Informe sobre seguimiento mundial 2013:
La dinámica rural-urbana y los objetivos de desarrollo del milenio
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América Latina y el Caribe
Balance de los objetivos de desarrollo del milenio (ODM)
1. A nivel regional, América Latina y el Caribe (ALC) ha mostrado un desempeño notable con el logro de nueve de las
metas de los ODM (figura 1). No obstante, al igual que otras regiones, también está retrasada considerablemente en
los objetivos relacionados con salud materna y acceso a saneamiento.
2. A nivel de cada país, la región ya se encontraba cerca de los objetivos al momento en que estos se plantearon. Pese a
ello, aún va a la zaga en lo que se refiere a salud y saneamiento. Ningún país ha alcanzado el ODM relativo a salud
materna y solo Perú logró el de mortalidad infantil. Apenas 14 países tienen hoy el nivel propuesto en acceso a agua
potable y 10, en acceso a saneamiento. Esto se debe principalmente al magro avance de los últimos años.
3. El balance de un conjunto de 30 países muestra que solo 14 economías de América Latina o bien alcanzaron los ODM
relacionados con la reducción de la pobreza o avanzaron lo suficiente para lograrlo, mientras que únicamente 18
consiguieron la paridad de género en educación primaria.
Disparidades entre zonas rurales y urbanas
1. La urbanización es una ruta poderosa para las naciones de ingresos bajos a medios. Esta región es altamente
urbanizada y ha logrado reducir la proporción de personas que viven con menos US$1,25 diarios de 12% en 1990 a
6% en 2010. Sin embargo, en este último año 32 millones de personas seguían viviendo en condiciones de extrema
pobreza en ALC.
2. Las personas y la pobreza se ubican en un espectro de zonas rurales escasamente pobladas y urbes densas en los
extremos, con ciudades más pequeñas entremedio. La tasa de pobreza urbana de 3% y rural de 13% indica que, a
pesar de la solidez del sector agrícola, la pobreza es de corte relativamente rural.
3. No obstante sus megaurbes y barrios marginales de extensión descontrolada, la mayoría de los pobres urbanos de la
región reside en ciudades pequeñas. En Brasil, una de las economías en desarrollo más urbanizadas, solo el 22% de la
población vive en ciudades grandes, mientras que el 64% lo hace en urbes intermedias y pequeñas. Más de 70% de los
pobres urbanos vive en ciudades medianas y muy pequeñas y solo 9%, en megaciudades como Río de Janeiro y São
Paulo.
4. Las zonas urbanas ofrecen empleos mejor pagados y servicios básicos. Por este motivo, los pobres rurales están
dispuestos a emigrar y a pagar para tener acceso a servicios esenciales. En Brasil, los trabajadores rurales cuyo salario
mínimo es de unos R$7 la hora estaban dispuestos a emigrar y a pagar R$420 al año por acceder a mejores servicios
de salud, R$87 por disponer de agua limpia y R$42 por electricidad.
5. Además de las diferencias entre zonas rurales y urbanas, en América Latina hay diferencias de alrededor del 34% en
la productividad de fincas administradas por mujeres y hombres.
Dinámica rural-urbana y recomendaciones en materia de políticas públicas
Varios factores inciden en la difícil tarea de estrechar las disparidades en materia de pobreza y acceso a servicios básicos
entre zonas rurales y urbanas. Por otra parte, la migración del campo a la ciudad sigue siendo importante y alcanza sus
niveles más altos en América Latina y Asia oriental. En 2011, el 80% de la población de América Latina vivía en áreas
urbanas. Y de los 112 millones adicionales de habitantes que habrá en la región en 2030, casi la totalidad residirá en
ciudades.
Las naciones más urbanizadas han tenido mejores resultados en materia de los ODM, ya que el ingreso per cápita aumenta
a la par con el incremento de la proporción de habitantes urbanos. Sin embargo, si el proceso de urbanización no es
manejado correctamente, pueden proliferar los barrios marginales y echar por tierra los avances logrados a la fecha en los
ODM. El 25% de la población de ALC vive en tugurios, y la peor parte se la llevan las mujeres y los niños.
Consecución de los ODM. Debido a que los ODM reflejan las necesidades básicas de todos los ciudadanos, los gobiernos
de la región deben apuntar a su plena consecución tanto en zonas urbanas como rurales. Y en vista de que las áreas rurales
tienen un gran potencial para actividades generadoras de ingresos, cualquier estrategia orientada a alcanzar dichos
objetivos deben incluir políticas que propicien la productividad rural mediante la introducción de nuevas tecnologías
agrarias e inversión en desarrollo del capital humano; eliminación de las distorsiones en el mercado de la tierra; mejor
conectividad con los mercados urbanos; y fomento de actividades no agrícolas.
