la dirección de Janet Reno, documento de gran interés por su calidad, alcance y actualidad, sustenta que la reducción de la criminalidad depende de una feliz combinación entre tendencias demográficas, la movilización de un amplio espectro de organismos públicos (y entidades de la sociedad civil) y focused policing (expresión que se puede traducir como “vigilancia focal”, significa, en el contexto teórico-filosófico en que se inscribe el informe y en el que se ubican los autores, algo como: Vigilancia estratégica y racionalmente orientada para problemas bien delimitados sobre la base de diagnósticos consistentes, planificación y evaluación sistemáticas y metas bien definidas asociadas a valores democráticos apreciados por la comunidad , según metodologías adecuadas, operando en condiciones técnicoorganizacionales apropiadas y adoptando posturas compatibles con las expectativas de los ciudadanos). - 27 Plan Nacional de Seguridad Pública En Inglaterra, en los Estados Unidos y en Holanda, las siguientes iniciativas se mostraron extremamente eficientes en reducir los factores de riesgo que tienden a promover la delincuencia: 1) adoptar programas de estimulación a habilidades sociales y de aprendizaje de los niños, en los períodos anteriores y posteriores al horario escolar, sobre todo en áreas urbanas pobres; 2) visitar las familias vulnerables para promover la capacidad de los padres de ejercer la paternidad y la maternidad, en todas sus dimensiones, afectivas, educativas y psicológicas; 3) proveer todo tipo de apoyo y asistencia a los padres; 4) estimular el desarrollo de habilidades sociales y el aprendizaje de los niños por intermedio de visitas a sus casas, o promoviendo actividades recreativas y culturales bien estructuradas; 5) ofrecer incentivos financieros y educativos para que los estudiantes concluyan el nivel secundario; 6) invertir en reforzar la autoestima y la integración social de los niños y de los jóvenes en edad escolar, por intermedio de programas de vecindad que proporcionen experiencias de pertenecer e intercambio; 7) ofrecer, en el empleo, oportunidades y capacitación; 8) organizar actividades en la escuela y después del horario escolar, orientadas hacia la cultura de la paz; 9) trabajar con las familias de los transgresores primarios con el fin de reducir la disfunción familiar; 10) ofrecer tratamiento a transgresores que tengan problemas de drogadicción; 11) responsabilizar a los jóvenes por prácticas de “vandalismo”; 12) responsabilizar a los propietarios de los establecimientos donde ocurren actos de violencia; 13) iluminar las calles; - 28 Plan Nacional de Seguridad Pública 14) aumentar el número de profesionales que trabajan en la vigilancia pública.. Los mismos estudios llegaron la una conclusión sorprendente: esas medidas son más económicas, al comparar costo y beneficio, que las medidas tradicionales para controlar el crimen, como el encarcelamiento. Las acciones que estimulan el desarrollo social de los niños, los jóvenes y sus familias reducen la conducta delincuente, generando un retorno que varía de US$ 1,06 a US$ 7,16, para cada US$ 1,00 gastado. Las acciones orientadas hacia la reducción de las oportunidades de victimización producen un retorno que varía de US$ 1,83 a US$ 7,14 para cada US$ 1,00 invertido. Además de reducir la delincuencia y el número de crímenes, con ventajas para la tasa de integración social y la calidad de vida cotidiana, esas medidas han traído varios otros beneficios para los gobiernos: más empleo trajo un recaudo impositivo mayor; más viviendas fueron alquiladas y valorizadas, estimulando inversiones en los barrios problemáticos; la demanda por el sistema de Justicia Criminal decreció, reduciendo su costo; hubo menos gastos con asistencia social y seguro social de salud. Un estudio realizado en Inglaterra, en 1996, por la Audit Commission, muestra que una intervención judicial sobre un grupo deter minado de jóvenes cuesta US$ 10.542,00, mientras que un programa orientado hacia llevar de vuelta a la escuela un grupo igualmente numeroso de jóvenes cuesta US$ 6.950,00, y un programa cuyo objetivo sea ayudar a esos mismos jóvenes a encontrar empleo cuesta US$ 1.167,00. En los Estados Unidos, una pesquisa de la insospechable Rand Corporation, también de 1996, demuestra que el aumento del encarcelamiento (al aplicar la famosa “three strikes law” - ley de las tres infracciones) corresponde a un aumento de impuestos, por residencia, de US$ 228,00, mientras que la implantación de un programa amplio de capacitación especial para los padres cuesta US$ 48,00, y la puesta en marcha de un programa de apoyo a jóvenes en situación de riesgo, para que concluyan los estudios, cuesta US$ 32,00. Ya hay un amplio consenso en la comunidad internacional de especialistas respecto a esos hechos y sus implicaciones. Pero hay que resaltar que hay un elemento clave para el éxito de cualquier proceso multidimensional y consistente para controlar - 29 Plan Nacional de Seguridad Pública la violencia y reducir el crimen: constituir una unidad, una agencia o un organismo central que articule departamentos y secretarías relevantes, o sea, los protagonistas de las áreas de policía (o, en la esfera municipal, también y sobre todo la Guardia Municipal), justicia, educación, salud, servicios sociales, vivienda, transporte, planificación urbana, comunicación, deporte, esparcimiento y cultura. Es indispensable incluir en la articulación entidades de la sociedad civil, asociaciones comunitarias, los medios de comunicación y los ciudadanos dispuestos a participar. Se hace necesario un liderazgo hábil para promover la alianza entre los agentes involucrados y firme para conducir con clareza, persistencia y paciencia el proceso, explicándolo reiteradamente a la sociedad, recalcando el sentido fundamental de la pluralidad de acciones y proyectos bajo la unidad de un programa o de una política única uniforme, digna de este nombre. Para que un programa se lleve a cabo, es necesario que el proceso transite entre las siguientes etapas: el diagnóstico de las dinámicas criminales y de los factores de riesgo (sea de victimización, sea de atracción para el crimen), local y general, sensible a las variaciones dictadas por las circunstancias y las coyunturas; la elaboración de un plan de acción, capaz de formular una agenda, identificar prioridades y recursos, y estipular metas; su implementación (que incluye tareas de coordinación y de garantía de cumplimiento de metas y cronogramas); evaluación del plan (no solamente de los resultados, también del proceso), seguida del monitoreo, que significa la corrección de rumo dictada por la constatación de los errores. Es conveniente poner en marcha proyectos piloto y observarlos, críticamente, como experimentos-demostración. Es irracional implantar programas o políticas sin definir criterios, métodos y mecanismos de evaluación y monitoreo. Si esa irracionalidad ocurriera, la tendencia será sustituir la evaluación correctiva por la retórica política, sea predatoria, sea ufanista, según la inclinación ideológica o la adhesión partidaria del interlocutor, lo que pondrá en riesgo el desarrollo acumulativo del proceso, una vez que, sin monitoreo, o se repetirán los errores o habrá negligencia con las cualidades y el programa terminará desactivado. En síntesis, la unidad u organismo central debe asumir el liderazgo, movilizar a los sectores pertinentes, estimular la diversidad (ideológico-étnico-cultural y otras) de los participantes, comprometer a las ciudadanas y ciudadanos, movilizar el mayor - 30 Plan Nacional de Seguridad Pública número posible de aliados institucionales (como las universidades y las iglesias) e informar y conducir el proceso según las mediaciones del trípode diagnósticoplanificación-evaluación. Fueron creados organismos centralizadores de ese tipo, directamente vinculados a los gabinetes de los respectivos primeros-ministros: en Gran-Bretaña (por intermedio de la Inspectoría Real de Seguridad Pública), en Francia (por intermedio de la coordinación de ministros, que firmó 450 Contratos Locales de Prevención se esperan 250 más con las municipalidades, mediante determinadas condiciones, y por intermedio del Gabinete Nacional para la Seguridad Pública), en Holanda (donde las experiencias innovadoras locales son incentivadas y acompañadas por un potente comité nacional, para que haya evaluación y, en caso de éxito, divulgación nacional y financiamiento para difundirlas) y en Nueva Zelanda (que creó, en 1993, la Unidad de Prevención del Crimen, en el Gabinete del Primer-Ministro). En el caso brasilero, un lugar en el sistema penitenciario cuesta, en media, R$ 800,00 por mes (algunos ejemplos regionales: R$ 1.200,00 en Brasília; R$ 550,00 en Rio de Janeiro). Construir el espacio carcelario necesario para albergar un preso cuesta, en media, R$ 12.000,00, si es el caso de una unidad de seguridad media y R$ 19.000,00 en una unidad de seguridad máxima. Esos valores son sorprendentes si comparados con el costo de un alumno, por mes, en una escuela pública estatal de la región Sudeste R$ 75,00 , y de una casa popular construida en régimen de gr upo solidario y en algunas regiones del país entre R$ 4.000,00 y R$ 7.000,00. 1.5. El enfoque en el sujeto de la gestión pública y las alianzas locales A daptando esas experiencias al caso brasilero e introduciendo elementos originales, provenientes de la acumulación nacional de reflexiones, pesquisas y debates, se propone, en los tres niveles de despliegue del presente programa (federal, estatal y municipal), la instauración de un nuevo ángulo para enfocar la problemática de la seguridad pública, la formación de un nuevo sujeto institucional para - 31 Plan Nacional de Seguridad Pública la gestión de la política de seguridad y la negociación de una nueva alianza, de una nueva modalidad de pacto con la sociedad, particularmente con las comunidades locales. El nuevo ángulo de enfoque es el que se define comprendiendo que los fenómenos de la violencia, de la criminalidad y de la criminalidad violenta son complejos y multidimensionales, o sea, incluyen dimensiones objetivas y subjetivas y son condicionados por factores diferentes, variables, cuya eficacia depende de los contextos históricos y de las mediaciones culturales. Esa perspectiva incorpora la convicción de que el éxito de cualquier esfuerzo público con el fin de reducir esos fenómenos depende de un número muy grande y variable de circunstancias y de distintas características de las políticas implementadas. Por eso, en vez de la auto-suficiencia tecnocrática y de la arrogancia autoritaria de los sabios que gestionan paquetes en los gabinetes, aplicando modelos, hace falta una gran sensibilidad y seriedad por parte de los gestores, apoyada por estudios rigurosos de pesquisadores, y bastante humildad para que los diagnósticos, al igual que las evaluaciones de las políticas implementadas, jamás dejen de incluir el escuchar respetuosamente, aunque activa y democráticamente, la crítica de las interpretaciones formuladas por las propias comunidades que viven los problemas. En ese sentido, participación no es una palabra vacía, un slogan demagógico, una retórica populista, ni una fórmula mágica. Es condición efectiva para la elaboración competente y para el monitoreo racional de toda política pública de seguridad que se pretenda consistente y consecuente. Ese nuevo ángulo de enfoque exige que las propuestas estén en sintonía con la complejidad del problema a enfrentar y, por ende, se traduzcan en proyectos multidimensionales, que movilicen recursos multisectoriales, que incluyan actores públicos y privados de diferentes tipos y que se inspiren en conocimientos interdisciplinarios. El resultado tendrá la forma de un conjunto que incluirá acciones en las esferas económica, social, cultural, psicosocial, política, judicial y policial. La seguridad pública se transforma de esa manera en una constelación de temas que tienen que ver con un amplio espectro de áreas de actuación del Estado y de la sociedad, de la educación y de la salud, incluyendo el deporte, la vivienda y la planificación urbana. El nuevo sujeto de la gestión de políticas multidimensionales y plurisectoriales - 32 Plan Nacional de Seguridad Pública de seguridad pública que no se restrinjan a intervenciones policiales u orientadas para las policías y su reforma, aunque las incluyan con la debida atención, respetando la importancia del rol que juegan las mismas en la construcción de la paz tienen que ocupar una posición estratégica en los gobiernos federal, estatal y municipal, que corresponda a la centralidad del problema que se destina a enfrentar. La experiencia internacional mencionada anteriormente reitera esa necesidad, vinculando a los gabinetes de los primeros-ministros las agencias nacionales responsables por elaborar programas o por seleccionar proyectos para combatir la violencia. Lo mismo se aplica al régimen presidencialista en Brasil. Se le debe dar la misma importancia a la agencia institucional o al núcleo coordinador de la política de seguridad pública, en la esfera federal. No obstante, la composición del núcleo coordinador o gestor de esa política es tan importante como la autoridad que se le atribuya. Es indispensable, para que de hecho se aplique la perspectiva multisectorial desde el diagnóstico hasta la evaluación y el monitoreo, pasando por la planificación que esa agencia esté formada por un colegio de ministros, en el gobierno federal, de secretarios de Estado, en los gobiernos estatales, y de secretarios municipales, en las municipalidades. De esa manera, el nuevo sujeto institucional tendrá el mismo alcance que la política que se va a formular y ejecutar. Resguardadas las especificidades de las esferas gubernamentales, será formada una coordinación unificada para gestionar la política integrada de seguridad pública. Sus miembros serán los ministros o los secretarios de las carteras pertinentes, o sea, de aquellas cuyos ámbitos de responsabilidad hagan interfaz con la problemática de la violencia, según los recortes propuestos en cada programa específico de gobierno. En ese contexto, las secretarías de seguridad y, por consecuencia, las policías, al igual que el Ministerio de Justicia, no estarán más aislados en el mando de la política de seguridad pública. Cada proyecto, cada estrategia, cada intervención será pensada e implementada a partir de la articulación entre la Secretaría de Seguridad o el Ministerio de Justicia y los sectores gubernamentales responsables por la educación, la salud, el deporte y el esparcimiento, la cultura, el trabajo y la acción social, la planificación, la vivienda, el transporte, el saneamiento etc. Los proyectos estarán siempre integrados, de la misma manera que los problemas enfrentados son novillos compuestos por hilos diversos y casi indiscernibles. - 33 Plan Nacional de Seguridad Pública Será necesario convocar, a partir de la Presidencia de la República a todos los gobernadores de estado y proponer un pacto respecto a ese plan nacional de seguridad, con el fin de iniciar un proceso de construcción social de la paz. Será muy importante que, acto continuo, la sociedad civil también sea convocada para una grande movilización nacional por la construcción social de la paz, en cuyo ámbito las entidades no gubernamentales, las asociaciones, los sindicatos, las instituciones religiosas, las universidades y los representantes de la iniciativa privada serán llamados a participar de un amplio esfuerzo común, que se desarrollará en múltiples niveles, simultáneamente, con el objetivo de integrar a la juventud excluida. El nuevo enfoque requiere un nuevo tipo de gestor o un nuevo sujeto institucional y ambos exigen una nueva alianza o una nueva modalidad de pacto con la sociedad. No pude haber una política de seguridad consecuente sin participación y transparencia, sin confianza popular en las policías y en las instituciones públicas y todos saben que, a menudo, el policía uniformado en la esquina es la faz más tangible del Estado. Además, una política consistente tiene que amoldarse a las peculiaridades variables de los contextos sociales y sólo puede ser eficaz si enfrenta la inseguridad pública como una problemática multidimensional vale insistir , que supera el ámbito exclusivo de la criminalidad. Por eso se sugiere el comando unificado mencionado anteriormente, que reunirá varias secretarías de estado, municipales o ministerios, después que hayan sido seleccionadas las áreas de intervención, a partir del análisis de la gravedad de los problemas. Este deberá insertarse en la vida de cada una de las comunidades-objeto, aplicando la metodología de mapeo interactivo y participativo de los problemas y de las prioridades. Esa metodología depende de proximidad cotidiana, interacción permanente, diálogo sistemático con las sociedades locales y presencia capilar del poder público. Está más accesible a los estados y, sobre todo, a los municipios. El diálogo con las sociedades locales enfocadas creará condiciones, en poco tempo, para negociar democráticamente contratos locales de co-gestión del programa de seguridad, entendido en su sentido más amplio, y que podrá también ser denominado programa de construcción social de la paz. Co-gestión, en ese caso, no significará renuncia populista del Estado, en ninguna de sus esferas, a asumir sus responsabilidades. Las atribuciones deliberativas y ejecutivas son intransferibles. - 34 Plan Nacional de Seguridad Pública Serán compartidos, sí, el diagnóstico, la selección de las prioridades, la identificación de las metas y el proceso de evaluación de los proyectos implementados. Cada experiencia será un piloto, cuyo efecto-demostración señalará caminos y despertará la convicción de que es posible cambiar, siempre y cuando se emplee la metodología apropiada y haya articulación suficiente entre las instancias gubernamentales movilizadas y se tome realmente en serio la indispensable participación de la sociedad civil. 1.6. La problemática de las drogas E l problema de las drogas es extremadamente complejo. Cualquier simplificación implica en asumir un entendimiento parcial de la cuestión. El uso de las dichas sustancias psicoactivas se ha manifestado en la historia de la sociedad humana de varias maneras, sea como elemento ritual y religioso, como factor de agregación de gr upos sociales, como objeto de una malla empresarial cruel, que lanza sus tentáculos sobre la vida social y el Estado, asumiendo una dimensión de control político, además del económico. La generalización de la palabra droga hace con que sean equiparadas a las drogas psicoanalíticas, los opiáceos y la marihuana, dejando excluidos del estigma al tabaco y al alcohol, como si no fuesen sustancias potencialmente generadoras de dependencia. Las grandes polémicas sobre liberar o no de las drogas se enfrentan con un fenómeno muy grave: se han transformado en una mercancía que integra una gran red empresarial y criminal, sofisticada, capilarmente infiltrada en el aparato del Estado, en lugares estratégicos de las ciudades, en las rutas de transporte, dando oportunidad para que crezca una sofisticada estructura de comando y de equipamientos. El problema se agrava cuando niños y jóvenes, sin perspectivas en una sociedad apática pasan a ser sobornados para desarrollar trabajos de vigilancia o de entrega de pequeñas porciones de droga, iniciando una carrera de auto-afirmación que les - 35 Plan Nacional de Seguridad Pública brinda la sensación de poder rumbo a la muerte prematura. Eso significa que el problema de las drogas no se podrá tratar con seriedad si la acción no es multidisciplinaria, incluyendo aspectos culturales, educativos, sociales, de empleo y de reformulación del rol que juega la seguridad pública. Esa realidad compleja trae exigencias nuevas para el trabajo de seguridad pública, ya que las policías están volcadas hacia la criminalidad cotidiana y no tienen capacitación adecuada para intervenir en las cuestiones de drogas y viven el constante riesgo de verse corrompidas y cooptadas. Son necesarios peritos calificados en contabilidad para descubrir las ilegalidades financieras, bancarias y de desvío de dinero inherentes a esas redes. No se puede librar una guerra primitiva, que sólo afecte a las capas más bajas de esas organizaciones. Es difícil intervenir con una mentalidad del siglo XIX en delitos del siglo XXI. Por otro lado, la legislación vigente da lugar para la paradoja de castigar tanto a los traficantes como a sus víctimas. Esa visión simplificadora y estigmatizadora de los seres humanos hace con que personas carentes de otras formas de intervención sufran punición por haber sido victimadas, cuando le correspondería al Estado ofrecer los tratamientos adecuados. Ese tipo de mirada sobre el tema muestra que se debe movilizar a toda la sociedad, no de forma maniqueísta, ni expresando falso sentimiento de caridad, que en el fondo no es más que prejuicio o discriminación con los afectados por ese problema La movilización debe privilegiar las instituciones públicas, las entidades y los movimientos de la sociedad civil y la iniciativa privada, de una forma orgánica, científica y no generalizadora, actuando con vigor sobre el problema, sin violar la libertad y los derechos humanos de los brasileros que se han transformado en víctimas de las drogas. Las medidas represivas deben dar prioridad a combatir las organizaciones criminales, especialmente las operadoras al por mayor, o sea, los criminales de guante blanco, que lavan dinero, financian el comercio ilegal de armas e inundan las ciudades de drogas. En el campo de la prevención, el aspecto más importante está relacionado a adoptar campañas educativas dirigidas a los jóvenes. - 36 Plan Nacional de Seguridad Pública 1.7. Crimen organizado E l crimen organizado se puede caracterizar como una entidad planificada, con empresas legalmente constituidas o no, con especialización y división de funciones y tareas internas y externas a la organización, siempre orientado hacia al lucro, actuando con base en conductas propias, rígidas, centralizando el control y fragmentando las acciones. Se trata de una modalidad criminal poco visible, difusa y, muchas veces, menos evidente, pero por ese motivo no menos perniciosa, peligrosa o aún menos letal que la criminalidad común o masiva. El crimen organizado es mutante, pues se amolda a las realidades locales y sigue las tendencias de los mercados nacionales e internacionales, pudiendo tener un foco de acción territorial regional, nacional y/o internacional. Tiene una gran capacidad de incorporar y sustituir sus miembros, demostrando una tendencia a la auto-regeneración que le brinda características de permanencia y estabilidad. El grado de desarrollo económico y social y las situaciones de injusticia, pobreza y desempleo no explican, por si solas, el fenómeno del crimen organizado, puesto que está presente en regiones y países pobres y ricos. Lo que la experiencia ha demostrado es que su presencia e influencia está directamente relacionada a su capacidad de establecer relaciones de complicidad con el Estado. El crimen organizado anhela la cooptación, en provecho propio, del poder estatal, sea sobornando o corrompiendo a los agentes públicos, sea infiltrando directamente sus representantes en las estructuras de poder, ejerciendo influencia, por fuera o por dentro del aparato estatal, sobre las políticas públicas a favor de sus intereses y garantizando la impunidad. En la realidad brasilera, los hechos indican que las organizaciones criminales están presentes en la corrupción vinculada al “jogo do bicho”, al hurto y robo de vehículos, al desarme, al robo y hurto de carga y, más recientemente, a la adulteración de combustible, bien como al narcotráfico y al contrabando de armas, como visto anteriormente. Además de la reforma de las policías, entendemos que es imprescindible que las estructuras policiales y de investigación se especialicen, ampliando para las demás unidades de la Federación, por ejemplo, las experiencias del Ministerio Público de los estados de São Paulo y de Rio Grande do Sul de combatir el crimen organizado. La - 37 Plan Nacional de Seguridad Pública especialización también deberá privilegiar el reclutamiento y la formación de los agentes, incentivando las vocaciones para la investigación y la precisión técnica que se les exigen a los policías y de los miembros del Ministerio Público y de la magistratura para enfrentar las organizaciones criminales. Por otro lado, la sofisticación y las conexiones del crimen organizado exigen que revisemos nuestra legislación penal y procesal penal, de tal manera que todos los aspectos controvertidos de la delación, de la infiltración policial y de la criminalización del lavado de dinero, entre otros, sean suficientemente explicitados y superados. Finalmente, la cooperación policial y judicial internacional, con mecanismos de control y evaluación permanentes, deben ser intensificadas, con el fin de reunir esfuerzos para adoptar reglas procesales comunes. 1.8. Combatir el secuestro E l crecimiento indiscriminado del crimen de secuestro y de extorsión por intermedio de secuestro, incluso entre las capas medias y pobres de la población, ha producido nuevos desafíos para la seguridad pública, indicando la necesidad de perfeccionar la actividad pericial, los aparatos de las policías y mejorar el control externo sobre ellas como forma de mejorar los resultados de las investigaciones, reducir la impunidad y los secuestros. Una de las dificultades más grandes al investigar un crimen de secuestro es identificar el autor a su debido tiempo, sin comprometer la seguridad del secuestrado. Crece la importancia del trabajo de la policía técnica o científica, pues sin ella la investigación se ve limitada a recolectar declaraciones judiciales y a contar con la colaboración de los informantes, lo que la deja expuesta a depender excesiva y peligrosamente de la interrogatoria de eventuales sospechosos. Por otro lado, la realidad ha revelado la participación de policías en varios crímenes de secuestro, lo que ha contribuido para el incremento de estos índices y para hacerlos más comunes. Sólo será posible desarticular la cadena de transmisión entre policías y secuestradores por intermedio de una inspección externa de la actividad policial de una manera más intensa. - 38 Plan Nacional de Seguridad Pública La participación activa del Ministerio Público al establecer las directrices generales y específicas para conducir los trabajos de investigación de la policía, además de la perfecta sintonía entre los responsables por las Áreas Integradas de Seguridad Pública, sumando esfuerzos e induciendo a una inspección permanente de la actividad policial, donde el trabajo del Corregimiento Único también será relevante, resultarán en mejores resultados en las investigaciones de los secuestros, identificando los criminales y reduciendo drásticamente su incidencia. 1.9.Principios para una Nueva Policía A demás del nuevo enfoque, del nuevo sujeto de la gestión pública que les corresponde y de la nueva alianza entre el Estado y la sociedad, es también indispensable, para que se ponga en marcha un proceso sustentable de construcción de la paz, transformar profundamente las policías, sus valores fundamentales, identidad institucional, cultura profesional, patrón de conducta. 1.9.1. Problemas estructurales de las policías N o ocurrirá ningún cambio si el principio fundador de las corporaciones no pasa por una transformación radical. Ese cambio está representado por la transición de una cultura de guerra hacia una cultura de paz, de una visión excluyente de mundo para un entendimiento de las funciones policiales por intermedio del diálogo. El ciudadano es el destinatario de los servicios de seguridad pública. Eso significa reconocer que dichos servicios deben trabajar para establecer relaciones pacíficas entre los ciudadanos, constituyéndose en un conjunto complejo de actividades que tienen como finalidad la paz y no la guerra, lo que conducirá a - 39 Plan Nacional de Seguridad Pública cambios sustanciales en la estructura sistémica de ese sector. Las acciones policiales tienen que respetar las diferencias de género, clase, edad, pensamiento, creencias y etnia y deben crear instancias de protección a los derechos del diferente para proporcionarles un tratamiento isonómico. No se pretende abdicar de la fuerza. Lo que se pretende es el uso técnico, racional y ético de la fuerza, en los casos en que se haga necesaria. Si el empleado de seguridad pública no está preparado sicológica, ética y técnicamente para utilizar armas o otros recursos de fuerza, no se puede hablar de una policía legítima, con posibilidades tener el respeto de la población. Las policías conviven con el grave problema de que sus actividades-medio se hipertrofien en detrimento de sus actividades-fin: una pesada y lenta estructura burocrática atrae plantel permanente de las corporaciones que deberían estar asignados en las puntas de los servicios de seguridad. Lo mismo se puede decir de los empleados públicos desplazados para funciones burocrático-protocolarias en organismos y oficinas de los tres poderes, a cambio de recibir gratificaciones que complementan los escuálidos salarios. El desplazamiento de ese plantel permanente de profesionales para las actividades esenciales de las corporaciones brindará más eficacia y presencia física a la seguridad en la sociedad. En la misma línea se encuentra el problema de lo “rebusques”, que causan duplicidad de funciones, agotamiento físico del plantel de las corporaciones, además de deslegitimar la naturaleza pública de la seguridad, pues empleados públicos pasan a ofrecer servicios a empresas cuyos intereses pueden no coincidir con las funciones policiales. Esas actividades deben quedar prohibidas de manera eficaz. En el ámbito de las policías civiles, se debe analizar el tema de las indagatorias policiales para constituir otros procedimientos capaces de dificultar el desvío de las investigaciones, facilitar el surgimiento de la verdad de los hechos, que pueda subsidiar el procedimiento procesal penal e impedir que ciertos actos típicos caigan en el “olvido”. Dicha estructura solo será eficaz en un contexto democrático si hubiese participación de la comunidad en la planificación, en la fiscalización y en la corrección de las actividades de seguridad. Las comunidades, los barrios, los - 40 Plan Nacional de Seguridad Pública asentamientos y las regiones conocen su propio sufrimiento, pueden evaluar y sugerir la mejor forma de disminuir la violencia en las zonas donde viven y trabajan, puesto que participa de todo ese proceso democrático de constituir una policía ciudadana, que tiene a la persona humana como centro y finalidad de su actividad. La consecuencia de esa visión es la creación de comisiones civiles comunitarias de seguridad pública u otros organismos concebidos de manera democrática y racional, con la participación de los ciudadanos y de los responsables locales por la seguridad, sin connotación político-partidaria, ni infiltración por grupos o personas, con el fin de permitir que se trabajen detalladamente las medidas para los locales y la articulación con los organismos que brindan servicios de seguridad pública. Al mismo tiempo, la ciudadanía debe estar presente, controlando el cumplimiento de metas, la corrección administrativa y, principalmente, la justicia al aplicar las medidas punitivas contra actos de abuso de poder y de violencia por parte de empleados de seguridad, independientemente de su posición jerárquica. Eso se traduce por constituir legalmente centros externos de asuntos internos de las policías, exentos en su composición y reglamentación, siguiendo los mismos principios que se usan la estructurar los corregimientos internos de las policías. El actual sistema de seguridad pública, marcado paradójicamente por la fragmentación y por el corporativismo, ha creado una Justicia corporativa. Por mejores que sean las intenciones de sus magistrados, la Justicia corporativa invade la legitimidad de los juicios y juzga de forma especial una categoría diferenciada de ciudadanos: los militares o similares. Para que el sistema sea transparente y para que la sociedad acepte a las policías, se impone que la Justicia Militar deje de juzgar delitos extramilitares, que deberán ser objeto de decisiones judiciales jurisdiccionales de juicios civiles, dando con ese cambio un impulso más para que los policías se reconozcan como ciudadanos con derechos y obligaciones comunes. El trabajo policial, al igual que el de la seguridad pública, tiene límites: él solo no podrá hacer frente a los problemas de seguridad, que son complejos, móviles y depende de factores sociales, culturales y personales que transcienden las prácticas de las corporaciones de seguridad pública. De ahí viene la necesidad de que las políticas públicas de seguridad acepten la necesaria participación multidisciplinaria y - 41 Plan Nacional de Seguridad Pública interinstitucional, involucrando a otros sectores de los gobiernos, entidades de la sociedad, movimientos sociales y organizaciones del tercer sector. Es importante resaltar también la contribución de las universidades para las policías, sea en la formación de sus planteles, sea en la formulación de sus planificaciones, sea al aclarar las cuestiones que le corresponden. Las estructuras del sistema de seguridad pública y de las policías, especialmente, deben ser suficientemente abiertas como para admitir sus límites y aceptar la participación de los sectores mencionados con el fin de optimizar sus transformaciones y propiciar servicios efectivos para la población. Hay una cultura corriente en las corporaciones policiales, que defiende que la información es poder. Ese entendimiento, todavía está apoyado en la vieja doctrina de seguridad nacional e impide la transparencia de las informaciones, pues cualquier empleado público que las tenga lucha para no compartirlas con los demás (aunque no sean importantes estratégica ni tácticamente), por miedo de perder su supuesto espacio de poder. Desdichadamente, no son raras las veces en que dicha concepción corresponde a la realidad, justamente cuando se encuentra asociada a prácticas ilegales, en cuyo ámbito la información, efectivamente, se convierte en poder, o mejor, en arma. La puesta en marcha de un sistema único informatizado, el desarrollo del geoproceso y la consecuente racionalización operativa y administrativa derivada del uso competente de esos recursos son la forma por la que se podrá administrar la información correctamente. En la actualidad, rechazar esos instrumentos es confesar públicamente que se abdica de los objetivos de las policías y de la seguridad pública, porque no se logra controlar, prevenir y actuar en un universo sin un conocimiento sistemático y dinámico sobre el mismo. Esa resistencia corporativa, que aísla policías, bomberos, departamentos de tránsito, defensa civil y sistemas penitenciarios impide un trabajo realmente útil para la ciudadanía. - 42 Plan Nacional de Seguridad Pública 1.9.2. Aspectos científicos y tecnológicos L os problemas de violencia, de nueva criminalidad, de delitos de exclusión social, de crímenes tecnológicos y trasnacionales deben ser enfrentados con técnicas nuevas, respaldadas por la ciencia. Las investigaciones deben recibir contribuciones de las varias ciencias que disponen de recursos para aclarar hechos criminales, con la participación de profesores, pesquisadores y profesionales de las universidades e institutos de pesquisa. 