CONFERÊNCIAS
EDUCAÇÃO PARA A CIDADANIA E CULTURAS DE FORMAÇÃO
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EDUCAR PARA LA CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA
Y LOS DERECHOS HUMANOS EN TIEMPOS DE
NEOLIBERALISMO Y UNILATERALISMO
Xesús R. Jares1
Universidad de A Coruña
[email protected]
Resumo
A democracia precissa da educación para a cidadanía. Esigencia que se fai máis
necesaria nos tempos que vivimos de globalizaçao neoliberal que a debilitan.
Precisamente este novo escenario fai necessario conjugar o velho conceito de
cidadanía asociado ao estado de dereito coa denominada cidadanía global. No
ámbito educativo, debemos recuperar ou profundizar no valor da participaçao,
na organizaçao democrática dos centros, na educación da cultura dos dereitos
humanos –que leva consigo a cultura do respeito, da responsabilidade e dos
deberes-, e na aprendizaje das estrategias de resolución non violenta dos conflitos.
1. El Marco Sociopolítico Dominante
Vivimos tiempos caracterizados por la globalización neoliberal dominante y la
doctrina neoimperial norteamericana del unilateralismo, en la que el concepto de guerra
preventiva es su manifestación más visible (Cfr. Jares, 2005a:30-122). Pero estos dos
procesos, apoyados y difundidos por las posiciones políticas más conservadoras, suponen
un ataque a los principios democráticos, tanto en el plano nacional como en el
internacional en relación al derecho internacional y los principios de as Naciones Unidas,
y al estado del bienestar que no podemos silenciar. En primer lugar, la ideología neoliberal
al sacralizar el mercado deposita en él todas las relaciones sociales y el valor de las
mismas, mercantilizando todos los servicios, cuestionando los derechos económicosociales conquistados y “secuestrando” la democracia en beneficio de los grandes
intereses económicos. Es lo que Ulrich Beck (2002) señala como el peligro del
Catedrático de Didáctica y Organización Escolar en la Universidad de A Coruña. Coordina el colectivo Educadores/
as pola Paz-Nova Escola Galega desde su fundación en 1983. Preside la Asociación Española de Investigación para la
Paz (AIPAZ) y la Asociación Galego-Portuguesa de Educación para a Paz (AGAPPAZ).
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“autoritarismo democrático”. Parafraseando a Pierre Bourdieu, podemos sintetizar en
tres los postulados del neoliberalismo, presentados como proposiciones fundadas en la
teoría y comprobadas en la realidad. “Primer postulado: la economía sería un territorio
separado gobernado por leyes naturales y universales que los gobiernos no deben
contrariar; segundo postulado: el mercado sería la mejor manera de organizar la
producción y los intercambios de manera eficaz y justa en las sociedades democráticas;
tercer postulado: la “globalización” exigiría la reducción de los gastos estatales, sobre
todo en el terreno de los derechos sociales en materia de empleo y de seguridad social,
considerados a la vez onerosos y disfuncionales” (Bourdieu, 2001:31).
La economía, pues, a través del mercado pasa a ser al mismo tiempo objeto y
sujeto principal de nuestras vidas. Como señala Bauman, con esta “segunda modernidad”,
modernidad de consumidores, “la primera e imperiosa obligación es ser consumidor;
después, pensar en convertirse en cualquier otra cosa” (2000:48). Desde esta óptica el
estado del bienestar es visto como una rémora siendo igualmente atacado el derecho al
trabajo. “La estética del consumo gobierna hoy, allí donde antes lo hacía la ética del
trabajo... El trabajo perdió su lugar de privilegio, su condición de eje alrededor del cual
giraban todos los esfuerzos por constituirse a si mismo y construirse una identidad”
(Bauman, 2000:56-57). De tal forma que el modelo del hombre triunfador hecho a si
mismo gracias a su trabajo es desplazado por el culto a la riqueza en si misma.
En segundo lugar, la ideología militarista de la guerra preventiva asentada en la
falsa dicotomía “seguridad versus libertad”2 está suponiendo un claro recorte de las
libertades y los derechos cívico-políticos en varios países del mundo. Doctrina que
sitúa el discurso de la seguridad por encima de la libertad, trasladando a la población
dichos polos como imcompatibles. Organizaciones como Human Rights Watch y Amnistía
Internacional (AI), entre otras, han denunciado como una de las víctimas de la crisis del
11 de septiembre están siendo los derechos humanos. Así, en varios países del mundo,
en nombre de la lucha contra los terrorismos se han adoptado, o se está en proceso de
adopción, de medidas que conculcan las garantías para la protección de los derechos
humanos; en otros, como Afganistán e Irak, están soportando los efectos de una guerra
cruel, injusta e ilegal con desenlaces y efectos todavía inciertos, por más que se haya
proclamado por parte de la potencia atacante el final de ambas guerras. La terquedad de
los hechos muestran, una vez más, que sin derechos humanos no puede haber seguridad
ni democracia.
