Acosta Ñú Niños soldados en la Guerra de la Triple Alianza ¿victimas o voluntarios? Aida Raquel Bareiro García. María Valeria Canata Sánchez. 11 de Setiembre 2015. Uruguayana, RS, Brasil. Fotografía en ocasión del Mita Rape 2014, homenaje a los caídos en Acosta Ñu. Zenoura Cazador de Instantes. PROPÓSITO Revisar el papel que tuvieron los niños-soldados aquel 16 de agosto de 1869 en los campos de Acosta Ñú, integrado en su mayor parte por niños menores de 14 años de edad y ancianos mayores de 60 años, Rememorar la gesta, evocar y honrar tantas vidas infantiles perdidas trágicamente en esa batalla. Niños soldados en el mundo MARIO MAESTRI. A GUERRA NO PAPEL. HISTORIA E HISTORIOGRAFÍA DA GUERRA DO PARAGUAI (18641870). “Genocidio americano foi o primeiro trabalho historiográfico brasileiro a realizar crítica geral desde a ótica das populaçoes envolvidas no confronto, desorganizando as representaçoes hegemónicas. “ Un niño soldado es un ser humano menor de 18 años de edad que es reclutado por un ejército o un grupo armado o que simplemente participa en un conflicto bélico. En ciertos lugares, los niños son considerados adultos desde los 14 o 15 años. Una persona joven de 15 años que se une a un grupo armado puede, por tanto, considerarse como un soldado adulto de acuerdo a su propia cultura. La ley internacional en vigor establece los 15 años como edad mínima para el reclutamiento en el ejército y la participación en conflictos. Sin embargo, la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño fija la edad de la adultez a los 18 años. Presencia de niños-soldados en el Ejército Paraguayo antes de Acosta Ñú (I) El Maestro Fermín López y sus alumnos Presencia de niños-soldados en el Ejército Paraguayo antes de Acosta Ñú (II) Captura de niños-soldados El 13 de mayo de 1867, a las 9 de la noche y frente al campamento uruguayo en Yataity, efectivos uruguayos al mando del Capitán Ernesto Courtin, tomaron prisionero al Sargento Escolástico Zelada, de 24 años de edad, , junto al cabo Pedro Martínez (13 años), soldado Nicolás Morel (12 años), Marcelino Vázquez, (14 años) Deogracias Gonzalez (12 años) y Simon Quintana (11 años), todos pertenecientes al Batallon Nº 48. En la declaración de Zelada, informaba que los batallones 44, 47 y 48 eran formados por niños, y el 34 “formado á última hora, se compone de ancianos.” El sábado 1º de junio de 1867, de madrugada salían del campo oriental en Tuyutí, a curar sus dolencias, soldados uruguayos y marchaban también a Montevideo, los jóvenes prisioneros tomados el 13 de mayo de 1867. Cabe preguntarse ¿cuál fue el destino final de estos jóvenes soldados? Capitán Ernesto Courtin, de la artillería uruguaya, captor de los niños-soldados del Batallón n 48. Presencia de niños-soldados en el Ejército Paraguayo antes de Acosta Ñú (III) Batallón Nº 51 – Creado en 1867 en Asunción, al mando del teniente 1º Mateo Morel, instruido en el campamento de Salamanca. Constaba de 700 plazas. “Los conscritos, en cuyo número tuve el honor de contarme, eran en su mayor parte jóvenes de 14 á 18 años, á excepción de los jefes y oficiales que eran ya experimentados en el manejo de las armas. “ Posteriormente se trasladó a Trinidad. El batallón, según relata González, combatió el 27 de diciembre de 1868 en Lomas Valentinas donde fue diezmado totalmente, cayendo “el primer comandante, Benegas, el segundo mayor López y otros oficiales, quedando el mando á cargo de un teniente que era el único oficial que quedaba en pie.”. En Lomas Valentinas, González tenía 16 años. Ascendido a sargento, participó en Piribebuy donde fue hecho prisionero. González, José Guillermo “Reminiscencias históricas de la Guerra del Paraguay – Pasaje de Yapecuá”, Asunción, Talleres Nacionales de H. Graus, 1914, pp. 5-9 Presencia de niños-soldados en el Ejército Paraguayo antes de Acosta Ñú (IV) Niños barbados en Itá-Yvaté (21 al 27 de diciembre de 1869) General José Ignacio Garmendia (argentino, veterano de la guerra), Recuerdos de la Guerra del Paraguay, Primera Parte. Batalla del Sauce – Combate de Yataytí Corá – Curupaytí – Segunda Parte – Campaña del Pikyciri Estuvo en Acosta Ñú Pero algunos días después, al intentar nuestro