1.9.3. Aspectos educativos U n instrumento fundamental para modificar las policías brasileras es la educación, tanto la regular, en los cursos de las academias, como la permanente, que se traduce en la educación continuada que se concreta en los entrenamientos, seminarios u otros instrumentos pedagógicos. El empleado de seguridad que no se ve estimulado y recalificado pierde el interés profesional, cae en apatía y no considera la importancia ni el significado de su función. La formación debe estar comprometida con la paz y la ciudadanía y conectada con los avances de la ciencia. únicamente de esa manera se podrá desarrollar la construcción de conceptos teóricos y prácticos de seguridad pública, de Policía Militar, de Policía Civil, entre otras instituciones, que expresen los valores, las garantías y el sentido del orden para el Estado Democrático de Derecho y para la sociedad organizada. No alcanza con cambiar los paradigmas, la reformulación de los cursos de las academias, si no se constituye un sistema educativo único para todas las policías y otros organismos de seguridad pública. Por intermedio de ese sistema pasará a existir una visión de mundo común en todas las policías y un instrumental técnico mínimo que posibilitará el diálogo entre instituciones y superará disputas y rivalidades. Ese sistema debe tener como vértice una Escuela Superior de Seguridad y Protección Social, que tendrá cursos correspondientes en los estados, en convenios con las - 43 Plan Nacional de Seguridad Pública universidades respetables de nuestro país. Ese cambio pedagógico permitirá corregir fragmentaciones desnecesarias y que comprometen la acción policial en la sociedad, sin que eso signifique la deslegitimación de las academias, que seguirán desarrollando su trabajo técnico, según los parámetros nacionales. El sistema propuesto alimentará sistemáticamente la recalificación de los policías, posibilitando el aprendizaje de nuevas técnicas de prevención, mediación, negociación e investigación en las distintas regiones de Brasil. Esa reflexión continuada y consistente dará lugar a que surjan modelos de comprensión y acción para hacer frente a la criminalidad internacional, la criminalidad con curso superior, corbata, saco o aún cargos públicos importantes. Será esa misma práctica la que podrá racionalizar la prevención, la investigación y el control de la violencia que se propaga en nuestra sociedad y lleva la población a vivir con inseguridad y miedo, con enorme dificultad de hacer valer sus derechos violados, en función de una legislación criminal sexagenaria y de la normatividad procesal desactualizada y lenta, además de la presencia de policías comprometidas y de la protección social casi nula. Cada vez les queda más claro a los estudiosos de seguridad pública que el problema de la violencia no lo pueden solucionar solamente las policías ni tampoco el sistema de seguridad pública: es un fenómeno complejo de una sociedad que eligió la fuerza, la disputa, la dominación y la indiferencia ante el semejante como patrones básicos. Eso carece de estudio para desvelar el problema, además de despertar la necesidad de comprender el rol de las policías en ese modelo social. El proceso educativo en los términos propuestos aquí podrá brindar subsidios importantes para comprender e intervenir en la violencia gratuita que está diseminada en todas las capas sociales, además de plantear el grave problema de la impunidad tanto fuera de las policías como en su interior. - 44 Plan Nacional de Seguridad Pública 1.9.4. El carácter fundamental de la ética y de los derechos humanos L a ética se ha transformado en un artículo dispensable incluso en cursos que deberían tenerla como base de sus conceptos, como en el caso del Derecho. Tampoco se la trata con seriedad en las corporaciones de seguridad pública. De esa manera, sin paradigmas claros, los agentes y soldados, los oficiales y jefes de policía responden a los estímulos de los hechos casi instintivamente, sin mucha consideración valorativa. Ese problema, aliado a la pésima capacitación técnica respecto al uso de la fuerza, lleva a actitudes abusivas y criminales que infestan los noticieros de los periódicos. Los policías desarrollan una comprensión equivocada de los derechos humanos, principalmente porque no tuvieron oportunidad de experimentar en sus vidas ejercer esas prerrogativas, puesto que ejercen su trabajo en instituciones verticalizadas, escalonadas y discriminadoras de derechos. Los derechos humanos tienen que ser reproducidos, principalmente por las instituciones cuyo fin es garantizar la continuidad del orden en la sociedad. De no ser así, las policías corren el riesgo de reducirse a aglomerados de funcionarios de la violencia, o de burócratas apáticos que conviven con el mal convertido en algo común y, a la vez, de producirlo. 1.9.5. Aspectos de participación L as policías deben abandonar las prácticas aisladas y la identificación del ciudadano como un potencial enemigo, y pasar a admitir que la seguridad pública en un sistema democrático solo podrá operar articulada con las comunidades organizadas en consejos democráticos o cualquier otra forma de organización legítima. El sentido de la seguridad ciudadana se traduce en la alianza de los organismos de seguridad con las comunidades por intermedio del análisis, planificación y control de las intervenciones en cada región. Desdichadamente, el trabajo de seguridad pública todavía está aislado de las otras instituciones del Estado, - 45 Plan Nacional de Seguridad Pública de las entidades de la sociedad civil y de los movimientos sociales. La seguridad pública solo podrá interferir en la esfera social para disminuir la violencia y auto controlarse para enfrentar la violencia interna de sus instituciones, si se desarrolla con la participación efectiva de los ciudadanos y de las comunidades donde se llevan a cabo sus actividades, para establecer políticas, controlar las actividades y participar de las decisiones fundamentales. El aislamiento y la negación del trabajo conjunto llevan las policías a no conocer a los destinatarios de sus servicios y el contexto donde viven, además de a ignorar la naturaleza de las otras corporaciones del sistema de seguridad, lo que impide un trabajo integrado. Si no existe preocupación por parte las policías en conocer el medio donde actúan, en contraparte la sociedad también teme conocerlas, y las acepta como un mal necesario, lo que puede agravar todavía más los problemas del ciudadano. 2. Exigencias para elaborar una política de seguridad pública en la esfera policial ¿ Porque es tan difícil formular una política de seguridad pública, en la esfera policial, para cualquier estado brasilero? En primer lugar, incluso para poder comprender la respuesta, es necesario separar la paja del trigo: lo que se acostumbra denominar política de seguridad casi siempre no pasa de un conjunto de intervenciones policiales, reactivas y fragmentarias, determinadas por las tragedias cotidianas, según la jerarquía de prioridades dictada por la visibilidad pública y por la mayoría de las presiones. ¿Porque es tan difícil cambiar la situación dramática de la seguridad pública en Brasil? En primer lugar, porque no puede haber política sin diagnóstico, y no hay diagnóstico sin informaciones con calidad y consistencia. En el campo de la seguridad pública, faltan informaciones y no se pueden describir con precisión las dinámicas criminales, lo que a su vez impide que sea elaborada una política global, pronta para permitir iniciativas preventivas y eficientes. Lo más grave es que, sin política, o sea, sin planificación, falta clareza sobre las metas, y eso no permite evaluar - 46 Plan Nacional de Seguridad Pública con rigor. ¿Cómo saber donde y cuando se erró, sin un seguimiento meticuloso de los métodos adoptados y de las intervenciones planificadas? Por otro lado, ese seguimiento crítico es imposible ante la falta de planificación. Eso es fatal para cualquier política pública digna de recibir ese nombre. Es importante que se produzcan mecanismos capaces de transformar el error en un instrumento a servicio del proceso de auto corrección o de monitoreo del proceso. Únicamente de esa manera el caos de la seguridad pública será reemplazado por un sistema integrado e inteligente, con memoria, historia y capacidad de aprender con los propios errores y de corregirse constantemente. ¿Eso significa que se deba cruzar los brazos ante los crímenes diarios y esperar que la construcción de un sistema institucional inteligente e integrado salve al país de la barbarie cotidiana? No, de ninguna manera. El gran desafío radica ahí, en producir ese equilibrio precario y siempre provisorio, que se logra al intervenir simultáneamente en ambas frentes: las respuestas rápidas al por mayor y la inversión estructural con miras a cambios de calidad, a medio plazo. El que opte, unilateralmente, por una de las frentes de trabajo corre el riesgo de perderse, si abandona las inversiones a medio plazo en beneficio de respuestas inmediatas; o corre el riesgo de naufragar antes que los proyectos maduren y den sus frutos, en el plano concreto de los resultados prácticos, si abandona la lucha diaria contra el crimen, en nombre de soluciones futuras. Respeto a la falta de informaciones, algunos datos son impresionantes: según la Pesquisa Nacional por Muestreo de Domicilios (PNAD) (Anexo Victimización) de 1988, del Instituto Brasilero de Geografía y Estadística (IBGE), se sabe que, en promedio, en el país, cerca de 80% de los crímenes contra el patrimonio (robos y hurtos), excluidos vehículos (por motivos obvios), no son denunciados a las autoridades policiales, o sea, no son registrados en las jefaturas. Las razones alegadas son dos: falta de confianza en la capacidad de la policía de recuperar los bienes perdidos y llevar presos a los culpables; y miedo de entrar en una Jefatura de Policía. Por ende, los datos disponibles en la Policía Civil sobre robos y hurtos constituyen apenas una pequeña parcela de los hechos relevantes. La experiencia internacional - 47 Plan Nacional de Seguridad Pública demuestra que la mejoría de los servicios policiales aumenta la confianza popular y reduce la tasa de subnotificación, amplia el conocimiento sobre la dinámica criminal, genera un círculo virtuoso, una vez que más conocimiento permite mejores resultados en las investigaciones, profundiza la confianza. La paradoja es que la mejoría de los servicios policiales implica en un aumento del número de crímenes registrados, que se podría interpretar, equivocadamente, como un crecimiento de la criminalidad. Otro ejemplo del aumento de registros que no corresponde al crecimiento de la criminalidad, sino que a la sofisticación de la seguridad pública, es el que se verifica en conexión y en seguida que se implementan políticas específicamente dirigidas a proteger a determinados gr upos sociales, como mujeres, minorías étnicas o sexuales. Si los crímenes contra el patrimonio son subnotificados, lo que dificulta la recolección de informaciones primarias indispensables al trabajo policial, preventivo e investigador, igualmente poco se conoce sobre los crímenes violentos y letales contra la persona. Tomemos un ejemplo, sea por la gravedad de los datos, sea por la importancia de la ciudad, una pesquisa concluida en 1994 sobre indagatorias policiales de 1992, relativos a homicidios dolosos, en la ciudad del Rio de Janeiro. Esta pesquisa revela que apenas 7,8% fueron aceptados por el Ministerio Público y considerados suficientemente instruidos en el plazo promedio de dos años. De ellos, 64% se referían a crímenes pasionales, justamente aquellos que son más fáciles de investigar, que no incluyen carreras criminales u organización. Se estima que ese tipo de crimen no sobrepase 16% del total de homicidios cometidos en la ciudad, en 1992. Por lo tanto, el mapa del círculo vicioso es lamentablemente claro: falta investigación, falta confianza, faltan informaciones. Cualquier intervención política que tenga como objetivo transformar ese cuadro de impunidad, carencia y descrédito debe actuar sobre los tres tópicos: confianza (que depende de resultados y de esfuerzos visibles de moralización institucional); recolección y proceso de informaciones (que exige tecnología y modernización del aparato policial); y agilización de las investigaciones (que requiere una forma nueva de gestión). Una duda pertinente cuestiona todo argumento: ¿Y los policías? ¿Ellos no conocen el mundo del crimen, las prácticas criminales? ¿Si ellos los conocen, porque se afirma que no hay informaciones? Es verdad, los policías saben mucho, sobre - 48 Plan Nacional de Seguridad Pública todo los más experimentados, tanto los investigadores de la Policía Civil, como los policías militares, responsables por la vigilancia en las calles. Con todo, lo que saben está guardado en sus conciencias y en sus memorias individuales. O sea, todo ese patrimonio de conocimientos está disperso y permanece inaccesible a los gestores de la seguridad pública, en sus varios niveles, salvo en oportunidades muy especiales, cuando circunstancias fortuitas permiten reunir las piezas del rompe-cabezas en una unidad inteligible. Información de verdad es la que funciona como elemento automáticamente disponible, siempre que necesario. En otras palabras, sin un sistema organizado de informaciones automatizadas, Brasil queda condenado a perder la guerra contra el crimen y se consolida el marco de impunidad que ha caracterizado nuestro país. Ninguna causa es más potente en generar el ambiente propicio a la práctica criminal que la impunidad. Por otro lado, para que el sistema de informaciones funcione con eficacia, capacitando policías y gestores de la seguridad para que se anticipen al crimen y puedan prevenirlo, es necesario que ese sistema se articule con un proceso de diagnosis-planificaciónmonitoreo, que, a su vez, exige que se adopte una gestión moderna y racional de las instituciones policiales. Solamente la combinación de todos esos ingredientes podrá revertir la actual situación caótica en beneficio de la edificación de un sistema de seguridad pública realmente eficaz, base de apoyo e instrumento operativo de una política consistente: profesionales calificados; equipamientos actualizados; tecnología moderna; estructura organizacional adecuada a la naturaleza de sus funciones; gestión racional, capaz de trabajar con planificación, monitoreo y evaluación de desempeño. Todo eso será insuficiente o inviable si faltan participación comunitaria y agilidad en la captación de recursos. Aún los datos más elementales sobre la conducta criminal dependen de que se haga el parte de las denuncias y, por lo tanto, sólo existen si la población considera que vale la pena recurrir a la policía y eso únicamente sucederá si se restablece la confianza y se le restaura su imagen de autoridad legítima. - 49 Plan Nacional de Seguridad Pública 2.1. Los problemas de las policías L a reducción de las tasas de criminalidad y violencia es, hoy, en Brasil, interés de todos los segmentos sociales comprometidos con la institucionalidad democrática por dos motivos simples: todos han sufrido sus efectos y todos ya empiezan a reconocer que no habrá seguridad pública para algunos, si no hay para todos. Por eso, el tema de la seguridad trasciende el aspecto ideológico o partidario, porque afecta a todos, en la medida que los lanza ante el dilema más grande: civilización o barbarie. A su vez, seguridad para todos es la que resulta de la acción del Estado y de la sociedad, con el fin de reducir las fuentes que generan la violencia y el crimen, y es también la que resulta de las acciones del Estado con el objetivo de hacer con que las policías sean más eficientes. Policías eficientes para la democracia son las que actúan a servicio de la ciudadanía y lo hacen legalmente, en el estricto cumplimiento de las leyes, que, a su vez, se orientan, en principio, igual que las policías que las aplican: con miras a preservar los derechos de todos. Si la ley, en el contexto democrático, garantiza, o debería garantizar la libertad individual, cuyo único límite sería el carácter universal de ese beneficio, o sea, sería el derecho de los demás a esa misma libertad, aplicar la ley, tarea policial por excelencia, corresponderá a defender la libertad, siempre que esta se encuentre bajo riesgo por el uso ilegítimo de libertad individual, lo que reduciría y no respetaría la libertad ajena. De esa manera, se comprende que la represión policial, si bien orientada y aplicada según la adecuación legal del uso de la fuerza (o, en la juerga técnica, según el grado de uso de la fuerza), por definición compatible con los derechos humanos, no se puede tratar desde una perspectiva unilateralmente negativa, como si fuese una problemática sucia y degradante, que no nos dijese respeto y que jamás debería tener curso en la sociedad. Reprimir una agresión física, actos de violencia, asaltos, ataques racistas, misóginos y homofóbicos, amenazas a los niños y a los indefensos y muchos otros crímenes de esa naturaleza constituye un acto de defensa de la vida y de afirmación de los derechos civiles. - 50 Plan Nacional de Seguridad Pública 2.1.1. Síntesis del diagnóstico L as deficiencias comunes a ambas policías son las siguientes: 1) recolección, registro, producción, distribución y proceso precarios de las informaciones, que generan datos inconsistentes y poco fiables e impiden diagnósticos, análisis prospectivas y definición de orientaciones estratégicas; 2) ausencia de planificación, de evaluación sistemática y de prácticas correctivas; 3) atención, servicios y productos de mala calidad; reclutamiento deficiente y formación precaria; 4) abandono de los cuidados preparatorios necesarios al trabajo pericial: ausencia de cultura técnico-policial en las esferas no involucradas directamente con los sectores policiales especializados; 5) corrección casi inexistente, a consecuencia de la inercia burocrática, restricciones normativas, inoperatividad administrativa y, en algunos casos, compromiso corporativista; 6) control externo deficiente, en razón de los obstáculos a la intervención investigadora de los centros de asuntos internos y de las trabas a la afirmación de una dirección interna; 7) disociación conflictiva de la otra institución policial y de los demás agentes del sistema de justicia criminal (incluso de la Secretaría de Seguridad), dada la autonomización dispersante de las unidades (en particular, de las jefaturas de los distritos); 8) delimitación irracional (y disociada de las circunscripciones de la otra institución policial) de los territorios jurisdiccionales; 9) falta de preparación para enfrentar cuestiones específicas como la violencia contra las mujeres, los niños, las minorías sexuales y los negros, lo que determina una - 51 Plan Nacional de Seguridad Pública incompetencia de actuar por parte de las Jefaturas Especializadas de Atención a las Mujeres, por ejemplo; 10) falta de preparación para aplicar el Estatuto del Niño y del Adolescente; 11) formación más inclinada hacia la represión que hacia la prevención (lo que caracteriza el conjunto de las instituciones de seguridad pública); 12) una gran cantidad de policías ejerce función extra (rebusque), para completar su ingreso en razón de los bajos salarios. En el caso específico de la Policía Civil, en la mayoría de los estados brasileros se encuentran algunas características específicas: 1) atomización de las unidades operativas, segmentación de los organismos administrativos, fragmentación de los núcleos responsables por funciones complementarias: jefaturas de los distritos forman un archipiélago, dominado por “baronías feudales”; 2) ausencia de patrones universales de investigación, de métodos comunes de organización, de regímenes de trabajo comunes, de escalas racionales; 3) ausencia de mecanismos de información y dirección, que unan las Jefaturas al comando de la policía y las sometan a la autoridad de los gestores públicos; 4) presencia frecuente de cárceles en las jefaturas, formando un contexto de ilegalidad, desviación de funciones y compromisos excusos; 5) pericia y departamentos de policía técnica degradados, sin equipamientos modernos, capacitación especializada o calificación actualizada, y distanciados de la comunidad científica y de sus instituciones; 6) burocracia irracional, en la punta operativa y en la retaguardia administrativa, lo que implica en una inútil y contraproducente concentración de policías en funciones notariales y seudo-administrativas; 7) privatización y pulverización de las informaciones; 8) burocratización de la interrogatoria policial como medio ineficiente de - 52 Plan Nacional de Seguridad Pública recolectar pruebas y aclarar crímenes; 9) ausencia de reglamentos disciplinarios en la práctica cotidiana; 10) uso inadecuado de fuerza letal. En el caso específico de la Policía Militar, en la mayoría de los estados brasileros se debe hacer hincapié en algunas características específicas como particularmente problemáticas: 1) reglamentos disciplinarios arcaicos, que se preocupan más con la conducta de los policías adentro de los cuarteles que en las calles; 2) exceso de grados jerárquicos, lo que dificulta la relación entre policías operativos y el comando; 3) Auditorias y Justicias Militares Estatales que caracterizan foro privilegiado para juzgar policías; 4) excesiva presencia de policías en funciones burocrático-administrativas, aunque en escala inferior y en contexto menos irracional que los que se encuentran en la Policía Civil; 5) la media de suicidios en las policías militares es muy superior a la que se encuentra en la sociedad; 6) uso inadecuado de fuerza letal. Las consecuencias de la realidad que involucra a ambas policías son conocidas: inviabilidad para aplicar políticas públicas de seguridad racionales; ineficiencia (bajísimas tasas de aclaración de crímenes); descrédito público (lo que genera subnotificación de crímenes y contribuye para reducir de la eficiencia de la investigación); prácticas violentas (que engendran miedo a la población); corrupción crónica (que profundiza la desconfianza popular y concurre para la ineficiencia general); compromiso capilar con la criminalidad. - 53 Plan Nacional de Seguridad Pública 3. Reformas sustantivas en la esfera de la Unión y de los estados L as reformas substantivas que se presentan a continuación pueden ser adoptadas sin que sea necesario de cambiar la Constitución. 3.1. Creación del Sistema Único de Seguridad Pública en los estados U no de los problemas estructurales más grandes de las policías estatales es la dificultad de trabajar de manera integrada. La dualidad histórica del sector de seguridad pública ha creado una distancia entre la Policía Militar y la Policía Civil. Conflictos de competencia y duplicidad de gestión, de equipamientos y de acciones de patrulla forman parte del día a día de las policías en los estados. A pesar de las limitaciones que resultan de la estructura constitucional, se pueden adoptar diferentes iniciativas que permitan que las policías actúen de manera integrada, compartiendo determinadas rutinas, procedimientos y estructuras, racionalizando la administración de los recursos humanos y materiales, y optimizando la eficacia del aparato policial. Para ello, la subordinación de ambas policías al comando del Secretario(a) de Seguridad es fundamental. El Sistema Único de Seguridad Pública está concentrado en las policías estatales, que establecen interfaz con la Policía Federal y con las guardias municipales. La integración progresiva constituye una modalidad de reestructuración gradual de las organizaciones policiales estatales, que hace factible el cambio institucional, reduce traumas y evita interrumpir la continuidad operativa, que sería muy grave en el área de la seguridad pública. Se parte de la integración entre ambas policías, sus estructuras, rutinas y procedimientos para, de una forma paulatina y a medio plazo, crear una o más instituciones de ciclo completo, con competencias territoriales específicas y delimitadas. El Sistema Único de Seguridad Pública debe estar centrado en los siguientes elementos: - 54 Plan Nacional de Seguridad Pública 3.1.1. Consejo Consultivo de Seguridad Pública E l Consejo Consultivo de Seguridad Pública será integrado por representantes de la sociedad civil y por los jefes y comandantes de las policías y tiene como objetivo seguir la política unificada de seguridad pública, quedando directamente vinculado al Gabinete del Secretario de Seguridad, que lo presidirá. 3.1.2. Unificación progresiva de las academias y escuelas de formación L a unificación progresiva de las academias y escuelas de formación no se limita a la integración de los planes de estudio. Hace falta que las policías civiles y militares, de la base operativa a los sectores intermediarios y superiores, sean formadas en una única academia o escuela descentralizada, fundada en los preceptos de la legalidad democrática y del respeto a los derechos fundamentales de la persona humana. Ese sistema de seguridad pública unificado no se confunde con la unión de las funciones institucionales y legales de las policías. Presupone sí la unificación de la formación, de la recalificación, de las rutinas y de las áreas de actuación de las policías civiles y militares. La formación unificada de las policías es factor imprescindible para integrar de manera coordinada, profesional y ética el trabajo preventivo y de investigación, teniendo siempre como destinatario el ciudadano, la defensa del mismo y la protección de sus derechos. La actual formación de las policías es positivista, discriminatoria y está fundamentada en la antigua Ley de Seguridad Nacional y, principalmente, en la Doctrina de Seguridad Nacional, que entendían el ciudadano como enemigo interno potencial. Para superar ese problema y crear condiciones para integrar las policías, se - 55 Plan Nacional de Seguridad Pública propone: 1) crear un núcleo de Formación en Seguridad Pública y Protección Social, que formará parte de la Secretaría Nacional de Seguridad Pública del Ministerio de Justicia, con la función de supervisar la formación de todos los policías brasileros; 2) el núcleo será formado por educadores, profesores universitarios y policías de las diferentes corporaciones, seleccionados por su calificación en el campo de la educación y de la formación de planteles; 3) ese núcleo operará en el marco de un documento legal, que consolidará los principios, los planes de estudio mínimos, la calificación de los docentes y la duración de los cursos, sea de formación, sea de recalificación; 4) el ciclo básico de esos cursos tendrá como prioridad la formación humanística, científica y multidisciplinaria de los profesionales y el ciclo técnico también estará fundamentado en esos elementos guía, volcándose hacia el conocimiento y el uso de técnicas actualizadas de vigilancia, investigación, prevención, protección y control, con énfasis mayor o menor en esas prácticas, según la especialización del (la) policía que se está formando; 5) el proceso educativo será desarrollado en alianza con universidades y centros de pesquisa, con el fin de ser lo más actualizado posible. Las academias y escuelas de las corporaciones desarrollarán la formación técnica, siempre y cuando tengan en su plantel profesionales calificados para ejercer el magisterio y la pesquisa; 6) el núcleo podrá crear equipos pedagógicos móviles, que desarrollarán trabajos en todo Brasil, o en regiones donde sean necesarios, con el objetivo de aprender técnicas nuevas y recalificar; 7) los núcleos podrán, en colaboración con universidades brasileras y extranjeras, desarrollar estudios sobre temas de seguridad pública y protección social, realizar cursos de especialización, de maestría o de doctorado, que podrán constituir una Escuela Superior de Seguridad y Protección Social; 8) el núcleo desarrollará, con universidades y centros calificados, un centro de pesquisa sobre temas fundamentales para conocimiento, información y dirección de - 56 Plan Nacional de Seguridad Pública las actividades educativas del sistema unificado. 