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1. Dado que no todos los pobres rurales pueden emigrar de una vez, el desafío de entregar los servicios relacionados con
los ODM en ALC implica subsanar las disparidades entre el campo y la ciudad. En los países con grandes sectores
rurales con potencial agrícola, cualquier estrategia orientada a la consecución de los ODM debe incluir políticas que
mejoren la productividad mediante la incorporación de nuevas tecnologías agrarias e inversión en capital humano,
como asimismo la eliminación de las distorsiones del mercado de la tierra, mejor conectividad con los mercados
urbanos y fomento de actividades no agrícolas.
2. Si el problema es la falta de recursos, es necesario priorizar. En los países con niveles considerables de emigración y
baja densidad demográfica en las zonas rurales, impulsar un proceso de urbanización prestando mejores servicios en
las grandes ciudades las haría más atractivas y aceleraría los desplazamientos. La entrega de servicios por cañerías
(agua y saneamiento) es más eficaz en función de los costos en áreas densamente pobladas. Según un estudio mundial,
el costo promedio de un metro cúbico de agua corriente es de US$0,70 a US$0,80 en zonas muy pobladas y de US$2
en zonas con población escasa. Pero para acceder a empleos urbanos mejor pagados, los migrantes rurales deben tener
educación básica y ser saludables. Por consiguiente, la inversión pública en educación primaria y salud debe enfocarse
en los pobres de las zonas urbanas y rurales.
3. En países con bajos niveles de emigración y gran densidad demográfica, es poco probable que se puedan reducir lo
suficiente las disparidades en materia de pobreza y disponibilidad de servicios básicos entre las zonas rurales
desfavorecidas y las ciudades grandes mejor dotadas. Aquí, los avances en pro de la consecución de los ODM pueden
acelerarse mediante la entrega de servicios –educación primaria, atención de salud y servicios por cañería (agua
potable y saneamiento)– ahí donde estén concentrados los pobres.
4. Donde los habitantes se concentran en ciudades pequeñas y tienen pocas perspectivas de trasladarse, las políticas
deben enfocarse en el mejoramiento de las conexiones con otros centros urbanos. Aquí, las medidas para conectar
mejor las actividades de las aldeas con las economías de las grandes urbes adquieren una importancia enorme para la
creación de empleos no agrícolas.
5. La reducción de la cantidad de habitantes de los barrios de tugurios es un ODM específico y requiere un enfoque
especial, en particular en los países sumamente urbanizados de América Latina: las políticas que se adopten para los
barrios marginales sobre la tenencia de la tierra, la asignación de valor al suelo y la conectividad entre zonas
residenciales y comerciales deben ser compatibles con aquellas para las ciudades. Los gobiernos deben aprovechar la
voluntad de los habitantes de tugurios de pagar por los servicios y los bajos costos unitarios que tiene la prestación de
servicios básico de salud y educación en las ciudades para mejorar el acceso a agua corriente en estas zonas (y recurrir
a formas creativas para dotar de agua y baños públicos a los habitantes de barriadas, como la ubicación de fuentes en
lugares públicos).
6. Los gobiernos pueden potenciar la serie de instrumentos de políticas macroeconómicas para apurar la urbanización
mediante un enfoque coordinado que incluya planificación, conexión y financiamiento.
a. Planificación – trazar un derrotero para las ciudades fijándoles las condiciones de urbanización, en
especial políticas para usar las tierras urbanas y expandir la infraestructura básica y los servicios públicos.
Aquí es crucial fortalecer las instituciones para la ordenación de la tierra. Un modelo fructífero se
encuentra en Bogotá (Colombia). Este país también ha tenido muy buenos resultados en la entrega de
acceso universal a agua y saneamiento en todas sus ciudades, principalmente debido a reformas
normativas que permiten tarifas que cubran prácticamente todos los costos.
b. Conexión—dejar los mercados (trabajo, bienes y servicios) de una ciudad accesibles a otros vecindarios
de la ciudad, otras ciudades y a los mercados de exportación externos. Solo es posible conectar a
empresas y personas con los mercados si se dispone de transporte público a precios razonables. Un
ejemplo de un modelo de transporte público adecuado y asequible existe en Curitiba (Brasil).
c. Financiamiento—encontrar fuentes para los grandes gastos de capital necesarios para entregar obras de
infraestructura y servicios cuando las ciudades crecen y la urbanización se acelera.
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Figura 1. América Latina y el Caribe
(Países en desarrollo, ponderados por la población)
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