traslado de un monte al otro por una picada, fuimos sorprendidos por un piquete brasilero, mandado por un Capitán Salón del 2° Regimiento de Caballería, que nos tomó prisioneros, conduciéndome a mí con especial interés a presencia del Comandante Ferreyra, jefe de aquel cuerpo a objeto de pedirme informes sobre la dirección que podía haber tomado el General Caballero, atribuyéndome ser uno de sus ayudantes que lo había acompañado hasta los últimos momentos; a lo que contesté ser incierto lo aseverado, por haber en aquellos momentos tenido otra comisión que cumplir, la cual había ejecutado evidentemente, a vista y presencia de casi todo el ejército enemigo, con lo que me despidió, recomendando a su camarada que me suministrara todas mis necesidades. Mayor Estanislao Leguizamón, veterano de Acosta Ñú. Escribió sus memorias de la Guerra Alférez 2º, Oficial del Regimiento de Caballería 11 en Acosta Ñú, al mando del Sargento Mayor Juan L. Rivas, “mi regimiento formaba parte de la división mandada por el Comandante Antonio Barrios, la cual componía la vanguardia. Estuvo en Acosta Ñú Presidente Constitucional Emilio Aceval Nació el 16 de octubre de 1853 en Asunción. Con 15 años de edad, se halló en Acosta Ñú el 16 de agosto de 1869, salvando milagrosamente su vida, siendo capturado. En la posguerra conquistó fortuna, y fue diputado y ministro de guerra. Fue presidente de la República entre el 25 de noviembre de 1898 al 9 de enero de 1902 (depuesto del cargo). Casó con doña Josefina Rivarola y falleció el 15 de abril de 1931 a los 77 años. En Acosta Ñú llegó a Sargento de Caballería, según dicen las fuentes consultadas. Estuvo en Acosta Ñú Para dar un ejemplo de lo que fue aquella acción damos la respuesta del comandante Oviedo, caído prisionero en combate, al Gral. Pedra. Éste le preguntó cuál era el total de tropa que peleó bajo las órdenes de Caballero: "No sé, señor -respondió-, pero si usted quiere comprobar la verdad, puede ir al campo de batalla a contar los cadáveres paraguayos y agregar al número que resulte, el de los prisioneros que están presentes y tendrá el total" Tte. Cnel. Florentín Oviedo (Villa Rica 1840-1935) ¡Con honor y orgullo de casta se puede afirmar que durante toda la contienda del 65 al 70, todos fueron héroes, todos fueron mártires y todos fueron paraguayos! Manuel Riquelme “Héroes. Compendio de la Guerra de la Triple Alianza”, Asunción, Ediciones y Arte S.A., 2006, pp. 206-207 Ajos Enero 27 de 1902 El que suscribe, tiene el honor de certificar q.e el recurrente ha asistido en la batalla habida en “Rubio-ñú” el diez y seis de Agosto de mil ocho cientos sesenta y nueve bajo mis ordenes y con el grado de Alferes; y en prueva de la autenticidad de la firma; se suscribe con él, el Señor Jues. Florentin Oviedo Una batalla: muchos nombres Rubio-Ñú, Barrero-Ñú, Barrero Grande, Ñu-Guazú, Campo Grande, Nhu-Guazú = AcostaÑu Significación del 16 de agosto como Día del Niño en Paraguay – Lecturas contrapuestas Desde una visión bastante crítica a la celebración que se realiza en Paraguay el 16 de agosto, el Coronel Teodoro Ramón Delgado denomina a esa jornada como el “día más infausto para la nación paraguaya” , y escribe: “El aciago y apocalíptico día, paradójicamente en el Paraguay se celebra como gloria inobjetable de la patria, y nos parece que aquellos niños muertos más se merecen usar luto por ellos, celebrar misa y rezar con profunda tristeza por las almas de aquellos inocentes que en una decisión perversa fueron arrojados a la muerte.” Habla de la llanura de Acosta Ñú o Ñú Guasú, distante cinco kilómetros al norte de Barrero Grande (Eusebio Ayala). Teodoro Ramón Delgado “La conducción del Ejército Paraguayo en la Guerra contra la Triple Alianza (1864-1870)”, p. 366 Significación del 16 de agosto como Día del Niño en Paraguay – Lecturas contrapuestas En su análisis crítico Delgado expone: “El hambre, el cansancio y el miedo les sacudían a los niños. Estaban exangües, escapar era lo único en que podían pensar ¿pero adonde? Curiosamente sin embargo, como final para tanto terror, la muerte a la mayoría de ellos le habrá parecido casi un alivio bienvenido. La utilización de niños como combatientes