3.1.3. Integración territorial P ara integrar la actuación operativa de ambas policías se crearán en todas las unidades de la Federación las Áreas Integradas de Seguridad Pública (AISPs), que dividirán el estado en circunscripciones territoriales, cada una bajo la responsabilidad del comandante del batallón local de la Policía Militar y de los jefes de policía titulares de las jefaturas de los distritos. Las esferas de responsabilidad de ambas instituciones se sobreponen aún respetando la independencia constitucional de cada policía, cuya subordinación jerárquica se restringe a la línea de comando cuyo vértice ocupan el(la) Secretario(a) de Seguridad y el(la) Gobernador(a) impone un trabajo cooperativo diario, desde un primer momento, de análisis atento de la dinámica criminal, hasta el momento de evaluar juntos el desempeño policial, pasando por la implementación operativa de los métodos de acción consensualmente adoptados. Lo que parece obvio se reviste de grande originalidad, dado el grado de atraso organizacional de la seguridad pública: la planificación y las acciones policiales deben pasar a ser compartidas, de forma descentralizada, estimulando las iniciativas policiales locales, sin perjudicar la supervisión centralizada, necesaria para enfrentar ciertas prácticas criminales, cuyo ámbito de incidencia sobrepasa el nivel local. La experiencia cooperativa servirá para derribar tabus corporativistas y para demostrar las virtudes de integrar las diferentes etapas del ciclo policial. Hoy, con frecuencia, en muchos estados brasileros, el área de actuación de las jefaturas de los distritos no coincide con las circunscripciones de los batallones de la Policía Militar y ninguna de las delimitaciones espaciales corresponde a barrios o regiones administrativas, recortando lotes aleatorios de calles, sin cualquier vinculación a los planes maestros de desarrollo urbano de los municipios y respectivos estados, y sin compromiso con variables demográficas, sociológicas, - 57 Plan Nacional de Seguridad Pública económicas, urbanísticas, geográficas o estratégicas. La creación de las AISPs permitirá también corregir una actitud todavía común entre los observadores de los medios de comunicación: la generalización. Son frecuentes las declaraciones de carácter general, de esta naturaleza: la seguridad pública del estado va mal o va bien. Difícilmente un juicio único con validez global puede ser verdadero, positivo o negativo. Lo más probable es que ciertas modalidades de crimen, en determinadas regiones del estado o barrios de las ciudades, tengan oscilaciones ascendentes o descendentes, en cada período considerado. Observar los datos sobre la criminalidad por la óptica de las AISPs induce a una evaluación más detenida y con criterio, sensible a las variaciones según los tipos de crimen y territorios del estado, en cada período de tiempo. Esa sofisticación de la mirada crítica evita el riesgo de generalizaciones infundadas. Pueden ocurrir situaciones en que, por ejemplo, robos y hurtos de vehículos estén aumentando en todo el estado, lo que exigirá cambios de enfoque o de los agentes responsables por el sector, mientras que, paralelamente, otras políticas sectoriales estén avanzando y produciendo resultados extremamente positivos en combatir otras formas de crimen o en aproximarse de la comunidad; o en ejecutar la reforma organizativa; o en restaurar la credibilidad de las policías. También pueden ocurrir aumentos de determinados crímenes en ciertas AISPs y reducciones de los mismos crímenes, en el mismo período de tiempo, en otras AISPs. Sería incorrecto, técnicamente, e injusto, moralmente, tratar a todas las AISPs de la misma manera, si los resultados son opuestos. La implementación de las AISPs permitirá adoptar métodos que sigan un criterio para evaluar el desempeño policial. La meta clara debería valorar el trabajo colectivo y cooperativo, orientado hacia lograr la paz, con una lucha eficiente contra el crimen, pero siempre respetando las leyes y los derechos humanos. En cada AISP se debe crear una Comisión Civil Comunitaria de Seguridad, de carácter consultivo, que reúna regularmente a los principales titulares de las policías locales y representantes de la sociedad civil para discutir problemas específicos y colaborar en la elaboración de la agenda para el propio trabajo policial, que se transforma también en objeto de evaluación pública. La finalidad de la - 58 Plan Nacional de Seguridad Pública Comisión es triple: a) aproximar las instituciones policiales de la comunidad, restaurar sus imágenes, restituirles credibilidad y transmitir más confianza y sentimiento de seguridad a la población; b) combatir mejor el crimen por intermédio del apoyo de los que conviven más de cerca con los problemas, en su día a día: los habitantes; c) elevar el grado de consciencia comunitaria sobre la complejidad de los problemas relativos a la seguridad pública, para combatir y aislar el discurso que propone la barbarie como forma de enfrentar la barbarie. La diferencia entre el Consejo Consultivo de Seguridad Pública y la Comisión Civil Comunitaria de Seguridad está en el ámbito de la representatividad y actuación; mientras que el primero tiene en vista todo el estado, el segundo se ocupa de la AISP donde está organizado y que, por así decirlo, representa. Las finalidades de las Áreas Integradas de Seguridad se pueden sintetizar de la siguiente manera: 1) integrar a las policías entre ellas, con las comunidades y con los organismos públicos y civiles que brindan servicios esenciales a la población; 2) mejorar la calidad de los servicios de seguridad pública a la luz de diagnósticos técnicamente orientados sobre la criminalidad y la violencia, adecuando las fuerzas policiales a sus ambientes diversificados de actuación y a las demandas específicas de cada localidad; 3) integrar las fuerzas de seguridad estatales y municipales, para que se puedan planificar y ejecutar políticas locales de vigilancia en sintonía con la realidad de cada región del estado y de la capital; 4) racionalizar los recursos de seguridad pública, incorporando los servicios públicos esenciales a la planificación estratégica de las organizaciones policiales; 5) posibilitar que la comunidad participe de la gestión de la seguridad pública, por intermedio de una Comisión Civil Comunitaria de Seguridad, con carácter consultivo, que se instalará en cada AISPs; 6) facilitar el rendir cuentas de manera regular y trasparente respecto a los servicios de seguridad pública ofertados por inter medio de la descentralización de la planificación y de la evaluación continua de resultados; - 59 Plan Nacional de Seguridad Pública 7) hacer más ágiles los servicios de seguridad pública al transferir autonomía de decisión y operación a las unidades locales y a los agentes de punta; 8) establecer una coordinación capaz de articular las actividades de las áreas al conjunto de directrices y programas que componen la política de seguridad del estado, además de formular estrategias para enfrentar problemas que transciendan la esfera local. Las AISPs deben ser, sobre todo, unidades descentralizadas de planificación, control, supervisión, evaluación y monitoreo correctivo de las actividades de seguridad pública. De ahí deriva la importancia de emplear el geoproceso, que constituye el método informatizado por intermedio del que se introducen los datos pertinentes en la cartografía digitalizada del ter ritorio en foco, lo que permite un análisis preciso de las dinámicas criminales y, consecuentemente, definir estrategias preventivas de acción policial. Estrategias preventivas y, gracias a la integración que proporciona el proyecto, concertadas. A su vez, el tratamiento de los datos con criterio, incluso la aplicación de herramientas de apoyo analítico, como el geoproceso, depende de que se organice una base de datos central de seguridad pública y de calificación del proceso de recolección y proceso de las informaciones. Por consiguiente, es menester edificar una red de procedimientos y mecanismos que, con todo rigor, produzca los datos, introduzca la planificación fundamentada en diagnósticos consistentes y recurra sistemáticamente a la evaluación y al monitoreo del proceso. Las AISPs son también referencias para inducir al buen desempeño conjunto de los policías, al igual que para castigar conductas violentas, corruptas y arbitrarias. El primer paso del proyecto será rediseñar esas áreas de tal manera que sean compatibles con las divisiones administrativas oficialmente adoptadas por las municipalidades, que son la referencia inmediata de los indicadores demográficos y socio-económicos y también la base sobre la que se organiza la planificación y la oferta de los servicios municipales. - 60 Plan Nacional de Seguridad Pública 3.1.4. Creación de organismo integrado de información e inteligencia policial L os servicios de información de las policías civiles y militares han actuado de un modo tal que han privilegiado el trabajo de vigilancia política de los movimientos sociales, populares, sindicales y, muchas veces, del propio gobierno. La creación de un organismo integrado de información e inteligencia, vinculado directamente al Gabinete del Secretario de Seguridad Pública, debe dar prioridad a combatir el crimen organizado para prevenir e inhibir prácticas delictuosas ejercidas por agentes policiales y, fundamentalmente, para subsidiar la planificación estratégica de la acción policial. 3.1.5. Corregimiento Único L a creación de un Corregimiento Único para las policías civil y militar, compuesto por policías de ambas instituciones, es parte fundamental de la creación del Sistema Único de Seguridad Pública, pues permitirá más eficacia a la administración de los procedimientos disciplinarios de las policías. La vinculación del Corregimiento Único al Gabinete del Secretario de Seguridad Pública tiene como fin salvaguardar la autonomía y la independencia del organismo, permitiendo que las averiguaciones, principalmente en los sectores superiores de las policías, no sufran interferencias de las direcciones y comandos. Los estados deben estudiar la factibilidad de crear una formación específica para el organismo corregidor en las Academias o Escuelas Integradas, para permitir que policías sigan su propia carrera en el sector de corrección, lo que reduciría o impediría eventuales represalias. - 61 Plan Nacional de Seguridad Pública 3.1.6. Programa integrado de salud mental L a función policial somete los operadores a niveles intensos de desgaste físico y emocional. Muchas veces, policías se transforman en dependientes de alcohol, de drogas químicas, o llegan a cometer suicidio por no contar con el debido seguimiento médico y psicológico. Solamente en el Estado de São Paulo, en la década de los 90, 238 policías militares cometieron suicidio. Agréguense a eso los trabajos extra para complemento salarial. Un Programa Integrado de Salud Mental, coordinado y ejecutado por profesionales externos a la actividad policial, contribuiría para mejorar la calidad de vida de los que integran las policías y, por ende, mejoraría la calidad del servicio público prestado, puesto que ejercería una influencia directa sobre la relación de los policías con la población. 3.1.7. Fijación de salario mínimo E s de importancia vital que los gobiernos estatales establezcan un piso mínimo de salario compatible con la importancia y la esencialidad de la función policial, para crear condiciones de reducir la distancia entre el salario más alto y el más bajo. El pago de horas extras es una de las medidas de corto plazo que los gobiernos de los estados pueden adoptar para compensar las pérdidas de salario y evitar que se lleven a cabo actividades fuera del horario de turno. 3.1.8. Protección a la integridad física del policía L os gobiernos de los estados suelen establecer como prioridad o política de seguridad pública comprar vehículos, armas, municiones y hasta helicópteros. En casi todo el país, la mayoría de los policías que ejercen - 62 Plan Nacional de Seguridad Pública actividades en la calle no cuenta con chaleco liviano a prueba de balas. El Sistema Unificado de Seguridad Pública deberá asegurar que todo policía en actividad en la calle tenga como equipamiento esencial (además del vehículo y el arma) un chaleco liviano a prueba de balas. El patrimonio más grande del sector de seguridad pública son los hombres y mujeres que forman las policías y su protección personal no puede quedar en segundo plano. 3.1.9. Obediencia a los dispositivos que reglamentan y prohíben la participación de policías en las empresas de seguridad privada C omúnmente se constata que hay parientes de policías en la condición de propietarios o socios de empresas de seguridad privada. En la mayoría de los casos, los propios policías son propietarios o administradores de las empresas, y se valen de parientes como medio para disimular su responsabilidad. Un policía que es dueño o socio de una empresa privada de seguridad “compite” con el Estado en la prestación del servicio y no da prioridad a mejorar la seguridad pública. El Sistema Único de Seguridad Pública que se quiere crear se destina a establecer relaciones nuevas entre las policías estatales y no puede permitir que policías propietarios o socios de empresas ocupen cargos de dirección o de confianza en los organismos vinculados, directa o indirectamente, a la seguridad pública. Los corregimientos integrados deben combatir esa distorsión. 3.1.10. Prohibir que ocupen cargos de confianza o de dirección en el Sistema Integrado de Seguridad Pública policías que participaron de tortura o colaboraron con dicha práctica - 63 Plan Nacional de Seguridad Pública L a tipificación de la tortura como crimen, al contrario de lo que se esperaba, no ha inhibido que se la practique. La tortura sigue, aunque con formas y motivaciones múltiples y la utilizan varios policías de modo recurrente. El Sistema Único de Seguridad Pública no puede tolerar la práctica de la tortura. Los organismos corregidores integrados deben investigar, con absoluta prioridad, todos los casos en que haya indicios de esa práctica. 3.1.11. Grupo unificado de mediación de conflictos L os dichos grupos de elite de las policías civiles y militares estatales fueron creados fundamentalmente para la represión. Nuestras policías no tienen cultura de especialización en la mediación de conflictos, como por ejemplo en el recobro, huelgas y manifestaciones sociales o populares. La creación de un grupo integrado por las dos policías, con la finalidad de intermediar y solucionar conflictos urbanos y rurales, establecerá una cultura nueva en las policías. 3.1.12. Centros de Asuntos Internos de Policía autónomos e independientes L a creación de Centros de Asuntos Internos de Policía, el primero de ellos instituido en el Estado de São Paulo en 1995, representó la innovación más grande en Seguridad Pública en lo que respeta a la inspección externa de la actividad policial. A partir del Estado de São Paulo, la experiencia de Centros de Asuntos Internos de Policía llegó a otros Estados, como Rio de Janeiro, Pará, Minas Gerais, Rio Grande do Sul, Rio Grande do Norte y Paraná, culminando con la creación del Forum Nacional de Asuntos Internos de Policía, organismo consultivo del Ministerio de Justicia. - 64 Plan Nacional de Seguridad Pública Apoyar e incentivar centros de asuntos internos autónomos e independientes con atribución de inspección e investigación y proponer su creación en los estados donde este organismo todavía no existe es parte del proyecto de construir una policía democrática, trasparente y que tenga una actuación basada en la legalidad. 3.2. Cambios en las policías militares y en las policías civiles para implementar el Sistema Único de Seguridad Pública P ara implementar el Sistema Único de Seguridad Pública, se hacen necesarios los cambios indicados a continuación. 3.2.1. Policía Militar: calificación de la vigilancia preventiva y en las calles L a calificación de la vigilancia preventiva y en las calles que implica en estricta subordinación de la misma a los principios democráticos de la ciudadanía se deberá alcanzar gradualmente, implementando las siguientes medidas: 3.2.1.1. Vigilancia comunitaria L a metodología de vigilancia denominada “comunitaria” recibe diferentes denominaciones, como “de proximidad” o “interactiva”, según los países y las tradiciones. No obstante, lo que importa es su contenido y los valores que la respaldan. Afortunadamente, estos han cruzado fronteras y se han expandido - 65 Plan Nacional de Seguridad Pública siguiendo el rastro de la extensión de la conciencia cívica democrática y de los derechos de ciudadanía. En pocas palabras, vigilancia comunitaria es la modalidad de trabajo policial en las calles y preventivo que corresponde al ejercicio de la función policial definida por el compromiso inalienable con la construcción social de la paz y con el respeto a los derechos humanos. Equivale también al perfeccionamiento profesional, una vez que depende de más calificación y más eficiencia en la seguridad pública ofertada. Los ejemplos brasileros e internacionales son ricos en experiencias bien sucedidas de vigilancia comunitaria, en las que decrecen las tasas criminales y las prácticas violentas, cuando crece, en la misma proporción, la confianza popular en la policía. La memoria de la historia reciente ayuda a poner en contexto la importancia y el sentido de la nueva metodología. En los años 50 y 60 se pensaba que se debería evitar el contacto de la policía con la población, puesto que estaba considerado como una fuente peligrosa de corrupción. Se les recomendaba a los policías que patr ullaban las calles guardar distancia de la gente que vivía allí, de los comerciantes y de los peatones. Ellos deberían inhibir el crimen con su simple presencia y mantenerse alertas para responder a alguna emergencia. Poco a poco, la presencia de los policías solitarios o en parejas en las calles fue siendo reemplazada por la patrulla motorizada y se ganó en velocidad y capacidad de locomoción. En los Estados Unidos, por ejemplo, en la medida en que los autos se hacían más veloces y la tecnología de la comunicación fue conquistando un lugar central en los Departamentos de Policía, los policías pasaron a competir entre ellos para saber quien llegaría primero al lugar del crimen. ¿Cuál era el tiempo promedio de respuesta a las llamadas? Esa era la pregunta clave. Se crearon criterios de evaluación cuantificables, que encantaban a los admiradores de la mecanización de los servicios. Se celebraba el triunfo de la objetividad en el juicio sobre la competencia relativa de los Departamentos. La impresión creciente era que la administración de la seguridad pública había quedado ganado precisión. Los cálculos, las comparaciones objetivas, el control sobre el tiempo, la introducción de nuevos recursos para acortarlo, todo eso sugería un mundo nuevo para los policías, más moderno, más eficiente, más a tono con el lenguaje de la técnica y de la ciencia. Ese fue el tiempo áureo de las radios en los automóviles y de las estrategias de desplazamientos por zonas. Una buena policía era sinónimo de buena distribución de - 66 Plan Nacional de Seguridad Pública los autos y un sistema ágil de envío de órdenes de desplazamiento. Pronta respuesta era el desafío prioritario. Los años 70 y 80 fueron muy problemáticos. El impulso económico que alimentaba el optimismo norte-americano se dio de frente con la crisis del petróleo y con los propios límites del modelo de desarrollo adoptado. Las crisis que surgieron a partir del 68 afectaron la confianza en las instituciones tradicionales y en sus valores. Los movimientos por los derechos civiles de los negros y de las mujeres, las primeras movilizaciones de los homosexuales, la crítica a la guerra de Vietnam y a la política externa norte-americana se combinaron al crecimiento proporcional del número de jóvenes en el total de la población. Cuestionar los patrones de conducta, la transformación de los valores de referencia y los conflictos políticos produjo un escenario inesperado y desconocido para las policías. La policía pasó a formar parte del problema y el avance democrático del debate público barrió su agenda tradicional. Toda la historia, la imagen, el proceso de reclutamiento y la capacitación de las instituciones policiales quedaron en jaque y tuvieron que adaptarse a los nuevos tiempos. Eso sucedió con mucho desgaste, enormes costos sociales, grandes conflictos, mucha resistencia y sucesivos avances y retrocesos. Esa es una dinámica que todavía está en curso. Algunos Departamentos han progresado más, otros menos, según los estímulos que fueron recibiendo de los respectivos contextos políticos. Otro factor importante en ese proceso fue la economía. El impacto de la década del 70 impidió que los Departamentos de Policía continuasen invirtiendo con la misma libertad en tecnología de comunicación y vehículos más potentes. Y eso fue válido para prácticamente todo el mundo occidental. Brasil pagó su cuota de sacrificio y desaceleración, sobre todo porque pasó esos años bajo la mano armada de la dictadura. Los tiempos malos, de relativa escasez, aún en las democracias y sobre todo en ellas, exigieron que la imaginación inventase nuevas concepciones y otros recursos. Curiosamente, en el área de seguridad, como en varias otras esferas de la vida social, las dificultades, las crisis y las limitaciones provocaron cambios radicales, resultando en un salto de calidad extremamente positivo. La combinación entre las crisis moral, cultural, social, económica y política - 67 Plan Nacional de Seguridad Pública generó un contexto completamente diferente, que demandaba una policía de otro tipo, preparada para aplicar nuevas metodologías. En ese contexto, que se consolidó en la segunda mitad de la década del 80, empezaron a prosperar en varios países los experimentos tópicos de lo que se vendría a llamar vigilancia comunitaria. El nuevo enfoque invirtió el modelo convencional, consagrado en los años 50 y 60. En vez de concentrar los esfuerzos en la respuesta al crimen, pasó a valorar la prevención. En lugar de evaluaciones centradas en la velocidad de la atención, pasó a atribuir prioridad a la capacidad de controlar y reducir la criminalidad. En vez de privilegiar los actos criminales, pasaron a sobresalir las prácticas que propician el crimen y las condiciones que lo estimulan. En vez de apostar en el alejamiento entre policías y población, el nuevo enfoque recomienda el diálogo con la sociedad e incluso estimular la participación de la comunidad en varias fases del trabajo policial. Cobraron sentido criterios de evaluación cualitativos, sea porque era imposible medir lo que no sucedía gracias a la intervención preventiva, sea porque la dimensión subjetiva de seguridad había alcanzado una relevancia inesperada. La vigilancia comunitaria es el método que corresponde a esa inversión paradigmática. En ese tipo de vigilancia, cada policía se convierte en un agente con autonomía y responsabilidad. Quedan a su cargo las tareas de identificar los problemas del área en que actúa y jerarquizarlos, diagnosticar sus causas inmediatas y definir estrategias de intervención preventivas, que deben ser seguidas críticamente por evaluaciones sistemáticas, conducidas en conjunto con supervisores y los representantes de la comunidad local. Identificación y jerarquizar los problemas, con la finalidad de componer una pauta que servirá para planificar las acciones policiales, no son trabajos solitarios, que pueda realizar un profesional sólo. Todo lo contrario, dependen de la colaboración de la gente que vive en la zona, de sus opiniones y de sus observaciones detalladas y cotidianas. Los buenos profesionales de la policía sabrán evitar los puntos de vista que sencillamente traducen prejuicios o que simplemente traducen un interés individual. También por eso, la supervisión cumple un rol fundamental. Esa modalidad de vigilancia transfiere poder para la punta, descentraliza, altera la cultura institucional y obliga la corporación a calificar mejor a sus profesionales. El soldado que actúa en las calles deja de ser un autómata cumplidor de órdenes. El - 68 Plan Nacional de Seguridad Pública modelo tiende a presionar la estructura vertical de poder para reemplazar el formalismo de las órdenes superiores por la discusión minuciosa de sus contenidos específicos, sin perjudicar el indispensable respeto a la jerarquía. Por lo tanto, aplicar ese método provocará, naturalmente, la reforma de la Policía Militar, que en Brasil está encargada de la vigilancia en las calles. Por ese motivo, por lo menos en parte, se entiende la resistencia que suele despertar y que no es privilegio brasilero. El (La) policía comunitario(a) no puede actuar en territorios controlados por traficantes de drogas o por cualquier organización criminal que afir me su poder en las calles. En ciertas áreas urbanas, ese método solamente podrá funcionar después que se hayan desalojado a los bandidos armados y el área haya quedado libre para el pleno ejercicio de la libertad y de los derechos civiles. En las demás circunstancias, será la manera más eficaz de vigilancia y la más compatible con el respeto a los derechos humanos, incluso y sobre todo en las regiones más pobres y sin asistencia de las ciudades. 3.2.1.2. Cambios en los reglamentos disciplinarios L a historia de la vigilancia en las calles, profundamente marcada por el autoritarismo, creó una dicotomía estructural en las policías militares, que es tener una función de naturaleza civil y una estructura de naturaleza militar. Los reglamentos disciplinarios de las policías militares reproducen el del Ejército brasilero. Los cambios en los reglamentos disciplinarios de las policías militares son una prioridad. Extinguir las detenciones administrativas y las penas que no tienen nada que ver con el trabajo policial es fundamental para combinar disciplina y jerarquía con auto-estima. El nuevo reglamento de la Brigada Militar de Rio Grande do Sul, instituido por decreto del Gobernador Olívio Dutra, es el mejor ejemplo de los cambios que se deben introducir. - 69 Plan Nacional de Seguridad Pública 3.2.1.3. Disminución de grados jerárquicos L os grados jerárquicos de las policías militares reproducen los del Ejército, excepto el de general, que hoy son doce: soldado, cabo, 1º, 2º y 3º sargento, subteniente, 1º y 2º teniente, capitán, mayor, teniente-coronel y coronel. La jerarquía excesivamente rígida de la estructura de las policías militares dificulta la relación interna y perjudica la calidad del servicio prestado por ellas. Antes de reducir los grados jerárquicos corrientes se deberán realizar estudios que indiquen cual es la mejor forma de organización jerárquica interna. 3.2.1.4. Control riguroso del uso de fuerza letal (arma de fuego) E l control riguroso del uso de fuerza letal también se aplica a la Policía Civil. La reglamentación del uso de armas de fuego por parte de policías, civiles y militares, debe estar basada en los “Principios básicos sobre el uso de la fuerza y de las armas de fuego por agentes de la ley” de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que establecen que, en cualquier caso, el uso letal de armas de fuego únicamente puede ocurrir cuando estrictamente inevitable para proteger la vida. Siempre que el uso de la fuerza y de las armas de fuego fuere inevitable, los agentes policiales deberán: 1) minimizar el daño y las heridas y respetar y preservar la vida humana; 2) ejercitar contención y actuar en proporción a la seriedad del crimen y al objetivo legítimo que se desea lograr; 3) asegurar que lo más breve posible se le brinde atención médica a cualquier persona herida o afectada; 4) asegurar que los parientes o amigos íntimos de la persona herida o afectada sean notificados lo más rápido posible. Por consiguiente, los comandos de las policías militares y los jefes de las policías - 70 Plan Nacional de Seguridad Pública civiles deben implementar: 1) informe obligatorio sobre el uso de arma de fuego, donde los policías tendrán que describir detalladamente las circunstancias de las ocurrencias con víctimas fatales; 2) orientación expresa de no utilizar un arma de fuego en operaciones de recobro, estadios de fútbol, huelgas y otros eventos con multitudes; 3) orientación expresa para que en barreras policiales, cuando el vehículo no atienda a la orden de parar, bajo ninguna circunstancia se debiere tirar con arma de fuego que pueda herir al presunto infractor. 3.2.1.5. Reducción del plantel permanente en las funciones administrativas P or la organización militar, las policías militares estatales dan excesiva prioridad a las estructuras burocráticas de los cuarteles. Suele suceder que policías militares realizan tareas de mesero, cocinero, peluquero, escribiente y de atender el teléfono. Posiblemente, entre 25% y 30% de los policías no sale a la calle. La reducción del plantel que ejerce funciones administrativas, utilizando policías inactivos y subcontratando otros servicios, aumentará el número de funcionarios disponibles para la actividad-fin. Con la misma perspectiva, se debe repensar la cesión del plantel permanente a los gabinetes del Poder Judicial, Legislativo y Ejecutivo. Se debe también transferir a los municipios la inspección del tránsito, cumpliendo la determinación del Código Nacional. 3.2.2. Policía Civil: investigación científicamente orientada como principio y algunos cambios prioritarios - 71 Plan Nacional de Seguridad Pública E s necesario rescatar e implementar el carácter técnico de la investigación. La tradición autoritaria y arbitraria de la Policía Investigadora y Judicial estableció la violencia y la tortura como métodos de investigación. Esa desviación facilitó que surgieran los informantes y estableció una relación de “promiscuidad entre la policía y la criminalidad”. Los dichos “gansos” en portugués, o “X-9” cobraron importancia en la estructura de la Policía Civil, debido a la falta de preparación técnica y material para utilizar técnicas nuevas de investigación. Cuanto más técnica y ciencia en la investigación, menos violencia. Hoy, si se promoviese una auditoria externa de las rutinas del trabajo policial en las jefaturas, no hay duda de que los resultados serían espeluznantes. La burocracia es de tal orden que, entre la denuncia, el parte de la ocurrencia y el inicio de la investigación, se suele demorar un período absolutamente incompatible con la agilidad indispensable a las investigaciones. Los policías acaban impedidos de ejercer su competencia, tamaño es el peso de la burocracia laberíntica. La jefatura brasilera típica parece la expresión más elocuente de los aspectos improductivos y paralizantes de nuestra herencia colonial: para que un papel vuelva a tener valor, o sea, para que se convierta en documento, hay que someterlo al itinerario de varios endosos y revalidaciones notariales, que incluyen distintos turnos y movilizan a profesionales diferentes. Todo eso transcurre en ambientes físicamente degradados, insalubres y hostiles, extensiones estéticas de la cárcel (todavía instaladas en las jefaturas, en casi todo el país), que absorbe todos los escasos recursos, casi todo el tiempo y la mayor parte de las preocupaciones de los jefes de policía. Los policías y el público se sienten ofendidos por el escenario decadente, traducción sombría de la negligencia del gobierno, que, desafortunadamente, todavía es la regla en la mayoría de los estados brasileros. Nada más propicio para que se instalen ciclos viciosos de todo tipo. Nada menos estimulante para un buen desempeño policial. ¿Cómo mantener elevado el espíritu, encendidas las energías y valorada la auto-estima, en jefaturas depredadas y sin ninguna preparación, dominadas por la burocracia y acosadas por el convivir tenso con la cárcel? La solución emerge casi naturalmente de ese diagnóstico: es necesario abolir todas las mediaciones burocráticas y transformar las jefaturas en plataformas de atención inmediata, como las salas de emergencia de los buenos hospitales. Para - 72 Plan Nacional de Seguridad Pública poner en práctica el nuevo modelo, hay que empezar redefiniendo las rutinas. Revisadas, criticadas y redefinidas las rutinas, según el principio de la economía, hay que invertir en informatización, sustituyendo libros y papel por una red virtual. Se deben desarrollar los softwares pertinentes y hay que instalar inmediatamente un Centro de Proceso de Datos, listo para interconectar todas las jefaturas de cada estado. Será de suma importancia que las categorías criminales y el patrón de recolección de las informaciones sean uniformes en todo el territorio nacional. La informatización es mucho más que cambiar máquinas de escribir por computadoras; se refiere a instaurar procedimientos ágiles de organización y poner a disposición de informaciones; se refiere también a crear mecanismos rigurosos de seguimiento y control de la propia acción policial. Sobre todo, es la condición para que se establezca una comunicación permanente entre las unidades policiales y las bases de datos de las instituciones que pertenecen al campo de la seguridad pública. En otras palabras, la informatización creativa y original de las jefaturas permitirá que los gestores de seguridad pública, desde la punta operativa al centro supervisor, sepan exactamente qué crímenes fueron cometidos, donde, cuando y cómo, en todo el estado. El geoproceso, mencionado anteriormente, ofrece el mapa digitalizado de los estados con el ambiente de inscripción de los datos, de tal manera que se puede visualizar el desplazamiento de las manchas criminales, los cambios en sus dinámicas, las migraciones y las metamorfosis que son las respuestas de los perpetradores al combate represivo. Nombres, voces, imágenes, fotos, informaciones, sospechas, estilos de actuación, impresiones digitales, un cabello: esos ingredientes cobran enorme relevancia y utilidad cuando interpretados a la luz de las informaciones almacenadas en bases de datos bien estructuradas, sea en las jefaturas informatizadas e interconectadas, sea en los distintos laboratorios de una Policía Técnico-Científica renovada e integrada. Nada de eso será factible mientras perduren las cárceles en las jefaturas. Es menester extinguir las cárceles y desplazar a los presos para Casas de Custodia, cuya construcción, consecuentemente, pasa la ser condición indispensable para el éxito de este programa de renovación de la Policía Civil. La cárcel en la jefatura constituye una ilegalidad con la que, desafortunadamente, el país se ha acostumbrado. Como suele suceder en Brasil, se convive con una rutina ilegal, que se aprende a tolerar por inercia. Hay que redescubrir fuerzas y reanimar el coraje del - 73 Plan Nacional de Seguridad Pública ciudadano para resistir a la dicotomía legal-real que, seglarmente, deprecia nuestra auto-imagen. No puede persistir la idea de que Brasil es un lugar donde ciertas leyes “no corren”, sobre todo las que no interesan a los poderosos o a los poderes públicos complacientes. Es hora de cambiar. Jefaturas con cárcel son ilegales. El nuevo siglo merece apostar en el futuro. Las nuevas jefaturas informatizadas y desburocratizadas y sin cárceles materializarán rutinas nuevas, orientadas por el principio de la pronta respuesta al ciudadano. Será inaugurado el modelo inteligente que interconectará virtualmente unidades policiales y sus respectivas bases de datos. Estas contarán también con algunas funciones no-policiales nuevas: recepcionistas (pasantes universitarios, supervisados en cada turno por un/a profesional) y administrador (reclutados y capacitados en la universidad). Mientras los(las) recepcionistas se dedicarán exclusivamente a atender al público, función para la que recibirán capacitación especializada, el(la) administrador(a) se encargará de los equipamientos y de la manutención del edificio, como un síndico. El resultado será la mejoría de la calidad de la atención y de los servicios de manutención, combinada a la liberación de todo el tiempo de trabajo de los policías para cumplir las actividades-fin. La nueva jefatura será también una plataforma de integración interinstitucional, pues incluirá espacios para la Defensoría Pública (que deberá ampliarse a todos los estados de la Federación), el Ministerio Público, asistentes sociales y el Juzgado Especial Criminal (JEC). La presencia del JEC representaría un avance significativo, puesto que más de 60% de las ocurrencias policiales se inscriben en la esfera de la Ley nº 9.099, de 1996, que se refiere a los delitos de pequeño potencial ofensivo, justamente los que se pueden solucionar en los Juzgados Especiales. Una parcela considerable de la atención a la población en las jefaturas de los distritos no está relacionada a ocurrencias criminales. Sectores expresivos de la población se dirigen a las jefaturas de policía para obtener ayuda en circunstancias de las más diversas. Sin embargo, a pesar de su importancia social, la mala calidad de atención dispensada a los ciudadanos es una constante en las unidades de las policías civiles. Es imperativo crear un Programa de Asistencia Social en las jefaturas de los distritos, ejecutado por profesionales especializados y especialmente capacitados, que no pertenezcan a la policía. Esa iniciativa, además de mejorar la - 74 Plan Nacional de Seguridad Pública imagen de la institución, contribuirá para que los policías se dediquen a los casos efectivamente policiales. Además de los cambios estructurales, administrativos y funcionales expuestos arriba, otros cambios son necesarios en las policías civiles para que se pueda implementar el Sistema Único de Seguridad Pública y para perfeccionar sus actividades, a saber: 3.2.2.1. Desvincular los Departamentos de Tránsito y las policías civiles A lgunos estados ya han desvinculado a los Departamentos de Tránsito (Detran) de las policías civiles. En el Estado de São Paulo, 90% del plantel permanente del Detran está integrado por empleados vinculados a la Policía Civil y su dirección está compuesta por jefes de policía. Vincular ese organismo a las Secretarías Estatales de Transporte y no a las Secretarías de Seguridad Pública, aumentará el plantel permanente disponible para la actividad-fin de la Policía Civil: la investigación. 