Compilación de los documentos de posición y análisis sobre integración regional producidos por los movimientos y organizaciones sociales Por Maureen Santos Mayo 2008 Índice 1. Declaraciones y documentos de posición.......................................................4 Plataforma Laboral de las Américas – agosto de 2005.........................................4 Declaración de Mar del Plata – III Cumbre de los Pueblos de América – 03 de noviembre de 2005.....................................................................................12 Declaración de Córdoba – Cumbre de los Pueblos por la Soberanía y la Integración de los Pueblos de Sudamérica – 21 de julio de 2006........................................16 Declaración de Córdoba – CCSCS – Cúpula do Mercosul – 21 de julio de 2006.....21 Declaración “Internalização capitalista ou integração dos povos: para onde vai a América do Sul” – Alternativas de Integração regional – 18 y 19 septiembre de 2006 ........................................................................................................24 Carta: Las Organizaciones de la Sociedad Civil hacia la construcción de la Comunidad Sudamericana de Naciones – 22 y 23 de noviembre de 2006 ...........29 Manifiesto de Cochabamba – Cumbre Social por la Integración Solidaria de los Pueblos – 9 diciembre de 2006 ...................................................................35 Conclusiones de la Cumbre Social de Cochabamba - 9 de diciembre de 2006.......36 Declaración Final de la Cumbre Social del Mercosur – 14 de diciembre de 2006. . .38 Declaración de Iximche - III Cumbre Continental de Pueblos y Nacionalidades Indígenas de Abya Yala – 30 de marzo de 2007..............................................43 Declaración de Movimientos, organizaciones y redes sociales y sindicales a proposito de la 1era Cumbre Energética Sul-Americana – 16 de abril de 2007.....46 Declaración de Tintorero – Movimientos Sociales del ALBA – 30 de abril de 2007 48 Declaración de Asunción – Cumbre de los Pueblos del Sur – 29 de junio de 2007. 53 Llamado a los poderes públicos de Argentina, Brasil, Paraguai, Uruguai y Venezuela12 de julio de 2007 .....................................................................................56 Conclusiones del Seminario Mecanismos de participación de la sociedad civil en UNASUR - 25 de julio de 2007 .....................................................................57 Declaración de Arequipa – Cumbre de los Pueblos del Sur – 14 de setiembre de 2007........................................................................................................59 Manifiesto de Santiago – Cumbre por la Amistad e integración de los pueblos iberoamericanos – 10 de noviembre de 2007...................................................61 Declaración de Montevideo – Cumbre de los Pueblos del Sur – 17 de diciembre de 2007.........................................................................................................64 2 Segunda Carta Abierta: Por un Banco del Sur orientado a una matriz soberana, solidaria, sustentable e integradora para el desarrollo del continente – diciembre de 2007..........................................................................................................67 Declaración Política del Consejo de Movimientos Sociales del ALBA-TCP – 26 de enero de 2008............................................................................................70 Declaración final Seminário UNASUR: intereses en disputa – 13 de marzo de 2008 .................................................................................................................71 Declaración Cumbre de los Pueblos EA3 – 16 de abril de 2008...........................73 2. Declaración de los Encuentros Hemisféricos de la Habana...........................76 VI Encuentro Hemisférico de Lucha contra los TLCs y por la Integración de los Pueblos - 2007...........................................................................................76 VII Encuentro Hemisférico de Lucha contra los TLCs y por la Integración de los Pueblos - 2008............................................................................................79 3. Lista de artículos y análisis sobre integración regional................................82 3.1 Modelos alternativos de integração? Projetos neoliberais e resistências populares – Edgardo Lander, 2005.................................................................82 3.2 Alternativas a la Globalización neoliberal- Alberto Arroyo Picard, 2005..........88 3.3 El ALBA...Dibuja um amplio trecho por andar – Judith Valencia, 2005...........96 3.4 Guión: Algunos Puntos para el Debate sobre la Integración Regional– 2006 101 3.5 Integración de los pueblos: dos frentes de lucha contra el libre comercio – Gonzalo Berrón, 2006.................................................................................106 3.6 El ALBA elabora filosofía: Aspectos Filosóficos y Constitucionales del ALBA – Judith Valencia, 2006..................................................................................109 3.7 América Latina: Integración Regional y Luchas de Emancipación – Gustavo Codas, 2006..............................................................................................114 3.8 Os movimentos sociais e o Mercosul: aproximações e afastamentos – Adhemar Mineiro e Clarisse Castro, 2006....................................................................120 3.9 Integración y Energía – Pablo Bertinat, 2006...........................................128 3.10 Elementos para uma Integração geradora de igualdade – Nalu Faria, 2007 143 3.11 Sobre las circunstancias que afectan a la creación del Banco del Sur – Eric Toussaint, 2007.........................................................................................147 3.12 El Alba:Un nuevo amanhecer? – Esperanza Martinez, 2006.....................153 3.13 Que Integração Regional? – Jean Pierre Leroy y Marcelo Achkar, 2007......159 3.14 Da resistência contra a ALCA às alternativas populares: a hora da integração regional – Gustavo Codas...........................................................................170 3 3.15 A Integração Sul-americana: UNASUL e ALBA – processos de integração alternativos, 2007......................................................................................177 4. Lista de links de artículos y publicaciones disponibles en página web........191 4 1. Declaraciones y documentos de posición Plataforma Laboral de las Américas Nosotras y Nosotros, las trabajadoras y los trabajadores de las Américas y el Caribe, unidos como hermanos y hermanas en la ORIT, el Consejo Consultivo Laboral Andino, el Congreso Laboral Caribeño, la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur, la Coordinadora Sindical de América Central y el Caribe, y las Centrales sindicales de Canadá, México y Estados Unidos, en nuestro nombre y en el de nuestros hijos e hijas, hacemos oír nuestras voces para reclamar un urgente cambio de rumbo. Decimos: La globalización ha tenido costos muy altos para nuestros pueblos. No solo en las regiones marginadas sino también en los países en los que la globalización es percibida como un proceso exitoso. En las Américas, desde el advenimiento del modelo neoliberal, todos los indicadores sociolaborales muestran un deterioro muy significativo: desocupación, precariedad laboral, deterioro de la calidad de vida, persistencia de la pobreza, crecimiento de la desigualdad social. La actitud depredadora del capital sobre los abundantes y desprotegidos recursos naturales, sobre el cuidado del medio ambiente, el insistente abaratamiento y precarización de la mano de obra, las desigualdades de género, clase, raza y etnias considerados como alicientes en la radicación de inversiones cuestionan seriamente la viabilidad sostenible de importantes regiones de las Américas. El grave déficit de trabajo decente está destruyendo los sistemas de seguridad social, volviendo meramente declarativos los derechos del trabajo, anulando toda posibilidad de diálogo social, y haciendo insuficiente el compromiso social de las empresas. El Consenso de Washington y las políticas económicas neoliberales han demostrado el fracaso de la idea fundamentalista del “libre comercio”. Nosotros, los millones de trabajadoras y trabajadores forzados a la desocupación, empujados a la pobreza, hundidos en la precariedad y la flexibilidad, obligados a dejar nuestras tierras, exigimos abandonar las actuales políticas económicas neoliberales inspiradas en el fundamentalismo del “libre comercio”. Es urgente adoptar políticas de desarrollo sostenible que pongan en el centro al empleo de calidad con justicia social y construir mecanismos de intervención que permitan incluir a todos los habitantes. Necesitamos nuevas políticas diseñadas desde una perspectiva de género, que tengan como objetivos principales fortalecer la democracia, ampliar los canales de participación de la sociedad en la toma de decisiones nacionales y regionales, reducir la desigualdad, generar empleo decente y trabajo digno1 y adoptar políticas de desarrollo sostenible. Es imprescindible fortalecer los procesos de integración subregional como respuesta a los Tratados de Libre Comercio que solo profundizan la brecha entre y dentro de los países empobrecidos y países ricos. Sabemos que los procesos de integración regional no se expresan de la misma forma en todo el continente. Entendemos que estos pueden ser instrumentos importantes en la medida que no encubran formas de dominación de unos países sobre otros, tal como acontece con los Tratados de Libre Comercio y de Inversiones. Por ello proponemos esta Plataforma Laboral de las Américas como punto de partida para iniciar un nuevo rumbo histórico para todos nuestros pueblos y naciones, capaz de proyectarse a todos los hombres y mujeres del mundo. 1 La referencia a empleo decente y trabajo digno en toda la plataforma refiere a la existencia concreta de pleno empleo para todos y todas, hombres y mujeres de las Américas. 5 1. Por un nuevo consenso Democrático con Soberanía popular y Perspectiva de Género Sin democracia, perspectiva de género y derechos humanos en todas partes, no será posible abrir un nuevo rumbo en las Américas. Los pueblos y las naciones de las Américas necesitamos con urgencia un nuevo consenso fundado en los siguientes presupuestos: Fortalecimiento de la democracia y vigencia plena de todos los derechos humanos, Ampliación de los canales de participación de la sociedad en la toma de decisiones nacionales y supranacionales Justicia Social Perspectiva de género, No discriminación de clase, raza, etnia, religión y orientación sexual. Pleno Empleo como eje del desarrollo sostenible Sociedades sin excluidos/as Reconstrucción de la capacidad de los Estados para tomar medidas proactivas. Reivindicamos y defendemos la autodeterminación de los pueblos y de los Estados, convencidos que un sistema multilateral en las Américas con instituciones abiertas a la participación real de la sociedad constituye el punto de partida para lograr la libertad y la justicia social. La construcción de una sociedad de trabajo democrática debe incluir la perspectiva de género de forma permanente y transversal al conjunto de las políticas públicas. Esto significa entender que, tanto los aspectos de la producción como los de la reproducción y el cuidado de la vida, deben ser considerados en el proceso de superación de las desigualdades entre hombres y mujeres. Todas las instituciones y proyectos, todas las políticas, todas las leyes, tratados y decisiones, nacionales, subregionales y regionales, deben contener mecanismos que permitan incluir la perspectiva de género, garantizar la participación activa de las mujeres, respetar sus derechos como trabajadoras, considerar alguna forma especial de medición del trabajo no remunerado en el hogar, prevenir la violencia contra la mujer y garantizar los derechos sexuales y reproductivos. Adoptar una perspectiva de género no debe significar meramente orientar programas hacia las mujeres, sino elaborar programas que incidan en las relaciones de género, impulsando a hombres y mujeres a producir cambios positivos en las estructuras para lograr posiciones equitativas entre mujeres y hombres. La condición de las mujeres solo podrá transformarse efectivamente si se impulsan los cambios a través de nuevas políticas sociales que modifiquen no sólo las estructuras económicas sino las estructuras de poder y autoridad para que a las mujeres se les reconozca su rol de agentes activos de los procesos sociales. Es necesario reformar el sistema interamericano de toma de decisiones para que resulte más eficaz y representativo de las necesidades reales y deseos de nuestros pueblos y para que pueda llevar adelante las propuestas que expresamos en esta Plataforma Laboral de las Américas. Entre las medidas que consideramos necesarias, proponemos: a) Crear mecanismos y procedimientos de decisión y consulta tripartitos y multipartitos de carácter sociolaboral articulados con la OIT. b) Articulación del sistema interamericano con los procesos de integración subregionales sin afectar su autonomía. c) Establecer medidas de acción positiva que garanticen que al menos un tercio de los cargos representativos y consultivos sea desempeñado por mujeres. d) Fortalecimiento de la Conferencia Interamericana de Ministros de Trabajo. 6 e) Someter las decisiones supranacionales fundamentales a mecanismos de convalidación ciudadana y organizar un sistema de reclamos democráticos al que puedan apelar los ciudadanos. f) Inclusión de la perspectiva de género en el diseño de las políticas y presupuestos. g) Asegurar el financiamiento para la Comisión y Corte Interamericana de Derechos Humanos, a fin de garantizar su funcionamiento y la ejecución y seguimiento de sus decisiones y sentencias. h) Sancionar la Carta Social de las Américas articulándola con el sistema interamericano de derechos humanos, civiles y políticos, económicos, sociales y culturales vigente y sus mecanismos e instancias de protección. 2. Por una economía que impulse un desarrollo sostenible y ponga en el centro al empleo decente y al trabajo digno. Para resolver los problemas reales de los pueblos de las Américas hay que poner en marcha una economía de nuevo enfoque que impulse un desarrollo sostenible y coloque en el centro al pleno empleo y trabajo digno, reconociendo un rol activo del Estado. El movimiento sindical de las Américas insta a los gobiernos a abandonar las políticas que sólo pretenden adecuar la demanda de trabajo, y adoptar una batería de políticas socioeconómicas coordinadas en dirección a la generación de empleo productivo y trabajo digno. Las organizaciones de los trabajadores y las trabajadoras de las Américas sostenemos que una política activa para la generación de pleno empleo debe abordar simultáneamente las siguientes dimensiones: • Deuda externa: La deuda no debe impedir la lucha contra la pobreza y debe simultáneamente favorecer el desarrollo sostenible. La Deuda Externa es, para la mayoría de nuestros países, uno de los obstáculos principales para eliminar la pobreza y generar un desarrollo sostenible. Hemos expuesto reiteradamente la ilegitimidad de gran parte de la deuda (“deuda odiosa”) y los obstáculos que impiden que los pueblos conozcan los orígenes y destinos de los préstamos. Esa deuda no debe ser pagada, porque también existe corresponsabilidad de los acreedores. Las deudas de los países más pobres con los más desarrollados y con las instituciones multilaterales de crédito deben ser anuladas. Los gobiernos deben priorizar la lucha contra la pobreza y el desarrollo de los países y las regiones. Los Estados, como miembros accionistas del Banco Interamericano de Desarrollo, tienen la obligación de reformar dicha institución, requiriendo la aprobación de las legislaturas nacionales de los proyectos de esta institución crediticia en forma previa a ser considerados por el Consejo Directivo del BID. Los poderes legislativos nacionales deben también, tener facultades vinculantes para convocar audiencias sobre los proyectos propuestos y las políticas del BID, con capacidad de interpelar a los funcionarios de este organismo. El BID debe adoptar una política de salvaguardia conforme a los estándares laborales de la OIT, aplicable a todos los proyectos y políticas, incluyendo acciones de seguimiento, los cuales también deben alcanzar al personal del propio Banco. Resulta imprescindible la intervención de los sindicatos nacionales en todas las fases de los proyectos de préstamos y financiamiento de tal forma de observar el impacto sociolaboral de los programas ejecutados, asegurando transparencia y participación en todo el proceso. • Conjunción de políticas. Para que una política activa de generación de pleno empleo sea eficaz es necesaria la conjunción de políticas macroeconómicas, de inversión, de innovación tecnológica, de infraestructura, de uso racional de los recursos naturales y medio ambiente, comercial, productiva, migratoria, educativa, de responsabilidad social con las tareas domésticas y reproductivas, de seguridad y previsión social, con el fin de orientarlas a la generación de trabajo 7 digno. Los gobiernos deben desestimar las políticas orientadas exclusivamente a adecuar la demanda de trabajo y que consideran al desempleo como un problema temporal debido a dificultades de “empleabilidad”. • Inversión y prioridades de la economía. Las políticas económicas nacionales deben priorizar las inversiones productivas y las políticas públicas sociales universales que busquen eliminar las desigualdades existentes, desestimando la aplicación de medidas de ajuste estructural y monetario. Es necesario exigir a los inversionistas extranjeros el cumplimiento de los derechos laborales y someterse a la legislación y tribunales nacionales. Los Estados deben bregar por la reinversión de utilidades que garanticen el desarrollo genuino de la economía, penalizando el dumping social y la fuga de capitales. • Política fiscal y tributaria progresiva . Es urgente diseñar nuevas políticas fiscales y tributarias progresivas volcadas hacia la mejora de la distribución de la renta, el fortalecimiento del sector industrial, el incentivo a la innovación tecnológica y científica y su aplicación en los procesos productivos, el reforzamiento de la pequeña y micro empresa y de la agricultura familiar. Las políticas de responsabilidad fiscal, de estabilidad financiera y monetaria deben estar subordinadas a las metas sociales. • Complementación productiva. La integración de las cadenas productivas debe impulsar el desarrollo de los aglomerados sectoriales existentes bajo el concepto de “complementación productiva” e inducir a aquellos sectores que estén en condiciones de consolidar polos de desarrollo por sus ventajas derivadas. • La promoción del desarrollo local a través de la implementación de proyectos que asocien a los agentes económicos con énfasis en la economía solidaria, que tenga como centro al ser humano, una justa distribución de la riqueza, la democracia en la toma de decisiones y compromiso con el espacio territorial donde se desenvuelve. • Integración de infraestructuras. Los Estados deberán asumir el compromiso continental de lograr una verdadera integración de infraestructuras del continente, destinada a promover el desarrollo sostenible, el pleno empleo y la comunicación de los pueblos, concretando con ese sentido los proyectos de infraestructura existentes y elaborando nuevos proyectos. • Políticas sectoriales. Las políticas sectoriales constituyen un componente esencial para la construcción de un plan regional de desarrollo sostenible y complementación productiva. Deben ser objetivos prioritarios las acciones destinadas a la competitividad sistémica de los sectores tanto a escala nacional, subregional y continental, la elaboración de planes intersectoriales de industria, comercio, infraestructura y finanzas, y regímenes especiales para el fortalecimiento de microempresas y PyMES. • Agricultura familiar. Los Estados, de acuerdo a las particularidades nacionales, deberán atender las necesidades y el desarrollo de la agricultura familiar con políticas orientadas a garantizar el abastecimiento interno y la soberanía alimentaria. Los gobiernos deben apoyar una política agrícola que no degrade el ecosistema, garantice la alimentación de toda la población del continente y respete la interrelación de las comunidades con su medio ambiente. • Redistribución de la renta. Debido a la alta desigualdad social generada en las Américas se debe implantar ya y sostener en el tiempo una estrategia de redistribución de la renta a favor del Trabajo mediante políticas de pleno empleo y protección universal de los/las desocupados/as, de salario mínimo y crecimiento salarial, y reforma tributaria, de servicios públicos y de reducción de la jornada laboral. • Fondos Continentales. Se deben crear Fondos Estructurales, destinados a las regiones menos favorecidas y elevar la competitividad de los Estados en base a la complementación productiva, teniendo como eje rector la promoción del trabajo 8 digno y la reconversión económica. Los países desarrollados tienen una responsabilidad ineludible en lo que refiere a la eliminación de las asimetrías entre nuestras naciones. Los bloques subregionales deben crear Fondos de Inversión en proyectos productivos y programas sociales. Se deben crear Fondos Sociales universales, destinados a erradicar el hambre y la pobreza; Fondos de Capacitación, orientados a garantizar a cada trabajador y trabajadora de las Américas el ejercicio de sus potencialidades y sus habilidades necesarias para acceder a un empleo digno y mantenerlas actualizadas y Fondos de Salud Pública, para erradicar el VIH/SIDA y otras endemias continentales. Los Fondos serán financiados por impuestos en el ámbito de las Américas de carácter progresivo y naturaleza sostenible. • Rol activo del Estado. En el área de políticas macroeconómicas, el endeudamiento y la liberalización financiera han generado como consecuencia la limitación en la capacidad gubernamental para conducir nuestras economías. Los capitales especulativos y la fuga de capitales han impactado negativamente en el desarrollo económico, empobreciendo a nuestra población y a los propios Estados. Concluimos que nuestros Estados deben retomar el control y poder sobre el mercado. En general, deben reconstruir su capacidad de generar ingresos para satisfacer las necesidades sociales. Esto significa, entre otras cosas, tomar medidas activas colectivas para evitar prácticas fiscales que lleven a la evasión impositiva y que castigue las prácticas de elusión a través de los denominados paraísos fiscales. La OEA tiene un papel predominante en esta área. • Privatizaciones. Los organismos interamericanos deben solicitar a los Estados miembros la revisión de las privatizaciones. Los gobiernos evaluarán el impacto económico y social, la conformación de oligopolios y monopolios privados y eventuales actos de corrupción con el fin de tomar las medidas correctivas que resulten necesarias. Los Estados deben instruir al BID y otros organismos financieros multilaterales para que conduzcan un análisis meticuloso del impacto social de los proyectos de privatización en los que están involucrados y consideren que las inversiones productivas en infraestructura no sean computadas como gastos corrientes para fines de cálculo del superávit primario. • Acceso al conocimiento. En las Américas se debe garantizar el acceso al conocimiento desarrollado en la ciencia y la tecnología en todas las áreas que afecten a la vida, la biodiversidad y los conocimientos tradicionales de nuestros pueblos. En esta materia se debe facilitar los procesos de transferencia y acceso a la tecnología por parte de los países menos desarrollados. Los países más ricos debieran compensar adecuadamente las pérdidas socioeconómicas que implican el empleo de migrantes de alta capacitación en los llamados procesos de “fuga de cerebros”. • Grandes empresas y empresas multinacionales. Las empresas deben asumir su responsabilidad social y compromiso con el desarrollo integral de la sociedad, ajustando obligatoriamente su actuación a las Directrices sobre Empresas Multinacionales de la OCDE, el Global Compact de las Naciones Unidas, la Declaración Tripartita la OIT sobre Empresas Multinacionales, y los Acuerdos Marco Internacionales en vigencia, recurriendo activamente al diálogo social tripartito y multipartito a nivel nacional e internacional, y organizando sus relaciones laborales sobre la base de la negociación colectiva, nacional y supranacional y garantizando la responsabilidad social de sus empresas satélites y contratistas. • Pequeñas y Micro Empresas. Estas empresas son el núcleo del empleo intensivo de mano de obra. Los Estados Nacionales y los órganos subregionales con capacidad decisoria deben tomar medidas de apoyo al desarrollo y durabilidad de las pequeñas y micro empresas, reduciendo la carga fiscal y facilitando el financiamiento. Con la misma orientación los Estados, de acuerdo a las particularidades nacionales, deben atender las necesidades y el desarrollo de la agricultura familiar. 9 • Empleo para Mujeres. Deben ponerse en marcha programas específicos para las mujeres buscando un mejor acceso al mercado de trabajo y medidas para promover la igualdad de oportunidades y trato, en especial en lo que se refiere a salarios, condiciones y derechos laborales, responsabilidades familiares y políticas públicas de cuidado infantil. • Empleo para Jóvenes. Deben ponerse en marcha programas de Empleo Juvenil que garanticen y contemplen todos los derechos para las y los jóvenes, con particular atención a los Convenios de OIT 138 de Edad Mínima para el Empleo y 182 sobre las Peores Formas de Trabajo Infantil. Estas políticas deben asegurar la eliminación de prácticas de rotación laboral juvenil, precarización de las relaciones laborales y/o sustitución de adultos por jóvenes en los puestos de trabajo existentes. Estas medidas específicas deben propender a la inserción en el mundo de trabajo de las nuevas generaciones, asegurar las oportunidades de calificación social y profesional de los y las jóvenes, y la participación social para el ejercicio de los derechos humanos, políticos, sociales y sindicales. • Eliminación del trabajo infantil. Implementar políticas de Estado en el ámbito interamericano para la eliminación de todas las formas de explotación infantil, con un abordaje de carácter integral que garantice la asistencia de los niños y las niñas al sistema escolar público y gratuito desde la edad preescolar, garantizando el pleno empleo para los adultos del núcleo familiar. • Educación y Formación Profesional. Los Estados deben garantizar el acceso y permanencia de la educación pública, gratuita, de calidad para el ejercicio pleno de la ciudadanía. Ampliar los programas de educación y de formación profesional, diseñados desde una perspectiva de género e inclusión de los y las jóvenes, buscando la formación permanente y contínua y la adquisición de las calificaciones para insertarse en el mundo del trabajo. 3. Promoción y cumplimiento los derechos sociolaborales • Empleo formal. Es urgente producir un aumento sustancial de la formalidad laboral. Para ello los gobiernos deben impulsar una política activa de fiscalización, el pleno respeto y mejoramiento a las legislaciones laborales nacionales. • Inspección del trabajo. Los Estados deben fortalecer todos los mecanismos de Inspección y sanción laboral para que los empleadores cumplan efectivamente las leyes laborales. A corto plazo todos los Estados en las Américas deben comprometerse a adoptar y vigilar el cumplimiento por parte de las empresas de las normas básicas del trabajo de la OIT. • Justicia Laboral: En muchos países, los tribunales laborales retardan la aplicación de la justicia para resolver sobre los conflictos laborales violando los derechos individuales y colectivos de los y las trabajadores/as. Las instancias de justicia laboral se politizan y actúan sin objetividad favoreciendo los intereses de los empleadores. Los Estados de las Américas deben garantizar que las instancias que deben resolver asuntos laborales respeten y apliquen el principio de justicia pronta y cumplida en beneficio de los derechos de los trabajadores y trabajadoras. • Universalidad y Solidaridad de la seguridad social. La seguridad social, como Derecho Humano, es responsabilidad ineludible del Estado. Las Américas enfrentan una situación de extrema gravedad debido a la exclusión de decenas de millones de trabajadores de todo el sistema de salud y seguridad social, y consecuentemente su creciente desfinanciamiento. Es urgente fortalecerlos, recuperando los principios de universalidad y solidaridad de las prestaciones, en especial en la niñez y la vejez, la progresión hacia la integralidad de las mismas y un financiamiento sustentable con justicia social, desterrando los modelos de seguridad social fundados en el lucro privado. • Sindicalización y negociación colectiva. Para que esta propuesta de un paradigma productivo con justicia social para las Américas signifique una mejora 10 real de las condiciones de vida de los trabajadores y trabajadoras y una profundización de la democracia, es indispensable que se promuevan los derechos sindicales y se instalen los mecanismos de negociación colectiva en todos los niveles. Las organizaciones de trabajadoras y trabajadores deben ser protagonistas en el diseño e implementación de estos mecanismos. • Equilibrar familia y trabajo. Los países de las Américas deben realizar un serio esfuerzo para equilibrar las necesidades familiares y laborales de los trabajadores y trabajadoras, para que el trabajo sea compatible con las familias y el cuidado de los niños, enfermos, discapacitados y ancianos. Para ello, los gobiernos e instituciones regionales y subregionales deben promover activamente la atención del problema en tres ámbitos principales: a) en la empresa, evaluando la reducción de la jornada de trabajo sin disminución de salario para que se asuma como una responsabilidad social de la empresa el derecho de las y los trabajadoras /es de atender a sus familias. b) en la sociedad fortaleciendo los sistemas públicos accesibles a todos y todas para apoyar el cuidado de los niños, enfermos, discapacitados y ancianos c) en la cultura de los varones, para valorar socialmente el trabajo reproductivo y distribuirlo entre varones y mujeres con un sentido de igualdad. • Discriminación. Para garantizar la igualdad de oportunidades y trato en el trabajo deben crearse ámbitos tripartitos subregionales que tengan como misión promover las políticas públicas antidiscriminatorias y realizar un estricto seguimiento de las mismas, en especial la situación de la discriminación por género, raza, orientación sexual, origen nacional y cultural. Se deben proteger los derechos de los/as trabajadores/as sexuales e impedir su trato discriminatorio. Las políticas de igualdad de oportunidades y de trato deben ser coordinadas, contemplar medidas de acción positiva y establecer indicadores que permitan rendir cuenta periódicamente de los avances o retrocesos en las brechas por discriminación. Las Américas deben establecer medidas específicas de protección y preservación de las culturas y los derechos de los pueblos indígenas. 11 • Libertad de circulación de los trabajadores. Uno de los principios del movimiento sindical de las Américas es la eliminación de las restricciones que impiden la libre de circulación de las personas. En las Américas decenas de millones de trabajadores y trabajadoras y sus familiares, se ven obligados a migrar empujados por la pobreza y las enormes asimetrías socio-económicas del Continente. Por eso consideramos que la primera obligación de los gobiernos es desarrollar las políticas necesarias para garantizar efectivamente la libertad de no emigrar de nuestros trabajadores y trabajadoras. Para los trabajadores que han migrado y sus familiares, cualquiera sea su situación migratoria, es necesario garantizar en todo el Continente, el piso de derechos que garantizan la Convención Internacional Sobre la Protección de Todos los Derechos de los Trabajadores Migrantes y sus Familiares y los Convenios 97 y 143 de la OIT sobre Trabajadores Migrantes y reconocer el principio de no repatriación cuando se hayan violado sus derechos. Finalmente las Américas deben articular los sistemas de pensiones de tal forma que al desarraigo que genera la migración no sea agravado con la pérdida de sus aportes, establecer un sistema de validación de las certificaciones profesionales y títulos de educación formal que impida la subutilización de recursos humanos, respetando la calificación profesional y laboral alcanzada en su país de origen. Las Américas deben crear mecanismos continentales para eliminar los abusos de la intermediación financiera con las remesas de los y las trabajadoras/es migrantes. Asimismo, se debe reconocer el principio de no repatriación contemplado en Convención Internacional sobre la Protección de Todos los Derechos de los Trabajadores Migrantes y sus Familiares para las víctimas de terrorismo, trafico y trata (smuggling & traffiking), explotación sexual y laboral, accidentes de trabajo y represión por actividad sindical. 4. Garantizar una sociedad sin excluidos. Las Américas se encuentran en la actualidad frente a enormes desafíos para encarar una nueva orientación de las políticas económicas y sociolaborales. Sin lugar a dudas, deberán implementar una reforma de su sistema de protección social, que al haber sido diseñado en función del sector formal del empleo, excluye de sus beneficios a la mayor parte de la población. Es prácticamente imposible imaginar una política social sustentable, sin mejorar las tasas de empleo, de formalidad, y los niveles de ingresos de las familias. Pero también es éticamente insostenible y políticamente peligroso para el fortalecimiento del sistema democrático, esperar a la creación de los nuevos puestos de trabajo sobre la variable de la recuperación de la economía, para poner en marcha esas medidas. Mientras la economía no genere trabajos genuinos, los Estados nacionales deberán asegurar la protección social a todas y todos las y los trabajadoras/es, sean éstos formales, informales o desocupados. Es fundamental la articulación de políticas de protección social universal con políticas de generación de empleo, trabajo e ingresos, evitando la cristalización de una sociedad dividida entre quienes tienen trabajo y quienes son asistidos, como forma de combate efectivo contra la pobreza. 5. Haciendo realidad la Plataforma Laboral de las Américas Para que esta Plataforma Laboral de las Américas se haga realidad año a año se establecerán mecanismos e instancias de seguimiento regional y subregional, fundado en el diálogo social y la activa participación de la sociedad civil. Estos mecanismos e instancias se orientaran con metas de corto, mediano y largo plazo, que construyan políticas de Estado que ponga al pleno empleo y trabajo digno en el centro del desarrollo sostenible del continente. Para ayudar a estos objetivos se elaborarán indicadores regionales y subregionales básicos, con especificaciones nacionales y perspectiva de género: Desigualdad Pobreza 12 Desocupación Empleo informal Igualdad de género Trabajo Infantil Índice de desarrollo de género (PNUD) Cada año las instancias creadas para el seguimiento de la Plataforma Laboral de las Américas deberán reunirse e informar a nuestros pueblos y naciones la situación de las metas propuestas cumplidas y las medidas necesarias para implementarlas. Declaración Final de la III Cumbre de los Pueblos de América Mar del Plata - Argentina, 3 de noviembre del 2005 ¡El ALCA debe ser enterrada para siempre! ¡NO al “libre comercio”, la militarización y la deuda! Para acabar verdaderamente con la pobreza, el desempleo y la exclusión social Es necesario y posible una integración desde y para los pueblos Delegados y delegadas de organizaciones sociales de todas las regiones del continente, desde Canadá hasta la Patagonia; trabajadores, campesinos, indígenas, jóvenes y viejos, de todas las razas, mujeres y hombres dignos nos hemos encontrado aquí en Mar del Plata, Argentina, para hacer oír la voz, excluida por los poderosos, de todos los pueblos de nuestra América. Como antes en Santiago de Chile y en Québec, nos hemos encontrado nuevamente frente a la Cumbre de las Américas que reúne a los presidentes de todo el continente, con la exclusión de Cuba, porque aunque los discursos oficiales siguen llenándose de palabras sobre la democracia y la lucha contra la pobreza, los pueblos seguimos sin ser tomados en cuenta a la hora de decidir sobre nuestros destinos. También nos encontramos aquí, en esta III Cumbre de los Pueblos, para profundizar nuestra resistencia a las calamidades neoliberales orquestadas por el imperio del norte y seguir construyendo alternativas. Venimos demostrando que es posible cambiar el curso de la historia y nos comprometemos a continuar avanzando por ese camino. En el año de 2001, en la cumbre oficial de Québec, cuando todavía la absoluta mayoría de los gobiernos se inclinaban ciegamente a la ortodoxia neoliberal y a los dictados de Washington, con la honrosa excepción de Venezuela, Estados Unidos logró que se fijara el primero de enero del 2005 como la fecha fatal para que entrara en vigor su nuevo proyecto de dominación llamado Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y que la Cuarta Cumbre de las Américas a realizarse previamente en Argentina fuera la culminación de las negociaciones de este proyecto perverso. Pero el primero de Enero del 13 2005 amanecimos sin ALCA y la cumbre oficial de Argentina ha llegado finalmente con las negociaciones del ALCA estancadas. ¡Hoy estamos también aquí para celebrarlo! Sin embargo, Estados Unidos no ceja en su estrategia de afirmar su hegemonía en el continente por medio de tratados de libre comercio bilaterales o regionales, como es el que por un margen estrecho se ha aprobado para Centroamérica y el que buscan imponer ahora a los países andinos. Además, ahora Washington esta lanzando el Acuerdo para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN). No obstante las evidencias incontestables de las desastrosas consecuencias de más de diez años de Tratado de Libre Comercio, ahora este TLC plus pretende incluso imponer la política de “seguridad” de los Estados Unidos a toda la región. Pero el gobierno de Estados Unidos no se conforma con avanzar las piezas del rompecabezas de su dominación en el continente. Insiste en acomodarlas en un marco hegemónico único y no ha renunciado al proyecto del ALCA. Ahora, junto con sus gobiernos incondicionales, viene a Mar del Plata con la pretensión de revivir el cadáver del ALCA, cuando los pueblos han expresado claramente su rechazo a una integración subordinada a Estados Unidos. Y si su estrategia a favor de las corporaciones norteamericanas ha venido siendo acompañada de una creciente militarización del continente y de bases militares estadounidenses, ahora para rematar el genocida George W. Bush ha venido a la cumbre de Mar del Plata para intentar elevar su política de seguridad a compromiso continental con el pretexto del combate al terrorismo, cuando la mejor forma de acabar con él sería el revertir su política intervencionista y colonialista. En la declaración oficial que está siendo discutida por los gobiernos existe la amenaza real de que puedan pasar, aún matizadas, las peores intenciones de los Estados Unidos. La misma está llena de palabras vacías y propuestas demagógicas para combatir la pobreza y generar empleo decente; lo concreto es que sus ofrecimientos perpetúan un modelo que ha hecho cada vez más miserable e injusto a nuestro continente que posee la peor distribución de la riqueza en el mundo. Modelo que favorece a unos pocos, que deteriora las condiciones laborales, profundiza la migración, la destrucción de las comunidades indígenas, el deterioro del medio ambiente, la privatización de la seguridad social y la educación, la implementación de normas que protegen los derechos de las corporaciones y no de los ciudadanos, como es el caso de la propiedad intelectual. Además del ALCA, se insiste en avanzar en la Ronda de Doha, que busca otorgar más poderes a la Organización Mundial del Comercio (OMC) para imponer reglas económicas inequitativas a los países menos desarrollados y hacer prevalecer la agenda corporativa. Se sigue exponiendo al saqueo nuestros bienes naturales, nuestros yacimientos energéticos; se privatiza la distribución y comercialización del agua potable; se estimula la apropiación y privatización de nuestras reservas acuíferas e hidrográficas, convirtiendo un derecho humano como es el acceso al agua en una mercancía de interés de las transnacionales. Para imponer estas políticas, el imperio y sus cómplices cuentan con el chantaje de la deuda externa, impidiendo el desarrollo de los pueblos en violación de todos nuestros derechos humanos. La declaración de los presidentes no ofrece ninguna salida concreta, como sería la anulación y no pago de la deuda ilegítima, la restitución de lo que se ha cobrado de más y el resarcimiento de las deudas históricas, sociales y ecológicas adeudadas a los pueblos de nuestra América. Las y los delegados de los distintos pueblos de América estamos aquí no sólo para denunciar, estamos acá porque venimos resistiendo las políticas del imperio y sus aliados. Pero también venimos construyendo alternativas populares, a partir de la solidaridad y la unidad de nuestros pueblos, construyendo tejido social desde abajo, desde la autonomía y diversidad de nuestros movimientos con el propósito de alcanzar una sociedad inclusiva, justa y digna. 14 Desde esta III Cumbre de los Pueblos de América declaramos: 1) Las negociaciones para crear un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) deben ser SUSPENDIDAS INMEDIATA Y DEFINITIVAMENTE, lo mismo que todo tratado de libre comercio bilateral o regional. Asumimos la resistencia de los pueblos andinos y de Costa Rica contra el Tratado de Libre Comercio, la de los pueblos del Caribe porque los EPAs no signifiquen una nueva era de colonialismo disfrazado y la lucha de los pueblos de América del Norte, Chile y Centroamérica por echar atrás los tratados de esta naturaleza que ya pesan sobre ellos. 2) Todo acuerdo entre las naciones debe partir de principios basados en el respeto de los derechos humanos, la dimensión social, el respeto a la soberanía, la complementariedad, la cooperación, la solidaridad, la consideración de las asimetrías económicas favoreciendo a los países menos desarrollados. Por eso rechazamos el Tratado de Protección de Inversiones que Uruguay firmó con los Estados Unidos. 3) Nos empeñamos en favorecer e impulsar procesos alternativos de integración regional, como la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA). 4) Asumimos las conclusiones y las acciones nacidas en los foros, talleres, encuentros de esta Cumbre y nos comprometemos a seguir profundizando nuestro proceso de construcción de alternativas. 5) Hay que anular toda la deuda externa ilegítima, injusta e impagable del Sur, de manera inmediata y sin condiciones. Nos asumimos como acreedores para cobrar la deuda social, ecológica e histórica con nuestros pueblos. 6) Asumimos la lucha de nuestros pueblos por la distribución equitativa de la riqueza, con trabajo digno y justicia social, para erradicar la pobreza, el desempleo y la exclusión social. 7) Acordamos promover la diversificación de la producción, la protección de las semillas criollas patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad, la soberanía alimentaría de los pueblos, la agricultura sostenible y una reforma agraria integral. 8) Rechazamos enérgicamente la militarización del continente promovida por el imperio del norte. Denunciamos la doctrina de la llamada cooperación para la seguridad hemisférica como un mecanismo para la represión de las luchas populares. Rechazamos la presencia de tropas de Estados Unidos en nuestro continente, no queremos bases ni enclaves militares. Condenamos el terrorismo de estado mundial de la Administración Bush, que pretende regar de sangre las legítimas rebeldías de nuestros pueblos. Nos comprometemos en la defensa de nuestra soberanía en la Triple Frontera, corazón del Acuífero Guaraní. Por esto, exigimos el retiro de las tropas estadounidenses de la República del Paraguay. Exigimos poner fin a la intervención militar extranjera en Haití. 9) Condenamos la inmoralidad del gobierno de Estados Unidos, que mientras habla de luchar contra el terrorismo protege al terrorista Posada Carriles y mantiene en la cárcel a cinco luchadores patriotas cubanos. Exigimos su inmediata libertad! 10) Repudiamos la presencia en estas dignas tierras latinoamericanas de George W. Bush, principal promotor de la guerra en el mundo y cabecilla del credo neoliberal que afecta incluso los intereses de su propio pueblo. Desde aquí mandamos un mensaje de solidaridad a los dignos hombres y mujeres estadounidenses que sienten vergüenza por tener un gobierno condenado por la humanidad y lo resisten contra viento y marea. Después de Québec construimos una gran campaña y consulta popular continentales contra el ALCA y logramos frenarla. Hoy, ante la pretensión de revivir las negociaciones del ALCA y sumarle los objetivos militaristas de Estados Unidos, en esta III Cumbre de los Pueblos de América asumimos el compromiso de redoblar nuestra resistencia, 15 fortalecer nuestra unidad en la diversidad y convocar a una nueva y más grande movilización continental para enterrar el ALCA para siempre y construir al mismo tiempo bajo su impulso, nuestra alternativa de una América justa, libre y solidaria. Declaración Final de la Cumbre de los Pueblos pela Soberanía y la Integración de los Pueblos de las Américas Córdoba – Argentina, 21 de julio de 2006 Las Delegadas y Delegados de las organizaciones sociales, de trabajadoras y trabajadores, campesinas, de los Pueblos Originarios, de todas las razas y credos, mujeres y hombres dignos, nos hemos encontrado aquí en la ciudad de Córdoba, Argentina para celebrar la Cumbre de los Pueblos de nuestra América del Sur. Venimos desde la resistencia contra las políticas neoliberales imperialistas, expresadas en el libre comercio, la militarización, la dependencia financiera y la desigualdad socioeconómica que genera hambre y empobrecimiento a nuestros Pueblos. Lucha de resistencia que derrotó en Mar del Plata en noviembre de 2005, la intención del Presidente Bush de los Estados Unidos de avanzar en la consolidación del proyecto ALCA y del Acuerdo de Seguridad Continental. Además, en este nuevo tiempo que transita nuestra Sudamérica, venimos construyendo alternativas populares a las políticas que resistimos, como aquí en Córdoba la articulación de los movimientos por el agua, la tierra y el ambiente. Por esto, todas y todos los aquí reunidos no somos meros denunciantes de las políticas del imperio y sus aliados, sino que nos construimos desde nuestra autonomía y diversidad con el objetivo de alcanzar una sociedad más justa, fraterna y digna. Desde esta Cumbre de los Pueblos de Sudamérica RATIFICAMOS: - No a los Tratados de Libre Comercio - SI a la integración desde y para los Pueblos 16 - NO a la deuda externa y la injerencia de las instituciones financieras internacionales. SI a la independencia económica con soberanía financiera - NO a la militarización y a la doctrina de Seguridad Continental. SI a la Soberanía Popular y la Autodeterminación de los Pueblos - NO a la desigualdad del hambre y la pobreza - SI a la distribución de la riqueza, por la universalidad del derecho a la vida y la soberanía alimentaria En ese sentido, DECLARAMOS: Denunciamos la política de militarización llevada a cabo por el imperialismo, que es integral e impregna todas las relaciones sociales, culturales, económicas y políticas. De ahí que los tratados comerciales, como el ALCA y los TLC bilaterales, tienen como sustento a los pactos militares. En América Latina todos los yacimientos estratégicos, minerales, energéticos, alimentarios y acuíferos son objeto de tratados para la instalación de bases para su control y dominio. Denunciamos y rechazamos la expresión del militarismo al interior de cada país, que se traduce en control social preventivo y represión abierta contra el reclamo popular, además de autoritarismo e impunidad en todas las esferas de la vida. Reclamamos la denuncia de todos los pactos militares y el retiro de las tropas de Estados Unidos del Paraguay, así como de las tropas de ocupación de la MINUSTAH de Haití. Exigimos el cese de la agresión y el inmediato retiro de las tropas de EE UU de Irak, y de las de Israel del Líbano y Palestina. Exigimos la no ratificación - y consecuente anulación - del tratado de libre comercio del MERCOSUR con Israel. Demandamos a los gobiernos políticas que respeten los espacios comunes de los pueblos originarios en nuestras fronteras, sin dividir sus territorios ancestrales, y que retomen las recomendaciones del III Informe sobre Cuestiones Indígenas, para que los temas de los pueblos originarios sean transversalizados en el Mercosur. Repudiamos la abstención de la Argentina el 29 de junio en la votación sobre la Declaración Universal de los Derechos Indígenas, en la Asamblea del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra. Exigimos que se reconozca el principio de la autodeterminación política, cultural, territorial e identitaria de los Pueblos Originarios y comunidades urbanas y rurales. Exigimos la liberación de los presos políticos de los pueblos originarios en Chile. Exigimos la realización de auditorias integrales y participativas de las deudas así como la suspensión de todo pago hasta tanto no se haya concluido con las mismas. Así podemos establecer con fundamentos quiénes realmente deben a quienes y avanzar en la identificación y sanción de los responsables del endeudamiento y cobranza ilegítimos y la restitución de lo saqueado. Reconocemos en esta lucha contra la impunidad de los grandes capitales, mercados e instituciones financieras, una base necesaria para la generación de alternativas de soberanía e independencia financiera, incluyendo la implementación de sistemas tributarios progresivos y la coordinación de acciones e iniciativas a nivel regional que permite aprovechar y compartir solidariamente la riqueza generada por nuestros Pueblos. 17 Rechazamos la extranjerización de la tierra, el monocultivo y los transgénicos que dañan la salud y la soberanía alimentaria de los pueblos. Rechazamos cualquier intento de privatización en el área educativa en todos los niveles. Exigimos la difusión, cumplimiento y aplicación -con un mayor presupuesto para su eficacia- de las leyes de no violencia contra la mujer y de educación sexual y reproductiva. Exigimos que los gobiernos de Argentina, Brasil y Paraguay suscriban la Declaración de Agua de México, firmada por Bolivia, Venezuela, Cuba y Uruguay. Reclamamos la sanción de códigos de agua nacionales que sean abarcativos de todas las dimensiones del recurso, y de un código de agua de las Américas en el que deben insertarse los códigos nacionales, prestando especial atención a las reservas de agua dulce, y específicamente al Acuífero Guaraní. Denunciamos que siendo esta región una de las más ricas del mundo en recursos naturales, capaz de producir alimentos y condiciones de vida digna al conjunto de su población, hoy posee más de la mitad de sus habitantes bajo la línea de pobreza, en especial las mujeres, los niños y los ancianos. Los Pueblos organizados exigimos a los poderes de los Estados que se ataquen las causas de la pobreza implementando políticas universales de redistribución de los bienes económicos, sociales y culturales. Denunciamos la inconstitucionalidad de la prórroga de jurisdicción a favor del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativa a Inversiones (CIADI), dependiente del Banco Mundial. Postulamos la declaración de su nulidad, tanto por vía legislativa como judicial, y. rechazamos enfáticamente las demandas allí planteadas. Exigimos la anulación inmediata de los Tratados Bilaterales de Inversión que los estados nacionales renuevan periódicamente. Denunciamos las facilidades y concesiones por parte de los gobiernos hacia empresas transnacionales, responsables de la explotación y el saqueo de nuestros recursos naturales. No queremos industrias sucias en nuestros países. Exigimos el cese de la construcción de las plantas de celulosa sobre las márgenes del río Uruguay, así como la prosecución de otros proyectos similares en la región. Rechazamos toda reforma judicial que conlleve a la privatización de la Justicia. Exigimos un aumento sustancial de los presupuestos educativos y la profunda democratización de los sistemas educativos en todos los órdenes sin dilaciones. Exigimos la participación y el respeto de los plazos que ésta requiere para la discusión de las leyes vinculadas a la educación. Rechazamos los canjes de deuda por educación, exigiendo en este sentido una actitud de escucha a los reiterados pedidos elevados a los gobiernos por parte de organizaciones, personalidades y expertos del área de educación de intachable trayectoria. Denunciamos la continuidad de la ronda de negociaciones actual en la OMC y reclamamos su cierre. Rechazamos en particular la oferta de sectores esenciales como canje por promesas de cambios en las políticas proteccionistas de los países del norte. Reclamamos que el trabajo autogestionado sea reconocido como una relación económica, social y cultural a partir de un régimen jurídico, económico, laboral, social y fiscal adecuado a sus necesidades para crecer y cumplir un rol fundamental en la construcción de un proyecto de Justicia Social y de Independencia Económica de los Pueblos. En este espíritu, nos solidarizamos con la lucha llevada adelante por los trabajadores gráficos uruguayos de Coprograf, reclamando una rápida solución que haga efectiva la entrega de la planta a los trabajadores a un año de su ocupación. 18 Exigimos, sin desmedro para otros países, la salida al mar de Bolivia y la construcción de un puerto operado libremente por ese país hermano. Exigir el cumplimiento de los acuerdos y convenios internacionales, como el Convenio 143 de la OIT contra la discriminación y la explotación y por la igualdad de oportunidades MANIFESTAMOS nuestro compromiso por: Avanzar en la construcción de instituciones y mecanismos de integración de los Pueblos con la participación ciudadana democrática y solidaria, ejercitando nuestro derecho a conocer y controlar los actos de gobierno. Bregar por la libre circulación de los y las ciudadanas sudamericanas entre todos los países de la región. Unificar las acciones y articulaciones organizativas de las y los trabajadores migrantes en la región, para defender los derechos sociales y laborales de los mismos. Establecer un plan de lucha contra el tráfico de personas incluyendo el tráfico infantil. Promover la propuesta de Carta de Ciudadanía Sudamericana. Profundizar la acción de lucha contra las causas que generan el hambre y la pobreza de nuestros pueblos. Asumirnos como Pueblos Acreedores, puesto que la deuda reclamada a nuestros países es ilegítima fraudulenta, devastadora y genocida, violadora de todos los derechos humanos y ambientales. No necesitamos de los créditos de las instituciones financieras internacionales y los mercados internacionales de capitales para desarrollarnos. Convocarnos como Pueblos Americanos a unirnos y articular acciones continentales para confrontar y derrotar al militarismo, además de generar políticas populares y mecanismos regionales de defensa común para impedir la agresión militar del imperialismo. Reivindicar la Seguridad Social como un derecho humano fundamental de los y las trabajadores, quienes deben participar en la administración de los sistemas de previsión social sobre bases solidarias, universales y redistributivas. Los sistemas de capitalización individual obligatorios, caracterizados por el lucro e impulsados desde los organismos financieros multilaterales, no forman parte de la seguridad social. Promover la organización de los trabajadores de la salud con las comunidades, barrios y organizaciones de pacientes, transgrediendo los límites de la función asistencial y articulando con otras áreas como educación, cuidado y preservación del medio ambiente, fortaleciendo el cambio de modelo hacia la promoción y prevención de la salud. Promover el uso racional de medicamentos y vacunas, y garantizar por parte de los países de la región, la cobertura de todos los tratamientos integrales de enfermedades como el VIHSIDA, oncológicas y endémicas a los y las habitantes de la región. Construir una toma de conciencia del sistema patriarcal imperante, desde lo individual hacia lo social, así como a transformar el lenguaje desde la perspectiva de género y luchar por la despenalización y legalización el aborto. Reconocer que la violencia no es un problema personal sino social y que juntos, organizadamente lo podemos superar. Luchar por la distribución equitativa del agua y tierra, priorizando su función social, y la Soberanía Alimentaria como derecho de los Pueblos a decidir qué y cómo producir y alimentarse. 19 Garantizar los derechos humanos y sociales a la salud, la vivienda, el acceso a la justicia y a una educación que respete la identidad cultural para permitir una vida digna en el campo y la permanencia y desarrollo de las y los jóvenes campesinos. Considerar el acceso a la tierra urbana como derecho y no como mercancía. Asegurar la gestión democrática de la ciudad, promoviendo la participación de la sociedad en la formulación, implementación y fiscalización de las políticas públicas. Ratificar que el agua es un derecho humano esencial, tal la declaración de las Naciones Unidas. Acompañamos, en particular, la lucha del pueblo cordobés por lograr la estatización inmediata de Aguas Cordobesas, convirtiéndola en una empresa de saneamiento estatal, de gestión pública, con participación directa y democrática de usuarios y trabajadores. Denunciamos la persistente actitud del gobernador de la provincia de mantener el modelo privatizador que ha fracasado de la mano del grupo Suez y su socio Benito Roggio, y denunciamos ante la comunidad internacional que continúa vigente la ley 9279 (diciembre de 2005) que intenta dar continuidad a la privatización, esta vez con el pulpo de Benito Roggio. Construir poder desde las y los trabajadores y el Pueblo para empujar a los gobiernos nacionales a diseñar políticas de recuperación de nuestros recursos energéticos y naturales. Apoyar las distintas iniciativas tendientes a ese fin, incluyendo la campaña en Argentina para recoger un millón de firmas para la recuperación del petróleo. Potestad soberana de las naciones sobre el subsuelo. Por una integración energética latinoamericana a partir de empresas estatales en beneficio de los pueblos para avanzar en la independencia económica y política. Bregar por la democratización de la sociedad en su conjunto, por la libertad y democracia sindical, la incorporación de mecanismos de participación popular en la designación de los magistrados y por la democratización de las relaciones laborales en la justicia. Ratificamos una vez más nuestro objetivo de construir una Justicia para todas y todos, y no una Justicia para el mercado. Defender el derecho a una educación pública, laica, gratuita y de calidad para todos los y las habitantes y en todos los niveles, que contemple la diversidad cultural y los saberes ancestrales de todos los pueblos. La educación permanente debe ser considerada como eje para la formación de ciudadanos críticos, participativos en una lógica emancipadora. Reapropiarnos del conocimiento y de su producción, de la investigación científica y tecnológica, revirtiendo el proceso dependiente de transnacionalización de los mismos. Impulsar la estrategia del Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) y de los Tratados Comerciales de los Pueblos (TCP), ya en marcha por los acuerdos entre Venezuela, Cuba y Bolivia. Trabajar por la unidad de nuestros pueblos, que lejos de generar climas belicosos tienden a unirnos, siguiendo el camino de la segunda independencia que hemos recogido de Artigas, San Martín, Simón Bolívar y el Che. Asumir como propios las declaraciones, propuestas y acciones reflejadas en los documentos finales del conjunto de los foros, encuentros, talleres y asambleas que formaron parte de esta Cumbre de los Pueblos. Con estos compromisos nos convocamos a continuar fortaleciendo nuestras luchas de resistencia y la construcción popular de alternativas desde y para los Pueblos, en un nuevo encuentro en la Cumbre Social por la Integración en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, en ocasión de la reunión de los Presidentes de la Comunidad Sudamericana de Naciones. 