en una guerra es lo más perverso que puede haber, y nunca se puede explicar y menos justificarla infame orden de que deben combatir. Miles de niños paraguayos ya fueron sacrificados inútilmente en Villeta y en Pirivevúi. No faltó algún historiador que toma como inobjetable gloria nacional la inútil muerte masiva de niños, que es una ofensa al género humano; pues en vez de glorificar ese hecho tan infausto, en señal de dolor por el holocausto de tantos niños debíamos los paraguayos llevar luto cada 16 de agosto como una permanente recordación, y como promesa de que jamás volverá a repetirse. Definitivamente, esto no es defender la patria ni el honor nacional, porque justamente la nación constituyen los niños y sus madres, y los hombres van a la guerra para defenderlos. Cada niño muerto en cualquier circunstancia es para la patria una esperanza tronchada en flor, ¿que es la nación sin los niños y sus madres? ¡Nada de nada!. Teodoro Ramón Delgado “La conducción del Ejército Paraguayo en la Guerra contra la Triple Alianza (18641870)”, p. 369. Relatos brasileños “Oh! a guerra, sobretudo a guerra do Paraguai! Quanta criança de dez anos, e menos ainda, morta quer de bala, quer lanceada junto à trincheira que percorri a cavalo, contendo a custo as lágrimas.” Alfredo de Escragnole Taunay, Visconde de Taunay (Rio de Janeiro 1843-1899) Visconde de Taunay Recordaçoes de guerra e viagem, Sao Paulo, Weiszflog, 1920, p. 48, cit. por Francisco Doratioto, Maldita guerra. Nova historia da Guerra do Paraguai, Sao Paulo, Companhia das Letras, 2002, p. 409. La masacre de los niños-soldados: el relato brasileño (I) Algunos oficiales brasileños, prestigiosos y que dejaron sus reminiscencias de su actuación en la guerra, escribieron sobre los niños de Acosta-Ñú, sacrificados el 16 de agosto de 1869. El general Dionicio Cerqueira, célebre por sus reminiscencias de la campaña relata: “Foi uma derrota completa. O campo ficou cheio de mortos e feridos do inimigo, entre os quaes, causavam-nos grande pena, pelo avultado numero, os soldadinhos, cobertos de sangue, com as perninhas quebradas, não tendo alguns ainda atingido á puberdade. […] As noites de Agosto na Cordilheira sao frias. Viam-se muitas fogueiras no immenso vivaque. Em torno de algunas, meio apagadas, tiritavam de frio soldadinhos paraguayos da ultima léva. O frio podía ser tambem da febre dos ferimentos que receberam. Como eram valentes para o fogo os pobres meninos! Que luta terrível aquela entre a piedade cristã e o dever militar! Os nossos soldados diziam que não dava gosto a gente brigar com tanta criança”. General Dionisio Cerqueira “Reminiscencias da Campanha do Paraguay. 18651870”, 2ª Ediçao Revista, Rio de Janeiro, F. Briguiet & Cía, Editores, 1929, p. 340. La masacre de los niños-soldados: el relato brasileño (II) El 1º Tenente Pedro Werlang (29.2.1836 Sao José do Hortêncio- 1921 Santa Cruz do Sul), oficial del 6º Corpo Provisorio de G.N., hijo de inmigrantes alemanes, escribió durante la campaña un diario en alemán que informa sobre la crudeza extrema para con los vencidos en los años finales de la guerra. Apartándose bastante de estas reminiscencias escritas años después de la finalización de la guerra, encontramos estas anotaciones en el diario de campaña escrito originariamente en alemán por el teniente Werlang, de la caballería riograndense. Hablan de la dureza extrema luego de los combates de Piribebuy y Rubio Ñú: “Na madrugada do 12 de agosto o Príncipe ordenou assalto as fortificaçoes de Peribebuí a após duas horas da mais dura luta tornamo-nos donos delas – mas com a perda do General Joao Menna Barreto e de mais alguns homens. Geralmente a maior parte do inimigo era degolado depois da batalha.” Despojamos o inimigo de varios milhoes em dinheiro além de valores em ouro e prata; conquistamos a totalidade dos canhoes aí existentes; também familias, milhares de pessoas, tudo isso apresamos. A 14 de agosto o Príncipe marchou com os 1.º e 2.