3.2.2.2. Eliminar la caracterización de los vehículos para investigación N o se puede establecer una investigación eficiente con una flota de vehículos caracterizada como se fuese de la policía preventiva y callejera. Eliminar la caracterización de los vehículos de las policías civiles es una medida que tiene como objetivo brindar condiciones a los policías para que lleven a cabo su actividad-fin, la investigación. - 75 Plan Nacional de Seguridad Pública 3.2.2.3. Modificar la dirección de la Policía Civil U n de los problemas más serios de las policías civiles es el hecho de que los cargos de jefes sólo pueden ser ejercidos por jefes de policía de la clase superior, de la categoría especial o similar (esta denominación varía, según el estado). Esa clase de funcionarios, a pesar de poder reunir jefes de policía experimentados y calificados, también tiene dos problemas que restringen la posibilidad de elección de los jefes de las policías: reúne el menor número de jefes de policía en comparación a las bandas inmediatamente inferiores, y agrupa a los profesionales mayores, que no siempre tienen el vigor y el conocimiento actualizado necesarios para enfrentar los problemas policiales de hoy. Además de eso, a veces, la experiencia viene acompañada del convivir transigente con desviaciones de conducta, lo que dificulta ejercer con eficacia el comando policial. Las normas corrientes que rigen las policías civiles siguen una jerarquía for mal, que impide que los jefes de policía más aptos puedan ejercer el cargo de jefe de la corporación, pues la elección se tiene que restringir al diminuto universo de los jefes de policía que pertenecen a la banda superior. Esa restricción ha causado problemas graves a los responsables por la elección de los jefes, además de perpetuar personas, costumbres y problemas adentro de las policías civiles. Para solucionar el problema, es necesario estudiar alternativas legales que permitan nombrar jefes de policía de la banda inmediatamente inferior, puesto que así habría más alternativas. 3.2.2.4. Reformular las Leyes Orgánicas de las policías estatales L o que las policías militares tienen de sobra, hace falta a las policías civiles. Las leyes orgánicas estatales de las policías civiles no establecen con el rigor necesario la disciplina y la jerarquía policiales, tampoco fijan instrumentos ágiles que permitan aplicar penas a policías involucrados en infracciones leves o graves. La disciplina y la jerarquía son principios básicos de la actividad policial, por - 76 Plan Nacional de Seguridad Pública eso hay que revisar con todo criterio las leyes orgánicas de las policías civiles. 3.3. Cuerpo de Bomberos y Defensa Civil E n por lo menos 17 estados de la Federación, el Cuerpo de Bomberos está desvinculado de las policías militares. Las actividades inherentes a las tareas de combatir incendios y de la Defensa Civil no presuponen, para su mejor ejecución, una organización militar. Las actividades del Cuerpo de Bomberos son típicamente civiles. En muchos municipios brasileros, son ejercidas por ciudadanos voluntarios, sin ninguna capacitación policial o militar. Por ese motivo, el Cuerpo de Bomberos no debe estar vinculado a la Policía Militar, sino que a la Defensa Civil del estado. Además, el Poder Público debe defender la implementación de una política específica que promueva, en el país, la producción de los equipamientos necesarios para combatir siniestros en función de los altos costos de importarlos. Por otro lado, es también necesario que se creen programas de capacitación específicos para la Defensa Civil, en los que estén involucradas y participen las comunidades locales. 3.4. Autonomía de los organismos periciales L a pericia es vital para la persecución penal. Los Institutos de Criminalística y los Institutos Médico Legales deben ser constituidos y organizados de manera autónoma, de modo que neutralicen toda influencia sobre los laudos producidos. Es fundamental para el Sistema Único de Seguridad Pública que se pretende instituir que haya más acercamiento entre esos organismos y las universidades, centros de pesquisas y el Poder Judicial. En la mayoría de los estados, los organismos de peritaje se encuentran degradados, no disponen de equipamientos - 77 Plan Nacional de Seguridad Pública modernos ni capacitación especializada y están alejados de la comunidad científica. Ellos deben, a corto plazo, estar organizados en su propia carrera. 3.4.1. Cambios en los organismos periciales L a reforma institucional en la Policía Civil, por intermedio de la transformación de cada una de sus unidades operativas y de la introducción del nuevo modelo de gestión, será insuficiente si todo el campo de la dicha policía técnica o pericia permaneciese abandonado. Sin el trabajo de los peritos, la investigación policial queda restricta a la recolección de declaraciones judiciales y al concurso de informantes, limita sus posibilidades y hace con que las indagatorias policiales de los sospechosos se conviertan en algo peligrosamente decisivo. En el tiempo de los hackers, de criminales organizados con armamentos potentes y equipamientos sofisticados, es indispensable proveer a la policía el apoyo científico y técnico más avanzado posible. El principio estructurante de un departamento de pericia competente es la descentralización con integración sistémica. Para construirla, por prudencia, economía y realismo, se debe obedecer a un plan modular, de tal manera que los laboratorios nuevos se vayan incorporando, sucesivamente, de acuerdo con el desarrollo del proceso de implantación y los resultados del impacto de la demanda sobre los servicios ofrecidos por las universidades que forman parte del convenio. La combinación entre centralización de la gestión y descentralización de los servicios, movilizando inclusive unidades móviles, reitera, en el campo de la policía técnica, la matriz que se debe aplicar en toda el área de seguridad. Paralelamente, se debe empezar un proceso de valoración del personal técnico, por intermedio de la recalificación profesional, elaboración de un plan consistente y atractivo de cargos y salarios, racionalización del régimen de trabajo y nuevo reclutamiento. Es urgente una reforma radical de la pericia, incluyendo convenios firmados con universidades e institutos de pesquisa, actualización técnica permanente de los funcionarios y su valorización profesional, reclutamiento y formación rigurosos, re- - 78 Plan Nacional de Seguridad Pública equipamiento y difusión capilar de los servicios, con descentralización de los laboratorios. Hay que exigir que se cumpla el deber policial de preservar el lugar del crimen y de utilizar métodos técnicamente avanzados de investigación, para que las indagatorias dejen de ser importantes. De esa manera, las torturas tenderán a dejar de ser la barbarie convertida en método de trabajo y los resultados de las investigaciones serán mucho más productivos. 3.4.2. Diagnóstico general de las actividades de la pericia E n la mayoría de los estados brasileros, los organismos responsables por la pericia técnica tienen las siguientes deficiencias: 1) poco respeto por los procedimientos de preservación de los lugares de los crímenes; 2) las oficinas de los diversos institutos vinculados al área están, comúnmente, diseminadas por los estados, en total aislamiento, sin coordinar ni integrar sus actividades; 3) cantidad de peritos criminales, legistas, papiloscopistas y personal de apoyo insuficientes para cumplir las atribuciones que corresponden a los Institutos, además de desmotivados por la falta de concursos públicos y por el envejecimiento del plantel de funcionarios; 4) dispersión de los datos necesarios para formar un registro criminal eficiente: impresiones digitales, fotografías, orden de arresto y datos biográficos con apuntes criminales se encuentran (o mejor, se pierden) en archivos y lugares diferentes; 5) decenas de miles de laudos periciales esperan digitación y derivación a la autoridad solicitante, además de enorme cantidad de solicitudes de pericias que se acumulan sin respuesta; 6) iniciativas aisladas, no sistematizadas, algunas excelentes, otras casi - 79 Plan Nacional de Seguridad Pública irresponsables, fijaron Oficinas, al azar, sin una planificación global consistente y la debida inspección, para exámenes médico-legales o de criminalística, implantados por varios gobiernos municipales; 7) ausencia de criterios de gestión que consideren la integración de las actividades, el control de la producción (resultados logrados), la calidad de los servicios etc. 8) la demora en encaminar los laudos periciales a los organismos solicitantes tiene un impacto extraordinariamente negativo, que se refleja de forma inmediata sobre las actividades investigadoras y procesales, comprometiendo todo el sistema de seguridad y generando impunidad; 9) ausencia de procedimientos adecuados para retirar e identificar cadáveres; 10) ausencia de procedimientos de seguridad orgánica, de control de acceso y de protección de las instalaciones y de las informaciones en las actuales sedes de los Institutos y en todas sus Oficinas; 11) miles de vehículos incautados se acumulan en condiciones precarias en las jefaturas, esperando el examen pericial y una destinación adecuada; 12) enorme cantidad de sustancias entorpecedoras se acumula sin procedimientos adecuados para definir su destinación y sin cuidados mínimos de seguridad; 13) miles de laudos periciales están archivados en los edificios de los Institutos, esperando pasar a microfilmación, sin una planificación (cronograma, presupuesto, métodos y metas) compatible con la magnitud del problema ni con sus implicaciones. No se logrará avanzar en la productividad de las investigaciones, por más profunda que sea la revolución institucional en el área de la Policía Científica, mientras las prácticas policiales no se adapten a la nueva realidad, volviendo a respetar los fundamentos del trabajo de investigación, cuyo punto decisivo es la preservación del lugar del crimen. La preservación tiene que convertirse en un principio sagrado de actuación policial (el principio es válido no solamente para la Policía Militar, pero también para las guardias municipales y el Cuerpo de Bomberos). Por este motivo, los responsables por las Áreas Integradas de Seguridad tendrán que - 80 Plan Nacional de Seguridad Pública ser advertidos, en reuniones convocadas por el coordinador del proceso de consolidación de las Áreas, respecto a la extraordinaria importancia de preservar el lugar del crimen cuando se implante el proyecto de reforma de la Policía Científica. Además de la preservación aludida, será imprescindible constituir equipos especializados en recolección de vestigios. 3.4.3. Propuestas para los organismos de pericia L a reformulación de los organismos periciales se hará por etapas, tomando en cuenta la carencia humana y material, al igual que los costos involucrados. Entre las medidas que se adoptarán, algunas merecen destaque: 1) Adoptar, en conformidad con lo mencionado anteriormente, criterios harmónicos para preservar los lugares de los crímenes. La violación de las rutinas establecidas deberá ser punida administrativa y criminalmente, si posible; 2) regionalizar las actividades de Policía Científica o Pericia, tomando en cuenta la característica del examen, la incidencia criminal y la ubicación geográfica del organismo solicitante, creando las Oficinas de Pericia (PP); 3) las Oficinas de Pericia concentrarán pericias médico-legales y de criminalística, y serán clasificadas en dos categorías: “A” y “B”. Las PP-A serán instaladas en los municipios más populosos y estratégicos. Las Oficinas de tipo B efectuarán pericias de constatación preliminar de sustancias entorpecedoras y de lugares de crimen y tendrán personal técnico calificado y equipado con máquinas fotográficas, material para recolectar digitales, secreción (tipaje) y objetos pertinentes. Ambas oficinas estarán equipadas con Laboratorios Móviles Forenses (LMF), Laboratorios para Análisis de entorpecedores, Laboratorio Fotográfico, Pesquisa de Espermatozoides, Tipaje Sanguíneo, Salas de Necropsias, Salas para Exámenes del Cuerpo del Delito y Rayos-X; - 81 Plan Nacional de Seguridad Pública 4) los Laboratorios Móviles Forenses (LMF) son vehículos que proporcionan a los Peritos Criminales condiciones adecuadas para hacer pericias en sitios externos al laboratorio sede o a las demás Oficinas de Pericia. Los equipos que actuarán en los LMF estarán formados por un Perito Criminal, un Fotógrafo y un Papiloscopista; 5) las nuevas Jefaturas tendrán a su disposición recursos computacionales y de comunicación de datos para ejecutar las siguientes actividades: a) consulta en tiempo real a la base de datos; b) digitación de los datos alfanuméricos (biográficos), que quedarán provisoriamente almacenados; c) transmisión de los datos al centro de proceso; 6) ese modelo también supone la identificación de los acusados por DNA. El material será archivado y quedará a disposición para comparación con el DNA de futuros sospechosos. La evolución de ese sistema se dará por intermedio de la adquisición de tecnología que proporcione condiciones para pesquisa automática en la base de datos; 7) eliminar el acervo acumulado de exámenes periciales al adoptar las siguientes providencias: a) las solicitudes de exámenes periciales para instruir procedimientos de la Ley n º 9.099, de 1996, que creó los Juzgados Especiales, deben ser tratadas con prioridad; b) formar una comisión integrada por representantes de la Policía Civil, del Ministerio Público y del Poder Judicial, con el objetivo de presentar propuestas para eliminar los laudos periciales acumulados que, por motivo del tempo transcurrido, eventualmente ya no sean necesarios; 8) informatizar los organismos responsables por las actividades de policía técnica, principalmente el proceso de elaboración y control de las solicitudes de laudos. La informatización debe estar totalmente integrada al proyecto de la nueva Policía Civil y de la nueva Jefatura, y precedida por un relevamiento crítico y por la redefinición modernizadora de sus rutinas; 9) firmar convenios entre los estados y los municipios interesados en implantar Oficinas de Policía Técnica, siempre y cuando se respeten las condiciones previamente definidas; 10) integrar al nuevo Sistema de Identificación Automatizado las Oficinas que realizan necropsias, eliminando los fraudes en la identificación de cadáveres y - 82 Plan Nacional de Seguridad Pública promoviendo un monitoreo crítico permanente de los registros civil y criminal; 11) se deberá implantar un registro criminal estatal automatizado, que deberá tener niveles de seguridad adecuados y reunir las distintas bases de datos que hoy, en general, se encuentran dispersas, incluyendo, como mínimo, fotografía actualizada para cada arresto o acusación, las impresiones digitales, la firma, datos de calificación, orden de arresto, cuando haya, antecedentes criminales y DNA; 12) microfilmación y digitalización de todo el acervo de laudos periciales producidos. Los laudos producidos después que los servicios hayan sido informatizados ya estarán disponibles en medio digital. Esta medida, juntamente con la digitalización de los Partes de Ocurrencias, facilitará la pesquisa y contribuirá de manera decisiva para eliminar fraudes con dichos documentos; 13) adquirir equipamiento propio para recolectar proyectiles de armas largas. La falta de dicho equipamiento impone, muchas veces, que cientos de armas de la Policía Militar y de la Policía Civil queden incautadas en los Institutos de Criminalística, esperando pasar por la pericia. 3.5. Creación de organismo coordinador de la Política Nacional de Seguridad Pública E n el último período de dictadura había una política nacional de seguridad pública que se basaba en la doctrina de seguridad nacional. El Ejecutivo Federal empezó a coordinar y a intervenir directamente en las policías estatales, principalmente en lo que respecta a la acción autoritaria y a la estructura de los sectores de Policía Política. La transición democrática, además de no haber forjado un nuevo modelo de Policía, no estableció una Política Nacional de Seguridad Pública inspirada en las ideas del Estado Democrático de Derecho. La creación, en ámbito federal, de un organismo coordinador de seguridad pública tiene como objetivo formular, coordinar, hacer el seguimiento y ejecutar la Política Nacional de Seguridad Pública, como eslabón nacional del Sistema Único de - 83 Plan Nacional de Seguridad Pública Seguridad Pública. Ese organismo deberá ser la Secretaría Nacional de Seguridad Pública vinculada al Ministerio de Justicia, y que deberá contar con un presupuesto compatible con las atribuciones del organismo coordinador de la Política Nacional de Seguridad Pública. Para que ese modelo articulado y unificado logre un resultado práctico en ámbito nacional, es fundamental que dos organismos trabajen articulados e integrados a la Secretaría Nacional de Seguridad Pública: la Policía Federal y la Secretaría Nacional Anti-Drogas. Los objetivos generales del organismo serán: 1) dar prioridad a la actuación de la Policía Federal en combatir el crimen organizado por intermedio de convenios con los departamentos de narcóticos y otros organismos especializados de las policías estatales, tales como aquellos destinados al robo de cargas, evasión fiscal y contrabando de armas; 2) crear la Base de Datos Nacional sobre Seguridad Pública, ya que no existen datos confiables, en ámbito nacional, sobre las policías y el crimen. El Gobierno Federal no tiene el número exacto del total del plantel de las policías estatales. No hay planificación sobre como se organizan y se articulan los comandos del crimen organizado en los estados. Una Base de Datos Nacional sobre Seguridad Pública es vital para cualquier política articulada de ámbito nacional que se quiera crear, notadamente para integrar las acciones policiales y para ubicar los focos de ocurrencia de crímenes; 3) aumentar el plantel permanente de la Policía Federal, ya que este no supera 8 mil policías. Es prácticamente imposible desempeñar una actuación articulada en los estados, inspeccionar las fronteras, los puertos, los aeropuertos, y combatir el crimen organizado y el narcotráfico con ese plantel permanente; 4) crear el Centro de Asuntos Internos de la Policía Federal, con autonomía e independencia, vinculado directamente al Gabinete del Ministro de Justicia, con autonomía e independencia para recibir, hacer el monitoreo y el seguimiento e investigar denuncias sobre actos delictuosos o irregulares cometidos por policías federales; - 84 Plan Nacional de Seguridad Pública 5) reformular el Fondo Nacional de Seguridad Pública. La Ley nº 10.201, de 14 de febrero de 2001, instituyó el Fondo Nacional de Seguridad Pública, unidad gestora de recursos destinados a apoyar proyectos bajo la responsabilidad de los Gobiernos de los Estados y del Distrito Federal, en el área de seguridad pública, y de los Municipios, donde haya guardias municipales. Un ejemplo de que se pueden integrar los recursos para mantener un Sistema Único de Seguridad Pública es el sector de salud. El Sistema Único de Salud (SUS) garantiza recursos federales para los estados y municipios. En el caso específico de la Policía Federal, es urgente hacer un diagnóstico institucional minucioso que evalúe, entre otros aspectos, las carencias materiales y de personal, y las relaciones que esta mantiene con organizaciones del mismo tipo en otros países. Es necesario concebir formas de perfeccionar los intercambios que ya existen y mecanismos de evaluación y control. Es también indispensable analizar sus diferentes competencias constitucionales. 4. Reformas sustantivas en la esfera municipal: seguridad pública en el Municipio la Guardia Municipal E l primer problema para la definición de una política de seguridad municipal no radica realmente en la identificación de dinámicas criminales y en las formas de violencia, o en el análisis de su génesis y sus interconexiones perversas con procesos sociales determinados dado que esos pasos no se distinguen de las etapas de trabajo de agentes convencionales de seguridad pública estadual. El primer problema radica en la construcción de instrumentos operativos. ¿De qué sirve identificar fenómenos y delimitar focos de acción si faltan recursos para realizar estas actividades? Esta falta también produce efectos en el ámbito del diagnóstico y la formulación. Esta deficiencia puede ser, sin embargo, fácilmente compensada con competencias y recursos ya instalados en otros sectores institucionales. La falta de instr umentos operativos es la base de las dificultades más - 85 Plan Nacional de Seguridad Pública urgentes e inmediatas. En los municipios el único instrumento específicamente orientado hacia la seguridad actualmente son las guardias municipales- cuando existen. Hoy en día, muchas guardias no tienen metas claras y compartidas, no actúan de acuerdo con patrones comunes, no forman una identidad institucional que podría ser la base de una autoestima colectiva alta, ni tampoco han sido objeto de cuestionamientos o blanco de propuestas reformadoras. Muchas guardias ni cuentan con organigramas bien hechos, transparentes, relacionados a una dinámica de flujos racionalizados apoyado por un regimiento disciplinario moderno y funcional. Varias no tienen jerarquías, cadenas de comando o gestión adecuada de informaciones. Muchas carecen los fundamentos mínimos para que la organización merezca ese nombre y se gobierne por los principios de planificación que presuponen diagnósticos consistentes y evaluaciones regulares. No existe control interno o externo, ni transparencia, ni mecanismos de legitimación/confiabilidad/eficiencia. No existen evaluaciones de rutinas o alistamiento, formación y recalificación orientadas por finalidades públicas e identidad profesional reconocida. El acceso a la tecnología de la información y comunicación es, frecuentemente, precaria y contingente. Los equipos y la preparación física son precarios. No existen, en muchos casos, símbolos distintivos, rituales propios, un lenguaje particular o una metodología de comunicación con la sociedad. Los regímenes de trabajo de los guardias de varios municipios no están padronizados y no existe uniformización o un plan de vestuario o de acceso al armamento- acceso que, de hecho, puede ocasionar una tragedia en cualquier momento, dado que generalmente no está condicionado a entrenamiento profesional adecuado. Como no existe la institución en el amplio sentido de la palabra, no es de extrañar que no exista una relación sistemática en esa mezcla difusa y confusa- respecto de los valiosos y competentes funcionarios - con las fuerzas estatales de la seguridad pública. En conclusión, falta prácticamente todo, en la mayoría de las guardias municipales. Pero, por encima de todo, falta una política que las transforme en protagonistas de seguridad municipal y les otorgue un perfil, una identidad institucional, un horizonte de acción, un conjunto de funciones y especialmente que les establezca metas claras, públicamente reconocidas - 86 Plan Nacional de Seguridad Pública 4.1. Modificaciones en las guardias municipales E l modelo aconsejable para la Guardia Municipal debe incluir los siguientes ejes: 1) Las guardias municipales serán las gestoras y operadoras de la seguridad pública en la esfera municipal. Serán los profesionales habilitados para comprender la complejidad pluridimensional de la problemática de la seguridad pública y para actuar de acuerdo con esta compresión, desempeñándose, por lo tanto, como “solucionadores de problemas”. Esta sensibilidad presupone competencias multiples, tales como: a) capacidad para diagnosticar situaciones-problema, identificando causas inmediatas y remotas; b) aptitud para producir diagnósticos mediante la recolección de los datos pertinentes, de naturaleza diversa, y el ejercicio del dialogo (que exige competencia para la comunicación) sensible respecto de la relativización contextualizadora, que deriva de un distanciamiento analítico capaz de percibir intereses, motivaciones, valores, estigmas e prejuicios en juego; c) competencia para formular, interactivamente, estrategias de solución, en múltiples esferas, que involucra la capacidad de movilizar recursos multisectoriales apropiados (policiales, sociales, económicos, políticos y culturales o simbólicos) y aptitud para negociar su implementación; 2) atribuirle a los guardias esas funciones exige movilidad permanente en la ciudad, repetida en intervalos regulares, para que su presencia inhiba el crimen y la violencia y le brinde acceso a los problemas vividos en las comunidades, en los barrios y comunidades, a través del dialogo cotidiano; 3) la circulación constante debe acompañarse por la utilización de tecnología liviana y ágil para comunicación con la central de monitoreo de la Guardia, integrada al núcleo de despacho de la Policía Militar. El énfasis en el entrenamiento en artes marciales presenta muchas ventajas prácticas y culturales, al ayudar a incorporar en la corporación el compromiso con la paz y el uso medido de la fuerza, siempre de acuerdo con el respeto por los derechos civiles y humanos; 4) la metodología prioritaria, aunque no exclusiva, será la mediación de - 87 Plan Nacional de Seguridad Pública conflictos; 5) este conjunto de atributos y papeles implica una relativa autonomía del trabajo en la punta; la valorización y la responsabilización del profesional subalterno; y la descentralización de la estructura de toma de decisiones operativas, sin detrimento de la integración sistemática, a partir de una plataforma gerencial orientada hacia la planificación y la evaluación sistemática, base para el monitoreo correctivo permanente; 6) la Guardia dispondrá de un núcleo de recolección, organización, procesamiento, análisis y difusión de datos, que adoptará la metodología de geoprocesamiento; 7) el núcleo de gestión de información estará vinculado a una r utina de planificación y evaluación participativa, involucrando a todas las unidades, similar al CompStat estadounidense (computerized statistics Estadísticas computarizadas: sistema informatizado de geoprocesamiento de datos criminales, vinculado a un modelo participativo y riguroso de gestión, basado en la combinación entre la planificación colectiva y el monitoreo permanente); 8) el control deberá ser supracorporativo, involucrando representantes de varias instituciones y miembros de la propia Guardia, por turnos, para evitar estigmas o problemas la promoción de sus carreras 9) el control externo será ejercido por un Centro de Asuntos Internos independiente, con poder investigativo propio, y por consejos comunitarios, que también serán consultados en el proceso de planificación y evaluación; 10) al margen del control, será importante enfatizar otras formas de inducción positiva, por el reconocimiento de éxitos y de comportamientos ejemplares, a través de los mismos mecanismos de seguimiento crítico (especialmente los externos); 11)el alistamiento será rígido respecto de los aspectos técnicos, psicológicos y ético sociales. Se estimulará la incorporación de mujeres y de representantes de minorías. La posibilidad de adoptar un sistema de cuotas será discutida con la sociedad, especialmente con las entidades representativas de mujeres y de minorías; 12) la formación será un proceso permanente y multidisciplinario, impartido - 88 Plan Nacional de Seguridad Pública por universidades y Organizaciones No Gubernamentales especializadas en los temas pertinentes, con énfasis en la mediación de conflictos, en los derechos humanos, en los derechos civiles, en la crítica a la misoginia, al racismo, a la homofobia, a la defensa del Estatuto del Niño y del Adolescentes (ECA), en la especificidad de la problemática que involucra a la juventud, a las drogas y las armas, y a los temas relacionados a la violencia domestica, a la violencia contra las mujeres (incluyendo el estudio del ciclo de violencia doméstica) y contra los niños. Al margen de las materias técnicas, policiales y legales, se adjudicará especial importancia a las artes marciales y al estudio práctico y teórico del gradiente del uso de la fuerza. Las disciplinas incluirán introducciones a la sociología, historia, antropología, psicología, comunicación, computación, portugués/ redacción/ retórica oral, teatro y derecho. El estudio de casos nacionales e internacionales será el método didáctico prioritario, con seminarios, debates y simulaciones; 13) los mecanismos de comunicación interna y externa tendrán atención especial; 14) la identidad institucional se apoyará en una jerarquía basada en el mérito, suficientemente rigurosa como para brindar apoyo a la disciplina indispensable de una organización que cela por el orden público ciudadano y democrático. Por otro lado la movilidad ascendente será limitada en virtud de la naturaleza meritocrática de la jerarquía; 15) existirá una estructura de apoyo psicológico permanente y los guardias que se involucren en conflictos graves serán suspendidos de las tareas visibles por un período de dos meses, para seguimiento psicológico intensivo y se prioritizarán actividades relacionadas a la calificación profesional. Al margen de la salud mental, la salud física también merecerá atención constante, orientadas ambas hacia la prevención de la drogadicción y alcoholismo; 16) el plan de cargos y salarios será compatible con las ambiciones del proyecto y el régimen de trabajo será horario corrido de ocho horas. No será permitido tener un segundo empleo, posibilitando así un buen nivel de salarios y pago de horas extra, si fuera el caso; 17) se crearán Centros de Referencia donde la Guardia y las entidades de la - 89 Plan Nacional de Seguridad Pública sociedad civil participarán de la formulación de agendas comunes sobre problemas, identificarán prioridades, establecerán puntos de intervención y evaluarán resultados 18) la articulación con la Policía Militar (y también con la Policía Civil) será de suma importancia. La interacción con las Secretarias de Justicia y Seguridad de los Estados será indispensable, guiada por la práctica suprapartidaria, orientada hacia el interés público; 19) la creación de una red con la seguridad privada (si fuera reconocida y aprobada por una fiscalización rigurosa y por una reglamentación que imponga transparencia y entrenamiento de los profesionales en las agencias de seguridad pública; garantizando el acceso a la información sobre la ubicación, actuación y características) en pro de la maximización de los recursos y del potencial de acción de la seguridad pública, invirtiendo el cuadro actual; 20) los cambios estructurales aquí delineados deben constituirse en las bases para la concesión de poder policial a las guardias municipales. . 