20 Declaración de Córdoba de la CCSCS – Cúpula del MERCOSUR Córdoba – Argentina, 21 de julio de 2006 (en portugués) Em primeiro lugar saudamos a incorporação da República Bolivariana de Venezuela como membro pleno do Mercosul e convidamos às organizações sociais, econômicas e políticas venezuelanas a participarem ativamente do processo e se juntem a nós na defesa de um Mercosul democrático, social e produtivo. Consideramos muito positiva a realização do Encontro da Sociedade Civil por um Mercosul Produtivo e Social, no âmbito da Cumbre de Presidentes. Uma iniciativa que amplia um espaço de intercâmbio entre os distintos atores sociais e políticos que participam das distintas áreas e instancias do Mercosul e a visão dos governantes sobre o “Mercosul real”. Ao mesmo tempo, frente a recentes acontecimentos, temos que manifestar nossas profundas preocupações com a debilidade institucional do Mercosul para solucionar controvérsias binacionais. Há urgência em um reforma da estrutura institucional do Mercosul, que permita a existência de organismos capazes de resolver controvérsias comerciais, sociais e políticas. A Coordenadora de Centrais Sindicais do Cone Sul - CCSCS, entende que se não se avançar para uma integração plena, seguirá prevalecendo a lógica do “livre comercio” que favorece o intercâmbio comercial entre as grandes empresas, mas não se traduz em mais empregos e maior inclusão social. O Mercosul avançou na agenda da integração de cadeias produtivas ou cadeias de valor de grandes empresas que operam na região, em especial transnacionais, mas relegou aquelas cadeias produtivas compostas pelas pequenas e medias empresas, que são as maiores geradoras de emprego. 21 Os governos do Mercosul têm que colocar em marcha as metas e objetivos políticos que vêm afirmando nas suas recentes declarações e documentos firmados por seus Presidentes, principalmente medidas que promovam a complementaridade das economias dos países membros e a conjunção das políticas agrícola e industrial. Além disso, torna-se imprescindível que o Mercosul preserve e mantenha a unidade nas negociações econômicas e comerciais externas, sejam de âmbito subregional, continental ou multilateral. Defendemos que o Mercosul mantenha o condicionamento de somente negociar se houver a eliminação dos subsídios agrícolas, se houver garantias de tratamento e prazos diferenciados e não aceite as pressões dos países centrais por uma maior abertura de serviços e bens industriais em troca de alguma melhora no tema agrícola. O funcionamento do Mercosul está afastado do projeto de integração que pretendemos, porque não contempla a necessária articulação entre as diferentes políticas que deveriam ser levadas em conta para orientar nossas economias para o desenvolvimento produtivo e social. Acreditamos que a Cumbre de Presidentes é um cenário propicio para avançar nessa direção e garantir a implementação de políticas macroeconômicas e produtivas que permitam gerar o desenvolvimento econômico genuíno e sustentável e a redução das assimetrias entre os Estados membros. Nesse sentido, a CCSCS reitera as proposições que já apresentou em outras oportunidades, nas questões de políticas produtivas, geração de emprego decente e trabalho digno e da reforma institucional. 1. Políticas de Complementação Produtiva É necessário implementar uma política de complementação das cadeias produtivas que tenha mecanismos e fundos de financiamento, que promova políticas de exportação comum e que facilite a incorporação das pequenas e médias empresas nos fluxos de comércio. Ao contrário, os desequilíbrios e assimetrias comerciais e produtivas, seguirão gerando conflitos setoriais, atrasando e distorcendo a construção da integração. O aprofundamento da integração dos povos do Mercosul deve realizar-se através da execução de um paradigma econômico-social que priorize a geração de emprego, as condições dignas de vida, de trabalho e equidade de gênero para todos os cidadãos e cidadãs da região e a distribuição mais justa da renda. A implementação de mecanismos regionais de articulação das cadeias produtivas solidifica as bases do Mercosul, não só porque reforça os laços de cooperação inter empresarial, como também por promover a cooperação inter-estatal no seus desenho, implementação e monitoramento das políticas regionais. • • A CCSCS expressa a urgente necessidade de se buscar operacionalidade com o objetivo de se avançar para a complementaridade produtiva e, em particular, encomendar ao Subgrupo de Industria que promova os debates e negociações com os setores empresariais e sindicais dos programas de complementação produtiva e sua efetiva execução por parte dos órgãos decisórios. As políticas setoriais são um componente essencial para a construção de um plano regional de desenvolvimento sustentável e a complementação produtiva. Devem ser objetivos prioritários as ações destinadas à competitividade sistêmica dos setores, tanto em escala nacional, como do bloco regional, a elaboração de planos intersetoriais de indústria, comércio, infra-estrutura e finanças e regimes especiais para o fortalecimento de micro-empresas, pequenas e médias empresas. 22 2. A geração de desenvolvimento emprego decente e trabalho digno como eixo de Assim como definiu o GANEmple, uma Estratégia Mercosul de Crescimento do Emprego deve se desenvolver a partir de duas bases conceituais: 1) a articulação de políticas macro, meso e microeconômicas com as trabalhistas, sociais e educativas, com o objetivo de gerar condições de criação de empresas e de emprego digno, e 2) o respeito e cumprimento dos direitos fundamentais do trabalho digno e emprego de qualidade, através de cinco pilares fundamentais (emprego, proteção social, direito ao trabalho, equidade de gênero e diálogo social). Para a implementação da Estratégia Mercosul de Crescimento do Emprego consideramos imprescindível dotar o Observatorio do Mercado de Trabalho – OMT de recursos humanos e financeiros, para que este tenha efetivas condições de funcionamento e possa desenvolver pesquisas, coleta, análise e difusão de informação sobre o mercado de trabalho no Mercosul, assim como assessore os países na formulação de planos, na identificação de indicadores nacionais de monitoramento e no desenvolvimento de mecanismos de seguimento. Consideramos que garantir as condições de funcionamento do OMT será uma demonstração do compromisso de nossos governos com a concretização das medidas propostas pela Estratégia Mercosul de Crescimento do Emprego. 3. Reforma Institucional Reiteramos a necessidade de uma maior transparência nos órgãos decisórios do Mercosul e uma reforma integral de nosso bloco para avançar a uma verdadeira integração política. Nesse sentido reclamamos: a criação de uma Comissão de Desenvolvimento Produtivo e de uma Comissão de Desenvolvimento Social, para que as mesmas articulem os debates e medidas aprovadas pelos distintos espaços de negociação institucional relacionados com as mesmas. 4. Comunidade Sul-americana de Nações Finalmente queremos apoiar os importantes passos que foram dados para o avanço na conformação da Comunidade Sul-americana de Nações – CSN, que se fortalece com as decisões de se construir o gasoduto e a constituição de uma comissão política para definir a estrutura da CSN e seus próximos passos. Mas, assim como sempre defendemos no Mercosul, estamos certos que o projeto de construir uma associação das Nações da América do Sul tem que se pautar pela democracia e transparência e contemplar a presença e a participação ativa da sociedade. Queremos ser parte ativa desse processo e estaremos presentes em Santa Cruz de la Sierra e esperamos que nas decisões se contemple a adoção de políticas que promovam a integração produtiva e social do continente. Coordenadora de Centrais Sindicais do Cone Sul (Argentina -CGT y CTA; Brasil -CUT, CGT y Força Sindical; Chile - CUT; Paraguay - CUT; Uruguay - PIT/CNT) 23 Declaración Final del Seminario “Internalização capitalista ou integração dos povos: para onde vai a América do Sul? San Pablo - Brasil, 18 y 19 de septiembre de 2006 (en portugués) Nós, representantes de organizações, redes e movimentos sociais da América Latina, nos reunimos nos dias 18 e 19 de setembro de 2006, em São Paulo, Brasil, no Seminário “Internalização capitalista ou integração dos povos: para onde vai a América do Sul? Alternativas de integração regional. Participaram do seminário mais de 70 pessoas representando organizações e movimentos sociais de vários Estados do Brasil, da Venezuela, Argentina, Uruguai, Paraguai, Colômbia, Equador, Peru, Bolívia, Honduras, Haiti, Guiana Francesa, EUA e Canadá. É importante ressaltar que o evento contou com uma participação diversa, não apenas em termos de nacionalidades e de gênero, mas também, de etnias, grupos de interesse, posições políticas e áreas de trabalho. Durante o seminário, após várias exposições e debates, concluímos que atualmente a América Latina vive um momento muito importante no que diz respeito às alternativas de integração regional. Isto se faz possível graças à luta dos movimentos sociais contra o avanço das políticas neoliberais, de projetos imperialistas como a ALCA e outros acordos de livre comércio, além da eleição, nos últimos anos, de vários governantes de países da região comprometidos, em diferentes escalas, com algumas das lutas que mais nos são caras. Assim, concluímos que a atual conjuntura política regional possibilita novas articulações inter-governamentais importantes, baseadas na cooperação, solidariedade e complementaridade entre nossos países, além de abrir a possibilidade de várias de nossas organizações e redes dialogarem e proporem alternativas a esses governantes. Ao mesmo tempo em que se apresentam várias oportunidades para a transformação do modelo neoliberal, a questão do sobrendividamento externo e interno em que vive nossos países os tornam extremamente vulneráveis para imposições de políticas que tem 24 aprofundado as desigualdades e disparidades entre povos e países. Não podemos permitir que nesta nova etapa em que se encontra a América do Sul as assimetrias intrapaíses permitam o estabelecimento de novas formas de dominação e novos ciclos de endividamento Sul-Sul. Este momento exige uma maior autonomia, qualificação e articulação dos movimentos sociais para garantir a superação de iniciativas de integração aparentemente inovadoras, mas que podem vir a repetir um padrão de desenvolvimento com base na exploração dos recursos naturais e humanos para usufruto das porções enriquecidas da terra, assim reproduzindo o papel histórico da América Latina, de ser uma região meramente provedora de recursos naturais que vêm alimentando um padrão de consumo indutor de gravíssimos impactos sócio-ambientais. Discutindo critérios mínimos que garantam uma integração regional sustentável, equânime, solidária, garantidora de direitos, e sem a hegemonia de determinadas economias sobre outras, concluímos que uma alternativa de integração regional precisa se caracterizar por, pelo menos: - entender a América Latina com (o) unidade, mas respeitando as diferenças, as tradições e culturas, manifestando assim, as particularidades dos países. A integração precisa articular as diferenças: territórios distintos devem ser respeitados de formas diferentes. Somos um só continente, mas não somos iguais; - garantir equilíbrio com o meio ambiente diferentemente do processo de interconexão de mercados que vem se fazendo às custas da exclusão dos nossos povos e da fragmentação dos nossos territórios. Projetos de desenvolvimento e integração precisam respeitar nossa biodiversidade sócio-ambiental e cultural, considerando-a como ponto de partida para fins de planejamento territorial; - desestimular por todos os meios¬ a criação na América do Sul de unidades produtoras autônomas, desconectadas do território físico e institucional em que estão historicamente inseridas, que abarcam porções consideráveis de nosso território, extraem daí recursos naturais que recebem transformação básica e pouco agregadora de valor, sendo posteriormente exportados. Esse tipo de indústria desvincula essas porções de território do país em que estão instalados e operam sob a lógica dos mercados internacionais para os quais exportam. Um exemplo típico e dramático dessa indústria é o setor de papel e celulose; - levar em consideração os mais de 500 anos de colonização e controle por parte de um capital financeiro que tem gerado exclusão territorial, crise política e sócio-ambiental. Dessa forma podemos nos preparar para as novas estratégias e instrumentos do capital tal como a Iniciativa de Integração da Infraestrutura Regional Sul-americana (IIRSA) e o Plan Puebla Panamá que representam tentativas de apropriação do nosso território e de recursos naturais estratégicos, como água, diversidade biológica e cultural e recursos energéticos; - considerar os territórios de resistência e espaços de articulação onde aparecem elementos que devem ser princípios de uma nova integração como soberania alimentar, autodeterminação dos povos e solidariedade. Reconhecer e potencializar as integrações fronteiriças já praticadas pelos povos como também a integração entre organizações sociais de luta; - garantir a autonomia dos movimentos e organizações sociais; - transformar as relações sociais de gênero, raça, etnia e geração e combater a mercantilização do corpo; - eliminar as assimetrias e disparidades entre nossos povos; - garantir a participação no sentido amplo, construída em escala regional; - incorporar uma divisão sexual do trabalho justa e igualitária; - garantir o protagonismo dos sujeitos sociais dentro de um espaço plural, democrático, sustentável e eqüitativo. A integração é um processo e não pode ser imposta, ela tem que ser sinalizada pela sociedade; - promover a complementaridade entre os países da região no lugar de competição estabelecendo uma sociedade de bem - estar comum; 25 - integrar não somente a América do Sul – precisamos recuperar a integração da América Latina onde os tratados de livre comércio estão avançados e também da idéia-força de América Latina, como bandeira de luta; - buscar a solução das desigualdades econômicas, políticas e sociais. Para isso precisamos de uma política de integração inclusiva; - valorizar os conhecimentos tradicionais, recuperar a história e dignidade dos povos; - ter a interculturalidade como motor de desenvolvimento – respeitar o fato de que as culturas se interagem, comportam valores, se complementam promovendo relações igualitárias; - superar a homogeneização das políticas atuais através da valorização dos mercados internos, o apoio à agricultura para garantir a segurança e soberania alimentar, promoção da diversidade produtiva; valorização da tradição, cultura, educação alimentar e o direito do povo de decidir; - estimular a reciprocidade desde o local, regional e o nacional; - criar espaços de diálogo permanente entre sociedade, governo e parlamento; garantir o direito à informação e comunicação entre os povos para além dos meios tradicionais. Os povos indígenas presentes no seminário ressaltaram a necessidade de união entre os movimentos indígenas e não indígenas em nível local, nacional e internacional colocando em prática a interculturalidade, fortalecendo as lutas reivindicatórias que os movimentos indígenas e sociais vem desenvolvendo. É necessário integrar os povos mutuamente. É fundamental que haja respeito e cumprimento das normas nacionais, regionais e internacionais que protejam os direitos territoriais dos indígenas e solicitar que os governos que ainda não o fizeram, ratifiquem o Artigo 169 OIT. Esses são direitos coletivos até então não valorizados pelos nossos governos. Para os povos indígenas, as iniciativas de integração precisam reconhecer, respeitar e aplicar os conhecimentos ancestrais sobre o uso, manejo e conservação dos territórios e recursos naturais; gerar oportunidade de uma educação acadêmica intercultural que facilite a interlocução com os governos, ONG's, organismos multilaterais e empresas transnacionais e os prepare melhor para enfrentar a realidade; que haja consultas efetivas aos povos indígenas ameaçados pelos grandes projetos de integração da infraestrutura; garantir, através de normas nacionais e internacionais, a intangibilidade dos territórios habitados por povos indígenas em isolamento voluntário na Bacia Amazônica para evitar que as atividades energéticas e projetos de integração de infra-estrutura afetem suas vidas; e mais especificamente que haja divulgação de informações e prestação de conta da proposta “análise sociocultural e mapeamento dos povos indígenas e a IIRSA” liderada pelo Banco Interamericano de Desenvolvimento. Não houve processo de consulta participativa conforme exigem políticas do próprio banco e legislações nacionais internacionais. Para garantir a integração que queremos, precisamos lutar pela superação do sistema capitalista, mudar o paradigma da sociedade baseada no consumismo e individualismo. Precisamos alterar o regime econômico e o modo de produção, lutar para mudar o padrão de consumo reconhecendo os limites dos recursos naturais. É necessário construir projetos nacionais transformadores para garantir a integração que queremos. No entanto, enquanto sociedade civil, temos que ir além do Estado Nação, fortalecer nossas articulações não somente nos nossos países como também com movimentos de outros países. A criminalização dos movimentos ocorre em nível regional e nossas bandeiras de luta são iguais. Precisamos buscar mecanismos de solidariedade e fortalecer os já existentes, criar novas formas de organização social a partir da base dos movimentos respeitando a diversidade e autonomia. Reconhecemos a importância de algumas iniciativas sendo propostas pelos nossos governos como a Alternativa Bolivariana para as Américas (ALBA), Comunidade Sulamericana de Nações (CASA) e o Tratado de Comércio dos Povos (TCP) principalmente no que diz respeito à solidariedade. No entanto, consideramos necessário garantir uma 26 maior participação da sociedade civil e transparência em relação às decisões sendo tomadas para garantir uma integração efetivamente dos povos e que não sejam incentivados projetos meramente de integração física do continente. Dito isso, as propostas relacionadas à integração física como a IIRSA e energética como o Gasoduto do Sul levantam várias preocupações entre as organizações presentes e movimentos sociais ameaçados pelos impactos como indígena, camponês e quilombola. Preocupa-nos que as demandas locais por infra-estrutura e energia não estão sendo analisadas e que os megaprojetos de infra-estrutura sendo propostos são dirigidos às grandes empresas, na sua maioria voltadas à exportação. Para esses movimentos, a IIRSA se apresenta como uma iniciativa criada pelas Instituições Financeiras Multilaterais e o grande capital com o objetivo de garantir uma maior liberalização econômica do continente e a negociação de tratados de livre comércio. Os eixos de integração e desenvolvimento da IIRSA concentrarão investimentos para aumentar o comércio e criar cadeias produtivas conectadas aos mercados internacionais, perpetuando assim a fragmentação espacial do desenvolvimento. O conjunto dos eixos cruza zonas onde se encontra a maior concentração de recursos naturais, não somente os tradicionais como minério e hidrocarbonetos, mas principalmente os recursos da biodiversidade e de água, além de outros recursos energéticos. Sendo assim, o benefício à população local pode se limitar a um trabalho temporário com péssimas condições. Isso ocorreu com a construção do Gasoduto Bolívia-Brasil, que além de gerar impactos ambientais, violou muitos direitos trabalhistas. O complexo do Rio Madeira proposto pelo governo brasileiro, que também faz parte da IIRSA (com duas hidrelétricas: Jirau e Santo Antônio na fronteira Brasil/Bolívia; uma hidrelétrica binacional Brasil-Bolívia; uma hidrelétrica Cachuera Esperanza em Madre de Díos, na Bolívia e uma hidrovia), não está sendo pensado com base nas necessidades da região. Se implementado, o complexo terá impactos irreversíveis ao meio ambiente e povos indígenas, quilombolas e ribeirinhos enquanto não vai levar energia a quem realmente precisa. Além disso, por causar impactos na Bolívia, o projeto, sendo de integração, deveria, no mínimo contar com a participação das autoridades e sociedade civil boliviana na elaboração de estudos de impacto sócio-ambiental, o que não está ocorrendo. Acreditamos que a integração energética da forma como está sendo planejada não vai trazer o desenvolvimento prometido. Toda a comunidade Andina já está integrada energeticamente, o Brasil já esta integrado energeticamente à Bolívia, mas não existe bem-estar social em várias das regiões impactadas por esses projetos. A integração física e energética tem que ser baseada nas necessidades locais e não no atual modelo explorador dos nossos recursos naturais por grandes empresas de exportação. Assim sendo, muitos dos presentes acreditam que caso a ALBA e a CASA reproduzirem a lógica da IIRSA, essas iniciativas também precisam ser reavaliadas enquanto alternativas de integração. Preocupa-nos também a imposição do endividamento como resultado desses megaprojetos de infra-estrutura como conseqüência do papel das Instituições Financeiras Internacionais (IFIs). Questionamos até que ponto esses projetos que são financiados pelo Banco Interamericano de Desenvolvimento (BID), Banco Mundial e Banco Nacional de Desenvolvimento Econômico e Social (BNDES) não são impostos por essas próprias instituições. As iniciativas de integração promovidas pelas IFIs, são muito mais uma articulação das necessidades da globalização neoliberal, que aumentam a marginalização dos povos e não têm uma perspectiva integradora - ao contrário, caracteriza-se por desconectar importantes porões de nossos territórios. Para essas IFIs, a integração regional, principalmente a física, representa outra fase das reformas de ajuste estrutural. 27 Criticamos o papel do BNDES em outros países da América Latina, que através de seus empréstimos supostamente para a integração, está objetivando a exportação do capitalismo brasileiro, já que financia a contratação de serviços e produtos brasileiros, a custo do endividamento financeiro e ecológico dos países da América Latina. Preocupanos também a estratégia do Brasil de conquistar liderança regional através da indução a um tipo de integração que submete as economias vizinhas à sua própria economia. O Brasil deve, dentro do Mercosul e em outros espaços, trabalhar para reduzir as assimetrias e desigualdades entre os países. É importante ressaltar que não nos opomos às iniciativas de integração física, desde que elas sejam dedicadas a, primeiro, ajudarem a desenvolver de forma equilibrada ecologicamente e justa socialmente as populações das áreas de implantação desses projetos, dessas áreas com as demais regiões dos países em que estão inseridas e desses países entre si. Consideramos a integração física e energética importante, mas precisamos sempre avaliar para quê e para quem são esses projetos, quem e o que vai ser integrado – os povos ou as empresas transnacionais?! É importante requalificar o conceito de integração como também outros como desenvolvimento e solidariedade que foram apropriados pelo neoliberalismo e não mais representam o que desejamos. Repudiamos ainda o processo de militarização por que passa toda a América Latina e o Caribe e exigimos que os governos da região dediquem todos os esforços possíveis para a imediata retirada dos efetivos e instalações militares dos EUA e da França que atualmente ocupam a região além de tropas estrangeiras que ocupam o Haiti, tendo em vista que estes fatos constituem grande perigo ao processo de integração entre os povos sul americanos bem como aos princípios de soberania dos mesmos. Apoiamos as iniciativas e atividades desenvolvidas pelo povo uruguaio na luta contra a aprovação de um tratado de livre comércio Uruguai-EUA e contra a possível instalação de bases militares norte-americanas e outras instalações do Comando Sul no território sulamericano e a erradicação do Plano Colômbia por ser uma política dos EUA colonizante, degradante que viola a soberania nacional da Colômbia. Lembramos a existência de um documento que foi elaborado por várias organizações e movimentos sociais do continente através da Aliança Social Continental “Alternativas para as Américas” que deve ser considerado pelos governos na elaboração de qualquer iniciativa de integração. Sugerimos ainda a realização de referendos e plebiscitos para a construção de uma outra integração como também a transformação dos processos de consultas à sociedade civil para que às preocupações e demandas das populações ameaçadas pelos projetos sejam de fato consideradas e atendidas. As entidades participantes deste seminário seguirão promovendo iniciativas de formação, participação, articulação, incidência e mobilização como estratégias por uma integração dos povos. ÁGUA, AR, TERRITÓRIO E FOGO, PACHAMAMA! QUEREMOS INTEGRAÇÃO FÍSICA SIM, MAS HARMONIZADA COM AS DIVERSIDADES LOCAIS. POR UMA INTEGRAÇÃO ENTRE OS POVOS. 28 Carta: Las Organizaciones de la Sociedad Civil hacia construcción de la Comunidad Sudamericana de Naciones la Presentado a Ministros y Viceministros de la CSN en Santiago de Chile, 22 y 23 de noviembre de 2006 1. Creemos que el futuro de la Comunidad Sudamericana de Naciones adquiere una nueva perspectiva a raíz del fracaso del proyecto del ALCA y de la generalizada convicción en el continente sobre otra integración posible. Un bloque sudamericano puede ser un paso importante y favorable si permite hablar a nuestros pueblos con voz propia, independientes de las imposiciones y condicionamientos de los Estados Unidos, Europa y los organismos multilaterales como el FMI, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio o el BID. Reafirmar y ejercer la soberanía de la región es el primer paso para cualquier proyecto de verdadera integración. 2. A diferencia del ALCA, los TLCs y los tratados de inversión cuya orientación es favorecer a las empresas transnacionales y a mercantilizar todos los aspectos de la vida, la Comunidad Sudamericana de Naciones debe basarse en la redistribución de la riqueza que hoy está concentrada en pocas manos, donde los estados cumplan con sus obligaciones en materia de derechos sociales, culturales, económicos de los pueblos, superando las discriminaciones de género, raza y generacionales y respetando la identidad y los derechos de los pueblos indígenas. La vida, los derechos humanos y ambientales, el bienestar y la solidaridad entre los pueblos deben ser el centro del proceso de integración. 3. Entendemos que la educación es un derecho fundamental de los pueblos, por eso debe ser uno de los pilares de cualquier proyecto de integración para la región. Es imprescindible que se establezca el compromiso de la erradicación del analfabetismo –así como de la miseria y el hambre. Para ello debemos desarrollar mecanismos que permitan la cooperación técnica y científica entre los países con el fin de superar las desigualdades existentes. Asimismo, todos los países de la Comunidad deberían asumir compromisos en la perspectiva de una reforma educacional que garantice la educación pública universal, gratuita y de calidad para toda la población con 29 el objetivo de promover la interculturalidad y el reconocimiento de la diversidad cultural, se debe incorporar con seriedad los idiomas nativos en el sistema. En la lucha por la erradicación de la pobreza es necesario también establecer un Plan Sudamericano para garantizar la universalidad de la Salud Pública. 4. La integración física de América del Sur es fundamental para ampliar las posibilidades de contactos entre nuestros pueblos y países. Por eso, la infraestructura no puede ser diseñada como parte de la geoestrategia mundial de lucha por el control, dominio, posesión y usufructo de recursos naturales estratégicos, ni implementada a través de la destrucción de las zonas más ricas en recursos naturales y la explotación de mano de obra barata. Así, proyectos como el IIRSA (Integración de la Infraestructura Regional Suramericana), concebidos por las IFIs y el gran capital como complementos del ALCA, deben ser rechazados para adoptar propuestas de Integración Infraestructural que surjan de las necesidades de los pueblos y prioricen nuestra articulación en el marco de polos de desarrollo integral, a lo largo de su trazado, en armonía con el medio ambiente y las normativas y principios que se han logrado para su protección y cuidado, el respeto a nuestras comunidades y derechos humanos y que no generen un endeudamiento ilegítimo u odioso. Para lograrlo, los proyectos deben ser sometidos al debate y deliberación democrática con las comunidades que serán afectadas por su implementación y su sostén financiero. 5. La integración financiera de la cual se habla en la Comunidad Sudamericana debe partir del reconocimiento de que somos los acreedores de una inmensa deuda histórica, social, cultural, ecológica y financiera cuya restauración junto con parar y revertir los mecanismos actuales de fuga de capitales, capacidad humana y bienes naturales, establecería una potencialidad de financiamiento genuino y soberano más que suficiente para nuestras necesidades. Es obligación de los estados de la región poner fin a los mecanismos de endeudamiento y condicionamiento externo que han servido para imponernos el Consenso de Washington, violando sistemáticamente los derechos humanos y ambientales. En ese sentido, los estados deben revisar y revertir los tratados de protección y promoción de las inversiones, las prórrogas de jurisdicción y la aceptación de instancias extra-judiciales como el CIADI, los sistemas tributarias regresivos, y otros mecanismos de desfinanciamiento estatal, incluyendo la privatización de importantes bienes y servicios públicos cuya explotación privada es luego subvencionada por el estado, estableciendo controles de cambio y de transacciones financieras para fortalecer la base de financiamiento autónomo e eliminar la falsa necesidad de capitales externos. Se precisa además crear mecanismos propios que permitan incentivar la solidaridad entre pueblos hermanos y superar la vulnerabilidad y la dependencia de América del Sur en relación a los mecanismos financieros tradicionales de la globalización (FMI, Banco Mundial, BID), a través de la autonomización de la región con la constitución de mecanismos como un Fondo de Reserva y un Banco Solidario del Sur y con la substitución del uso del dólar en las transacciones intra-regionales. Debe ser también revisado el rol de otras instituciones de financiamiento como la CAF, el FONPLATA, los bancos nacionales de desarrollo y otros mecanismos para ajustarlos a las exigencias de un financiamiento para los derechos y la integración de los pueblos y no de los grandes capitales. Un nuevo sistema financiero requiere de nuevos mecanismos de control y fiscalización que empiecen por enjuiciar a quienes endeudaron inescrupulosamente a nuestras naciones y asegurar la participación social en la determinación de las prioridades presupuestarias. Alertamos especialmente ante el peligro de que nuevos mecanismos de financiamiento solidario entre los países de la Comunidad, sean aprovechados para mantener viejas relaciones de dominación y control como, por ejemplo, la creación y venta de bonos y otros mecanismos de nueva deuda, entre países de la región, para sostener el cumplimiento de viejos reclamos de deuda claramente reconocidos como 30 ilegítimos e ilegales. En ese mismo sentido no debe admitirse reestructuraciones ni canjes de deuda que solo sirven para blanquear deudas cuestionables e imponer intereses ajenos. Para impedir que nuestros pueblos continúen víctimas de deudas ilegítimas y odiosas que siguen siendo fuentes de desfinanciamiento permanentes, exigimos la realización de una auditoría sudamericana de los reclamos de deuda contra el patrimonio público en la región y el impulso desde la Comunidad Sudamericana de Naciones de la realización de auditorias externas a las Instituciones Financieras Internacionales, sus políticas y prácticas crediticias. 6. La integración energética sudamericana debe ser desarrollada a partir del fortalecimiento de nuestras empresas estatales de hidrocarburos, de la nacionalización de estos recursos estratégicos y revirtiendo la renta así conseguida para un desarrollo sustentable, con políticas de redistribución del ingreso y utilizando los excedentes para financiar nuevas matrices de energía renovable. Es necesario compartir nuestros recursos para beneficio de los pueblos respetando los derechos económicos, sociales culturales y ambientales para nuestro bienestar y el de las generaciones futuras y no en beneficio de las transnacionales o las oligarquías locales. El desarrollo energético sustentable supone el respeto al derecho de las comunidades, el ahorro energético y el combate al consumo excesivo de energía. Las fuentes de energía deben ser renovables, limpias y de bajo impacto, garantizando su acceso equitativo y democrático. Los países de la CSN deben garantizar el acceso pleno de todos los habitantes del continente a los bienes energéticos, buscando superar la realidad actual en la que países con altos potenciales energéticos aún no han logrado un abastecimiento digno de sus habitantes. Hay que cambiar el modelo energético actual que implica una alta dependencia de los combustibles fósiles y genera fuertes impactos sobre las poblaciones locales y pueblos originarios. Las empresas multinacionales, pero también las estatales provocan daños irreparables en el medio ambiente y en las comunidades, propios de ese tipo de explotación. Los proyectos de energía deben ser viables en términos de costos no sólo económicos sino también sociales y ambientales. Solicitamos información sobre los impactos sociales, ecológicos y socioeconómicos, para evaluar si los megaproyectos de energía justifican la inversión de tanto capital, cuando existen otras alternativas descentralizadas para las inversiones, incluso para la generación de energía renovable. Rechazamos la idea de financiar éste tipo de obras con prestamos del Banco Mundial o del BID, porque esto llevaría otra vez a hipotecar el futuro de Sudamérica a los acreedores extranjeros. 7. No habrá verdadera integración si no se resuelven las asimetrías entre los distintos países. Por años este tema no ha pasado de ser un discurso en la CAN y el MERCOSUR. Defendemos la creación de un fondo de compensación para los países de menor desarrollo cuyos recursos sean destinados al desarrollo de los sectores de la economía popular y solidaria y a proyectos acordes con las decisiones de los pueblos de esos países – y no los definidos bajo presión del gran capital nacional o transnacional. Esos fondos podrían ser constituidos a partir de imponer un impuesto a las transacciones financieras de las transnacionales que operan en Sudamérica y utilizando parte de los recursos de las reservas monetarias internacionales de nuestros países hoy depositados en los Estados Unidos. En ese mismo espíritu, debería revisarse y corregir los mecanismos que perpetúan las relaciones de asimetría, estableciendo como ejemplo la necesidad de que Brasil y Argentina anulen las deudas binacionales reclamadas a Paraguay como saldo injusto de la construcción de las represas Yacyretá e Itaipú. 31 8. Tenemos que cambiar el modelo de desarrollo de Sudamérica que ha sido diseñado en función de las exportaciones antes que en el desarrollo interno para beneficio de la gente. Sudamérica no puede seguir siendo una región principalmente exportadora de materias primas (hidrocarburos y minerales) y de algunos productos del agronegocio. La integración sudamericana debe promover la complementación de nuestras economías para generar empleos y promover un desarrollo productivo integral, fortaleciendo el comercio interregional y sustituyendo las importaciones de bienes que se producen en la región. 9. La Comunidad Sudamericana de Naciones está amenazada por los TLCs que han suscrito Chile, Colombia y Perú. Es fundamental revertir esos acuerdos y promover en su reemplazo acuerdos comerciales que no comprometan la soberanía, los medicamentos, la salud, el agua, la educación, la cultura, la biodiversidad, la soberanía alimentaria, las compras estatales, los recursos naturales y la posibilidad de implementar políticas industriales activas. La experiencia de los últimos 20 años muestra que es necesario pensar otra estructura para el comercio en la región, que parta del reconocimiento de que éste pude ser una herramienta importante para el desarrollo sólo si se lo regula, para evitar que perpetúe las asimetrías entre empresas y entre países, profundizando la dependencia y la subordinación de países y pueblos a las grandes potencias. El comercio no es un fin en sí mismo, debe ser pensado como una forma de crear los vínculos de las importantes cadenas productivas en la región, para impulsar el desarrollo, aprovechando al máximo las complementariedades existentes entre las diversas economías nacionales, e integrando un poderoso mercado regional de consumo que debe ser prioritario ante otras propuestas que aspiran primordialmente a exportar hacia otros mercados. Al interior de la Comunidad Sudamericana de Naciones deben primar los acuerdos de Comercio justo y cooperación, y no reproducir experiencias que sólo han reafirmado un enfoque neoliberal de la integración. Advertimos aquí que lejos de significar una avance, la llamada “convergencia” CAN-Mercosur tal como está propuesta, puede significar el reforzamiento y no la eliminación del enfoque neoliberal de la integración. 10. Pero además la integración sudamericana debe trascender lo comercial y avanzar en la resolución de otras problemáticas que hacen a nuestros pueblos y realidad sudamericana. Una de ellas es el tema del armamentismo y militarización de que son objeto nuestros territorios, con la instalación de bases militares, planes de control militarizado como el Plan Colombia, realización de maniobras militares conjuntas bajo la dirección del Comando Sur del Pentágono, a partir de unas hipótesis de conflicto y una doctrina militar que no se corresponden con los intereses de nuestros pueblos. Consideramos que en este proceso de integración los países sudamericanos deben elaborar una doctrina propia de seguridad y defensa nacional en correspondencia con las aspiraciones de paz, soberanía y autodeterminación de todos y cada uno de nuestros pueblos. Vemos con profunda inquietud la presencia de tropas de nuestros países en Haití y entendemos que debe iniciarse con urgencia el retiro de esos efectivos militares. También nos alerta el ingreso de tropas estadounidenses al Paraguay. La CSN debe encarar esta discusión y plantearse consecuentemente la erradicación de todos aquellos actos que vulneran la soberanía, generan conflictos y afectan los derechos civiles y la democracia. Al mismo tiempo, las naciones sudamericanas deberían plantearse un trabajo conjunto de lucha contra la impunidad y la violencia estatal, fortaleciendo la democracia y sentando precedentes importantes para saldar la deuda histórica con los pueblos que luchan por la dignidad y la justicia. 32 11. El proceso de la CSN debe considerar que es imposible concebir la integración regional sin el protagonismo, los derechos y en suma la existencia de las nacionalidades y pueblos indígenas que trascienden las fronteras republicanas. Los pueblos y comunidades indígenas, son los directos y principales afectados por la acción de las transnacionales, cuya explotación indiscriminada de los recursos naturales generan pobreza, migración, contaminación y marginalidad. Los pueblos indígenas deben ser reconocidos como protagonistas de los procesos de integración y fundamentalmente de las políticas de la CSN para preservar los territorios, los recursos ambientales y la vida. 12. La despenalización de la hoja de coca en Sudamérica y el impulso a su industrialización con fines benéficos es un paso fundamental para lograr que en el 2.008 las Naciones Unidas retiren a la hoja de coca de las sustancias penalizadas. 13. Vemos imperativo el reconocimiento de la comunicación como un factor articulador clave para el reencuentro y fraternidad de las nacionalidades involucradas y para apoyar las urgentes tareas que demanda generar el bienestar de nuestros pueblos. Así pues, uno de sus fundamentos constitutivos debe ser el Derecho a la Comunicación democrática, estableciendo a la par el compromiso de las partes para adoptar políticas públicas en la materia. En esta línea, urge acordar una estrategia de cooperación específica para los ámbitos de la información, comunicación, cultura y conocimiento; definir acuerdos para potenciar las redes regionales de comunicación pública, con un sentido de equidad respecto a los medios de comunicación; priorizar la interconexión intrarregional de las redes de telecomunicaciones (disminuyendo la dependencia externa), junto con políticas de capacitación y para aumentar la accesibilidad en cada país. 14. Hacemos una llamada a los estados de la Comunidad Sudamericana de Naciones a constituir un proceso hacia una Convención del Agua que esté orientada a garantizar el agua como un derecho humano, a cuidar nuestras fuentes y recursos de agua y que éstas sean protegidas de la privatización y la mercantilización por un acuerdo internacional que se apoye en los avances logrados hasta ahora en el marco del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Y también llamamos a los Estados a construir el Foro mundial del Agua sobre los principios de plena participación e inclusión y en el reconocimiento del agua como derecho humano. La CSN debe ser un instrumento que comprometa a los países a: - Revertir los procesos de desmantelamiento de los servicios estatales y fortalecer los sistemas públicos de agua y saneamiento básico para desarrollar gestiones eficientes, con transparencia y control social, asegurando mecanismos de cooperación e intercambio con este fin. - Promover la efectiva participación de las comunidades en la toma de decisiones sobre los proyectos de desarrollo que involucren el agua en cada territorio, recuperando sus visiones, usos y costumbres en la planificación y gestión sustentable de los recursos naturales. 15. La CSN, y en particular los países afectados, deben salir del modelo actual de investigación, gestión y elaboración de políticas oficiales con respecto al Acuífero Guaraní, tuteladas en su mayoría por el Banco Mundial a través del GEF, que atentan contra la soberanía de los pueblos y no satisfacen los principios de participación y transparencia informativa que promovemos las organizaciones constituyentes del movimiento social del agua. Proponemos la creación de espacios institucionales nacionales de información y discusión respecto a los usos de los territorios y el subsuelo que conforman el Sistema Acuífero Guaraní (SAG), con participación 33 de los movimientos y organizaciones sociales de los países que comparten el SAG, que se vinculará a las instancias públicas con la tarea principal de vigilancia del agua, su defensa como bien público compartido y la denuncia de todo procedimiento de investigación y gestión del conocimiento que no sean transparentes. Antes de la finalización del Proyecto SAG del BM/GEF/OEA en 2008 es necesario producir un pre-proyecto alternativo de investigación y marco de gestión con objetivos de defensa de la soberanía y con vocación integradora para buscar financiamiento genuino, que no genere condicionantes a los gobiernos y organizaciones sociales que terminan atentando contra los intereses fundantes; que de continuidad a lo que se pueda salvar y modificar la asimetría a favor de los países y no del organismo multilateral. Demandamos la entrega de los documentos del referido proyecto a los movimientos, parlamentos y gobiernos de los países de SAG. 16. Es urgente adoptar políticas de desarrollo sustentable que pongan en el centro al empleo de calidad con justicia social y construir mecanismos de intervención que permitan incluir a todos los habitantes. Aspiramos a una integración regional basada en otro modelo socio-económico que en lo laboral se oriente a: aumentar la formalidad laboral, asegurar la aplicación de los derechos laborales; universalizar la seguridad social pública; a fortalecer el derecho a la sindicalización y la negociación colectiva; que adopte medidas contra las discriminaciones en el mercado de trabajo y que busque superar la actual división sexual del trabajo que penaliza a las mujeres y poner en marcha programas de Empleo Juvenil, que detenga los mecanismos que empujan a nuestras poblaciones a la emigración, al mismo tiempo que reconozca para los trabajadores y trabajadoras emigrantes el piso de derechos que garantizan las convenciones internacionales. 17. Debemos encarar como países integrados una reforma agraria que garantice a todos el derecho de trabajar en la tierra y democratice su propiedad, priorizando las formas familiares, sociales y cooperativas. La CSN debe ser el espacio natural para consolidar la soberanía alimentaria, es decir, el derecho que tienen todos los pueblos de producir sus propios alimentos de forma independiente, saludable y con calidad para abastecer a toda la sociedad. Las semillas son un patrimonio de la humanidad y no pueden estar sujetas a la privatización y a patentes de las multinacionales. 18. Como consecuencia de las políticas neoliberales y de ajuste aplicadas en la región, millones de personas se ven a diario obligadas a emigrar en la búsqueda de alternativas para sus vidas. Consideramos que la primera obligación de los gobiernos es desarrollar las políticas necesarias para garantizar efectivamente la libertad de no emigrar de nuestros trabajadores y trabajadoras. Frente a la situación de los trabajadores que han migrado y sus familiares, cualquiera sea su situación migratoria. Al contrario de una visión reduccionista de las y los emigrantes como simple fuerza de trabajo, afirmamos que son personas y no mercancías y, por tanto, deben tener garantía de todos los derechos que les permitan desarrollarse y ejercer plenamente su ciudadanía en el goce de derechos laborales, sociales, culturales, económicos, civiles y políticos. No se puede continuar con políticas orientadas a criminalizar al inmigrante y tratar a la migración como un asunto de seguridad. La CSN debe desarrollar políticas que garanticen ciudadanía a los emigrantes y acciones compartidas para luchar contra la pobreza y la marginalidad asegurando a los habitantes de cada país las condiciones para desarrollarse plenamente y con bienestar. 19. Exigimos la urgente creación de mecanismos de Participación Social en la construcción de la Comunidad a niveles locales, regionales, sub-regionales y nacionales. Los Estados deben asegurar la transparencia del proceso de negociación de 34 la iniciativa de la CSN, reconociendo que los mecanismos oficiales preparatorios de esta Cumbre, como las anteriores, no han facilitado el acceso a la información ni la publicidad de los avances ni los contenidos que se discuten. La alegada "informalidad" del Grupo de Reflexión no debe ser un amparo formal para impedir la divulgación de las conversaciones de los 12 países. Los presidentes reunidos en Cochabamba deben crear un mecanismo formal de participación y consulta a los pueblos. 20. Nosotros, los movimientos sociales que desde la resistencia reivindicamos la búsqueda de Alternativas que hagan realidad que “otro mundo es posible”, “otra América posible”, venimos a reafirmar nuestro compromiso con la construcción de una Comunidad Sudamericana basada en el ejercicio universal de los Derechos Humanos, en la Soberanía popular y la Democracia participativa. Por esto, asumimos la realización de la Cumbre Social por la Integración de los Pueblos en Cochabamba como un espacio donde se exprese el acumulado histórico de nuestras luchas y la profundización democrática en la construcción de Alternativas políticas, sociales y económicas, entendiendo que la integración desde los pueblos fortalece nuestra Identidad: la diversidad cultural. Es desde allí que asumimos el desafío de compartir la construcción de la integración de los pueblos sudamericanos desde sus cimientos constituyendo los Foros Sociales en todo el continente donde se expresen, sin exclusiones ni discriminaciones, todos los sujetos. Alianza Social Continental Movimiento Boliviano por la Soberanía y la Integración Solidaria de los Pueblos – Contra el TLC y el ALCA Cumbre Social por la Integración Solidaria de los Pueblos Cochabamba – Bolivia, 6 al 9 de diciembre de 2006 Manifiesto de Cochabamba Saludamos este importante momento histórico que se abre con la Cumbre de Cochabamba y tiene el reto de profundizar un proceso de integración regional que exprese los intereses populares. Los pueblos de América hemos sufrido la aplicación de un modelo económico que basado en el fundamentalismo de mercado, la privatización y la liberación comercial, ha conducido al aumento de la desigualdad, el deterioro de las condiciones laborales, el desempleo, la generalización de la informalidad, la depredación del medio ambiente, la profundización de la discriminación contra las mujeres, la pobreza, la marginalización de las comunidades originarias y campesinas y la pérdida de la capacidad del estado de promover políticas de desarrollo social y económico. En la búsqueda de generalizar y profundizar estas políticas se intentó crear el ALCA y los Tratados de Libre Comercio, por medio de los cuales se abandonaba cualquier perspectiva de desarrollo autónomo, basado en el mercado interno y en el respeto de todos los derechos humanos, sociales, económicos, culturales y ambientales. Los pueblos del continente hemos sido protagonistas de una lucha contra este modelo, contribuyendo decisivamente a detener el ALCA y los acuerdos entre países que privilegian lo comercial y los intereses de las multinacionales La creciente organización del movimiento popular en Sudamerica, incluyendo las comunidades originarias, los campesinos, los habitantes marginalizados de las ciudades, las mujeres, los jóvenes, los estudiantes, los trabajadores y el conjunto de las organizaciones sociales ha determinando un nuevo momento político y social, avanzando en la conformación de nuevos gobiernos sensibles a las demandas populares, que se distancian de la agenda del gobierno de Estados Unidos y de las corporaciones y que buscan un camino propio. Este momento político que vive Suramérica ofrece una 35 oportunidad histórica que no puede desaprovecharse para avanzar hacia una verdadera integración soberana y para los pueblos. La Comunidad Suramericana de Naciones no debe ser una prolongación del modelo de libre mercado basado en la exportación de productos básicos y bienes naturales, fundamentada en el endeudamiento y en la desigual distribución de la riqueza. La creación de una autentica Comunidad Suramericana de Naciones no puede ser un proceso que excluya las exigencias populares y para esto requiere una auténtica participación social. Consideramosos que se requiere otro tipo de integración en la cual prime la cooperación sobre la competencia, los derechos de los habitantes sobre los intereses comerciales, la soberanía alimentaria sobre la agroexportación, la acción decidida del Estado en procura del bienestar sobre las privatizaciones y el sentido de equidad sobre el afan de lucro, el respeto del medio ambiente sobre el saqueo despiadado de los recursos naturales y la equidad de genero sobre la injusta división sexual del trabajo. También debe primar el reconocimiento, respeto y promoción del aporte de las comunidades originarias sobre la marginación, explotación y folclorización de sus valores y tradiciones económicas y culturales. Debe ser promotora de la paz, garante de los derechos humanos de los pueblos y, en oposición a las pretensiones imperiales, contraria a la intromisión de tropas, a la instalación de bases militares extranjeras y a la participación de fuerzas de ocupación en terceros países. Sólo en la medida en que se cambie el tipo de desarrollo y se defienda la soberanía de las naciones será fructifero el esfuerzo de construcción de la Comunidad Suramericana de Naciones. Los pueblos de todo el continente seguiremos promoviendo una integración desde y para los pueblos, participando con nuestras propias reivindicaciones y propuestas. Estamos dispuestos a promover el dialogo que conduzca a resultados reales, mantendremos las luchas de resistencia que aseguren el protagonismo del movimiento popular en el proceso de integración, para promover una verdadera democracia y bienestar para nuestros pueblos. Por la Integración de los pueblos, otra América es posible. Conclusiones de Cochabamba - Para acceder, haga click en el link. - Conclusiones sobre Derechos Sociales Consideramos que la Comunidad Sudamericana de Naciones debe constituirse basada en un modelo económico social sustentable para el bienestar de los pueblos..... - Conclusiones sobre medio ambiente e industrias extractivas La historia de dominación de nuestro continente y el actual modelo de desarrollo ha puesto a nuestros pueblos y comunidades en situación de pobreza, exclusión, y despojo 36 de nuestras riquezas, nuestras tradiciones y la base de nuestra vida: nuestro medio ambiente y nuestros territorios.... - Conclusiones: Financiamiento para los derechos y la integración de los pueblos La cuestión del Financiamiento de la Integración es uno de los ejes centrales que desde los movimientos venimos trabajando. Los países de Sudamérica han experimentado en las últimas décadas la aplicación de un modelo hegemónico de financiamiento y desarrollo que ha dado como resultado el empobrecimiento y la exclusión de vastos sectores de la población, la destrucción y enajenación del patrimonio social, productivo, cultural y ambiental de la región y el violento aumento de los niveles de desigualdad y discriminación social, económica y política. - Conclusiones de la mesa temática revalorización de la hoja de coca Todos los pueblos y naciones de América Latina reunidos en la Cumbre Social, planteamos la despenalización internacional de la hoja de coca.... - Conclusiones sobre infraestructura Las obras de infraestructura no están despojadas de una intencionalidad, no constituyen propuestas neutrales y, en consecuencia, los Estados y los gobiernos legítimos y genuinos deben imponer los intereses de la ciudadanía.... - Conclusiones: Informe Mesa Impunidad y Justicia Nuestros derechos y dignidad no pueden seguir siendo vulnerados por lo que demandamos a los gobiernos que: Se devele la impunidad y las estructuras responsables del amparo a los culpables de la violación de nuestros derechos. - Conclusiones y propuestas de la Sesión Temática del Água Establecer el agua como un derecho humano y de los seres vivientes, prohibiendo su privatización. Excluir al agua de todos los acuerdos de libre comercio y protección de las inversiones... - Conclusiones: Propuestas de la mesa de militarización y defensa Demandamos cancelar los acuerdos de cooperación militar que tienen los gobiernos de la Comunidad Sudamericana de Naciones con el gobierno de EEUU referidos a la seguridad y defensa. - Conclusiones: Una comunicación por y para los pueblos Planteamientos del taller “La Comunicación como elemento integrador de nuestros pueblos” - Conclusiones de la Sesión Temática Agricultura, Tierra y Territorio Se reinvindica la soberanía alimentaria como el objetivo principal de la actividad productiva agraria y como uno de de los elementos indispensables para la soberanía nacional. - Conclusiones: Propuestas de la mesa de migraciones y ciudadanía 37 Consideramos que la primera obligación de los gobiernos es desarrollar las políticas necesarias para garantizar efectivamente la libertad de no emigrar. - Conclusiones de la mesa temática de energía La integración energética sudamericana debe ser desarrollada a partir del fortalecimiento de nuestras empresas estatales de hidrocarburos, de la nacionalización de estos recursos estratégicos y revirtiendo la renta. - Conclusiones: Llamamiento y propuestas desde la visión de los pueblos indígenas y naciones originarias Comunidad Sudamericana de Naciones: Para “Vivir Bien” Sin Neoliberalismo Declaración Final de la Cumbre Social del MERCOSUR – Brasilia – Brasil, 14 de diciembre de 2006 1. Los representantes de los movimientos sociales y populares, ONG, y gobiernos de los cinco países miembros del MERCOSUR, integrantes del programa Somos MERCOSUR, nos reunimos en Brasilia los días 13 y 14 de diciembre de 2006, durante la I Cumbre Social del MERCOSUR, actividad convocada en conjunto por el Foro Consultivo Económico y Social, la Comisión Parlamentaria Conjunta y la Comisión de Representantes Permanentes del MERCOSUR. Ratificamos en esaoportunidad la Agenda Social surgida del I Encuentro por un MERCOSUR Productivo y Social, evento realizado en julio de 2006, en Córdoba, Argentina, durante la XXX Reunión de Jefes de Estado del MERCOSUR. 2. Nuestras conclusiones expresan el consenso logrado por las delegaciones presentes y apuntan al fortalecimiento de la agenda social y de la participación ciudadana en el MERCOSUR. Los movimientos sociales y populares deben participar e incidir efectivamente en el proceso decisorio del MERCOSUR. Por lo tanto, proponemos la continuidad de esta experiencia, de modo que las Cumbres Sociales sean, de ahora en adelante, apoyadas por las Presidencias Pro Tempore como actividades permanentes del movimiento social, siempre realizadas en el marco de las Reuniones Presidenciales del MERCOSUR. Asimismo, proponemos que los gobiernos apoyen y estimulen la participación de las organizaciones de la sociedad civil en todos los Sub-grupos de Trabajo y en las Reuniones Especializadas del MERCOSUR, y que sean creados mecanismos para incorporarlas como observadoras en el Grupo Mercado Común (GMC) y en el Consejo Mercado Común (CMC). 3. Coincidimos en que para avanzar hacia un MERCOSUR más efectivo y democrático es fundamental dar énfasis a las dimensiones política, social, laboral, ambiental y cultural da integración regional, complementando las dimensiones comercial y económica, superando el neoliberalismo. Convocamos los gobiernos a que implementen las 38 directrices de la estrategia de desarrollo social integral y productivo surgidas de la XXX Reunión Presidencial del MERCOSUR. 4. Ratificamos, en el marco de la soberanía nacional, del multilateralismo y de la defensa de la paz, la importancia de fortalecer y ampliar el MERCOSUR, en articulación con los diversos procesos de integración que se están desarrollando en la región, particularmente en América del Sur. Destacamos la importancia de la Cumbre Social de los Pueblos, llevada a cabo recientemente en Cochabamba, Bolivia, durante la Cumbre de la Comunidad Sudamericana de Naciones. Destacamos los hechos positivos del MERCOSUR, y apelamos a la intensificación del diálogo y a la profundización de la dimensión política como camino mas adecuado para contribuir a la integración regional. 5. Saludamos la creación del Parlamento del MERCOSUR y asumimos el compromiso de colaborar con esa institución política con los indispensables aportes de los movimientos sociales, en la perspectiva de construcción de un MERCOSUR democrático y participativo. Destacamos la necesidad de que en el Parlamento del MERCOSUR haya una participación igualitaria de hombres y mujeres, y de que su agenda incluya, con el énfasis necesario, los temas de la igualdad de género, la igualdad étnico-racial y los derechos humanos. 6. Hacemos énfasis en que la ampliación de los horizontes de la participación ciudadana en la toma de decisiones sobre el destino del MERCOSUR debe guiar la reforma institucional y apuntar al fortalecimiento de las políticas públicas regionales de carácter social, imprescindibles para garantizar la sustentabilidad del desarrollo del bloque y asegurar que los beneficios provenientes de la integración sean distribuidos de forma ecuánime, traduciéndose en mejora de la calidad de vida de nuestras poblaciones. 7. En ese marco, destacamos la importancia del fortalecimiento de las políticas regionales de educación que respeten y valoren la diversidad cultural, racial, étnica y de género y que incorporen como fundamento a los derechos humanos como elemento indisociable de la creación de una ciudadanía regional. Defendemos, especialmente la adopción de políticas de educación para la integración, de inclusión educacional de segmentos vulnerables, de las políticas de financiamiento para la educación y de la valorización, en todos los niveles, de los profesionales de la educación. Saludamos la realización del III Foro Educacional del MERCOSUR, realizado en Belo Horizonte en noviembre de 2006, y apoyamos sus conclusiones. Convocamos los gobiernos para que creen las condiciones para el desarrollo de la enseñanza de las lenguas portuguesa e española, idiomas oficiales del bloque, en todos los países del MERCOSUR. Es igualmente imprescindible garantizar la utilización, preservación y trasmisión de las lenguas maternas de las poblaciones originales de la región, especialmente en las áreas fronterizas. 