Además de estos dos ataques a la democracia, cobra cada vez mayor importancia
un tercero referido a la manipulación de los medios desde los grandes monopolios
informativos, nuevamente la conexión económico-ideológica. Ambos ataques nos llevan
a pensar, coincidiendo con Claudio Magris (2001), que los mayores peligros de la
democracia no están tanto en sistemas totalitarios como los que hemos vivido en el siglo
XX en buena parte del mundo, sino más bien en sistemas totalitarios revestidos bajo
capas de democracia. En este escenario, más que ciudadanos se nos quiere convertir en
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Ataque que ha tenido un rápido desarrollo, mediático, político y jurídico, a partir del 11-S de 2001.
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meros espectadores-clientes, sustituyendo el vivir por el consumir, el decidir por el
delegar.
Por ello, tanto en el plano social en general como en el educativo en particular, es
necesario dar un nuevo impulso regenerador a lo que denominamos cultura democrática,
al menos en un triple sentido: democratizando el conocimiento y posibilitando el acceso
a la cultura al conjunto de la ciudadanía; favoreciendo la participación y el control
social de los asuntos públicos, que exige una nueva forma de hacer y entender la política,
y, en tercer lugar, democratizando la economía. Para avanzar en este proceso es
fundamental el papel de la educación en todos sus ámbitos: familia, escuelas, institutos,
universidades, educación no formal, etc., así como el apoyo decidido de las autoridades
hacia los diferentes ámbitos de enseñanza-aprendizaje.
Sin embargo, hasta el momento, tanto los diferentes gobiernos autónomos de
Galicia como los gobiernos de España no han cumplido con las recomendaciones en
materia de educación en derechos humanos y ciudadanía democrática propuestas por
las Naciones Unidas y otros organismos internacionales. En este sentido, el nuevo ciclo
político que vivimos en Galicia como en el conjunto del Estado constituyen una
oportunidad histórica para que la Consellería de Educación e Ordenación Universitaria
de la Xunta de Galicia, como el Ministerio de Educación y Ciencia (MEC) reparen este
déficit y sitúen a nuestro país a la cabeza de los países comprometidos con la educación
para la ciudadanía y los derechos humanos. Esto significa institucionalizar programas
educativos que impulsen la convivencia democrática, la resolución noviolenta de
conflictos, los derechos humanos, la interculturalidad, etc., desde un plan global de
intervención que atienda s todos los ámbitos de la política educativa: formación del
profesorado, inicial y en ejercicio; materiales didácticos; apoyo a los centros; dotación
de asesores y mediadores; intervenciones directas con el alumnado y sus familias; apoyo
a las experiencias innovadoras; formación e intervención de la inspección; etc. Es más,
la educación para la ciudadanía debiera ser considerada como una cuestión de estado,
al igual que la educación en general. Por ello, no podemos por menos que celebrar la
propuesta novedosa que ha hecho el Ministerio de Educación y Ciencia (MEC) en el
anteproyecto de la Ley Orgánica de Educación (LOE) de introducir la nueva asignatura
denominada Educación para la ciudadanía en el currículum de Primaria, Secundaria y
Bachillerato, aunque es evidente que el aprendizaje de la ciudadanía no se agota ni se
puede reducir a una asignatura.
2. La Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos
Como ya hemos señalado (Jares, 2005b), la educación para la ciudadanía y los
derechos humanos tiene como objetivo principal formar personas política y moralmente
activas, conscientes de sus derechos y obligaciones, comprometidas con la defensa de
la democracia y los derechos humanos, sensibles y solidarias con las circunstancias de
los demás y con el entorno en el que vivimos. Todo ello desde las inevitables relaciones
de conflicto y poder que acompañan, inexorablemente, a la convivencia humana (Jares,
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2001). Para facilitar la consecución de estos objetivos, tan importantes y complejos, la
educación para la ciudadanía y los derechos humanos debe ser abordada en el currículum
desde diferentes ámbitos convergentes. Concretamente proponemos los siguientes.