5. Un nuevo marco legal para el setor de seguridad pública en Brasil: cambios constitucionales relativos a las agencias policiales E l actual modelo dualizado de la policía, con instituciones policiales de ciclo incompleto, está acabado. La creación de un Sistema Único de Seguridad Pública en los estados y en la Unión, con interfase con los municipios por medio de las guardias municipales, tiene el objetivo de crear un nuevo modelo de policía para el país. Estos cambios prácticos dependen, básicamente, de la voluntad política de los gobernantes. El Sistema Único de Seguridad Pública pondrá más policías en las calles, mejorando p r e s t a d o . la calidad y la eficiencia del servicio público A l garantizar salarios compatibles con la importancia de la función policial, tendremos profesionales más motivados, ya que no será necesario realizar trabajos fuera del horario para complementar el salario. La optimización de recursos propiciará una - 90 Plan Nacional de Seguridad Pública mejora del aparato policial con innovaciones tecnológicas e inversiones. Con el Sistema Único de Seguridad Pública estaremos creando las condiciones necesarias para finalizar la rivalidad histórica entre la policía militar y civil. Los cambios más profundos en la seguridad pública, que marcarán el fin del modelo de policía creado en los períodos autoritarios, deben incluir el establecimiento de un nuevo marco legal para el sector de seguridad. El Sistema Único de Seguridad Pública debe tener el objetivo de crear paulatinamente una o varias policías estatales de ciclo completo, con competencias territoriales específicas y delimitadas. Los cambios prácticos implementados dentro del ámbito del gobierno federal, estatal y municipal propiciarán, a mediano y largo plazo, los cambios constitucionales necesarios para el surgimiento de un nuevo marco legal que será la base de la policía en la democracia. Las policías estatales de ciclo completo, fruto de un nuevo marco constitucional, se basan en el Sistema Único de Seguridad Publica, puesto en práctica por los gobiernos estatales y el federal, y sus interfaces con los municipios. Es fundamental que el nuevo modelo institucional esté subordinado al poder civil, en la figura del Secretario de Seguridad Pública del Estado. Los cambios constitucionales del nuevo modelo de la policía estatal de ciclo completo son los siguientes: 1) fin de los tribunales y auditorias militares estatales: si juzgados, los policías estarán sometidos a la Justicia Común de los estados. La pérdida de la función pública de los funcionarios policiales será competencia exclusiva de los gobernadores de los estados; 2) Ley Orgánica Única para la policía estatal: si se creara una o más policías estatales, será necesario establecer una Ley Orgánica común que reglamente la disciplina y la jerarquía policial; 3) desvinculación entre la policía militar reserva- y el Ejército: la policía militar estatal estará subordinada a los gobernadores de los estados y no al Comando de Operaciones Terrestres del Ejército. Con este fin, es necesario suprimir el concepto fuerza “auxiliar y reserva del Ejército”, presente en el Art. 144 de la Constitución Federal; 4) investigación preliminar sin acusación: al margen de la nomenclatura de - 91 Plan Nacional de Seguridad Pública la investigación preliminar de competencia del sector de investigación de la nueva policía (indagatorias, informes circunstanciados de la investigación), es fundamental terminar con el poder inquisitorial de la policía expresado por la acusación de las personas. La fase preliminar del procedimiento acusatorio, de responsabilidad de la policía, es más eficiente y menos burocratizada sin la formalización de la acusación. Al margen de improductiva, puede ir en contra de los derechos de las personas y amenazar el principio de la presunción de la inocencia; 5) salario básico nacional para la policía: la diferencia salarial existente entre el básico y los salarios superiores puede ser pronunciada en la policía estatal de ciclo completo. Abordar el abismo existente entre el salario más bajo y el más alto es un objetivo de política pública en el área de seguridad pública. La disparidad salarial dentro de la policía ha sido uno de los factores determinantes para el desencadenamiento de la indisciplina. Por eso, es importante establecer un salario básico nacional, dado que las actividades de seguridad son exclusivas del Estado. El límite máximo deberá considerar las especificidades regionales. 6) entes de pericia autónomos: médicos legistas, peritos criminales y otras carreras técnico científicas no formarán parte de la carrera policial, constituyendo un cuerpo funcional propio; 7) Centros de Asuntos Internos de la Policía autónomos e independientes, con poder constitucional de fiscalización, investigación y auditoria: la actividad policial seguirá bajo el control externo del Ministerio Público y bajo la fiscalización de los Centros de Asuntos Internos de la Policía, que deberán investigar eventuales infracciones de policías y promoverán auditorias del funcionamiento del organismo policial, otorgándole mayor transparencia a ese sector de la Administración Pública. Los Centros de Asuntos Internos son el canal institucional de la población y se desempeñarán como el vínculo permanente de control social de la policía. El Sistema Único de Seguridad Pública, como hemos visto, tendrá el objetivo de crear paulatinamente una o varias policías estatales de ciclo completo. O sea: el Sistema propuesto se caracteriza por la flexibilidad en el abordaje de los cambios en las instituciones policiales al establecer la hipótesis de la existencia de una o más de - 92 Plan Nacional de Seguridad Pública una policía estatal de ciclo completo. Por eso, nos parece más apropiado, para el éxito de la implementación del nuevo Sistema, que sé desconstitucionalice el tema seguridad pública, ya que, así, los estados tendrán libertad institucional y legal para organizar su(s) policía(s), de la manera que mejor les convenga. Esta posibilidad refuerza el principio federal, rescatando, para los estados federales, la autonomía de la voluntad política indispensable para definir soberanamente cómo organizar sus instituciones policiales. Al margen de reforzar el principio federal, perfeccionando la relación con la Unión, la desconstitucionalización le permite a los Estados adaptar las instituciones policiales a sus necesidades locales y regionales, ampliando significativamente las posibilidades de diferentes arreglos organizativos para la policía. Sin embargo, para mantener el principio del ciclo completo de la actividad policial, con competencias territoriales específicas y delimitadas o sea, el ejercicio de todas las atribuciones inherentes a las funciones judiciales, de investigación, y las funciones ostensivo preventivas, por una o más de una policía-, es imprescindible su explicitación en el texto constitucional, para que exista una unidad orgánica y funcional mínima entre todas las instituciones policiales creadas en el país. En resumen, se propone ante el Congreso Nacional que se incluya en la Constitución la exigencia de que todas las instituciones policiales se organicen como policías de ciclo completo. También se propone, por medio de la desconstitucionalización que se transfiera a los estados el derecho de legislar sobre sus policías, resguardando el respeto al principio de ciclo completo. Sin embargo, mientras estos cambios no ocurran, es urgente la creación de un Sistema Único en cuyo ámbito se instalará la dinámica de la integración progresiva, compatible con los marcos legales vigentes. 6. El procedimiento acusatorio: la indagatoria policial y el Ministerio Público - 93 Plan Nacional de Seguridad Pública 6.1. Introducción: diagnóstico sobre la indagatoria y el fin de la acusación E n el modelo acusatorio adoptado por el proceso penal brasileño, el procedimiento acusatorio de la persecución penal comienza con la investigación criminal, realizada por la policía judicial. Como procedimiento de naturaleza administrativa, la indagatoria busca investigar la existencia de una infracción penal y su autoría, para que el titular de la acción penal disponga de elementos que le autoricen a instaurarla. Sin embargo, el sistema adoptado no privilegia el trabajo de análisis pericial, ni la investigación penal, representando el dominio del poder y de la fuerza sobre la razón, utilizando, muchas veces métodos violentos e ilegales para investigar los delitos. A pesar de que las pruebas obtenidas en la fase de averiguación deban repetirse en la fase judicial, bajo el principio de lo contradictorio, algunas se vuelven definitivas, como las destinadas a certificar la existencia material del delito. Esas pruebas pre constituidas le dan a la Policía Civil poder desmedido, dado que su elaboración no cuenta con la presencia del representante del Ministerio Público y del abogado de la defensa. Por otro lado, la acusación produce daños irreparables a los ciudadanos, que tendrán en contra el prejuicio estampado en hojas corridas, inclusive ante el eventual pronunciamiento posterior de su inocencia, transformando la indagatoria policial, muchas veces, en una fuente generadora de corrupción y violencia, haciendo que los sospechosos, víctimas y testigos se transformen en rehenes de malos policías. Por otro lado, existe un abismo entre la comunicación del delito y el procedimiento acusatorio. La absoluta mayoría de los partes policiales de delitos no se transfor man en indagatorias policiales, y las pocas indagatorias instauradas no formalizan denuncias del Ministerio Público. Un ejemplo claro es el Estado de São Paulo, con un plantel de 36 mil policías efectivos en la Policía Civil. En 1999, se registraron, en la capital paulista 523.396 partes policiales de delitos, 73% de los cuales eran delitos de naturaleza patrimonial. Tomando esos partes como base, se abrieron, apenas, 84.519 indagatorias policías (cerca del 16% del total), y el Ministerio Público formalizó 25.301 denuncias instauradas por esas indagatorias, de las cuales 12.102 fueron iniciadas por autos de prisión en flagrante en que la actividad investigatória fue prácticamente inexistente. La productividad de la policía judicial de la Policía Civil más grande - 94 Plan Nacional de Seguridad Pública del país no superó, en ese aspecto, el 3% de los hechos registrados. La situación no es diferente en otras unidades federales. En algunas, se adoptan procedimientos investigatórios no denominados o la Verificación de la Procedencia de la Información (VPIs), que, archivada, impide la instauración de indagatorias policiales. Existen aún otras prácticas que contribuyen al cuadro de ineficiencia investigatória: el Ministerio Público no tiene acceso a los registros de los partes de los delitos, no ejerciendo así el control externo de las investigaciones policiales; los comisarios no presiden las indagatorias policiales, que, por lo general, son realizados por notarios de la policía; el Ministerio Público y el Poder Judicial no establecen plazos para la conclusión de las indagatorias; las acusaciones no son sometidas a la apreciación del Ministerio Público. La principal consecuencia de la ineficiencia estructural de la indagatoria policial, es que el Ministerio Público deja de obtener los elementos necesarios para formarse una idea sobre la acción penal pública, perjudicando a todo el sistema del procedimiento acusatorio. 6.2. El control externo de la actividad policial E l control externo de la actividad policial no está suficientemente reglamentado por la Ley Complementaria nº 75, de 1993, que versa sobre la organización y los atributos del Ministerio Público de la Unión y que ha sido utilizada de forma subsidiaria por el Ministerio Público de los Estados. El control externo de la actividad policial solamente será eficaz cuando el Ministerio Público lo ejerza a través del establecimiento, por ley, de directrices generales y específicas para la conducción de los trabajos y las actividades de ambas policías, especialmente los de la civil. Las directrices generales definirán los grandes vectores de la instrucción preliminar, de acuerdo con los parámetros de la política penal trazados por el Ministerio Público. En muchos países, las investigaciones preliminares son realizadas por la policía en estrecha colaboración con el Ministerio Público. Los policías de investigación - 95 Plan Nacional de Seguridad Pública están directamente vinculados al Ministerio Público, a diferencia de lo que ocurre en el Brasil, en donde, de acuerdo con el Código de Proceso Penal, la policía se remite al Poder Judicial. La investigación no puede ser tratada como un fin en sí misma. Es entendida como un instrumento destinado a servir de base para abrir un proceso penal contra alguien. Es verdad que las legislaciones más modernas han tratado de acercar la policía del Ministerio Público, inclusive porque este es el destinatario del trabajo de la policía, o sea, el trabajo de investigación realizado por la autoridad policial tiene la finalidad principal de servir de base para la formación del convencimiento delictivo del titular da acción penal. No se busca la subordinación administrativa de la policía al Ministerio Público. Este, como único titular de la acción penal pública, ejerce la supervisión de la investigación penal. La policía continuará subordinada administrativamente al Poder Ejecutivo, supeditando su trabajo a la supervisión del Ministerio Público. Lo que se busca es establecer una mayor aproximación entre la policía y el destinatario de su trabajo, optimizando la tarea investigatoria y brindándole al procedimiento un sentido de utilidad, ya que serán concentrados los recursos materiales y humanos en la búsqueda de los elementos juzgados necesarios para la instauración del procedimiento acusatorio en Juicio. Las investigaciones penales deben remitirse al Ministerio Público, inclusive si contienen representación por la práctica de medidas especiales y urgentes, que en su mayoría son prisiones temporarias, ya condicionadas a su manifestación. Se pierde así, el sentido práctico al enviar esas investigaciones al Poder Judicial, ya que deberían ser enviadas directamente al Ministerio Público, que las llevará a Juicio como manifestación de la pretensión del titular de la acción penal, y no como simple representación de la autoridad policial. La jurisdicción mantiene su posición de inercia e imparcialidad, típicas del sistema acusatorio, y es llamada en su rol de garantizadora de las prerrogativas constitucionales. Actividades suplementarias como la comunicación inmediata al Ministerio Público de delitos más graves colocarán a la actividad policial al alcance del control social. En la actual sistemática de la persecución penal, el seguimiento de las - 96 Plan Nacional de Seguridad Pública investigaciones por parte del Ministerio Público es necesario para asegurar el respeto de los derechos fundamentales del ciudadano. 6.3. Investigación penal e investigación sumaria L a indagatoria policial ha demostrado ser un instrumento arcaico y obsoleto para la investigación penal, un instrumento burocratizado que no garantiza la eficacia en el descubrimiento de los delitos y de los elementos para establecer una acción penal. Reemplazar el actual modelo por otro, simplificado, desburocratizado y ágil, capaz de recoger los elementos necesarios para la apertura de un proceso penal con rapidez y eficacia es una imposición del momento histórico. Debe adoptarse la denominación Investigación Penal porque la titularidad de la atribución investigatoria no es exclusiva de la policía. En lo que concierne a las infracciones penales de menor potencial ofensivo, de competencia de los Juzgados Penales Especiales, ya existe el término circunstanciado previsto en la Ley nº 9.099, de 1995. En los demás casos deberá adoptarse la Investigación Sumaria, instaurada de oficio por la autoridad policial, que consta de un expediente munido de los elementos mínimos de la prueba, necesarios para que el Ministerio Público forme su opinión, ya sea para promover una acción penal, o para solicitar el archivo. Lo que la diferencia de la actual Indagatoria Policial es que las pruebas serán recogidas por la policía en el propio local del hecho: en vez de que la policía solicite una audiencia para interrogar el testigo en la comisaría, se lo someterá a un interrogatorio informal en su domicilio, en su local de trabajo o donde fuere que se encuentre. Se debe realizar un resumen de las informaciones brindadas e inclusive se puede utilizar un grabador para registrar las declaraciones. Posteriormente, todas las pruebas serán recogidas en un Informe Circunstanciado, con las pruebas periciales, las investigaciones etc., y las eventuales grabaciones realizadas, sin acusación, y se remite al Ministerio Público, en un plazo de 10 días. - 97 Plan Nacional de Seguridad Pública La Investigación Penal, con testimonios por término, será realizada en los casos más complejos, mediante solicitud del representante del Ministerio Público, siempre que este no pueda formar una opinión delictiva con los elementos aportados por la investigación sumaria. Estas medidas brindarán una sensible racionalización del trabajo policial, evitándose la “investigación” en aquellos casos en que, en la práctica no hay nada que investigar (en el sentido de indagar), independientemente de la gravedad del delito. De esta manera, el homicidio realizado en el “bar de la esquina”, por autor conocido y en circunstancias evidentes, puede ser objeto de Investigación Sumaria, con el beneficio de la celeridad y rapidez, con la producción de la prueba testimonial ya realizada en juicio. Ese cambio simple valorizará el trabajo de la policía, al margen de aliviar a los agentes policiales que tendrán más tiempo para dedicarle al complejo e importante trabajo de identificar a los responsables de delitos de autoría no determinada, al margen de investigar acciones de pandillas y del crimen organizado. En poco tiempo, el procedimiento acusatorio ganará nuevas características, con resultados prácticos en las investigaciones y en las acciones penales. 7. Violencia doméstica y de género 7.1. Introducción B rasil ha sido pródigo al participar en convenciones y al firmar tratados a favor de los derechos humanos y en pro de la reducción de la violencia doméstica y de género. Sin embargo no ha demostrado el mismo vigor cuando se trata de implementar plataformas de acción de convenciones de las cuales es signatario. Una de las razones por las cuales existe esta falta de sintonía es la dificultad de lidiar con los aspectos prácticos de la ejecución de proyectos y de traducir lo que todavía hoy son slogans y principios abstractos en acciones racionales - 98 Plan Nacional de Seguridad Pública y eficaces. Existe una cierta unanimidad entre los que lidian con la violencia intra familiar sobre la necesidad de ampliar y calificar los servicios de atención a las víctimas. Sabemos que existe un gran número de mujeres, niños, adolescentes y personas de tercera edad agredidas y que la cantidad y calidad de la atención dista de ser satisfactoria. Sin embargo, no hay consenso respecto de lo que deberían ser esos servicios y de cómo deberían funcionar. Tampoco sabemos cómo evaluarlos. El resultado de todo esto, especialmente en lo que concierne a la violencia contra la mujer, es que, a pesar de un sin número de esfuerzos realizados para prevenir la violencia y ofrecer apoyo a las víctimas, no existe información confiable sobre el impacto de las iniciativas implementadas hasta la fecha. No sabemos qué funciona y qué no. Dado que no existen datos consistentes sobre esa modalidad de violencia, ni siquiera se sabe si los índices están aumentando, diminuyendo o si permanecen estables. La experiencia internacional muestra que una iniciativa aislada no puede hacerle frente a la violencia intra familiar. Se trata de un problema sumamente complejo, resultado de una conjunción de factores sociales, culturales y psicológicos, capaces de generar una gama de consecuencias igualmente complejas y diversificadas. Solo a través de la articulación de la policía, las unidades de atención, la justicia y las redes sociales de apoyo se gana capacidad de acción y se amplifican los efectos de sus respectivas intervenciones. Es necesario, entonces, desarrollar mecanismos para viabilizar la comunicación y la integ ración orgánica de las diversas agencias involucradas en la atención directa e indirecta, de víctimas y agresores. Con este objetivo, se desarrollará el Programa Nacional de Prevención y Reducción de la Violencia Doméstica y de Género, que, al margen de incorporar las conquistas representadas por los movimientos sociales y por los programas gubernamentales que lo antecedieron, tiene el objetivo de avanzar en la consolidación de una planificación racional para la adopción de políticas eficientes. - 99 Plan Nacional de Seguridad Pública 7.2. Bases del Programa L a violencia doméstica es un fenómeno generalizado, que afecta particularmente a las mujeres, niños, adolescentes y personas de tercera edad, arriesga la vida y la integridad de miles de personas, genera enor mes pérdidas económicas y acarrea graves problemas sociales. Es, al mismo tiempo, un problema de salud y de seguridad pública, y a pesar de que tiene lugar en el ámbito de la vida privada, es, un problema de todos. Como tal, debe enfrentarse en forma conjunta por el Estado y por las organizaciones de la sociedad civil. No se puede seguir echándole la responsabilidad exclusivamente sobre los hombros de las propias víctimas. Las causas y los efectos de la violencia doméstica son complejos y variados. Por eso, las víctimas presentan múltiples demandas durante el proceso en el que tratan de liberarse de la situación de violencia, exigiendo atención continua y diversificada. Debemos aclarar que conflicto conyugal y violencia conyugal, o doméstica, contra la mujer, no es lo mismo. La violencia que mutila a las mujeres (física y psicológicamente), que las degrada y que las somete, destruyéndolas física y psicológicamente, es motivada por el deseo del hombre de dominarlas y ejercer su poder sobre ellas. Existen mujeres violentas y parejas mutuamente agresivas. Sin embargo, los casos en que la víctima de la violencia intra familiar es una mujer son cuantitativamente más numerosos y cualitativamente diferentes de los demás, ya que la violencia que en el pasado fue legitimada sigue siendo formadora de la gramática en la que se forma la subjetividad masculina. Cuando se trata de violencia conyugal, el foco prioritario de cualquier iniciativa debe ser la seguridad de las víctimas y su fortalecimiento individual, que supone la recuperación de la autonomía y la capacidad de escoger comprometidas por la relación violenta. Es tarea de los profesionales y activistas involucrados en la atención ampliar la gama opciones al alcance de las mujeres victimadas, brindándoles apoyo emocional, ayudándolas a través de los recursos disponibles en la comunidad a encontrar sus propios caminos y transitarlos con las propias piernas. a reunir las fuerzas necesarias como para - 100 Plan Nacional de Seguridad Pública La violencia doméstica está muchas veces asociada a varios otros problemas psicológicos y sociales, como la dependencia del alcohol y otras drogas, la pobreza, el stress y la exclusión social, a pesar de que no sea una consecuencia directa de esos factores. Cuando la víctima encuentra apoyo para vencer la situación de violencia doméstica, ella está al mismo tiempo ampliando sus perspectivas como ciudadana, tornándose consciente de sus derechos y apropiándose de los recursos para conquistarlos. La mera prisión de los agresores no produce resultados eficientes como reducir la violencia de género y preservar la seguridad de las víctimas, a pesar de que sea inevitable cuando se trata de agresiones graves. Víctimas y agresores están inmersos en un proceso de sufrimiento, en la medida en que son prisioneros, ya sea por razones culturales, sociales o psicológicas, del lenguaje de la violencia. Apostar simplemente en la criminalización y en el encarcelamiento, especialmente si no va de la mano de procesos reeducativos, es invertir en la misma lógica que alimenta a la violencia. Sin intervención, las situaciones de violencia doméstica tienden a tornarse cada vez mas frecuentes y severas. A pesar de que no siempre es fácil para las víctimas y agresores darse cuenta exactamente cuando la relación se volvió irremediablemente violenta, es importante intervenir cuanto antes para evitar que las agresiones se vuelvan más y más severas. 7.3. Diagnóstico S abemos, por medio de los pocos datos disponibles, que en Brasil, como en otros países, la violencia doméstica también es un fenómeno generalizado. Azota sobretodo a mujeres, niños, adolescentes y personas de tercera edad, y deja graves secuelas individuales, económicas y sociales. En el plan individual, la violencia puede llevar la víctima a la muerte y frecuentemente produce lesiones, cicatrices deformantes, mutilaciones, enfermedades crónicas, depresión, apatía, baja autoestima, ansiedad, disturbios del sueño, pánico etc. En el plan económico, la violencia consume parte de las riquezas del país, a través de jubilaciones precoces, ausencias y retrasos al trabajo, baja productividad, consultas médicas etc. En el plan - 101 Plan Nacional de Seguridad Pública social, lleva, muchas veces, a la delincuencia juvenil, al comportamiento violento de niños y adolescentes, víctimas y testigos, al abandono del hogar y de la familia, por la vida en las calles, a la depresión y al bajo rendimiento escolar. Sin embargo se sabe poco todavía acerca de las circunstancias en las cuales tiene lugar esa violencia y sobre las condiciones concretas para la implementación de medidas y de políticas capaces de combatirla. Por eso, el Programa Nacional de Prevención y Reducción de la Violencia Doméstica y de Género brindará estimulo y apoyo a estudios para la formulación de diagnósticos claros, que permitan identificar: 1) la magnitud de la violencia doméstica entre nosotros; 2) los recursos con que Brasil cuenta, hoy, para hacer frente a la violencia intra familiar (sistema de justicia penal, unidades de salud, redes de servicio social, iniciativas comunitarias etc.); 3) los recursos potenciales para atender a víctimas y agresores, representados por iniciativas gubernamentales y no gubernamentales; 4) la calidad de la atención dada por la policía, por las unidades de salud, por los centros de atención, por los consejos tutelares, por los abrigos, por la justicia etc.; 5) las percepciones y las expectativas de las víctimas, agresores y profesionales sobre los recursos de atención, sobre la violencia doméstica y las formas de combatir ese problema. Una vez conocidos los recursos reales y potenciales disponibles en cada comunidad, se pueden definir metas realistas, basadas en la capacidad instalada y en las potencialidades de cada región. Para eso, el Programa Nacional de Prevención y Reducción de la Violencia Doméstica y de Género incorporará las conquistas ya consolidadas por los movimientos sociales y considerará las propuestas e iniciativas en curso en las diversas comunidades. - 102 Plan Nacional de Seguridad Pública 7.4. Metas y acciones L a finalidad del programa es prevenir y reducir la violencia doméstica y de género, ayudar a las víctimas a salir de la situación de violencia y contener a los agresores. Su meta es la creación, en estados y municipios, de sistemas integrados y descentralizados de atención de víctimas y agresores. Con este objetivo, será necesario desarrollar, simultáneamente, políticas en el ámbito nacional y regional, por medio de entidades competentes, como los Consejos de los Derechos de la Mujer y las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, que se destacan en esta área. En el ámbito nacional, se definirán padrones y procedimientos de intervención y de notificación de los casos de violencia doméstica y de género, al margen de campañas informativas, programas de entrenamiento, de incentivo a la creación y a la integración de servicios, así también como el estímulo a la realización de estudios de investigación. En el ámbito estatal y municipal, el programa brindará apoyo a la creación, a la consolidación y al perfeccionamiento de redes y servicios de atención y de calificación de profesionales, así como esfuerzos para la divulgación de información, de creación de bases de datos y de evaluación del impacto de los proyectos implementados. El Programa busca cumplir con ocho metas específicas, por medio de las siguientes acciones y estrategias correspondientes: Meta Específica 1.Ampliación del número de personas capaces y dispuestas a buscar apoyo médico, psicológico, jurídico y social para viabilizar el quiebre de la situación de violencia en la que se encuentran. Obs.: para exponerse y pedir ayuda, las mujeres que sufren violencia deben estar seguras de que encontrarán el apoyo necesario. La atención no puede, por lo tanto ser improvisada o no profesional. Debe ser capaz de responder con eficiencia a las demandas reales de las víctimas. - 103 Plan Nacional de Seguridad Pública Acciones Ambito Nacional §Desarrollar mecanismos para facilitar la realización del examen del cuerpo del delito en unidades de salud. §Incorporar la participación activa de mujeres supervivientes de situaciones de violencia al Programa de Prevención y Reducción de Violencia Doméstica y de Género. Estimular, de esta manera, la identificación de víctimas de violencia que todavía sufren en aislamiento, por medio de modelos positivos de superación del problema. Ambito Regional §Ampliar, diversificar, calificar, dotar y divulgar los servicios de centros especializados de atención a la mujer existentes en la comunidad. §Desarrollar programas comunitarios de justicia y de salud, capaces de llegar a las familias aisladas por las barreras del silencio y del miedo y de ofrecerles recursos efectivos para quebrar la situación en que se encuentran. §Crear una guardia telefónica para brindar apoyo inicial y orientación a las mujeres en situación de violencia. §Divulgar información sobre la violencia y los derechos de las víctimas. §Propiciar la creación de grupos de auto ayuda para mujeres víctimas de violencia. Meta Específica 2. Garantía de seguridad para las mujeres en situación de violencia: víctimas protegidas del riesgo de nuevos ataques y de agresiones más severas. - 104 Plan Nacional de Seguridad Pública Obs.: uno de los momentos mas arriesgados para quien sufre violencia doméstica crónica es exactamente cuando la víctima trata de romper la relación con el agresor. GRAN parte de los homicidios suceden durante el proceso de separación. Es necesario, entonces, ofrecer condiciones seguras para que las mujeres, cuando lo deseen, puedan alejarse de la persona que las está amenazando. Acciones Ambito Nacional §Divulgar medidas de seguridad para las víctimas, que ayuden a las mujeres a reducir los riesgos de agudización de la violencia en los momentos de crisis y a disminuir sus consecuencias nefastas. Ambito Regional §Ampliar el número de abrigos para mujeres en situación de riesgo doméstico y definir criterios básicos de calidad que sirvan de parámetro para evaluar su desempeño. §Desarrollar redes comunitarias capaces de suministrar refugios a corto plazo, hasta que sea posible encaminar a las mujeres a los abrigos o ayudarlas a encontrar otras soluciones. Meta Específica 3. Aumentar el número de mujeres dispuestas a denunciar la violencia en las comisarías y a mantener la denuncia en las instancias judiciales. Obs.: el descrédito de las instituciones policiales y jurídicas, originado muchas veces - 105 Plan Nacional de Seguridad Pública en experiencias negativas y frustrantes, es el mayor responsable por los altos índices de subnotificación de las mujeres en casos de violencia. Para que las denuncias sean mas frecuentes, el sistema de justicia criminal debe estar mejor preparado para lidiar con las especificidades de la violencia contra la mujer. Acciones Ambito Nacional §Desarrollar un programa mínimo para entrenamiento de los operadores del sistema de justicia penal. Ambito Regional §Implementar Comisarías de la Mujer donde fuese necesario. §Perfeccionar las rutinas, los procedimientos, los recursos y las instalaciones de la Comisarías de la Mujer ya existentes. §Calificar la atención policial y jurídica, ofreciendo cursos, seminarios y entrenamiento continuo para los policías, conciliadores y demás operadores del derecho. Meta Específica 4. Implementación de proyectos de integración de la atención de víctimas y agresores, para que cada servicio pueda ser accesible a partir de los demás. Obs.: las víctimas de la violencia tienen demandas múltiples y necesitan, por eso, de - 106 Plan Nacional de Seguridad Pública variadas formas de apoyo. La violencia produce y es producida por un complejo conjunto de problemas que se refuerzan mutuamente. Algunas mujeres no buscan ayuda por no encontrar o no creer que sea posible movilizar recursos tan diversificados. Sin contar con una red diversificada, el esfuerzo para romper la situación de violencia les parecerá extremadamente penoso. Acciones Ambito Regional §Institucionalizar la comunicación entre las varias agencias que brindan atención a las víctimas y los autores de violencia, integrando las iniciativas existentes en una red de atención a víctimas y autores de violencia, con sede en las secretarías estatales y municipales o en los Consejos de los Derechos de la Mujer. §Mantener y actualizar permanentemente un registro de información sobre los servicios disponibles y sobre el flujo de la demanda por esos ser vicios. §Incluir la participación de la comunidad al programa, por medio de redes solidarias de apoyo a las víctimas. Estas redes deben, idealmente, incorporar consejos comunitarios, asociaciones de vecinos, ligas comerciales y otras organizaciones presentes en cada área, en un modelo proactivo de intervención de las Comisarías de la Mujer. Meta Específica 5. Difusión de información básica y de orientación para víctimas, profesionales y comunidades sobre cómo actuar ante la violencia doméstica y de genero. Obs.: muchas víctimas de violencia tienden a pensar que están totalmente solas y que - 107 Plan Nacional de Seguridad Pública no existen personas o instituciones que las puedan ayudar. Algunas terminan buscando el aislamiento como forma de ocultar de los familiares y amigos los problemas por los que están pasando. Cuando están aisladas, ellas tienen menos acceso a la información y, en consecuencia, menos posibilidades de escapar