8. Entendemos que el desarrollo social y económico del MERCOSUR pasa por la elaboración, implementación, monitoreo y evaluación de políticas públicas de juventud que se articulen transversalmente con las políticas de educación, trabajo decente, cultura, salud, seguridad pública, intercambio de jóvenes, turismo, medio ambiente, deporte y ocio. Las políticas públicas de juventud deben ser tenidas como prioridad por todas las generaciones y deben, necesariamente, contemplar el estímulo a la participación de los jóvenes en las esferas de decisión del bloque. 9. Para construir un MERCOSUR verdaderamente democrático y participativo, consideramos fundamental formular una estrategia de cooperación específica para los ámbitos de la información, comunicación, cultura y conocimiento, contemplando acuerdos para potencializar las redes regionales de información y comunicación pública y ciudadanas, con un sentido de equidad y respeto a la libertad de prensa, con la finalidad de aportar a la formación de una ciudadanía y una identidad común sudamericana. 10. Resaltamos la centralidad de la agenda del empleo y del trabajo digno para la estrategia de desarrollo y crecimiento del MERCOSUR. De este modo, abogamos por el cumplimiento de la Declaración Sociolaboral del MERCOSUR y por garantías efectivas de funcionamiento del Observatorio del Mercado de Trabajo, de modo que sean ejecutadas las directrices de la Estrategia MERCOSUR de Crecimiento del Empleo. La articulación de 39 las cadenas productivas, con el objetivo de generar condiciones para la creación de empresas y empleos dignos, y el respeto y cumplimiento de los derechos fundamentales de los trabajadores y trabajadoras, constituyen los parámetros esenciales de esa estrategia. Exhortamos a que los gobiernos agilicen y simplifiquen la reglamentación de la circulación de trabajadores y trabajadoras en el MERCOSUR; creen mecanismos de armonización entre los países que puedan garantizar los derechos de seguridad social de los trabajadores y trabajadoras; implementen el Plan Regional de Inspección del Trabajo; aceleren la armonización de las Normas sobre Higiene y Seguridad en el Trabajo y el Plan Regional para la Erradicación del Trabajo Infantil y la plena incorporación de personas discapacitadas. Defendemos el derecho a la organización sindical de acuerdo con las normas internacionales del trabajo. 11. Entendemos que la salud es un derecho universal, integral, que promueve igualdad e implica participación, para que se logre el desarrollo con justicia social. Políticas conjuntas de salud constituyen una excepcional herramienta para promover la calidad de vida de nuestros pueblos, pues aseguran su bienestar. Los progresos obtenidos tienen fundamental importancia para complementar políticas de salud. Sin embargo, es necesaria una mayor articulación entre los países involucrados en el proceso, a fin de optimizar resultados, revisar y actualizar temas prioritarios y de interés común. Debemos atendera las alteraciones y a los avances en los aspectos asistenciales, sanitarios, tecnológicos, ambientales y de recursos humanos en los países del MERCOSUR y estimular, junto a la sociedad civil, la gestión participativa y el control social. Consideramos también la importancia de la creación del Observatorio de la Participación Social y Gestión Participativa en el MERCOSUR, integrado a las demás redes de observatorios existentes, promoviendo la articulación con la Comisión Intergubernamental de Sistemas de Información y Comunicación en Salud. (CISICS). 12. La reforma agraria, el combate a la violencia en el campo, el fortalecimiento de la agricultura familiar, de la economía solidaria, de la seguridad alimentaria y del cooperativismo, son acciones indispensables para alcanzar un modelo de desarrollo sustentable. Estas acciones deben convertirse en prioridades de las políticas públicas de los países del bloque. Exhortamos a los Presidentes a que implementen las recomendaciones presentadas por la Reunión Especializada sobre Agricultura Familiar (REAF) y por la Reunión Especializada sobre Cooperativismo (RECM). Defendemos todavía, la implementación en el MERCOSUR de las recomendaciones de la Declaración Final de la Conferencia Internacional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural, aprobada en Porto Alegre, en Marzo de 2006. 13. Nos comprometemos con la promoción y la protección de los derechos humanos en el Mercosul y Estados asociados, saludando la creación del Grupo de Trabajo sobre Educación y Cultura en Derechos Humanos y enfatizando la importancia de garantizar el derecho a la verdad y a la memoria, reconocer las vulnerabilidades de los inmigrantes y refugiados en los países del bloque, establecer estrategias de cooperación contra la violencia y discriminación sexual, racial y étnica, la prostitución infantil y el tráfico de seres humanos y de elaborar una declaración de compromiso común para la promoción y la protección de los derechos del niño y del adolescente. Se debe dar especial atención a los derechos de los pueblos originarios, particularmente en las regiones de frontera. 14. Damos prioridad a la formulación de un marco jurídico de defensa de los derechos de los inmigrantes en los países del MERCOSUR y Estados Asociados, reconociendo el derecho humano a migrar como derecho a la libre circulación y fijación de residencia garantizado en convenciones, pactos y declaraciones internacionales, enfatizando la necesidad de garantizar la seguridad humana de todos los inmigrantes independientemente de su status migratorio, denunciando y cohibiendo las violaciones de derechos humanos en las fronteras y de la conducción inhumana de las deportaciones y expulsiones colectivas de extranjeros. 15. Destacamos la necesidad de una estrategia de desarrollo regional urbano, integrado y sustentable para el conjunto de ciudades. Para ello proponemos el reconocimiento, por 40 parte de los gobiernos de los países del MERCOSUR, del derecho a la ciudad como un derecho humano fundamental. Los gobiernos deben garantizar las inversiones necesarias para el desarrollo de políticas urbanas que asuman el problema de la vivienda adecuada, del saneamiento ambiental y del acceso al transporte público de calidad, suministrando, al mismo tiempo, las condiciones para la creación de espacios de participación en la gestión de las ciudades. En esta misma línea, reafirmamos la necesidad de fortalecer los mecanismos de participación de los gobiernos locales y regionales en el MERCOSUR y reclamamos la instalación inmediata del Foro Consultivo de Municipios, Estados Federados, Provincias y Departamentos. 16. Convocamos nuestros gobiernos a que ratifiquen la Convención de las Naciones Unidas para la Protección de los Derechos de los Trabajadores Migratorios y de sus Familias y que promuevan la respectiva normativa del Mercosul con miras a la convergencia de los marcos jurídicos de esos derechos en nuestros países, respetando los derechos humanos de los inmigrantes independientemente de su status migratorio y multiplicando esfuerzos para combatir el tráfico de personas y la explotación sexual. Destacamos que las mujeres y los niños son más vulnerables y están más expuestos a las violaciones de esos derechos. 17. Convocamos a los gobiernos de los países del bloque a que destinen los recursos políticos y económicos necesarios para la eliminación de todas las formas de violencia contra la mujer. Se debe priorizar asimismo la adopción de políticas públicas de atención a la salud reproductiva y sexual. Subrayamos la necesidad de que los gobiernos, en articulación con movimientos y organizaciones sociales, lleven a cabo los compromisos asumidos en la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, en la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (Convención CEDAW) y en la Convención Interamericana para Prevenir, Punir y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará) así como las recomendaciones de la Reunión Especializada de la Mujer (REM). 18. Destacamos que el MERCOSUR debe contemplar el fortalecimiento y la ampliación de las dimensiones productiva y social de la integración. El cooperativismo y la economía solidaria deben ser apoyados por políticas regionales como instrumentos eficaces para la construcción de una sociedad más justa, para la generación de trabajo digno e ingresos, y para la inclusión de las poblaciones excluidas. Apoyamos la elaboración de políticas regionales de promoción a la pequeña y mediana empresa, el incentivo tecnológico y la producción de energías renovables con criterios de sustentabilidad socioambiental. También resaltamos la necesidad de que se establezcan acciones y una legislación común de estímulo al cooperativismo, a la capacitación, a la formación y al intercambio entre esos sectores, estimulando la estructuración de las cadenas productivas. 19. Propugnamos la promoción de inversiones para combatir las asimetrías entre los países y a la interna de los países del MERCOSUR, permitiendo una perspectiva conjunta de desarrollo socioeconómico, cohesión social, complementariedad, sinergias, convergencia estructural y fortalecimiento del proceso de integración. En este sentido destacamos la importancia de consolidar el Fondo para la Convergencia Estructural del MERCOSUR como un instrumento de apoyo a las economías menores y destino de recursos para superar las asimetrías regionales. Entendemos que los recursos destinados al FOCEM deben ser ampliados y su accionar monitoreado por la sociedad civil. Además, es fundamental articular los mecanismos de financiamiento existentes a través de la construcción de un organismo regional de financiamiento al desarrollo en el MERCOSUR. Destacamos la importancia de armar una infraestructura correspondiente a los objetivos definidos. 20. Observamos que los elementos que definen un proyecto de desarrollo sustentable para la región deben regular la política comercial del MERCOSUR con terceros países, incentivando las cadenas productivas como propulsoras del desarrollo regional y aprovechando al máximo las complementariedades existentes entre las diversas economías nacionales. El desarrollo regional se debe articular en torno a un poderoso mercado regional de consumo responsable, primando sobre otras propuestas de 41 integración comercial que apuntan primordialmente a la exportación a terceros. La garantía de los derechos humanos, económicos, sociales, culturales y ambientales debe prevalecer sobre eventuales tratados de comercio que puedan llegar a ser firmados por el bloque. Las negociaciones para estos tratados con países y regiones extrabloque deben ser subordinadas a los objetivos regionales de desarrollo. 21. Damos énfasis a la necesidad de articulación entre movimientos y organizaciones sociales y populares y gobiernos para garantizar la continuidad, en el MERCOSUR y Estados asociados, de las recomendaciones de la Conferencia Regional de las Americas sobre los avances y desafíos en el Plan de Acción contra el Racismo, Discriminación Racial, Xenofobia y Formas Conexas de Intolerancia. Se debe estimular el intercambio de experiencias y mejores prácticas para la promoción de la igualdad racial en el bloque. Convocamos a los gobiernos a que implementen el Plan de Acción de Durban y establezcan nuevos mecanismos de evaluación de progresos y desafíos, en el combate al racismo y todas las formas de discriminación en los países del MERCOSUR. 22. Consideramos prioritarias las acciones de integración cultural, con vistas a la construcción de una identidad regional que tenga en cuenta la diversidad de la región y el papel central de la cultura para su desarrollo. Exhortamos a que nuestros gobiernos y parlamentos ratifiquen la Convención de la UNESCO sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales, destacando el acceso a la cultura como camino hacia la inclusión social y la construcción de la ciudadanía. Defendemos la ampliación de recursos para la cultura y la intensificación del intercambio artístico de los distintos lenguajes: teatro, música, danza, artes circenses, artes visuales, audiovisual, literatura, entre otras, así como la articulación de puntos de cultura y casas de cultura y de las políticas de patrimonio, cultura digital y libro y lectura. Destacamos la necesidad de integrar políticas de cultura, educación, juventud y comunicación, en una plataforma de desarrollo sociocultural del MERCOSUR. 23. Defendemos los recursos naturales y el acceso al agua en toda la región. El agua no es mercancía, y rechazamos cualquier intento de privatización de ese derecho esencial a todas las formas de vida. Con respecto al Acuífero Guaraní, proponemos una regulación regional, no subordinada a las instituciones financieras internacionales, del uso de ese recurso regional, su protección, y garantía de existencia para las generaciones futuras. Existe necesidad de implementar y fortalecer la participación social en la gestión integrada de las cuencas hidrográficas y transfronterizas. Proponemos que se realice una conferencia sobre medio ambiente y recursos naturales en el MERCOSUR. El desarrollo sustentable, la defensa de la biodiversidad, la ratificación de los tratados internacionales son fundamentos para la construcción de un MERCOSUR socioambiental. 42 Declaración de Iximche: III Cumbre Continental de los Pueblos y Nacionalidades Indígenas de Abya Yala Iximche, Guatemala, 30 de marzo de 2007 Nosotros y nosotras, hijos e hijas de los pueblos y nacionalidades indígenas originarias del continente, autoconvocados y reunidos en la III Cumbre Continental de Pueblos y Nacionalidades Indígenas del Abya Yala realizado en Iximche’, Guatemala, los días oxlajuj Aq’abal, trece fuerzas del espíritu del amanecer, 26 al kají kej, cuatro fuerzas del espíritu del Venado: Reafirmamos la Declaración de Teotihuacán (México, 2000) y la Declaración de Kito (Ecuador, 2004); ratificamos nuestros principios milenarios, complementariedad, reciprocidad y dualidad, y nuestra lucha por el derecho al territorio, la Madre Naturaleza, la autonomía y libre determinación de los pueblos indígenas; y anunciamos el resurgimiento continental del Pachacutik (retorno), al cierre del Oxlajuj Baq’tun, cuenta larga de 5,200 años, acercándonos a las puertas del nuevo Baq’tun encaminándonos para hacer del Abya Yala una “tierra llena de vida”. Vivimos siglos de colonización, y hoy la imposición de políticas neoliberales, llamadas de globalización, que continúan llevando al despojo y saqueo de nuestros territorios, apoderándose de todos los espacios y medios de vida de los pueblos indígenas, causando la degradación de la Madre Naturaleza, la pobreza y migración, por la sistemática intervención en la soberanía de los pueblos por empresas transnacionales en complicidad con los gobiernos. Nos prepararnos para recibir y afrontar los desafíos que nos demanda los nuevos tiempos, por tanto declaramos: 43 Afianzar el proceso de alianzas entre los pueblos indígenas, de pueblos indígenas y los movimientos sociales del continente y del mundo que permitan enfrentar las políticas neoliberales y todas las formas de opresión. Responsabilizar a los gobiernos por el permanente despojo de los territorios y la extinción de los pueblos indígenas del continente, a partir de prácticas impunes de genocidio de las transnacionales, así como por la poca voluntad de las Naciones Unidas en viabilizar la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas y por no garantizar el respeto pleno de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Ratificar nuestro derecho ancestral e histórico al territorio y a los bienes comunes de la Madre Naturaleza, y reafirmamos su carácter inalienable, imprescriptible, inembargable e irrenunciable, aún a costa de nuestras vidas. Consolidar los procesos impulsados para fortalecer la refundación de los Estados – nación y la construcción de los Estados plurinacionales y sociedades interculturales a través de las Asambleas Constituyentes con representación directa de los pueblos y nacionalidades indígenas. Avanzar en el ejercicio del derecho a la autonomía y libre determinación de los pueblos indígenas, aún sin el reconocimiento legal de los Estados – nación. Ratificar el rechazo a los tratados de libre comercio (TLCs) que vulneran la soberanía de los pueblos y mantener la vigilancia ante los intentos por implementar nuevos tratados comerciales. Reafirmar nuestra decisión de defender la soberanía alimentaría y la lucha contra los transgenicos, convocando a todos los pueblos del mundo a sumarse a esta causa para garantizar nuestro futuro. Ratificar la lucha por la democratización de la comunicación y la implementación de políticas públicas que contemplen disposiciones especificas para los pueblos indígenas e impulso de la interculturalidad. Alertar a los pueblos indígenas sobre las políticas del BID, Banco Mundial y entidades afines para penetrar en las comunidades con acciones asistencialistas y de cooptación que apuntan a la desarticulación de las organizaciones autónomas y legitimas. Para el vivir bien de los pueblos indígenas, acordamos: Exigir a las instituciones financieras internacionales y los gobiernos la cancelación de sus políticas de promoción de las concesiones (mineras, petroleras, forestales, gasiferas y de agua) de territorio indígenas para las industrias extractivas. Condenar las políticas del presidente Bush y del gobierno de Estados Unidos expresadas en la exclusión demostrada con la construcción del muro en la frontera con México mientras por otro lado trata de apropiarse de los bienes comunes de la Madre Naturaleza de todos los pueblos del Abya Yala, implementando planes y acciones expansionistas y guerreristas. 44 Condenar la actitud intolerante de los gobiernos de los Estados – nación que no reconocen los derechos de los pueblos indígenas, en particular a los que no han ratificado ni garantizan la aplicación del Convenio 169 de la OIT. Condenar las democracias impostoras y terroristas implementadas por los gobiernos neoliberales, que se traducen en la militarización de los territorios indígenas, la criminalización de las luchas indígenas y movimientos sociales en todo el Abya Yala. Para hacer caminar la palabra y realizar los sueños, de la resistencia al poder: Nos constituimos en la Coordinadora Continental de las Nacionalidades y Pueblos Indígenas del Abya Yala, como espacio permanente de enlace e intercambio, donde converjan experiencias y propuestas, para que juntos enfrentemos las políticas de globalización neoliberal y luchar por la liberación definitiva de nuestros pueblos hermanos, de la madre tierra, del territorio, del agua y todo el patrimonio natural para vivir bien. En este proceso delineamos las siguientes acciones: Fortalecer el proceso organizativo y de lucha de los pueblos indígenas con la participación de las mujeres, niños y jóvenes. Convocar a la Cumbre Continental de Mujeres Indígenas del Abya Yala y a la Cumbre Continental de la Niñez, Adolescencia y Juventud de las Nacionalidades del Abya Yala. Convocar a la marcha continental de los pueblos indígenas para salvar a la Madre Naturaleza de los desastres que está provocando el capitalismo, y que se manifiesta en el calentamiento global, a realizarse el 12 de octubre del 2007. Impulsar la misión diplomática de los pueblos indígenas para defender y garantizar los derechos de los pueblos indígenas. Respaldar la candidatura a Premio Nobel de la Paz de nuestro hermano Evo Morales Ayma, Presidente de Bolivia. Exigir la despenalización de la hoja de coca. “Soñamos nuestro pasado y recordamos nuestro futuro” 45 Declaración de movimientos, organizaciones y redes sociales y sindicales a propósito de la 1era Cumbre Energética Sudamericana Isla Margarita – Venezuela, 16 de abril de 2007 Nosotros, movimientos, organizaciones y redes sociales y sindicales de América del Sur, siguiendo el proceso de interlocución con el proceso de la Comunidad Sudamericana de Naciones que comenzáramos en el marco de la Cumbre Social por la Integración de los Pueblos, en Cochabamba en diciembre último, queremos hacer llegar a los Presidentes ésta vez de forma específica, y en razón de la realización de la 1era Cumbre Energética Sudamericana, nuestras ideas y propuestas sobre el modelo energético que anhelamos para nuestra región. 1- El proceso de integración energética en curso debe ser desarrollado a partir de la recuperación de la soberanía sobre los recursos energéticos de la región. Este proceso debe basarse en el fortalecimiento de las empresas estatales de energía, la nacionalización de los recursos estratégicos y la utilización de la renta así conseguida en la construcción de un desarrollo sustentable con políticas de redistribución del ingreso y la construcción de nuevas matrices a partir de fuentes renovables de energía. 2- Es necesario poder compartir nuestros recursos para beneficio de los pueblos respetando los derechos económicos, sociales culturales y ambientales para nuestro bienestar y el de las generaciones futuras y no en beneficio de las transnacionales o las oligarquías locales. 3- El desarrollo energético sustentable supone el respeto al derecho de las comunidades en la toma de decisión sobre la apropiación de los recursos naturales y la garantía de un acceso digno a los recursos energéticos 4- Se debe cambiar el modelo energético actual que implica una alta dependencia de los combustibles fósiles y genera fuertes impactos sobre las poblaciones locales y pueblos originarios. Las empresas multinacionales, pero también las estatales provocan daños 46 irreparables en el medio ambiente y en las comunidades, propios de ese tipo de explotación. 5- Las fuentes de energía deben ser renovables, limpias y de bajo impacto, garantizando su acceso equitativo y democrático. Los países de la CSN deben garantizar el acceso pleno de todos los habitantes del continente a los bienes energéticos, buscando superar la realidad actual en la que países con altos potenciales energéticos aún no han logrado un abastecimiento digno de sus habitantes. 6- Los proyectos de energía deben ser viables en términos de costos no sólo económicos sino también ambientales. 7- Solicitamos información sobre los impactos sociales, ecológicos y socioeconómicos, para evaluar si los megaproyectos de energía justifican la inversión de tanto capital, cuando existen otras alternativas descentralizadas para las inversiones, incluso para la generación de energía renovable. Rechazamos la idea de financiar éste tipo de obras con prestamos del Banco Mundial o del BID, porque esto llevaría otra vez a hipotecar el futuro de Sudamérica a los acreedores extranjeros. Asimismo rechazamos la posibilidad de que otras fuentes de endeudamiento público, como la CAF o el Banco del Sur, sean utilizadas para la realización de obras que no cuentan con el consentimiento ni llevan al beneficio de las poblaciones afectadas, generando de esa manera una mayor deuda ecológica, social y financiera con los pueblos de la región. 8- Es en este sentido que las entidades abajo firmantes planteamos: - - - - - La discusión acerca de la integración energética debe ser realizada en el marco integral del proceso de integración regional, discutiendo al mismo tiempo quienes serán los beneficiarios reales de la integración energética, para quien será destinada la energía y para que. Manifestamos nuestra preocupación por el continuismo de políticas energéticas liberales fundamentalmente en cuanto a mecanismos de integración pensados para garantizar energía segura y barata para EL MERCADO EXTERNO, sectores agroindustriales y extractivos y no en la necesidad de abastecer de energía a los habitantes del continente de manera garantizar una vida digna, su desarrollo armónico, con justicia y equidad en pos de la paz social. Planteamos también nuestra solidaridad con las luchas de resistencias a los proyectos energéticos (mega represas, hidrocarburos, etc) y por los derechos de los pueblos a la autodeterminación sobre sus territorios y exigimos mecanismos de participación ciudadana en la toma de decisión de las nuevas obras. Manifestamos nuestra preocupación por la falta de transparencia, casos de corrupción e injerencia de empresas transnacionales y hasta gobiernos en las políticas energéticas tanto nacionales como regionales. Creemos que el marco de la integración debe reafirmar a la energía como un bien común y no como una mercancía. La inclusión de la energía como un derecho humano parte del conjunto de derechos ampliados. Planteamos también la necesidad de ampliar y universalizar los derechos de los trabajadores del sector energía de todo el continente. Manifestamos nuestra preocupación por el avance de proyectos asociados a lo que nosotros denominamos la agro-energía, cuya expansión se da a través de la extensión de monocultivos que tienden a concentrar aún más la propiedad de la tierra en nuestra región, reproduciendo relaciones laborales basadas en la violencia y en la extrema explotación de las y los trabajadores, aumentando la presión sobre los territorios y sus poblaciones, y la incompatibilidad con el desarrollo de la soberanía alimentaria en la región. Hacemos llegar nuestra preocupación por la falta de análisis de los impactos de la estructura de producción y consumo de energía sobre el ambiente, la biodiversidad y los ecosistemas. La visualización de la problemática del cambio climático como uno de los aspectos fundamentales que afecta a la región. 47 - - Consideramos que no sólo necesitamos repensar los formatos productivos sin también las formas de consumo, ya que la presión para aumentar la producción de energía debe ir acompañada de estrategias para reducir su consumo. Creemos que es necesario dar prioridad a la investigación e implementación de la producción de energías alternativas tales como la solar y la eólica, entre otras. Creemos necesario priorizar la diversidad étnica y cultural del continente ante cualquier definición estratégica sobre los recursos naturales garantizando el derecho a la consulta obligatoria cada vez que se pretenda adoptar medidas administrativas o legislativas que puedan afectar directamente a los pueblos y comunidades indígenas y originarios Manifestamos nuestra solidaridad con el camino emprendido por los pueblos del continente en la recuperación de sus recursos como ejemplo de recuperación de soberanía que hoy enfrentan los ataques de las transnacionales y las oligarquía locales Finalmente, nos preocupa que el camino iniciado en Cochabamba no se cierra e insistimos en la necesidad de ampliar la discusión sobre éste y otros temas claves de la integración hacia todos los actores sociales involucrados en la producción y uso de energía así como aquellos afectados estos procesos. Exhortamos a los gobiernos a que las directrices a ser adoptadas en esta 1era Cumbre Energética Sudamericana sean objeto de debate en nuestras sociedades, involucrando a los movimientos sociales y sindicales, a los sectores académicos y a los pueblos en su conjunto, para lo cual ofrecemos nuestra capacidad y experiencia en la interlocución y el diálogo político. Declaración de Tintorero (movimientos sociales del ALBA) Tintorero – Venezuela, 30 de abril de 2007 Encuentro de los Movimientos Sociales en el Marco de la V Cumbre de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América Tratado de Comercio de los Pueblos. Tintorero, Venezuela, 28 y 29 de abril de 2007. Consideraciones Generales: • Los Movimientos Sociales y fuerzas políticas Latinoamericanos y del Caribe reunidos por primera vez con los representantes de gobiernos del ALBA, en la V Cumbre celebrada en la ciudad de Barquisimeto, Edo. Lara en Venezuela, entre el 28 y 29 de abril de 2007, reiteramos nuestro apoyo y compromiso de unión de los Pueblos de la América Latina y del Caribe con el proceso de integración política e ideológica enmarcada en el ALBA, como un hilo que permitirá conectar las diferentes expresiones sociales, quienes han resistido siglos de exclusión en nuestros pueblos (campesinos, obreros, cultores populares) impuesta por el modelo capitalista neoliberal, y reafirmamos nuestro apoyo a los Gobiernos Progresistas de la región para la realización de encuentros encaminados a lograr no sólo el acercamiento gubernamental sino el acercamiento de los pueblos hermanos del continente. • Creemos en el proceso de construcción del ALBA que debe fundamentarse en el legado histórico de nuestros Libertadores y libertadoras, con un claro contenido ético, de valores y principios que se contrapongan a los neoliberales. Un ALBA que haga suyo el análisis y la perspectiva de genero que contribuya a una nueva cultura entre los géneros en paridad sin opresión y sin discriminación de un sexo sobre otro. Por ello reiteramos los principios fundamentales sobre los cuales se propulsó esta iniciativa, a saber: autodeterminación de los pueblos, complementariedad económica, comercio justo, cooperación entre los países participantes (intra-ALBA), desarrollo económico equilibrado en cada país, lucha contra la pobreza, preservación de la identidad cultural de los pueblos, integración energética, defensa de la cultura latinoamericana y caribeña, de la identidad de los pueblos de la región, fomento de la cultura autóctona e indígena. 48 • Proponemos incorporar a los anteriores principios: integración tecnológica-productiva, solidaridad entre nuestros pueblos, lucha contra la exclusión social, defensa de los derechos humano, laborales y de las mujeres, defensa del ambiente, integración física, soberanía alimentaria, participación de los pueblos en los asuntos públicos, garantía de comercio justo y sustentable, complementariedad económica, competencia productiva con los países no miembros del ALBA (países extra-ALBA), justicia social, soberanía, corresponsabilidad, pluriculturalidad, diversidad, reconocimiento de la cultura afrodescendiente, y el derecho de la autodeterminación de los pueblos indígenas tal como lo establece los pactos de derechos humanos. • Mantenemos el ALBA en su espíritu originario como alternativa que se contrapone al ALCA tratado neoliberal, que impone condiciones de pobreza, desigualdad y exclusión en nuestros pueblos, y más allá como un ente que facilita el diálogo de saberes y la unión de los movimientos sociales entre ellos y con los gobiernos nacionales, estadales, regionales, municipales, comunales, departamentales, que suscriben el acuerdo del ALBA. • Reafirmamos la lucha actual contra los Tratados de Libre de Comercio con los EEUU, como mecanismo auxiliar del ALCA, proponiendo el Tratado de Comercio de los Pueblos, de acuerdo a los principios establecidos en el ALBA, como vía para lograr el crecimiento equitativo de la región, y como instrumentos de liberación y emancipación de los pueblos de América Latina y el Caribe, frente al imperialismo norteamericano. En relación a cómo organizarnos, proponemos lo siguiente: • Que la adhesión de los Movimientos Sociales al ALBA se conformen respetando el principio de autonomía y la estructura horizontal de los mismos, donde la integración con los representantes de los gobiernos permita el diseño de planes, programas y proyectos coordinados en base a los interese comunes, con los siguientes criterios: antiimperialista, humanista, ambientalista, con visión de género. • Proponemos proyectos nacionales de articulación cuyo objetivo fundamental sea la unidad y la diversidad de los movimientos sociales y político transformando el ALBA en una herramienta inclusiva de las amplias mayorías de nuestros pueblos. PROPUESTAS • Creación de la Carta ALBA: esta debe contener su definición, objetivos, principios, valores y estructuras; siendo esta última la que permita la articulación de los entes gubernamentales nacionales, con los movimientos sociales, pueblos indígenas, afrodescendientes, gobiernos locales, grupos de mujeres y feministas, ecológicos, culturales, entre otros. • Articulación con los Gobiernos Locales: debe constituir un puente entre los gobiernos nacionales y los gobiernos locales de los diferentes países que integran el ALBA a los efectos de acercar las gestiones de gobierno a los pueblos organizados. 1. En los países no integrados al ALBA se debe ampliar y profundizar la incorporación de los gobiernos locales y regionales progresistas y que se adhieran al ALBA. Teniendo como base la primera esfera administrativa del estado más cerca de la población. 2. Los gobiernos y estados del ALBA deberían hacer las reformas legales a sus marcos normativos para facilitar los procesos de cooperación y comercio justos. 3. Dentro de las estrategias de cooperación energética deberá también priorizarse proyectos de generación eléctrica, eólica e hídrica para facilitar capacidades en competencias a las pequeñas unidades productivas y mejorar la renta real de las familias de más bajos recursos y excluidos de la población. 49 • Multiplicar las Misiones Sociales: los Movimientos Sociales están en disposición de profundizar las experiencias positivas en cada país de la Región, mediante el impulso de las diferentes misiones sociales: en salud, educación, producción; creando las condiciones organizativas, institucionales y financieras que permitan la sociabilización de las mismas. Proponemos además, un Plan Regional de Salud Pública, construido sobre las bases de programas de cooperación como Misión Milagro, que brinde acceso gratuito y universal a toda la población, fortalecer la participación popular a través de redes populares humanitarias misioneras, que se extiendan a los pueblos donde sus gobiernos no se han suscrito al ALBA. • Plan de Cooperación para Haití: La grave situación económica, política y social que sufre nuestra hermana república, merece un esfuerzo verdadero por nuestra parte para cooperar con su desarrollo social y humano, no en los términos explotadores que ofrece el modelo neoliberal y sus instituciones financieras, sino bajo un verdadero esquema de solidaridad. Exhortamos a los gobiernos del ALBA a cooperar con Haití en áreas como: proyectos de salud y educación, especialmente alfabetización, agricultura, cooperación económica, comercio justo. Por nuestra parte, reiteramos nuestro compromiso de apoyar al pueblo haitiano para fortalecer los procesos de organización, producción y distribución que garanticen la soberanía y seguridad alimentaria del pueblo haitiano. • Plan Educativo y Cultural Integral: desde la alfabetización hasta el desarrollo universitario, basado en la experiencia del método: Yo Sí Puedo, importantes proyectos con la participación de movimientos sociales como el IALA y la ELAM, y la creación de la Universidad del Sur y de la Escuela Latinoamericana y Caribeña de Políticas Públicas con una lógica nueva, que rompa con la mercantilización del sistema educativo y promueva nuevos valores éticos, humanistas y solidarios, así también la cultura de la emancipación debe ser tomada como un eje transversal en la construcción del poder popular. • Capacitación de los Movimientos Sociales: debe articularse una estrategia regional que permita fortalecer las capacidades sociales, técnicas y políticas del los diversos Movimientos Sociales, para ello debe aprovecharse las experiencias exitosas emprendidas por los Movimientos Sociales en la Región. Crear un mecanismo que se pueda incluir en el marco del ALBA para solucionar la problemática de los desplazad@s de la migración estimulada por el terrorismo de estado y el neoliberalismo de los gobiernos sometidos a las dictaduras del imperialismo para brindar oportunamente el apoyo requerido a esta población. • Democratización de las Telecomunicaciones y la Informática como herramientas estratégicas para construir el poder popular liberador nuestroamericano: donde se articule los espacios para consolidar un sistema público de comunicación en manos de las comunidades populares (radio, la televisión y el Internet), dándole cabida a las redes alternativas de información existentes en Nuestra América que ofrecen una perspectiva desde los movimientos populares. Redefinición y expansión de TELESUR, la Editorial ALBA y la creación de una Agencia de Noticias ALBA. • Democratización Financiera: creación de instituciones financieras con instrumentos modalidades, plazos, tasas y montos que se adapten a las necesidades de financiamiento de los emprendimientos sociales. Por ello solicitamos que en la estructura organizativa del BANCO DEL SUR se incluya un área de atención a la economía social, concretamente un fondo solidario para impulsar la Alternativa Bolivariana de las Mujeres de América con miras a erradicar la feminización de la pobreza. • Defensa de la Soberanía y Seguridad Agroalimentaria: se debe articular una estrategia de autosuficiencia en la producción de alimentos a partir del potencial para la producción agroecológica que tiene la Región. Cuyo fundamento se encuentra en la activación social de los movimientos campesinos y de los pequeños productores. Se refuerza el principio de lucha contra los transgénicos y la protección del ambiente. Se propone la Red para la Producción e intercambio de Alimentos sanos. Llamamos a profundizar la lucha que elimine el latifundio, la desigualdad social en el campo y se 50 garantice la soberanía alimentaria de los pueblos, y que nuestros cultivos y nuestra inversión en la agricultura y desarrollo agrícola sea para alimentar nuestros pueblos. • Derecho a la vivienda y un hábitat digno: asegurar el derecho a la vivienda de todas y todos de los y las habitantes garantizando ciudades y municipios libres de desalojos, apoyar la creación de fondos populares y proyectos autogestionarios y cooperativos y de desarrollo endógeno, acceso al suelo y a la vivienda. • Contraloría Social del ALBA: debe articularse una instancia de los Movimientos Sociales para la vigilancia y control de los diferentes acuerdos y Proyectos suscritos por los Gobiernos del ALBA, donde se realicen periódicamente encuentros en los cuales los gobiernos del ALBA hagan un balance de los alcances y la implementación del ALBA a los pueblos organizados a través de reportes. Esta estructura es vital y su organización debe partir desde las bases, ya que entendemos que sólo una profunda participación popular es capaz de garantizar la viabilidad del ALBA • Apoyar la red de Parlamentarios y Parlamentarias por el ALBA: se debe exhortar a los parlamentarios de los diferentes países del ALBA a establecer canales con los demás parlamentarios y parlamentarias de América Latina y el Caribe para difundir la estrategia del ALBA a todos los Poderes Legislativos de la Región con miras a la conformación de un espacio parlamentario ALBA. • Apoyar la red de mujeres por el ALBA: que articule todos los movimientos de mujeres en América Latina y el Caribe, que impulse la lucha por la desconstrucción de las desigualdades de poder entre las personas y promuevan la unidad en la diversidad, a demás de establecer agendas feministas de lucha de incidencia política. • Redes Productivas de los Movimientos Sociales: aprovechar toda la experiencia organizativa de los Movimientos Sociales para organizar las cadenas de producción en pro del aprovechamiento de las capacidades endógena que tenemos. • Propuesta Organizativa: se debe generar una estructura que permita incorporar en la organicidad del ALBA a través de mecanismos que viabilicen la participación de los movimientos sociales, que permita alcanzar una democracia participativa y protagónica de acuerdo a los intereses populares socialmente organizados. Se Propone la creación de un Consejo Consultivo Planificador de los Movimientos Sociales. • Impulsar la integración energética de Latinoamérica y el Caribe: donde se incluyan las necesidades de los sectores menos favorecidos mediante una alianza estratégica con los Movimientos Sociales. • Proyecto de integración cultural: donde se cree la Casa del ALBA en cada país y que esté primordialmente orientado a la difusión de la identidad de nuestros pueblos, destacando principalmente las culturas de nuestros pueblos indígenas originarios y afrodescendientes, así como la solidaridad de los pueblos en lucha. Por último, los movimientos sociales y políticos, junto con representantes de gobiernos locales, reunidos durante la V Cumbre del ALBA-TCP en Tintorero, Venezuela, en aras de impulsar el fortalecimiento del ALBA como alternativa de los Pueblos contra la lógica neoliberal e imperialista confrontar el modelo neoliberal, el imperialismo y la guerra, impulsaremos campañas centrales a lo largo del 2007: 1. Llamado a movilizaciones de solidaridad con la lucha costarricense contra el TLC. Nos solidarizamos con las luchas del pueblo costarricense contra el Tratado de Libre Comercio y apoyamos su iniciativa para rechazarlo en el referéndum a realizarse en el mes de septiembre. El ALBA debe profundizar su labor de crear alternativas a los TLC bajo los principios del comercio justo y solidario. Asimismo, reiteramos nuestra exigencia 51 de que ningún gobierno se adhiera al TLC sin una consulta popular democrática que sea precedida por un gran debate nacional. 2. Jornada de movilización en rechazo a liberación del terrorista Luis Posada Carriles y a favor de la liberación de los 5 presos antiterroristas cubanos en cárceles de Estados Unidos. Contra el Terrorismo y la Doble Moral del Imperialismo: ¡Extradición ya! Demandamos la inmediata extradición del terrorista confeso Luis Posada Carriles a Venezuela, para continuar el proceso judicial en su contra por la explosión de un avión civil cubano que dejó un saldo de 73 muertos en 1976. Rechazamos la continua violación de las leyes internacionales por parte del gobierno estadounidense y su negativa de entregar a Posada Carriles a las autoridades correspondientes. Asimismo, exigimos la libertad inmediata de los cinco luchadores cubanos que siguen encarcelados en los Estados Unidos. 3. Llamado a un Encuentro entre Pueblos y Gobiernos del ALBA. Los movimientos sociales latinoamericanos, respondiendo al llamado de los Jefes de Estado del ALBA se comprometen a elaborar una propuesta de agenda social previa a la próxima convocatoria de la Cumbre de Jefes de Estado, así como organizar una Cumbre de Movimientos Sociales del ALBA que nos permita avanzar en una interlocución con los gobiernos del ALBA, que contribuya a fortalecer el movimiento social y popular, a organizar y concienciar a nuestros pueblos en torno a los principios y valores del alba, a extender las misiones y logros sociales al resto de los países de América Latina y el Caribe, que coadyuve a la creación de redes de gobiernos locales. Parlamentarios, mujeres, campesinos, sindicatos y otros para construir desde abajo el ALBA de los pueblos 4. Llamado a una movilización en memoria de los 40 años de la caída en combate del Guerrillero Heroico, Comandante Che Guevara. Al conmemorarse cuarenta años de la siembra de este vivo ejemplo de desprendimiento y entrega por la causa de la liberación y la integración latinoamericana y caribeña, hacemos un llamado a movilizaciones en todos nuestros países para conmemorar su heroica gesta y su legado. CONSIDERACIONES FINALES Los Movimientos Sociales de América reunidos en Tintorero, Estado Lara, Venezuela; saludamos y nos solidarizamos con el Aniversario número XXX de las Madres de la Plaza de Mayo en Argentina. Apoyamos desde todos nuestros países su lucha por la justicia, la paz y en contra de la impunidad. Nos declaramos en lucha permanente para alcanzar un territorio libre de analfabetismo y transgénicos. El Encuentro Social del ALBA, expresa su solidaridad con los pueblos de Bolivia y Ecuador en su lucha de liberación y protagonismo de los Movimientos Sociales y Pueblos Originarios; y manifiesta su firme apoyo a los procesos constituyentes emprendidos para transformar las viejas estructuras políticas, económicas y sociales de opresión y explotación. En el marco de la Cumbre Iberoamericana de Presidentes y Jefes de Estado que se realizará en Santiago de Chile entre el 8 y 10 de noviembre de 2007, expresamos nuestra solidaridad con los Presidentes y Jefes de Estados integrantes del ALBA, y 52 hacemos un llamado a todos los Movimientos Sociales a participar en la Cumbre Alternativa Iberoamericana a realizarse en la misma fecha. Expresamos nuestro apoyo a los Movimientos Sociales que en EEUU y Canadá luchan por los derechos de sus pueblos y se solidarizan con la construcción del ALBA y la liberación de todos los pueblos del Continente Americano. Finalmente, saludamos el triunfo del pueblo ecuatoriano que impuso su voluntad soberana de convocar la Asamblea Constituyente. Declaración de Asunción - Cumbre de los pueblos del Sur Asunción – Paraguay, 28 y 29 de junio de 2007 Las mujeres y hombres que nos hemos reunidos los días 28 y 29 de junio de 2007, en Asunción, Paraguay en la Cumbre de los Pueblos del Sur con el lema “Construyendo Soberanía”, desde la alianza de nuestras organizaciones y movimientos sociales, hacemos pública la siguiente Declaración: Reconociendo los cambios políticos que se han experimentado en la región, la Cumbre de los Pueblos del Sur condena la persistencia del modelo productivo que las políticas neoliberales han venido implementando en la región, con la graves consecuencias para nuestros pueblos, porque ha atacado la base misma de su soberanía, a través de la explotación humana y la apropiación y mercantilización de la naturaleza, los territorios y la vida misma. Pese a su gran potencial, hasta ahora el MERCOSUR, no ha respondido a las expectativas de cambios y avances substanciales en las condiciones de vida y trabajo de nuestros pueblos. Por el contrario, el modelo de desarrollo que ha impulsado, sigue agravando la degradación ambiental y profundizando la exclusión social al interior de los países y las desigualdades entre los mismos. En el marco del modelo agroexportador, la expansión de los monocultivos esta provocando la destrucción masiva de la naturaleza. El auge de los agrocombustibles que ahora se fomenta, profundizará las consecuencias devastadoras que ya se vienen sufriendo con la exportación de materias primas destinadas a abastecer el consumo de los países industrializados. En contrapartida, defendemos la soberanía alimentaria, cuyos principios articulan políticas de autonomía productiva en base a las necesidades de los pueblos, y no supeditadas a las demandas del mercado mundial. Es urgente implementar reformas agrarias basadas en los principios de la soberanía alimentaria y territorial de los pueblos campesinos e indígenas. 53 El modelo de desarrollo promovido en nuestro continente y su financiamiento han contribuido enormemente a la expansión de la pobreza, y a la acumulación de la ilegitima deuda de nuestros países. Esto ha resultado en megaobras de infraestructura, cuya ejecución responde a los intereses de las grandes corporaciones trasnacionales y de sus socios nacionales y locales. Actualmente, este modelo esta promoviendo la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional de Sudamérica (IIRSA) un conjunto gigantesco de megaproyectos orientados a facilitar la exportación de materias primas y recursos naturales de la región. Esta iniciativa va de contramano a las propuestas basadas en los intereses y las prioridades de las poblaciones, que incluyen verdaderos procesos de integración continental basados en la equidad, la inclusión, la diversidad, la soberanía local, la democracia, la justicia social, idoneidad ecológica y ambiental y la paz. El proceso de integración energética en curso debe ser desarrollado a partir de la recuperación de la soberanía sobre los recursos energéticos de la región. Este proceso debe basarse en el fortalecimiento de las empresas estatales de energía, la nacionalización de los recursos estratégicos y la utilización de la renta así conseguida en la construcción de un desarrollo sustentable con políticas de redistribución del ingreso y la construcción de nuevas matrices a partir de fuentes renovables de energía. Demandamos la urgente renegociación de los Tratados de Itaipu y Yacyreta así como la necesidad de una auditoria de la ilegitima deuda paraguaya, producto de los injustos términos de los tratados firmados por los gobiernos dictatoriales del Paraguay, Brasil y Argentina. Al mismo tiempo, el neoliberalismo ha profundizado la perdida de los derechos de trabajadores y trabajadoras. El desempleo, las migraciones, la precarización de las relaciones de trabajo, la violación de derechos laborales, las discriminaciones basadas en el genero y las desigualdades salariales entre hombres y mujeres son algunas de las evidencias de que el actual modelo de desarrollo no responde a las demandas sociales de nuestros pueblos. Los procesos de integración deben asegurar la libre circulación de trabajadores y trabajadoras, la recuperación y ampliación de los derechos laborales al mismo tiempo que garantizar el derecho de las personas a no migrar como también todos los derechos de los y las migrantes. Por otro lado, nos oponemos al avance de la militarización en la región, que es impulsada principalmente por medio de la pretensión de instalación de bases, la realización de ejercicios militares, así como la firma de convenios que garantizan inmunidad al ejército estadounidense. Nos alarma también la utilización de fuerzas militares y la aparición de fuerzas paramilitares en el control de áreas urbanas y rurales bajo el pretexto de la seguridad publica. Alertamos sobre la elaboración de leyes denominadas “antiterroristas” que van en el sentido de criminalizar la lucha social, los movimientos sociales y a sus lideres. Denunciamos y rechazamos estas iniciativas por ser nuevas formas de ejercicio del terrorismo de Estado ante su incapacidad de dar respuesta a los graves problemas sociales. En este sentido, la Cumbre de los Pueblos del Sur exige la urgente libertad de los 6 ciudadanos paraguayos presos en Argentina, por tratarse de una persecución política y una violación de los derechos humanos fundamentales, solicitando el respeto a los acuerdos referentes al asilo político. Al mismo tiempo, reafirmamos la necesidad de la inmediata retirada de la Misión Militar de NN.UU. en Haití (MINUSTAH). La integración de los pueblos implica, para nosotros, considerar las diferencias entre los mismos como una expresión de la diversidad cultural, a la vez que un desafío para que a 54 través de la complementariedad y la solidaridad mutua se conquisten mejores condiciones de vida para todos. El combate a las asimetrías no puede agotarse en medidas compensatorias y desarticuladas, sino que debe contribuir a resolver los problemas estructurales que impiden la autonomía y el bienestar de nuestros pueblos. Los Fondos estructurales - FOCEN deben servir para combatir las desigualdades sociales y las asimetrías entre los países, facilitando la transparencia y el control social en su formulación y ejecución. El modelo productivo impulsado por las empresas trasnacionales para la región que ha provocado el empobrecimiento y el aumento de las desigualdades, profundizo la exclusión social, que después se pretende solucionar con políticas compensatorias para los excluidos. Exigimos políticas públicas universales que respondan efectivamente a las necesidades de hombres y mujeres de acceso a la educación, a la salud, a servicios públicos esenciales, y al ejercicio pleno de los derechos económicos, sociales, políticos, culturales y ambientales. Alertamos acerca del descrédito creciente hacia la clase política debido a su manifiesta incapacidad para dar respuesta a los graves y urgentes problemas de nuestras sociedades, y a las diversas formas de corrupción e ineficiencia en la gestión publica, lo que conduce a desprestigiar las mismas instituciones democráticas. Frente a esto exhortamos a los gobernantes a fortalecer los espacios de dialogo e interacción entre pueblos y gobiernos, estimulando los mecanismos de democracia participativa y control social. La superación de las formas de autoritarismo vividos en la región y la construcción de verdaderas democracias requiere la inclusión de la diversidad de los sujetos sociales, de las identidades y los cuerpos, y de la diversidad cultural basada en el reconocimiento de los territorios de los pueblos y naciones indígenas, que inclusive muchas veces sobrepasan las fronteras de los Estados nacionales. Rechazamos todas las formas de discriminación, basadas en el género, las razas y etnias, la orientación sexual, las creencias o religiones, las ideologías, el origen, o cualquier otra distinción que menoscabe los derechos de las personas y limite el ejercicio de la ciudadanía. Las organizaciones y movimientos sociales de América del Sur reunidos en Asunción ratificamos nuestra voluntad de seguir impulsando la integración de los pueblos y en este sentido apoyamos la plena inclusión de Bolivia, Venezuela y Ecuador al MERCOSUR. Asimismo, creemos y apoyamos fuertemente la creación de una herramienta financiera que impulse iniciativas de desarrollo endógeno y sustentable de las comunidades y pueblos. La creación del Banco de los Pueblos del Sur puede representar un enorme paso y oportunidad para AMERICA Latina y el Caribe. Por una verdadera integración que nos permita construir la soberanía desde y para los pueblos del Sur! 55 Llamado a los poderes públicos de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela 12 de julio de 2007 Movimientos y organizaciones sociales de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela pertenecientes a la Alianza Social Continental hacemos público nuestro llamado a los gobiernos de nuestros países para que maximicen sus esfuerzos para la plena integración de Venezuela al MERCOSUR, en el marco de los procedimientos legales exigidos por las leyes de los respectivos países. Consideramos que este paso es vital para fortalecer la integración entre nuestros pueblos, sabiendo que este camino es la garantía de y para los pueblos del Sur. En el caso de la incorporación o inclusión de Venezuela al MERCOSUR, es necesario destacar el carácter estratégico de esta integración, que consolida la relación de los pueblos amazónicos de Brasil y Venezuela. El MERCOSUR aúna una perspectiva caribeña al amplio litoral atlántico, lo que significa importantes impactos políticos, sociales y económicos para nuestros pueblos. Al mismo tiempo, alertamos contra las maniobras de las fuerzas opuestas a la integración, que quieren perjudicar o menoscabar el MERCOSUR y cualquier otra estrategia de integración soberana para Latinoamérica. Dichas fuerzas son las que insisten en resucitar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), y son las mismas que defienden la estrategia de integración subordinada a la potencia estadounidense. En esta ocasión, reafirmamos que el MERCOSUR tiene un potencial clave dentro del conjunto de iniciativas que apuntan hacia la integración de nuestros pueblos, una integración que actualmente excede la idea de libre comercio que impulsó originalmente este proceso regional. Como afirmamos, hace algunos días atrás en la Cumbre Social de los Pueblos del Sur, realizada en Asunción del Paraguay, exigimos la aceleración del proceso de inclusión 56 de Venezuela al MERCOSUR, porque creemos que la integración latinoamericana representa la definitiva independencia recuperación de la soberanía de nuestros pueblos. Conclusiones del Seminario Mecanismos de participación de la sociedad civil en UNASUR Quito – Ecuador, 25 de julio de 2007 De conformidad al acuerdo alcanzado por el Consejo de Delegados de UNASUR, la Secretaria Pro Tempore convocó al Seminario sobre Mecanismos de Participación de la Sociedad Civil en UNASUR, que se realizo el 25 de julio de 2007, en la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador. La bienvenida a los asistentes estuvo a cargo del Emb. Pablo Solón Romero, Secretario Pro Tempore de UNASUR. La inauguración del Seminario estuvo a cargo del Emb. Gonzalo Salvador, Subsecretario de Relaciones Multilaterales del Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador, quien destacó la importancia que tiene para el Ecuador la realización de este Seminario en Quito. La sesión de la mañana incluyó una presentación del Secretario Pro Tempore, que realizó una explicación del proceso de construcción de UNASUR desde su inicio, además de una explicación general sobre los alcances del Acuerdo Constitutivo que se esta negociando, los avances en los Grupos de Trabajo y el objetivo de la convocatoria del Seminario. Como metodología de trabajo se acordó tener un primer bloque con presentaciones sobre las experiencias existentes, para luego realizar un intercambio entre todos los asistentes. En ese contexto, se contó con los aportes de D. Mauro Posadas en representación del Foro Consultivo Económico y Social del MERCOSUR y D. Cérvulo Bautista, Presidente del Consejo Consultivo Laboral Andino, cuyas presentaciones figuran como Anexo 2. Posteriormente, se realizaron presentaciones de parte de Magdalena León por el Foro Social Mundial y Gonzalo Berron por la Alianza Social Continental. Los participantes en el Seminario saludaron la iniciativa de UNASUR de abrir en su etapa constitutiva un proceso de discusión sobre los mecanismos de participación social y coincidieron en que este es un proceso en el que se debe ser inclusivo, flexible y creativo para ir construyendo los mecanismos mas apropiados para la participación de la sociedad civil. Es de señalar que en el Seminario estuvo marcado por un amplio consenso que se refleja en los siguientes puntos: 57 1. La sociedad civil es un conjunto amplio, diverso, plural, autónomo, democrático de todos los actores sociales de los países de UNASUR, que incluyen, entre otros, a los trabajadores, empresarios, indígenas, pequeños productores, mujeres, campesinos, artesanos, y muchos otros sectores. 2. En el proceso de construcción de este nuevo modelo de integración innovadora debe preservarse la independencia de las organizaciones y opiniones de la sociedad civil, garantizando la no instrumentalización de su participación y el respeto a sus planteamientos. Después de analizar las experiencias de la CAN y el MERCOSUR, se concluyó que lo más aconsejable en este período es promover mecanismos flexibles y creativos de interacción de UNASUR con los diferentes actores de la sociedad civil, sin definir aún un tipo de institucionalidad, que se irá definiendo como fruto de la experiencia y propia participación. Se remarcó la heterogeneidad de los 12 países miembros de UNASUR y la necesidad de que las diferentes instancias de UNASUR promuevan los mecanismos más adecuados de diálogo con los diferentes actores sociales tomando en cuenta sus propias particularidades. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Los mecanismos de participación de la sociedad civil en UNASUR deben asegurar la transparencia, el acceso a la información y la generación de espacios de dialogo entre los órganos institucionales de UNASUR y la sociedad civil. El proceso de organización del diálogo debe incluir niveles nacionales, temáticos y regionales de UNASUR. Debe promoverse la discusión, generación de propuestas e intercambio con los diferentes actores de la sociedad civil sobre los temas priorizados en UNASUR (energía, financiamiento, políticas sociales, infraestructura y financiamiento), así como sobre sus decisiones fundamentales. Los representantes de la CAN, el MERCOSUR y otros sectores destacaron, con el amplio consenso de todos los asistentes, que la participación social tiende a crecer o decrecer en función de los resultados que se obtienen de los procesos de diálogo con los Estados. En consecuencia, plantearon que si bien reconocen que no existe un carácter vinculante en sus recomendaciones, es necesario que estas sean analizadas y consideradas por las instancias de UNASUR, asegurando una respuesta que motive a continuar el diálogo y la participación. Se consideró que la creación de puntos focales de relacionamiento con la sociedad civil a nivel de los estados nacionales, los Grupos de Trabajo, la Presidencia Pro Tempore, la Secretaria Permanente y el Consejo de Delegados son fundamentales para encaminar el enlace con la sociedad civil. Se señaló la importancia de seguir por el camino de la experiencia de Cochabamba 2006 promoviendo espacios de intersección e interacción de los diferentes actores sociales con las instancias de UNASUR. Se destacó que el espacio de mayor alcance sería la Cumbre Social por la Integración de los Pueblos pero que su periodicidad no debe ser necesariamente anual. Se analizó que para lograr mecanismos e instituciones de participación social permanentes y efectivas es necesario analizar diferentes modalidades de financiamiento de las mismas. 