2. 1. La Organización Democrática
Todo proyecto educativo se realiza desde un determinado formato organizativo.
En este sentido, ante la escasa reflexión sobre la dimensión organizativa en la educación
para la paz, los derechos humanos y el desarrollo, venimos insistiendo en los últimos
años (Jares, 1991; 1999; 2004a y 2004b) sobre la importancia de la misma, muy
especialmente en el ámbito particular del aprendizaje de la ciudadanía y los derechos
humanos. “Dicho en otras palabras, un proyecto curricular de Educación para la Paz y
los Derechos Humanos tiene que plantearse la relación de los temas organizativos -la
estructura, las normas, el estilo de dirección, la participación, la comunicación, el sistema
de relaciones, el tratamiento de los conflictos, la evaluación institucional, etc.- con los
valores y objetivos que dicho proyecto persigue” (Jares, 2004a: 59-60).
La organización democrática del centro es el contexto en el que pueden germinar
y sedimentarse el auténtico significado de la paz y los derechos humanos. En este sentido,
el alumnado aprenderá lo que es la democracia viviendo en democracia; si queremos
que la escuela forme personas democráticas y participativas, ella misma tiene que estar
organizada desde esos presupuestos. Por ello, la búsqueda de una sociedad plenamente
democrática, requiere no sólo que el sistema educativo fomente una actitud libre y
participativa para la vida social futura o de adultos, sino que, tal como se ha insistido
(Cfr. Jares, 1999), el propio sistema educativo debe articularse bajo los principios en los
que dice fundamentarse. En este sentido, debemos abordar y fomentar cuatro objetivos
y ámbitos organizativo-educativos básicos:
1º. La participación. Para poder vivir la democracia tiene que garantizarse la
posibilidad de la participación de todos los sectores que componemos la comunidad
educativa. Sin participación no hay democracia. La participación es,
simultáneamente, un requisito y un valor en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Consecuentemente, las estrategias didácticas y los modelos organizativos de aula
y centro deberán apoyarse en el trabajo en equipo, en la toma de decisiones
consensuada siempre que sea posible, en la cooperación, etc. “La participación
de los estudiantes en la organización de los estudios y de la empresa educativa a
la que asisten debería considerarse en sí como un factor de educación cívica y un
elemento principal de la educación para la comprensión internacional” (UNESCO,
1974).
2º. Seguridad y reconocimiento: crear grupo. A caballo entre los aspectos
organizativos, metodológicos e interactivos, entendemos que sea cual sea el nivel
educativo o la materia a impartir, es imprescindible diseñar una estrategia
tendente a generar en el aula como en el centro, un clima de seguridad, de
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confianza, de mutuo apoyo, etc. Y ello no sólo por motivos éticos o morales, que
lo son y en sí mismos constituyen razones más que suficientes, sino también
porque el trabajo didáctico en estas situaciones es más agradable para todos/as y,
en tercer lugar, suele producir mejores resultados académicos. Sobre este último
aspecto está suficientemente estudiado y probado que en aquellas situaciones
educativas en donde se consigue este ambiente de mutuo apoyo y confianza entre
el alumnado y entre éste y el profesorado, los resultados académicos son, por
regla general, mejores que en aquellos otros grupos en donde no existe este tipo
de ambiente o clima (Cfr. Jares, 2001: 99-103).
2.2. La Estructura Curricular
Tal como hemos expuesto en otro lugar, (Jares, 2005b:88-92), proponemos
desarrollar la educación para la ciudadanía y los derechos humanos desde cinco
perspectivas complementarias:
1º. Proseguir y profundizar la transversalidad. Como hemos señalado en diversas
publicaciones, así como otros muchos autores y autoras, esta idea es buena en sí misma;
otra cosa diferente es la falta de recursos, la deficiente formación del profesorado en
este aspecto, la configuración disciplinar del currículum, etc., que, tal como se escribió
en su día, dificultan y han dificultado su desarrollo. Profundizar en esta vía, presupone
incentivar los proyectos de centro desde la transversalidad, en los que deben gozar de
un especial protagonismo las actividades comunes de centro, el Plan de convivencia y el
Plan de acción tutorial, que puede incluir al anterior. Como exponemos más adelante, la
defensa de la transversalidad no es incompatible con la creación de la nueva asignatura.