de la violencia. Acciones Ambito Nacional y Regional §Organizar campañas informativas en los medios de comunicación, en las escuelas, hospitales, sindicatos, partidos políticos y otras asociaciones. Las campañas deben ser realistas e incluir mensajes con propuestas y modelos positivos de identificación y de superación de la violencia, por parte de las víctimas y agresores. §Divulgar información y orientaciones prácticas para profesionales, víctimas, agresores y demás ciudadana(o)s, focalizando los servicios disponibles en la comunidad, los instrumentos para prevenir la violencia y formas de lidiar con las situaciones de abuso. Meta Específica 6.Crear un sistema de información sobre la violencia doméstica y de género, capaz de subsidiar diagnósticos consistentes y de informar los procesos de evaluación de resultados. Obs.: si la experiencia práctica no se transforma en información organizada, o en conocimiento acumulado, se pierde, y los profesionales involucrados en la atención a las víctimas y a los agresores no pueden evaluar la eficacia de sus iniciativas. Están condenados a reproducir procedimientos basados en impresiones personales, en - 108 Plan Nacional de Seguridad Pública prejuicios, fantasías y percepciones del sentido común. Acciones Ambito Nacional §Definir un padrón nacional de notificación de casos de violencia doméstica en las comisarías y en las unidades de salud, para construir bases de datos nacionales. §Perfeccionar los prontuarios de atención médica, de modo tal puedan registrar las diversas formas y situaciones en las que surge la violencia contra la mujer y posibiliten la construcción de datos consistentes. Ambito Nacional y Regional §Elaborar estudios de victimización y recopilar datos cuantitativos y cualitativos, referentes a la actuación de lo(a)s profesionales, a la visión de las víctimas y agresores y al impacto de las medidas adoptadas para enfrentar a la violencia contra la mujer en los centros de atención, abrigos, comisarías, unidades de salud, Juzgados Penales, etc. §Eficacia en los diversos servicios para reducir la reincidencia de los autores de violencia. §Impacto de las conciliaciones y transacciones penales adoptadas en los Juzgados Penales Especiales respecto de los casos de violencia doméstica. §Efectividad de los centros de atención y de los abrigos para brindarles seguridad a las mujeres y la posibilidad de quebrar la situación de violencia. §Relevamiento de las demandas, expectativas y evaluaciones de las mujeres usuarias de los servicios ofrecidos. Análisis de las expectativas, percepciones y prácticas de los profesionales que se desempeñan en la atención directa e indirecta de las víctimas, autores de violencia etc. - 109 Plan Nacional de Seguridad Pública Meta Específica 7. Control de la acción de los autores de violencia/adopción de penas alternativas efectivas para hombres autores de delitos considerados de menor gravedad. Obs.: si en vez de ser enviados a la cárcel, los autores de violencia prestasen servicios para la comunidad y tuvieran la oportunidad de transformar su comportamiento, se reducirá la violencia, los cofres públicos no disminuirán y la comunidad será beneficiada. El cumplimiento efectivo de sanciones restrictivas de derecho es la mejor manera de inhibir la violencia, evitando la impunidad y la banalización de las agresiones contra la mujer. Acciones Ambito Nacional §Desarrollar iniciativas con el Poder Judicial y el Legislativo para instituir medidas legales de protección de las víctimas (separarse de los agresores). Ambito Nacional y Regional §Instituir programas de aplicación de penas alternativas para los autores de violencia en los Juzgados Penales Especial. Estos prog ramas incluirán la prestación de servicios gratuitos para la comunidad y la participación en grupos de reflexión, en los cuales los agresores se responsabilizan por su comportamiento y desarrollan mecanismos no violentos de comunicación interpersonal. - 110 Plan Nacional de Seguridad Pública Ambito Regional §Desarrollar conjuntamente con los Juzgados Penales Especial, redes de organizaciones públicas y/o privadas dispuestas a recibir los servicios prestados por los autores de violencia. §Crear centros de atención para hombres autores de violencia, capaces de realizar grupos de reflexión y de responsabilización y formar agentes multiplicadores. Meta Específica 8. Reducción de la violencia sexual intra y extra familiar y de los daños consecuentes. Obs.: la violencia sexual surge en ambientes permeados por estereotipos sobre la sexualidad femenina y los papeles de género. Derrumbar prejuicios y brindar apoyo calificado para las víctimas son pasos fundamentales para la construcción de comunidades en las cuales las mujeres se sientan más seguras y respetadas. Acciones Ambito Nacional y Regional §Desarrollar campañas de: a) desmantelamiento de prejuicios y estereotipos que estimulan y refuerzan la violencia sexual; b) información sobre los derechos de las mujeres a la libertad sexual, al aborto contemplado en la ley, a la atención calificada en caso de violencia etc.; c) difusión de las medidas adoptadas y de los recursos (en el ámbito de la justicia y de la salud) para prevenir y reducir los daños consecuentes de la violencia sexual. - 111 Plan Nacional de Seguridad Pública Ambito Regional §Ampliar la red de salud capacitada para la atención de víctimas de la violencia sexual. §Identificar espacios y situaciones vulnerables a las agresiones sexuales, a partir de datos generados por la policía y por las unidades de atención a las víctimas. §Desarrollar medidas preventivas (con base en el mapeo previo) como estrategias de policiamiento, estímulo a la ocupación comercial y cultural, el desarrollo de equipos urbanos etc. §Crear grupos de trabajo para enfrentar la violencia y la explotación sexual (fuerzastarea que involucren a la policía, al Ministerio Público, a los Consejos Tutelares, ONGs de protección a las mujeres, ONGs de protección a la infancia y a la adolescencia etc.) para enfrentar a explotación sexual. 8. La violencia contra las minorías 8.1. Introducción A lgunos sectores de la población son particularmente vulnerables a la violencia, ya sea porque las agresiones criminales pueden asumir formas específicas cuando dirigidas a ellos, o porque son víctimas de delitos con dinámicas propias. Es lo que ocurre en muchas ocasiones cuando la víctima es negra, homosexual, o inclusive de tercera edad, adolescente, o identificada por otra particularidad que la torna frágil ante el delito o la policía. En una estrategia de planificación racional de seguridad, la reducción de la violencia tiene más posibilidades de éxito cuando la elaboración de los programas y en algunos casos su desarrollo y ejecución- cuenta con la participación directa de la sociedad civil. Este principio es especialmente verdadero cuando la población meta de la planificación involucra minorías socialmente relevantes. - 112 Plan Nacional de Seguridad Pública Al margen de garantizar derechos específicos de ciudadanía, es fundamental trazar políticas de seguridad para las minorías porque la valorización de la diferencia dentro de una sociedad y la lucha contra la intolerancia son una señal obvia de civilización. Ninguna sociedad será moderna, democrática y justa si no puede enorgullecerse de su pluralidad. Es importante considerar, en la relación de la policía con la población que comportamientos esteriotipados y discriminatorios por parte de los agentes del orden son frecuentemente generalizados y producen, en la sociedad, la noción de que el propio Poder Ejecutivo es prejuicioso e insensible. No existe nada más corrosivo para las relaciones de confianza entre el gobierno y la sociedad que la impresión de que los débiles son dejados de lado, en detrimento de las elites y de los que ya son favorecidos social, económica y culturalmente. Y esta ha sido la tónica de las políticas tradicionales de la policía en Brasil. Los programas de seguridad orientados hacia minorías contienen un simbolismo fuerte al transmitir a toda la sociedad el mensaje de que el Estado desea, puede y va a desarrollar políticas compensatorias para la construcción de auto confianza y de autonomía en las poblaciones marginalizadas. Por último, se debe tomar en cuenta que las comunidades son detentoras de informaciones y conocimientos cruciales para el diagnóstico, planificación y evaluación de programas de lucha contra la violencia. Al margen de esto, gracias al gran potencial de talentos existentes en la base de la sociedad, la participación comunitaria en programas contra la violencia y para la promoción de seguridad puede ser el medio más creativo, democrático y no oneroso de inclusión de sectores históricamente careciados con relación a las políticas públicas. Como consecuencia de todo esto, para abordar mejor la ejecución de políticas públicas en el área de seguridad, se propone la creación de Centros de Referencia de Protección de las Minorías. - 113 Plan Nacional de Seguridad Pública 8.2. Centros de Referencia de Protección de las Minorías L os Centros de Referencia de Protección de las Minorías se basan en ideas de colaboración, participación, división de responsabilidades, apertura de las instituciones policiales al diálogo y control externo. Pueden pensarse como espacios de elaboración de políticas de seguridad de poblaciones meta, por ellas y para ellas. Los Centros de Referencia deben crearse dentro o junto a los órganos de seguridad, de preferencia cerca de los gestores superiores. Pero deben ser flexibles para adecuarse a las dinámicas y a las especificidades organizacionales propias de cada población meta, sabiendo respetar limitaciones y aprovechar potenciales. En los Centros de Referencia, entidades de la sociedad civil y representantes de los órganos de seguridad, en conjunto, deben establecer un programa mínimo factible que pueda seguirse y corregirse a lo largo del tiempo, a partir de la experiencia de trabajo común y del aprendizaje de la convivencia. Las etapas que deben seguirse en la creación de los Centros de Referencia son las siguientes: 1) relevamiento de los problemas de seguridad más enfrentados por la población, reclamos y necesidades (inventario); 2) definición de metas conjuntas que puedan lograrse, asignación de prioridades, inclusive de desafíos relacionados a la confianza en la policía; 3) establecimiento de directrices de un programa mínimo, inclusive de sensibilización y capacitación de la policía; 4) división de responsabilidades sobre las tareas definidas; 5) evaluación permanente del desarrollo de los programas, del desempeño de la cooperación y corrección de rumbos inicialmente establecidos, con la definición de nuevos proyectos. - 114 Plan Nacional de Seguridad Pública 8.3. Para quienes son y cómo deben ser creados los Centros de Referencia L os Centros de Referencia deben reflejar la existencia de los problemas y del potencial para enfrentarlos en la base de la sociedad y en las comunidades. Deben crearse para responder a las posibilidades y las necesidades locales de cada estado. Entre los Centros de Referencia más necesarios podemos mencionar los siguientes: 1) Centro de Referencia contra el racismo: dedicado a enfrentar los problemas de racismo que sufren sectores de la población afro descendiente, debe construirse junto a organizaciones del movimiento negro, de defensa de mujeres negras, conjuntamente con profesores, intelectuales, artistas y lideranzas de la sociedad sensibilizadas por la problemática racial. Las dinámicas complejas del racismo en el área de la seguridad frecuentemente se encuentran dentro de las propias corporaciones policiales y deben enfrentarse primero con la apertura de un diálogo franco, que se extienda a los cursos de capacitación de la policía impartidos por lideranzas y profesores del movimiento negro. Se debe desarrollar material educativo específico con el apoyo de entidades, de especialistas y de comunicadores. La creación de una línea telefónica Disque Racismo para la defensa de la población negra, operado en conjunto con representantes de las organizaciones no gubernamentales, puede ser de gran significado. 2) Centro de Referencia contra la homofobia: Orientado hacia la defensa de la población homosexual, constituido conjuntamente con entidades representantes de gays, lesbianas, travestís y transgéneros, así también como empresarios de la noche gay, editoriales de revistas especializadas, artistas identificados con la causa etc. Al margen de la sensibilización y la capacitación de la policía para asegurar el respeto por la orientación sexual, el Centro de Referencia debe enfrentar la violencia específica que afecta a la población homosexual, extorsiones, inclusive policial, y violencia homo fóbica. La creación de una línea telefónica Disque Defensa Homosexual, operado en conjunto con representantes y voluntarios de entidades de defensa de minorías sexuales, fue una iniciativa exitosa en Río de Janeiro y se amplió a otras ciudades de Brasil. Al margen de proteger a las minorías sexuales, el Disque Defensa - 115 Plan Nacional de Seguridad Pública brinda la posibilidad de trazar el perfil de victimización de la población, invariablemente desconocido por los órganos de seguridad y muchas veces desconocido por la propia comunidad homosexual. 3) Centro de Referencia del niño y del adolescente: orientado hacia la problemática de los jóvenes en conflicto con la ley, así como la de protección de niños y adolescentes, debe organizarse con la participación del Consejo Estatal de Defensa del niño y del adolescente, Consejos Tutelares, Ministerio Público, Juzgado de la Infancia y la Adolescencia, Organizaciones No-Gubernamentales, así como innumeras expresiones culturales, musicales y artísticas presentes en comunidades carenciadas y populares. El Estatuto del Niño y del Adolescente (ECA) debe ser el regulador del funcionamiento del Centro, ya sea en las iniciativas de aclaración de la policía, o en programas pioneros que puedan ampliar la protección de este segmento de la población y el tratamiento adecuado de adolescentes en conflicto con la ley. 4) Centro de Referencia de protección de la tercera edad: la población con más de 60 años de edad es portadora de muchas necesidades especiales de seguridad, pero por sobre todo, es portadora de una inmensa potencialidad de colaboración en programas de la policía y de seguridad. Formado por entidades, representantes y personas involucradas con los problemas de la tercera edad, el Centro de Referencia, al margen de iniciativas de aclaración de los profesionales de policía, puede ser un foco creativo de programas que articulen seguridad local, transporte, salud y otros. 9. El acceso a la Justicia: la importancia de la Defensoría Pública E n una sociedad excluyente como la nuestra, el acceso de todos a la Justicia es una más de las tantas reglas existentes apenas en el plano abstracto de la ley, incapaz de concretizarse en la realidad dura de la desigualdad institucionalizada. El impacto de las leyes de mercado sobre la actividad judicial pone en juego la legitimidad y la eficacia de la Justicia como mediadora de conflictos y, por - 116 Plan Nacional de Seguridad Pública lo tanto, como mecanismo fundamental para la preservar la estabilidad de las relaciones sociales. Para evitar los riesgos de inestabilidad consecuentes, el Estado contemporáneo comenzó a intervenir en estas relaciones, tal como lo ha hecho en otras áreas. De esta manera, como ocurre en el área da salud, también se ha hecho necesario garantizar, minimamente, el acceso de las personas pobres a la Justicia. En Brasil, el instrumento utilizado para este fin son las denominadas “defensorias públicas” cuerpos de abogados seleccionados y remunerados por el Estado, organizados en una institución propia, y cuyos clientes son todos los “que comprueben insuficiencia de recursos”, como define la Constitución Federal, en el artículo 5°, inciso LXXIV; o como contempla la Ley de Asistencia Judicial, “toda persona cuja situación económica no le permita pagar los costos del proceso y los honorarios de abogado, sin perjuicio del propio sustento o el de la familia” (Ley nº 1.060, de 1950, artículo 2°, § único). En la actualidad, la Constitución Federal consagra entre los derechos individuales y colectivos la prestación de “asistencia jurídica integral y gratuita”, estableciendo el servicio público encargado de efectivarla: la Defensoría Pública, definida como “institución esencial a la función jurisdiccional del Estado, incumbida de brindar orientación jurídica y la defensa, en todos los grados, de los necesitados” (artículo 134, caput). La institución de la Defensoría Pública por la Carta de 1988 fue una importante opción política, fiel al espíritu ciudadano que la orientó, rigurosamente adecuada a la noción de Estado Democrático de Derecho, caracterizado por la deliberada intervención estatal a favor de la reducción de los desequilibrios sociales. Se trata de una verdadera política pública, estructurada para garantizar a la mayoría de la población un “bien público”, el acceso a la Justicia (similar al acceso a la salud, a la educación, entre otros) que, bajo la forma de mercadería, les ha sido negado. A Constitución Federal prevé la creación de Defensorías Públicas en los ámbitos de la Unión, de los Estados, del Distrito Federal y de los Territorios. La Ley Complementaria nº 80, de 1994, al margen de organizar la institución en el ámbito federal (Unión, Distrito Federal y Territorios), traza normas generales para las Defensorías Públicas Estatales. - 117 Plan Nacional de Seguridad Pública A pesar de esto, la Unión todavía no ha implementado la creación autónoma de su Defensoría Pública, permaneciendo esta dentro de la estructura organizativa del Ministerio de Justicia. Sus integrantes actuales son muy reducidos, algunas pocas decenas, en su mayoría provenientes de los cargos de abogados de oficio en la Justicia Militar. Se sumarán a estos aproximadamente ochenta agentes, en virtud de un concurso público recientemente realizado una medida positiva, aunque insuficiente, ya que los aprobados sólo podrán desempeñarse ante los Tribunales Superiores o los Tribunales Regionales Federales, en las capitales de los Estados, quedando por atender las centenas de Juzgados Federales abiertos e instalados en todo el país. Para continuar el proceso de efectiva implementación del órgano en el ámbito federal, la autonomía administrativa de la institución es imprescindible, de acuerdo con lo determinado por la Constitución y por la Ley Orgánica Nacional, tal como ya fue y está siendo realizado exitosamente en algunos estados Dentro de este contexto, cabe mencionar que la Defensoría Pública todavía no fue implementada en la mayoría de las Unidades de la Federación, que, con pocas y notables excepciones, no adecuaron sus servicios de asistencia judicial (cuando existen) al formato jurídico-constitucional: abogados públicos, contratados por concurso público, organizados en carrera y, sobretodo, orientados exclusivamente a la prestación de ese servicio público esencial. Las excepciones a la lamentable regla general del olvido de la Defensoría Pública son los Estados de Rio de Janeiro, Mato Grosso do Sul, Rio Grande do Sul, Ceará y Espírito Santo, en los cuales el órgano tiene autonomía administrativa, presta servicio por medio de agentes contratados en concurso público y organizados en carrera, a pesar de todavía no poder atender a la creciente demanda de la población en todas las comarcas, como sería deseable. Otros estados, como Minas Gerais, tienen un número razonable de agentes, a pesar de que no estén organizados en carrera autónoma e no ganen una remuneración digna. La reivindicación de la Defensoría Pública forma parte de la agenda del urgente cambio de rumbo en las políticas públicas, por ser el mecanismo más eficaz, eficiente y efectivo puesto a disposición de la ciudadanía empobrecida para la afirmación de sus derechos mas elementares, así también como para la solución civilizada de sus conflictos de intereses. Todas las demás soluciones propuestas para garantizar el acceso universal a la Justicia, como credenciamiento de abogados, por medio del - 118 Plan Nacional de Seguridad Pública Colegio de Abogados de Brasil (OAB), municipalización del servicio y convenios con las universidades, deben ser rápidamente descartadas, no sólo por significar omisión del Estado de un sector en donde su actuación es imprescindible para satisfacer las demandas urgentes de las poblaciones excluidas, sino sobretodo porque, donde fueron aplicadas, como en São Paulo e Santa Catarina, revelaron ser practicas clientelistas, ineficaces y totalmente en riña con la moralidad y la impersonalidad requeridas de la Administración Pública. Habiendo esbozado la situación de la Defensoría Pública en los Estados, se propone la adopción de las siguientes medidas: 1) garantizar la asistencia jurídica y judicial, definida aquí como una política pública efectiva, destinada a la atención de una determinada demanda social, por medio del empleo continuo de los medios materiales y humanos disponibles; 2) la Defensoría Pública debe ser el órgano encargado de proponer, gestionar y ejecutar la política pública de asistencia jurídica e judicial para los segmentos pobres da población, política articulada con las demás medidas de gobierno, en especial las relacionadas a la ciudadanía, justicia y seguridad. Esa atribución de competencia de la Defensoría Pública se fundamenta en dos razones básicas. La primera es de orden constitucional, ya que el ordenamiento jurídico vigente, comenzando por las Cartas Estatales y la Carta Federal, ya establecen que esa institución es “función esencial a la Justicia”, el medio adecuado para garantizar la prestación jurisdiccional a la ciudadanía pobre. La segunda es de orden práctica e inclusive económica, ya que la forma más barata y eficiente de prestar ese servicio con efectividad es por medio de un cuerpo de profesionales especializados, organizados en carrera, tratados con dignidad y dedicados exclusivamente al mismo. - 119 Plan Nacional de Seguridad Pública 10. Sistema penitenciario 10.1. Introducción E n el Estado Democrático de Derecho es imprescindible que exista coherencia entre la legislación y las políticas públicas. Leyes que no se cumplen y políticas públicas desconectadas de las leyes forman parte de nuestra vida cotidiana En el área del sistema penitenciario, esa brecha, esa distancia entre lo que está establecido en la legislación y lo que los presos vivencian es absolutamente dramática. Brasil, al margen de ser signatario de documentos internacionales que versan sobre el trato de presos y la protección de sus derechos, cuenta con la Ley de Ejecución Penal (LEP) que reglamenta, detalladamente, las condiciones de cumplimiento de penas, los derechos de los presos, la organización de los sistemas penitenciarios estatales etc. Sin embargo, visitar las prisiones de este país es constatar el abismo gigantesco que existe entre a letra de la ley y las políticas públicas para el área. Actualmente existen aproximadamente 232.000 mil hombres y mujeres presos, y su gran mayoría viven bajo condiciones degradantes y deshumanas, en celdas hacinadas y fétidas, donde la ociosidad es la regla, las palizas son constantes, y falta de todo, inclusive asistencia médica y jurídica. El Estado brasileño, con rarísimas excepciones, no provee las necesidades más básicas de los presos, como vestuario, jabón y papel higiénico. La mega rebelión de las prisiones de São Paulo del año 2001, sirvió para demostrar que cuando el poder público no cumple minimamente con sus obligaciones para con la masa carcelaria, ignora abiertamente la legislación del país y hace vista gorda para la corrupción, abre espacio para el surgimiento de gr upos que, por medio de diversas estrategias, inclusive el asistencialismo, conquistan la lealtad de los presos, transformándolos en masa de maniobra para los objetivos más variados, inclusive rebeliones. - 120 Plan Nacional de Seguridad Pública La revelación diaria y sistemática de episodios de corrupción que venimos asistiendo en este país, ha dejado de lado al sistema penitenciario. El elevadísimo número de fugas en el país, el fácil ingreso de drogas, armas y teléfonos celulares apuntan a niveles de corrupción alarmantes, y no se hace nada. La situación de penuria de los sistemas penitenciarios estatales es dramática. En el área federal, las asignaciones de fondos, cuando ocurren, se destinan en casi su totalidad a la construcción de unidades de detención. Los recursos destinados a la educación y al trabajo de los presos o al entrenamiento de agentes de seguridad penitenciaria son mínimos. Inclusive invirtiendo prioritariamente en la construcción de nuevos establecimientos, el déficit de espacio sigue muy alto. En 1995, el déficit en el sistema penitenciario brasileño era de 80.163 vacantes. En 2001, después de invertir millones de reales, tanto por el Gobierno Federal, como por los gobiernos de los estados (solamente São Paulo y Rio criaron, en ese período, mas de 30.000 mil nuevas vacantes), el déficit todavía era de 64.659 vacantes. 10.2. El sistema penitenciario y la ejecución de las penas L a ampliación de la incidencia de las penas alternativas, la modificación de las reglas para la concesión de libertad condicional y progresiones de régimen son necesidades reconocidas por todos. No basta que la sociedad se contente con la existencia de reglas claras sobre el tiempo máximo de permanencia del preso provisorio en la prisión; la regla debe ser cumplida, y es necesario que exista vigilancia rigurosa de la opinión pública y de las autoridades responsables para que se introduzca en la cultura política de las instituciones pertinentes la costumbre de que se efective la obediencia de esa regla. Son frecuentes los casos en que una persona presa en flagrante o preventivamente aguarda juicio por un período superior a un año, a pesar de que la jurisprudencia establece 81 días para la el fin de la instrucción. Otro problema crónico que afecta la administración de las prisiones es la división de la responsabilidad de la custodia de los presos entre la policía y el sistema penitenciario, la - 121 Plan Nacional de Seguridad Pública primera responsable por los que aguardan juicio, y el segundo, por los ya juzgados. Ante la imposibilidad del sistema de absorber los condenados, en el Estado de São Paulo más de 13 mil todavía se encuentran en reparticiones policiales. Esta situación termina retirando a policías de sus actividades esenciales y viola reglas internacionales que establecen que los autores de la prisión no deben cuidar de los presos. Existen discrepancias muy fuertes entre lo previsto legalmente y la realidad. En el Estado Democrático de Derecho, el cumplimiento de las leyes, especialmente las que tratan uno de los valores más importantes del ser humano, que es su libertad, debería ser la regla. Sin embargo lo que se ve en casi todos los estados es el incumplimiento evidente de las normas jurídicas que rigen la ejecución penal. Basta recordar a los presos que cumplen pena en régimen cerrado, que deberían estar en celdas individuales (Art. 34, § 1º, del Código Penal y Art. 88, de la Ley de Ejecución Penal - LEP. Esto raramente sucede en nuestro país. Las reglas de régimen semiabierto están desvirtuadas y prácticamente son las del régimen abierto. No existen casas de albergue. Los patronatos no fueron instalados; los Consejos de la Comunidad, con raras excepciones, no cumplen con sus atribuciones. En resumen, la Ley de Ejecución Penal no pasa de ser ficción: sólo existe en papel. La individualización de la ejecución, exigencia constitucional, es mera utopía; las evaluaciones para la clasificación de los detenidos, un simple sueño; los exámenes criminológicos, burocracia que retraza la evaluación de los pedidos de beneficios. Es necesario cambiar las reglas de la Ley de Ejecución Penal y del Código Penal, con urgencia. Sin detrimento de la reforma del Código Penal y de la Ley de Ejecución Penal, algunas alteraciones puntuales deben introducirse inmediatamente. Las principales son las que abordan las reglas para la concesión de beneficios a los penados. La libertad condicional debe concederse con la satisfacción de requisitos objetivos. El Consejo Penitenciario Estatal debe revisar sus atribuciones. Se debe reestructurar el papel del Poder Judicial y del Ministerio Público en la ejecución de la pena. El modelo de la jurisdicionalización de la ejecución, después de 17 años de vigencia de la Ley de Ejecución Penal, emite señales claras de agotamiento. Los jueces y fiscales de justicia no pueden seguir la ejecución de la pena, con individualización de los derechos y deberes de cada uno de los presos, por absoluta falta de posibilidades - 122 Plan Nacional de Seguridad Pública materiales. Por eso, centenas, tal vez miles de sentenciados permanecen confinados, consumiendo los escasos recursos públicos, cuando podrían estar libres condicionalmente, o en regímenes abiertos. La concesión de beneficios a los presos, como progresiones de régimen o libertad condicional, puede, sin ningún tipo de peligro para la sociedad, ser solicitada por la autoridad administrativa. Solamente en los casos de violación de los derechos, los jueces serían accionados para dirimir el conflicto, ya sea por el Ministerio Público, o por la Defensoría Pública. De esta manera, el Poder Judicial estaría cumpliendo mejor con sus atribuciones constitucionales. 10.3. Propuestas para cambiar el sistema L as propuestas de superación de la crisis del sistema penitenciario brasileño deben, necesariamente, enfocar dos aspectos en el ámbito de las iniciativas del gobierno federal y de los gobiernos estatales. El primero tiene que ver con las medidas que posibiliten reservar la pena de prisión para los delitos más graves, que se constituyen en una amenaza concreta a la convivencia social. El segundo se refiere a las iniciativas específicas con relación al sistema penitenciario. Las propuestas que se enuncian a seguir tienen el objetivo de reformular y humanizar la ejecución de la pena y la administración del sistema penitenciario brasileño, tornándolo más eficaz en la obtención de justicia y en la recuperación de los penados. No se trata, como muchas veces el sentido común imagina, de “facilitarle la vida a los presos”, sino tratarlos con el rigor y con el respeto inherentes a las obligaciones y garantías de un Estado que se supone democrático y de derecho. Los autores de crímenes hediondos, en particular, serán encarcelamiento riguroso y a medidas de resocialización. sometidos al - 123 Plan Nacional de Seguridad Pública 10.4. Medidas del gobierno en el ámbito federal y estatal con relación a los infractores L as medidas que se adoptarán por el gobierno, en el ámbito federal y estatal, para restringir la pena de prisión apenas a los infractores peligrosos y violentos, que representan una amenaza a la convivencia social, son las siguientes: Las medidas que se adoptarán por el gobierno, en el ámbito federal y estatal, para restringir la pena de prisión apenas a los infractores peligrosos y violentos, que representan una amenaza a la convivencia social, son las siguientes: 1) apoyo técnico y financiero efectivo a los estados que críen programas de penas alternativas, principalmente prestación de servicios para la comunidad. El actual programa del Ministerio de Justicia, por medio del cual se han creado “Centrales de Penas Alternativas”, debe ampliarse; 2) de apertura de crédito en instituciones federales de fomento a la investigación trabajos que brinden un mayor conocimiento de la aplicación de penas alternativas en el país y su eficacia; 3) fijación de un plazo máximo para las prisiones procesales, de aproximadamente 150 días; 4) fijación de un plazo para los estados para retirar a los presos bajo responsabilidad de la policía. 