58 Cumbre de los pueblos del Sur: Por la vida, el agua, la democracia y la autonomía Arequipa – Perú, 11 al 14 de septiembre de 2007 DECLARACIÓN DE AREQUIPA Desde la Ciudad de Arequipa, escenario de lucha y resistencia, las organizaciones del pueblo y el movimiento social reunidos en la CUMBRE DE LOS PUEBLOS DEL SUR, declaramos: El modelo económico neoliberal y la criminalización de la protesta social son dos caras de una misma moneda. Así lo demuestra el gobierno aprista en su compromiso con este modelo económico y su alianza con las empresas transnacionales, a las que sirve fielmente, multiplicándoles las facilidades para que continúen con el saqueo de nuestros pueblos y sus recursos naturales. Lo demuestra, entre otras cosas, en su alianza con las transnacionales mineras, como es el caso de la empresa minera Majaz. Su oposición a la Consulta Vecinal convocada para el domingo 16 por los municipios distritales de las provincias de Ayabaca y Huancabamba (Piura), traducida en la persecución policial y judicial a los dirigentes de esos pueblos y la militarización de las comunidades de Segunda, Caja y Yanta, muestran como el modelo neoliberal recurre cada vez más a la criminalización de las protestas para permanecer, arraigarse y profundizarse intentando arrasar con la legítima protesta social del pueblo peruano. La XXVIII Convención Minera que se reúne en esta ciudad es una clara expresión de esta alianza empresa-gobierno. Una reunión sectaria y prepotente de los empresarios mineros y los funcionarios gubernamentales para acordar los mecanismos que les permitan continuar con el saqueo de nuestros recursos naturales y la destrucción de las aguas, los territorios y los modos de vida de los pueblos y las comunidades campesinas e indígenas impactadas, a cuyas demandas no solo cierran los oídos y las mentes sino que responden con la represión. 59 El compromiso del gobierno con el modelo neoliberal y las empresas transnacionales se manifiesta también en su reacción frente al desastre sufrido por la vecina Región Ica el pasado 15 de agosto, donde no solo mostró su total incapacidad para organizar la necesaria asistencia a los damnificados, sino que entregó esta responsabilidad estatal a las manos de la empresa privada y sus cuestionados voceros, para que los inversionistas privados sigan lucrando con el dolor del pueblo. Este modelo de explotación y depredación es impuesto a nivel global a los países pobres por las transnacionales y los gobiernos de los países ricos. Parte de ese proceso son los tratados de libre comercio, la IIRSA, iniciativa que pretende interconecar nuestros territorios para extraer sus recursos naturales, y el Acuerdo que se está negociando a espaldas de los pueblos entre la Unión Europea y la Comunidad Andina de Naciones, negociación que tendrá un momento crucial en la próxima Cumbre Hemisférica de Presidentes y Jefes de Estado de la UE, América Latina y El Caribe, que se reunirá en Lima en mayo del 2008. Frente a estos procesos de "integración" comercial, surge la respuesta de los movimientos sociales de ambos continentes, decididos a construir una real integración desde y para los pueblos, articulando las luchas locales y globales, bajo los principios de equidad, solidaridad,reciprocidad y complementariedad. Esta respuesta se expresa en Enlazando Alternativas III. Enlazando Alternativas Perú es un espacio que reúne a la más amplia diversidad de organizaciones del movimiento social: mujeres, obreros, campesinos, indígenas, afrodescendientes, jóvenes, jubilados y muchos más, todos empeñados en la construcción de un mundo donde se respete y valore la diversidad, un mundo sin dominadores ni dominados. Un mundo equitativo y solidario. La decisión de construir sociedades más justas y solidarias para forjar un mundo justo, libre y solidario, se manifiesta en los procesos de resistencia surgidos desde los movimientos sociales latinoamericanos (indígenas, campesinos, laborales, etc.) contra los modelos económicos neoliberales impuestos. Resistencia expresada por el pueblo venezolano con el Caracazo de 1989 que respondió al ajuste económico decretado por el gobierno de Carlos Andrés Pérez; por el movimiento indígena ecuatoriano que logró sacar del gobierno a dos presidentes de la república; por el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil; por las comunidades afectadas por la minería del Perú; por la Marcha de los Cuatro Suyos y la Jornada Nacional de Lucha del 11 y 12 de julio también en Perú; por los indígenas bolivianos, entre otros muchos ejemplos de lucha de los pueblos. Enlazando Alternativas III se reunirá en mayo próximo en la Cumbre de los Pueblos 2008. Camino a ella se están desarrollando cuatro Encuentros Macro Regionales. El primero de ellos esta Cumbre de los Pueblos del Sur de Arequipa, a la que seguirán los Encuentros Macro Regionales Norte, Centro y Lima Metropolitana. POR TANTO: Primero: Rechazamos el desarrollo de la XXVIII Convención Minera, expresión de una clara alianza entre los empresarios mineros transnacionales y el gobierno aprista, que acuerdan con prepotencia desconocer la consulta democrática de los pueblos de Ayabaca y Huancabamba, persiguiendo a líderes y dirigentes que defienden derechos de los pueblos, con el apoyo de sectores de la prensa amarilla que defienden los intereses transnacionales neoliberales. Segundo: Desde este Primer Encuentro Macro Regional, la Cumbre de los Pueblos del Sur, llamamos a todo el país a participar en la organización de la Cumbre de los Pueblos 2008, en respuesta a la Cumbre Hemisférica Oficial y a la negociación de acuerdos comerciales y falsos procesos de integración. Es un espacio amplio y solidario donde 60 todos tenemos cabida, sin afanes hegemónicos ni falsas vanguardias. Todo el movimiento social tiene hoy el deber y la oportunidad históricos de pasar de la protesta a la propuesta política de construir un nuevo Estado para avanzar en la construcción de un nuevo mundo. Tercero: Llamamos también a participar de manera organizada y unitaria en la Movilización Continental del 12 de octubre, que en el caso peruano tendrá su actividad central en Cusco. En esa fecha y esa ciudad, todos los pueblos y todas las organizaciones del movimiento social dirán un NO rotundo a la imposición de modelos económicos, iniciada hace 515 años, y un SÍ a la unidad para avanzar en el logro de nuestros objetivos. Y se unirán a las voces de todo el Continente, nuestro Abya Yala, en un canto universal. Cuarto: En la coyuntura actual, asumimos las tareas de vencer las políticas económicas neoliberales, forjando en el camino de la Cumbre de los Pueblos del Perú, un movimiento unitario nacional de resistencia, capaz de asumirse como alternativa de poder. Quinto: Acordamos penalizar a las empresas transnacionales que contaminan el medio ambiente y afectan la biodiversidad. Sexto: Acordamos luchar por la nacionalización de los recursos naturales. Declaración de la Cumbre por la amistad e integración de los pueblos iberoamericanos Santiago – Chile, 8 y 9 de noviembre de 2007 Manifiesto de Santiago Reunidos en Santiago de Chile, los días 8 y 9 de noviembre de 2007, en el marco de la Cumbre por la amistad e integración de los pueblos iberoamericanos, los representantes de organizaciones sociales, políticas y culturales, de pueblos originarios, entidades académicas, artísticas y ciudadanos en general, hemos debatido, en un marco de pluralismo y respeto, las contradictorias realidades de nuestra región y concordado acciones que permitan avanzar hacia la democratización, unidad, soberanía y autodeterminación de nuestros pueblos y naciones. EL NUEVO PROTAGONISMO SOCIAL Constatamos, esperanzados, el resurgimiento de un extendido protagonismo de los movimientos sociales, y fuerzas políticas progresistas cuyas luchas articuladas, cada vez más amplias y persistentes, han influido decisivamente en la elección –en diversos países– de gobernantes afines y sensibles al gran ideario de emancipación, unidad e integración latinoamericana, impulsando procesos de cambio en la región, que valoramos como un avance de gran proyección histórica. Ya podemos hablar de futuro y diseñar estrategias basadas en la solidaridad y la cooperación de nuestros pueblos, porque tenemos presente y evocamos, hoy, a líderes y movimientos que ayer derrocharon heroísmo y tenacidad inconmensurables. Lo decimos desde Chile, donde la codicia entró con la espada y la cruz para aplastar, después de 300 años, la resistencia ejemplar del pueblo mapuche; a 100 años de la masacre de trabajadores chilenos, peruanos, bolivianos, argentinos y españoles en la Escuela Santa María de Iquique. En este país, donde las empresas transnacionales activaron la maquinaria militar y financiera del imperio para derrocar al Presidente Constitucional 61 Salvador Allende e impedir su proyecto de transformaciones sociales y de unidad latinoamericana; donde las bayonetas sirvieron a la plutocracia y al capital extranjero para entronizar un modelo neoliberal que se traduce en la extrema concentración de la riqueza, la exclusión social y política de las grandes mayorías, donde los poderes fácticos y el gran capital han pasado a controlar la política, los medios de comunicación y la institucionalidad. La nueva realidad política del continente y sus promisorias perspectivas reconoce una multiplicidad de vertientes sociales, culturales e ideológicas que adoptan originales métodos y estructuras, diversos lenguajes, formas de lucha y propuestas programáticas. En esa diversidad, antitesis del dogmatismo, sectarismo y hegemonismo, radica su fuerza y su legitimidad histórica. A partir de las demandas por la protección del eco sistema, la defensa de la tierra, los territorios y los derechos de los pueblos originarios, el rechazo a la expoliación y enajenación de nuestros recursos naturales, las reivindicaciones de los trabajadores, el rechazo a la expropiación de los ahorros previsionales, la denuncia de las bases militares estadounidenses en sectores estratégicos del continente, la defensa de los derechos humanos, el fortalecimiento del rol del Estado en los emprendimientos productivos y para garantizar el derecho ciudadano a la Salud, Educación y Vivienda, Trabajo y Previsión, contra la discriminación de la mujer y los adultos mayores, por los derechos de la juventud y otros sectores avasallados por las políticas neoliberales,los movimientos sociales avanzan hacia propuestas políticas unitarias ante los grandes problemas nacionales y contribuyen a levantar una nueva alternativa que permita a Latinoamérica y el Caribe intervenir con fuerza propia en los candentes problemas que afronta la humanidad. Por lo mismo es que rechazamos aquellas prácticas que buscan atomizar a las organizaciones sociales subordinándolas como insumo de políticas estatales funcionales que apuntan a perpetuar el modelo económico e institucional. Los movimientos sociales ya no se conforman con cambios cosméticos sino plantean un rechazo total al actual modelo de dominación económica, política y cultural que implica la comercialización de todos los ámbitos de la vida pública y personal y el ánimo de lucro como supremo valor de una sociedad que percibe a cada individuo como rival del otro. Lo anterior, en consonancia con la crítica que hacen los pueblos, a nivel mundial, a la globalización depredadora y a la guerra como solución a los problemas de la humanidad. Por su parte, las fuerzas políticas que buscan alternativas al sistema imperante, tienen el desafío de encontrar nuevas formas de interlocución y complementación con las luchas sociales, en el entendido que ambas esferas se retroalimentan y se necesitan. UNA INTEGRACIÓN DESDE LOS PUEBLOS Y PARA LOS PUEBLOS Entendemos la integración regional como un proceso de enriquecimiento mutuo, de potenciamiento de nuestras fortalezas, de nuestra capacidad de intercomunicación con el mundo, partiendo del reconocimiento del ser humano a cuyo bienestar y felicidad deben subordinarse todas las políticas públicas. En la forja del futuro de América Latina y el Caribe, podemos construir ciudadanía con lo mejor de cada pueblo y cultura que la compone. Su integración debe darse desde la misma base social, partiendo de las siguientes premisas esenciales: • La recuperación de los recursos naturales, mineros, hídricos, pesqueros, forestales y energéticos; la reforma agraria y la soberanía alimentaria como procesos que salvaguarden la participación y los intereses de los pueblos y naciones. • La integración energética en armonía con el medio ambiente. 62 • Los acuerdos de integración económica deben poner el acento en las múltiples formas de economía solidaria, protegiendo el rol de la micro, pequeña y mediana empresa. • Este proceso admite múltiples modalidades institucionales en el ámbito sectorial y territorial, con diversos grados según la realidad de cada región. En tal sentido, apoyamos el surgimiento de instrumentos tales como el ALBA, Banco del Sur y otros, que son expresión de la voluntad integradora de nuestros pueblos. • La lucha democrática debe fortalecer los procesos constituyentes y la creación de una nueva institucionalidad que considere el rol protagónico del movimiento sindical, de los trabajadores de la ciudad y del campo, de los pueblos indígenas originarios y del conjunto de las fuerzas sociales. En ese contexto, saludamos la aprobación, por parte de las Naciones Unidas, de la Declaración Internacional sobre los derechos de los pueblos indígenas. • El desmantelamiento de los mecanismos de opresión que conjugan edad, clase, sexo, género y etnia • La activa solidaridad con los pueblos y gobiernos que construyen caminos alternativos al capitalismo neoliberal. En este sentido, denunciamos al gobierno de Estados Unidos por su constante satanización y criminalización de las luchas sociales y sus actividades de agresión y hostigamiento a los gobiernos que adoptan el rumbo de la emancipación popular. • El respeto y reconocimiento a las culturas y autonomías de las comunidades originarias. • La resolución de los conflictos históricos entre las naciones, la reducción de los presupuestos bélicos, el desarme proporcional y progresivo en todos los países de la región para reorientar estos recursos a las necesidades de salud y educación. • El libre tránsito de las personas y sus derechos migratorios. Nuestros pueblos están en capacidad de unirse a pesar de la diversidad geográfica, étnica, cultural y política, para imaginar y construir otras soluciones para este único mundo. Sabemos que esta lucha se enfrenta a enemigos carentes de escrúpulos, cuya voracidad y hegemonismo han significado enormes tragedias para nuestros pueblos. Aún así, tenemos fe en la justicia de nuestros postulados y nos hacemos cargo de las grandes epopeyas que a lo largo de cinco siglos nos han permitido avanzar hacia la condición de pueblos dignos, sujetos de nuestra propia historia. 63 Declaración Cumbre de los Pueblos del Sur Montevideo – Uruguay, 17 de diciembre de 2007 Declaración de Montevideo Todos los pueblos, toda la esperanza Desde Montevideo, República Oriental del Uruguay, capital del MERCOSUR, donde nos hemos reunido el día 17 de Diciembre de 2007, en la Cumbre de los Pueblos del Sur, con el lema “Todos los Pueblos, Toda la Esperanza”, ratificamos firmemente nuestra convicción y apuesta política en la integración de los Pueblos de América, como medio para profundizar la democracia y cambiar el modelo de desarrollo para la plena vigencia de los derechos humanos. En este sentido, declaramos: Reconociendo los obstáculos que las élites tradicionales imponen a los procesos de transformación de la realidad social, económica, política y cultural que están siendo impulsados en la región, y en particular en la hermana Republica de Bolivia, levantamos enérgicamente nuestra voz de protesta para condenar los intentos de desestabilización de la democracia. Desde las organizaciones y movimientos sociales queremos expresar nuestra profunda solidaridad al pueblo y al gobierno de Bolivia en esta hora de difíciles definiciones en favor del pueblo. Ratificando nuestra posición en contra de los tratados de libre comercio e inversiones, repudiamos de forma vehemente la firma del tratado entre el Mercosur e Israel, negociado a espaldas de la ciudadanía, que significa la claudicación del bloque frente a las presiones internacionales de liberalización y al mismo tiempo, con un gobierno que en alianza con el poder imperial de EUA impulsa la agresión permanente sobre pueblos vecinos. Este acuerdo viene a consolidar y profundizar un camino de resguardo de los intereses de los capitales internacionales frente a los cuales el Mercosur representó un freno con la derrota impuesta al ALCA. 64 Al mismo tiempo, rechazamos todas las propuestas surgidas en el propio seno del Mercosur, que estén destinadas a promover la firma de tratados bilaterales de comercio o de protección de inversiones. Este tipo de acuerdos irán en el sentido de agravar el modelo de desarrollo que las políticas neoliberales han venido implementando en la región, que continua promoviendo la degradación ambiental, profundizando la exclusión social al interior de los países y las desigualdades entre los mismos. En el marco del modelo agroexportador, la expansión de los monocultivos está provocando la destrucción masiva de la naturaleza. El auge de los agrocombustibles que ahora se fomenta para sostener el patrón de consumo de los países industrializados, profundizará las consecuencias devastadoras en el medio ambiente, provocando cambios climáticos y riesgos de catástrofes naturales. El desarrollismo que impulsa mega obras de infraestructura, como las incluidas en la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional de Sudamérica (IIRSA) cuya ejecución responde a los intereses de las grandes corporaciones trasnacionales y de sus socios nacionales y locales traerá graves consecuencias para nuestros pueblos y la integración continental basada en la equidad, la inclusión, la diversidad, la soberanía local, la democracia, la justicia social y ambiental y la paz. Consideramos que la creación del Banco del Sur abre en este momento una oportunidad de cambio en la lógica económica actual. Para incidir sobre estos cambios de rumbos exigimos de los gobiernos que se garantice el acceso público a la información y la participación social en las decisiones del Banco. En este sentido, asumimos desde los movimientos y organizaciones sociales el desafío y la tarea de hacer que esta herramienta esté al servicio de las necesidades de nuestros pueblos. Asimismo, saludamos el proceso de auditoría integral iniciado en el Ecuador, que constituye una posibilidad para fortalecer nuestro reclamo que en cada uno de nuestros países se implemente una auditoría participativa de todas las deudas. Nos oponemos a la creación de las mega represas destinadas fundamentalmente a reforzar el modelo exportador de recursos naturales en forma de productos electrointensivos. El proceso de integración energética en curso debe ser desarrollado a partir de la recuperación de la soberanía sobre los recursos energéticos de la región. Este proceso debe basarse en el fortalecimiento de las empresas estatales de energía, la nacionalización de los recursos estratégicos y la utilización de la renta así conseguida en la construcción de un desarrollo sustentable con políticas de redistribución de la riqueza y la construcción de nuevas matrices a partir de fuentes renovables de energía, donde la prioridad sea garantizar el acceso digno de todos los habitantes del continente a los bienes energéticos. Demandamos la urgente renegociación de los Tratados de Itaipu y Yacyreta así como la necesidad de una auditoria de la ilegitima deuda paraguaya, producto de los injustos términos de los tratados firmados por los gobiernos dictatoriales del Paraguay, Brasil y Argentina. Alertamos y repudiamos la promulgación de leyes denominadas “antiterroristas” destinadas a criminalizar la lucha social, a los movimientos sociales y a sus líderes. En este sentido, la Cumbre de los Pueblos del Sur exige la urgente libertad de los 6 ciudadanos paraguayos presos en Argentina, por tratarse de una persecución política y una violación de los derechos humanos fundamentales, solicitando el respeto a los acuerdos referentes al asilo político. Reafirmamos la necesidad de la inmediata retirada de la Misión Militar de NN.UU. (MINUSTAH) de Haití. 65 Asimismo, expresamos el apoyo y solidaridad a la campaña popular por la nulidad de la Ley de Caducidad de la pretensión punitiva del Estado, desarrollada por los movimientos sociales en Uruguay. En contrapartida, defendemos la soberanía alimentaria, cuyos principios articulan políticas de autonomía productiva en base a las necesidades de los pueblos, y no supeditadas a las demandas del mercado mundial. Es urgente implementar reformas agrarias basadas en los principios de la soberanía alimentaria y territorial de los pueblos campesinos e indígenas. La integración de los pueblos implica, para nosotros, considerar las diferencias entre los mismos como una expresión de la diversidad cultural, a la vez que un desafío para que a través de la complementariedad y la solidaridad mutua se conquisten mejores condiciones de vida para todos. El combate a las asimetrías no puede agotarse en medidas compensatorias y desarticuladas, sino que debe contribuir a resolver los problemas estructurales que impiden la autonomía y el bienestar de nuestros pueblos. Los procesos de integración deben asegurar la libre circulación de trabajadores y trabajadoras, la recuperación y ampliación de los derechos laborales al mismo tiempo que garantizar el derecho de las personas a no migrar como también todos los derechos de los y las migrantes. Una vez más, rechazamos todas las formas de discriminación, basadas en el género, las razas y etnias, la orientación sexual, las creencias o religiones, las ideologías, el origen, o cualquier otra distinción que menoscabe los derechos de las personas y limite el ejercicio de la ciudadanía. La integración que queremos requiere la inclusión de la diversidad de los sujetos sociales y culturales basada en el reconocimiento de los territorios de los pueblos y naciones indígenas, que inclusive muchas veces sobrepasan las fronteras de los Estados nacionales. Exigimos también políticas públicas universales que respondan efectivamente a las necesidades de hombres y mujeres de acceso a la educación, a la salud, a servicios públicos esenciales, y al ejercicio pleno de los derechos económicos, sociales, políticos, culturales y ambientales. Exhortamos a los gobernantes a garantizar la transparencia y el acceso a las informaciones substanciales en las negociaciones del Mercosur y fortalecer los espacios de diálogo e interacción entre pueblos y gobiernos, estimulando los mecanismos de democracia participativa y control social. Consideramos que el fortalecimiento de los procesos de integración en la región debe profundizarse y en este sentido, apoyamos la plena inclusión de Venezuela como también de Bolivia y Ecuador al bloque. Las organizaciones y movimientos sociales de América del Sur reunidos en Montevideo ratificamos nuestra voluntad de seguir impulsando la integración de los pueblos. Por una verdadera integración que nos permita construir la soberanía desde y para los pueblos del Sur. 66 Segunda Carta abierta: Por un Banco del Sur orientado a una matriz soberana, solidaria, sustentable e integradora para el desarrollo del continente Diciembre, 2007 A los Señores Presidentes de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela De parte de los Movimientos Sociales y personalidades del mundo Por segunda vez nos dirigimos a Uds. para expresar la enorme expectativa abierta en nuestros pueblos por la iniciativa de creación del Banco del Sur. Nos anima también la respuesta positiva de nuevos países de América del Sur, que han manifestado su deseo de participar del Banco del Sur. Los firmantes somos redes, organizaciones y movimientos sociales, sindicatos y académicas/os, que venimos luchando contra el flagelo de la deuda pública ilegítima y de las políticas y prácticas perversas de las instituciones financieras internacionales existentes y del actual sistema de comercio mundial. Estamos convencidas/os de que la decisión tomada de crear el Banco del Sur puede representar un enorme paso y oportunidad no sólo para América del Sur, sino que para América Latina y el Caribe como así también, otras regiones del Hemisferio Sur. Venimos de una historia reciente de lucha contra las dictaduras en casi todo el continente. Esto explica nuestro empeño en abrir e instituir nuevos espacios de participación y de democracia directa. Sin embargo, la forma poco transparente y no participativa como se desarrollan la negociaciones para la creación del Banco del Sur, sin debate público y sin consulta a nuestras sociedades, puede indicar que estamos frente a algo que puede volverse más de lo mismo. Es nuestra convicción que una nueva entidad financiera Sur-Sur debe orientarse a superar tanto las experiencias negativas de apertura económica - con la secuela de siempre mayor endeudamiento y drenaje de capitales -, desregulación y privatización del 67 patrimonio público y de los servicios básicos sufridos por la región, así como de los hoy ya ampliamente reconocidos comportamientos no-democráticos, no transparentes, regresivos y desacreditados de los organismos multilaterales, como el Banco Mundial, el CAF, el BID y el FMI. Nuestra historia reciente ha mostrado que sus opciones de política económica y socio-ambiental, impuestas a nuestros gobiernos a través de condicionalidades, han resultado en descapitalización y desindustrialización de las economías de la región, y las han aprisionado al modelo agro-mineral-exportador, que frena su desarrollo y profundiza la situación subalterna a las economías del Norte, las inequidades sociales, los daños ecológicos y las deudas ‘eternas’ - financiera, histórica, social, cultural, ecológica. Conociendo la importancia de que los países comprometidos hasta ahora con la creación del Banco del Sur lleguen a un acuerdo sobre temas-clave relacionados con su naturaleza y objetivos, su estructura financiera y operativa, creemos esencial plantearles las proposiciones siguientes, que expresan las aspiraciones de amplios sectores de las sociedades de nuestros países, de acuerdo a la manifiesta expresión de sus principales agentes sociales consultados: 1. Que el Banco del Sur se oriente a promover una nueva matriz de desarrollo, cuyos valores fundamentales sean la soberanía de nuestros pueblos sobre su territorio y su propio desarrollo, la autodeterminación responsable de nuestras políticas económicas y socio-ambientales, la solidaridad, la sustentabilidad y la justicia ecológica; que para el Banco, el desarrollo económico y tecnológico sean concebidos como medios para el objetivo superior que es el desarrollo humano y social; 2. Que la acción del Banco del Sur sea determinada por metas concretas, como el pleno empleo con dignidad, la garantía de la alimentación, la salud y la vivienda, la universalización de la educación básica pública y gratuita, la redistribución de la riqueza superando inequidades, incluso las de género y etnia, la reducción de las emisiones de gases-invernadero, y la eliminación de sus impactos sobre las poblaciones del continente y los restantes pueblos del Sur. 3. Que el Banco del Sur sea parte integral de una nueva arquitectura financiera latinoamericana y caribeña, que incluya un Fondo del Sur, con función de Banco Central continental, capaz de articular un gran sistema de pagos continental con la más avanzada plataforma telemática; capaz de ligar las políticas que promueven la estabilidad macroeconómica con las políticas de desarrollo y de reducción de las asimetrías estructurales; y contemple el desarrollo futuro de un sistema monetario común al servicio de una estrategia de fortalecimiento de lazos económico-comerciales al interior de la región, introduciendo intercambios con monedas nacionales, y trabajando por el establecimiento de una moneda regional por lo menos para los intercambios intraregionales. La construcción de un espacio de soberanía monetaria y financiera supranacional requiere dotarse de mucha flexibilidad local, para evitar tentaciones subimperialistas y el triunfo de la ortodoxia monetarista en ciertos aspectos, como en la experiencia europea reciente. 4. Que el Banco del Sur sirva para recuperar valores relativos a las deudas histórica, social y ecológica, de las cuales nuestros pueblos son acreedores. Que sus financiamientos busquen superar las asimetrías y desigualdades sociales y los daños ambientales que se han perpetuado desde hace más de cinco siglos en el continente. 5. Que el Banco del Sur contemple la participación de las organizaciones ciudadanas y los movimientos sociales no sólo en la elaboración de su arquitectura original, sino también en la toma de decisiones financieras y operacionales y en el monitoreo de la utilización de los fondos adjudicados. 6. Que el Banco del Sur ejerza su dirección de forma igualitaria entre los países miembros, institucionalizando y manteniendo el principio igualitario de “un socio un voto” en todos sus niveles de decisión colegiada; y aspire a canalizar los recursos de ahorro de la misma región. 68 7. Que las subscripciones de capital del Banco del Sur sean proporcionales a la capacidad de las economías de sus países miembros; que otras fuentes de capitalización del Banco del Sur incluyan parte de las reservas internacionales y préstamos de los países miembros, impuestos globales comunes y donaciones. Deben ser excluidos los recursos financieros de las actuales instituciones financieras multilaterales y de Estados que han perpetrado el saqueo de nuestro continente. Que estos dispositivos del Banco del Sur permitan el aumento creciente de la aplicación de las reservas de los países miembros fuera del area del dólar y del euro, y alienten el retorno de los capitales nacionales depositados en el extranjero. 8. Que el Banco del Sur esté comprometido con la transparencia en la gestión, rindiendo cuentas públicas de su funcionamiento y actividad, sometiéndose a la auditoría externa permanente de sus préstamos y de su funcionamiento interno con participación social. 9. Que, para que el Banco del Sur no sea "más de lo mismo", se pondere en forma permanente la calidad, austeridad y eficiencia de la administración, prohibiendo cualquier privilegio de inmunidad a sus funcionarios, afirmada en la más plena transparencia informativa en tiempo real y el control democrático y social de la gestión. Para evitar gastos excesivos y desviaciones burocráticas, se constituya un cuerpo de funcionarias/os compacto y, a la vez, diversificado, eficiente, eficaz y administrativamente polivalente. 10. Que los préstamos sean destinados a la promoción de una integración regional genuinamente cooperativa, basada en principios como la subsidiaridad activa, la proporcionalidad y la complementariedad; financiando proyectos de inversión pública; atendiendo al desarrollo local autogestionario e impulsando el intercambio comercial equitativo y solidario entre agricultores familiares, pequeños productores, sector cooperativo y de economía social solidaria, comunidades indígenas y tradicionales, organizaciones socioeconómicas de mujeres, de pescadores, de trabajo, de identidad, etc. 11. Que el Banco del Sur adopte como prioridad de inversión proyectos que se orientan a la soberanía alimentaria y energética; investigación y desarrollo de tecnologías apropiadas al desarrollo endógeno y sustentable de la región, incluso los software libres; la producción programada y complementaria de medicamentos genéricos; la recuperación de los saberes ancestrales de nuestros pueblos, sistematizado y aceptado como ciencia agroecológica; la promoción de la justicia ambiental; el fortalecimiento de los servicios públicos; el apoyo a las víctimas de desplazamientos forzados; el fomento de la comunicación y la cultura intra-regional; la creación de una universidad del Sur y un sistema de equivalencia de diplomas en toda la región; y la infraestructura a partir de otras lógicas de organización del espacio, que instrumenten las comunidades para el desarrollo local autogestionario y solidario. Que el Banco no reproduzca el modelo de financiamiento de las actuales instituciones financieras internacionales de construcción de mega-obras destructivas del medioambiente y la biodiversidad. 12. El Banco del Sur debe ser considerado como una herramienta esencial para custodiar y canalizar el ahorro, rompiendo los ciclos recurrentes de exacción del esfuerzo nacional y regional a través de maniobras y negociados con el endeudamiento y títulos públicos, el subsidio a grupos económicos y financieros privados privilegiados y/ o corruptos locales e internacionales, y el aval permanente a movimientos especulativos de entrada y salida de capitales. Todo ello lo entendemos en línea con lo destacado por la Declaración Ministerial de Quito del 3 de Mayo pasado, al señalar que: "Los pueblos dieron a sus Gobiernos los mandatos de dotar a la región de nuevos instrumentos de integración para el desarrollo que deben basarse en esquemas democráticos, transparentes, participativos y responsables ante sus mandantes". 69 Nos preocupan las sucesivas postergaciones de la firma del acta fundacional, que pueden indicar la existencia de indefiniciones significativas. Esperamos que, en las negociaciones para superar estas indefiniciones, se tomen en consideración las proposiciones de esta carta. La actual coyuntura económica y financiera regional e internacional sigue favorable para dar pasos concretos en este sentido, pero puede no prolongarse. Confiamos en que Uds. aprovecharán esta posibilidad histórica para crear lo que podrá volverse un verdadero Banco Solidario de los Pueblos del Sur. Saludamos a Uds. con la mayor distinción. Declaración Política del Consejo de los Movimientos Sociales del ALBA-TCP 26 de enero, 2008 Durante más de 500 años los pueblos de América Latina y el Caribe fuimos sometidos por la acción del colonialismo y del imperialismo. El capitalismo de las grandes metrópolis y las élites locales, expoliaron y fraccionaron a Nuestra América a tal punto, que la independencia de cada una de nuestras repúblicas pasó a tener un mero carácter formal, el sueño integrador de nuestros pueblos y nuestros libertadores fue traicionado por los vínculos estructurales de las oligarquías locales con las políticas imperialistas y de dominación. En los últimos 100 años los movimientos y gobiernos progresistas y socialistas han tenido que chocar contra las armas del imperialismo. Los pueblos hemos resistido y estamos construyendo salidas a las crisis generadas por las políticas neoliberales e imperialistas, fundamentadas en la convivencia, cooperación, complementariedad y solidaridad. El ejemplo histórico de Cuba, resistente a los embates del imperio, ha dado fuerza para la elevación de banderas en los tiempos de adversidad, el proceso revolucionario en Venezuela, ha catalizado y catapultado la bandera de unidad bolivariana que se asume con dignidad por los pueblos de Bolivia y su revolución indígena originario y campesina, así como el resurgimiento revolucionario del Sandinismo en Nicaragua que reivindica la lucha de los pueblos progresistas de Centroamérica. Ante este escenario hoy América es otra, una América que ha cambiado para siempre y no está dispuesta a retroceder. Hoy estamos seguros de que estamos construyendo un modelo de crecimiento sustentado en los principios de cooperación, complementariedad, solidaridad, equidad y justicia social. En la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América encontramos la manera de concretar, a través de los Proyectos Grannacionales, la puesta en practica de estos principios y la creación del Consejo de los Movimientos Sociales del ALBA-TCP nos permite influir directamente en una relación pueblos-pueblos y pueblosgobiernos, para el beneficio de una población que debe cumplir con la meta de erradicar la pobreza y aportar a la construcción de un sociedad más justa. 70 La derrota del neoliberalismo en Nuestra América es un acto heroico que se debe consolidar con la unidad de las fuerzas populares y los liderazgos dignos y patrióticos de Fidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales, Daniel Ortega y de otros gobiernos progresistas que no se doblegan ante el imperio. Los movimientos sociales somos protagonistas en esta salvación histórica de la Patria Grande, a la que le está llegando la hora de constituirse en una sola nación. Por tanto, los movimientos sociales de Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela aquí reunidos, nos incorporamos al proceso de unidad latinoamericana y caribeña a través del Consejo de los Movimientos Sociales del ALBA-TCP, en igualdad de responsabilidad y compromiso para el impulso, despliegue, desarrollo orgánico; buscando la concreción de lo acordado en el marco de los Proyectos Grannacionales, para que no se diluya entre laberintos burocráticos, afanes protagónicos o se queden en lo declarativo. De igual forma, asumimos el compromiso de trabajar para incorporar a corto plazo al conjunto de los movimientos sociales de los países de América Latina y el Caribe que apuesten por esta alternativa humana de unidad; con el firme propósito que este esfuerzo sea una alternativa cierta, eficaz, ética y revolucionaria de unidad y liberación de los pueblos de Nuestra América. ¡Nuestra América ha entrado en su hora histórica, una nueva era se ha abierto para nuestros pueblos! Declaración Final Seminario UNASUR: intereses en disputa Rio de Janeiro - Brasil, 13 de marzo del 2008 Las redes, organizaciones, movimientos sociales y sindicatos, reunidos en el seminario: “UNASUR: intereses en disputa”, realizado en Río de Janeiro - Brasil, los días 12 e 13 de Marzo, concluimos: El proceso de integración de los países de la región viene siendo impulsado con firmeza desde 2005, en especial después de la Cumbre de Mar del Plata, que enterró el Área de Libre Comercio de las Américas – ALCA, promovida por los Estados Unidos. Esa derrota es fruto de una amplia movilización y de las luchas de resistencia de los pueblos de la región, es a partir de lo acumulado en estas luchas que nos vinculamos a la construcción de alternativas soberanas de integración de los pueblos. Este proceso tuvo su momento de síntesis en Cochabamba, en Diciembre de 2006, cuando realizamos la Cumbre Social por la Integración de los Pueblos y decidimos fortalecer los mecanismos de acompañamiento, incidencia y debate sobre los rumbos de UNASUR. A pesar de que los pueblos obtuvieron esa victoria, las estrategias comerciales, militares, diplomáticas y financieras y políticas de los Estados Unidos continúan amenazando la integración soberana de la región, la cual sigue tensionada por las negociaciones de Tratados de Libre Comercio bilaterales y acuerdos de inversión con los Estados Unidos y la Unión Europea sumados a los intereses de las corporaciones trasnacionales en la región, minando los esfuerzos de construcción de una complementariedad regional. Después de la derrota del ALCA, la conformación de una comunidad de naciones, expresada en la UNASUR – Unión de Naciones de América del Sur – viene convirtiéndose en una de las estrategias de los gobiernos para la incorporación soberana de la región en los ámbitos globales y puede convertirse en un espacio de defensa de los sectores populares de los países involucrados. Ese proceso, aunque no tiene todavía una clara definición en favor de los intereses de los pueblos, indica la necesidad de disputarnos el rumbo del mismo, buscando alterar la lógica de los proyectos en curso en áreas como infraestructura, energía, transportes, telecomunicaciones e integración financiera, temas principales de la agenda de UNASUR y sobre los cuales se desarrollan hoy importantes luchas sociales de resistencia. 71 La constitución de UNASUR debe fortalecer la democracia y los intereses de los pueblos de la región. Las políticas comerciales y de inversión que se adopten regionalmente deben ser dirigidas por la transformación del modelo productivo primario exportador – que expande los monocultivos, agrava la concentración de la tierra, defiende los intereses del agronegocio y de las trasnacionales a ellos articuladas – en una estrategia de desarrollo al servicio de los pueblos, a partir de la construcción de infraestructura orientada por las necesidades locales, nacionales y regionales, garantizando así el equilibrio socio-ambiental y la intangibilidad de los territorios indígenas, de los afrodescendientes y de los pueblos tradicionales. Sobre energía, ratificamos los principios, políticas y programas que constan en la Declaración de Movimientos, Organizaciones y Redes Sociales y Sindicales emitida con ocasión de la Cumbre Energética Suramericana, realizada en Isla Margarita. Sobre el Banco del Sur, recientemente creado, esperamos que UNASUR incorpore este debate en su agenda como un mecanismo orientado no solamente al financiamiento de un proyecto alternativo de desarrollo en la región sino también con la capacidad de establecer las bases para la superación de las asimetrías existentes entre los países de la región y al interior de los mismos. Para ello es necesario que además de los mecanismos efectivos de participación popular y transparencia, que los países miembros hagan un esfuerzo proporcional al tamaño de sus economías para la composición del capital del banco, a la vez en que establezcan mecanismos ecuánimes para la toma de decisiones. La participación de los países, sin embargo, no debe estar condicionada a la disponibilidad de recursos. En este sentido, cualquier iniciativa de financiamiento al desarrollo necesita romper con la lógica perversa del endeudamiento – sea ella Norte-Sur o Sur-Sur – que hiere la soberanía y auto-determinación de los pueblos. Para garantizar que eso ocurra, hay que implementar una auditoria de las deudas de los países de América del Sur y de las Instituciones Financieras Multilaterales que deben ser responsabilizadas por los graves errores cometidos, por el crecimiento de las deudas financieras y de las deudas ecológicas, históricas y sociales de las cuales el Sur es acreedor, además de rever los tratados de inversión y la participación en instancias como el CIADI. Desde los movimientos y organizaciones sociales reivindicamos que los gobiernos hagan esa construcción no solamente con transparencia y participación de la sociedad civil, sin embargo, más que eso, que reconozcan que los pueblos de la región vienen desarrollando procesos populares de integración que fortalecen la presencia de hombres y mujeres del campo y de la ciudad, campesinos, trabajadores y trabajadoras, pueblos originarios, indígenas, juventud, en suma, toda la diversidad social, racial, étnica y de género de nuestro continente en esta lucha por la ansiada integración latinoamericana y caribeña. Rechazamos de forma vehemente la violación del territorio de Ecuador por el gobierno de Colombia, que en alianza con el gobierno de Estados Unidos hirió vergonzosamente la soberanía ecuatoriana y el Derecho Internacional. Por un lado, la utilización del argumento de la “guerra preventiva” y de tecnologías de uso militar norteamericano durante la invasión denuncian, sin sombra de dudas, la intervención del gobierno de Estados Unidos en este episodio. La desestabilización de la región y en particular de los gobiernos que buscan transformaciones profundas para los pueblos de la región, como también la regionalización del Plano Colombia, son algunos de los principales objetivos de la acción militar colombiana. Por otro lado, el rápido y claro apoyo de todos los gobiernos de la región al gobierno de Ecuador es demostración objetiva del rechazo unánime a la actitud de Álvaro Uribe y de los profundos lazos que tanto la historia común como también el proceso integrador van construyendo entre los países. Creemos que las negociaciones de UNASUR deben avanzar buscando profundizar los lazos históricos y políticos entre los países, lo que incluye la solución de los conflictos por medios pacíficos, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y una salida política y de diálogo para la confrontación. 72 La oportunidad histórica para avanzar en la construcción de la verdadera integración soberana de los pueblos no puede ser desperdiciada y para tal la transparencia y la participación social son cruciales. Resaltamos que a las vísperas de la firma del Tratado Constitutivo de UNASUR los pueblos de la región continúan sin conocer su contenido y su Plan de Acción, contrariando la Resolución firmada entre los gobiernos en diciembre de 2006, que afirma: “En la interacción con la sociedad civil será llevada especialmente en consideración la experiencia adquirida en la Cumbre Social de Cochabamba”. A partir de la acumulación propositiva de nuestras luchas de resistencia, nos comprometemos con la urgente construcción de políticas alternativas. Reafirmamos, pues, que la integración regional solidaria, no solamente es necesaria, como también urgente. Declaración de la Cumbre de los Pueblos Enlazando Alternativas 3 Lima – Peru, 13 al 16 de mayo de 2008 Las organizaciones sociales, políticas y populares, de trabajadores y trabajadoras, de migrantes, las comunidades indígenas y campesinas, el movimiento de mujeres, de jóvenes y sindical de América Latina, el Caribe y Europa, reunidos en Lima durante la Cumbre de los Pueblos, Enlazando Alternativas III, declaramos: La cooperación y la integración de nuestros pueblos pasan en primer lugar por la construcción de un sistema en el cual los derechos económicos, políticos, sociales, culturales y ambientales de las mayorías sean prioridad y razón de ser de las políticas gubernamentales. Por lo mismo, rechazamos el proyecto de Acuerdos de Asociación propuesto por la Unión Europea y avalado por diversos gobiernos latinoamericanos y caribeños que solo buscan profundizar y perpetuar el actual sistema de dominación que tanto daño a hecho a nuestros pueblos. La estrategia de la Unión Europea "Europa Global : Competir en el mundo", supone la profundización de las políticas de competitividad y crecimiento económico que buscan implementar la agenda de sus transnacionales y profundizar las políticas neoliberales, incompatibles con el discurso sobre el cambio climático, la reducción de la pobreza y la cohesión social. A pesar de que se pretende velar su naturaleza incorporando temas de cooperación y diálogo político, la esencia de la propuesta es abrir los mercados de capitales, bienes y servicios, proteger la inversión extranjera y reducir la capacidad del Estado de promover el desarrollo económico y social. Esto tiene implicaciones en ambas regiones: Para América Latina y el Caribe, esta estrategia reproduce el esquema de los Tratados de Libre Comercio que han suscrito la mayoría de países de la región con Estados Unidos y van más allá de las políticas de la OMC que rechazamos. Los recursos naturales de estos países están siendo explotados indiscriminadamente, desplazando a comunidades enteras, devastando la biodiversidad, agotando las fuentes hídricas, y pauperizando a la mano de obra, y en ello tienen mucha responsabilidad las multinacionales europeas. América Latina ha sido víctima secular del saqueo de las transnacionales y, ahora, cuando avances democráticos estimulan la búsqueda de caminos propios de desarrollo en 73 diversos países y de formas de integración al servicio de los pueblos, varios gobiernos que siguen las recetas del libre comercio estimulan la fragmentación de la región, los enfrentamientos nacionales y las contradicciones entre ellos. En Europa una de las grandes amenazas para la democracia, la justicia, la paz y el equilibrio ecológico, es el Tratado de Lisboa, que está siendo ratificado por las élites sin consultar a la población y que rechazamos como ya lo hicimos en el pasado. Este tratado refuerza una Europa neoliberal, aumenta la militarización, la exclusión, las desigualdades y la mercantilización, así como endurece las políticas securitarias-represivas. Ello se refleja en un aumento de la precariedad, un ataque generalizado a todos los derechos sociales, en particular a las conquistas laborales. Al mismo tiempo, se acelera la construcción de la "Europa Fortaleza", lo que implica cerrar las fronteras, violando el derecho de asilo y criminalizando los migrantes y los movimientos sociales, creando muros virtuales o reales, que no se diferencian con los que construyen en la frontera al Norte de América. Los Acuerdos de Asociación que ha firmado la Unión Europea con México y Chile han profundizado las desigualdades y muestran el camino que seguirán quienes firmen estos Acuerdos en Centro América, la Comunidad Andina de Naciones y el MERCOSUR cuyas negociaciones se quiere resucitar. Para los países del Caribe, estos Acuerdos, recientemente firmados, aumentarán la vulnerabilidad y dependencia de sus economías, al mismo tiempo que fracturan la dinámica de integración subregional. En el momento en que en Lima los gobiernos hablan de cohesión social, cambio climático y reducción de la pobreza, conviene recordar que la principal causa de desigualdad, polarización social, degradación ambiental y discriminaciones, es la primacía del mercado por sobre los derechos de las personas y el otorgamiento de todas las garantías a las corporaciones que eliminan la capacidad estatal de definir proyectos nacionales de desarrollo con la complicidad de los gobiernos. Las transnacionales actúan bajo un doble rasero apoyándose en las asimetrías que los Acuerdos de Asociación tienden a reforzar. En consecuencia, el discurso sobre Cooperación y Diálogo Político es la carnada que esconde el anzuelo de los intereses de esas corporaciones. Frente a la crisis alimentaria que afecta a decenas de países, denunciamos la hipocresía y las políticas de las instituciones multilaterales (OMC, FMI, BM, BID, BEI) que pretenden esconder sus verdaderas causas : direccionamiento de la producción de los países a la exportación, pérdida del papel del Estado en la regulación alimentaria y conversión de los alimentos en fuente de especulación financiera, todo ello como resultado de las políticas de "libre comercio". Por lo mismo, es inadmisible que se proponga, como salida a la crisis, más liberalización y desprotección. La producción masiva de agrocombustibles agrava las ya difíciles condiciones de vida de millones de habitantes. Rechazamos una vez más esta pretendida salida a la crisis energética y climática. Ante esta situación, las organizaciones que hacemos parte de Enlazando Alternativas, reiteramos que es posible una integración distinta basada en la libre determinación de los pueblos, el respeto al medio ambiente, a los derechos humanos y a los procesos democráticos emprendido por aquellos gobiernos que se alejan del neoliberalismo y buscan para sus pueblos relaciones de igualdad con todos los países del mundo. Esto supone el fortalecimiento de la cooperación en todos los ámbitos entre los pueblos, el reforzamiento de la solidaridad, el fin de toda forma de discriminaciones y la superación de prácticas violatorias de la soberanía de los países. Como ha mostrado la II Sesión del Tribunal Permanente de los Pueblos, exigimos justicia y la reparación de los agravios, daños y perjuicios, provocados por las empresas europeas, y el replanteamiento de las relaciones con estas empresas, de tal forma que asuman los pasivos sociales y ambientales en que incurren. Saludamos las acciones de nacionalización de empresas estratégicas para el desarrollo nacional y los recursos naturales, que pertenecen a los pueblos, no a las transnacionales, como por ejemplo la de la empresa boliviana de telecomunicaciones ETI/ENTEL.Llamamos a los gobiernos que romuevan políticas progresistas a sumarse al proceso de transformación que impulsamos. Rechazamos las desafiantes intervenciones 74 de EE.UU. y la Unión Europea contra la soberanía de los pueblos. La Unión Europea debe asumir su deuda histórica con los pueblos de América Latina y el Caribe, en particular con los pueblos originarios. Llamamos la atención sobre la dramática situación de Haití, resultado de décadas de expoliación, agravada por la actual ocupación militar. Así mismo denunciamos la política complaciente de la Unión Europea con el gobierno de Colombia. La única salida de los pueblos latinoamericanos, caribeños y europeos es unirse en torno a la defensa de su bienestar y fortalecer la resistencia y movilización contra las políticas neoliberales. Ella debe nutrirse de los aportes de mujeres, pueblos originarios, campesinos y demás fuerza sociales que, con su presencia masiva en la Cumbre Social, han dado ejemplo de combatividad y de elaboración de alternativas en búsqueda de un progreso sustentado en la armonía con la naturaleza, los derechos humanos y la eliminación de todas las formas de discriminación. Exigimos a los gobiernos atender efectivamente las demandas de los pueblos por construir otro tipo de relaciones entre las regiones, basadas en la superación del modelo de mercado. Hacemos un llamado a la población a no dejarse engañar más por gobiernos autoritarios que pretenden criminalizar la justa protesta civil. Instamos a los habitantes de América Latina, el Caribe y Europa a sumarse a la fuerza cada vez mayor de organizaciones que buscan un mundo mejor para todos, y así estar a la altura de los desafíos que hoy enfrenta la humanidad. Invitamos a todas las organizaciones sociales y populares de ambos Continentes a preparar desde ahora la próxima Cumbre Social de los Pueblos, Enlazando Alternativas IV, que tendrá cita en el Estado Español en el año 2010. 75 2. Declaraciones Encuentros Hemisféricos de la Habana VI Encuentro Hemisférico de Lucha contra los TLCs y por la Integración de los Pueblos La Habana - Cuba, 5 de mayo de 2007 Declaración Final A todos los pueblos de Nuestra América Concluimos este VI Encuentro Hemisférico en momentos en que, para bien de nuestros pueblos, en el continente continúan fortaleciéndose nuevas y mejores condiciones para superar la oscura etapa del neoliberalismo y los planes hegemonistas del imperialismo norteamericano. No obstante estas novedades positivas, aún predomina en la mayoría de nuestros países condiciones que y exigen la profundización de la resistencia. En los distintos escenarios la situación reclama el fortalecimiento de las luchas sociales transformadoras, así como avanzar en el sentido participativo de los movimientos sociales en la consolidación de los procesos de cambio que se vienen operando en la región. Frente esto nuestros pueblos luchan y refuerzan en muchos frentes las estrategias de resistencia en la región. Ejemplo de ello han sido las numerosas movilizaciones por la reivindicación de sus derechos, siendo significativas las protagonizadas por los movimientos sociales y el pueblo en Costa Rica en contra de la aprobación de los TLC, así como la lucha del pueblo de Oaxaca por la defensa de sus derechos a la cual el gobierno Mexicano respondió de forma brutal con una masiva represión que implicó un alto costo de vidas, heridos y detenidos. Hoy nuestros objetivos continúan centrados en la lucha contra el imperialismo y sus políticas neoliberales en la región, con énfasis en el enfrentamiento a las prácticas engendradas por el libre comercio bajo el rostro de figuras como los TLCs, los EPAs, ASPAN reconociendo en todos ellos expresiones de una fase mucho más peligrosa de la misma pretensión hegemónica que ha venido amenazando a la región desde siempre. Rechazamos también la profundización de los acuerdos de libre comercio propuestos por 76 la Unión Europea a América Latina y el Caribe – el “ALCA europeo” - y dentro de ellas las negociaciones excluyentes, secretas e ilegítimas que mantiene con la región Andina, el MERCOSUR y América Central. Contra el modelo económico y político que favorece el poder de los grandes grupos empresariales y del agronegocio a través de sus inversiones masivas en sectores como el agro, la minería, las represas que afectan la vida campesina, indígena y de los sectores afrodescendientes; reiteramos el apoyo al desarrollo y fortalecimiento de las luchas y propuestas para realizar la Reforma Agraria Integral y la Soberanía Alimentaria, basados en la defensa de la tierra y del territorio, entendiendo este como espacio de defensa política de los recursos naturales, la cultura y la organización autónoma de los pueblos. Mantenemos la firme denuncia de un modelo que se basa en la precarización de las condiciones de trabajo, en la explotación de los/as trabajadores y trabajadoras y en el desconocimiento de los derechos económicos y sociales de la mayoría de la población. Un sistema de exclusión que promueve la migración como sustento para mantener su patrón de vida, pero que persigue a los/as trabajadores/as migrantes convirtiéndolos en criminales dentro de sus fronteras. Destacamos el papel central de las corporaciones multinacionales en el sostenimiento del modelo de expoliación, que destruye los derechos sociales y el medio ambiente. Rechazamos enérgicamente la criminalización de nuestras luchas por autodeterminación, democracia, justicia y autonomía y el avance de un nuevo “Plan Cóndor” de control y disciplinamiento de las poblaciones del continente y de integración de todos los cuerpos de seguridad y ejércitos de la región bajo los criterios, doctrina y mecanismos de contrainsurgencia instituidos por Estados Unidos, que nos convierten en sospechosos y criminales en nuestra propia tierra. En este mismo sentido, denunciamos y condenamos la doble moral de la política de los Estados Unidos que por un lado mantiene presos a los cinco cubanos bajo falsas acusaciones de terrorismo, deja en libertad a uno de los mayores terroristas de la región, el criminal Luis Posada Carriles. Reafirmamos la necesidad de la diversificación de la matriz energética, de la búsqueda de fuentes renovables de energía, haciendo un uso racional de las ya existentes. Sin embargo, alertamos sobre el peligro que significa el uso de agrocombustibles en términos de soberanía alimentaria, así como su impacto medioambiental. En el reconocimiento de la existencia de visiones y opiniones diversas en tal sentido, se expresa la necesidad de ampliar y profundizar en el conocimiento y debate sobre ello. Seguros de la necesidad de continuar la construcción de alternativas al neoliberalismo, es necesario enfocar nuestros esfuerzos en la generación de consensos en torno a la integración de los pueblos, que se consolide en un programa político que aporte al diálogo con los procesos de integración sensibles a los intereses de los pueblos. Saludamos el avance en el proceso de integración en torno a la propuesta del ALBA y la iniciativa de instituir en ella un ámbito de participación de los movimientos sociales, que debe ser amplia, plural e incluyente de las más diversas expresiones sociales de la región, requisito indispensable para solidificar cualquier proceso de integración sólido. Este avance es al mismo tiempo un punto de apoyo para la crítica y la resistencia a los procesos que como el ASPAN, encarnan la voluntad del imperio y la profundización del modelo neoliberal. Los procesos de integración no pueden jamás ser realizados sino en base al respeto de sus derechos, su ambiente y territorio. Por esto, condenamos iniciativas como el Plan Puebla Panamá y el IIRSA que lejos de beneficiar a nuestras comunidades o facilitar el diálogo entre ellas, se orienta al lucro de los actores de un modelo productivo que depreda al medio ambiente y aumenta la exclusión social en nuestras regiones. 