2º. Dotar de más contenido en ciudadanía democrática y derechos humanos a las
áreas de Conocimiento del medio social en Primaria y de Geografía-Historia en
Secundaria.
3º. La educación para la ciudadanía y los derechos humanos debe ocupar un
lugar central en la hora semanal de tutorías en Secundaria, abordando las circunstancias
y necesidades concretas del grupo-clase. Precisamente a través del afrontamiento de los
problemas de convivencia que se detecten, la hora semanal de tutorías con el alumnado
debe ser un espacio muy importante para educar en los valores de la educación para la
ciudadanía. Lo que requiere, igualmente, un compromiso del Ministerio de Educación y
Ciencia (MEC) y las Comunidades Autónomas (CCAA) para formar e incentivar al
profesorado tutor.
4º. Potenciar los ámbitos de participación mediante la creación de lo que
denominamos infraestructura de convivencia (Jares, 2001).
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5º. Introducir en el currículum para todo el alumnado de Primaria, Secundaria
Obligatoria y Bachillerato la asignatura Educación para la ciudadanía y los derechos
humanos , tal como se recoge en el Anteproyecto de la Ley Orgánica de Educación
(LOE). Más particularmente, sí bien en Primaria la opción preferente debe ser la
transversalidad, considero oportuno el establecimiento de esta asignatura al menos en
el último curso. Lo que significa horario y currículum definido, al igual que otras áreas
de esta Etapa, pero no un profesor especialista para impartirla, tarea que sería acometida
por el profesor tutor con la debida formación a arbitrar por las autoridades. En la ESO,
por ser una etapa crucial, la Educación para la ciudadanía debería impartirse en los tres
primeros cursos, dado que en 4º ya está la asignatura de Ética. Esta asignatura sería el
único caso en el que se podría hablar de cambio nominal o, incluso, dejar el nombre
actual. Sin embargo, sí es necesario ajustar sus contenidos a la nueva secuencia que
supone introducir la nueva asignatura en las tres etapas educativas. Igualmente, dado
que esta asignatura ha sido impartida por el profesorado del Dto. de Filosofía es lógico
que, además de la naturaleza de los contenidos, se aproveche su experiencia y formación
para que sigan impartiéndola, lo que no debería eximir de las necesarias adaptaciones y
actualizaciones metodológicas. En el Bachillerato debería impartirse en los dos cursos,
aunque podría quedar en un curso compatibilizando sus contenidos con algunos de
Filosofía de 1º e Historia de 2º.
Si realmente queremos que esta nueva asignatura sea apoyada y tenga valor, tiene
que integrase en el currículum con las mayores garantías. Ni puede ser una maría, ni un
paso anecdótico por algún curso, ni ser utilizada como subterfugio para completar horario,
ni como alternativa a ninguna otra materia. Por consiguiente tiene que tener una carga
horaria en ningún caso inferior a las dos horas semanales anuales y unos contenidos
ligados a la centralidad y complejidad de su naturaleza, lo que significa, tal como hemos
señalado en el punto anterior, que no puede quedar fagocitada por ninguna materia. Al
contrario, sus contenidos son aportados por disciplinas diversas, como son la Filosofía,
la Sociología, el Derecho y la Historia, fundamentalmente.
2.3. Los Contenidos
Los objetivos y contenidos fundamentales de la educación para la ciudadanía
deben estar ligados, lógicamente, a la caracterización del concepto de derechos humanos
y ciudadanía democrática, así como en relación a la situación de los derechos humanos
en la sociedad neoliberal en la que vivimos, y que sucintamente hemos expuesto en el
punto primero. En este sentido, lo que podemos denominar conocimientos, habilidades
y actitudes de ciudadanía, los estructuramos en cinco grandes áreas, que deberían formar
parte de los contenidos de la nueva propuesta de asignatura. En primer lugar, la Educación
para la ciudadanía y los derechos humanos debe servir antes que nada para reflexionar
y sensibilizar sobre la convivencia y el ejercicio de la ciudadanía democrática en el
centro y su entorno, lo que constituye al mismo tiempo una consideración metodológica
fundamental, tal como exponemos en el punto posterior sobre esta cuestión. Así, el
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análisis de las formas de convivencia, el respeto, el afrontamiento noviolento de los
conflictos, la aceptación de la diversidad y el rechazo de cualquier forma de
discriminación, etc., deben estar presentes en cada clase y en todos los cursos de la
enseñanza de los centros educativos.