10.5. Medidas del gobierno en el ámbito federal y estatal para los sistemas penitenciarios L as medidas que el gobierno en el ámbito federal y estatal adoptará, son las seguintes: - 124 Plan Nacional de Seguridad Pública 1) determinación expresa para que los recursos del Fondo Penitenciario (Funpen) no sean contingentes. Los recursos del Funpen, provenientes de costas / multas judiciales, son fondos marcados, o sea, fondos que legalmente no pueden tener otro destino a no ser el sistema penitenciario. En el 2000, mas de R$ 200 millones fueron sujetos a contingencia, en total infracción de la ley; 2) imposición de condiciones específicas y rigurosas en la liberación de fondos federales para los sistemas penitenciarios. Los estados deberán demostrar que están realizando esfuerzos, por ejemplo, en el área del respeto por los derechos humanos y los derechos sociales, combatiendo la tortura y las palizas y ofreciendo condiciones mínimas de subsistencia para la población carcelaria; 3) creación de una oficina de Asuntos Internos del Sistema Penitenciario Brasileño, en el Ministerio de Justicia, y estímulo para la creación Oficinas de Asuntos Internos en los sistemas penitenciarios estatales, por medio de ayuda técnica y financiera. A partir de un momento determinado, los estados que no hubieren implementado sus Oficinas de Asuntos Internos no recibirán recursos; 4) mejora del Departamento Penitenciario Nacional (Depen), transformándolo en una entidad que realmente cumpla con sus finalidades, con recursos financieros y humanos adecuados. De acuerdo con la Ley de Ejecución Penal (Capítulo VI, Sección I), el Depen es el ente ejecutivo de la Política Penitenciaria Nacional con la responsabilidad de, entre otras, fiscalizar periódicamente los establecimientos penales (que nunca se realiza) y de “ayudar técnicamente a las unidades federales en la implementación de los principios y reglas establecidas en esta Ley” (hecho absolutamente ignorado); 5) mejora del Consejo Nacional de Política Penal y Penitenciaria (CNPCP) para que cumpla con sus finalidades. De acuerdo con la Ley de Ejecución Penal, el CNPCP tiene la responsabilidad de proponer la política penal y penitenciaria del país y, sin embargo, sus 13 miembros le dedican casi la totalidad del tiempo a las actividades del Consejo (reuniones mensuales en Brasilia y horas de trabajo en los estados de origen) emitiendo pareceres sobre proyectos de ley en tramitación en el Congreso Nacional que raramente se transforman en realidad. Una de sus obligaciones, la de fiscalizar los establecimientos penitenciarios del país, es ignorada; - 125 Plan Nacional de Seguridad Pública 6) creación del Departamento de Enseñanza del Sistema Penitenciario Nacional en la Escuela Superior de Seguridad y Protección Social, con una pequeña sede en Brasilia, que funcionará básicamente por medio de grupos volantes de apoyo técnico a los estados, que elaborarán, junto a los técnicos estatales, regimientos internos y manuales de procedimiento (por ejemplo, referente al uso de la fuerza, actuación en rebeliones, revistas de visitas, formas de fiscalización del trabajo extra muros) entre otras actividades. Conjuntamente con las Escuelas Penitenciarias Estatales (cuja creación debe estimularse, si no existiesen), esos grupos volantes desarrollarán el contenido de los programas de los cursos de for mación y recalificación de funcionarios; 7) creación de un grupo de trabajo con técnicos de los Ministerios de Justicia y de Educación para desarrollar estudios para la creación del curso de agente de seguridad penitenciaria, de nivel técnico secundario, profesionalizante; 8) formación de un equipo multidisciplinario de ingeniería y arquitectura, en el Ministerio de Justicia, para la elaboración de propuestas alternativas para la construcción de presidios, albergues y obras afines, dado que la ingeniería penitenciaria existente no es especializada y sólo reproduce conceptos estructurales antiguos; 9) creación, conjuntamente con las universidades, de cursos de pos grado lato sensu para profesionales que quieran profundizar las cuestiones del área de seguridad publica, incluyendo al sistema penitenciario; 10) ayuda para los estados en la elaboración de planes de carrera para las diversas áreas profesionales del sistema penitenciario; 11) implementación de programas de apoyo al preso que cumplió la pena, especialmente de preparación para la libertad, con énfasis en los tres últimos meses que anteceden el término de la progresión del régimen, de la libertad condicional y de la libertad total. Históricamente no se ha hecho nada en este país respecto del preso que cumplió la pena. Y la Ley de Ejecución Penal le dedica poca atención al asunto. Así mismo, la recomendación de la LEP de creación de patronatos, con albergues para los presos que cumplieron la pena, tampoco se cumple, con raras excepciones; 12) apertura de líneas de crédito en las instituciones federales de fomento a la - 126 Plan Nacional de Seguridad Pública investigación para la concesión de becas para alumnos universitarios que realicen pasantías en los sistemas penitenciarios (convenios con las universidades) y para el financiamiento de estudios de investigación y trabajos sobre las prisiones. La bibliografía brasileña sobre el tema de las prisiones es paupérrima y cambios efectivos en ese universo solamente serán posibles si esa realidad es más estudiada /conocida y si la sociedad se involucra más con el tema; 13) estímulo y apoyo técnico para la creación de órganos correccionales en los sistemas penitenciarios estatales, estimulando, por ejemplo, las fiscalizaciones nocturnas; 14) apertura de líneas de crédito específicas para el estímulo al trabajo en las prisiones. Históricamente el Estado brasileño ha sido incompetente para suministrar trabajo al preso. Y, al contrario de lo que muchos piensan, el preso busca el trabajo porque por cada tres días trabajados puede disminuir un día de su pena. La situación en esta área es vergonzosa. En Rio de Janeiro, por ejemplo, la cifra de 2000 presos trabajando es por lo menos de hace una década. En este período, la población de presos se ha más que duplicado, estando hoy en alrededor de los 18 mil. Estudiar la posibilidad de crear una Fundación de Trabajo en las Prisiones, que promueva la prestación de servicios a diferentes órganos públicos, asegurándose que el dinero recaudado se destine a la profesionalización y a la capacitación del preso. Por otro lado, se deben estudiar formas de estimular la capacidad emprendedora de los presos por medio del cooperativismo, por ejemplo. 15) apoyo, a través de incentivos fiscales (federales, estatales y municipales), a los pequeños y medianos empresarios para que contraten mano de obra de presos en régimen cerrado, semi abierto y preso que cumplió la pena; 16) creación de un grupo de trabajo en el Ministerio de Educación con el objetivo de desarrollar programas de estudio y una línea metodológica específicamente destinadas a la educación del preso y, a partir de ahí, incentivar a los estados a utilizar esos recursos y ayudar financieramente para la implementación de los cursos; 17) agilizar las propuestas en tramite en el Congreso Nacional que establecen el perdón de la pena para el condenado matriculado en un curso de formación - 127 Plan Nacional de Seguridad Pública profesional, de nivel primario, secundario o universitario; 18) celebrar convenios entre el Sistema Único de Salud (SUS) y los estados. En la actualidad, el Estado de Rio de Janeiro es el único que tiene convenio con el Ministério de Salud y recibe, regularmente, fondos del SUS para sus hospitales; 19) apoyo financiero y técnico para informatizar las fichas y registros de los penados, de modo tal que se eviten atrasos en la concesión de los beneficios de la progresión de la pena. La dificultad de recolectar datos en los diferentes estados es vergonzosa. Las promesas de ayuda del gobierno federal (Información Penitenciaria Infopen) jamás se concretizaron completamente; 20) realización del Censo Penitenciario anual, del IBGE. También en esta área, elaborar políticas públicas consecuentes depende del conocimiento de la realidad. La informatización de los estados debe estar lista cuando se realice el Censo, de modo tal que se pueda seguir alimentando la base de datos; 21) creación, por el Gobierno Federal, de Presidios Federales para condenados por delitos de competencia de la Justicia Federal; 22) creación de Hospitales de Custodia y Tratamiento Psiquiátrico. En la mayoría de los estados, los inimputables y los semi imputables se encuentran con los presos comunes, en total violación de la legislación; 23) creación de Casas de Transición para los inimputables y semi-imputables, desinternados judicialmente, sin familias que los acepten. Este problema ya es antiguo. En Rio de Janeiro, por ejemplo, hay personas, dadas de alta desde 1987, que tadavía permanecen en el Hospital de Custodia y Tratamiento Psiquiátrico Heitor Carrilho el Manicomio de la calle Frei Caneca, como se lo conoce porque las familias, cuando existen, no las aceptan de vuelta; 24) creación de Casas Especiales de Reducción de Vulnerabilidad Penal de los Dependientes Químicos, para los infractores que cometen delitos menores y jamás desarrollarían una “carrera criminal”. Actualmente, ese tipo de infractor (principalmente el de clase media) es internado por orden judicial en los Hospitales de Custodia y Tratamiento Psiquiátrico; 25) creación de unidades especiales para presos primarios (provisorios o - 128 Plan Nacional de Seguridad Pública condenados) que nunca hayan tenido contacto con el sistema penitenciario; 26) creación de asesorías para jueces penales y de ejecución penal, compuestas de psicólogos y asistentes sociales, como las ya existentes en los Juzgados de Familia hace muchos años. En diversos países, el juez penal, antes de pronunciar una sentencia, recibe pareceres elaborados por psicólogos y asistentes sociales, que lo ayudan en el intento de entender a quién está juzgando; 27) implementar el Programa de Suministro Descentralizado de Alimentos al Preso, descentralizando los procesos de licitación para la compra de alimentos para el sistema penitenciario y promoviendo licitaciones en los municipios que tienen presidios. 11. Seguridad privada: diagnóstico y propuestas 11.1. Introducción: la realidad brasileña A fines del año 2000 había en Brasil 540.334 vigilantes, 1.368 empresas de vigilancia, 2.582 empresas de seguridad privada y 236 empresas transportadores de caudales registradas en el Departamento de Policía Federal (DPF), ente formalmente responsable por la autorización, fiscalización y control de los servicios privados de seguridad. Al margen de las firmas especializadas en la oferta de estos servicios, también estaban registradas en el DPF 811 empresas supuestamente de “seguridad orgánica” es decir, empresas de otros ramos de actividad con autorización para mantener su propio cuerpo de vigilantes. Estas cifras retratan apenas la punta regular y legalizada de la “industria” brasileña de seguridad, y es imposible definir con precisión las dimensiones de los mercados clandestinos y semi clandestinos existentes actualmente en el país. Los cálculos sobre el total de agentes privados actualmente en actividad varían de un - 129 Plan Nacional de Seguridad Pública millón a un millón y medio- lo que correspondería aproximadamente al doble del contingente de todas las fuerzas brasileñas de seguridad pública sumadas: policías militares, civiles y federales, bomberos, agentes penitenciarios y guardias municipales. Un estudio basado en el Estudio Nacional por Muestra de Domicilios (PNAD), de 1995, calculó que ya existían ese año en todo el país 921.783 trabajadores ocupados en servicios privados de vigilancia: 246.854 eran “vigilantes”, de acuerdo con la clasificación del IBGE (que no coincide necesariamente con la de la Policía Federal), y casi todos trabajaban en firmas de seguridad, vigilancia y transportadoras de caudales, mientras que los restantes 674.929, clasificados cono “vigías”, trabajan en su mayoría en empresas e instituciones de otros ramos de actividad. Eso no corresponde necesariamente al universo de la seguridad clandestina, que puede incluir cuerpos orgánicos de seguridad autorizados por DPF. Y es muy probable que no incluya policías, bomberos y guardias penitenciarios con un segundo empleo en seguridad privada, ya que el cálculo fue realizado a partir de la ocupación principal declarada por los entrevistados por el IBGE. La “changa”, por ser ilegal, casi no aparece en las estadísticas del PNAD. Cuando preguntados en el estudio en 1995, sobre la ocupación secundaria del entrevistado, 90% de los trabajadores con ocupación principal en la seguridad pública respondieron “ninguna” y sólo 1,5% admitieron ejercer en paralelo funciones privadas de vigilante o vigía. 11.2. Seguridad privada y responsabilidad pública: algunas consideraciones E l crecimiento de la industria de la seguridad es un fenómeno mundial. Inclusive en países con índices de criminalidad relativamente bajos como los de Europa Occidental, e inclusive en países como Francia, de fuerte tradición estatista, esa industria avanzó a pasos agigantados desde los años 70, teniendo hoy en día un número de vigilantes privados superior al total de agentes de seguridad pública. La seguridad privada, en Brasil o en otras partes del mundo, no puede seguir siendo encarada de manera simplista y maniqueísta: ni como un fenómeno - 130 Plan Nacional de Seguridad Pública enteramente perverso, que, en algunas circunstancias, pone en riesgo las conquistas democráticas asociadas al monopolio estatal del uso legítimo de la fuerza, ni como una victoria beneficiosa del mercado en la ocupación del espacio abierto por el supuesto fracaso de los estados de proveer seguridad a sus ciudadanos. Lo que debe quedar claro es que la seguridad privada no substituye a la seguridad pública. Al contrario, su eficacia y calidad dependen del buen funcionamiento de los servicios públicos de seguridad. En este sentido, es posible y deseable integrar a la seguridad privada a las metas de la política de seguridad pública, estableciendo formas legales y transparentes de colaboración entre vigilantes y policías. Como consecuencia, al igual que otro servicio privatizado de crucial importancia para la calidad de vida de la población, la seguridad privada debe estar sometida a rígidos controles públicos, no exclusivamente estatales. La experiencia internacional ha mostrado que el control externo de la seguridad privada ejercido por agencias estatales tiene resultados mucho más positivos cuando actúa en conjunto con la sociedad civil y cuando es capaz de inducir el perfeccionamiento de los mecanismos de control interno utilizados por las empresas y/o por sus entidades asociativas por ejemplo, por medio de la exigencia de informes anuales de actividades y de la unificación de los padrones de entrenamiento y conducta de vigilantes y policías. 11.3. Los problemas de la seguridad privada en Brasil A continuación se enumeran algunas características propias de la seguridad privada en Brasil: 1) absoluta incapacidad por parte de la Policía Federal de fiscalizar la seguridad privada en todo el país, lo que favorece la multiplicación de vigilantes clandestinos y empresas tapaderas que prestan servicios irregular mente, sin entrenamiento específico y sin ningún padrón de calidad; - 131 Plan Nacional de Seguridad Pública 2) baja escolaridad, baja calificación y entrenamiento deficiente de la mayor parte de los trabajadores de la seguridad privada, inclusive en el segmento legalizado; 3) falta de mecanismos que garanticen la responsabilización y la rendición de cuentas de los agentes y empresas de seguridad privada, equivalentes a los que, poco a poco, se implementan en Brasil para la seguridad pública; 4) generalización del segundo empleo, ejercido ilegalmente por policías, bomberos, agentes penitenciarios y guardias municipales, muchas veces agenciados por sus superiores jerárquicos en el servicio público. Al margen de la promiscuidad de intereses, del uso privado de recursos e informaciones públicas, de los riesgos adicionales a los que se exponen los agentes en una jornada doble, es particular mente perversa la tolerancia a la ilegalidad que eso representa, dentro de los propios órg anos responsables por el cumplimiento da ley. 11.4. Propuestas para enfrentar el problema P ara enfrentar los problemas diagnosticados en la seguridad privada, se deben adoptar las seguintes medidas: 1) instituir la obligatoriedad de que el entrenamiento inicial y la recalificación anual de los vigilantes sea realizado por la policía militar, que le cobraría a las empresas de seguridad por esos servicios. Tal medida, evidentemente, iría de la mano de mejoras significativas en la formación y en el entrenamiento de los propios policías militares, hoy en día deficiente en mucho estados; 2) subir inmediatamente de 5ª grado primario a primario completo el nivel mínimo de escolaridad legalmente exigido para el ingreso a la profesión de vigilante; implementar programas emergenciales de escolarización (escuela para adultos, tele escuela etc.) para todos los profesionales ya en actividad que estén por debajo del nuevo piso educativo; establecer conjuntamente con las entidades representantes de empresarios y trabajadores del sector, un plan para subir la escolaridad mínima a - 132 Plan Nacional de Seguridad Pública secundaria completa en un plazo determinado y viable; 3) descentralizar y desburocratizar los procesos de credenciamiento y cancelamiento de autorizaciones para empresas de seguridad privada; delegar, por convenio, esa atribución, así como la responsabilidad directa por la fiscalización y el control, a los estados y municipios, con clara división de tareas entre los dos niveles de gobierno. El Ministerio de Justicia, por medio del Departamento de Policía Federal (DPF), mantendría su función reguladora y coordinadora de la actividad en el país. Sin embargo se responsabizaría directamente apenas por la fiscalización de los servicios privados prestados a los órganos públicos federales y en áreas bajo jurisdicción de la Unión, pudiendo colaborar, concomitantemente con la fiscalización en los estados y municipios; 4) brindar apoyo para la realización de estudios cuantitativos y cualitativos sobre el mercado de seguridad, incluyendo estudios por muestras con empresas, trabajadores y consumidores, que nos posibiliten dimensionar y caracterizar con precisión este segmento de actividades, prácticamente desconocido actualmente en Brasil; 5) crear un banco de datos integrado a nivel nacional y totalmente informatizado sobre las empresas de seguridad, vigilancia, transportadoras de caudales y seguridad orgánica, que permita cruzar informaciones del DPF, de las Secretarias de Seguridad estatales, de la Autoridad Impositiva, del INSS, del Registro General de Actividad Económica (CAGED), del Estudio Nacional por Muestreo de Domicilios (PNAD), del Informe Anual de Informaciones Sociales (RAIS), del Diario Oficial, de las Juntas de Comercio estatales y de otras fuentes. A margen de reunir todos los datos disponibles sobre las empresas y los trabajadores, el banco deberá incluir información sobre hurto de armas /robo de fir mas y/o de agentes de seguridad privada; 6) instituir la obligatoriedad por ley, bajo pena de suspensión temporaria de las actividades, de presentar informes anuales de actividades de las empresas de seguridad privada, de vigilancia, transportadoras de caudales y de seguridad orgánica; 7) involucrar formalmente a las entidades nacionales y regionales representantes de los empresarios y de los trabajadores de seguridad privada en la - 133 Plan Nacional de Seguridad Pública tarea de elaborar y consolidar mecanismos conjuntos de control de la legalidad y calidad de los servicios privados de seguridad. La base de esta sociedad es la lucha contra las actividades clandestinas y semi clandestinas de seguridad privada, lucha que sirve simultáneamente al interés público y al interés corporativo del segmento legalizado; 8) convocar e involucrar a las organizaciones no-gubernamentales, asociaciones de vecinos, asociaciones comerciales, sindicatos, iglesias y otras entidades de la sociedad civil para una co responsabilización en la actividad de control y fiscalización de la prestación de cuentas de los servicios de seguridad privada; 9) instituir la obligatoriedad de identificación en el uniforme, con el nombre del trabajador vigilante, vigía o portero que presta servicios de vigilancia y de seguridad privada; 10) reglamentar estrictamente la denominada “seguridad orgánica”, evitando brechas para que firmas de otros ramos, autorizadas a mantener vigilantes apenas para uso propio, terminen constituyéndose en empresas tapaderas para la prestación ilegal de servicios de seguridad; 11) viabilizar la prohibición del segundo empleo de los agentes de seguridad pública (policías federales, civiles y militares, bomberos, agentes penitenciarios y guardias municipales) en seguridad privada, mediante la garantía de condiciones de trabajo y salario dignos que posibilitaría una fiscalización efectiva de las empresas de seguridad privada por las agencias de seguridad pública, y evitaría la privatización de la seguridad pública, promovida por la promiscuidad de los intereses involucrados en ambos campos; 12) crear mecanismos legales y transparentes de colaboración entre la vigilancia privada y la seguridad pública, como parte de los programas integrados de control de la criminalidad. Canales de comunicación (radios, celulares, radio llamados, intranets, alarmas conectadas a puestos policiales, entre otros) y protocolos de intercambio de informaciones entre vigilantes y policías podrán potencializar los recursos y aumentar la eficacia de ambos servicios de seguridad. - 134 Plan Nacional de Seguridad Pública 12. Programas de protección de testigos amenazados y la concepción de un sistema nacional de protección 12.1. Introducción H ace ya algunos años, por iniciativa pionera del Gabinete de Asesoría Jurídica a las Organizaciones Populares (Gajop), nació en Pernambuco una importante experiencia acerca de los procedimientos de protección de víctimas y de testigos amenazados o bajo riesgo, considerando fundamentalmente tres aspectos: a) los altos índices de violencia del país, especialmente los asociados a la macro delincuencia b) la total omisión del Estado, que no dispone de ningún tipo de estructura para conceder protección, asociada a la inexistencia de una política pública de seguridad; c) la constatación de que, en algunos casos, los mismos agentes del Estado, especialmente los vinculados a las actividades de seguridad pública, estaban vinculados o comprometidos con la violencia o la delincuencia. El Programa de Protección de Víctimas y de Testigos (Provita), consolidó las bases para uno de los modelos del programa de protección de testigos existentes en el país, el Provita Brasil, mencionado más adelante. Dicha experiencia, sin embargo, no es la única. Existen en Brasil hasta ahora, dos experiencias importantes de Programas de Protección de Testigos, con bases comunes, pero con formatos distintos, cuya diferencia central está en la constitución de un ente ejecutor. En el modelo denominado Provita Brasil, adoptado por casi todos los estados de la Federación que ya hubieren implementado sus programas de protección, el ente ejecutor es siempre una entidad u organización de la sociedad civil, mientras que en el Programa de Protección de Testigos Amenazados de Rio Grande do Sul (Protege), el ente ejecutor está directamente vinculado a la Secretaria de Justicia y de Seguridad, formado por empleados vinculados al Estado, en régimen de confianza, - 135 Plan Nacional de Seguridad Pública designados por el secretario de la Cartera y nombrados por el Gobernador del Estado. Otra diferencia importante: mientras que en el modelo Probita se utiliza el aparato policial separado del órgano ejecutor, solicitando apoyo de los servicios policiales para procedimientos específicos, el modelo Protege incluye, conjuntamente con el ente ejecutor del Programa, un cuerpo policial propio compuesto por policías militares entrenados y rigurosamente seleccionados en acciones de protección y operaciones especiales. El sistema Provita cuenta, inclusive, con una red de voluntariado para, entre otros objetivos, asegurar más recursos humanos y financieros para el Programa. En el modelo Protege, todos los costos del Programa son integralmente costeados por recursos públicos, captados bajo la forma de fondo el Fondo Protege. En líneas generales, los dos modelos son coincidentes: se estructuran sobre una amplia base social, con participación directa de la sociedad civil en la formación y creación de redes de protección, formación de protectores y demás articulaciones con órganos y entidades gubernamentales y no gubernamentales, así también como una red de colaboradores. En ambos modelos existen ventajas y desventajas. Es aconsejable que cada modelo sea siempre el más adecuado para las peculiaridades locales, posibilitando experiencias enriquecedoras que brindarán apoyo y orientación a otras que por cierto llegarán. En la base de dichas construcciones yacen los conceptos del papel del Estado y de la Administración Pública y, en ella, los referentes al servicio público y al interés público. Es fundamental tener presente que, considerando las diversidades económicas, sociales y culturales del país, existen especificidades propias en cada estado federal o región. Los formatos que los Programas de Protección de Testigos adoptarán en cada estado deberán adecuarse a las especificidades, lo que inexorablemente nos lleva a la consideración de que no se puede defender la aplicación universal de un modelo único establecido. La Ley nº 9.807, de 13 de julio de 1999, establece normas generales y sentó las bases para la organización y el mantenimiento de programas de protección de víctimas y de testigos amenazados, al margen de instituir el Programa Federal de Asistencia a las Víctimas y a los Testigos Amenazados, entre otras medidas. En los - 136 Plan Nacional de Seguridad Pública límites de la competencia legislativa de la Unión, la ley no define la forma de organización de dichos servicios en cada unidad de la Federación. Obser vado los preceptos constitucionales que definen al federalismo del Estado brasileño, la ley establece como norma general que los programas se constituyan bajo la dirección de un Consejo Deliberativo, cuya composición básica también es definida, dejando la ejecución a cargo de uno de los órganos representados en aquel consejo. El órgano ejecutor podrá ser cualquiera de los órganos o entidades representadas en el Consejo, dando la posibilidad de que existan diversos modelos y deja abierta la posibilidad de adecuación del programa a las necesidades específicas de cada ente federal. Esa flexibilidad tiene como limite la observancia de los grandes principios y directrices del programa, asegurando la coherencia interna necesaria en una concesión sistémica, teniendo en vista la construcción de un Sistema Nacional de Protección de Testigos. Lo que importa de inmediato es que, en el marco de la Constitución de la República, se evite la ideologización de la discusión acerca de los modelos adoptados, y se venzan desconfianzas respecto de la diversidad de formatos, desconfianzas que se materializan sólo a través de prejuicios fundados en generalizaciones que omiten las necesarias e inevitables diferencias de cada comunidad, de cada región, de cada estado federal. Los Programas de Protección y Asistencia a las Víctimas y a los Testigos Amenazados o bajo Riesgo, sea cual fuere el for mato adoptado, inclusive en grados distintos, están sujetos a los riesgos e incertidumbres que son propias de la alternancia de la titularidad en el ejercicio del Poder Político, inherente al Estado Democrático de Derecho. En un país como Brasil, con enormes distorsiones y desvíos también en el campo político, y donde el fenómeno de la corrupción se infiltra en diversas estructuras del Estado, tales riesgos son todavía mayores, pero no idénticos en todos los estados o regiones. Sobre dichas diferencias se apoya, más que la posibilidad, la necesidad de pluralidad de formatos, para posibilitar la búsqueda de soluciones adecuadas. Lo que se debe garantizar es que los Programas se estructuren sobre una sólida base social y que se fortalezcan los Consejos Deliberantes, tanto en su composición que debe, dentro de lo posible, ser igualitaria entre la - 137 Plan Nacional de Seguridad Pública representación del estado y la sociedad , cuanto en la garantía del mandato de los consejeros. Por otro lado, es fundamental pensar con urgencia en la organización del Sistema Nacional de Protección de Testigos, ya que existen varios Programas Estatales implementados. Una vez más, enfatizamos que dicho sistema debe posibilitar la diversidad de formatos, sin que se comprometa su estructura como tal. Los diversos Programas, aunque estructurados en forma distinta, interconectados e interactuantes en sus cursos y en contacto continuo con diversas realidades, posibilitarán la construcción de nuevas síntesis, de donde surgirán otros formatos y conceptos y, eventualmente, nuevos modelos, que posibilitarán el mejoramiento constante. Para que el Sistema Nacional aquí propuesto se construya sobre estas bases, se tendrá que asegurar el compromiso de establecer diálogos y mediaciones solidarias y permanentes, que permitan estructurar, así como brindar funcionalidad y cohesión a dicho Sistema, cuyos principios y bases ya están establecidas. Es necesario evitar la óptica de la disputa o de la búsqueda de hegemonización en el proceso de construcción del Sistema, impidiéndose las prácticas que más desarticulan y debilitan que construyen, lo que pondría experiencias ricas y promisorias en riña entre sí, llevando el sistema a la degradación. Es importante comprender que el Sistema Nacional de Protección está básicamente formado por los Programas Estatales y por el Programa Federal, inter relacionados e interactuantes, por medio de diversos instrumentos y mecanismos, que surgen en dos esferas conexas, sea cual fuere la esfera de ejecución, que constituye el campo de actuación de los entes ejecutores, y la esfera política, de competencia y actuación de los Consejos Deliberantes. - 138 Plan Nacional de Seguridad Pública 12.2. El Consejo Nacional de Protección de Testigos y algunas propuestas U n sistema de tal complejidad necesita una instancia que le otorgue organización y coherencia, constituyéndose en el suporte político e institucional fundamental para la compleja tarea de proteger víctimas y testigos. Para eso, se propone la creación de un Consejo del Sistema Nacional de Protección de Testigos. Su papel, vale advertir, no debe confundirse con el del Consejo Deliberante del Programa Federal de Asistencia a las Víctimas y a los Testigo, cuya composición, competencia y atribuciones, establecidas por el Decreto Federal n.