77 Producto de las luchas en todo el continente y mundialmente, hoy podemos saludar la decisión del gobierno ecuatoriano de reconocerse como un país acreedor, y de iniciar una Auditoría integral y participativa de las deudas que ilegítimamente les sean exigidas. Saludamos además la determinación de varios gobiernos de retirarse del CIADI y cuestionar su membresía en otras instituciones financieras multilaterales como el FMI, el Banco Mundial y el BID, que sólo han significado condicionamientos, saqueo, destrucción y empobrecimiento para nuestros pueblos. Reclamamos a los demás gobiernos de la región que se unen a estas iniciativas, realizando Auditorías de las deudas en cada país y de las Instituciones Financieras Internacionales, repudiando y poniendo fin al pago de las deudas ilegítimas, sancionando a los responsables de los crímenes económicos y ecológicos cometidos y coordinando junto con los pueblos afectados, estrategias de restitución y reparación. Celebramos también la creación de nuevos instrumentos regionales de financiamiento soberano, como el Banco del Sur y el Fondo de Estabilización del Sur, a la vez que reiteramos nuestra esperanza y demanda de que estas instituciones sirven para apoyar verdaderas alternativas de integración y de desarrollo soberanas y solidarias, que promueven la inclusión, la igualdad y la sustentabilidad de los pueblos y del planeta. Reafirmamos la necesidad de consolidar la convergencia y articulación continental de los movimientos, redes y organizaciones sociales que han dando la lucha por la autonomía y los derechos de nuestros pueblos. La Campaña de los 500 años, el levantamiento zapatista, la movilización contra la deuda, la Campaña Continental contra el ALCA, la formación de muchas redes sectoriales y temáticas, y la creación de la propia Alianza Social Continental son los principales antecedentes que convergen y reconocemos como la base fundamental de esta gran coalición de actores que luchan contra el neoliberalismo en las Américas y conforman la ASC. Asumimos el compromiso y la corresponsabilidad con el proceso del Foro Social de impulsar en el continente una amplia movilización popular como parte de la global que se desarrollará en enero de 2008. Y reiteramos nuestro apoyo a la edición del Foro Social de los Estados Unidos comprendiendo que las principales contra el imperio se darán en su propio seno. Mundial jornada primera batallas Convocamos a todos a volver a La Habana, en 2008 para celebrar nuestro VII Encuentro Hemisférico. “Por la integración de los Pueblos, otra América es posible” 78 VI Encuentro Hemisférico de Lucha contra los TLCs y por la Integración de los Pueblos La Habana - Cuba, 11 de abril de 2008 A todos los movimientos y organizaciones sociales y civiles de América: Nuestro continente vive una nueva etapa crucial de su historia, con agudas contradicciones entre los progresos y la reafirmación de la soberanía de varios países, y el aumento de las tendencias intervencionistas y agresivas de Estados Unidos. Entre los avances en las luchas de los movimientos sociales y la represión y criminalización de la protesta social. El ALCA representó el intento de apuntalar y volver irreversible la política neoliberal por medio de un tratado internacional, política que se venía implementando en el continente desde la década del 80. A dos años de su derrota se evidencia que su contenido fundamental se sigue implementando en muchas partes del Continente, a través de los Tratados de Libre Comercio y otras políticas como las reformas internas, la privatización, la desregulación estatal, la liberalización comercial, la financiarización, la flexibilización laboral, la militarización, entre otras. A escala mundial las multinacionales siguen promoviendo su agenda y existe el grave peligro de que la OMC, en su cumbre ministerial, profundice la liberalización económica mundial. En muchos países del continente se mantiene la imposición de este modelo basado en el libre comercio exterior y en la inversión extranjera con todas las garantías y beneficios, afectando el medio ambiente, la soberanía alimentaria, el desarrollo propio y las prioridades sociales y productivas de los países. En particular, se expresa en la profundización de la extracción de recursos naturales para la exportación, y en los agronegocios -especialmente los agrocombustibles- los cuales han sido una importante causa del aumento de los precios y de la escasez de alimentos en el mundo y de la deforestación de la selva amazónica. Otros mecanismos en los que se sustenta son la sobre explotación de la mano de obra y la construcción de infraestructura dirigida exclusivamente al comercio internacional. De igual forma, Estados Unidos pretende trasladar su crisis económica hacia los demás países de América ocasionando múltiples efectos negativos. En este contexto, la pobreza 79 se profundiza, estimulando procesos migratorios que son tratados por Estados Unidos y otros países desarrollados como una amenaza a su seguridad nacional y, por lo tanto, las y los migrantes son reprimidos como si fueran terroristas. Pero lo más alarmante en estos momentos es que esta “lógica” de neoliberalismo y libre comercio va acompañada ahora de una creciente militarización, subordinada a las políticas de seguridad de Estados Unidos, como está plasmado claramente en la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte - ASPAN. Con el pretexto del combate al terrorismo y el narcotráfico se promueve el recorte de las garantías ciudadanas, por medio de reformas a las leyes penales; se criminaliza la protesta social y se da un nuevo impulso a instrumentos como el Plan Colombia, ahora claramente conectados a la campaña de la derecha internacional para provocar una situación de conflicto en la región, que le permita a Estados Unidos y sus aliados, las oligarquías privilegiadas de siempre, recuperar por la vía de la violencia el espacio que les ha sido arrebatado en el terreno político y de las luchas sociales. El neoliberalismo y la persecución amenazan particularmente a los pueblos indígenas, campesinos y afrodescendientes, quienes sufren los efectos de las disputas sobre sus tierras y riquezas naturales, por parte de las multinacionales con la complicidad de los gobiernos locales. En el mismo sentido, se aplica una tendencia regresiva en derechos sexuales y reproductivos que las mujeres conquistaron con esfuerzos años atrás y la persistencia en el aprovechamiento de la división sexual del trabajo en desmedro de los derechos y la calidad de vida de las mujeres y fortaleciendo el patriarcalismo neoliberal. Estados Unidos no se resigna a perder el control del continente y a permitir que países soberanos desafíen su hegemonía y entorpezcan su saqueo, y está peligrosamente intentando revertir los avances habidos en el sur del continente, por medio de desestabilizar la región -como es su campaña contra Venezuela y el “populismo”, con la ayuda de la derecha internacional-, alentar los conflictos internos y la reacción de las oligarquías -como está haciendo al auspiciar el separatismo oligárquico en Bolivia- e incluso promover provocaciones armadas para incendiar la región y facilitar su intervención -como ha sucedido recientemente con el ataque del gobierno colombiano en territorio de Ecuador. Denunciamos que como parte de la agresividad imperial cinco patriotas cubanos permanecen encarcelados ya por diez años en las prisiones de Estados Unidos por el crimen que ha cometido Cuba de ser ejemplo de autodeterminación y justicia social para el resto de América Latina y exigimos su inmediata e incondicional liberación. Al mismo tiempo alertamos sobre la ofensiva de la Unión Europea que presiona la suscripción de nuevos tratados de libre comercio en Centroamérica, la región andina, y a reanudar las negociaciones hace años paralizadas con MERCOSUR, e incorporar a todo el Caribe a su agenda neoliberal. La Cumbre Social Birregional Enlazando Alternativas 3, ha realizarse del 13 al 16 de mayo de 2008 en Lima, en forma simultánea a la Cumbre presidencial Unión Europea – América Latina y el Caribe, debe ser una ocasión para denunciar estos propósitos, develar el papel de las multinacionales europeas y avanzar en la construcción de procesos de resistencia social. Aquellos países en los cuales han asumido gobiernos progresistas, los pueblos enfrentan conflictos relativos al alcance de las transformaciones del modelo y las oportunidades y limitaciones para garantizar caminos alternativos en búsqueda de la integración de los pueblos. En este escenario, las alternativas de integración como el Tratado de Comercio de los Pueblos - TCP y el ALBA sufren los embates del imperialismo que intenta desactivar su potencial renovador. Incluso la UNASUR está siendo boicoteada para que no se materialice. Procesos innovadores en el terreno financiero, como la auditoría de la deuda adelantada por el gobierno ecuatoriano, deben ser apoyados. Estaremos vigilantes para que la propuesta del Banco del Sur garantice la financiación de un desarrollo alternativo distinto al neoliberal. El movimiento social continental debe, en estas circunstancias, reforzar sus vínculos, estimular la solidaridad y cooperación entre sus diferentes sectores, reforzar su 80 capacidad de lucha, integrar activamente a los nuevos protagonistas sociales y a los sectores más dinámicos de la lucha social, y resistir los intentos de reversar las conquistas realizadas. Pero también debe mantener la capacidad crítica y movilizadora ante la permanencia a nivel continental de numerosas políticas que quieren apuntalar un modelo que ha demostrado su incapacidad de solucionar los problemas del pueblo. Frente a todo lo señalado, desde este Encuentro hacemos un llamamiento a: 1. Renovar el pacto de unidad de los movimientos sociales y revitalizar la coordinación de nuestras luchas a escala continental, a lo que contribuye el Plan de Acción que acompaña a este llamamiento. 2. Fortalecer la resistencia contra los tratados de libre comercio ahí donde ya existen, impedir el paso de estos tratados en donde está pendiente su definición y prevenir su firma en aquellos países donde se están negociando actualmente, incluyendo aquellos con la Unión Europea y Canadá. 3. Multiplicar y fortalecer nuestras luchas en defensa de las conquistas alcanzadas por nuestros pueblos, que buscan proteger los derechos sociales, los recursos estratégicos y la soberanía, contra la globalización neoliberal. 4. Oponernos y condenar las acciones de militarización del continente que provocan conflictos en la región, a la anulación de las libertades democráticas y a las políticas reaccionarias contra los derechos integrales de las mujeres. 5. Consolidar los procesos de integración alternativa e influir en ellos para que verdaderamente representen la superación de la política neoliberal y un camino de desarrollo sustentable para los pueblos. 6. Estar alerta frente a la estrategia de separatismo oligárquico alimentado por Estados Unidos contra el proceso de recuperación de soberanía, democracia y dignidad del pueblo boliviano. Estar listos para movilizarnos a defender el derecho del pueblo boliviano de conducir su destino sin la amenaza y la violencia de las oligarquías que buscan preservar sus ilegítimos privilegios. 7. Debatir y rechazar el Acuerdo para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte – ASPAN, que pretende llevar a un nuevo nivel el Nafta, incorporándole los temas energéticos y el agua como parte la agenda de seguridad estadounidense, convirtiéndose en el referente para aplicar en todo el Continente. 8. Desarrollar acciones de solidaridad con los cincos patriotas cubanos presos en Estados Unidos. 9. Mantenernos vigilantes sobre la amenaza de fraude electoral en Paraguay, ante la posibilidad del triunfo de un candidato progresista. 10. Exigir la retirada de las tropas extranjeras de Haití, el cierre de la Base de Manta y la desmilitarización del continente. “Los 200 millones de pobres, 53 millones de hambrientos y 43 millones de analfabetos de América necesitan alimentos, trabajo, educación y salud, no libre comercio ni nuevas recetas neoliberales, y mucho menos la militarización y la violencia” 81 3. Lista de artículos y análisis sobre integración regional 3.1 MODELOS ALTERNATIVOS DE INTEGRAÇÃO? RESISTÊNCIAS POPULARES 2 PROJETOS NEOLIBERAIS E Edgardo Lander3 Integração do que? Para quem? A consideração dos projetos de integração latino-americanos exige a formulação de algumas questões vitais. Integração para quem? Para os setores privilegiados destas sociedades? Para que os capitais, sejam eles nacionais ou transnacionais, possam se mover livremente em todo o continente? Ou, pelo contrario, para os povos, para as maiorias empobrecidas, excluídas, subordinadas? Não há nada na idéia de integração que em si mesmo possamos considerar como favorável para o futuro dos povos do continente. Não basta que seja uma integração latino-americana ou sul-americana para que corresponda aos interesses populares. Tudo depende do modelo de integração em questão. Quem está impulsionando? Para que? Para quem? Em função de quais interesses e de quais valores ele se desenha? Dependendo da resposta a essas questões, a integração pode apoiar as relações de dominação atualmente hegemônicas, ou pode contribuir para abrir brechas para minalas. Um projeto de integração orientado para abrir ainda mais estas economias para submete-las aos ditames dos donos do capital? Ou uma integração defensiva que tenha como meta conquistar espaços de autonomia e soberania para definir políticas públicas e opções econômicas próprias? Em outras palavras, uma integração que contribua para apagar ainda mais os espaços e territórios do exercício da soberania democrática dos povos, ou uma integração orientada para recuperar o que séculos de colonialismo e políticas imperiais arrebataram e continuam arrebatando os povos do continente? 2 O presente artigo foi publicado no Nº15 da revista OSAL (Observatório Social da América Latina), janeiro de 2005, CLACSO, Buenos Aires. 3 Professor da Escola de Sociologia da Universidade Central da Venezuela e integrantes do Comitê Organizador do VI Fórum Social Mundial Policentrico – Sede Américas. 82 Uma integração orientada pelos valores do individualismo possessivo, da competição de todos contra todos, na qual se garanta o êxito dos mais fortes sobre a base da exploração e exclusão dos mais fracos, isto é, uma integração que acentue as inaceitáveis desigualdades atuais? Ou uma integração guiada pelos valores da igualdade, da participação, da pluralidade, da solidariedade, da comunidade; uma integração que reconheça, valorize e torne possível o desdobramento da extraordinária variedade de modos de vida dos povos de nosso continente? Uma integração que sem limite algum explore os recursos naturais, os convertendo em mercadorias exportáveis para gerar os excedentes requeridos para pagar a divida externa? Ou uma integração orientada para a recuperação e a construção de outras formas de os seres humanos serem parte da natureza, que não a considere um inimigo a ser submetido, controlado, explorado e, em conseqüência, destruído? Uma integração pensada como área de livre comércio, concebida principalmente como a construção de um espaço econômico de livre circulação de mercadorias e capitais? Ou uma integração geopolítica concebida como parte dos processos de resistência à ordem global, que busca impor a política unilateral e imperial do capital transnacional e do governo dos Estados Unidos? A ALCA O principal projeto estratégico do governo dos Estados Unidos para o conjunto do continente americano durante os últimos dez anos foi a ALCA, ou Área de Livre Comércio das Américas. Mediante esse acordo de alcance continental, o governo dos Estados Unidos e suas empresas buscam consolidar, aprofundar e tornar irreversíveis as políticas de ajuste estrutural das ultimas décadas, pretendendo estabelecer de uma vez por todas a prioridade absoluta dos direitos do capital sobre o direito dos povos. Mediante a constitucionalização da ordem neoliberal em um pacto supranacional de cumprimento obrigatório, se aspira delimitar drasticamente os âmbitos da soberania, do exercício da democracia e da regulação social, concebidos todos como travas ilegítimas ao pleno e livre desdobramento e movimento do capital. Há pouco mais de dois anos, as negociações avançavam de forma aparentemente impossível de deter. Governos submissos em todo o continente negociavam textos secretos pelas costas de seus povos, e parecia inevitável que na data prevista, isto é, no final de 2004, se concluiriam a negociação e a revisão do texto de modo que este pudesse ser ratificado em 2005. Porém, a partir de 2002 as coisas começaram a mudar. Os movimentos e organizações sociais da resistência à ALCA, especialmente com sua articulação na Aliança Social Continental, conseguiram tirar o debate do âmbito delimitado de uma negociação entre especialistas em comércio internacional para colocalo no terreno do debate e da mobilização pública. Organizações sindicais, indígenas, ecologistas, camponesas, de mulheres e acadêmicas em todo o continente conseguiram convergir em uma resistência crescentemente organizada e capaz de grandes mobilizações. Cada uma das principais reuniões dos negociadores do acordo passou a ser acompanhada por massivos protestos (Quebec, Buenos Aires, Quito, Miami). As mudanças políticas representadas pela eleição de Chávez, Lula e Kirchner introduziram perspectivas e posturas de negociação não previstas. Na reunião do Comitê de Negociações Comerciais (CNC) realizada em San Salvador em Julho de 2003 foi reconhecido pela primeira vez, na própria mesa de negociações, que estas estão severamente estancadas. Foram realizadas sucessivas tentativas de salvar o acordo mediante um tratado mais diluído (Alca Light) ou pela via de uma ALCA de dois níveis que permitisse aos governos mais comprometidos com o modelo de livre comércio a preservação do conteúdo do projeto original, dando a opção para os outros governos de assumir compromissos menores. Buscando destravar as negociações, os Estados Unidos convocaram sucessivas “reuniões informais” entre 83 diferentes grupos de países. Os desacordos persistiram. Finalmente, ao contrário de todos os prognósticos, o que não parecia possível hoje é um fato. A resistência continental derrotou a ALCA, talvez definitivamente. Desde o início de 2003 não foi realizada nenhuma reunião formal. De fato, ainda que isso não seja admitido publicamente, as negociações foram adiadas de forma indefinida1. Diversas organizações do continente sugeriram que o 1º de janeiro de 2005, data em que se supunha que o acordo estivesse pronto, seja celebrado como o dia do triunfo dos movimentos populares das Américas contra a ALCA. Nestes tempos neoliberais, não são muitas as vitórias populares: devemos celebra-las! Os Tratados de Livre Comércio (TLCs) A ALCA ter saído dos trilhos representa sem dúvida uma vitória para a resistência ao projeto imperial de livre comércio. Porém, a agenda estratégica do governo dos Estados Unidos para o continente não foi derrotada: avança por outras vias. Dado que as dificuldades nas negociações da ALCA eram enfrentadas principalmente com três países – Brasil, Argentina e Venezuela – o governo dos Estados Unidos optou por continuar as negociações via TLCs com praticamente todos os demais paises. Foi negociado e assinado um TLC com o Chile, concluídas as negociações com a América Central, e está no que se supõe que é a fase final das negociações com a Colômbia, Equador e Peru. Dado o fracionamento da resistência e as posturas mais amigáveis dos governos em questão (tanto em relação ao livre comércio como ao governo dos Estados Unidos) nestes acordos se radicaliza a agenda neoliberal. Não só se vai além dos acordos da Organização Mundial de Comércio (OMC), mas inclusive do que estava previsto nas minutas da ALCA. A extraordinária disparidade entre as partes destas negociações se ilustra no conteúdo, por exemplo, dos capítulos sobre propriedade intelectual e agricultura do TLC andino, acordos que, se aprovados em sua versão atual, teriam impactos catastróficos sobre a saúde e a alimentação dos povos. O governo dos Estados Unidos exigiu o patenteamento de plantas e animais (definidos como invenções!), assim como de procedimentos diagnósticos, terapêuticos e cirúrgicos. Reafirmando uma vez mais que considera mais importante os lucros de suas transnacionais farmacêuticas que a saúde pública, além de diversas medidas destinadas a impedir a utilização de medicamentos genéricos, o governo dos EUA exige que deixe de ter efeito a Declaração Relativa ao Acordo sobre ADPIC2 de Doha (2001), que autoriza certa flexibilidade na interpretação dos direitos de propriedade intelectual dos medicamentos e permite aos países membros da OMS “proteger sua saúde pública e, em particular, promover o acesso aos medicamentos para todos”. Nas negociações sobre agricultura o governo dos Estados Unidos exige a eliminação de todos os instrumentos de proteção e fomento agrícola utilizados pelos países andinos (faixas de preços, cotas de importação, etc), ao mesmo tempo em que se nega de forma categórica a sequer discutir seus opulentos subsídios agrícolas. Esta combinação não pode conduzir senão à devastação da agricultura andina, a solapar as condições da segurança alimentar e a expulsão de milhões de pessoas do campo. Apesar da firme oposição popular e das massivas mobilizações das organizações sociais e políticas centroamericanas e andinas3, não foi possível até o momento frear estas negociações. O Mercosul e a Comunidade Andina de Nações Constituem hoje o Mercosul ou a Comunidade Andina de Nações (CAN) alternativas a este modelo de integração e desenvolvimento? A integração não pode ser pensada como algo diferente dos projetos nacionais, diferente das sociedades que se prefiguram no interior de cada Estado nação. Os projetos de integração do continente dependem dos processos políticos, das estruturas produtivas, das correlações de força existentes tanto global e regionalmente como no interior de cada um dos países participantes. 84 Os atuais projetos e práticas de integração na América Latina se dão com estruturas produtivas e condições políticas e ideológicas muito diferentes das existentes quando se debatia a integração latino-americana nos anos 60 e 70. Como resultado das ditaduras militares e da aplicação sistemática das políticas neoliberais de ajuste estrutural, estas sociedades mudaram profundamente tanto em sua estrutura produtiva como em seu tecido social. Como conseqüência da repressão, da desindustrialização e das reformas trabalhistas, o movimento sindical se encontra extraordinariamente reduzido e debilitado, e a maior parte dos novos empregos criados está no chamado setor informal. O peso dos empresários cuja produção se orientava prioritariamente ao mercado interno igualmente declinou. A propriedade da terra se encontra ainda mais concentrada que há três décadas. Os setores mais dinâmicos das economias do continente – os que têm igualmente hoje maior incidência política, maior capacidade de ter impacto sobre as políticas públicas – são os setores triunfantes destas transformações econômicas. São principalmente os grupos financeiros, dos serviços – como as telecomunicações – e os exportadores de produtos primários: no caso do Cone Sul, principalmente o setor agroindustrial. Estes setores estão controlados ou associados estreitamente com o capital transnacional, seus benefícios dependem da abertura econômica, da desregulamentação, das privatizações e do acesso aos mercados internacionais. Constituem as forças dinâmicas internas por trás das políticas do livre comércio. O sentido comum do neoliberalismo hoje hegemônico e os interesses destes setores que acabaram beneficiados com as transformações políticas e da estrutura econômica produzidas nas ultimas três décadas, condicionam as orientações básicas dos projetos de integração que hoje são operados e negociados em todo o continente. É possível constatar inclusive que a razão fundamental pela qual os governos do Brasil e da Argentina colocaram uma resistência tão firme à ALCA teve a ver principalmente com o fato de que os benefícios que estes setores esperavam não estavam sendo garantidos suficientemente na negociação. Não se trata de desconhecer que estes governos não têm tido posições únicas e que têm existido tensões entre visões mais orientadas para o livre comércio e visões que reivindicam maior autonomia para impulsionar políticas públicas nacionais. Porém, e para além dos discursos, foi precisamente o fato de que a ALCA não garantia um maior acesso dos produtos da agroindústria do Mercosul ao mercado dos Estados Unidos, e que o governo deste país não estava disposto nem sequer a considerar a redução dos subsídios a sua produção agrícola, a verdadeira razão pela qual se travaram as negociações da ALCA. O único governo participante nas negociações que formulou questionamentos conceituais, políticos e doutrinários fundamentais a cada uma das dimensões do modelo de integração proposto pelo governo dos Estados Unidos através da ALCA foi o da Venezuela. São esses mesmos interesses que estão impulsionando as negociações do Mercosul com a União Européia. De acordo com denúncias formuladas pelas principais organizações sociais do Cone Sul4, em troca de um acesso limitado da agroindústria do Mercosul ao mercado da União Européia, os negociadores do Mercosul estão realizando concessões que teriam efeitos nocivos sobre a agricultura familiar, limitariam a capacidade dos Estados para ter políticas industriais autônomas, e converteriam em mercadorias áreas tão críticas como os chamados “serviços culturais” e “serviços ambientais”. Da mesma forma, seriam oferecidas preferências à União Européia para as compras do setor público. Não há razão alguma pela qual se possa supor que as transnacionais baseadas na Europa possam ter efeitos mais benéficos ou sejam menos surrupiadoras que as estadunidenses, nem para assumir que os governos europeus sejam menos agressivos na defesa dos interesses de suas corporações. Qualquer ilusão neste sentido foi desmentida com a recente crise argentina. A Comunidade Sul-americana de Nações 85 Os governos da América do Sul celebram o que se denomina um novo momento histórico no continente, a realização do sonho de Bolívar: a criação da Comunidade Sul-americana de Nações. Poderá este acordo se converter efetivamente em um ponto de partida para novos projetos econômicos e geopolíticos alternativos aos modelos hegemônicos? A retórica da Declaração de Cuzco, assinada pelos presidentes ou chanceleres de 12 países sul-americanos, parece apontar uma nova direção. Nela predomina uma linguagem diferente da prioritária do livre comércio que foi hegemônica durante os últimos anos. Partindo da “história compartilhada e solidária de nossas nações”, se reivindica “uma identidade sul-americana compartilhada e valores comuns, tais como: a democracia, a solidariedade, os direitos humanos, a liberdade, a justiça social, o respeito à integridade territorial, a diversidade, a não discriminação e a afirmação de sua autonomia, a igualdade soberana dos Estados e a solução pacífica de controvérsias”. É reconhecido que não é suficiente o desenvolvimento econômico, e que são requeridas estratégias que junto a “uma consciência ambiental responsável e o reconhecimento de assimetrias no desenvolvimento de seus países, assegurem uma distribuição de renda mais justa e mais eqüitativa, o acesso a educação, a coesão e inclusão social, assim como a preservação do meio ambiente e a promoção do desenvolvimento sustentável”. É enfatizado um “compromisso essencial com a luta contra a pobreza, a eliminação da fome, a geração de emprego decente e o acesso de todos à saúde e à educação como ferramentas fundamentais para o desenvolvimento dos povos”. No terreno internacional se apela aos “valores da paz e da segurança internacionais, a partir da afirmação da vigência do direito internacional e de um multilateralismo renovado e democrático que integre decididamente e de maneira eficaz o desenvolvimento econômico e social na agenda mundial”. Desde o ponto de vista institucional, se afirma a Comunidade Sul-americana de Nações como um projeto que transcende uma área de livre comércio, sendo acordado que se vai “desenvolver um espaço sul-americano integrado no político, social, econômico, ambiental e de infra-estrutura que fortaleça a identidade própria da América do Sul e que contribua, a partir de uma perspectiva sub-regional e, em articulação com outras experiências de integração regional, ao fortalecimento da América Latina e do Caribe e que se outorgue uma maior gravitação e representação em fóruns internacionais”. De acordo com o texto, se trata de um projeto de integração dos povos. É afirmado: “Nossa convicção no sentido que a realização dos valores e interesses compartilhados que nos unem, além de comprometer aos Governos, só encontrará viabilidade na medida que os povos assumam o papel protagonista que corresponde a eles neste processo. A integração sul-americana é e deve ser uma integração dos povos”. Além dos temas cruciais que estão ausentes no texto, como o da dívida externa e das relações deste projeto com os acordos de livre comércio assinados ou em processo de negociação com os Estados Unidos ou a União Européia, pode se esperar que os atuais governos sul-americanos (os que assinam a Declaração de Cuzco) sejam conseqüentes com estas declarações de intenção? Trata-se de uma linguagem destinada ao público de galeria, ou é a expressão de uma nova vontade política dos governos sul-americanos? Mais que descartar de antemão a Declaração de Cuzco como pura retórica e a decisão de criar a Comunidade Sul-americana de Nações como uma mera formalidade, é conveniente analisar este processo na potencialidade que poderia oferecer para se converter em um novo terreno de disputa e tensões entre diferentes visões e diferentes forças sociais em torno do futuro da América Latina. Os governos que assinaram a declaração (ou alguns deles) pretendem adequar as orientações de suas políticas públicas aos objetivos declarados da Comunidade Sul-americana de Nações? O que é evidente é que existem contradições flagrantes entre os objetivos e metas formulados nesta declaração e o rumo principal que hoje as políticas públicas assumem na maioria dos países sul-americanos. Os objetivos formulados na Declaração de Cuzco 86 não são, de modo algum, compatíveis com as políticas públicas e orientações econômicas que, graças à dívida externa, os organismos financeiros internacionais continuam impondo em todo o continente. Podem os movimentos sociais e políticos populares do continente aproveitar estas tensões para formular e impulsionar propostas contra hegemônicas? Qual o sentido de os governos andinos que hoje negociam um TLC com os EUA, projeto que constitui uma severa ameaça à saúde, educação e meio ambiente de tais países, se comprometerem a garantir a saúde, a educação e a alimentação de seus povos, assim como a preservação do ambiente? Que sentido tem a reivindicação do direito a um emprego decente quando as políticas de abertura, privatização e desregulamentação, a desindustrialização, a flexibilidade do trabalho e as reformas da legislação trabalhista impulsionada por estes mesmos governos continuam deteriorando e precarizando sistematicamente as condições de emprego? Para que proclamar a autonomia e igualdade soberana dos Estados enquanto estão sendo negociados acordos comerciais que limitam cada vez mais o exercício da soberania? Por que falar da distribuição eqüitativa da renda, e da coesão e inclusão social, se a experiência confirma que as atuais políticas de predomínio dogmático do livre comércio não conduzem senão à desintegração social e ao aumento das desigualdades sociais? Que sentido tem destacar a importância da preservação do meio ambiente e da promoção do desenvolvimento sustentável se – como é evidente, por exemplo, no caso do Brasil – as atuais políticas de prioridade das exportações primárias orientadas a gerar um excedente na balança comercial para pagar a dívida externa requerem uma superexploração depredadora e não sustentável dos recursos naturais? Que tipo de infra-estrutura vai acompanhar este processo de integração? A prioridade continuará no investimento em infra-estrutura orientada a facilitar as exportações e consolidar o modelo de crescimento para fora, a economia de portos? Essa infra-estrutura colocará a Amazônia e seus recursos à disposição das empresas transnacionais?6. Poderá, pelo contrário, ser dada prioridade às exigências de um desenvolvimento endógeno, de ampliação dos mercados internos continentais e da efetiva integração dos povos? Será possível avançar na direção de um modelo alternativo de integração quando está sendo incorporada à Comunidade Sul-americana de Nações, de forma acrítica, a base jurídica e normativa que o Mercosul e a Comunidade Andina de Nações foram armando durante o último período de hegemonia neoliberal? A retórica latinoamericanista, a reivindicação da soberania e da democracia, assim como dos direitos dos povos, poderia baixar a guarda dos movimentos sociais e políticos em torno das negociações entre os governos do continente enquanto se mantém uma atitude vigilante frente aos acordos negociados com potencias extracontinentais (ALCA, TLCs, Mercosul-UE). Não há, porém, nada na idéia de integração sul-americana que, em si mesma, por sua própria condição de ser latina ou sul-americana, seja necessariamente mais favorável aos interesses dos povos. Tudo depende, como foi assinalado no começo deste texto, dos modelos de integração em jogo. Com a Comunidade Sul-americana de Nações se abre um novo terreno de luta continental. O destino deste projeto de integração e a resposta à questão básica de poder ou não chegar a ser favorável aos interesses populares, mas que do conteúdo de seus textos constitutivos, dependerá do resultado das lutas sociais e políticas, da capacidade das forças populares para reverter as tendências políticas e econômicas hoje hegemônicas na maior parte do continente. Será possível transformar a Comunidade Sul-americana de Nações em um novo terreno capaz de articular de forma efetiva as lutas dos povos do continente pela soberania, democracia, igualdade e pluralidade cultural? Poderá este novo projeto integrador jogar um papel na resistência à hegemonia imperial dos Estados Unidos? São estes os novos objetivos e as novas questões com que se confronta, hoje, a luta popular latino-americana. Notas 87 (1) Circulam, porém, rumores de acordo aos quais os co-presidentes da fase final das negociações da ALCA, o embaixador Robert Zoellick dos EUA e o Chanceler do Brasil, Celso Amorim, teriam previsto se reunir em janeiro de 2005 para explorar as possibilidades de um reinício das negociações. Enquanto estão absolutamente suspensas todas as negociações substantivas, continua a disputa entre as cidades candidatas a serem sede permanente do acordo. (2) Aspectos de Propriedade Intelectual Relacionados com o Comércio, mais conhecido por suas siglas em inglês: TRIPS. (3) Ver, por exemplo, a declaração conjunta das quatro centrais de trabalhadoras colombianas: Declaração frente ao tratado de livre comércio com os Estados Unidos e o tema trabalhista, Bogotá, 3 de dezembro de 2004. Na Rede Colombiana de Ação frente ao Livre Comércio (Recalca) <http://www.recalca.org.co/> (4) Autoconvocatoria No al ALCA (Argentina), “Acuerdo Unión Europea-MERCOSUR: ganancias para pocos, amenaza para la mayoría” <http://www.choike.org/nuevo/ informes/2229.html> (5) Declaração de Cuzco sobre a Comunidade Sul-americana de Nações, Cúpula Presidencial Sul-americana, Cuzco, 8 de dezembro de 2004. Os países signatários desta declaração são: Argentina, Bolívia, Brasil, Chile, Colômbia, Equador, Guiana, Paraguai, Peru, Suriname, Uruguai e Venezuela http://www.comunidadandina.org (6) Decisões fundamentais para o futuro da América do Sul, com conseqüências a longo prazo para os modelos produtivos e de integração continental (energia, transporte, telecomunicações) estão sendo tomadas, fundamentalmente, a margem do debate público, no contexto do IIRSA, Iniciativa para a Integração da Infra-estrutura Regional Sul-americana, que tem sua origem na Primeira Cúpula dos Presidentes da América do Sul, realizada em Brasília no ano 2000, que agrupa os mesmos 12 países que acordaram a criação da Comunidade Sul-americana de Nações. Está previsto que seus projetos sejam financiados pelos governos, o setor privado e instituições financeiras multilaterais como o Banco Interamericano de Desenvolvimento (BID), a Corporação Andina de Fomento (CAF), o Fundo Financeiro para o Desenvolvimento da Cuenca Del Plata (FONPLATA) e o Banco Mundial. O discurso de Enrique Inglesias nesta cúpula presidencial deve servir como um chamado de alerta com relação ao tipo de projeto de infraestrutura ao qual estes organismos financeiros dão prioridade. A concepção da integração que defende o BID aparece sintetizada nos seguintes termos: “A integração regional é sempre uma tarefa desafiante, e os primeiros esforços da América Latina e Caribe nos anos do pós-guerra encontraram obstáculos muito importantes. Felizmente, alguns destes obstáculos tradicionais foram substancialmente superados nos últimos anos. O processo de reforma das estruturas econômicas nos países da América Latina e do Caribe, que o Banco vem apoiando ativamente, fez com que nossas economias sejam mais receptivas à integração regional, a partir de condições macroeconômicas mais estáveis, a abertura unilateral de nossas economias, a redução da intervenção direta estatal nos mercados e um ambiente mais favorável à iniciativa privada”. http://www.caf.com/view/index.asp?ms=8&pageMs=10180 3.2 ALTERNATIVAS A LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL4 Alberto Arroyo Picard5 4 5 Ponencia Seminario: “El Mercosur que queremos”. Asunción 17 y 18 de junio 2005. Investigador UAM-I/RMALC. 88 Introducción El proceso de elaboración de alternativas es complejo y no puede suprimir el debate ya que es un proceso de construir consensos . Por ello hablamos de alternativas, en plural, nadie posee la verdad absoluta, ni hay un único camino para todos. El documento Alternativas, elaborado colectivamente por la Alianza Social Continental (ASC), aspira a recoger lo avanzado y ordenar el debate. Evidentemente habrá elementos y planteos no recogidos, si bien la ASC es una amplísima coalición de todos los sectores y agrupa a la mayoría de las principales organizaciones en todos los países de nuestro continente, de ninguna manera tiene el monopolio del tema. Debido a lo reducido del espacio, aquí sólo apuntamos los elementos y niveles fundamentales en la elaboración de Alternativas y remitirnos a artículos y documentos en donde se desarrollan los temas. El grado de avance de los consensos en la ASC y para el caso mexicano de la Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (RMALC), es desigual en los diversos aspectos y niveles que implica una alternativa. Cuando ya hay consenso remito a documentos ya asumidos por la Alianza, aunque por supuesto el debate para enriquecerlos continúa abierto; cuando todavía no hay acuerdo, lo indico y expreso mi opinión sintéticamente, a fin de clarificar el debate. No sobra decir que la responsabilidad de lo que se plantea es a fin de cuentas del autor. 1. El primer paso para construir alternativas a la globalización neoliberal es convencernos y convencer de que sí hay alternativa Los promotores del neoliberalismo presentan la globalización como algo inevitable y con ello al movimiento altermundista como locos que pretenden cambiar lo inevitable. Ante lo inevitable se debe buscar cómo adaptarse y sacarle ventaja no oponerse o tratar de cambiarlo. Es verdad que en la época actual sería tonto pensar en países aislados. Todos los países de una u otra manera forman parte del mundo, de la globalidad, pero los neoliberales piensan que la única forma de participar en el mundo es la que ellos plantean. No nos oponemos a la globalización, sino a su forma neoliberal. Al contrario buscamos la globalización de todos los derechos, no sólo los civiles y políticos, sino también los económicos y sociales, así como los culturales y de los pueblos originarios. Durante largo tiempo el éxito en la capacidad de imposición del neoliberalismo se fundó en presentarse como la única opción racional; cualquiera que pensara distinto era que no pensaba. Fue el largo período de pensamiento casi único. Una parte importante de la intelectualidad progresista, de izquierda o en las direcciones de los partidos de izquierda se volvieron neoliberales prácticos. Criticaban, pero desde dentro del pensamiento neoliberal. El enemigo ya estaba dentro de su cabeza. Los sectores populares sufrían los resultados del modelo económico, pero a una gran parte se les había convencido de que no había otro camino, que tenían que encontrar cómo sobrevivir en esta nueva realidad. La tragedia que vivían era su culpa, no eran competitivos. Se estaba perdiendo una batalla crucial, la batalla de las ideas y sobre las conciencias. Es hasta los últimos 10 años que se ha empezado a recuperar terreno en el campo de las ideas y sobre las conciencias. El lema del Foro Social Mundial (FSM) fue terriblemente subversivo: “Otro mundo es posible”. En esta década ha empezado a dar fruto la terquedad de compañeros que luchaban por convencer que sí había alternativas. En México fue la crisis de 1995 el contexto y la oportunidad para empezar a revertir las derrotas ideológicas sufridas en la primera etapa del neoliberalismo. 2. Construir alternativas no es un asunto sólo de intelectuales sino de construir el sujeto capaz de hacerla realidad Para que una propuesta sea alternativa no basta que sea una idea brillante, ni siquiera que sea además correcta y viable. Para que algo sea alternativa se necesita tener la fuerza para llevarla a la práctica. Construir una alternativa a la globalización neoliberal 89 requiere no sólo pensar cual ese “otro mundo posible”, sino construir el sujeto capaz de hacerlo realidad. La alternativa se construye simultáneamente a la construcción del sujeto, no fuera y aparte de él. Hay que construirla por consenso para que sea un programa consensuado y adoptado por el movimiento, no propuesto por algunos intelectuales por más brillantes y famosos que sean. Por supuesto que se necesitan intelectuales, pero intelectuales orgánicos, es decir que piensan desde dentro del movimiento, que sean capaces de escuchar y dialogar con los diversos sectores del movimiento social, que sean capaces de educar y poner al servicio del movimiento su saber, así como aprender de él. 3. Ante un enemigo global el movimiento social también debe globalizarse La globalización neoliberal es una nueva etapa de la internacionalización del capital que redefine los bloques enfrentados. El gran capital se ha trasnacionalizado en niveles sin precedentes y realmente tienen un proyecto de mundo a su conveniencia. Las grandes compañías, si bien compiten entre sí y se han ido repartiendo el mercado, están unificadas en cuanto a las reglas que quieren imponer a la dinámica económica mundial. Tienen una agenda común que impulsan en los diversos espacios de negociación o definición mundial: Organización Mundial de Comercio (OMC), Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), acuerdos regionales de libre comercio, etc. Buscan una economía dejada a la sola competencia en el mercado. Un “mercado libre” es el mejor de los mundos para ellos ya que permite una competencia en la que el grande se va comiendo al chico. El movimiento social enfrenta a un enemigo unificado conformado por las grandes empresas internacionales, los organismos financieros internacionales, los gobiernos del Grupo de los Siete (G-7) y sus aliados en cada uno de nuestros países. No es posible enfrentarlo país por país o sector por sector, sino con un sujeto social también unificado: trabajadores, campesinos, indígenas, mujeres, jóvenes, ambientalistas, luchadores por los derechos humanos e incluso sectores de la pequeña y mediana empresa que no pueden sobrevivir en un mercado que no reconoce asimetrías. La contradicción no es entre países: desarrollados contra subdesarrollados. La contradicción en el fondo es de clases. Del lado del poder dominante la agenda la están mercado las grandes empresas globales que operan a través de los gobiernos del G-7 y las Instituciones Financieras Internacionales (IFIS) , por supuesto con aliados entre gobiernos y sectores en los países subdesarrollados. Del lado del movimiento social se generan nuevos tipos de redes y alianzas multisectoriales que incluyen no sólo a los sectores populares de los llamados países del sur, sino también los de los países desarrollados. Es decir la Alternativa supone un sujeto que unifique a todos los sectores populares y a nivel internacional. Los agrupamientos enfrentados son transversales a la tradicional división entre los llamados países del sur y del norte. Esta unión entre pueblos de los países desarrollados y subdesarrollados no se establece en términos de solidaridad, sino a partir de intereses y enemigos comunes. 4. La construcción de las alternativas es un proceso ya iniciado Desde el punto de vista organizativo, desde 1991 se crea la Red Trinacional (Canadá, Estados Unidos y México) para enfrentar el proceso de negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Hay diversas fechas significativas que marcan saltos de calidad en el proceso de organización en las diversas regiones. Desde 1994 se inicia el trabajo de ir construyendo un movimiento continental. En 1997 se toma la decisión de construir la Alianza Social Continental llamando a la I Cumbre de los Pueblos de las Américas para 1998. A nivel mundial el movimiento altermundista se hace visible desde el Encuentro contra el Neoliberalismo y por la Humanidad convocado por los zapatistas en Chiapas en 1996, las enormes manifestaciones en Seattle frente a la OMC en 1999 y sobre todo con el I Foro Social Mundial en 2001 (Sobre la historia y características del movimiento puede verse entre otros Arroyo, Alberto y Monrroy, Mario 1996: Arroyo Alberto 2005 b). 90 En cuanto el contenido de las propuestas alternativas el proceso ha sido colectivo y acumulativo. Se han ido construyendo los consensos a través de un sin número de encuentros, seminarios y foros. Algunos documentos expresan el resultado de este trabajo colectivo. Seleccionar cuáles de esos documentos son los más importantes no es una tarea fácil. Resaltamos dos bloques de documentos. El primero debido a que es un proceso en nuestra región de América del Norte, pero también porque se trata de los textos pioneros en la lucha contra los Tratados de Libre Comercio (TLC’s) . El segundo porque refleja el esfuerzo más colectivo y permanente a nivel de toda América. Pero insistimos ello de ninguna manera menosprecia muchos otros. Como Red Trinacional en América del Norte se elaboraron propuestas frente al TLCAN. Quizá el documento más completo es: “Una iniciativa justa y sustentable de intercambio y desarrollo para Norteamérica” (RMALC y otros 1993 a). Cuando se iniciaron las negociaciones sobre los llamados acuerdos paralelos, la RMALC presentó propuestas para un Acuerdo Laboral (RMALC, 1993 b) , Ambiental (RMALC, 1993 c) y de Migración (RMALC, 1993 d). Se realizó un minucioso análisis del contenido de los textos del TLCAN (Arroyo, Alberto y Calderón Jorge ,1993) así como una propuesta de renegociación (RMALC, 1997). Frente a la crisis económica de 1994-1995 se elaboró una Propuesta de Plan Económico que luego se sometió a referéndum popular (Arroyo, et ali, 1995).A nivel continental desde 1997 arrancó un proceso más complejo, colectivo y ambicioso para elaborar alternativas al modelo del libre comercio. A la par que se decide empezar a construir la Alianza Social Continental se inició el proceso colectivo para elaborar una propuesta integral frente al modelo de libre comercio y, especialmente, frente a la iniciativa del gobierno estadounidense para crear el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Se trata de un esfuerzo absolutamente colectivo de construir una propuesta con consenso. Se formaron equipos de voluntarios para diversos temas que trabajarían por correo electrónico a pesar de la dificultad de que existen 4 idiomas oficiales en el continente. Un primer borrador se presentó en la I Cumbre de los Pueblos realizada en Santiago de Chile en 1998. Dichos equipos en realidad recogen mucho de lo elaborado en diversas partes y organizaciones del continente. Fue un proceso intenso de discusión hasta llegar a un borrador de consenso en cada tema. La Cumbre de los Pueblos lo avaló. Sin embargo, decide que se abra durante un año un proceso de discusión entre las organizaciones a lo largo y ancho del continente y se recojan los aportes a la vez que se amplía el equipo técnico. Después de este proceso se publica la 2ª versión en un amplio documento llamado Alternativas para las Américas (Alianza Social Continental, 1998). Se toma la decisión de que se mantendrá abierto el documento para recoger posteriores propuestas y enriquecimientos conforme la ASC se vaya ampliando con la incorporación de nuevas organizaciones. Así, en 2002 se publicó la 4ª versión corregida y aumentada. Este documento expresa un amplio consenso fruto de un sin número de foros, seminarios, encuentros a lo largo y ancho del continente. Más adelante volveremos sobre el contenido de esta propuesta. 5. La elaboración de propuestas alternativas implica diversos niveles 5.1 Un proyecto nacional de desarrollo y de mecanismos de democracia directa o participativa Aún cuando, las economías nacionales participan con mayor o menor intensidad en la dinámica económica mundial, se requiere de un proyecto nacional consensuado social y democráticamente. Es en el mercado donde dicho proyecto se pone a prueba, pero no se puede dejar al mercado la definición del proyecto como pretenden los más fundamentalistas neoliberales. Por ejemplo el Dr. Herminio Blanco, ex-Secretario de Comercio mexicano, cuando se le preguntó cuál era el proyecto de país que tenía en mente cuando estaba negociando el TLCAN, increíblemente contestó lo siguiente: “¿Proyecto de país? El mejor proyecto de país es no tener proyecto y dejar que el mercado modele al México posible”. 91 La elaboración de un proyecto nacional no es tampoco asunto de escritorio e intelectuales, es un complejo proceso de elaboración colectiva y de formación de consensos. Sobre los contenidos del nuevo proyecto nacional se ha elaborado mucho en los últimos 10 o 15 años; cualquier reseña o inventario se quedaría corto. Recientemente el Frente Sindical Mexicano (FSM), La Unión Nacional de Trabajadores (UNT), la Promotora de Unidad frente al Neoliberalismo y la Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio convocaron al I Diálogo Nacional para un Proyecto Alternativo de Nación con Justicia, Libertad y Democracia, en el que se presentaron cientos de ponencias. Sin embargo, considero que el debate y la concreción de los cómos está aún en proceso. (sobre el proceso y complejidad de lo que implica un proyecto nacional de desarrollo véase Arroyo Alberto, 1998). 5.2 Reglas o regulación de la globalización Ello es lo que se hace en el documento citado de Alternativas para las Américas. Dado que nuestras economías no pueden permanecer aisladas y el enorme poder y dominio que las grandes corporaciones tienen sobre la dinámica económica mundial, el proyecto nacional de desarrollo implica crear el entorno internacional adecuado para hacerlo viable. En realidad los TLCs, en los hechos se constituyen en un impedimento a proyectos nacionales de desarrollo y por ello la imperiosa necesidad de enfrentarlos. No es que pensemos que el proyecto de nación actual deba volver al pasado o que implique economías cerradas, pero los TLCs son mucho más que apertura de fronteras a la libre circulación de mercancías. Estos tratados son una legislación supranacional que trata de asegurar que la dinámica de las economías se deje a las solas fuerzas del mercado, a la competencia. El mercado es el espacio en el que compiten los actores económicos, dejar libre el mercado es dejar que el grande se coma al chico. Estos tratados son mucho más que comercio. Implican inversión, propiedad intelectual, papel del Estado, políticas de competencia, etc. (ver el ya citado análisis del contenido del TLCAN, Arroyo Alberto – Calderón Jorge, 1993; el análisis del ALCA, Alianza Social Continental, 2003; el análisis del tratado de México y la Unión Europea, Peñaloza, Andrés y Arroyo Alberto 2000; el Análisis del Tratado Centro América y República Dominicana con Estados Unidos Mora Jiménez, Henry, 2004 y www.encuentropopular.org). Estos tratados son una camisa de fuerza que fija reglas para dejar la economía a la dinámica de la competencia, limita sobre manera la capacidad del estado nacional para regularla y conducir un proyecto nacional. Por el contrario Alternativas para las Américas es la propuesta de la ASC de reglas internacionales para garantizar que la competencia mercantil sea compatible con la supremacía de los derechos humanos integralmente considerados, especialmente los económicos, sociales, laborales, culturales, ambientales, de las mujeres, de los migrantes y de los pueblos y comunidades originarios. Frente a una globalización dejada a la mano invisible del mercado propone una serie de normas internacionales que la regulen. Toca todos los temas que incluyen los TLCs y los que éstos evaden para poner la economía al servicio de objetivos sociales, garantizar la primacía de los derechos humanos y crear el entorno internacional que viabilice que cada país desarrollo su propio proyecto nacional. El neoliberalismo se fue imponiendo en nuestro continente y en el mundo a partir del consenso de Washington no sólo debido a que desde el poder este consenso se impuso como pensamiento casi único, sino también a través de las condicionalidades impuestas por el Banco Mundial (BM) y El Fondo Monetario Internacional (FMI), con la complicidad de los gobiernos de los países subdesarrollados basados en la dependencia que ha implicado la impagable deuda externa. Los Tratados de Libre Comercio convierten estas condicionalidades en ley supranacional de tal forma que gobierne quien gobierne, la deuda externa sea manejable o no, el margen de maniobra de la política económica sea mínimo. En realidad son una especie de seguro contra cambios democráticos en nuestros 92 países. Si se quiere impulsar proyectos de desarrollo sustentable y con distribución de la riqueza no debemos firmar dicho tipo de tratados y/o desembarazarnos de los que nos han impuesto. Sin embargo, ello no implica que nos aislemos de la economía mundial, pero hay que lograr regularla para poder crear el entorno internacional que todo proyecto nacional de un país subdesarrollado necesita. 5.3 Integración regional o subregional El movimiento social altermundista se ha manifestado clara y contundentemente contra el libre comercio, en cuanto es una teoría económica que deja nuestros derechos sociales en manos de “la mano invisible” del mercado; pero ello no implica, como hemos dicho, que nos aislemos de la dinámica mundial. Es por ello que en la alternativa se plantea una integración desde los pueblos. Hay una amplia discusión en búsqueda de consensos sobre las características de la integración regional o sub-regional que queremos. A) Propuestas hegemónico de gobiernos que se distancian y resisten el proyecto Algunos gobiernos están también impulsando procesos de integración regionales o subregionales como alternativa al proyecto hegemónico que en nuestro continente impulsa Estados Unidos. Nos referimos fundamentalmente al nuevo impulso al MERCOSUR y su acercamiento con algunos gobiernos de la Comunidad Andina de Naciones, a la Comunidad Sudamericana de Naciones y, con un carácter distinto, al Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA). Estas propuestas gubernamentales y su proceso de implementación tienen una dimensión defensiva frente al avasallador proyecto hegemónico de los TLCs impulsados por las grandes corporaciones y los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Europea. Sin embargo, no dejan de tener elementos alternativos al neoliberalismo En su dimensión defensiva buscan unir fuerzas políticas, pero también recursos y capacidades productivas, para poder resistir y/o negociar bajo otros términos con la potencias económicas. El movimiento social valora y aprovecha está dimensión defensiva o de resistencia de algunos gobiernos en el continente. De hecho ha sido clave para detener el ALCA y el avance de las propuestas de Estados Unidos, Europa y Japón en la OMC. Estos triunfos parciales son fruto de la combinación de la presión social directa y el cambio de postura de algunos nuevos gobiernos que a su vez fue logrado por la acción de los pueblos. (Arroyo, 2005 a; Arroyo , próxima). El MERCOSUR y la Comunidad Suramericana de Naciones, más allá de lo defensivo, implican propuestas de integración, no sólo de zonas de libre comercio, y ello ha sido una aspiración de amplios sectores y de líderes históricos en nuestro continente. Por sus orígenes y concreciones históricas no dejan de estar impregnadas aún de neoliberalismo, pero incluyen, una dimensión social y mecanismos de participación y consulta. Los nuevos gobiernos están impulsando su profundización. Sectores importantes del movimiento social han decidido disputar la orientación en la trasformación del MERCOSUR, de la Comunidad Andina y en la concreción de la Comunidad Suramericana de Naciones para impulsar una verdadera integración de los pueblos. Para el movimiento social la alternativa no es el MERCOSUR, la Comunidad Andina actuales o el apenas esbozo de la Comunidad Sur Americana de Naciones, pero sí plantean una integración profunda en la región y disputar su orientación. Es por ello que es necesario consensuar las características de la integración que queremos. El ALBA es una propuesta claramente antineoliberal e incluso con un discurso anticapitalista. Es impulsada por el gobierno de Chávez y más recientemente también por Cuba. Se ha concretado en acuerdos de complementación y solidaridad entre Venezuela y Cuba y en algunas empresas públicas regionales. En cuanto a su contenido programático para el continente toma mucho de la propuesta de la Alianza Social Continental. 