Un segundo bloque de contenidos debería abordar las causas y las diferentes
formas de violencia -escolar, de género, pobreza, terrorismos, etc.-, así como las
alternativas que a la misma existen. La violencia, y los procesos de “naturalización de la
misma”, además de atentar contra el ejercicio de la ciudadanía democrática, constituye
uno de los grandes problemas que tenemos en los diferentes ámbitos de la sociedad, por
lo que debe ser abordada de forma global en toda su complejidad y rigor. Igualmente
debe ser abordado en este ámbito la situación de las víctimas de la violencia, para fomentar
el respeto y solidaridad con las mismas al mismo tiempo que las propias víctimas se
conviertan en agentes educativos3
Un tercer tipo de conocimientos debería dar lugar a la comprensión del significado
de lo que es el estado de derecho laico y la normativa fundamental que lo regula, así
como los derechos y deberes fundamentales de la vida en sociedad. Igualmente importante
es conocer las condiciones y posiciones ideológicas, económicas, políticas y religiosas
que cuestionan los presupuestos de la democracia.
Un cuarto bloque sería el análisis histórico, filosófico, jurídico, político y ético
de los derechos humanos Esto conlleva el conocer sus características fundamentales, su
historia y comprensión como un proceso inacabado, los tipos de derechos y principales
textos que los regulan, los organismos y asociaciones de defensa, la situación en la que
se encuentran, teorías y regímenes que los cuestionan, etc.
El quinto bloque de contenidos está ligado a dos procesos sociales relativamente
nuevos: el creciente proceso inmigratorio en España y, por otro lado, el actual proceso
de construcción europea. El primero implica, fundamentalmente, contemplar el
currículum desde la dimensión intercultural, muy particularmente en lo que atañe a las
estrategias educativas antirracistas. El segundo, exige acrecentar la dimensión europea
de la educación tanto en relación a las estructuras educativas como en el componente
cultural del currículum.
En definitiva, consideramos que la propuesta de contenidos debe contemplar la
globalidad de los derechos humanos así como todas las dimensiones de la ciudadanía
democrática, global y crítica: moral, jurídica, histórica, política, filosófica y educativa.
2.4. La Metodología
La enseñanza de los derechos humanos debe estar basada en una metodología
dialógica, participativa, activa y combinando la dimensión intelectual con la afectiva.
Más concretamente, debe estar inspirada en los siguientes principios:
En este sentido consideramos que todas las víctimas son merecedoras de respeto y apoyo por parte de la sociedad y
las autoridades correspondientes, pero en su posible uso pedagógico en los centros educativos deben cumplir dos
requisitos innegociables: el no utilizar su dolor y relatos en beneficio partidario y, en segundo lugar, respetar la
dignidad de todas las personas, incluidas la de los victimarios (lo que no quiere decir que se aplique la ley en toda su
extensión).
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ACTAS DO 3º ENCONTRO DE INVESTIGAÇÃO E FORMAÇÃO
1. Vivir los derechos humanos. Es el principio que más se resalta en la historia
de esta dimensión educativa (Jares, 1999; Tuvilla, 1998). La idea fundamental es a la
par clara como compleja: más que reflexionar sobre los derechos humanos se trata de
vivirlos en el centro. Vivencia que extendemos a todos los ámbitos de la acción educativa:
metodología, organización, contenidos, etc.
2. Conexión con la vida real del centro y del entorno. No cabe duda que el
primer principio lleva implícito éste segundo. En efecto, vivir los derechos humanos
significa, entre otras cosas, darle preferencia a los hechos cotidianos que se producen en
el centro educativo como elementos didácticos de primera magnitud. “A lo largo de la
jornada escolar los maestros abordan repetidas veces temas relacionados con los derechos
humanos –orden y justicia, mantenimiento de la dignidad individual, importancia de la
verdad y la objetividad, respeto mutuo” (UNESCO, 1969:19). Es más, para que el
aprendizaje sea significativo, consideramos necesaria esta relación continua entre
derechos humanos y las circunstancias vitales cotidianas.
3. Necesidad de educar desde y para la acción. Tal como recoge la
“Recomendación sobre la educación para la comprensión, la cooperación y la paz
internacionales y la educación relativa a los derechos humanos y las libertades
fundamentales” aprobada por la Conferencia General de la UNESCO en 1974, la
educación para los derechos humanos como parte de la educación para la paz es una
educación desde y para la acción, “para resolver los problemas que se plantean en los
niveles local, nacional e internacional” (UNESCO, 1974).