º 3.518, de 2000, es similar a la de los Consejos Deliberantes de los Programas Estatales, sin que se pueda extrapolar, bajo pena inclusive de invasión de competencia y de inconstitucionalidad por ofensa de principios consagrados en el pacto federativo. La composición y la competencia del Consejo Nacional es diferente de la del Consejo Deliberante del Programa Federal, y deben observarse algunas exigencias, para garantizar la legitimidad, con representación de todos los Programas. El Consejo Nacional debe estar compuesto por los siguientes miembros: a) presidentes de los Consejos Deliberantes estatales y federal; b) representantes de las entidades de la sociedad civil que estén representadas en cada uno de los consejos estatales y federales, como máximo uno de cada uno de los Consejos; c) un representante de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados; d) un representante del Poder Judicial, nombrado por el Supremo Tribunal Federal; e) un representante de la Secretaría de Estado de Derechos Humanos; f) un representante del Ministerio Público Federal; g) un representante de la Secretaría Nacional de Seguridad Pública. El Consejo Nacional de Protección a los Testigos tendrá la competencia de proponer soluciones para: a) procedimientos de ejecución de gastos entre los Programas estatales y entre estos y el Programa Federal, a través de los convenios que puedan firmarse; b) compatibilización de procedimientos técnicos a partir de las experiencias estatales y federal; c) conflictos positivos y negativos de competencia entre los Programas; d) definir estratégias para mejorar el sistema; e) definir reglas - 139 Plan Nacional de Seguridad Pública generales de operación entre los Programas; f) ejercer la fiscalización de las actividades e instrumentos en el ámbito del Sistema Nacional. También deberá velar por la integración y armonía del Sistema Nacional de Protección de Testigos. Otra medida urgente será la institucionalización del Foro Nacional de Entes Ejecutores sean de la sociedad civil, como estatales así también como la del Seminario de los Consejos Deliberantes de los Programas Estatales y Federal de Protección de Testigos, que constituyen los espacios de debate de los temas generales en cada una de las esferas.Seria importante, inclusive que se creara y se institucionalizara una Conferencia del Sistema Nacional, también con carácter deliberativo, ubicada en la parte superior del Sistema, con amplia participación de todos los actores. Se reuniría dos veces al año para la composición de los grandes temas involucrando a todas las esferas políticas y de ejecución del Sistema Nacional de Protección de Víctimas y de Testigos Amenazados o bajo Riesgo. El sistema jurídico nacional ha dado apenas el primer paso al concebir las lineas generales de los Programas. Sin embargo el sistema no cuenta aun con las soluciones necesarias para posibilitar la operacionalidad de los programas e impedir conflictos con los principios constitucionales que rigen la Administración Pública, en especial los previstos en el Art. 37 de la Constitución. Ante tales desafíos, es esencial que las divergencias de concepción acerca de los Programas y del Sistema Nacional se resuelvan con base en nuevas posturas políticas. A pesar de que los matices ideológicos pernean la discusión, absolutamente normal y saludable en cualquier democracia, no se debe permitir la consolidación de soluciones excluyentes. El esfuerzo de todos, en las diversas experiencias, debe apuntar al fortalecimiento de instrumentos que resguarden la defensa de los derechos humanos y el pleno ejercicio de la ciudadanía. Se debe buscar apoyo en esfuerzos compartidos y solidarios, pautados por una de las muchas conclusiones a las que la larga lucha por la democracia y por los derechos humanos nos permite llegar: la necesidad y la posibilidad de convivencia de valores y estructuras distintas, no “a pesar” de las diferencias, sino por y en función de ellas, sin que, con eso, se niegue la posibilidad de construcciones universalizantes. - 140 Plan Nacional de Seguridad Pública 13. Reducción de la edad de imputabilidad penal y el ECA E l debate social acerca de la reducción de la edad de imputabilidad penal se ha intensificado, especialmente cuando un delito es cometido por un joven con menos de 18 años. Mas recientemente, la Propuesta de Enmienda a la Constitución nº 171, de 1993, que establece la imputabilidad penal para los mayores de diecisiete años, volvió a tratarse en la Cámara de Diputados. En realidad, los pedidos por la reducción de la edad de imputabilidad esconden las causas reales de la violencia entre y con los jóvenes, desconsiderando las condiciones reales en que el Estatuto del Niño y del Adolescente (ECA) es aplicado o no y, principalmente, la realidad del sistema penitenciario brasileño. El sistema penitenciario está quebrado, de acuerdo con lo demostrado en el capítulo 10 de este proyecto. Se ha transformado en una gigantesca, carísima, e irracional máquina de picar espíritus, escuela del crimen y fuente de resentimientos. Las penas privativas de la libertad no han servido a sus propósitos originales. Por el contrario, al margen de revelarse inútiles como factor de inhibición de la criminalidad, han contribuido para su crecimiento, dada la combinación explosiva de los siguintes factores: convivencia entre penados mantenidos en el ocio inclusive contra su voluntad y que presentan trayectorias criminales diversas, facilitando la transmisión de experiencias y la organización criminal; corrupción institucionalizada; complicidad de algunos funcionarios; inaptitud gerencial; precariedad de medios y ausencia de programas para la reinserción social de los presos que cumplieron la pena. El Estatuto del Niño y del Adolescente nunca fue aplicado de verdad en todas sus dimensiones ni con el rigor de todas sus exigencias. Lo que está fracasado no sirve de modelo, ni debe ser propuesto como solución y mucho menos sentido tendría defender la ampliación de su alcance. O sea: si el sistema penitenciario brasileño es esa tragedia, ¿en nombre de qué tendría sentido proponer que, al margen de (no) servir al público mayor de 18 años, extendiese sus funciones, ampliase sus responsabilidades y comenzase a ocuparse también de los niños y de los adolescentes? Antes de llegar a la conclusión sobre el fracaso del ECA o incluso criticar su ineficiencia (reeducativa e inhibidora de la práctica de - 141 Plan Nacional de Seguridad Pública transgresiones), antes de proponer su alteración o sustitución, ¿no seria conveniente probarlo? Es un equívoco creer que el problema está en la falta de leyes y que la existencia de leyes adecuadas sería suficiente para cambiar la realidad. Es sorprendente como, en general, estamos más dispuestos a proponer cambios legales que tratar de perfeccionar la aplicación de las leyes que tenemos. En realidad, gran parte de los problemas no surgen por la ausencia de leyes, sino por las deficiencias en su aplicación. La voracidad legisladora será inútil: Sería irracional cambiar una legislación sin darle la chance de ser aplicada de forma efectiva. No tiene sentido bombardear el ECA antes de aplicarlo con el rigor que merece y requiere. Tampoco parece razonable sugerir la extensión de uno de nuestros mayores fracasos nacionales, el sistema penitenciario, por medio del expediente legal de la reducción de la edad de imputabilidad, lo que, automáticamente, tornaría al sistema responsable por los infractores menores de 18 años. ¿No alcanza ya el tamaño de su fracaso? En lugar de postular subrepticiamente su ampliación, cabe proponer su reforma radical y urgente. En otras palabras, quien defiende la reducción de la edad de imputabilidad penal está postulando, en verdad, la ampliación del ámbito de acción del sistema penitenciario, que dejaría de cuidar apenas de los mayores de 18 años y pasaría a “hospedar” también a los adolescentes menores de 18 (hasta una nueva edad de referencia) que infringieran la ley. Pero si el sistema penitenciario no resocializa, no recupera los mayores de 18 años, ni ha servido para la reducción de la criminalidad perpetrada por los mayores de 18 años, ¿por qué funcionaría para los menores de 18? o sea ¿por qué cumpliría sus funciones resocializadora e inibidora para los menores de 18? La verdadera dicotomía que opone a los defensores del ECA y a sus críticos no puede traducirse en la diferencia entre transigencia y severidad. El ECA no retrata, decreta, instituye o legitima la transigencia de la trasgresión o el crimen. La oposición no es generosidad solidaria e ilimitadamente comprensiva, por lo tanto complaciente y liviana, versus severidad y rigor en la aplicación de límites legales. El ECA es severo, si se aplicase realmente con el respeto debido a todas las exigencias que contempla. Prevé la internación y determina medidas unilaterales, imperativas. Ningún niño pide la aplicación de medidas socio educativas. Estas no son voluntarias. Son fuertes y rigurosas. El hecho de diferenciarse del encarcelamiento no las torna - 142 Plan Nacional de Seguridad Pública menos severas. Las torna más eficientes, si la meta a alcanzar es la resocialización, la reducción de la reincidencia y la señalización inhibidora. Lo que está en juego, por lo tanto, es el sentido de la severidad. Lo que está en disputa es la definición práctica, moral, legal y política de la severidad. El verdadero dilema es saber cuál debe ser la severidad. ¿Cuál es la severidad más apta para cumplir las funciones sociales para las cuales se aplica con el rigor que define su significado? ¿Qué tipo de severidad sirve mejor a la sociedad brasileña? ¿La adjetiva, es decir, la que utiliza la retórica de la intolerancia, de la dureza policial, del vigor punitivo, pero que, en la práctica, compite por reproducir la irracionalidad institucionalizada, alimenta un sistema penitenciario podrido, un aparato de seguridad degradado, la violencia policial y el desarrollo de la criminalidad en las instituciones que deberían cuidar del orden público? Esta seria la severidad del fracaso y de la impotencia. El Estatuto del Niño y del Adolescente es severo y podrá actualizar su potencial constructivo si se le concede la oportunidad histórica de ser efectiva y plenamente aplicado. La severidad del Estatuto es la que compatibiliza al mismo tiempo el respeto por los derechos humanos con el sentido constructivo de responsabilidad, porque se orienta hacia el futuro, repeliendo la venganza. El mantenimiento de la edad de imputabilidad penal se armoniza con la correcta administración de las entidades responsables por acoger y abrigar a los niños y adolescentes, en dónde el respeto por las leyes y, principalmente, el ECA, es deber de todos, inclusive de los jóvenes infractores. 14. Violencia en el tránsito L os problemas de la violencia y la criminalidad en el tránsito deben enfrentarse de un modo multidisciplinario. Esta afirmación es consecuente de la complejidad de la cuestión, que involucra aspectos de planificación urbana, de transporte, de red vial, de hipertrofia del uso del automóvil, de falta de fiscalización, de psicología del conductor, de educación de todos los involucrados en la relación del tráfico y de la propia violencia social. La intervención - 143 Plan Nacional de Seguridad Pública aislada de los órganos de seguridad pública no es suficiente como para neutralizar ese típico fenómeno de la contemporaneidad. Como ha sucedido en el Distrito Federal con el programa Paz en el Tránsito, el abordaje debe presentar varios aspectos. 14.1. Movilización E s necesario movilizar a la población respecto del problema, ya que, a pesar del hecho de que la violencia en el tránsito es grande, sólo con la divulgación de las estadísticas de los accidentes y de las víctimas, así como de las escenas de los accidentes por los medios de comunicación, lograremos informar y concientizar a la población, potencializando la movilización de los movimientos sociales. Como consecuencia, para disminuir la violencia en el tránsito es fundamental que se articulen en la sociedad movimientos y organizaciones, involucrando a los medios de comunicación, sindicatos, escuelas, entidades de la sociedad y ciudadanos . 14.2. Educación L as escuelas tienen la importante función de desarrollar la educación en el área del tránsito. Los niños se transformarán en fiscales de la paz en el tránsito, conocerán las contravenciones más comunes y las reglas fundamentales, federales y locales, que rigen la circulación de vehículos y pedestres. Al margen de esto, el Batallón Escolar de la Policía Militar o agrupaciones de la Guardia Municipal deberán ser entrenados para transformarse en agentes educativos presentes en el interior de las unidades escolares. Esto también podría aplicarse a profesores y administradores, muchas veces limitados a las tareas cotidianas de la vida escolar y ajenos a su potencial inductor y transformador de conciencias. Todos deben - 144 Plan Nacional de Seguridad Pública ser capacitados para transformarse en agentes multiplicadores de la cultura de la paz, especialmente con relación al tránsito. 14.3. Información E s obvio que disminuir la violencia en el tránsito presupone una fiscalización más rigurosa y eficaz de la circulación de vehículos que debe precederse de una amplia campaña informativa y educativa, con plazos establecidos para la implementación de medidas, disponibilizando centros de informaciones aclarar dudas de la población y para la distribución de Códigos de Tránsito. 14.4. Investigación L os gobiernos deben establecer alianzas con entidades del tercer sector, las universidades y los centros de investigación para identificar los principales problemas del tránsito, buscando elaborar medidas para su superación. Los Departamentos de Urbanismo, Ingeniería de Tránsito, Psicología Social, Economía y Sociología de las universidades podrán desarrollar estudios importantes en el área, así como diversos centros de investigación que se dedican a problemas afines. - 145 Plan Nacional de Seguridad Pública 14.5. Ingeniería de Tráfico L as ciudades crecen de modo caótico. Inclusive las que fueron planeadas, como Brasilia o Goiania, no están libres del crecimiento demográfico y urbano, imponiendo la replanificación del tránsito y la creación de nuevas vías de acceso y egreso, con sus consecuencias estructurales, sociales y financiaras. Al margen de eso, la Unión y los Estados deben prioritizar el mantenimiento de las redes viales intermunicipales e interestatales, la mayoría en pésimo estado de mantenimiento, generando índices alarmantes de accidentes. La solución mas cómoda ha sido la tercerización, con el cobro de valores elevados en los peajes, provocando el desvío del tránsito hacia caminos secundarios, que a su vez, aumentan los índices de accidentes. La ingeniería de tráfico identificará los sitios en dónde el control y la rigidez deban aumentarse como consecuencia del peligro de los caminos, concentrando en estos lugares los esfuerzos para la reducción de los índices de accidentes, heridos y muertes. La tercerización del control electrónico de velocidad ha sido un instrumento ágil para promover la diminución de la velocidad, pero, si no se administra con rigor, podrá transformarse en una “indústria de multas”, principalmente si no existe la aclaración previa a los conductores. 14.6. Urbanismo U na ciudad es un ente vivo y mutable, y su red vial crece como un sistema circulatorio, que aproxima el domicilio al trabajo, el comercio a los productores, y la recreación a los ciudadanos. Las ciudades más grandes alejan estos sitios, exigiendo más tiempo de sus habitantes para transitar los caminos y un mayor uso del transporte privado inadecuadamente, con baja ocupación, al margen de hipertrofiar la utilización de vehículos con combustibles de derivados de petróleo, causando problemas al medio ambiente. El sentido contemporáneo del - 146 Plan Nacional de Seguridad Pública urbanismo lleva a los planificadores a pensar ciudades en dónde predomine la menor necesidad de transporte, donde sea agradable caminar, donde la distancia entre la casa y el trabajo sea la menor posible, respetando las condiciones de una vida digna. Son los efectos de lo que se denomina hoy en día la teoría del no transporte, que, entre otras innovaciones, afirma que la menor distancia entre dos puntos es la más bonita. Este tipo de entendimiento rigió la reforma urbana de Barcelona. Por lo mencionado, podemos afirmar que la seguridad en el tránsito es un trabajo sistémico desarrollado por los entes de seguridad pública como los Departamentos de Tránsito (Detrans), la Policía Militar, la Policía Caminera Federal, las Guardias Municipales, el Departamento Nacional de Tránsito (Denatrans) y demás entidades de tránsito en todos los ámbitos de la Federación. Sólo tendrá éxito si es interinstitucional, agregando las iniciativas conjuntas del Ministerio de Educación, de las Secretarias de Educación de los Estados, de las agencias de propaganda asociadas al Estado, de las universidades, de las Secretarias de Transporte y de los Ministerios afines. Para presentar resultados, el abordaje interinstitucional deberá ejecutarse con la participación de la sociedad civil organizada, con la ciudadanía, porque sólo la represión criminal, o el simples furor punitivo traducido en multas, no tiene la capacidad mágica de combatir este fenómeno contemporáneo. 15. Desarme y control de armas de fuego en Brasil 15.1. Introducción E l control de las armas de fuego debe ser uno de los ejes organizadores de la política nacional de seguridad pública. La violencia urbana tomó dimensiones epidémicas en Brasil a partir de los años 80, con índices altísimos de letalidad debido al uso excesivo de armas de fuego. Entendemos que las armas de fuego no son la “causa” de la violencia, pero son, sí, el principal instrumento de proliferación, empeoramiento y simbolización de la violencia. Es - 147 Plan Nacional de Seguridad Pública el vector de la epidemia. Las cifras enunciadas a continuación lo muestran: Homicidios por Armas de Fuego en Brasil (1995) Número de Homicidios por armas de fuego ....................................................................41 mil Índice de h omicidios por armas de fuego.............................................. 25,78 (100mil/habitantes) Porcentaje de homicidios usando armas de fuego sobre total de homicidios ............88,39% FUENTE: Estudio Internacional de las Naciones Unidas sobre Regulación de Armas de Fuego, División de Prevención del Crimen y de Justicia Criminal, Naciones Unidas, Viena, 1997. El problema de las armas de fuego es distinto del problema de las drog as ilícitas. Las armas y las drogas exigen políticas de control distintas, a pesar de que se asocien al universo criminal y sean abordadas de forma conjunta en el discurso público. Se debe promover el divorcio de este casamiento perverso. Las drogas ilícitas son producidas, comercializadas y consumidas en la ilegalidad. Las armas, a su vez, son producidas, comercializadas y consumidas legalmente, desviándose hacia la ilegalidad por medio de una serie de mecanismos. Por lo tanto, la morfología del problema es distinta. La producción de drogas ilícitas en América del Sur está concentrada en la región de los Andes Amazónicos, mientras que la fabricación de armas usadas en el crimen se concentra en el MERCOSUR. 15.2. El Sistema Nacional de Armas y la nueva política de control de armas L a Ley nº 9.437, de 20 de febrero de 1997, crea el Sistema Nacional de Armas (Sinarm), dentro del ámbito de la Policía Federal, con la finalidad de consolidar la información sobre la producción, comercialización y uso de armas de fuego en el país. A pesar de que se realizó un buen trabajo, el Sinarm padece de diversas limitaciones: - 148 Plan Nacional de Seguridad Pública 1) no recibe regularmente información sobre licencias de producción y ventas que son emitidas por la Dirección de Fiscalización de Productos Controlados (DFPC), del Ministerio de Defensa, por las dificultades de comunicación entre los dos Ministerios, resultante de la inercia institucional que atribuye la soberanía sobre esa información al ejército; 2) no recibe información adecuada sobre armas y municiones producidas y vendidas por la industria nacional, que prefiere remitirse al DFPC; 3) sufre por la mala calidad de la información producida por la policía de los estados, que generalmente no ha informatizado todavía sus registros sobre la circulación legal e ilegal de armas (que podría realizarse con base en las aprehensiones); 4) no está integrado a las bases de dados sobre el comercio de armas, en el ámbito del Ministerio de Industria y Comercio; 5) en términos generales, el acceso a la información sobre ar mas en el país es restringido o clasificada como confidencial, lo que es es incompatible con una política eficaz de control. Se argumenta que el secreto es necesario para proteger los intereses de la industria, así también como las estrategias militares del Estado. Esos argumentos no se sostienen ante el ejemplo de los Estados Unidos. El principal fabricante de armas y el actor militar más activo del planeta mantienen una política de transparencia, disponibilizando la información relevante sobre producción y comercialización de armas en la Internet. Sin transparencia, no hay dominio público sobre la información, inviabilizando en la práctica la ejecución de una política consistente de control; 6) la gran concentración de la industria de armas y de municiones en Brasil es, paradójicamente, una protección adicional que dificulta el acceso a la información sobre el sector en el Censo Industrial. Formularios completados por las industrias, con el compromiso de confidencialidad, no dan la posibilidad de desagregar información relevante. Considerando la naturaleza peligrosa de esos productos (armas y municiones), normas específicas deberían garantizar la transparencia de la información brindada al IBGE. Una política de control de armas de fuego debe apoyarse sobre tres pilares: - 149 Plan Nacional de Seguridad Pública control de la oferta, de la demanda y del stock circulante. 15.2.1. El control de la oferta E l análisis de las armas confiscadas por la policía de Rio de Janeiro muestra que el 83% son de fabricación nacional, el 88% son revólveres y pistolas, y la mayor parte de las armas largas (fusiles, ametralladoras etc.) son fabricadas en el extranjero. Por lo tanto el control de la oferta exige que se adopten políticas en el ámbito doméstico e internacional. ARMAS APREHENDIDAS Y INCAUTADAS EN EL ESTADO DE RIO DE JANEIRO, DE ACUERDO CON EL TIPO, ENERO DE 1994, MARZO DE 1999 Tipo de arma Número de armas % sobre el total Revolver 32.469 73,1 Pistola 6.916 15,6 Mosquete 2.505 5,6 Ametralladora 835 1,9 Fusil, Rifle y Carabina 1.707 3,8 Bazuca y Lanza Granada 5 0,01 Total de armas 44.437 100 FUENTE: DEFAE, RJ, estudio ISER. Las medidas de control de la oferta de armamento y de munición que serán adoptadas por el Gobierno Federal, son las siguintes: 15.2.1.1. Restricción legal para la venta de armas y municiones en el mercado interno - 150 Plan Nacional de Seguridad Pública E l proyecto de ley que prohíbe la venda de armas y municiones a civiles en Brasil, presentado ante el Parlamento por el Ministerio de Justicia (en 1999 y nuevamente en 2000) encuentra obstáculos difíciles de superar. Se propone una solución intermediaria que tuvo éxito en la Asamblea Legislativa de Rio de Janeiro. El proyecto estableció una serie de exigencias nuevas para la compra legal de armas. Dejando de lado el debate dogmático de todo o nada, la ley de Rio de Janeiro autoriza la venta bajo condiciones que fueron ampliadas, limitando radicalmente, en la práctica, el acceso al mercado legal de armas. La importancia de restringir el comercio legal de armas deriva de la confirmación de que toda arma ilegal tuvo origen en el mercado legal. La comparación entre las armas vendidas legalmente y las armas aprehendidas en el Estado de Rio de Janeiro indica que el 25% de las armas registradas legalmente, en el Estado, fueron desviadas hacia el mercado paralelo. 15.2.1.2. Restricción a las exportaciones a países vecinos L as armas brasileñas de uso restringido a las fuerzas de seguridad, como la pistola 9mm, son encontradas en gran número en el mercado criminal local. Llegan, en la mayoría de los casos a través del triangulo con los países vecinos: exportadas legalmente, las armas vuelven de forma clandestina. Otros tipos de arma, como el revolver 38, siguen el mismo trayecto. Esto sucedía con gran facilidad en los años 80 y 90, con Paraguay, Argentina y Uruguay y, posiblemente, con otros países. Se proponen dos medidas: a) prohibir la venta de armas y municiones a comerciantes particulares de países vecinos, cuya legislación facilita la venta de armas y municiones a civiles (como en Paraguay y Uruguay); b) aumentar considerablemente los impuestos sobre las exportaciones de armas y municiones a países vecinos. - 151 Plan Nacional de Seguridad Pública 15.2.2. Control de la oferta de armas y municiones de fabricación extranjera L as medidas de control de la oferta de armas y municiones de fabricación extranjera son las siguientes: 15.2.2.1. Implementar la Convención de la Organización de los Estados Americanos A pesar de estar limitada al comercio ilícito, la Convención de la Organización de los Estados Americanos (OEA), ya ratificada por el Congreso Nacional, obliga a una serie de medidas relevantes de cooperación regional. El control de fronteras, el intercambio de información y la cooperación entre las policías nacionales se encuentran entre ellas. 15.2.2.2. Acelerar la cooperación en el MERCOSUR E n Brasil, gran parte del ingreso clandestino de ar mas llega de las fronteras con Paraguay, Argentina y Uruguay. Por lo tanto, el tema seguridad pública debe ganar prioridad y visibilidad en el MERCOSUR. De acuerdo con un estudio realizado en Rio de Janeiro, armas y explosivos de fabricación Argentina ocupan un lugar de destaque en el arsenal del mercado criminal brasileño. Armas de fabricación española, exportadas a Hispanoamérica, también se destacan en el mercado criminal brasileño. La armonización de las leyes de control de la venta de armas en los países del Mercosur y países asociados es indispensable para reducir las triangulaciones y el - 152 Plan Nacional de Seguridad Pública contrabando en la región. 15.2.2.3. Establecer un Código de Conducta para América Latina T omando como ejemplo a los países europeos, que aprobaron un Código de Conducta respecto de la comercialización de armas chicas y livianas para los productores de Europa, condicionando las exportaciones de armas, entendemos que el Gobierno brasileño debe tomar la iniciativa de elaborar un código similar, estableciendo directrices comunes para las exportaciones de armas entre los países latino americanos. 15.2.2.4. Control del transporte de armas y municiones A diferencia de lo que sucede con otros productos, como los alimentos, el transporte internacional de armas no cuenta con regulación específica, posibilitando desvíos. Por ejemplo, las armas de fabricación extranjera que llegan del Atlántico a puerto brasileño con destino a países vecinos, como Paraguay, no son inspeccionadas por la Autoridad Impositiva o por la Policía Federal. De la misma manera, el transporte de armas en el mercado interno no cuenta con una normalización específica. Son incontables los relatos de desvíos en el tránsito entre vendedores y compradores. Como consecuencia, el establecimiento de directrices para la investigación y de normas para el control del transporte de armas y municiones es fundamental. Entre ellas se destacan las siguientes: a) normas para la identificación de las armas producidas aquí o importadas por Brasil, para mejorar el rastreo de las que se desvíen al mercado ilegal; b) entrenar a los policías estatales sobre las técnicas de rastreo para promover la eficiencia en la investigación sobre armas aprehendidas en el crimen, viabilizando la identificación - 153 Plan Nacional de Seguridad Pública de los espacios, operadores y mecanismos de paso al mercado legal para el mercado ilegal de armas. 15.2.2.5. Control sobre mayoristas intermediarios (brokers) L a cooperación internacional es vital en el monitoreo de las actividades de los mayoristas intermediarios (brokers), así como la adopción de legislación específica de control de los comerciantes intermediarios brasileños, localizados en Brasil o en el exterior, induciéndolos a respetar las restricciones impuestas por la legislación brasileña sobre el comercio de armas. La literatura internacional indica que los mayoristas intermediarios son una pieza fundamental en el paso del comercio legal al tráfico ilegal de armas. Rastreos realizados por la Secretaria de Seguridad Pública del Estado de Rio de Janeiro indican, por ejemplo, que armas fabricadas en los Estados Unidos llegan al mercado criminal brasileño a través de la intermediación de brokers localizados en otros países. 15.3. Reducción de la demanda por armas y municiones L a oferta de armas se desarrolla en el ámbito nacional e internacional; la demanda, al contrario, es un micro fenómeno, con variaciones locales sensibles. Ciudades como Rio de Janeiro, São Paulo, Recife o Vitória presentan una gran demanda, mientras que Fortaleza, Salvador, Belo Horizonte o Florianópolis tienen una demanda relativamente menor. En una misma metrópolis, por ejemplo, Rio de Janeiro o São Paulo, la demanda llega a ser diez veces mayor en los barrios pobres que en los barrios de elite. La demanda se expresa no sólo al poseer una arma, sino también, especialmente, al usarla. Esto incluye, por lo tanto, a la munición. Y, también implica, al comportamiento de las personas y tiene, - 154 Plan Nacional de Seguridad Pública entonces, un importante componente subjetivo. Las medidas de reducción de la demanda de armas y municiones que serán adoptadas por el Gobierno Federal, son las siguintes: 15.3.1. Campañas de concientización U na política nacional debe accionar los segmentos formadores de opinión en campañas de impacto comportamental, así también como movilizar a la sociedad civil ONGs, Iglesias, movimientos sociales , con intenso apoyo de los medios. Al margen de provocar dolor, la violencia urbana confunde las conciencias. Es fundamental romper el círculo vicioso para la implementación de una política consistente. Campañas movilizadoras son decisivas para este fim, como el ejemplo dado por la Secretaría de Salud Pública en la lucha contra las epidemias. Las campañas deben focalizar al vector (arma de fuego) que transmite la patología y proponer medidas prácticas de control para que las instituciones y la ciudadanía se unan en sinergia para la superación del problema. 15.3.2. Política de represión al uso de armas de fuego C on frecuencia, la policía está involucrada en el círculo vicioso del conflicto armado, contribuyendo, a pesar de que involuntariamente, para su retroalimentación. La policía forma en Brasil el grupo profesional mas victimizado por las armas de fuego. El círculo perverso se romperá solamente con una estrategia de represión que inhiba el uso de armas por delincuentes y por la propia policía. - 155 Plan Nacional de Seguridad Pública 15.4. Control y reducción de stock circulante A l margen del mercado legal de compra y venda, existe una gran cantidad de armas ya en circulación en el mercado, alimentando los cambios clandestinos. Es importante controlar con eficiencia y reducir drásticamente esos stocks. Las medidas de control y reducción de stocks circulantes de armas que serán adoptadas por el Gobierno Federal son las siguientes: 15.4.1. Modernización de la gestión de almacenamiento de armas L as armas almacenadas por las Fuerzas Armadas y por la policía son frecuentemente desviadas hacia el mercado paralelo. La gestión de esos stocks debe ser radicalmente revisada, siguiendo padrones de excelencia ya bien conocidos internacionalmente. Además, la modernización de los stocks (aprehendidos o en uso) permite generar informes aclaratorios del comercio y uso de armas, ya sea en el campo legal o en el ilegal del mercado. 15.4.2. Control sobre empresas privadas de seguridad L as empresas privadas de seguridad, con autorización para el porte de armas, renuevan periódicamente sus stocks y tienen la tentación de revender las armas viejas en el mercado paralelo. Con excepciones, la red privada de seguridad es un eslabón de paso importante del mercado legal al mercado ilegal de armas. La Policía Federal, actual responsable por el control de las empresas privadas, no cuenta con suficiente personal para la tarea. Debe promoverse la cooperación entre la Policía Federal y la policía estatal en la ejecución de esta tarea. - 156 Plan Nacional de Seguridad Pública Las empresas de seguridad clandestinas forman parte de un problema todavía más grave, exigiendo represión sistemática y eficaz. Las propuestas relacionadas a la seguridad privada presentadas en el capítulo 11 de este proyecto también abordan los controles necesarios aquí sugeridos. 15.4.3. Destrucción de excedentes y de armas aprehendidas L a doctrina internacional, apoyada formalmente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), preconiza la destrucción sistemática de stocks excedentes y de armas aprehendidas en situación irregular. La destrucción sistemática de armas, en cantidades expresivas y en manifestaciones públicas, cumple un importante efecto práctico y educativo. 15.4.4.Nuevo registro de armas L a promulgación de una nueva ley, más restrictiva, sobre el comercio, uso y tenencia de armas de fuego debe ir de la mano de una gran campaña de nuevos registros, actualizando la información y los controles del gobierno y de la sociedad sobre las armas en circulación. El nuevo registro debe incluir tres medidas en especial para ser efectivo: a) amnistía de las obligaciones anteriores, abriendo el registro para cualquier arma de individuos e instituciones, siempre y cuando cumpla con la nueva ley; b) pago de un premio por las armas devueltas al Estado, estimulando individuos y organizaciones a cumplir con las delimitaciones de la nueva ley; c) control estricto sobre la segunda arma de la policía, inclusive cuando se desvinculan o son expulsados de las corporaciones. - 157 Plan Nacional de Seguridad Pública 15.5. Cambios institucionales E n la esfera estrictamente institucional, se propone la adopción de las siguientes medidas para aumentar el desarme y el control sobre armas y municiones: 1) creación de la Coordinación Nacional de Control de Armas de Fuego, dentro de la Secretaria Nacional de Seguridad Pública del Ministerio de Justicia, cuya creación se propone en este plan, para coordinar la acción de las agencias gubernamentales responsables por el control de los diversos aspectos de la fabricación, comercialización y uso de armas de fuego. Actualmente diversas agencias están involucradas: la Dirección de Fiscalización de Productos Controlados (DFPC), del Ministerio de Defensa; la Policía Federal (Sistema Nacional de Armas SINARM) y la actual Secretaría Nacional de Seguridad Pública, del Ministerio de Justicia; División de Desarme y Tecnología Sensible (DATS), del Ministerio de Relaciones Exteriores; y el Ministerio de Industria y Comercio. Estas agencias no trabajan de forma coordinada, dado que gozan del mismo status y de diferentes misiones. Sin una instancia coordinadora, a la que se le confiera política e institucionalmente un status superior, no se podrá definir e implementar una política consistente de control de armas de fuego en Brasil; 2) por la tradición latinoamericana, el tema armas está vinculado a las Fuerzas Armadas, en el marco de la preocupación por la seguridad nacional. La violencia urbana, sin embargo, pertenece al campo de la seguridad pública, afectando la vida cotidiana de la ciudadanía. En este sentido, es importante transferir la coordinación de la política de control del área militar al área civil y crear, en el Congreso Nacional, una instancia permanente de seguimiento de las políticas ejecutadas. Seguiremos, así, en esta área, el ejemplo de países solidamente democráticos. - 158 Plan Nacional de Seguridad Pública Coordinadores Antonio Carlos Biscaia (Coordinador Ejecutivo) Profesor de Derecho Procesal Penal de la Universidad Cândido Mendes; ex-Diputado Federal del Partido de los Trabajadores de Rio de Janeiro; fue Procurador General de Justicia del Estado de Rio de Janeiro y Asesor Jurídico de la Comisión Justicia y Paz Rio de Janeiro. Benedito Domingos Mariano Ombudsman General del Municipio de São Paulo; fue Ombudsman de la Policía del Estado de São Paulo y primer Coordinador Ejecutivo del Foro Nacional de Ombudsman; Fundador del Movimiento Nacional de Derechos Humanos. Ruiz Eduardo Osares Fue Asesor Especial de Seguridad Pública de la Alcaldía de Puerto Alegre; profesor Licenciado de IUPERJ y de la UERJ y profesor visitante de las Universidades de Columbia, de Pittsburgh, de Virginia, y del Vera Institute of Justice, en Nueva York; ex-Subsecretario de Seguridad y Coordinador de Seguridad, Justicia, Defensa Civil y Ciudadanía del Estado de Rio de Janeiro. Roberto Armando Ramos de Aguiar Fue Profesor Titular de Filosofía del Derecho del Curso de Grado y Maestría de Derecho Público de la Facultad de Derecho de la Universidad de Brasilia; fue Consultor Jurídico del Gobierno del Distrito Federal; ex-Secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal; ex-Coordinador de Extensión de la Facultad de Derecho de la Universidad de Brasilia. - 159