93 Una gran parte del movimiento social altermundista saluda estas iniciativas gubernamentales, valora su dimensión de resistencia, pero no renuncia a seguir profundizando e impulsando sus propias propuestas. El movimiento social puede tener mayores o menores coincidencias con cada una de estas propuestas gubernamentales, pero no está dispuesto a renunciar a ser sujeto autónomo en la construcción de su futuro. Considera que a ningún gobierno se le puede firmar cheques en blanco, ni convertirse en simple correa de trasmisión de una iniciativa gubernamental. B) Elementos para la integración desde los pueblos a) La integración implica no sólo lo económico, sino lo social, político y cultural. b) No es una integración que suprima las diferencias, debe partir y asumir la plurietnicidad y pluriculturalidad, así como las asimetrías y diversidad de posibilidades y recursos entre los países de la región. c) La integración desde los pueblos no es una zona de libre comercio. No le vamos a dejar al mercado nuestro futuro. Liberar el mercado es simplemente ampliar la zona de competencia entre empresas y dejar que el grande se coma al chico. Una zona de integración es por el contrario la búsqueda de complementariedad y cooperación bajo un plan preestablecido y consensuado. Ello no está peleado con la búsqueda de eficiencia y el uso más racional de los recursos. d) El punto de partida es el proyecto nacional de desarrollo sustentable y con justicia social diseñado por consenso, que a su vez debe incluir la diversidad de las subregionles dentro de cada país. Es desde lo local y nacional que se debe definir el tipo de integración y con quiénes se desea caminar. Ello parte de la conciencia de que nuestras débiles y subdesarrolladas economías se pueden potenciar con la integración. e) La integración en su dimensión económica no es simplemente quitar trabas al comercio y la inversión en la región, sino complementariedad y articulación económica. Ello implica un proyecto y estrategia económica regional consensuada socialmente. La elaboración de este proyecto y estrategia implica mucha investigación, ya que hoy nuestras economías más que complementarias están en competencia. Sin embargo la investigación debe estar al servicio de la construcción de consensos. El proyecto y estrategia regional no es un asunto puramente técnico. f) Los objetivos y criterios de evaluación de cualquier estrategia económica integracionista no son los indicadores macroeconómicos, sino los resultados sociales. El objetivo final no es el crecimiento o la ganancia, sino el bienestar de la población. El eje central desde el que pensamos la integración, las estrategias económicas nacionales y regionales son la plena vigencia de los derechos humanos incluidos los económicos, sociales, laborales, ambientales, de los pueblos y comunidades indígenas, de las mujeres, de los migrantes. En este punto la ASC está discutiendo y consensuado una Carta de Derechos en las Américas. Se trata de consignar todos los derechos para todos y a la vez el diseño de mecanismos e instituciones bajo control social para garantizar su cumplimiento (Plataforma Interamericana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo, 2005 a) g) La integración implica la libre circulación de los trabajadores y el pleno ejercicio de todos los derechos laborales. La integración debe homologar hacia arriba las condiciones y derechos de los trabajadores. Por supuesto, el primer derecho es a tener trabajo en el propio país y a no tener que desarraigarse migrando por necesidad de sobrevivencia. Pero en el caso de que se decida migrar debe tener la libertad de circulación y la garantía de todos sus derechos en el lugar en que decida vivir. h) Soberanía popular. Hay que distinguir entre soberanía de los gobiernos nacionales que puede disminuirse y cederse parcialmente a instancias regionales y la soberanía popular a la que no se puede renunciar. Cualquier acuerdo internacional y mucho más una verdadera integración implica sesión de soberanía de los gobiernos a 94 mecanismos e instituciones supranacionales para administrarlos y conducirlos. No podemos hablar de una estrategia de desarrollo regional sin instancias regionales que la operen; pero no se puede renunciar a la soberanía popular. i) La integración en su dimensión política implica instancias supra-nacionales de la integración para operar y conducir la estrategia regional, pero dichas instancias deben estar sujetas a la voluntad de la mayoría. Tienen que diseñarse mecanismos e instituciones democráticas de toma de decisiones, de control popular y rendición de cuentas. Sabemos de los límites de la democracia electoral y los sistemas de representación. A nivel regional, así como en el nacional, debemos crear los mecanismos de la democracia participativa. Bibliografía citada Alianza Social Continental (1998) Alternativas para las Américas –Hacia la Construcción de un Acuerdo Hemisférico de los Pueblos. Múltiples Ediciones en 4 idiomas: Inglés por The Canadian Center for Policy Alternatives and Common Frontiers, Montreal, Canada 1999; Inglés por Alliance for Responsible Trade, Washington USA 1998; Español por Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio, México Diciembre 1998; Francés: por Réseau Québécois sur Iíntégration Continantale, Quebec Canadá 1998; Portugués por la Secretaria de Relaciones Internacionales de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (Francia) y Secretaría de Relaciones Internacionales de la Central Única de los Trabajadores (Brasil) Brasil Febrero de 1999. Se publicó también en Kreyol y Francés por Plate-forme Haitienne de Plaidoyer pour un Développement Alternatif (PAPDA) Haití Enero 2002. La tercera versión corregida y aumentada se publicó sólo en español en Alberto Arroyo Picard, Jorge A. Calderón Salazar, Miroslava García Suárez, Andrés Peñaloza (coordinadores) Área de Libre Comercio de América del Norte. Análisis y Alternativas. Respuesta Social a la Agenda Corporativa, páginas 119-217 Edición Fundación Friedrich Ebert Stiftung e Instituto de Estudios de la Revolución Democrática (IERD). México., Febrero 2002. La cuarta versión se publica en Brasil (Español) y Estados Unidos (Ingles) diciembre 2002 y está disponible en www.asc-hsa.org también se publica en Alemán puede verse en el Web de la Fundación Böll 2003. Alianza Social Continental (2003) ALCA al desnudo: Críticas al texto borrador del Área de Libre Comercio de las Américas de noviembre de 2002. Alianza Social Continental Brasil Enero 2003 Arroyo, Alberto y Calderón, Jorge (coordinadores) (1993) El Tratado de Libre Comercio de América del Norte -Análisis Crítica y Propuesta Editado por la Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (RMALC) México Arroyo, Manzo, Nadal, Peñaloza y Salas (1995) "Plan de recuperación económica y desarrollo sustentable" en Tenemos Propuesta Editado por La Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (RMALC). México Septiembre 1995. Págs. 43-76; y en ¿Devaluación de la Política Social? co-editado por la Universidad de Guadalajara, UIA, ITESO, UAM e IDEA A.C. México 1996 Arroyo, Alberto y Monrroy, Mario (1996) Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio 5 años de lucha (1991-1996) Ed. RMALC México Arroyo, Alberto (1998) "El reto de construir un nuevo proyecto nacional" en revista internacional Espiral # 11 Volumen IV Enero-Abril de 1998. Universidad de Guadalajara. México 1998.Paginas 155-183. Arroyo, Alberto (2005 a) “El cambio en la correlación de fuerzas en la lucha frente al libre comercio” en revista Trabajadores # 47 Marzo –abril 2005. Publicada por la Universidad Obrera México Arroyo, Alberto (2005 b) “El proyecto del Área de Libre Comercio de las Américas y el Movimiento Social” en libro Coordinado por Nadja Gmelch et Ali: Freihandeln in den 95 Amerikas - Entwicklung und Perspektiven gegenwärtiger Integrationsprojekte Meidenbauer Verlag Alemania 2005 Arroyo, Alberto (Próxima) “La momento internacional de la Coyuntura: La consolidación o no de la globalización neoliberal” en libro Próxima publicación Mora Jiménez, Henry (2004) 101 razones para oponerse al Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y Estados Unidos. Editado por Escuela de economía de la Universidad Nacional de Costa Rica y Encuentro Popular. Costa Rica agosto 2004 Puede bajarse en formato PDF de www.encuentropopular.org Peñaloza y Arroyo (coordinadores) (2000) Derechos Humanos y Tratado de Libre Comercio México-Unión Europea. Co-editado Fundación Heinrich Böll; Seminario de Estudios Chicanos y de Frontera del INAH; Instituto de Estudios de la Revolución Democrática; Ejercicio de Evaluación Ciudadana del Ajuste Estructural / Red Internacional de Evaluación Social del Ajuste Estructural (CASA-SAPRIN); Asociación Latinoamericana de Micro, Pequeños y Medianos Empresarios (ALAMPYME); Asociación Nacional de Industriales de la Transformación (ANIT); Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (RMALC); DECA-Equipo Pueblo; Liga Mexicana para la Defensa de los Derechos Humanos; Transparencia, Sociedad Civil; Red Género y Comercio Capítulo Latinoamericano - Grupo de Educación Popular con Mujeres (GEM) Causa Ciudadana, APN. México 2000 Plataforma Interamericana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo (PIDHDD), 2005 a Carta Social Americana Documento en discusión disponible en www.aschsa.org Plataforma Interamericana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo (PIDHDD), 2005 b Ciudadanía Interamericana Documento disponible en Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (México), The Alliance for Responsible Trade (EEUU), Citizens Trade Campaign (EEUU) y Action Canada Network (Canada) (1993a) Una Iniciativa Justa y Sustentable de Intercambio y Desarrollo para Norteamérica Documento del 27 de Marzo de 1993, posteriormente mejorado en septiembre de 1993. Disponible en Centro de Documentación de RMALC Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (Marzo (1993 b) “Propuesta: Derechos laborales y Sindicales frente al TLC”. Disponible en el centro de documentación de RMALC Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (marzo 1993 c) “Propuesta: Los problemas ambientales frente al TLC”. Disponible en el centro de documentación de RMALC Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (marzo 1993 d) “Propuesta: Los derechos humamos y migración frente al TLC” (marzo 1993). Disponible en el centro de documentación de RMALC Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (1997) “Propuesta de agenda de renegociación del Tratado de Libre Comercio en América del Norte (TLCAN)” Sep 1997 Disponible en el Centro de Documentación de RMALC 3.3 EL ALBA… DIBUJA UN AMPLIO TRECHO POR ANDAR Judith Valencia, abril de 2005 En abril de 2001 empezó un dilema, al decirle no al ALCA qué proponer – El proceso constituyente iba diciendo por donde. La constitución / diciembre 99 y las leyes habilitantes / noviembre 2001 van trazando las grandes líneas, preñadas del 96 pensamiento de Bolívar. Hugo Chávez – en diciembre de 2001 – pronuncia el ALBA como siglas de integración de los pueblos de América. Nuestra América, la de sus pobladores. Estos últimos 3 años el sentido inicial de las siglas ha ido tomando cuerpo. Hay quienes siguen hablando de alternativa, otros dicen que “no es en respuesta a” por tanto no es alternativa. Que el ALBA es el amanecer fecundo de las raíces de la identidad latinoamericana que retoñan. El debate ha puesto en entredicho la traducción original: Alternativa Bolivariana para América, sumándole próceres, discutiendo América. Son variadas las versiones como es todo en tiempos de convulsión social. Todas las versiones comparten el ALBA como amanecer, alborada, esperanza consentida, sentida y con sentido. El sentido contiene las culturas de los pueblos habitantes que caminan hacia el encuentro. Pueblos indígenas, campesinos mestizos y africanos, citadinos. Pueblos de culturas ancestrales y amalgamas recientes, sin ser nuevas ni alternativas. Estuvieron y están allí y acontecen / persisten a la misma vez, en el mismo tiempo de la cultura imperial que los niega y deshecha. Comparten un mismo territorio. De la lucha por el territorio se trata. Pueblos con su propio mapa que muestra la gente invisible para la lógica liberal, de la renta y la competencia del capitalismo depredador. El mapa muestra el renacer de lo que estuvo oculto en un ayer de siglos. Amanece lo oculto delatando su presencia junto a lo otro que estuvo por mucho tiempo, silente. De grito en grito se fue amasando un cuerpo en conflicto con la estrategia contrarrevolucionaria del capitalismo imperial transnacional. Estrategia militarista que busca imponerse ocultándose detrás de normas y disciplinas mercantiles, sobreponiendo los derechos del capital por encima de los derechos humanos: culturales, sociales, políticos, de los Estados logrados por las luchas centenarias de la humanidad, condensados en Resoluciones y Declaraciones de las Naciones Unidas en las décadas de los sesenta y setenta del siglo XX, El derecho mercantil borrando la vigencia de lo humano. Hacia el mundo la estrategia contrarrevolucionaria la canalizan a través de la Organización Mundial del Comercio y en particular, hacia el hemisferio americano se anuncia en el ALCA y la negocian y firman con los tratados de Libre Comercio / TLC´s. Todo punto de partida siempre es arbitrario. Con ello en mente decimos que desde la Iniciativa para las Américas / 27 junio de 1990 (1), gobierno de papá – Bush, dos lógicas entran abiertamente en pugna. Una, la de los derechos del inversionista expresados en la trilogía: Inversión – Deuda – Comercio, dispositivos de la iniciativa Bush. Derechos de invasión territorial para los inversionistas transnacionales de registro usamericanos. Otra, la de las rebeliones por tierra exigiendo el territorio para sus pobladores, quienes desde finales de los 80´s comienzan a emitir señales de rebeldía. Ciertamente la demarcación de los tiempos es arbitraria. Las investigaciones de Aníbal Quijano desmiente la novedad de la confrontación entre dos lógicas. Da muestra de la importancia fundamental de lo oculto que retoña y narra el punto de partida del enfrentamiento entre las dos lógicas. Nos dice que la historia desde la modernidad comienza el violento encuentro entre Europa y América que condensa una nueva intersubjetividad que produce el reemplazo del pasado por el futuro, de allí la producción de las utopías europeas. Desde el siglo XVI la historia comienza a ser proyectada, cargada de futuro, de sentido. En esas utopías las imágenes más poderosas fueron, ante todo, contribución seminal de la racionalidad andina al nuevo imaginario europeo: el hallazgo de las instituciones sociales andinas, establecidas entorno a la reciprocidad, de la solidaridad, del control de la arbitrariedad, y de una íntersubjetividad constituida alrededor de alegría del trabajo colectivo y de la comunidad vital con el mundo. Digo, nada tiene mejor parecido con el ALBA. Nada de eso provenía del pasado europeo. Desde sus inicios, la Ilustración europea contiene una división entre las tendencias para las cuales la racionalidad es una genuina promesa de liberación de la humanidad y para quienes la racionalidad es un dispositivo instrumental del poder, de la dominación. De lejos viene la pugna y desde tiempo quedo marcada la imposición de la hegemonía del utilitarismo inglés sobre el resto de Europa y en el siglo XIX sobre la mayor parte del mundo. Imponen la racionalidad como arsenal instrumental del poder, esto es la 97 transformación del mundo, de la sociedad, según las necesidades de la dominación del capital, despojado de toda otra finalidad que la acumulación. La investigación delata, denuncia no sin destacar que en América Latina hoy, como siempre, en las raíces de la identidad no han abandonado sus tensas relaciones entre si. De allí la permanencia subjetiva de cosas expresadas por Pierre Clastres: “es el propio Estado el que introduce la división…”. Estas sociedades son ‘igualitarias’ porque ignoran la desigualdad: un hombre no ‘vale’ ni más ni menos que otro, no hay en ella, superiores ni inferiores… nadie puede más que otro, nadie detecta el poder… el goce de la libertad expresaba el ser natural de los hombres… ¿por qué tuvo lugar la desnaturalización del hombre? Las sociedades primitivas rechazan la relación de poder impidiendo que el deseo de su misión se realice…. Ubicado en esta dimensión el problema de la identidad, permite que nos reencontremos con la matriz que nutrió a Bolívar y junto a él a otros próceres de los siglos XVIII y XIX.Muchas de las revueltas de finales del siglo XX caminan sobre esas huellas y por los intersticios del dominio imperial brotan y crecen presentándose en plan de lucha contra la lógica contrarrevolucionaria invasiva. El ALBA propone el renacer de los proyectos de vida que quedaron inconclusos, que fueron abortados, reprimidos por siglos / por décadas. Que renazcan y se unan los sueños retenidos en el tiempo. El ALBA lo elaboramos todos y cada uno de nosotros. Reúne proyectos múltiples y diversos. Como son diversos los pueblos que habitan el continente. Marchamos juntos respetando los ritmos. Sí somos todos, significa ritmos diversos. Este planteamiento desconcierta. Todos los sujetos sociales, platean lo suyo sin sujetar a los otros, guiados por la premisa de que la felicidad es una construcción cultural y asumiendo como política de Estado que la pobreza solo se supera dándole poder a los pobres. Del desconcierto del planteamiento derivo algunos supuestos de contexto del ALBA’s 1. i algo inédito tiene lugar en tiempos del ALBA’s es que el cada día del hacer social se nutre de sentido con la práctica del proceso bolivariano. De los supuestos podemos derivar situaciones en procesos reales 1. ntre abril y diciembre 2002, el proceso bolivariano aprendió la importancia de la movilización. No era suficiente la movilización electoral. No bastaba emprender proyectos culturales. Hay momentos que requieren de la movilización de todos y que en circunstancias de alerta van dictando cause del desenvolvimiento de la situación. En la calle los pueblos unidos derrotaron el golpe de estado y el sabotaje petrolero. Los pueblos en la calle – indígenas, campesinos, citadinos – y el gobierno en situación de crisis, juntos reconocieron sus carencias. De ese reconocimiento algunos hasta entonces “planes de gobierno” se convirtieron en Misiones, desbordando las instituciones del Estado. Sin disolver el Estado, la sociedad asumió misiones de gobierno. Los criterios de eficiencia de la forma perdieron la razón ante el experimento social de organizarse partiendo de las necesidades: de saber, de salud, de alimentación. De saber: desde leer, oficios, profesiones hasta vivir y producir. De salud: de cuerpo y mente sana en su propia comunidad. De alimentación: facilitando como distribuir un ingreso siempre escaso. Sin desasistir las necesidades de seguridad, y de información política, las misiones avanzan hacia la formación de un solo ejército [cívico/militar] en la Producción y la Defensa. Un 98 2. as ideas que se conjugan en cada ALBA toman perfil en el camino. El tiempo diario hace suya la palabra de Chiapas: “caminamos preguntando.” 3. Si es un proceso y los perfiles son culturales y en tiempo diario, quiere decir que comparten geografía / territorio pero despliegan culturas y ritmos diferentes. 4. Culturas/costumbres que significan maneras de vivir: de producir, de consumo, de ritos y mitos, de visiones diferentes. 5. Ritmos diferentes de entre culturas y entre sujetos de una misma cultura. colectivo en tensión diaria – La Constitución refrendada el 15 de diciembre de 1999, junto a las leyes habilitantes del 13 de noviembre de 2001, en especial: la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, y la Ley Orgánica e Hidrocarburos, brindaran la posibilidad ante la necesidad imperiosa de convertir “planes de gobierno” en tareas del pueblo protagónico. La reconquista de la tierra / del territorio y del recurso natural no renovable / de PDVSA – del ingreso petrolero, le dieron condiciones y le dan futuro posible a la voluntad política de darle poder a los pobres a través de las misiones. Esto es algo de lo inédito en tiempo de ALBA’S. Las Misiones: Robinsón, Ribas, Sucre, Barrio Adentro, Vuelvan Cara, Mercal con todas las tareas y actividades complementarias que de ellas se derivan dan sentido a la vida. Visto así el desarrollo endógeno es hacia adentro de lo humano y de la geografía, es un territorio con sus pobladores que laboran su propio destino soberano. 2 y 3. Cada ALBA con su perfil. A las misiones asistimos hombre y mujeres de diversas cultural esto quiere decir que todos leemos pero no en el mismo libro. Todos leemos y traducimos lo leído, según nuestra cultura. Los pueblos citadinos tienen costumbres de la ciudad, pero según su región originaria y/o su raza, son citadinos culturalmente diversos. Según será su hogar, sus gustos, sus hábitos, ritmos de comprensión y acción. En síntesis: sus valores y futuros. Los pueblos indígenas según su geografía, su cosmovisión, labores, ritos y mitos: Sabrán, tendrán salud, consumirán según la fuerza de su tradición. Igual con los campesinos, indígenas o afrodescendientes, andinos o isleños. Cultivadores de la tierra y/o del mar o del rió. Cada cual tiene lo suyo no transferible. Los ritmos de vida están impregnados de cultura, de condiciones del saber. Hay un ritmo del analfabeta, que al leer ajusta el paso dimensionando la vida. Es un ritmo diferente de quienes por labor leímos desde siempre. Al reconocer los ritmos y respetarlos, lejos estamos de diseñar la integración dejando sujetos afuera. Todos allí en desacuerdo práctico con los criterios de la competencia que deshecha a las grandes mayorías. 4. ALBA indígena y/o campesino ocupando una dimensión de territorios que significa su habitar/morar, extenso pero imprescindible para satisfacer sus necesidades culturales. Las tribus no pueden aceptar reubicación ni limitación de espacio. Los campesinos no pueden aceptar reducción de mecanismos de apoyo y de mejoras en las condiciones generales de vida. Las misiones crecen y se difunden por la extensión del territorio nacional. 5. Las culturas tienen ritmos socialmente diferentes. Las ciudades tienen ritmos descompensadores de los biorritmos y de la naturaleza. Hay culturas que caminan al ritmo de la naturaleza y merecen respeto. No pretender exigirles a unos que alcancen los ritmos de otros. Cada quien a su paso pero todos juntos defendiendo la soberanía nacional. Igualdad de condiciones con iguales derechos y deberes 99 constitucionales. Estas situaciones en proceso real avanzan como integración entre los pueblos. El proceso bolivariano mucho tiene que ver en esto, por voluntad política y por contagio social/ cultural. También están inscritos como versiones del ALBA los Convenios Comerciales Compensados y las Alianzas Estratégicas circunstanciales. Como variables de combate, contra los pretendidos tratados en negociación: ALCA / TLC’s y para desviar la dirección de los compromisos adquiridos por Venezuela en gobiernos anteriores. Como lo comenta Chávez: “Compromisos sinceros sin simulación… de vida, de patria, de verdad”. Los Convenios y las Alianzas guiados por el sentido del ALBA`s, entienden que en el comercio no esta el problema. La trampa esta cuando diciendo que negocian comercio lo que pretenden es lograr pleno derecho para invadir territorios con inversiones negándole la soberanía a los Estados poblados no solo por inversionista. De Convenios Comerciales Compensados el mejor ejemplo avanza desde diciembre de 2004. Los gobiernos de Cuba y Venezuela decidieron dar pasos concretos hacia el proceso de integración “admiten la posibilidad de practicar el comercio compensado en la medida que esto resulta mutuamente conveniente para ampliar y profundizar el intercambio comercial”. El Acuerdo incluye una declaración de principios comunes y cada República propone acciones propias donde expone lo que necesita y lo que otorga este convenio compensa bienes y servicios según las necesidades y capacidades. Es así como: “Venezuela ofrece becas para estudio en el sector energético” “Cuba ofrece 2000 becas anuales para la realización de estudios superiores en cualquier área de interés, incluida las áreas de investigación científica”. Las Alianzas Estratégicas circunstanciales tienen al petróleo como centro. EL gobierno venezolano utiliza su recurso abundante, escaso en territorios de gobiernos aliados, negociando intercambios complementarios sin exigir compensaciones que vulneren la soberanía de los Estados y dando condiciones de comercialización solidarias que sustituyan las exigencias de las transnacionales privadas. Desde julio de 2002, Hugo Chávez propuso en el marco de la II Reunión de Jefes de Estado de América del Sur / Guayaquil – Ecuador la creación de Petroamérica. El 12 de agosto de 2003 en la Carta de Intención suscrita con Trinidad y Tobago se contempla un concepto: mecanismo para promover la cooperación entre compañías estatales latinoamericanas de petróleo y gas. Siete días después en Buenos Aires nace la intención de Petrosur, y será el 8 de julio de 2004 cuando quede conformada en la Declaración de Iguazú. A los dos días, en Caracas, surge la iniciativa de Petrocaribe, y el 27 de agosto de 2004, en Jamaica suscriben un Comunicado Conjunto. Venezuela después del golpe de Estado del 11 de abril de 2002, en el que los ejecutivos petroleros de PDVSA estuvieron comprometidos, inicia una estrategia petrolera latinoamericana. Política que avanza y se perfila después del rescate de PDVSA con la derrota del sabotaje petrolero del 2/12/2002 a marzo de 2003. Las Alianzas estratégicas que tienen como centro el petróleo y el gas son políticas comerciales fundadas en la conservación de los recursos naturales no renovables, la solidaridad compartida y la corresponsabilidad social entre los pueblos para asegurar el acceso democrático a la energía a un precio razonable. Se concibe como un acuerdo entre gobiernos, no prevé la fusión con capital energético privado, ni la transferencia de recursos del sector público al privado. Concreta esfuerzos para la complementariedad de las capacidades de nuestras empresas estatales de energía. En los últimos 2 años las Macroruedas Binacionales de Negocios, sin tener novedades, en tanto son negocios entre empresarios privados con los gobiernos como facilitadores, ayudan a diversificar orígenes y destinos de las exportaciones e importaciones y con ello reavivan actividades productivas interrumpidas por las políticas de ajustes estructurales y por las acciones de la competencia transnacional estimulan la producción de empresarios privados quienes se habían limitado con asociarse a las oportunidades brindadas por las transnacionales y satisfacen el consumo productivo y de sujetos sociales demandantes. Despertarles las actitudes empresariales no está mal. Si con ello 100 le restamos apoyo real personal/político a la ofensiva contrarrevolucionaria de la intención hemisférica envolvente y expansiva del inversionista imperial. Notas: (1) Iniciativa para las Américas. George Bush. 1990. (2) Aníbal Quijano. Modernidad, identidad y utopía en América Latina. Octubre 1987. (3) Pierre Clastres. Investigaciones en antropología política. 7. - Libertad, desventura, innombrable. Gedisa. 1981. - Pierre Clastres: La Sociedad contra el Estado. Monte Avila editores 1978 (Pág. 85) Y no se trataba de pequeñas poblaciones: “para la región mexicana de Anáhuac (514.000 Km. 2 ) determinan, en 1519+, una población de 25 millones… una densidad comparable a la de Francia de 1789, de 50 habitantes por kilómetro cuadrado”. 3.4 GUIÓN: ALGUNOS PUNTOS PARA EL DEBATE SOBRE LA INTEGRACIÓN REGIONAL 01 de Agosto de 2006 a) Un enfoque político general: América Latina en 2006 En enero de 2005 el ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas) no entró en vigor. Su negocación está suspendida. En noviembre de ese año las presiones del gobierno Bush em la Cumbre de Presidentes de las Américas (menos Cuba) en Mar del Plata no consiguieron arrancar uma agenda de retomada de las negociaciones por causa principalmente de la oposición de Venezuela y los países del Mercosur. Em julio de 2006, em Córdoba, Argentina, los presidentes del Mercosur se reunieron com la presencia de un nuevo miembro, Venezuela (1), y los jefes de estado de Chile, Bolivia y Cuba (1). Mucho se puede especular o discutir sobre que “el ALCA no es un proyecto muerto” (que está em “compás de espera”, está siendo implementado por la “vía de menor resistencia a través de los TLCs sub-regionales”) y de que el Mercosur, la Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN o CASA), el ALBA (Alternativa Bolivariana de las Américas) y los TCPs (Tratados de Comercio de los Pueblos), esto es, los procesos inter-estatales que apuntan a la integración regional, enfrentan serias dificultades de construcción y conflictos entre sus miembros, son limitados em relación a la agenda general, etc. Pero, HOY, la agenda política de AMÉRICA DEL SUR está tomada prioritariamente por el tema de la integración regional. El gobierno de los Estados Unidos bombardea este escenario presionando por TLCs (ya tiene com Chile, acaba de negociar com Colombia y Peru) pero esas victorias “puntuales” son la confesión de la derrota regional (ya que quedan afuera tanto los países de más peso económico (Argentina, Brasil, Venezuela) como otros que tienen atractivo económico-geopolítico (por su ubicación o por sus recursos naturales: Bolivia, Uruguay, Paraguay, Ecuador...) (2). Cuando las primeras manifestaciones contra el ALCA ocurrieron em 1997-98 el escenario era muy distinto. (Aún em abril de 2001 em la Cumbre de Presidentes em Quebec apenas el gobierno de Venezuela presentaba tímidos y aislados cuestionamientos al proceso impulsado por el gobierno de los Estados Unidos com el apoyo de sus incondicionales em la región). Estábamos aún em un escenario dominado 101 ideologicamente por el “pensamiento único” y de que “no hay alternativas” que había copado a la región (y al mundo!) com la ofensiva neoliberal iniciada em la década de 1980 y consolidada com las derrotas políticas de los proyectos socialdemócratas en Europa occidental (entre finales de los años 1970 y la década siguiente) y la derrocada del socialismo burocratizado em el Este Europeo (consumada com la disolución de la URSS em 1991). En las esferas regional y mundial lo que estaba sobre la mesa de negociaciones comerciales era la agenda de las corporaciones transnacionales (cuyo paradigma es el NAFTA, pero em el ALCA los negociadores de los Estados Unidos ya pensaban em ir más lejos aún). Essa agenda es hoy ampliamente contestada em la opinión pública y desde los movimientos sociales de la región. A lo largo de los años hubo, de hecho, uma educación política popular masiva em nuestros países sobre los temas involucrados em las negociaciones. Ocurrieron movilizaciones em diversos contextos y naciones contestando puntos importantes de esa agenda. Finalmente, varios gobiernos expresaron que no hay como aceptar el paradigma del NAFTA extendido a la región. Eso explica que el ALCA se haya enpantanado. Estamos ahora em el tiempo de las alternativas concretas y el tema de la integración regional (de América del Sur exclusivamente o ampliada hacia otros países también) tiene un papel central em consolidar esse nuevo escenario. Ahora bien, esto ocurre en un momento en que la coyuntura mundial registra el auge del "unilateralismo" del gobierno norteamericano y la agresividad de su agenda militar, política e económica. Un proyecto de integración regional contra-hegemónica deberá responder no solamente a la agenda de las negociaciones comerciales internacionales sino también ser orientada por un proyecto que cuestione esa polítical imperial en los otros campos. b) “Integração regional”, en coyunturas diferentes Con uma misma denominación, “integración regional”, se han planteado muchas cosas diferentes a lo largo de la historia de nuestro continente y uma dilucidación de conceptos y procesos históricos sería, sin duda, necesaria [Aunque, obviamente, se trata de uma tarea política e intelectual de largo aliento y que debería involucrar a diversos sectores]. Para el objetivo de este documento basta decir aquí que cuando HOY tratamos de la integración regional debemos actualizar el debate para la coyuntura política regional específica que antes referimos. Es decir, estamos tratando de un proyecto de integración regional CONTRA-HEGEMÓNICA, de oposición a la agenda que el gobierno de los Estados Unidos (y otras potencias) tienen para la región, de afirmación de un proyecto regional que incorpore las aspiraciones populares y nacionales. Esto es importante porque parte importante del debate em nuestros países sobre integración regional de la segunda parte del siglo XX se dió em el marco de (o, incluso, para reforzar) la hegemonía de los Estados Unidos sobre la región. c) "Integración regional" y "libre comercio" Los temas aquí tratados tienen una larga historia. Es así natural que hayan adquirido en nuestros idiomas sentidos diversos dependiendo del momento histórico a que se refiere. Así, por ejemplo, la historia del concepto de "libre comercio" puede tener como uno de sus puntos importantes las obras de Adam Smith (1723-1790) y David Ricardo (17721823). Se trataba de eliminar barreras aduaneras entre países para que el comercio de mercancías se hiciera libremente. Eso favoreceria a ambos países, mismo que hubiera grandes disparidades entre ellos. El imperio inglés la tuvo como su bandera de expansión económica en el siglo XIX. Registremos que el pensamiento crítico latinoamericano cuestionó profundamente las 102 bases teóricas y los resultados históricos de la aplicación de esa receta en nuestra región. Debemos rescatar esa herencia intelectual que los años neoliberales han querido enterrar: los debates de la CEPAL entre 1949 e inicios de los años 1980, la teoria de la dependencia, etc. Pero, el "libre comercio" que está en la agenda desde los años 1980 no se refiere tan solamente a la "libre circulación de mercancías". En la OMC, en el ALCA y en los TLCs biregionales hay una amplia agenda de temas que buscan definir supranacionalmente limitaciones a los estados nacionales en su "capacidad de hacer política de desarrollo" para fijar lo que sería una "carta de derechos de los capitales transnacionales" (para protegerlos de los pueblos). Su lógica, que viene de la hegemonía ideológica neoliberal de los años 1990, es que si el país que "hace su lección de casa" (cumple las recetas del Consenso de Washington, por ejemplo) los capitales le retribuirán invirtiendo, creando empleo y bienestar social. El destino de esa sociedad y de ese país estará entregado "al mercado" (lo que hoy es decir al gran capital transnacional). Podrá rastrearse en las propuestas de integración regional - tal como ahora está en pauta - temas que están en la agenda del libre comercio. Al final, se espera que, en el marco de la integración, prospere el comercio entre nuestros países. O que haya reglas para que la inversión de capitales de un país se pueda realizar en el otro. Pero aquí el sentido es totalmente otro. El punto de partida y el trayecto que se espera cumplir son totalmente otros, tal como se verá más adelante. d) Integración regional, condición para enfrentar a los proyectos hegemónicos del capitalismo global En la visión que aquí trabajamos la integración regional es un paso y una herramienta para alterar la inserción de nuestros países en el mercado capitalista internacional y en la geopolítica mundial. Es obvio que ninguno de nuestros países aisladamente tiene condiciones materiales para hacer frente a las presiones de las principales economías capitalistas. La dependencia de nuestros países en relación al capitalismo central existe y funciona. Los gobernantes entreguistas (como Menem en Argentina, FHC en Brasil, Sanchez de Lozada en Bolivia etc.) que aplicaron políticas tomando la dependencia (de nuestros países en relación a Estados Unidos) como dada e inamovible buscaban navegar a favor de esa corriente. Lo que se vió es que ahí no hay proyecto de país ni de sociedad, hay un proyecto de anexación de nuestra región a la economía, política internacional, estrategia militar e industria cultural de los Estados Unidos. La integración regional permitirá aprovechar una diversidad de recursos (naturales, productivos, financieros, científicos e intelectuales, etc.) que existen de forma diferenciada entre nuestros países fortaleciendo las capacidades regionales, nos daría una mayor identidad y cohesión política enquanto "bloque regional" y de esa forma nos permitiría otras posibilidades de acción a nivel internacional (en negociaciones comerciales con otros países o bloques, en el sistema internacional etc.). e) Puntos de partida para un proyecto de integración regional contrahegemónico Para construir un proyecto de integración contra-hegemónico no partimos del "cero". Tenemos, en primer lugar, los debates realizados por nuestros movimientos EN EL PERÍODO POLÍTICO ANTERIOR y en respuesta a una agenda diferente (colocada por las fuerzas neoliberales). Se trataba de enfrentar al ALCA: en "Alternativa para las Américas" están sistematizadas una serie de propuestas de los más diversos movimientos en oposición a la agenda del gobierno de los Estados Unidos. En las declaraciones y documentos de los varios Encuentros Hemisféricos de Lucha contra el ALCA (realizados en La Habana) están 103 registradas las críticas al ALCA y las reivindicaciones de los movimientos sociales. Se trataba de impulsar al Mercosur y a la CAN en un rumbo diferente al que se le impuso en los años 1990: diversos movimientos levantaron propuestas alternativas (sindicatos, mujeres, campesinos etc.). Más recientemente también entró en la discusión los rumbos de la ALADI. Igualmente el IIRSA viene siendo discutido y cuestionado en sus fundamentos por los más diversos movimientos. La Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN o CASA) es un tema aún más reciente y el que será utilizado por nosotros para lanzar un debate más general sobre la integración. No nos escapa que la DISCUSIÓN ANTERIOR ES LIMITADA por el papel que cumplió reactivo y defensivo frente a la ofensiva neoliberal en la región. También reconocemos que diversos gobiernos han abierto sus agendas en los últimos años buscando otras perspectivas en acuerdos comerciales en curso (por ejemplo, los Fondos Estructurales en el Mercosur) o nuevos tipos de acuerdos (ALBA, TCP). Finalmente hay otros actores que deben ser convocados para ese debate a más de gobiernos y movimientos sociales. Los partidos políticos deberían tener un papel clave en ayudar a formar una voluntad política integracionista y tienen un espacio de convergencias en el Foro de S. Paulo. Las universidades y los centros de investigación deberían entrar fuertemente en el debate como parte de un esfuerzo de pensar nuestra región desde sus raíces y sus necesidades - porque el neoliberalismo colocó a la intelectualidad una perspectiva subordinada al punto de vista de las metrópolis. El diálogo entre las diversas religiones e iglesias que existen en nuestra región podría tener un papel importante en el fortalecimiento de la pluralidad de nuestra identidad como pueblos. El proceso que los movimientos vamos a realizar hasta diciembre para la Cumbre Social en Santa Cruz de la Sierra, deberemos, por un lado, definir los puntos prioritarios en nuestra agenda para al integración - partiendo de los que los propios movimientos sociales ya han acumulado - y, por el otro, el diálogo con otros actores de ese proceso. Entendemos que la agenda tiene áreas importantes de concentración temática sobre las cuales debemos debatir: 1) Una integración para la sinergía entre y para la reorientación de nuestras economías. La herencia colonial de nuestros países ha hecho que nuestras economías sean en muchos casos competidoras entre sí al servicio de los mercados y capitales de lo países del capitalismo central. Una política de integración tiene que apostar a la complementariedad y al desarrollo con equilibrio entre regiones, países y sectores. Por otro lado, nuestras economías están tomadas por oligopólios en gran parte de capitales internacionales. La integración debe servir para apoyar y expandir la economía solidaria, la economía campesina, a los pequeños y medianos productores del campo y la ciudad y a fortalecer la capacidad de nuestros estados de "hacer políticas de desarrollo" definidas democráticamente por nuestros pueblos. Hay una matriz productivista depredadora del medio ambiente que debe ser combatida con una perspectiva sustentable siempre que se discuta la ampliación de proyectos de producción y las necesarias reconversiones de sectores productivos nocivos a la renovación del medio ambiente. El actual modelo económico es sostenido por una division entre producción y reproducción que impone a las mujeres el trabajo doméstico y de cuidado. Para un proceso de integración generador de igualdad hay que romper con esa lógica, cuestionar la division sexual del trabajo y actuar para el equilibiro entre producción y reproducción. Las economías de nuestros países vienen de muchos años de aplicación de recetas 104 neolberales que tuvieron como uno de sus ejes la destrucción de conquistas laborales y sociales de las clases trabajadoras. Un proceso de integración debe estar afianzado sobre un compromiso de recuperar, universalizar y ampliar derechos en el mundo del trabajo. Y hoy día se agrega con mucha fuerza la defensa de derechos de las poblaciones migrantes que han tenido que abandonar sus países de origen por causas económicas o políticas. 2) Una integración cuyo punto de partida debe ser el bienestar social. La agenda no debe ser (apenas ni sobretodo) económica. Es fundamental desarrollar políticas sociales de atendimiento universal a las necesidades de salud, educación, moradía y acceso a la energía electrica y al agua de nuestros pueblos. Eso significa combatir las pretensiones de las corporaciones transnacionales de transformar esos servicios en negocios privados internacionalizados y desarrollar políticas para la universalización del acceso a esos servicios. La integración debe venir también con políticas de afirmación de los derechos de las poblaciones que han sido oprimidas por el capitalismo dependiente, el patriarcado, el colonialismo. El derecho a la igualdad para las mujeres, para las poblaciones negras, la libertad de opción sexual, el reconocimiento de los derechos a su cultura, a territorios y autonomías de los pueblos originarios son parte de esta agenda. 3) Los dos puntos anteriores se combinan con la discusión sobre las matrices de neustras infraestructuras regionales. Nuevamente la herencia colonial ha hecho que las vías de comunicación de nuestros países solo existan para vincularnos a las metrópolis; no hay vías de transporte barato y masivo de personas y cargas entre nuestros países. La integración regional es también y necesariamente la inter-comunicación de territorios a través de carreteras, ríos y vías ferreas. Ahora bien, la infra-estrucutra para conectar a los pueblos puede ser utilizada también para hacer de nuestra región una plataforma de exportaciones baratas a las metrópolis; este desvío no se resolverá bloqueando el desarrollo de la infraestructura, mas reorientando el desarrollo de neustros países. Pero esta debe ser también una decisión de los territorios y las poblaciones que van a ser inter-conectadas. Es decir, suponer una participación popular en la definición de esos proyectos, que hoy no existe. La cuestión energética es clave para el futuro de nuestras sociedades. Partimos de la matriz energética heredada del siglo XX y necesariamente en este punto de partida habrá que combinar nuevos desarrollos sobre la misma con nuevas fuentes de energía renovables y más limpias que las actuales. Cuál debe ser el mix entre pasado y futuro en el momento actual? Por otro lado, es importante notar que buena parte de la agresividad imperialista en este comienzo del siglo XXI tiene que ver con el tema energético, lo que nos debe llevar a considerar esta dimensión a la hora de las propuestas (ya que el imperialismo tiene una agenda muy fuerte en este tema en particular). 4) Desatar todos los nudos de la dependencia Nuestra región pasó de colonias de alguna metrópoli europa (en realidad, aún persiste el colonialismo francés en territorio sudamericano en la Guayana, cuya independencia debemos apoyar y reivindicar junto con el movimiento de liberación que allí lucha) para la condición de países dependientes del imperio de turno. Desatar esos nudos tendrá un punto de apoyo importante en la integración regional como antes diseñada pero pasa por libertar a nuestros países de la subyugación financiera internacional (que se da a través de la deuda externa, de la expeculación financiera internacional etc.) No es mera casualidad que en órganos que promueven la dependencia de nuestros países - como el FMI y el Banco Mundial - haya tomado 105 relevancia la discusión sobre la necesaria "coherencia" entre las políicas que nos quieren imponer (es decir, que deben ser "coherentes" las políticas impuestas por el FMI, con las del Banco Mundial y las de la OMC y TLCs...). Desatar los nudos de la dependencia financiera internacional es una pauta prioritaria. Otro nudo es el de la presencia militar de los Estados Unidos en nuestra región (a través de bases como las que tiene en Colombia y Ecuador, o de tropas como las que están en Paraguay) y su política de intervención en los asuntos internos de nuestros países (actualmente a pretexto del combate al narcotráfico y el terrorismo). Desarrollar una política de seguridad regional autónoma es uno de los grandes desafíos puestos a nuestrros pueblos para el próximo período. PARA FINALIZAR este guión de lanzamiento del debate, queremos enfatizar que se trata de un proceso. Pero, nuestro punto de partida es de conquistas en la fase de la resistencia y en la apertura de un período político donde las posibilidades de construir alternativas son concretas y que ya ha comenzado. Sin embargo, no hay que esperar soluciones mágicas, simples ni rápidas para el conjunto de temas aquí elencados. No ignoramos que hay muchas contradicciones e incluso conflictos que deberán de ser enfrentados entre los actores de este nuevo escenario que decimos está puesto. Afirmamos que la alternativa deberá ser la convergencia de una pluralidad de propuestas y no un nuevo "pensamiento único". Han sido cinco siglos de opresión, dominación y destrucción colonial y neocolonial a los que nuestros pueblos han respondido con muchas luchas, movilizaciones y revoluciones. Enfrentamos hoy la herencia colonial pero enarbolamos también la esperanza construidas en las resistencias. Tenemos una ardiente paciencia histórica pero también la firme convicción de que ha llegado el tiempo de los pueblos en nuestra región. Notas: (1) La incorporación de Venezuela como miembro pleno aún tramita em sus aspectos formales, pero ya hay uma decisión favorable de todos los actuales miembros del Mercosur. (2) A nivel continental, sin embargo, el cuadro es algo diferente. La firma del RD-CAFTA refuerza el carácter de área de influencia directa de los Estados Unidos que se mantiene em países de América Central y el Caribe. Ya el caso pionero de TLC, el NAFTA, que incluyó a México desde 1994, depende ahora de cómo evolucione la coyuntura de ese país, muy marcado por movilizaciones populares que tienen como uno de sus ejes el cuestionamiento a ese tratado (como la de "El campo no aguanta más") y que ahora tienen el foco en la campaña ciudadana contra el fraude electoral promovido por el PAN (P. Acción Nacional, de derechas) para impedir la victoria del candidato del PRD (P. de la Revolución Democrática) crítico del NAFTA. 3.5 INTEGRACIÓN DE LOS PUEBLOS: DOS FRENTES DE LUCHA CONTRA EL LIBRE COMERCIO Gonzalo Berrón La avanzada del “libre comercio” es global y se expresa de múltiples formas Durante los días 9 a 13 de noviembre pasados en San Pablo, Brasil, más de 70 delegados de movimientos y organizaciones sociales del mundo entero, pertenecientes a la red Nuestro Mundo No Está en Venta, se reunieron para evaluar la coyuntura de las negociaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y definir sus estrategias de acción. Facilitada por la reciente suspensión por tiempo indeterminado de las negociaciones en éste ámbito global del comercio, el análisis realizado se centró en la 106 constatación de algo que en nuestra región ya es conocido, pero que a nivel global parecía oculto tras las negociaciones de la OMC: el “libre comercio” se extiende de múltiples formas, a través de múltiples acuerdos y de forma similar en todas las regiones del planeta. En las Américas, esta ola arranca en 1989 con el Acuerdo del Libre Comercio Estados Unidos- Canadá, sigue con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que incorporó a México, y luego con la tentativa fallida del gobierno de los Estados Unidos para crear un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Ante la lentitud de las negociaciones de ésta última, se asiste a otra ola de acuerdos, que incluyeron primero a Chile (2003), pero después a los países de América Central, República Dominicana (DR-CAFTA, como se lo conoce en inglés) y Panamá, y lo más reciente, los TLCs con Colombia y Perú. Como si esto fuera poco, dicha “ola de libre comercio” viene también de Europa, con los llamados Acuerdos de Asociación que la Unión Europea (UE) negocia con las regiones de nuestro continente. Ya lo ha hecho con Chile y México, lo intentó con el Mercosur y, desde mayo de 2006, está en negociaciones con América Central y la Comunidad Andina. Con los países, negocia acuerdos similares en el marco de lo que ellos denominan Economic Partnership Agreements (EPAs), que no son otra cosa que una revisión de los términos de los acuerdos preexistentes entre la UE y los países de África, el Caribe y el Pacífico, de corte librecambista y ya no de tratamiento especial cómo los anteriores. Así como en las Américas, entonces, la pulsión del libre cambio, empujada desde las potencias económicas del Norte se extiende por todo el planeta con ímpetu y diversidad de formas. Sin embargo, lo trágico de este escenario está dado ya no por la esperada agresividad de la Unión Europea y los Estados Unidos en el comercio, sino por el hecho de que el libre comercio es adoptado en muchos lugares como el credo religioso que orienta la política externa de países en desarrollo. La hegemonía de la ideología del libre comercio ha sido tan fuertemente implantada en los años 90 que, pese a haber recibido algunos reveses, aquellos gobiernos que no confían en su credo se ven sometidos a intensas críticas y generalmente son acusados de “antiguos”, “anticuados”, cuando no de “aislacionistas” o “proteccionistas”. Este último término es empleado de forma despectiva, ¡cuando proteger pueblos y economías nacionales debería ser una de las obligaciones de todo buen gobernante! Así, Asia, Japón y China en particular, pero también otros países que ya se han incorporado “exitosamente” al mercado global, avanzan con acuerdos regionales de libre comercio. En África sucede lo mismo: los procesos de integración regional aspiran siempre como fin último al libre comercio. En las Américas, esta tentación, siempre presente, ha encontrado algunos obstáculos, pero sin dudas se plantea como una de las batallas más duras en el interior de los bloques regionales. Aquí entramos en el tema que nos convoca: la relación entre comercio y los procesos de integración entre los países, en particular entre los países en desarrollo. Esta cuestión tiene dos posibles abordajes. El primero es el que se refiere a los acuerdos de libre comercio de la región, o de países de la región, con bloques o países de fuera de la misma (por ejemplo, en la CAN, el acuerdo de Colombia con los EEUU). El segundo abordaje es el del libre comercio al interior de la región como meta final del proceso de integración. Ambos temas son polémicos. El libre comercio, una amenaza externa a la integración El primero es la gran amenaza para los procesos de integración, pues representa el intento de actores extrarregionales de impedir, por la vía del comercio, el avance de alternativas regionales de desarrollo económico y social. En este sentido, la consolidación de bloques económicos de diversa escala pero que, con potencialidades para implementar estrategias de desarrollo autónomo y de ampliación de mercados regionales más vigorosos, en definitiva podría redundar en el fortalecimiento geopolítico de grupos 107 de países de las Américas, es visualizada como una amenaza estratégica que hay que detener. Así han operado en nuestras Américas los acuerdos del CAFTA, que destruye el proceso integrador del Sistema de Integración Centro Americano, al determinar niveles diferenciados de apertura económica respecto a los Estados Unidos y poner a la región a trabajar ya no en función de la autonomía económica integral sino sólo de aquellos nichos de producción orientados al mercado norteamericano. El caso de la Comunidad Andina de Naciones es más fuerte, pues ésta es poseedora de una institucionalidad mayor, y más estricta en términos comerciales, y es víctima ahora de los acuerdos firmados por Colombia y Perú, que desafían esa institucionalidad, ponen en crisis todo el proceso de integración y han provocado, de hecho, la salida de uno de sus principales miembros, Venezuela. Finalmente, ésta es la misma estrategia usada en el caso de la propuesta de un TLC con Uruguay recientemente levantada por los Estados Unidos y vista con interés por algunos miembros del gobierno del país sudamericano – por suerte hoy congelada. Entonces, si los acuerdos de “libre comercio” han significado, desde esta perspectiva, una amenaza a los procesos de integración en curso, esa amenaza es potencialmente más fuerte para los intentos de construcción de futuros proyectos de integración, o más concretamente, procesos como la Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN), que, en estado germinal, están en riesgo de ni siquiera ver la luz pues son cuestionados por los acuerdo de libre comercio preexistentes que pueden llegar a limitar su potencialidad. En este caso en particular, la voluntad de algunos países por darle vida a un bloque sudamericano los lleva a relativizar aspectos centrales como éste y empujan flexibilidades institucionales hacia dentro de la CSN, que, al permitir la “coexistencia pacífica” de países con TLCs con países sin TLCs, en definitiva están abriendo la puerta al avance de los TLCs y de hecho levantando sobre pies de barro un proyecto ambicioso de integración regional, pues el avance de esos acuerdos pulverizaría la posibilidad de estrategias conjuntas y complementarias de desarrollo económico y social. El problema del libre comercio como meta de los procesos de integración El otro abordaje es el del “libre comercio” al interior de los bloques de integración regional. Pero, antes de avanzar, tal vez sea necesario introducir la cuestión del comercio. Lejos de ser una amenaza en sí misma, y lejos de ser tal como lo caracterizan los neoliberales un fin en sí mismo, o un camino de una sólo mano hacia el desarrollo, el comercio es una “herramienta” que puede ser utilizada hacia el desarrollo de los pueblos de forma integral o, por el contrario, hacia el enriquecimiento de algunos sectores. En el caso de los TLCs, desde sus orígenes – su historia es elocuente en este sentido –, son herramientas para expandir el lucro de las grandes corporaciones transnacionales. Siendo así las cosas, y teniendo como un supuesto que el comercio puede ser una herramienta para el desarrollo, los procesos de integración regional pueden y deben hacer uso de esta herramienta, pero hacerlo de forma indiscriminada como lo propone la doctrina neoliberal del libre comercio es sin dudas una amenaza al desarrollo; es como querer cortar un alambre con un destornillador. En este sentido, procesos de integración regional como la CAN y el Mercosur son presionados desde adentro por los sectores tal vez más competitivos respecto a los vecinos que, embanderados con la consigna del “libre comercio”, aspiran a abrir indiscriminadamente las fronteras internas cuando en la mayoría de los casos eso significa amenazas enormes para el desarrollo de las economías nacionales de los demás miembros del bloque. La integración de los pueblos y el comercio El camino hacia la integración de los pueblos en el tema comercial implica dar la batalla en estos dos terrenos: por un lado, continuar la resistencia a los acuerdos de libre comercio con los Estados Unidos, a los acuerdos de Asociación con la Unión Europea y hacer permanente el impasse de la OMC; por el otro, también cuestionar el formato de las negociaciones “sur-sur” si estas se realizan bajo criterios de “libre comercio”. El comercio con China, India, Sudáfrica o los países árabes puede ser beneficioso para esos 108 pueblos y el nuestro, pero debe estar atento y debe ser claro en respetar las asimetrías, los tiempos del desarrollo autónomo de cada una de las regiones, la soberanía alimentaria y otros criterios esenciales para la vida y la lucha contra la pobreza. Lejos de constituirse en paladines de la apertura comercial indiscriminada, nuestros bloques deben tener una política comercial externa que tenga como norte el comercio justo. En particular en el caso del comercio multilateral, nuestros bloques podrían contribuir al debate desencadenado por la crisis de la OMC, no con intentos de salvataje de una organización - diseñada en su forma para arbitrar el comercio internacional, pero en los hechos constituida en una herramienta para su liberalización irrestricta - sino con propuestas de una arquitectura del comercio internacional alternativa quizás realmente en el ámbito de la ONU y con un claro objetivo de desarrollo y lucha contra la pobreza y el hambre en el mundo. En éste último frente ha habido dos iniciativas importantes de parte de gobiernos de la región que, de forma pionera, han introducido “distorsiones” que apuntan a una reversión del formato “TLC” de relaciones comerciales. La primera de estas iniciativas surge con los acuerdos ALBA/TCP (Tratado de Comercio de los Pueblos) acuerdos que haciendo referencia al comercio, no se restringen al mismo y lo tienen como una de sus partes secundarias – diferente de los acuerdos de Asociación de la UE que son amplios pues incluyen cooperación y diálogo político pero cuyo eje central es el comercio. Lo central de los acuerdos ALBA/TCP es la búsqueda de la complementariedad no sólo productiva en términos de bienes sino de habilidades y capacidades técnicas y humanas por parte de los países involucrados. La segunda iniciativa está constituida por la propuesta introducida en el marco de la negociación CAN-Unión Europea elaborada en los marcos de los TCP (complementariedad, respeto a las asimetrías, y protección de industrias nacientes, recursos naturales, diversidad, entre otros). El movimiento del gobierno boliviano tiene sus riesgos pues reconoce la negociación en ámbitos evaluados como sensibles por los movimientos sociales de la región – tales como los mencionados en el paréntesis aquí arriba – y al hacerlo siempre existe la posibilidad de caer en trampas formales que pueden tener impactos negativos para el país, o bien de dejar abierta una negociación que puede ser retomada en el futuro con otro carácter. En este sentido, los movimientos deben estar vigilantes y dar seguimiento a las negociaciones para evitar estos riesgos. Pero la propuesta boliviana, si aceptada por la UE, implica el reconocimiento de un límite al libre comercio, una alteración y de hecho un retroceso de esta lógica hasta ahora hegemónica. Es auspicioso este intento, como también lo sería la aceptación de una propuesta similar hecha al gobierno de los EEUU. Por fin, en el plano intra bloque, el principal desafío respecto a lo comercial es crear estructuras que hagan un uso selectivo del comercio, me atrevería a decir un uso pragmático del mismo, desde que ese pragmatismo sea concebido como una mirada global de desarrollo colectivo, y no sólo de algunos sectores. En este sentido, la tarea de los movimientos y organizaciones sociales es contribuir con la construcción de una visión contra-hegemónica que refuerce procesos de complementariedad y cooperación económica entre las naciones, una visión que lejos de condenar mecanismos de regulación del comercio – como el recientemente aprobado Mecanismo de Adaptación Competitiva (MAC) en el ámbito del Mercosur – refuercen la idea de que los mismos son necesarios para enfrentar la pobreza y avanzar hacia el desarrollo inclusivo. Los llamados mecanismos de tratamiento de las asimetrías en definitiva no son otra cosa que eso: regulaciones y formas consensuadas de atenuar colectivamente las distintas situaciones económicas y sociales de los países de un determinado bloque. Son estas medidas las únicas que se condicen con una integración justa y las que en definitiva hacen de la integración una opción política y económica atractiva para los países en desarrollo como los nuestros, una opción que los movimientos y organizaciones sociales debemos fortalecer – y pelear para logarlo – en el camino hacia la liberación de nuestros pueblos y la resistencia a los imperialismos y neocolonialismos variopintos que enfrentamos en este comienzo de milenio. 109 3.6 EL ALBA CONSTITUCIONALES ELABORA DEL FILOSOFÍA: ASPECTOS FILOSÓFICOS Y ALBA Judith Valencia6, septiembre 2005 En el murmullo cotidiano se escucha que en Venezuela, hemos abierto [pueblos y gobernantes] las compuertas hacia otro mundo posible. La multitud esta tentada a recorrer experiencias de vida novedosas. Vivimos la ocasión de constituirnos en nación, libre y soberana. A cada ocasión, le corresponde un imaginario contenido. El de hoy, contiene lo de antes, recoge siglos. Cada ocasión en su contexto. Para 2005 el contexto mundial delimita el diseño lo posible [maneras, sentidos, cauces]. Con certeza, el capitalismo en su andar perverso, achico el mundo de los pueblos. La multitud, habitantes de los territorios invadidos, son pobladores no-útiles/inútiles para los parámetros contemporáneos de la rentabilidad de los grandes capitales/de las empresas transnacionales. Tan simple, como que económicamente hablando, al capitalista no le es rentable asalariar, educar ni alimentar a pobladores innecesarios, inútiles, no rentables. En este contexto [de fines del XX e inicios del XXI] delimitado por el dominio perverso del capitalismo, los pueblos rugen, contra el rugido, el imperio militariza el espacio social: prohíbe, reprime, encarcela, suelta a tanatos, empobrece cuerpos y espíritus. Envilece. El terror atómico de Hiroshima y Nagasaki [6 y 9 Agosto 1945] lo inyectan a través del tejido capilar del poder. Muy a pesar de todo, los pueblos siguen rugiendo. En la Venezuela bolivariana, el rugido mundial/continental de la rebelión de los pueblos, deviene en voluntad/en deseo de hacer posible lo pensadamente imposible. El contexto que traza el imperio, delimita. Haciendo uso [abuso] del arsenal bélico. El imaginario contenido en esta ocasión [Venezuela 1999 y hasta siempre] brota por los poros de la piel revolucionaria. Resultan premonitorios dos estudios. Asi dicen: • “…aquello que mas ha movido a las grandes multitudes de nuestros países en los periodos revolucionarios no ha sido la ambición de crear un orden nuevo, sino la de recuperar un orden antiguo… la energía vital de cada revolución provenía del pasado” (1). • “La creación de nuevos espacios de libertad para superar la actual sumisión del individuo soberano a las leyes del mercado o al despotismo del Estado, dependen de la composición material de las subjetividades que el propio proceso social va creando… La comprensión cabal de la plasticidad histórica del sujeto y de los procesos materiales que la determinan, es la única alternativa…”(2). Entre quienes tuvieron como afán de vida, dejar dichos de prueba de los saltos de la humanidad, (3) dichos que condensan el contenido del imaginario colectivo. De entre ellos, convenimos en pensar que todo hecho humano es intencional cual maquinas de deseos. Siendo así, el proceso social prioriza [según los limites de cada ocasión] unos u otros de los contenidos en el imaginario colectivo. 6 Judith Valencia. Profesora Titular de la Universidad Central de Venezuela. Investigadora adscrita al Departamento de Economía Teórica de la Escuela de Economía. Facultad de Economía y Ciencias Sociales. Cátedra de Economía Política. Caracas. 