4. Presentar la realidad desde una perspectiva susceptible de transformación.
Ligada al principio de la acción, tenemos que incidir en la idea de que la realidad no es
estable ni definitiva, sino cambiante y provisoria. En consecuencia, que podemos construir
otro tipo de relaciones sociales. En este sentido, si bien la educación para los derechos
humanos presupone, entre otras cosas, la presentación de sus violaciones, tampoco es
menos cierto que debemos suscitar la posibilidad de la acción como medio para
transformar esa realidad perversa, y que en muchos casos así ha sido posible.
5. Coherencia entre los fines y los medios a emplear. Resaltado desde la
ideología noviolenta como un aspecto central de la misma (Cfr. Jares, 1991:62-75) y
asumido por la educación para la paz y los derechos humanos, este principio resalta la
necesidad de la coherencia entre aquello que se pretende alcanzar y los medios a emplear.
La forma de educar es ya un contenido; a través del cómo educamos estamos
transmitiendo determinados valores y presupuestos. No puede haber ruptura, pues, entre
el fin y los medios.
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Referencias Bibliográficas
Bauman, Z. (2000): Trabajo, consumismo y nuevos pobres. Barcelona, Gedisa.
Beck, U. (2002): La sociedad del riesgo global. Madrid, Siglo XXI.
Bourdieu, P. (2001): Contrafuegos 2. Barcelona, Anagrama.
Jares, X.R. (1991): Educación para la paz. Su teoría y su práctica. Madrid, Popular, 3ª
edición corregida y ampliada en 2005.
Jares, X.R. (1999): Educación y derechos humanos. Estrategias didácticas y
organizativas. Popular, Madrid, 2ª edición en 2002. Edición en gallego: Edicións
Xerais, Vigo, 1998.
Jares, X. R. (2001): Educación y conflicto. Guía de educación para la convivencia.
Madrid, Popular.
Jares, X.R. (2004a): Educar para la paz en tiempos difíciles. Bilbao, Bakeaz.
Jares, X.R. (2004b): Los retos de las educación para los derechos humanos. En
MAGENDZO, A. (Edtor): De miradas y mensajes a la Educación en Derechos
Humanos. Santiago de Chile (Chile), LOM, pp. 285-297.
Jares, X.R. (2005a): Educar para la verdad y la esperanza. Madrid, Popular.
Jares, X.R. (2005b): Reflexiones y propuestas. Cuadernos de Pedagogía, nº 350, octubre,
pp.88-92.
Magris, C. (2001): Utopía y desencanto. Historias, esperanzas e ilusiones de la
modernidad. Barcelona, Anagrama.
Tuvilla, J. (1998): Educación en derechos humanos: hacia una perspectiva global. Bilbao,
Desclée de Brouwer.
UNESCO (1969): Algunas sugestiones sobre la enseñanza acerca de los Derechos
Humanos. París, Unesco.
UNESCO (1974): Recomendación sobre la educación para la comprensión, la
cooperación y la paz internacionales y la educación relativa a los derechos humanos
y las libertades fundamentales. París, UNESCO.
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ACTAS DO 3º ENCONTRO DE INVESTIGAÇÃO E FORMAÇÃO
Anexo 1
Conclusões e Recomendações às Autoridades Educativas Aprovadas no “XIX
Encontro Galego-Português de Educadores/as para a Paz”
No fim de semana de 18 a 20 de Novembro de 2005 realizou-se em CamposancosA Guarda (Pontevedra) o XIX ENCONTRO GALEGO E XII GALEGO-PORTUGUÊS
DE EDUCADORES/AS PARA A PAZ, organizado por Educadores/as pela Paz-Nova
Escola Galega, do Dto. de Pedagogia e Didáctica das CC.EE da Universidade da Coruña,
o Movimento dos Educadores pela Paz de Portugal (MEP) e a Associação GalegoPortuguesa de Educação para a Paz (AGAPPAZ).
As conclusões e recomendações aprovadas foram as seguintes:
I. Educação para a Cidadanía
Em relação ao tema de debate desta edição, a Educação para a cidadania, foram
aprovadas as seguintes conclusões e petições às autoridades educativas da Galiza,
Espanha e Portugal:
1. Constatamos a importância da Educação para a cidadania democrática
na construção de sociedades plenamente democráticas. Neste sentido, insistimos na
necessidade de uma presença significativa e continuada no currículo de todas as etapas
do sistema educativo, assim como na forma de organização das escolas e das aulas que
devem ser coerentes com os princípios democráticos.