º Exércitos e alcançou Cacubá, no mesmo dia; estava êle sôbre os calcanhares de Lopes. Na madrugada de 15 de agosto, o Príncipe deu orden de marcha e quando chegamos a Barrero Grande, encontramos o inimigo. Citado local era um descampado e sôbre êle pudemos observar Lopes em sua retirada. Imediatamente o Príncipe comandou ataque estendendo-se a luta pelo dia todo e depois perseguimos os paraguaios em sua fuga. Tomamo-lhes suas carretas carregadas de riquezas e matamos os homens que as acompanhavam. As carretas que continham muniçao e as viaturas dos canhoes foram incendiadas todas. O inimigo perdeu milhares de soldados, pois nao se concedia perdao; os feridos foram mortos logo que encontrados. Ainda três días após a luta foram achados gravemente feridos no capim alto, lamentando seus ferimentos e clamando perdao. Mas isto de nada lhes valeu. No dia 16 de agosto continuamos a perseguir sempre o inimigo abaixo de um verdadeiro exterminio. Las bajas en combate (I) “Os resultados immediatos foram brilhantes: talvez para mais de 2.000 cadaveres attestavam a tenacidade inimiga e o vigor de nosso lidar; 1.300 prisioneiros, entre os quaes o tenente coronel Oviedo, o major Godoy e muitos officiaes; 42 carretas; 23 bocas de fogo; varias bandeiras; muito armamento de pederneiras e armas de construcçao bastante singular, modernas e nao conhecidas de nossos mais experimentados officiaes. O nosso perjuizo foi de 431 praças, entre as quaes só 65 mortos, desproporçao resultante da superioridade de armamento e melhor direcçao dos tiros.” Visconde de Taunay General Francisco Isidoro Resquín ACOSTA ÑU EN LA MEMORIA ESCRITA Niño perdido en la batalla de Acosta Ñú: anuncio de una madre paraguaya en el diario “La Regeneración” En Asunción ocupada por los aliados, se editaba “La Regeneración” bajo la dirección de Juan José Decoud. Un aviso del 24 de octubre de 1869, dice lo siguiente: “Cuando el combate de Barrero Grande se perdió mi hijo Francisco Riquelme, jovencito trigueño, pelo liso rubio, ojos pardos, edad de once años; creo que en los ejércitos aliados puede andar con algunos oficiales o jefes de aquellas fuerzas; quien me lo traiga ocurra en mi casa de la calle de las Palmas Nº 75 para recibir una gratificación de 50 patacones. Angela Riquelme.” (Efraim Cardozo, “Hace 100 años”, Tomo XIII, p. 74) 1868.- Oficial brasileño con un niño paraguayo usado como asistente Los niños y jóvenes de Acosta Ñu en La Tribuna de 1969 El Dr. Benigno Riquelme García prolífico investigador del Archivo Nacional publica en el Suplemento Dominical del diario “La Tribuna” del 25 de mayo de 1969 el artículo “Los niños mártires de Acosta Ñu” en el cual presenta una lista de más de 600 nombres que participaron aquel 16 de agosto del 1869. El trabajo de archivo que realizó el Dr. Riquelme fue fundamental para presentarnos nombres, edades y localidades a las que pertenecían nuestros pequeños valientes. Es así que encontramos en el ANA un documento de enero de 1868 que contiene una lista de jóvenes de entre 11 y 14 años del distrito de La Encarnación aptos para servir a la patria; de esta clase hay miles de documentos que testimonian edades de la participación de niños Volumen 3222 Sección Nueva Encuadernación del Archivo Nacional de Asunción En su segundo testimonio al Congreso americano en Washington (5 de noviembre de 1869), el General Martín T. McMahon, ministro de USA ante el gobierno del Mariscal López entre diciembre de 1868 y julio de 1869, ante la pregunta: “Se ha relatado aquí que han sido tomados prisioneros niños que luchaban en las filas de López, niños como de diez u once años. ¿Sabe usted algo de esto?. Contesto McMahon: “No cabe dudas de que hay niños de diez y once años en el Ejército y los he visto luchando con tanto heroismo y coraje que me sorprendieron.”, (Arthur H. Davis “Martin T. Mc Mahon. Diplomático en el estridor de las armas”, p. 306) Luego de Ita-Ivaté o Lomas Valentinas, la batalla de los 7 días con sus noches… Martin Mc Mahon, The War in Paraguay Harper’s New Monthly Magazine, No. CCXXXIX, April, 1870, Vol. XL, p. 642 “Más adelante alcanzamos a otro oficial, un mayor que había sido herido en el brazo y en la pierna. Iba montado en un escuálido caballo, tirado por su hijo, otro niño de diez años. El padre era un hombre de más de cincuenta años de rala cabellera y barba entrecana. Nos saludó amablemente cuando nos acercamos y nos