110 Estando todo allí contenido, los deseos libertarios prohibidos y/o permitidos, formalizan y/o revolucionan las sociedades. De un tiempo para acá, los pueblos nos encontramos sumergidos [ahogados] en/por las normas del capitalismo transnacional, ejerciendo el gobierno mundial del imperio bélico, a través de la globalización, dispositivo que actúa tal cual la cuarta guerra mundial. Guerra política mimetizada bajo el concepto contemporáneo de gobernabilidad, impulsada con un enfoque de democracia que al priorizar los derechos humanos de las minorías, actúa contra la multitud sin derechos. Enfoque de gobernabilidad que vienen forzando legitimar, a propósito de la seguridad post-11 de septiembre de 2001. Recién enuncian su certificación en la Asamblea General de la ONU/septiembre 2005, bajo el concepto de “Paz y Seguridad Colectiva”, junto al de “responsabilidad de proteger”. Conceptos que legalizarían el imperialismo desde la ONU. Un dicho de prueba, (4) hace constar que con el capitalismo, el Estado lo es de gobierno: • “El gobierno… como una manera de definir las cosas para conducirlas no al bien común, como decían los textos de los juristas, sino a un fin conveniente para cada una de las cosas que hay que gobernar… no se trata de imponer a los hombres una ley sino de disponer las cosas, es decir, utilizar bien tácticas que leyes, en ultimo termino utilizar las mismas leyes como tácticas: actuar de tal modo y a través de un cierto numero de medios para que este o aquel fin pueda ser alcanzado… los instrumentos de gobierno en vez de ser leyes serán tácticas multiformes…Este Estado de gobierno que se centra especialmente sobre la población y que se refiere y utiliza como instrumento el saber económico, corresponde a una sociedad controlada por los dispositivos de seguridad”. Precisiones. La ocasión, la Venezuela bolivariana que despliega un poder constituyente, permitiendo inventar nuevos espacios de libertad que ponen en tensión practicas sociales y a la misma vez recuperar la energía vital de las culturas milenarias. El proceso al reconocer la plasticidad historia del sujeto no deja nada ni a nadie fuera. Las fuerzas libertarias prohibidas y latentes en el imaginario colectivo insurgen preñando de sentido todo acontecimiento. Podemos decir, que hasta 1999 el gobierno mundial canalizo la política de hechos cumplidos [de tácticas por ley] a través de las negociaciones multilaterales y bilaterales. Aprendimos en el camino que algunos de los nudos del amarre se desanudan, y que es posible todo a una misma vez. Que no hay que esperar que el capitalismo sucumba para empezar a sembrar la cosecha. Que a la misma vez que el imperio ofende, podemos liberar terreno [humano y material] desde donde contagiar el cultivo de la insurgencia, de lo inédito, de la novedad: de inventar vivir libre en multitud. El ALBA, como alternativa bolivariana y/o como amanecer es cauce de esa ocasión. Es un plan de siembra propuesto para cosechar/ocupar territorio [humano y geográfico], expulsando y/o impidiendo la invasión de la inversión del capitalista, quien como todo humano actúa con su intención. ALBA & ALCA, filosofías contrarias en esencia, se baten en lucha por un mismo territorio, con intensiones opuestas y a un mismo tiempo. La lucha por territorio deriva entre victoria o derrota. Necesario es vencer. El ALBA tuvo un punto de partida, en el deseo manifiesto del Comandante Hugo Chavez, en diciembre 2001 cuando expuso la magia de la integración entre los pueblos, oponiéndose al ALCA en tanto mandato del Imperio. Sin embargo, el ALBA echa a andar cuando en el imaginario colectivo los pueblos van reconociendo y hacen suya la intención expresada en el deseo enunciado. 111 En el contexto de situaciones entre abril y diciembre 2002, el ALBA amanece socialmente. Los pueblos asumen hacer posible los proyectos de vida inconclusos, abortados, reprimidos. La energía vital del pasado se hizo presente en las calles. El proceso bolivariano lo aprueba y comprueba. Podríamos enumerar los artículos de la Constitución/99 que enuncian la posibilidad de ALBA`s. Avanzado el proceso es necesario reconocerlo en la Constitución, mas no es suficiente. Lo enunciado, aprobado y refrendado vino sucediendo como intención manifiesta y protagónica. Entre abril y diciembre 2002, derrotando el golpe de estado de abril y el sabotaje petrolero de diciembre los pueblos en las calles reconocieron sus carencias y sintieron su fuerza y la urgencia. Sin disolver el Estado, la sociedad asumió misiones de gobierno. Un colectivo en tensión, reconociendo la Constitución refrendada el 15 de diciembre de 1999, sabiendo de las Leyes Habilitantes del 13 de noviembre de 2001, asalto la posibilidad de convertir planes de gobierno en tareas de pueblo protagónico. La reconquista del terreno político [con el contra-golpe del 13 de abril 2002] de PDVSA y del ingreso petrolero [en marzo de 2003] dieron condiciones e hicieron realidad la voluntad política presidencial de “darle poder a los pobres”, al asumir compromisos con las misiones. El ALBA es hacia adentro de lo humano y de la geografía, celebrando un proceso social en el que lo pobladores laboran su propio destino soberano, ocupando territorios. Digo los pueblos: indígenas, campesinos, citadinos. Todos, los más diversos sujetos planteando lo suyo, sin sujetar a los otros. Con la intención manifiesta de cerrarle el paso, a las tácticas emanadas del Estado de gobierno mundial, que instrumentaliza la anexión de territorios mutilando a sus pueblos pobladores. Con el ALBA, nos proponemos integrar las capacidades humanas junto a las riquezas territoriales, para satisfacer necedades y necesidades culturales. Necedades y necesidades de alimento del cuerpo y del espíritu, de abrigo, de ocio, de los deseos porvenir. El ALBA respeta el hecho cierto de que la felicidad es una construcción cultural. Todos en el ALBA, cada cultura con su perfil. Los pueblos citadinos tienen costumbres de la ciudad, pero según su región originaria y/ o su raza, son citadinos culturalmente diversos. Los pueblos indígenas según su geografía, su cosmovisión, labores, ritos y mitos. Así como los campesinos, indígenas o afrodescendientes, andinos o isleños. Cultivadores de la tierra y/o del mar o del rió. Cada cual tiene lo suyo no transferible. Los ritmos de vida están impregnados de cultura, de condiciones del saber. Hay un ritmo del analfabeta, quien al aprender a leer incorpora su experiencia a la lectura. El ALBA reconoce los ritmos y los respeta en desacuerdo práctico con los criterios de la competencia que deshecha multitudes. El ALBA se funda en el respeto de los ritmos de otros. Cada quien a su paso pero todos a una misma vez, defendiendo la soberanía de los territorios preñados de culturas. Hasta aquí el renacer de las culturas milenarias contenidas en el imaginario colectivo. Imaginario depositario de otras visiones, construidas en los cruces mestizos de los haceres mercantiles. Por ello es que en el ALBA`s también se incluyen políticas publicas comerciales, que pretenden cambios significativos en las maneras de producir bienes y servicios, concertadas entre privados y entre empresas publicas intergubernamentales. En la segunda mitad del siglo XX, la naturaleza artificial creada en torno a la tecnología capitalista, subsumió costumbres y tradiciones. Formuló maneras de producir y patrones 112 de consumo. El citadino, el profesional libre, las pautas del comercio interinstitucional e internacional estarán presentes en muchos años por-venir. Esta verdad tiene sitio en el ALBA`s por ello, inscribimos en la filosofía del ALBA`s, los Convenios Comerciales Compensados y las Alianzas Estratégicas circunstanciales. Como variantes en el combate de restarle apoyo real personal/político, a la ofensiva contrarrevolucionaria con intención hemisférica envolvente y expansiva del inversionista imperial. Los Convenios guiados por el sentido del ALBA`s, entienden que en el comercio no esta el problema, admiten la posibilidad de practicar el comercio compensado, en la medida que este resulte mutuamente conveniente, para ampliar y profundizar el intercambio comercial. Es así como surgen convenios comerciales compensados. Las Alianzas Estratégicas circunstanciales tienen al petróleo como centro. El gobierno bolivariano utiliza su recurso abundante escaso en territorios de pueblos hermanos, negociando intercambios complementarios, sin exigir compensaciones que vulneren la soberanía y dando condiciones de comercialización solidarias, sustituyendo las exigencias de las transnacionales privadas. Estas alianzas estratégicas que tienen como centro el petróleo y el gas son políticas comerciales fundadas en la conservación de los recursos naturales no renovables, la solidaridad compartida y la corresponsabilidad social entre pueblos. Asegurando el acceso democrático a la energía a precio razonable. Se concibe como un acuerdo entre gobiernos, concreta esfuerzos en la complementariedad de las capacidades de nuestras empresas estatales de energía. De lo dicho podemos derivar que el ALBA’s tiene un amplio trecho por andar. Lento pero sin pausa. Y en su andar, abarcando la lucha, por no dejar que la Comunidad Suramericana de Naciones por-venir, quede atrapada en la intención imperial, que proyecta surcar los territorios con ductos para succionar los recursos energéticos, biodiversos y de agua (5). Debemos estar alertas porque todos los cargos de mando en los organismos de integración regionales están en manos de quienes fueron funcionarios en gestiones anteriores de gobiernos. No pienso en coincidencias. Pero si, en que han conjugado intenciones. Nuevas tareas para el ALBA’s y con ellas responsabilidades de los pueblos comprometidos y protagónicos. Para concluir le doy la palabra a un campesino andaluz propagando semillas de ALBA (6). Todos eran agitadores De tal suerte, el incendio Se propagó rápidamente Por los pueblos combustibles Nadie Formulaba peticiones Ni exigencias, nadie intentaba negociar (... ) El pueblo quería cosas más trascendentales que los meros aumentos salariales Pero, ¿ cómo vendría el gran cambio ¿ Nadie lo sabía. En el fondo, los campesinos pensaban que tenían que llegar de alguna forma sí todos los hombres se declaraban por él al mismo tiempo. Juan Díaz del Morral, 1929 Notas: (1) Fernando Mires. “ La Rebelión Permanente” Siglo XXI 1988/p448 113 (2) Enzo Del Bufalo. “La genealogía de la Subjetividad” Monte Ávila Editores 1991/p169. (3) Entre muchos otros no menos valiosos: Marx/1844, Nietzshe/1890, Freud/1905. Einstein/1920, Picasso/1930, Faucault/1975. Vive en el imaginario colectivo en poetas y cantautores. (4) Michel Foucault. “La Gubernamentabilidad” Colección: Genealogía del Poder. Espacios del Poder. La Piqueta. 1981 (Exposición enero 1978) (5) La Biodiversidad tiene como base fundamental el reconocimiento de la diversidad humana la biodiversidad no es solo flora y fauna, suelo, agua y ecosistemas, es también culturas, sistemas productivos, relaciones humanas y económicas, formas de gobierno, es en esencia libertad. El imperio tiene la intención de hacer suya la biodiversidad: Territorio y vida nuestra. (6) Juan Diaz del Moral es citado por Eric J. Hobsbawn en “Rebeldes Primitivos” Ariel. 1983/p 117. 3.7 AMÉRICA LATINA: INTEGRACIÓN REGIONAL Y LUCHAS DE EMANCIPACIÓN7 Gustavo Codas América Latina entró en un nuevo período político con grandes potencialidades emancipadoras, cuyos contornos y desarrollo aún están en construcción y disputa. Las dificultades son inmensas pero se trata de una oportunidad histórica única para conquistar nuestra segunda y verdadera independencia. En ese contexto, la cuestión de la integración regional es clave para definir el rumbo político que tomará la región… El objetivo de este artículo es sistematizar algunos elementos de ese nuevo período político, analizar las dificultades y potencialidades de la actual coyuntura regional, y plantear algunos desafíos que las izquierdas deben enfrentar – en particular en materia de integración regional - para hacer avanzar las luchas emancipatorias en América Latina. Cuatro procesos Corriendo los riesgos de toda comparación histórica, pero con la intención de subrayar la importancia del actual período político, podemos apuntar – como otros autores ya lo hicieron – que ésta es la cuarta vez en que se vive una oleada emancipadora en nuestra región en los últimos doscientos años. Es obvio que no fueron procesos homogéneos. Pero su denominador común fue su carácter de alcance regional y su potencial de ruptura con el orden colonial e imperialista. El primero se registró cuando la gran oleada de las luchas por la independencia que tuvo su epicentro entre los años 1810 y 1830. Conquistamos la independencia formal de España y Portugal, pero no rompimos las cadenas de la dependencia económica que nos ataban a las otras metrópolis que en breve se convertirían en el imperialismo hegemónico. La segunda andanada se expresó en el ascenso del nacionalismo en los años 1930-40. Intentó crear las bases materiales para la independencia económica pero faltó una voluntad política que la llevara hasta el final. Así pasada su primera fase se transformó en un fracasado proyecto que, sin rechazar la dependencia, pretendía impulsar un desarrollo asociado al imperialismo. El tercero se abrió con la revolución cubana de 1959. Tuvo un tremendo impacto político-ideoló gico 7 Publicado en “Contexto Latinoamericano. Revista de Análisis Político”, No. 1, septiembrediciembre de 2006, de la editora Ocean Sur, México. 114 sobre la región y generó nuevas condiciones para realizar la tarea propuesta por Mariátegui (desde Perú, en 1928) de pensar un socialismo indo-americano como creación heroica y no como calco y copia de doctrinas importadas de las metrópolis. No consiguió sortear, sin embargo, el feroz cerco de dictaduras militares que el imperialismo norteamericano y las oligarquías locales a él aliadas impusieron a la región en las dos décadas que se siguieron (2). Cada uno de esos procesos tuvo sus conquistas, sus limitaciones y sus derrotas. Lo nuevo que el actual proceso presenta es que puede reunir, a una sola vez, condiciones económicas, políticas e ideológicas para generar un proyecto de emancipación de escala regional. Para discutir cómo conseguirlo, vamos primeramente detenernos en el análisis de los antecedentes del actual período que nos dará una visión sobre las condiciones bajo los cuales tenemos que operar. Neoliberalismo, un proyecto contestado A mediados de la década pasada, el discurso dominante era del “fin de la historia” y de que “no hay alternativas”. Entonces, nuestro continente estaba cubierto de gobiernos neoliberales obedientes al de Washington; y Cuba, solitaria, atravesaba el desierto del “período especial”. El neoliberalismo había tenido entre sus pioneras a dos dictaduras militares sangrientas, la chilena (1973-1989) y la argentina (1976-1983) pero se transformó en proyecto dominante cuando en los ‘80 fue asumido por el imperialismo norteamericano (con el gobierno Reagan) como programa a ser implementando mundialmente. Las crisis del programa socialdemócrata europeo desde finales de los años 1970 y del socialismo burocratizado en la década de 1980 y el fin de la Unión Soviética en 1991 abrieron espacio para que el proyecto neoliberal se tornara ideológicamente hegemónico en ese período. Al mismo tiempo, el “fin de la guerra fría” alimentó en algunos círculos la ilusión de un mundo sin conflictos que no se verificó: surgió un orden mundial más injusto, más inestable y más violento que el anterior, regido por la unipolaridad del imperialismo norteamericano. Entiendo que aún estamos bajo ese doble signo a nivel mundial, de imposición del programa neoliberal y de la unilateralidad del accionar del imperialismo norteamericano. Sin embargo, se trata de un orden que presenta resquebrajaduras (aunque hay que considerar que son resquebrajaduras regionales con características y potencialidades políticas muy heterogéneas) . De todas ellas, la que más elementos emancipatorios incorpora es la que vivenciamos en América Latina. En nuestra región la coyuntura dio un giro. Hay un despertar de los pueblos y el neoliberalismo es por aquí un proyecto puesto en jaque. La línea del tiempo de la coyuntura actual la podríamos comenzar en diversos puntos. Y ciertamente, dependiendo de la ubicación geográfica de quien observa, habría percepciones diferentes de acuerdo con las experiencias nacionales. El antecedente más distante podría ser el Caracazo de 1989 en Venezuela, primera revuelta masiva contra un ajuste neoliberal, sangrientamente reprimida por el gobierno del entonces presidente Carlos Andrés Pérez. Entre los antecedentes estaría seguramente el levante indígena zapatista mexicano contra el TLC (Tratado de Libre Comercio) con EEUU y Canadá en enero de 1994. Pero, será la rebelión popular en Cochabamba, Bolivia, en 2000 contra la privatización del agua, la que ponga en evidencia de forma más clara de que ya se había alcanzado una nueva coyuntura, donde la presión popular era capaz de bloquear la aplicación del programa neoliberal. A esa cronología habría que poner igualmente los momentos, desde finales de la década pasada, en que movilizaciones populares echaron a presidentes neoliberales en Ecuador, Paraguay, Argentina y Bolivia. Y cuando los pueblos, a través de su voto, buscaron alternativas, comenzando con las elecciones venezolanas de 1998, cuando Hugo Chávez fue electo presidente de Venezuela, en una serie que creció 115 expresivamente en los últimos años con Brasil, Argentina y Uruguay y tuvo su momento alto con la reciente elección de Evo Morales en Bolivia (3). Ahora bien, que haya cuestionamiento y oposición al neoliberalismo no quiere decir aún que otro proyecto ya esté claramente en marcha. Lo que significa es que ese programa se agotó porque no ofrece más perspectivas de gobernabilidad (al menos en un marco democrático), que está abierta la temporada de formulación, construcción y aplicación de alternativas. Por otro lado, no hay un programa alternativo ya listo y válido para todos los casos. Por último, el desenlace de la coyuntura dependerá de la constitución de voluntades políticas capaces de impulsar a cada país y a la región hacia un proyecto de superación del neoliberalismo; y serán “capaces” si construyen mayorías políticas (por ello, el tema clave es el de la “hegemonía” en los procesos nacionales). Sin embargo, no quiere decir también que en el proceso de ese parto no estén presentes ya indicaciones del sentido general de las mudanzas. Por ejemplo, no es un detalle menor que en la Cumbre de Presidentes de Mar del Plata, en noviembre de 2005, el presidente Bush mismo con la ayuda de sus testaferros regionales (con el mexicano Vicente Fox a la cabeza) no haya conseguido forzar la retomada de las negociaciones del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), bloqueada por la oposición de los gobiernos de Venezuela y del Mercosur. Téngase en cuenta que el ALCA era desde el tiempo del auge neoliberal la principal estrategia imperialista para completar su dominación sobre la región. Por las cuentas de Clinton, primero, y Bush, después, el año 2005 sería con el ALCA para todo el continente (excluyendo a Cuba) el equivalente al 1994 con el NAFTA en América del Norte. No fue y no hay perspectiva de que se pueda retomar a corto plazo. Lo que le restó al gobierno norteamericano es presionar a los gobiernos nacionales más susceptibles a su coerción – Chile, Colombia, Peru, países de América Central y República Dominicana – para imponer TLCs bilaterales. Esto que es un avance del imperialismo norteamericano por las partes de menor resistencia (gracias a la presencia de gobiernos entreguistas) es también su confesión de derrota en relación al todo. Imperio empantanado Hay muchos indicios de que el auge del imperialismo norteamericano ya pasó. Su principal argumento – su capacidad de despliegue militar convencional – se empantanó en Irak. Sus políticas para el mundo árabe y el musulmán fracasaron al no estabilizar un arco de aliados estratégicos; al contrario, han introducido nuevos elementos de inestabilidad para sus antiguos aliados. Habiendo entrado militarmente de forma maciza no tiene como salir tan temprano de allá y – todo indica – no cuenta con fuerzas suficientes para dos frentes de conflictos agudos al mismo tiempo. El unilateralismo de su política internacional despertó al “nacionalismo” en otras potencias capitalistas que sin capacidad de enfrentarle militarmente, sin embargo, se ven tentadas a buscar un nuevo mapa geopolítico – osadía facilitada por la ausencia del “peligro comunista”. Su economía (tomada individualmente) continúa siendo la principal del planeta, pero en declinio y con problemas crecientes, cada vez más dependiente del financiamiento del resto del mundo, en particular de China. Al mismo tiempo vemos que vuelven a crecer movimientos populares de contestación dentro de los Estados Unidos. El caso más evidente es el de las gigantescas manifestaciones promovidas por inmigrantes (sobretodo latinos) en defensa de sus derechos el pasado 1 de mayo de 2006. Pero también tienen su impacto las coaliciones contra la guerra y las que llevan campañas contra las políticas de las corporaciones multinacionales norteamericanas. 116 Es debido a ese cuadro coyuntural que América Latina no es hoy la primera prioridad estratégica del imperialismo norteamericano. También en otras coyunturas cuando se aflojaron las cuerdas con que el imperialismo ata a la periferia es que hubo mayores espacios políticos para proyectos emancipatorios. Pero eso no significa que en términos geopolíticos nuestra región haya perdido su carácter de área natural de ejercicio de la hegemonía norteamericana (por lo que no hay que esperar auxilio de otras potencias). Izquierda, crisis y reorganización Es importante señalar que las izquierdas (sociales y partidarias) arriban a esa nueva coyuntura después de atravesar una fuerte crisis política e ideológica en la región (y a nivel mundial). Compárese el escenario de mediados de los´80 con la primera parte de la década siguiente y se verán dramáticas transformaciones en el mapa de las izquierdas latinoamericanas con deserciones importantes, con la disolución de organizaciones políticas que tuvieron peso, con la pérdida de referencias programáticas etc. al mismo tiempo que las fuerzas conservadoras enseñoreaban su hegemonía ideológica y política neoliberal en la mayoría de los países. Sin embargo, la crisis de las izquierdas quince años atrás tuvo un inesperado resultado positivo: deshizo las fronteras internas (muchas veces sectarias) entre tradiciones, partidos y facciones establecidas por las experiencias del siglo XX. Éste fue el nuevo terreno fértil para las amplias convergencias populares ocurridas en el período siguiente, de retomada de las movilizaciones populares y contestación de legitimidad del proyecto neoliberal. Una de sus características, que tanto la diferencia de otros momentos históricos como le da potencialidades (aunque también dificultades) que aún no podemos medir, es que el actual proceso acontece sin que haya previamente alguna hegemonía política-ideológica instalada o pudiendo instalarse en el escenario político popular de nuestro continente. Eso se debe, probablemente, a que aún estamos en un período de reconstrucción de las izquierdas sociales y partidarias después de la caída del “socialismo real” que junto con el vendaval neoliberal, unos quince años atrás, tuvo tremendo impacto sobre la configuración de las fuerzas progresistas. Pero, todo indica que haremos de este rasgo actual un principio para que finalmente la liberación de los pueblos la construyamos buscando la unidad pero rechazando los hegemonismos. Una intensa actividad desde los movimientos sociales (o de la “sociedad civil” según se quiera) abonó esta nueva fase. Entre los antecedentes más importantes habría que nombrar a la campaña continental contra los “500 años de colonialismo” en 1992. Allí, la convergencia entre movimientos indígenas, campesinos, barriales, de mujeres, de cultura y comunicadores populares etc. apuntaba para la conformación de nuevos actores políticos. Articulaciones continentales o mundiales surgieron o se fortalecieron en ese proceso y en la nueva coyuntura que se delineaba en nuestra región: la Vía Campesina y la Coordinación Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC); los encuentros de pueblos indígenas que han resultado en coordinaciones (amazónica, andina, entre otras); Jubileo Sur Américas y “50 años (de FMI / Banco Mundial) bastan”; la Marcha Mundial de Mujeres y la Red Mujeres Transformando la Economía (REMTE); el Frente Continental de Organizaciones Comunitarias (FCOC); la Alianza Social Continental (ASC), la Campaña Continental contra el ALCA y los Encuentros Hemisféricos de Lucha contra el ALCA; la Convergencia de Movimientos Populares (COMPA); la Asamblea de los Pueblos del Caribe (APC); el Foro Social Mundial y el Foro Social Américas, el Foro Sindical de las Américas (primera experiencia de espacio sindical ampliamente unitario desde la Segunda Guerra Mundial), entre varias otras. A diferencia de otros continentes y diferentemente de otros momentos en nuestra región, hoy tenemos en las Américas muy amplios espacios de convergencia, articulación y construcción de luchas comunes. Son herramientas fundamentales para que, más allá de 117 las diferencias nacionales o sectoriales que hay, vayamos trabajando en perspectivas cada vez más unitarias de superación de nuestra herencia colonial, de nuestra dependencia en relación al imperialismo y de las desigualdades sociales, étnicas y regionales que marcan a América Latina. Necesidad y posibilidad de la integración Que este proceso de rearticulación de las izquierdas ha tenido un balance globalmente positivo – aunque con grandes heterogeneidades – es innegable. La resistencia dio sus frutos como muestra el hecho de que la negociación del ALCA esté paralizada o de que hayan surgido en diversos países fuerzas políticas críticas del neoliberalismo y del imperialismo norteamericano con capacidad hegemónica (y que son gobierno en diversos casos). Pero, un proceso de emancipación no depende solamente de la construcción de fuerzas sociales y políticas con capacidad hegemónica, depende también de que haya una base material que lo permita. Hasta 1991, las revoluciones que hubo en el siglo XX posteriormente a la soviética, contaban – independientemente del mayor o menor entusiasmo que tuvieran por la misma – con la retaguardia estratégica de la URSS, es decir, tenían disponible, fuera del circuito económico dominado por el imperialismo, un mercado para sus exportaciones, una fuente de aprovisionamiento de productos que les faltara, una plataforma de tecnologías de punta a la cual poder acceder, etc. Y como el mundo estaba dividido por la confrontación URSS-EEUU había interés por parte del gobierno soviético de ampliar sus áreas de influencia. Pero, frente al hecho de que la URSS había alcanzado esa condición venida de la tragedia de la opción estalinista en la décadas de 1920-30, había que equilibrarse entre utilizar esa retaguardia estratégica y no perder el carácter del proceso revolucionario, dura prueba por la que pasaría la experiencia cubana. La cuestión es: desaparecida la URSS, ¿cuál sería la actual retaguardia estratégica? Si el proceso emancipatorio se da en un país periférico, ¿habría condiciones de mantener y profundizar su rumbo revolucionario inserto en un mercado mundial dominado por el imperialismo? Ni el pensamiento revolucionario (desde Marx y Engels en mediados del siglo XIX) ni el pensamiento y el accionar estratégico del imperialismo (desde 1917) han admitido tal hipótesis. En el caso de nuestra región, sin embargo, hay una brecha que podría ser utilizada. Producto de la combinación de la existencia de amplias reservas de recursos naturales de todo tipo y del esfuerzo de industrialización en las fases anteriores al neoliberalismo, América Latina tiene un potencial regional de constituir capacidades autónomas frente a la presión del capital imperialista. Pero no hay ningún país que aisladamente lo pueda hacer, debiendo ser un proyecto común a varios. La integración regional es pues una necesidad para los proyectos emancipatorios, pero también es una posibilidad concreta, gracias al surgimiento, consolidación y crecimiento de las fuerzas que mencionábamos más arriba. Las dificultades residen, sin embargo, en el carácter inédito de un proceso así. Hasta entonces la integración regional era enfocada y entendida dentro del área de influencia – y como parte de la influencia – de una potencia hegemónica. Mismo el proceso que resultó en la Unión Europea tiene que ser entendido como parte de la estrategia de los EEUU de contención de la URSS. Ahora bien, un proceso de integración regional sin el liderazgo de una potencia hegemónica y, peor, contra las pretensiones hegemónicas de la única actual superpotencia (EEUU) no cuenta con una doctrina que le de antecedentes y consistencia programática: habrá que elaborarla sobre la marcha. Ésta es la tarea dramática que se 118 impone a las izquierdas latinoamericanas como resultado de los éxitos cosechados en la fase anterior. Agendas 1. Si éste es el cuarto momento histórico de la larga marcha por la emancipación indoamericana, será importante sistematizar las propuestas y las lecciones de los tres esfuerzos anteriores. Eso incluirá, ciertamente, el rescate crítico de los debates propuestos por Simón Bolivar (a cuyas iniciativas los Estados Unidos respondieron con la Doctrina Monroe), José Carlos Mariátegui (en diálogo y polémica con Haya de la Torre), pensadores de la CEPAL (como Raúl Prebish, Celso Furtado, Aníbal Pinto y María C. Tavares), Ernesto Che Guevara, entre otros. 2. ¿Cuál deberá ser la identidad política de ese amplio proceso? ¿Idendidad o identidades? El nacionalismo en los países periféricos o dependientes tiene un carácter revolucionario cuando es antiimperialismo (4). Pero cuando se orienta a disputas entre países de la periferia se hace patrioterismo de la peor especie, fácilmente manipulado por intereses imperialistas. En la región hay conflictos latentes entre países que si dejados a esa dinámica llevarían a la desagregación política y al fracaso de la idea de que hay alternativas a la hegemonía imperialista en América Latina. Para superar ese escollo, el presidente Chávez ha propuesto el "bolivarianismo" y, de hecho, el legado de Bolívar tiene gran actualidad para las tareas que hoy están colocadas. Sin embargo, hay que preguntarse – partiendo incluso de las experiencias del siglo pasado – de la pertinencia de la búsqueda de una sola identidad política, mismo que ideológicamente amplia. Nos parece que lo más correcto será buscar la convergencia desde diversas identidades desde que orientadas por el objetivo estratégico común de una construcción contra-hegemó nica en la región. 3. ¿Cuáles deben ser los contenidos de ese proceso? O sea, ¿cuál sería su "programa"? Como decíamos más arriba ésto no está listo: es y será un proceso. Y si admitimos una pluralidad de identidades convergentes, debemos considerar incluso una pluralidad de programas. No obstante, hay algunas directrices que podemos afirmar desde ahora. Es lógico y comprensible que cada gobierno inicie el proceso utilizando los medios que su economía nacional tiene actualmente. Sin embargo, si se queda en eso, sería la mera reiteración del modelo actual (de dependencia y subdesarrollo) que justamente se quiere superar. Por eso es fundamental vincular los debates sobre la superación del neoliberalismo dentro de nuestros países al proceso de integración regional. Por otro lado, nuestras economías fueron construidas históricamente para servir a las metrópolis, tienen incluso características de unidades competidoras entre sí en los mismos rubros por mercados del capitalismo central y por capitales imperialistas. Un proyecto de integración debería así significar un amplio proceso de redefinición de nuestras estructuras productivas, de las infraestructuras de transporte y comunicación, de las matrices energéticas etc. para hacer de la región una unidad económica común orientada para las necesidades de sus pueblos. Por último, no hay entre nuestros países uno que sea capaz de liderar a los demás, porque ninguno tiene capacidades hegemónicas regionales; esto significa que en el proceso se construirá un liderazgo compartido entre varios países o no habrá proceso regional. (Este último es un desafío particularmente importante y estimulante ya que el pensamiento estratégico convencional no prevé esa hipótesis: deberá ser una creación heroica de nuestros pueblos). 4. Como señalamos antes este proceso no comenzó ahora ni cayó del cielo. Es resultado de lentos y persistentes esfuerzos de construcción de actores políticos y sociales en nuestros países y a nivel regional. Por eso, como método, es fundamental partir de lo que hemos construido de espacios de convergencias y de capacidades de movilización. En ese sentido el siguiente paso, definido en el Encuentro Hemisférico de Lucha contra el ALCA realizado en La Habana, Cuba, en abril de 2006, apunta para la Cumbre Social por la Integración a realizarse en Santa Cruz, Bolivia, en diciembre de 2006. Será concomitante a la reunión de presidentes de la Comunidad Sudamericana de Naciones, que bajo la presidencia del gobierno boliviano, discutirá los rumbos de la integración 119 regional. La Cumbre Social será una oportunidad para avanzar en la convergencia de una pauta de propuestas para caminar hacia aquella construcción regional y para dialogar con otros actores de ese proceso (gobiernos abiertos al diálogo con los movimientos sociales, partidos políticos progresistas, etc.) Notas (1) Gustavo Codas es periodista y economista paraguayo residente en São Paulo, Brasil, desde 1983. (2) Mariátegui, José Carlos. “Aniversario y Balance” (1928), en Textos Básicos (Selección, prólogo y notas de Anibal Quijano). México, FCE, 1991, pág. 125. La revolución cubana fermentó también otra tesis mariateguista: de que el antiimperialismo, para ser consecuente, debe tener una perspectiva socialista. Ver en la misma antología, “Punto de vista antiimperialista” (1929), pág. 203. (3) Al momento de escribir este artículo, el gobierno de derechas del PAN en México fraudaba las elecciones para evitar la victoria del candidato de centroizquierda López Obrador del PRD. (4) No así el nacionalismo en los países imperialistas, donde en general es parte componente de ideologías reaccionarias. Referencias Lander, Edgardo. "¿Modelos alternativos de integración? Proyectos neoliberales y resistencias populares". Revista OSAL, núm. 15, enero. Buenos Aires, CLACSO, 2005. Mariátegui, José Carlos. Textos Básicos (Selección, prólogo y notas de Anibal Quijano). México, FCE, 1991. Moniz B., Luiz A. "¿Qué quiere Brasil con Sudamérica?"( entrevista) . Montevideo, La Onda Digital, 29 de mayo de 2006. www.uruguay2030.com/LaOnda/ Pinheiro G., Samuel. Desafio brasileiro na era dos gigantes. Rio de Janeiro, Contraponto, 2005. Ver también el debate realizado sobre el tema de la integración regional por la Agencia Carta Maior (y transmitido por la TV web Carta Maior) el pasado 3 de julio de 2006 en Säo Paulo, Brasil, entre el cientista político José Luis Fiori, los economistas Luiz Gonzaga Belluzo y Paulo Nogueira Batista Jr. y el embajador Samuel Pinheiro Guimaräes (secretario general del Ministerio de Relaciones Exteriores del Brasil). Consultar igualmente los resultados de los Encuentros Hemisféricos en La Habana y otros documentos de los movimientos sociales de la región en la página web de la Alianza Social Continental www.asc-hsa. org y en el portal www.movimientos.org 3.8 OS MOVIMENTOS SOCIAIS E O MERCOSUL: APROXIMAÇÕES E AFASTAMENTOS Adhemar S. Mineiro e Clarisse Castro8 Introdução A percepção do processo de integração representado pelo Mercosul não pode ser vista como uniforme do ponto de vista dos movimentos sociais brasileiros. De fato, ao longo do período que vai da segunda metade dos anos 80 até a metade da primeira década deste novo século, dependendo do setor social com o qual se esteja em diálogo, se poderá perceber estas visões diferenciadas. 8 Adhemar Mineiro é economista e Clarisse Castro Analista de Relações Internacionais. 120 Do ponto de vista dos movimentos sociais, o processo de integração que surge no debate ao final dos anos 80 vem dentro de um pacote de discussões que implicava debater o que fazer com os espaços de democratização que iam sendo conquistados, e ao mesmo tempo confrontar as políticas de ajuste (patrocinada especialmente pelas instituições financeiras multilaterais, como o Fundo Monetário Internacional, o Banco Mundial e o Banco Interamericano de Desenvolvimento) relativas ao enfrentamento da questão das dívidas externas dos países da região, que eram o centro da polêmica naquele momento. Essa não era a perspectiva dos governos, e desta forma o processo de integração foi visto com cada vez menos interesse por parte dos movimentos. Da mesma forma, a predominância de uma visão liberal de integração ao longo dos anos 90, fruto de governos quase sempre também hegemonizados por esta perspectiva, e de um processo de integração guiado apenas pela reestruturação produtiva das grandes empresas transnacionais à escala mundial (e, portanto, também continental, o que envolvia pelo menos, na maior parte das vezes, os dois principais parceiros do Mercosul, Argentina e Brasil) e pela busca de oportunidades de negócios é visto como um processo hostil, e que tem como reação por parte dos movimentos sociais o seu afastamento da discussão substantiva do processo de integração em curso ou, em um caso muito específico, que é o das organizações sindicais representando trabalhadores atingidos diretamente pelo processo de reestruturação produtiva das empresas transnacionais, a tentativa de resistir e influir neste processo, negociando de alguma forma. As crises sucessivas na segunda metade dos anos 90, decorrentes dos processos estruturais de liberalização financeira levados adiante nos países da região ao longo daquela década, o processo de discussão internacional sobre uma ainda maior liberalização, a partir da criação da Organização Mundial do Comércio em 1995, com, e em decorrência de, a conclusão da Rodada Uruguai de discussões do GATT, e a instalação do processo negociador para a criação da Área de Livre Comércio das Américas (ALCA), com o acirramento das resistências dos movimentos sociais no nível internacional, dos quais a resistência em Seattle e a própria estruturação do Fórum Social Mundial, como evento e como processo de discussão, na seqüência, levaram a um recomeço de discussão não propriamente do processo real de negociação que se travava no Mercosul, mas especialmente da possibilidade de colocar este processo de integração regional como uma alternativa, com a alteração de sua natureza, dos processos de integração então em curso. Essa ainda é a situação hoje, embora o novo governo instalado a partir de 2003 tenha tornado o processo de discussão mais transparente, e aberto alguns canais para a rediscussão da essência do processo de integração. O próprio funcionamento do Mercosul como bloco nos processos de negociação como o para a eventual criação da ALCA, ou as negociações bi-regionais com a União Européia forçam as instâncias oficiais a pensarem mais o próprio processo de integração do Mercosul dentro de uma perspectiva que é a de acertos sobre o desenvolvimento regional. Apesar de insuficiente, esse processo de discussão novo pode significar finalmente pensar a integração dos quatro países do bloco, e talvez outros, dentro de uma perspectiva alternativa que possa ajudar a superar os entraves historicamente desenhados por países que nunca conseguiram pensar a alternativa da integração como uma efetiva possibilidade de futuro (vale ressaltar que no momento em que nos encontramos, o Mercosul é talvez a mais estruturada dessas possibilidades, mas existem discussões sobre a constituição da Comunidade Sul-Americana de Nações, ou a proposta da Alternativa Bolivariana para as Américas - ALBA -, patrocinada pelo governo venezuelano e também por vários movimentos sociais de todo continente, ou ainda, fora do âmbito dos estados nacionais da região, a proposta de integração desenhada na “Alternativa para as Américas”, no bojo da reflexão das entidades e movimentos sociais da região participantes da Aliança Social Continental(1). Isto porque as estratégias de desenvolvimento oficiais até aqui levadas adiante envolveram uma estratégia de integração primário-exportadora, como fornecedor de insumos minerais ou agropecuários aos países capitalistas centrais, como no período pré-2a. Guerra Mundial, ou estratégias mais autárquicas, buscando a constituição de uma indústria nacional através de 121 processos também nacionais de substituição de importações, e portanto, naturalmente endógenos e entrópicos nestes casos. Em ambas as estratégias, a integração não é uma alternativa, mas ao contrário, ambos os modelos se confrontam com a possibilidade da integração, pois os países são concorrentes por mercados, no primeiro caso, ou por capitais, no segundo caso, e portanto, existem nestas duas situações conflitos efetivos de interesses entre eles que, mais que impedir a integração como alternativa, a colocam como contradição. Neste momento, portanto, se o objetivo é pensar a integração como possibilidade e como alternativa, é importante buscar escapar de seguir trabalhando com a lógica que um modelo de liberalização financeira, ainda predominante nos países da região, coloca, especialmente a partir das crises da segunda metade dos anos 90, da constituição de saldos comerciais como um elemento de obtenção de divisas para seguir honrando dívidas e garantias à livre movimentação dos capitais. Esse tipo de modelo segue acirrando o conflito entre os países (que, nesta situação, passam a competidores por divisas), fazendo com que a integração seja vista apenas do ponto de vista possibilidade de obtenção destas mesmas divisas (2), acirrando o conflito e forçando novamente um modelo contraditório com a própria integração em si. Democratização e Dívida: As Discussões nos Anos 80 e a Percepção da Integração Os debates que levaram à formulação da idéia recente de integração dos países do Cone Sul, na segunda metade dos anos 80, especialmente dos pontos de vista de Argentina e Brasil (3), tinham na raiz dois elementos aparentemente centrais: a reestruturação produtiva dos grandes grupos transnacionais atuando na região e a busca destas empresas por ganhos de localização e escala e, de outro lado e não menos importante, a busca dos governos novos, que representavam forças do processo de redemocratização da região, em curso neste período, por alternativas de desenvolvimento que pudessem se viabilizar como um caminho diverso das políticas de ajuste estrutural ao pagamento da dívida externa que se constituíam como situação padrão na condução macroeconômica desses países ao longo daquela década, a partir da elevação das taxas de juros por parte dos EUA, com o Governo Reagan (4), e a escassez de capitais que se seguiu no cenário financeiro internacional para a renegociação de dívidas magnificadas por políticas de endividamento externo levadas adiante nos anos 70 por governos ditatoriais na região. Deixando de lado a primeira destas raízes, pois embora com capacidade de influenciar pesadamente a condução de políticas de Estado, o centro de seu processo de definição estava fora da região, nas matrizes destes grupos, é importante centrar a discussão aqui no segundo elemento, a busca por uma alternativa de desenvolvimento. Isso envolve retornar à dura discussão ao longo dos anos 80, quando de um lado o conjunto dos movimentos sociais organizados, e muitas vezes setores dos próprios governos, se confrontavam com as limitações que as políticas de ajuste ao pagamento das dívidas externas acordadas entre os governos da região e as instituições financeiras multilaterais, FMI e Banco Mundial à frente. Esta situação, com elementos comuns nos dois principais parceiros do Mercosul, dá o pano de fundo não apenas para a busca de alternativas, mas também para uma aproximação nova entre os movimentos organizados nos dois países em busca de forças para enfrentar a visão de ajuste via geração de mega-superávits no comércio exterior e compressão do mercado interno patrocinada pelas instituições financeiras multilaterais. Para os movimentos sociais, entender a dinâmica do endividamento (resultantes de processos diferentes em Brasil e Argentina), mas sobretudo a crise da dívida externa, explicitada a partir da moratória mexicana no começo da década e o início das negociações dos acordos referentes à dívida externa com as instituições financeiras multilaterais e a estruturação das chamadas “políticas de ajuste estrutural” leva a uma aproximação face à hostilidade que estas políticas representavam às demandas democráticas apresentadas pelos movimentos sociais ao longo dos processos de 122 redemocratização. Na dinâmica do endividamento em si muitas vezes se apresentavam grandes projetos, com enormes conseqüências negativas sobre o meio-ambiente e na grande maioria das vezes sobre as populações por eles diretamente atingidas, patrocinados especialmente por instituições multilaterais de fomento, como o Banco Mundial e o Banco Interamericano de Desenvolvimento, que funcionavam para ir criando canais de aproximação entre os movimentos sociais dos vários países (defensores do meio ambiente, atingidos por barragens, populações indígenas e outras populações tradicionais, pequena agricultura familiar, entre outros). Por outro lado, os parâmetros das chamadas “políticas de ajuste” acordadas com aquelas instituições previam cortes orçamentários e limitadores ao crescimento econômico, quando não resultavam (como na maioria das vezes) em estagnação e processos recessivos, com enormes efeitos negativos sobre a maioria das populações, em especial os trabalhadores menos organizados, os idosos, os jovens e as mulheres (vale lembrar que uma das conseqüências das políticas de ajuste foi a explosão inflacionária em vários países). Assim, o entendimento dos processos e a resistência organizada dos movimentos sociais em cada país às políticas de ajuste ajudavam a criar laços entre as organizações sociais dos vários países da região. Para os governos de Argentina e Brasil na segunda metade dos anos 80 (governos dos presidentes Alfonsín, na Argentina, e Sarney, no Brasil), estruturados com o processo de redemocratização de seus países, a tentativa de atuação em conjunto no primeiro momento, e de integração, no momento seguinte, aparecia como uma forma de resolver a um dilema que era colocado e discutido na época: o de que a democratização deveria poder representar uma melhoria geral e efetiva das condições de vida das populações desses países, ou poderia rapidamente ver erodida a sua base social frente a uma população que se organizava e apresentava demandas. Do ponto de vista dos governos, a integração aparecia então como uma possibilidade de alternativa (como se apresentaram em algum momento planos heterodoxos de estabilização nos dois países, como o Plano Austral, na Argentina, e o Plano Cruzado, no Brasil) ou pura e simplesmente como uma forma de aumentar o poder de barganha dos países frente aos comitês negociadores formados pelos seus credores (a idéia de um cartel de devedores, nunca efetivado, para poder negociar com o cartel dos credores, este efetivo e capitaneado pelos principais bancos, era uma idéia que vez por outra voltava a tona, e exigia uma confiança e capacidade de articulação de interesses e diplomática que inexistia no período). Assim, e de forma insipiente, o processo de integração entre Argentina e Brasil, e que depois veria a ele incorporados Uruguai e Paraguai, aparecia como uma possibilidade de uma maior articulação defensiva, mas também de construção de um novo tipo de desenvolvimento (que fosse na sua essência a contraposição às políticas de ajuste), com crescimento econômico e políticas macroeconômicas articuladas entre os quatro países, mas também como uma possibilidade de associar a essas políticas os objetivos de democracia, participação, redução de desigualdades, e sustentabilidade social e ambiental, que estavam na essência do conflito entre os movimentos sociais e as políticas de ajuste, e por isso essa possibilidade empolgou os movimentos organizados dos quatro países da região. As Relações entre os Movimentos Sociais e entre estes e o Arcabouço Institucional Vistos alguns dos aspectos que caracterizam e dificultam o processo de integração entre Mercosul, vale apresentar a relação entre os movimentos sociais, organizações da sociedade civil e sindicatos dos países membros, e também apresentar a relação destes atores através da estrutura organizacional que foi sendo definida no Mercosul. Neste sentido, destaca-se o papel do Movimento Sindical, do Movimento de Mulheres, do Movimento dos Trabalhadores Rurais, das Organizações Não-Governamentais que lidam principalmente com temas fronteiriços, além da importância das Redes e Articulações da sociedade civil focadas no livre comércio. 123 Em quase quinze anos, desde que o Tratado de Assunção foi firmado, os temas econômico-comerciais conduziram a agenda do Mercosul, colocando alguns objetivos essenciais para o processo de integração regional em segundo plano, como por exemplo, o incentivo ao desenvolvimento científico e tecnológico, preservação do meio ambiente, difusão cultural, educação e saúde. Apesar desta constatação, estabeleceram-se iniciativas e pequenos avanços foram alcançados, sobretudo em aspectos que interagem com questões fronteiriças e relacionadas ao trabalho. Tais avanços foram discutidos principalmente, no âmbito das reuniões especializadas e no Fórum Consultivo Econômico e Social (FCES) - instâncias na qual as ações participativas da sociedade civil são institucionalizadas. O movimento sindical, com destaque para a Coordenadora de Centrais Sindicais do Cone Sul (CCSCS) (5), foi fundamental para a evolução da participação da sociedade civil na estrutura do Mercosul e no debate sociolaboral dos países membros. A própria história da Coordenadora e suas reivindicações, mostram como se constituiu este processo de participação, que levando em consideração as outras esferas sociais, teve uma maior visibilidade. Desta maneira, cabe apresentar um pequeno histórico de sua formação e desenvolvimento. A CCSCS foi fundada em 1986 com o objetivo de defender a democracia e formular ação conjunta contra a dívida externa. No final de 1990 define como prioridade de trabalho a necessidade de desempenhar um papel protagonista na integração econômica e social do Cone Sul. A partir de 1991 aprova em diversos encontros anuais documentos analíticos contendo importantes reivindicações, das quais podemos destacar a Criação do Subgrupo de Relações do Trabalho (e instituído pelo bloco em 1992), a adoção de uma Carta de Direitos Fundamentais para o Mercosul e a criação de um fórum de representação da sociedade civil, para fortalecer a participação desta na construção do Mercosul. Esta última reivindicação é apresentada no ano de 1994, mesma ocasião em que se apresenta o Protocolo de Ouro Preto criando o Fórum Consultivo Econômico e Social do Mercosul (FCES). O FCES vai ser oficialmente instituído em 1996, mesmo ano em que, a Coordenadora, como participante ativa do Fórum, consegue incluir o Direito a Iniciativa (direito de apresentar propostas ao Grupo Mercado Comum por iniciativa própria e não apenas quando consultado) e apresentar um projeto de um instrumento de proteção aos direitos trabalhistas, que foi discutido posteriormente em forma tripartidária e aprovado como a Declaração Sociolaboral do Mercosul. Esta declaração permite uma maior visibilidade dos efeitos da integração comercial e da ação das empresas uma vez que estabelece mecanismos que podem viabilizar a negociação coletiva e um espaço de solução de conflito entre os segmentos econômicos, sociais e entre os países (6). Apesar de tais conquistas serem consideradas um progresso na participação mais ativa das representações dos trabalhadores no processo de negociação do Mercosul, é preciso criar mecanismos efetivos que ampliem a influência do FCES nas definições de políticas nos setores produtivo e social. Deveriam ainda ser priorizadas as questões sociais no âmbito do arcabouço institucional do Mercosul – desta forma, seriam dados passos essenciais no sentido de contemplar o que o Tratado de Assunção menciona: o objetivo de integração seria alcançado através do desenvolvimento e a estabilização econômica com “justiça social”. No que se refere à influência e participação do Fórum, chamamos à atenção para as manifestações de seus representantes nos anos que seguiram a sua criação. Estas tinham o objetivo de relembrar aos Presidentes da importância de se efetivarem as consultas, tendo em vista a finalidade e o espírito em que o Fórum foi criado: “O FCES poderá cumprir com seu papel de agente consultivo se for devidamente consultado dentro de um processo onde disponha das devidas informações e condições para a elaboração de sua Recomendação, situação que até o momento não ocorreu (Ata da VI Reunião Plenária do FCES)” (7). 124 Mesmo sem representatividade efetiva nas instâncias responsáveis pelo processo decisório no Mercosul, as organizações da sociedade civil e os movimentos sociais dos quatro países membros se articulam, elaboram declarações conjuntas e desenvolvem atividades integradas. Anualmente, são realizados diversos encontros, seminários e atividades sobre temáticas especificas dos movimentos, ou fóruns mais amplos que abarcam temas sociais gerais comuns aos quatro países do Mercosul e da América Latina como um todo. O Fórum Social Mundial, Fórum das Américas e encontro “O Mercosul que Queremos”- idealizado pelas Organizações Sindicais e Sociais do Mercosul, com destaque para a Aliança Social Continental e CCSCS - são alguns exemplos de iniciativas da sociedade civil no sentido de promoverem a integração, pensarem conjuntamente ações para enfrentarem os problemas sociais e ainda pressionarem seus governos para que suas críticas sejam ouvidas e suas reivindicações incorporadas. Não há dúvidas que os tratados de integração regional - não conduzidos por uma agenda neoliberal e em favor das transnacionais – podem trazer benefícios aos povos envolvidos, porém este processo deve contar com a participação efetiva e a aceitação das sociedades. Dessa maneira a informação e a mobilização da sociedade civil dos países envolvidos são essenciais para que as cláusulas trabalhistas, sociais e democráticas incluídas nos acordos de liberalização comercial sejam cumpridas e priorizadas. Os movimentos sociais da região se fortalecem no cenário em que o Mercosul se volta para uma agenda externa pautada no livre comércio. O Mercosul foi concebido dentro do princípio de integração regional aberta, não se limitando a incrementar o comércio entre os países que o integram, mas prevendo relações com os grandes blocos econômicos existentes. No ano seguinte à assinatura do Tratado de Assunção, formalizou-se o vínculo com a União Européia, através do Acordo Bilateral de Cooperação Interinstitucional, porém é somente em meados dos anos noventa que se dá ênfase à agenda externa do Mercosul. As Redes, Alianças de organizações da sociedade civil e movimentos sociais surgem na segunda metade dos anos noventa como resistência aos processos de negociação em curso da ALCA e do acordo bi-regional Mercosul–União Européia e contra as políticas neoliberais impostas às sociedades. A Aliança Social Continental (ASC) pode ser citada como exemplo de integração entre diferentes tipos de organizações e movimentos sociais do continente, buscam alternativas de integração regional que vão efetivamente além das questões econômico-comerciais, que garantam os direitos dos cidadãos e sejam baseados na “implementação e coordenação de políticas nacionais e regionais de desenvolvimento econômico e inclusão social (8)”. É através da bandeira de “não aceitação de nenhum acordo que, a pretexto de promover o livre comercio, represente uma ameaça ainda maior ao meio ambiente, aos direitos humanos, a igualdade das mulheres, direitos sociais e trabalhistas” (9), que a ASC se forma e luta contra a ALCA e qualquer acordo que não representem ganhos sociais países que ela representa. Com esta percepção, grupos de mulheres dos quatro países membros do bloco, vem conseguindo construir uma forte relação e integração entre si e em relação aos mecanismos e processos em curso do Mercosul. Foram abertas algumas portas para a participação desses grupos, mas assim como acontece com o movimento sindical, precisa-se de maior vontade política para que questões sociais passem a integrar as estratégias de desenvolvimento do bloco. O movimento de mulheres pretende sensibilizar os atores sociais na luta pela garantia da cidadania e da igualdade de oportunidades entre homens e mulheres nos diferentes âmbitos de negociação do Mercosul. No contexto da liberalização comercial, trabalham as relações desiguais entre norte-sul, a divisão sexual e internacional do trabalho, e contra os interesses das corporações transnacionais. Desde o ano de 1995 foram realizados seminários “Mulher e Mercosul”, onde foram apresentadas análises sobre a situação da mulher no trabalho e as legislações comparativas, realizadas propostas nas áreas legislativas, políticas públicas e especialmente para as articulações regionais. Participantes do FCES, as feministas 125 reivindicaram sua participação nos subgrupos da Saúde; da Indústria; e do Trabalho, Emprego e Seguridade Social e conseguiram instaurar a Reunião Especializada da Mulher – na qual participam Ministras ou autoridades dos órgãos governamentais competentes em políticas para as mulheres e grupos da sociedade civil. Este ano aconteceu o seminário "Mercosul, Sociedade Civil e Direitos Humanos" que contou com a participação dos grupos feministas entre outros atores sociais na esfera institucional do Mercosul, organizado pelo Observatório de políticas de Direitos Humanos do bloco. Esses exemplos sinalizam para a existência de um caminho iniciado e que deve ser percorrido, mas que se precisa de mais iniciativas para que os objetivos sejam alcançados. Outra representação, que vem trabalhando também com temas referentes aos acordos de liberalização comercial, são os movimentos que se relacionam à defesa da agricultura familiar. Tal movimento para atuar nos temas reativos ao Mercosul e ALCA, se fortalece através da articulação conjunta entre a Confederação Nacional dos Trabalhadores na Agricultura, Frente Sul da Agricultura Familiar, Movimento dos Trabalhadores Sem Terra, Movimento dos Pequenos Agricultores, Movimento dos Atingidos por Barragens, Movimento das Mulheres Trabalhadoras Rurais, Via Campesina, Coordenadora das Organizações dos Agricultores Familiares entre outros. Além das organizações voltadas para o tema da agricultura familiar, o movimento busca o apoio e a integração com as Centrais Sindicais e com organizações e outros movimentos da sociedade civil. Fazendo frente a liderança dos interesses da grande agricultura comercial dos países do Mercosul, nas negociações dos acordos de liberalização comercial, o movimento dos agricultores familiares assumem um importante papel em defesa da segurança alimentar, reforma agrária, proteção ambiental, fortalecimento da agricultura campesina e familiar. Ainda, suas reivindicações vão em direção a um processo de integração que levem em conta a participação da sociedade civil, justiça social e o aumento da qualidade de vida das populações rurais. Reconhecida a relevância deste movimento no âmbito do Mercosul, o governo brasileiro por iniciativa do Ministério de Desenvolvimento Agrário - propôs ao Grupo de Mercado Comum (GMC) do Mercosul, a primeira sessão da Reunião Especializada de Agricultura Familiar (REAF). A reunião aconteceu em 2004 e seu objetivo foi pensar políticas específicas para a agricultura familiar e a inclusão do tema na pauta do bloco. Na segunda reunião foram recomendadas ao GMC, e estabelecidas entre os representantes, prioridades de desenvolvimento no seguro agrícola e em créditos de financiamento, e regras para a implementação de políticas comuns quanto ao tratamento especial e diferenciado da agricultura familiar. Também foi instituída a construção de uma política comum de gênero. As reuniões especializadas constituem um importante canal de diálogo entre os governos, e a sociedade civil. Adicionando o Fórum Consultivo Econômico e Social, e alguns Subgrupos às Reuniões Especializadas, podemos considerar que estão sendo abertos canais de participação da sociedade civil na estrutura do Mercosul e que por mérito desta participação, alguns importantes logros foram conseguidos neste processo. Ainda há muito a ser considerado, mais o caminho começa a ser esboçado, faltando ainda a vontade efetiva dos governos de colocarem as questões sociais como prioridades no processo de integração. Algumas Idéias Sobre Dificuldades e Possibilidades Apesar da participação efetiva e da tentativa sistemática de abrir novos espaços de discussão e participação no interior do bloco, os movimentos sociais se confrontam permanentemente com uma lógica de integração centrada na visão de predomínio de aspectos não apenas econômicos, mas de uma economia dominada pela hegemonia dos interesses financeiros, onde a liberalização comercial aparece como a contraface da desregulamentação financeira, buscando pela obtenção de saldos em divisas, manter a normalidade aparente dos fluxos financeiros. 