2. Igualmente se constata a fraca adesão institucional até ao momento, dos
ministérios de educação galego, espanhol e português nesta temática, que inclui o não
cumprimento das recomendações nesta matéria propostas pelas Nações Unidas e outros
organismos internacionais como a UNESCO ou o Conselho de Europa. Como
consequência, as(os) participantes neste XIX Encontro Galego e XII Encontro GalegoPortuguês de Educadores/as pela Paz solicitam às respectivas autoridades educativas
que modifiquem esta situação, fazendo da educação para a cidadania democrática um
dos marcos de identidade dos nossos sistemas educativos.
3. Para que a educação para a cidadania democrática tenha uma presença
significativa no sistema educativo é necessário tomar medidas em diferentes
âmbitos, pelo que propomos às autoridades educativas:
3.1. No currículo: Em relação ao currículo das etapas educativas não universitárias
propomos o desenvolvimento da educação para a cidadania democrática e dos
direitos humanos a partir de três perspectivas complementares:
a) Em primeiro lugar, prosseguir e aprofundar a ideia de transversalidade, no
sentido de implicar toda a comunidade educativa. Adoptar este caminho pressupõe
incentivar a construção de projectos da escola de uma forma transversal.
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b) Em segundo lugar, a educação para a cidadania democrática e para os
direitos humanos deve ocupar um lugar central no horário semanal a partir do 2º
ciclo e até ao final do secundário, de maneira que aborde as necessidades concretas
do grupo-turma. Através da convivência, dos hábitos relacionais, da prática de atitudes
de respeito e convivência democrática, a não discriminação, a resolução pacífica de
conflitos, etc., esta hora semanal será um espaço muito importante para desenvolver os
valores da educação para a cidadania e os direitos humanos. No desenho desta nova
disciplina, deverá existir um cuidado especial na selecção dos conteúdos, tanto cognitivos
como atitudinais, assim como nos critérios metodológicos e de avaliação. De qualquer
modo, a educação para a cidadania democrática deve incluir necessariamente os direitos
humanos e os das crianças, o carácter laico do estado, as normas e valores da sociedade
democrática, a justiça social, a resolução não violenta dos conflitos e a cultura de paz, a
interculturalidade e a solidariedade.Esta nova disciplina irá reforçar a transversalidade
e garantir uma formação para todos os alunos. É importante ressaltar que a formação
cívica nos valores de convivência democrática é uma responsabilidade de todo o corpo
docente.
3.2. Na formação de professores, tanto na formação inicial dos futuros
profissionais da educação, como na formação contínua.
a) Na formação inicial deveriam ser elaboradas directrizes que contemplassem:
- Docência: Incluir a matéria de Educação para a cidadania democrática e os direitos
humanos, com carácter obrigatório, no currículo de todos os alunos que quisessem exercer
a docência.
- Investigação: Fomentar linhas de investigação neste âmbito. Particularmente necessário
e importante seria promover a investigação de referência em Espanha e em Portugal
para uma melhor compreensão de todos os sectores da comunidade educativa sobre a
situação da educação para a cidadania democrática e os direitos humanos.
b) Na formação contínua devem organizar-se planos de formação, no âmbito
pedagógico, para todos os professores em geral e muito particularmente para os que
pretendam leccionar essa disciplina.
3.3. Na organização e gestão das escolas, que devem regular-se pelos princípios
democráticos da convivência e incentivarem a participação de toda a comunidade
educativa.
3.4. Numa política de criação de materiais didácticos e de experiências
educativas inovadoras nesta área.
4. Propostas complementares. Para além desta medidas e propostas sugerimos
que se ponham em prática as seguintes propostas complementares:
4.1. Declarar o decénio 2005-2015 como o “Decénio da Educação para a
Cidadania Democrática e os Direitos Humanos” e planificar e avaliar diferentes
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ACTAS DO 3º ENCONTRO DE INVESTIGAÇÃO E FORMAÇÃO
actividades para consolidar esta dimensão educativa no nosso sistema educativo.
Igualmente, propomos aos nossos ministérios da educação para que pressionem o
Conselho de Ministros do Conselho da Europa para que declare o decénio 2005-2015
como o “Decénio da Educação para a Cidadania Democrática e os Direitos Humanos”
e que planifique e avalie diferentes actividades para consolidar esta dimensão educativa
nos sistemas educativos europeus, uma proposta que siga a resolução 2004/71 aprovada
pela Comissão dos Direitos Humanos da ONU em 21 de Abril de 2004, em que propõe
à Assembleia Geral aprovar un novo Programa mundial para a educação dos direitos
humanos a partir de 1 de Janeiro de 2005.