aseguró que sus heridas estaban mejorando. Parecía estar muy orgulloso de su hijo y razones tenía para ello. Los oficiales de nuestra escolta nos contaron que ese niño había permanecido al lado de su padre en las trincheras, combatiendo con un fusil y que acabando de retirar al padre herido a lugar seguro, el niño volvió a las trincheras, donde permaneció por el resto del día. Parecía tímido cuando nos dirigimos a él y al preguntársele si había matado algún enemigo contesto modestamente: “No sé bien señor, disparé muchas veces tratando de tener una buena puntería”. El ministro norteamericano ante Paraguay General Mac Mahon desde Peribebuy el 31 de enero de 1869, escribe un despacho al Secretario de Estado William H. Seward, días después de culminada la Batalla de Lomas Valentinas: “Lamento decir que más de la mitad del ejército paraguayo estaba compuesto por niños de diez a catorce años de edad. Esta circunstancia hizo la batalla del 21 y los días que siguieron peculiarmente horribles y descorazonantes. Estos pequeños en la mayoría de los casos desnudos regresaban arrastrándose en grandes números desgarrados, destrozados en todas las formas concebibles. Parecía no haber lugar para ellos hacia donde ir e iban deambulando sin ayuda hacia el Cuartel General sin lágrimas ni gemidos. No puedo concebir algo más horrible que esta matanza de inocentes por hombres grandes vestidos de soldados, armados con todos los mortales dispositivos de la guerra moderna, y menciono esto acá precisamente porque lo he visto, porque creo que justificaría la inmediata intervención de naciones civilizadas con el propósito de poner un fin de la guerra.” Martin Mc Mahon, The War in Paraguay Harper’s New Monthly Magazine, No. CCXXXIX, April, 1870, Vol. XL, p. 637 El holocausto de una nación “Toda la raza paraguaya, casi sin excepción, hizo de la guerra el problema capital de su existencia, sobreponiéndolo a cualquier otro interés. Para los países aliados la guerra fue un episodio, un remoto accidente exterior. Para el Paraguay fue el sacrificio deliberado de todo su ser, de todo aquello que cada ciudadano estimaba en algo: vida, riqueza, bienestar, afectos, familia. Joaquim Aurélio Barreto Nabuco de Araújo (Recife 1849-Washington 1910) Semejante sentimiento, tan absolutamente e imperioso, antójase sobrehumano y destácase de la manera de ser utillitaria de los pueblos modernos; y no basta a expliicar la esclavitud política; es preciso acudir al carácter religioso de la raza, a su temperamento sumiso, amante y animoso, igual fue el valor de una y otra parte, el sacrificio, no. Los que estuvieron en el Paraguay, los que allí murieron y los que regresaron no fueron menos heroicos que los que con ellos combatieron; valían tal vez más por la inteligencia y la cultura, y si se quiere graduar el sacrificio por la inteligencia y la libertad, aún se les puede considerar superiores en abnegación. En lo que no hay igualdad es en la intensidad del sacrificio nacional. Joaquín Nabuco Conclusión Independientemente de cómo hayan sido reclutados y de sus funciones, los niños soldados son víctimas, su participación en los conflictos acarrea graves consecuencias para su bienestar físico y emocional. Esos niños sometidos a abusos y la mayoría de ellos presenciando muertes, asesinatos y actos de violencia sexual. Muchos de ellos obligados a cometer atrocidades y algunos sufriendo graves trastornos sicológicos a largo plazo. La reintegración de esos niños es un proceso muy complejo, y representan al ciudadano y a la persona de nuestras naciones, queda mucho por investigar. Nuestras vidas, nuestras culturas, están hechas de muchas historias interrelacionadas. Desde que nos engendramos hacemos historia, somos historias. Si solo escuchamos una historia sobre una persona o un país, corremos el riesgo de caer en una incomprensión grave. Las historias importan. Muchas historias importan. Nuestros niños, niñas y adolescentes IMPORTAN “Las historias se han usado para despojar y calumniar, pero las historias también pueden dar poder y humanizar, pueden quebrar la dignidad de un pueblo, pero también pueden reparar esa dignidad rota". Chimamanda Novelista Africana