4.2. Criar um Comité Nacional1 de Educação para a Cidadania Democrática
e os Direitos Humanos, de carácter consultivo e de acessoramento aos ministros da
educação, tal como é proposto no Plano de acção internacional do decénio das Nações
Unidas para a educação na esfera dos Direitos Humanos 1995-2004. Este comité seria
composto por representantes das ONGs no âmbito da defesa dos direitos humanos,
universidades, grupos de educadoras e educadores vinculados a esta temática, etc., e
teria como objectivo central desenvolver a educação para a cidadania democrática e os
direitos humanos.
Entre as finalidades deste comité sugerimos as seguintes:
- Assessorar na reflexão de temas de educação para a cidadania democrática e para
os direitos humanos.
- Desenvolver esta dimensão educativa através da elaboração de um plano nacional de
educação para a cidadania democrática e os direitos humanos.
- Elaborar relatórios sobre a situação educativa, diagnosticar obstáculos e necessidades,
propor medidas, etc.
- Estabelecer directrizes em relação à educação para a cidadania democrática e os
direitos humanos, para serem aplicadas pelos ministérios.
4.3. Planear medidas de apoio às escolas em relação à convivência
democrática, à integração da diversidade de etnias e de culturas, etc., com medidas
de reforço de pessoal docente, de mediadores interculturais, fomento da participação
dos pais, etc.
4.4. Criar um plano institucional de educação para a convivência, a paz e a
cidadania democrática, destinado a todas as escolas, desde a educação pré escolar até
à universidade.
No caso da Galiza, como noutras regiões autónomas, deve criar-se um comité com as mesmas competências e
composição do que foi criado no âmbito estatal.
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EDUCAÇÃO PARA A CIDADANIA E CULTURAS DE FORMAÇÃO
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II. Aprovação dos Estatutos e Eleição da Primeira Direcção da AGAPPAZ
No decurso deste XIX Encontro Galego e XII Galego-Português de Educadores/
as para a Paz, aprovaram-se os estatutos da nova associação denominada Associação
Galego-Portuguesa de Educação para a Paz (AGAPPAZ) com os seguintes fins:
a) Promover e difundir a Educação para a paz e os direitos humanos, o
desenvolvimento de uma cultura de paz em todos os âmbitos educativos, tanto na
educação formal como não formal, numa perspectiva positiva, crítica e não violenta.
b) Promover o diálogo, a reflexão, a comunicação, o intercâmbio de experiências
e opiniões, o trabalho cooperativo entre os seus membros, em torno dos princípios da
educação para a paz, assim como com outras associações ou organizações, de forma que
juntemos esforços num contexto cada vez maior.
c) Fomentar a investigação no âmbito da educação para a paz, dos direitos humanos
e do desenvolvimento.
d) Difundir e elaborar materiais didácticos no âmbito da educação para a paz, dos
direitos humanos e do desenvolvimento.
e) Propor medidas e programas educativos no âmbito da educação para a paz, dos
direitos humanos e do desenvolvimento.
f) Exigir às autoridades educativas a implementação de políticas de apoio à
investigação na área da educação para a paz.
g) Participar em campanhas que incidam na construção social de uma cultura de
paz.
Também se procedeu à eleição da primeira Direcção que é a seguinte:
Presidente: Xesús R. Jares (Galiza)
Vice presidente: Helena Proença (Portugal)
Secretária: Teresa Mª Rodrigues Ferreira (Portugal)
Tesoureiros: Mª Emilia Correia Moreira Dias Gregório (Portugal) y Santiago Rodríguez
Sánchez (Galiza)
Vogais: Mª Virginia Rodrígues (Portugal), Bernardo Carpente Allegue (Galiza), Isabel
Lima (Portugal), Noa Caamaño (Galiza), Américo Nunes Peres (Portugal), Carmen
Díaz Simón (Galiza), Marisa Gamallo Bouzo (Galiza)
Camposantos-A Guarda (Pontevedra), 20 de Novembro de 2005.
Em representação da Direcção da AGAPPAZ
Xesús R. Jares
Presidente
Teresa Mª R. Ferreira
Secretária
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