126 Se ao longo dos anos 90 isso foi explícito e defendido de forma clara pelos governos da época agora, embora ainda prevalecente, não aparece de forma tão aberta. A explicação básica para esse novo comportamento parece ser que a sucessão de crises financeiras a partir de meados da década passada levou a um comportamento muito mais pragmático dos agentes negociadores, que passavam a ter o livre comércio e a abertura não como um fim em si mesmo, como se desses processos pudesse resultar quase que automaticamente um mundo de maior eficiência e melhor funcionamento para todos, mas como a possibilidade de fazerem crescer um saldo que aparece como a única esperança de seguirem tentando manter a normalidade dos fluxos financeiros, ou diminuírem a sua vulnerabilidade face à volatilidade desses mesmos fluxos financeiros. O processo de integração visto desta forma tem enormes dificuldades em se sustentar, posto que na sua própria busca está a raiz dos conflitos que permeiam o processo. Se no passado os estados nacionais da região competiam eventualmente por mercados para seus produtos primários, ou por capitais de investimento direto para alavancarem seus processos (nacionais) de industrialização por substituição de importações, agora competem por capitais financeiros, pela obtenção dos saldos que lhe permitam manter a tranqüilidade destes capitais e honrar seus compromissos externos com credores e aplicadores. Mais do que isso, esse processo não é apenas conflitivo entre os vários países, mas conflitivo também com os movimentos sociais no interior de cada país, e de difícil capacidade de hegemonizar essas sociedades enquanto projeto de futuro em ambiente democrático (10). Assim, a questão essencial que era capaz de sensibilizar os movimentos sociais organizados no início do processo de discussão da integração na segunda metade dos anos 80 – a capacidade de, a partir da integração, ser possível gerar uma forma alternativa de desenvolvimento, sem subordinação no cenário internacional, e capaz de ser social, regional e ambientalmente sustentável – permanece colocada para os movimentos, e sua persistência motiva uma adesão crítica e parcial aos instrumentos do processo de integração em curso. Como se viu anteriormente, a suposição aqui é que essa incapacidade de gestação de uma alternativa de desenvolvimento com estas características não é apenas uma dificuldade para o processo de integração, ela segue colocada como uma dificuldade para a efetivação da própria democracia na região. Assim, do ponto de vista dos movimentos sociais, parece muito difícil discutir de forma substantiva um processo de integração com democracia e participação social, sem que temas como soberania, bem estar social, redução de desigualdades e sustentabilidade ambiental possam estar também colocados, que aparentemente é o que se nos oferece à discussão mantendo-se as premissas do modelo de integração guiado pela abertura comercial e hegemonia financeira. Discutir e avançar substancialmente no processo de integração significa, deste ponto de vista, rediscutir as próprias premissas do modelo. Ou seguir fazendo a discussão de forma crítica e parcial, como vem sendo feito até o momento presente. Notas: (1) Aliança Social Continental, “Alternativa para las Américas”, disponível em www.asc-hsa.org, com atualizações. (2) O pensamento econômico liberal hegemônico reafirma permanentemente a convicção de que o livre comércio e o livre fluxo de capitais podem, juntos, gerar um ambiente econômico capaz de estimular o desenvolvimento e responder às demandas sociais. No entanto, não costuma responder à objeção de que o comércio não pode ser livre para países que precisam enfrentar o peso dos encargos da dívida externa e das remessas relacionadas à liberalização dos fluxos financeiros, e que obrigam à necessidade de geração de enormes superávits comerciais. Para estes, o comércio internacional acaba aparecendo como uma obrigação, e não como uma estratégia possível, uma opção. Em geral, a pressão sobre os países menos desenvolvidos é no sentido de que se integrem mais no fluxo internacional de comércio, para tornar possíveis as transferências financeiras relacionadas aos pagamentos de dívidas e outros passivos externos”. (MINEIRO, A.S., “Da Alca 127 Light” aos Impasses de Puebla: Alca, Agricultura e Contradições”, em ActionAid Brasil e REBRIP, Negociações Comerciais Internacionais na Era Lula – criação do G-20 e embates entre o agronegócio e a agricultura familiar, Rio de Janeiro, Nov. 2004, p. 74. (3) No âmbito oficial, vale lembrar, por exemplo, a Ata para Integração ArgentinoBrasileira, de meados de 1986, que instituía o Programa de Integração e Cooperação Econômica (PICE). (4) A taxa de juros norte-americana expressa na prime-rate passa de cerca de 7,5% em 1979 a cerca de 21% em 1982. (5) Atualmente, representa as centrais sindicais da Argentina (CGT e CTA), do Brasil (CGT, CUT e FS), do Chile (CUT), do Paraguai (CUT) e do Uruguai (PIT/ CNT). (6) CASTRO VIEIRA, J de. Dinâmica Polieconômica do Mercosul, frente à Globalização. Tese de Doutorado. Brasília, UNB/Centro de Pesquisa e Pós Graduação sobre América Latina e o Caribe, 2001. (7) Apud WANDERLEY, L. E. W., “Mercosul e Sociedade Civil”. São Paulo em Perspectiva, 16(1): 67-73, 2002. (8) MELLO, F. (org.), “Fórum Continental: atores sociais e políticos nos processos de integração”. São Paulo, 2000. (9) Idem. (10) “Outra hipótese central baseia-se na proposição de que sem a resolução da questão social o processo de integração regional padece de substantividade e a democracia não se sustenta. Partindo da concepção dominante que desvincula o plano econômico do político e social, que cogita em crescimento econômico na lógica do mercado e ignora o desenvolvimento humano e sustentável, que contrapõe os atores tecnoburocratas e os político-sociais, que leva os governantes e setores empresariais, em geral, a descurarem do social, encarando-o como algo subordinado ou efeito automático do econômico, que usa o social como tema retórico, não há uma preocupação verdadeira no encaminhamento das questões sociais. Daí os embates permanentes com trabalhadores organizados e crises sucessivas nos países do Bloco, nos quais as condições sociais existentes são de extrema perversidade e vulnerabilidade.”, WANDERLEY (2002), op. cit:. 67. 3.9 INTEGRACIÓN Y ENERGÍA9 Pablo Bertinat10 La discusión de la integración en el sector energético nos brinda elementos concretos para poder ejemplificar la brecha entre el modelo imperante de integración y la construcción de un modelo alternativo. El sector energético constituye un aspecto sensible de los proyectos de desarrollo, especialmente en lo que respecta al rol de la energía como dinamizador de los proyectos productivos en la región; por esta causa, las iniciativas oficiales de integración siempre han estado vinculadas a proyectos energéticos. Los aspectos críticos de estos procesos y las propuestas alternativas desde las organizaciones y movimientos sociales, se presentan a continuación. 1. Critica al paradigma y la política energética Las matrices energéticas de los países industrializados y no industrializados presentan algunas características comunes: uso intensivo de fuentes fósiles, cada vez más escasas y con altos costos ambientales y económicos; agudizados en nuestra región por la promoción de megaproyectos energéticos, principalmente hidroeléctricos (con graves impactos sociales y ambientales). a- Aspectos económicos y políticos 9 10 Documento de trabajo Cone Sul Sustentable. Pablo Bertinat es del Programa Argentina Sustentable. 128 En la última década, los proyectos de integración energética en base a recursos hídricos, petróleo, gas natural y energía eléctrica han cobrado gran relevancia en las agendas de los Estados nacionales y las empresas del sector, en coherencia con el modelo exportador primario de las economías de la región y la necesidad de garantizar la seguridad energética para la producción-extracción de recursos en sectores intensivos en energía, tales como minería, celulosa, siderurgia, etc. Por ello, instituciones como la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), la Corporación Andina de Fomento (CAF), la Comisión para la Integración Energética Regional (CIER) y el acuerdo MERCOSUR, además de bancos nacionales de fomento como el BNDES (Banco Nacional para el desarrollo Económico y Social) de Brasil han impulsado obras de infraestructura energética destinadas a la generación y distribución de energía, al servicio del modelo exportador y la integración comercial. De todas maneras estos proyectos tuvieron un lento desarrollo durante las décadas anteriores adquiriendo un importante impulso en la última década asociado a una profundización del modelo exportador primario y a la necesidad de garantizar la seguridad energética para la producción-extracción de recursos de la región ante la demanda creciente de energía y el agotamiento relativo de los recursos para producirla en diferentes países y regiones. Históricamente, se advierte una transformación del sector energético regional pasando progresivamente de un manejo estatal de la planificación, prospección y producción energética, a un modelo dominado fundamentalmente por las empresas privadas de la energía, cuyo interés principal, lejos de orientarse a la satisfacción de las necesidades energéticas de las personas y las comunidades, se focaliza en la venta de energía como bien económico al servicio de la matriz exportadora. Este cuadro se torna aún más complejo en aquellos países como Brasil y Venezuela, donde la planificación energética sigue estando en manos del estado (a través de órganos de planificación). Si bien el hecho de conservar o recuperar el rol de la planificación energética puede representar una potencialidad de cambio también significa una fuerte amenaza si las políticas son orientadas a satisfacer las demanadas de grandes sectores industriales que elaboran productos con bajo valor agregado destinado a la exportación. Este es el caso por ejemplo del sector siderúrgico de Brasil que recibe el apoyo y financiamiento para las obras de infraestructura necesarias para atender la demanda energética de su producción. Estos financiamientos según declaración de un técnico del BNDES se dan en un nuevo marco de gestión de las empresas no más atadas “a uma lógica empresarial associada a interferências políticas e econômicas dos governos, que funcionavam como limitadores de uma gestão orientada para a obtencao de resultados e da realização de uma ação estratégica competitiva” (1). Esta misma actuación de los estados podemos observarla en otros países donde los dineros públicos son utilizados en el desarrollo de la infraestructura necesaria para estos sectores, en el caso de Argentina lo podemos visualizar para el caso de la minería como del sector agroexportador. El papel creciente del sector privado transnacional y de la lógica orientada por este patrón de actuación en el sector energético también queda claro al revisar las declaraciones de las instituciones financieras como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID): “En el pasado, tanto la construcción de centrales eléctricas binacionales, como líneas de interconexión eléctrica entre países, respondían a decisiones de los gobiernos, que eran llevadas a cabo por empresas, asimismo públicas. Entre los proyectos de ese período, que contaron con la participación del BID, figuran, la Central Hidroeléctrica de Salto Grande, construida para conectar los sistemas eléctricos de Argentina y Uruguay; así como la Central Hidroeléctrica de Yacyretá, que liga los sistemas de Argentina y Paraguay. El 129 proyecto más reciente es el gasoducto Brasil-Bolivia, con capacidad para transportar treinta millones de metros cúbicos de gas por día, vinculando Santa Cruz de la Sierra en Bolivia, con San Pablo y Porto Alegre en Brasil, a lo largo de 3150 Km. Al hilo de las reformas de los sectores energéticos, una nueva dinámica apareció en los procesos de integración antes mencionados. En los países donde las reformas se encuentran en estadio más avanzados, como Chile, Argentina, Bolivia y Brasil, agentes privados reemplazaron a los gobiernos, pasando a convertirse en importantes actores en los sectores energéticos. De forma tal que el sector privado ocupa hoy una posición privilegiada a la hora, tanto de evaluar las ventajas relativas entre los países, como de aprovechar las oportunidades de comercializar los intercambios de energía al por mayor entre los respectivos mercados” (BID, 2001). De esta manera, la “eficiencia” de la integración se evalúa en función de la generación de un sistema de compra y venta de energía que garantice más que la seguridad de abastecimiento de los habitantes, la rentabilidad de los proyectos productivos asociados a los mismos. En definitiva, se aspira a garantizar la circulación de la energía como mercancía (tal como sucede en el caso del agua y commodities agrícolas, forestales o mineras), optimizando las ganancias no sólo de las empresas del sector -que se apropian de la generación, distribución y comercialización de energía a precios subsidiados- sino consolidando importantes ganancias a las empresas que tienen a su cargo la infraestructura y la producción energética. En la región latinoamericana, los grandes beneficiarios en el proceso de integración energética son el reducido grupo de empresas transnacionales y algunas estatales orientadas en una perspectiva de inserción competitiva en el mercado regional que operan en los diferentes países, aprovechando las ventajas comparativas de sus legislaciones y regulaciones para elevar sus tasas de ganancia a niveles exhorbitantes. Tal es el caso de la empresa REPSOL, que en el año 2004 teniendo en Latinoamérica solo el 28,2% de sus ingresos por explotación, representó el 61,9% del total de las ganancias obtenidas a nivel mundial por el grupo (Arelovich S, Bertinat P, 2006). ENDESA, otra gigante transnancional de fuerte presencia en la región latinoamericana, presenta una relación similar en términos de inversión y capitalización por ventas de energía. Sólo en los primeros nueve meses de 2006 las ganancias de ENDESA aumentaron en 61,2%. El mayor incremento se presenta en sus filiales latinoamericanas: en Europa creció un 50,5 y en Latinoamérica un 120% (Economía y Negocios, 25/10/2006). También podemos incluir aquí a Petrobras, que impedida por la legislación de su país de origen (Brasil) de explorar en Parques Nacionales y territorios indígenas en su país, se aprovecha de una legislación más permisiva en Ecuador para iniciar un proceso de exploración en el Parque Nacional Yasuni, una reserva de biósfera, considerada una de las zonas más frágiles y diversas de la Amazonia ecuatoriana. Vale recordar que Petrobras es una de las mayores empresas de América Latina en busca de oportunidades de negocios en el exterior. Estas empresas incorporan a sus haberes y gestión toda la cadena energética de los territorios donde se instalan (exploración, generación, distribución, comercialización) y desarrollan verdaderos monopolios energéticos en la región. Los actores empresariales se repiten y gran parte de las transacciones comerciales de energía son en la práctica ejemplos de comercios intrafirma. En el Anexo A podemos observar al conjunto de empresas que componen los grupos Repsol y Endesa quedando claro quienes son los verdaderos actores de la integración energética actual. Es importante ver el marco en el que se da este proceso. Si se contrastan las tendencias de producción de gas y petróleo y energía eléctrica en la región con los indicadores de crecimiento económico, vemos que el “negocio” de la energía crece a un ritmo incluso más acelerado que la economía medida con los parámetros convencionales de 130 crecimiento (2). Tal es el caso de Chile, donde la demanda de energía creció un 7% anual entre 1993 y 2003, casi duplicando el promedio de crecimiento económico del país en el mismo período (5%) (3). Esto configura al sector energético en un sector altamente atractivo en sí mismo para las empresas transnacionales que visualizan a la energía no como un servicio sino como una oportunidad de negocios con tasas de crecimiento superiores a muchos sectores industriales. A ello se agrega el crecimiento sostenido de la demanda energética en la región, a causa de la presión ejercida por el sector productivo, particularmente los sectores energointensivos (como la minería, siderurgia, la industria de celulosa, aluminio, etc), lo que se traduce en un incentivo constante a la oferta de electricidad, petróleo y gas como fuentes de abastecimiento. Tal es el caso de la región norte de Brasil, donde por ejemplo las dos terceras partes de la energía producida por la hidroeléctrica Tucurui (8370 MW de potencia instalada) es utilizada para atender la demanda de grandes industrias del aluminio, cuya producción es direccionada principalmente a la exportación. La inversión realizada para la producción de energía fue del orden de los 8 mil millones de dolares y el número de empleos generados no sobrepasa los 1200. Solamente una pequeña parte de la riqueza generada por este emprendimiento queda en dicho país. Si a esto le agregamos el costo socioambiental de la represa y de toda la cadena del aluminio podríamos dimensionar el pasivo generado sobre los derechos colectivos del continente. En definitiva, la región latinoamericana presenta gran concentración entre las empresas generadoras, comercializadoras y explotadoras de los yacimientos energéticos; fuerte presión sobre los recursos energéticos disponibles; devastación de los territorios abordados por la empresas energéticas; millones de excluidos, afectados y desplazados por los proyectos energéticos y asociados; e insatisfacción de las necesidades básicas de millones de habitantes del continente, debido a los costos crecientes que impone la lógica de libre mercado en el acceso a los servicios básicos. Actualmente, existen proyectos concretos de integración energética para facilitar la comercialización de energía y su aporte a los procesos productivos orientados a la exportación, que vienen a reforzar esta tendencia. Tal es el caso de los proyectos incorporados en IIRSA (Iniciativa para la Infraestructura Regional Sudamericana) que intentan consolidar la infraestructura necesaria para apoyar el modelo extractivista imperante a través de los llamados “ejes de integración”, o el caso también de la propuesta de Anillo Energético. IIRSA En la recientepara XXXVII reunión dede Ministros de Energía,Regional realizadaSudamericana el 8 de septiembre “La iniciativa la Integración la Infraestructura (IIRSA)dees 2006 en la realizado ciudad de México, en eldemarco de del la Organización Latinoamericana de ejes la un acuerdo entre 12 países América Sur, materializado a través de 10 Energía (OLADE), las autoridades públicas diversos decidieron proyectos autorizar a de la secretaría de OLADE de comercialización que comprenden infraestructura que a “buscar losuna recursos económicos para que de se comunicaciones apoye a los Países Miembros, en la consolidarán importante red energética, y transportes. Dichos instrumentalización y desarrollo de marcos jurídicos por de organismos integración,multilaterales en los diversos proyectos son impulsados y financiados principalmente (BID, acuerdos energéticos regionales, subregionales, binacionales e incluso llamados ejes CAF, FONPLATA) llevando a los países sudamericanos a un aumento de los su deuda externa, integración”.a Ylas enempresas su declaración final plantean: “Manifiesta la voluntad políticapara parala ydebeneficiando transnacionales que utilizarán esta infraestructura continuar apoyando el proceso de integración energética por subregiones, impulsando el explotación de nuestros recursos de forma de poder abastecer sus mercados. De esta desarrollo marcos jurídicos, que apermitan inversiones públicas yeconómico, privadas, de manera la de infraestructura llevará un importante crecimiento el manera cual no de utilizar recursos abundantes, limpios económicos disponibles en la región talpara cualla promoverá el desarrollo de la región sinoy que creará los mecanismos necesarios son la hidroelectricidad y elcapitalista. gas natural”Asi (4).mismo se promoverá la liberalización de los reproducción del sistema mercados internacionales, tal como lo impulsa EEUU a través del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Esta iniciativa se ha estado implementando desde el año 2000 de forma aislada y bajo un total desconocimiento social, lo que explica la ausencia de participación por parte de las comunidades locales, alejándose de una posible integración interna, dejando como resultado solamente una integración física del continente que aumente la eficiencia del mercado. Es así que IIRSA generará una integración económica a expensas de la desintegración sudamericana, pérdida de soberanía, aumento de la inequidad social y pérdida de recursos 131 naturales.” Fuente: IIRSA. Otro paso en la explotación de los pueblos y territorios sudamericanos Programa Uruguay Sustentable. Redes-AT, 2006 Es imprescindible que los gobiernos y organismos como OLADE abran el debate de los diferentes proyectos energéticos para la región, en base a criterios que respondan a las necesidades de los pueblos y reorienten las matrices energéticas hacia fuentes renovables no convencionales utilizadas sustentablemente, reduciendo significativamente los impactos ambientales y sociales de los proyectos energéticos convencionales. Por cierto, este camino no resulta fácil si se considera que incluso en los proyectos de integración promovidos por gobiernos “progresistas” se advierte la presencia del paradigma convencional. Los proyectos son orientados para seguir abasteciendo una demanda creciente de energía, considerada inclusive como indicador de “crecimiento” de los países. Iniciativas que podrían llegar a cuestionar el modelo orientado al mercado y al libre comercio como la reciente nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia fue recibida con gran resistencia por los medios de comunicación y los voceros de las corporaciones que intentan amordazar el margen de maniobra de los gobiernos que intentan emprender un camino distinto Es preciso que el debate regional inste a los gobiernos de la región a no consolidar el modelo extractivista actual, que favorece el rol y beneficio de las empresas transnacionales o del sector privado, por sobre el rol de los Estados y beneficio de los pueblos. Anillo Energético: “La iniciativa del Anillo Energético Sudamericano corresponde a una de las respuestas gubernamentales frente a la crisis de suministro que han sufrido los países de la región desde fines de los 90. Pero también representa una de las fórmulas de cómo algunos gobiernos han concebido la integración regional, y en particular la integración energética.” En este caso esta iniciativa se vincula a una iniciativa de infraestructura bajo iniciativa privada que intentaba aprovechar el gas de Camisea (Perú) Fuente: Anillo Energético Sudamericano. Desafíos para la integración energética del Conosur. Chile Sustentable, 2005 b- Aspectos sociales: No acceso, in-satisfacción de necesidades, destrucción de comunidades y derechos de subsistencia Según la Agencia Internacional de la Energía en el año 2002 en América Latina 46 millones de personas no tenían acceso a la energía eléctrica y 79 millones de personas utilizan biomasa para cocinar. En el Anexo B podemos observar la distribución de la población sin acceso a la energía eléctrica por países en América Latina. Se sigue imponiendo en América Latina la idea desarrollista de que detrás del “crecimiento” de la economía existirá un goteo que permita mejorar las condiciones de vida de los excluidos. Sin embargo ya todos sabemos que se necesita un crecimiento exponencial para evidenciar un tímido goteo y este crecimiento se realiza a expensas de 132 los recursos de la región, de la integridad y soberanía de los pueblos y comunidades locales. Esta parece ser la visión actual de los gobiernos progresistas de la región que intentan revitalizar los proyectos de infraestructura concebidos por las transnacionales, incorporándoles algunos matices no menores como el abastecimiento de las regiones en donde las mismas se implanten, pero consolidando un modelo extractivista y de exclusión social. Los indicadores tradicionales sobre consumo energético en la región esconden que el crecimiento sostenido de la demanda de energía radica en los sectores industrial, transporte, minería y demás sectores productivos, mientas que el consumo residencial es muy bajo y relativamente estable. Mientras en un país como Bolivia con recursos energéticos abundantes el consumo energético es de 4,069 BEP/hab, en Chile el consumo es de 13,42 BEP/hab y en Venezuela es de 20,75 BEP/hab. A esta realidad se agregan las inequidades internas existentes en cada país. Otra cara de la moneda es el análisis de los precios de la energía, donde podemos ver un fuerte subsidio sobre los sectores industriales a expensas de un mayor costo sobre el sector residencial. En el Anexo C podemos ver la estructura de precios en varios países de América Latina. Se trata de poder construir socialmente un conjunto de satisfactores energéticos que cubra las opciones productivas locales, condiciones culturales de genero, etc. c- Aspectos ambientales: destrucción de recursos y territorios, Apropiación de recursos naturales La integración energética existente también nos muestra su cara ambiental cuando vemos la devastación de los territorios abordados por la empresas energéticas, a los millones de excluidos, afectados, desplazados por los proyectos petroleros, gasíferos, grandes represas, industrias químicas asociadas, transporte , etc. Las exploraciones petroleras, gasíferas, carboníferas, la construcción de represas y los programas nucleares son algunos de los proyectos responsables del asedio y la expulsión de comunidades indígenas, campesinas y urbanas de diferentes regiones de Sudamérica, con el fin de realizar una extracción indiscriminada de los recursos locales para el beneficio económico de las grandes corporaciones. “El SOTE (Sistema de Oleoducto Trans-Ecuatoriano), sufre tres rupturas a la semana. En Perú, el gasoducto de Camisea, en menos de un año y medio de inaugurado, ya ha causado 5 desastres. En un accidente provocado por un gasoducto de Bolivia operado por Transredes, se quemaron 29 personas y numerosas viviendas quedaron destruídas. En el gasoducto Norandino a poco tiempo de inaugurado, se produjo un incendio por una fuga de gas en la región de las yungas argentinas que fue apagado solo después de varios días”. OILWATCH 2006 Estas son las otras guerras del petróleo, en donde no se enfrentan estados sino empresas transnacionales y comunidades y entre las que podemos ubicar entre otras en el continente las de los Mapuches en Neuquen, las de los Sarayaku en Ecuador, las de los Guaraníes en Bolivia, las de los campesinos en Perú y muchas más. Se contabilizan más de un millón y medio de personas desplazadas solo en Brasil por emprendimientos hidroeléctricos y el gobierno brasilero tiene en carpeta más de mil nuevas represas. Estos son parte de los millones de exiliados ambientales en el continente, categoría que en nuestra región supera ampliamente a los exiliados por conflictos armados o políticos. El inventario de pasivos es grande y podemos pensar en las comunidades originarias afectadas por la represa de Ralco o las 50000 personas que se debieran desplazar para 133 elevar la cota de Yacyretá fundamentalmente en Paraguay. También los impactos previstos por la construcción de dos grandes represas hidroeléctricas sobre el río Madeira, en la frontera entre Brasil y Bolivia, que comprenden riesgos de contaminación por mercurio (dada la existencia de grandes cantidades de este material en el fondo de las aguas), pérdida de la calidad del agua, imprevisibilidad de la extensión de las áreas inundables, diseminación de foco de malaria, aumento del desmonte y pérdida de biodiversidad, además de los impactos sobre los aspectos socioculturales de las poblaciones ribereñas. 2. Propuestas de política energética de los pueblos Los desafíos regionales en materia de energía pasan por el reconocimiento del derecho de las personas, las comunidades y los pueblos, de acceder en condiciones de equidad a servicios energéticos seguros, estables y sustentables. Los conceptos de sustentabilidad, soberanía y seguridad energética resultan apropiados a esta definición. Avanzar en esta dirección supone contemplar, en primer lugar, la democratización del proceso de debate y toma de decisiones respecto a los proyectos específicos de integración energética en la región a través de mecanismos que garanticen la participación ciudadana. Discutir sobre políticas energéticas significa discutir políticas de desarrollo e integración; y en este sentido, es imperioso poder entablar el debate respecto a para qué y para quién deseamos y necesitamos producir energía. Iniciativas desde la integración para los negocios, con un uso intensivo de energía para la alimentación de megaproyectos productivos, violan el derecho de los pueblos a decidir sus opciones de desarrollo del territorio y a satisfacer sus propias necesidades de energía. La mayor parte de los emprendimientos energéticos (como el Anillo Energético) y las estrategias de integración (como IIRSA) generados desde la lógica de los negocios, están orientados a satisfacer las necesidades de las grandes empresas y sobre todo, a incrementar las ganancias de un negocio orientado principalmente a vender más energía, en su calidad de bien escaso de alta demanda. Muchos de estos proyectos alteran irreversiblemente los territorios donde se localizan; atraviesan los límites geográficos de los ecosistemas y los límites políticos de las naciones; y obstaculizan el acceso a la energía a gran parte de la población, por su alto costo o por estar orientados principalmente a grandes centros de consumo, marginando a las comunidades locales del acceso a las redes. Por estas razones, es precisa la construcción de alternativas locales pero articuladas regionalmente, para enfrentar los megaproyectos energéticos y reorientar la generación de energía en función de abastecer las necesidades de los pueblos basado en la construcción del concepto de sustentabilidad y soberanía energética. Tales conceptos requieren tener en cuenta criterios orientados por las necesidades de la sociedad en su conjunto no en lo que se refiere a la mera subsistencia, sino fundamentalmente al ejercicio de los derechos económicos, sociales, políticos, culturales y ambientales. Esto significa tener como criterio orientador de construcción de las políticas energéticas el respeto de las formas de organización de las comunidades en sus territorios a través de la inclusión y participación de estos sectores en las tomas de decisión. No se puede avanzar en proyectos de infraestructura e integración energética sin discutir previamente para que hace falta esa energía, quien la va a utilizar, con que pasivo social y ambiental y discutir multicriterialmete las alternativas al “desarrollo” propuesto anteponiendo el desarrollo de los pueblos. Algunas premisas orientadoras para avanzar en esta dirección son las siguientes: • Revisar el modelo de industrialización actual, de forma de privilegiar el mercado interno sobre el modelo agrominero exportador y reducir progresivamente la dependencia de los combustibles fósiles. 134 • • • • • • • • • El apoyo a las luchas de los pueblos y comunidades que enfrentan proyectos energéticos devastadores del medio ambiente y las condiciones de vida. Detener, por lo tanto, las obras y exploraciones que causan fuertes impactos sobre las poblaciones locales y el medio ambiente, exigiendo a los gobiernos y la sociedad que impulsen un debate sobre nuevas formas de generación y uso de la energía. La recuperación de la soberanía de los pueblos sobre los recursos naturales, en particular los energéticos. Esto conlleva la discusión no solo de la propiedad de los recursos naturales sino también de los mecanismos de apropiación y utilización de los mismos. En concreto significa impulsar la nacionalización de los recursos energéticos, interviniendo junto a los gobiernos para garantizar que el control de la política energética este direccionada en la construcción de una transición a otro modelo de producción y uso de la energía teniendo como criterio la sustentabilidad socioambiental, el bienestar y la solidaridad de los pueblos. La construcción de las políticas energéticas desde las comunidades y pueblos, apropiándose de las mismas como parte fundamental de la construcción de otro modelo de desarrollo. La eliminación del concepto de energía como mercancía, sujeta a los parámetros de los mercados. La concepción de la energía como parte de los derechos humanos ampliados y derecho de los pueblos a disponer de la misma a fin de garantizar condiciones de vida digna. El acceso a los bienes energéticos de manera digna por las diferentes poblaciones de acuerdo a las particularidades sociales y culturales de cada pueblo. En la etapa de transición a un nuevo modelo energético la incorporación de las externalidades de los procesos energéticos perjudiciales al ambiente y la sociedad con cargo sobre las empresas responsables de las mismas Creación de mecanismos de participación social que permita una construcción colectiva de las políticas energéticas locales y regionales El desarrollo energético regional, además, demanda una reorientación de las fuentes de energía y los mecanismos de generación y distribución. La incorporación de fuentes renovables de energía utilizadas sustentablemente; la descentralización de los sistemas de distribución; la recuperación de los recursos energéticos y sistemas de abastecimiento como patrimonio público; y el uso eficiente de la energía en los diversos sectores. Estos son elementos fundamentales para revertir las actuales tendencias en la matriz regional. La extensión del uso de las fuentes alternativas de energía en el continente, como la solar, la eólica, la microhidráulica, el gasógeno, las biomasas, los biocombustibles, etc., enfrenta un problema de costos, debido a que las fuentes convencionales no tienen en cuenta los costos del deterioro ambiental, por lo que los precios de la energía son muy inferiores a sus costos reales. Por esta razón, es necesario generar estrategias articuladas a nivel regional, para incrementar y masificar el uso de fuentes alternativas de energía. Además, las alternativas energéticas basadas en los combustibles fósiles durante el período de transición hacia otras fuentes deben incorporar los costos de su utilización en términos de la degradación ambiental, daños a la salud pública, vulneración del patrimonio natural y cultural, entre otros elementos. Avanzar hacia sistemas de generación distribuida es otro elemento clave en el desarrollo del marco necesario para el desarrollo de las fuentes renovables. Consiste en sistemas de generación relativamente pequeños, que están conectados directamente a la red de distribución (media y baja tensión). Este sistema de generación favorece la descentralización de actores en la generación y distribución de energía, reduciría las pérdidas y, por ende, disminuiría significativamente los costos de inversión. Con estos fines, los Estados latinoamericanos deben asumir la necesidad de diseñar una nueva política energética, determinada por objetivos que respondan a las necesidades y demandas de la población. Es deber del sector público diseñar y aplicar una estrategia energética consistente con el desarrollo sustentable, que aborde desafíos de largo plazo no considerados por el mercado. Restringir el desarrollo de megaproyectos con una 135 fuerte demanda energética; erradicar de los planes de desarrollo los megaproyectos hidroeléctricos, por sus fuertes impactos ambientales y sociales; crear marcos regulatorios que favorezcan el aporte de pequeñas generadoras a la red eléctrica; y reducir las barreras de entrada que enfrentan las fuentes renovables no convencionales para ingresar a la matriz energética, son algunas de las tareas que el sector público debe asumir, con participación directa de la sociedad civil en estas iniciativas. En esta perspectiva, es necesario reducir el sobreconsumo energético y promover un uso eficiente de la energía en todos los sectores de la población. Por uso eficiente, entendemos que es preciso revisar los patrones actuales de consumo y orientar los esfuerzos para utilizar menos energía, sin afectar las condiciones de vida digna de las comunidades y los pueblos. Marcos normativos que regulen la intensidad energética en el sector productivo y campañas ciudadanas de educación para un consumo responsable de la energía son algunas de las medidas más urgentes de implementar. Como en todos los casos que hemos visto, el problema del uso sustentable tiene que ver no sólo con el origen de los recursos, sino también con la escala en la que se utilizan. La diferencia entre generar combustible a partir de restos orgánicos y a partir de grandes plantaciones, es la misma que entre las pequeñas centrales hidroeléctricas y las grandes megarepresas. Como siempre también, la generación de energía en base a grandes plantaciones beneficiará principalmente a las grandes empresas que surjan en este sector, interesadas principalmente en vender energía y no en resolver el problema del derecho de las personas y los pueblos a este recurso básico. Existen también nuevas amenazas en la región como por ejemplo el fuerte impulso a los biocombustibles con la intención de abastecer a esta civilización petrolera a expensas de la soberanía alimentaria. No hay territorio que alcance si se pretende abastecer al planeta de este insumo para sostener un modelo consumista como el actual. Esto requiere una fuerte revisión de los intentos de imponer la producción en escala de biocombustibles a expensas de los territorios y los pueblos. El otro es el intento de revitalizar la opción nuclear, hasta aquí con nefastas experiencias en la minería, con el problema de los residuos sin solución, la siempre latente posibilidad de proliferación armamentista, el endeudamiento por los altos costos del ciclo completo siempre ocultado y la fuerte vulnerabilidad de las instalaciones sumado a que por los recursos existentes jamás podría ser una opción de largo plazo. La prioridad debe ser el abastecimiento de las necesidades locales, compartiendo los recursos en la medida de lo sustentablemente posible. La integración energética de Sudamérica en bases sustentables debe implicar un proceso de complementación energética que fortalezca a la región en su conjunto, que permita lograr aceptables niveles de autoabastecimiento, respectando los distintos tiempos y realidades específicas de cada país. La integración energética no debe constituirse en un proceso de construcción de regulaciones y legislación para que fluya la energía a bajo costo para beneficio de las grandes empresas. 3. Los actores y las propuestas organizacionales para la plataforma energética de los Pueblos Articulación de los pueblos para la promoción del derecho a la energía y la sustentabilidad energética: Plataforma Energética del Cono Sur A diferencia del trabajo por la defensa del agua y la promoción de la soberanía alimentaria, el cuestionamiento a la matriz energética latinoamericana y la construcción de alianzas de los pueblos para el desarrollo de alternativas enfrenta barreras técnicas e informativas que es preciso remover. Los debates sobre energía parecen lejanos a las agendas de movimientos y organizaciones sociales por la dificultad de familiarizar a la ciudadanía con los términos técnicos propios de estas discusiones. Adicionalmente, este campo de acción tiende a no ser visto como prioritario por las redes y alianzas que trabajan en otras áreas o sectores afines. 136 Sin embargo, existe una amplia gama de organizaciones y movimientos sociales que a partir de los impactos de los grandes proyectos energéticos, particularmente megarepresas para la generación de hidroelectricidad y actividades de extracción petrolera y gasífera, se organizan en la defensa de las comunidades y los territorios. Tal es el caso del Movimento de Atingidos por Barragens (MAB) de Brasil; y la Red Latinoamericana contra las Represas y por los Ríos, sus Comunidades y el Agua (REDLAR), Red VIDA, la red de resistencia a las actividades petroleras Oilwatch, etc. El proceso de articulación de las organizaciones y movimientos sociales en torno a la problemática energética es significativamente más reciente. En el año 2004, a nivel de Cono Sur, organizaciones de la sociedad civil articuladas en torno al Programa Cono Sur Sustentable (Brasil, Chile, Argentina, Uruguay y Paraguay) comenzaron algunos esfuerzos por instalar la temática energética en la agenda de los movimientos sociales y crear plataformas que recogieran las propuestas y demandas para avanzar hacia una matriz energética accesible, segura y sustentable para los pueblos de la región. El Foro Social de las Américas realizado en Quito dicho año fue una de las instancias de discusión de movimientos de afectados, sociales, sindicales, ecologistas en la búsqueda de construcción de esta agenda. Este esfuerzo se orienta a la visibilización de impactos de los proyectos energéticos convencionales, de las propuestas de integración energética regional y la promoción de alternativas locales sustentables para la transformación de la matriz regional, incidiendo también en los procesos de discusión de políticas públicas, los marcos regulatorios y las instituciones públicas. A través de espacios de encuentro regionales y procesos de discusión locales, se está construyendo la Plataforma Energética Latinoamericana, que cuenta con la participación de organizaciones ecologistas, sindicatos del sector energía y representantes de comunidades locales e indígenas afectados por megaproyectos energéticos en América Latina. Paulatinamente, organizaciones y movimientos se están integrando a esta discusión, que está cada vez más presente en el debate público por su carácter estratégico en el desarrollo de los países, y por los crecientes impactos de los proyectos convencionales de energía sobre las comunidades. En el intento dotar a los movimiento sociales de algunas herramientas se discutieron algunos ejes durante el Foro Social Mundial de Porto Alegre en el 2005 de lo que se dio a llamar Plataforma Energética de los Pueblos. Plataforma Energética de los Pueblos Energia : derechos y soberania - La energía es un derecho: subsistencia (calor, cocción), mejoramiento de condiciones de vida y sus sistemas productivos. Las comunidades tienen derecho al territorio y a los recursos naturales (tierra, bosques, recursos energéticos etc.) - Los estados tienen el deber de proveer a la población de este servicio y asegurar el acceso de todos a la energía. - La población debe participar democráticamente en los procesos de decisión sobre las políticas y proyectos energéticos, opciones tecnológicas y el uso de las fuentes energéticas de su país. - Las políticas y proyectos energéticos deben prevenir los impactos sociales y ambientales locales (comunidades y países) y globales (calentamiento global, contaminación local, etc ). - Esto requiere un cambio estructural del actual sistema de producción y consumo de energía (detener la destrucción ambiental y destrucción de comunidades, identidades y economías locales). Energía: seguridad y soberanía - La seguridad y soberanía energética debe estar basada en la soberanía de los pueblos, sobre sus recursos energéticos y en las decisiones democráticas sobre su 137 uso.(priorizar las necesidades locales y nacionales; y orientarlas al uso de energías propias y limpias) - La soberanía energética requiere localizar el uso de las fuentes energéticas a escala local, regional y nacional; permitiendo acceso y participación de la población, y la estabilidad ambiental y política de los sistemas energéticos. - Reducir el consumo: al igual que todo el comercio global motivado por un consumo excesivo de los países industrializados, la explotación y uso excesivo de los recursos energéticos y la energía, debe camb iar radicalmente. Es necesario reducir el consumo energético y la dependencia de políticas basadas en la explotación petrolera, centrales nucleares y grandes represas. (problemas ambientales globales como el calentamiento global, también exigen el cambio hacia fuentes renovables y limpias.) - Las relaciones entre los pueblos, deben orientarse hacia la cooperación y complementación energética para las necesidades de los pueblos y no la apropiación de las fuentes energéticas por unas pocas elites o por trasnacionales para hacer negocio y acumular riqueza. Hoy se promueve modelos de integración regional y global en base a criterios de libre mercado: i. Acento en la privatización; ii. Marcos regulatorios favorables a empresas; iii. Integración basada en prioridades de negocio de grandes empresas y no a necesidades de la población, ni prioridades nacionales ni locales; iv Exportaciones masivas hacia el Norte y busqueda de rentabilidad corporativa de compañías para aumentar su capital, responder a las demandas de crecimiento interno y las exportaciones; v. Proteger inversiones (paneles de arbitraje). Es necesario cuestionar el tipo de bienes que vamos a producir y hacia quienes están dirigidos. De que manera se producirán y a quienes benefician estos procesos. - La soberanía energética requiere: i.Acceso a energía y recursos energéticos;iiEquidad en el acceso, y ; iii-Sustentabilidad socioambiental de sistemas energéticos. Hacia el Foro Social Energetico: Programa Cono Sur Sustentable. Porto Alegre enero 2005. Construir otra política energética es posible, pero para ello es necesario que se construya o articule un movimiento social capaz de llevarlo adelante. En la medida en que no podamos profundizar una amplia discusión publica, liderada por estos movimientos, de las causas y cuales debieran ser las perspectivas en este aspecto resultará muy difícil quebrar el dominio económico e ideológico de las empresas transnacionales en este rubro. En el Proceso de la Cumbre Social por la Integración de los Pueblos realizada en diciembre en Cochabamba se visualizan muchas de las dificultades y fortalezas de la construcción de un movimiento que pueda torcer el rumbo energético en la región. En este proceso podemos identificar las siguientes características: 1- Relación entre la Cumbre de los Pueblos y la Cumbre de los presidentes: El proceso que se dio en diciembre mostró la posibilidad de contacto directo entre ambas cumbres. Desde los movimientos sociales esto surge como una exigencia desde quienes construímos la posibilidad histórica de avance de los gobiernos progresistas en la región. Lejos de legitimar las acciones de los gobiernos, la exigencia de los movimientos pasa por ser partícipes de la construcción de una nueva realidad. Sin embargo, el diálogo con los gobiernos mostró en lo que respecta a las políticas energéticas de la región una preocupante opción por adaptar los proyectos de infraestructura regional energética a las nuevas condiciones. Si bien existe la visión de mejorar los mecanismos de intercambio de los bienes energéticos entre los países de la 138 región de manera de mejorar la posición relativa de los países proveedores de recursos, esto no altera la estructura extractivista en beneficio de las transnacionales instaladas en la región. En este sentido nos referimos no solo a las transnacionales del sector energético sino al resto de las cadenas productivas que incorporan a la energía en condiciones favorables para viabilizar otros proyectos extractivistas y contaminantes como la minería, la siderurgia, el aluminio, etc. Es necesario en este caso intentar repetir al interior de los países los mecanismos de dialogo que nos permitan cuestionar el curso del desarrollo y generar espacios participativos locales. 2- Movimiento sindical El sector sindical del continente muestra un fuerte activismo por la recuperación de los recursos naturales con importantes hitos como por ejemplo la posición de los petroleros de Brasil en el conflicto entre el gobierno de Bolivia y Petrobras. Esta posición reclama fundamentalmente la recuperación de la renta del sector a fin de ponerla al servicio de proyectos en muchos casos de características nacionalistas . Tal vez el punto de mayor discusión pase por el debate respecto a que se debe construir con dicha renta y como poder dar sustentabilidad al desarrollo. El presente modelo es inviable en el largo plazo aún a condición de recuperación de la renta del mismo, por ello se hace necesario poder profundizar el debate respecto al modelo. Este debate debiera despojarse de anhelos ligados exclusivamente a la defensa de determinados espacios como por ejemplo el de los trabajadores del sector nuclear de Argentina y Brasil y otros sectores que posiblemente debieran disminuirse en beneficios de muchos otros que debieran crearse o fortalecerse en la construcción de otro modelo de desarrollo. Sobre esto hay experiencias internacionales a analizar y la realidad muestra por ejemplo que el desarrollo de las fuentes renovables aportan mucho más empleo que las convencionales. Pero este es un gran debate que debiera ser impulsado por el conjunto de la sociedad sin preconceptos. 3- Movimientos de afectados y ecologistas Los innumerables movimientos de resistencias en todo el continente han permitido poner en debate las características del actual modelo energético. Han permitido también el fortalecimiento de coaliciones intercambiando experiencias de lucha. Sin embargo la deficiencia fundamental pasa por la falta de construcción de alternativas. Sin querer hacer recaer toda la responsabilidad de la generación de las alternativas en estos sectores, es importante el desarrollo del análisis crítico del actual sistema de producción, apropiación y consumo de los bienes energéticos en la región. Creemos que se hace necesario fortalecer aún más las alianzas existentes y poder dotarlas de herramientas conceptuales que permitan mostrar la cara del desarrollo actual y poder construir la cara del desarrollo deseado. 4- Sectores políticos progresistas Estos sectores tal vez sean los que más se han apropiado del discurso neoliberal de la integración, planteando que el solo hecho de que cambie de manos la conducción del proceso es garantía de otra realidad. Los hechos muestran que los mismos desastres sociales y ambientales pueden ser realizados en nombre de las transnacionales pero también en nombre de los estados progresistas. Para muestra podemos ver la actuación de la transnacional estatal Petrobras en Ecuador o el papel del estado uruguayo en el caso de las celulosas en Uruguay. Esto también estuvo claro en el proceso de la Cumbre de Cochabamba donde aparece una apropiación del discurso de la integración de los pueblos por parte de los gobiernos pero impulsando las mismas obras, las mismas políticas que sus antecesores. Esto, de 139 cualquier manera, debe ser visto en un espacio en disputa donde se observan diferentes posiciones de los diferentes gobiernos. La oportunidad de los movimientos sociales de impulsar realmente otra integración pasa por fortalecer el debate interno respecto a la misma pero fundamentalmente por seguir impulsando los espacios de debate con los gobiernos. s imprescindible poder construir mecanismos de participación pública y local de manera de poder abrir el debate en estos aspectos. Sin dudas el presente es un proceso de cambios y debe ser visto como tal. Esto implica el poder visualizar y construir el modelo de sociedad que necesitamos, el modelo de apropiación de los recursos naturales que nos permita garantizarlos para nosotros y las generaciones futuras y verlo como un proceso posible de construir en etapas en la medida de que estén claros los objetivos finales. Referencias: AEDO, 2006. Endesa en América Latina. Impactos en la matriz energética y la sustentabilidad regional. Aedo, María Paz. Conosur Sustentable, marzo 2006. Trabajo realizado para la Alianza Social Continental ARELOVICH, Bertinat y ot., 2006. Repsol en Argentina. Aproximación al perfil e impactos de la empresa, Arelovich, Sergio, Bertinat, Pablo y ot. Conosur Sustentable, marzo 2006. Trabajo realizado para la Alianza Social Continental BID, 2004. Integración Energética en el Mercosur Ampliado, Washington DC, 2001 HONTY, 2006. Renovables y Sustentables, Gerardo Honty, presentación en el 3º Foro Regional de Energías Renovables, 19-20 de septiembre 2006, Buenos Aires LEROY, Jean Pierre e MALERBA, Julianna. Petrobrás: integración o explotacion? Rio de Janeiro: FASE, 2006 OILWATCH 2006. Frente al gasoducto del sur. Declaración de Oilwatch, abril 2006. O Valor Econômico. 20/12/2006. Anexo A: Empresas del grupo Repsol en América Latina: Área Gas natural y electricidad Central Dock Sud, S.A. (1) Compañía Mega, S.A. Gas Natural SDG Argentina, S.A. Gas Argentino, S.A. GASA (1) Gas Natural BAN, S.A. Metrogas, S.A. (1) Natural Energy, S.A. Natural Servicios, S.A. Ceg Río, S.A. Compañía Distribuidora de Gas do Rio de Janeiro, S.A. (C.E.G.) Gas Natural de Sao Paulo Sul, S.A. Gas Natural do Brasil Serviconfort Brasil, S.A. Gas Natural Cundiboyacense, S.A. Gas Natural del Oriente, S.A. ESP Gas Natural ESP Argentina Argentina Argentina Argentina Argentina Argentina Argentina Argentina Brasil Brasil Brasil Brasil Brasil Colombia Colombia Colombia 140 Gases de Barrancabermeja, S.A. ESP Servicorfort Colombia, S.A. Administradora de Servicio de Energía de México, S.A. de CV (ASEMSA) CH4 Energía, S.A. de C.V. Comercializadora Metrogas, S.A. de CV Energía y Confort Administración Personal, S.A. de CV Gas Natural México, S.A. de CV Gas Natural Servicios, S.A. de CV Sistemas de Administración y Servicios, S.A. de CV Transnatural SRL de México Buenergía Gas & Power, Ltd. Área Exploración y Producción YPF, S.A. Pluspetrol Energy, S.A. Empresa Petrolera Andina, S.A. Maxus Bolivia Inc. Pacific LNG Bolivia S.R.L. (1) Repsol Exploración Securé S.A. Repsol YPF Bolivia, S.A. Repsol YPF E & P Bolivia, S.A. Transierra, S.A. (1) Repsol YPF Brasil, S.A. Repsol YPF Eléctrica de Brasil, S.A. Repsol Exploración Colombia, S.A. Repsol Occidental Corporation Repsol YPF Cuba, S.A. Repsol YPF Ecuador, S.A. Repsol YPF OCP Ecuador, S.A. YPF Ecuador Inc. Oleoducto de Crudos Pesados, Ltd. (1) Repsol Exploración Perú, S.A. BPRY Caribbean Ventures Llc. Repsol Exploración Tobago, S.A. Repsol Exploración Trinidad, S.A. Repsol Exploración Venezuela, BV Repsol YPF Venezuela, S.A. Atlantic LNG 2/3 Company of Trinidad & Tobago Atlantic LNG Company of Trinidad & Tobago Colombia Colombia México México México México México México México México Puerto Rico Argentina Argentina Bolivia Bolivia Bolivia Bolivia Bolivia Bolivia Bolivia Brasil Brasil Colombia Colombia Cuba Ecuador Ecuador Ecuador Islas Cayman Perú Trinidad y Tobago Trinidad y Tobago Trinidad y Tobago Venezuela Venezuela Trinidad y Tobago Trinidad y Tobago Empresas del grupo ENDESA en América Latina: 141 142 Anexo B: País Argentina Bolivia Brasi Chile Colombia Costa Rica Cuba República Dominicana Ecuador El Salvador Guatemala Haití Honduras Jamaica Nicaragua Panamá Paraguay Perú Uruguay Venezuela Otros TOTAL América Latina Población sin electricidad (millones) 1.9 3.0 9.5 0.5 4.3 0.1 0.5 0.7 1.3 1.5 1.9 5.5 2.7 0.3 2.8 0.5 0.8 6.5 0.0 1.5 0.5 46.3 Fuente: World Energy Outlook, 2004. Agencia Internacional de Energía Anexo C: Comparación de precios de la energía en sectores residencial e industrial: País Precio interno residencial con Precio interno industrial con impuesto 4.14 5.49 8.27 8.56 5.60 10.55 impuesto 2.08 3.98 3.84 5.56 3.76 3.89 Argentina Bolivia Brasil Chile Paraguay Uruguay Fuente: Honty, 2006 Notas: (1) Investimento deve crescer 140% em 5 anos. O Valor Econômico. 20/12/2006. (2) La relación entre ambas tendencias es lo que entendemos como “intensidad energética” (3) Márquez, Miguel, publicado en diario electrónico “El Ciudadano” nº 36, 17/06/2006 (http://www.elciudadano.cl/2006/06/17/el-estado-castiga-a-los-pobres). (4) OLADE, XXXVII Reunión de Ministros, Resumen de Decisiones y Declaraciones Ministeriales, página 2 (http://www.olade.org/documentos/DECISIONES%20Y%20 DECLARACIONES%20MINISTERIALES.pdf) 3.10 ELEMENTOS 11 PARA UMA INTEGRAÇÃO GERADORA DE IGUALDADE 11 Este artigo foi publicado no Caderno da SOF. 143 Nalu Faria12 Adotar uma perspectiva de construção da igualdade pressupõe compreender que a sociedade é composta por homens e mulheres envolvidos numa relação social específica. Ou seja, uma sociedade sexuada, estruturada transversalmente pelas relações de gênero. Disso, decorrem práticas sociais distintas; e também, uma relação desigual e hierárquica entre homens e mulheres. Tal relação tem por base material a divisão sexual do trabalho, que atravessa todo o campo social. Portanto, não há como se questionar o modelo se não se questiona essa desigualdade (Daniele Kergoat, 1996). O debate sobre economia feminista buscou, em primeiro lugar, visibilizar as mulheres como atoras econômicas, e assim, enfocar o grande volume de trabalho doméstico e de cuidados realizado pelas mulheres, considerados parte do mundo dos afetos, e não reconhecido como trabalho. Dessa forma, desconsidera-se a contribuição das mulheres para a economia. Como categoria de análise, utiliza-se o conceito de divisão sexual do trabalho, que permite abordar a relação entre produção e reprodução, mas também, a exploração diferenciada das mulheres no mundo produtivo e no trabalho assalariado. Mas é importante compreender as particularidades dessa chamada nova ordem da globalização neoliberal, que estendeu de forma profunda o que chamamos de sociedade de mercado. Nesse modelo, o livre mercado se impôs, organizando a forma de viver da população. O impacto da divisão sexual do trabalho A presença das mulheres no trabalho considerado produtivo está marcada pela divisão sexual do trabalho, que separa o trabalho das mulheres do trabalho dos homens, e também os hierarquiza, valorizando mais o trabalho masculino. Além do mais, a presença das mulheres no trabalho assalariado ou no campo não altera em nada a questão da responsabilização das mulheres pelo trabalho doméstico e de cuidados. Mesmo depois das lutas feministas em vários países, isso mudou muito pouco, inclusive na realidade européia. A privatização dos serviços básicos impede a garantia de direito a água, eletricidade, saúde e educação. Com isso, sobrecarregam-se as mulheres com o trabalho de cuidado, pois essa responsabilidade não é dividida adequadamente nem com os homens, nem com o Estado. Ainda que seja crescente o negócio de tecnologias domésticas e produtos que possam facilitar a realização desse trabalho, seu acesso está condicionado pelos recursos necessários para adquirir tais produtos. Com mais ou menos tecnologia doméstica ao alcance, a responsabilidade das mulheres nas tarefas de reprodução segue sendo central, e determina o uso do nosso tempo, opções e construção da subjetividade. O segundo aspecto é que, sob este modelo de globalização neoliberal, a atual divisão internacional do trabalho é estruturada pela divisão sexual do trabalho. As mulheres estão concentradas em setores da produção internacionalizada, como em determinados ramos do agronegócio como a produção de frutas no Chile, aspargos no Peru, castanhas na Bolívia, flores na Colômbia, beneficiamento de pescados em outros. Na indústria, estão nas maquilas do México, da América Central ou Ásia. Como característica da divisão internacional do trabalho, esse modelo utiliza a precarização do trabalho feminino. Nos países do Norte, isso se dá por meio da modalidade de trabalho em tempo parcial, enquanto nos países do Sul, via trabalho informal e precário. Há que mencionar, como parte desse processo, o turismo sexual no Sul, e a migração e o tráfico para o Norte, que incrementa, por um lado, a prostituição e a indústria do entretenimento, e de outro, o emprego doméstico no Norte, o que Cristina Carrasco chama de “globalização do trabalho de cuidar das pessoas”. 12 Nalu Faria é coordenadora da SOF – Sempreviva Organização Feminista. 144 Por outro lado, há o fato tão mencionado de que, sob essa globalização, aumentou o trabalho assalariado das mulheres. Porém, o desemprego segue mais alto para as elas, e no campo, o balanço em relação ao acesso a trabalho e a renda para as mulheres é negativo. Ocorre, inclusive, uma diminuição da população no campo e maior migração das mulheres. Sabe-se que isso tem a ver com a ocupação de nossos territórios pelas transnacionais e, portanto, da concentração da terra em poucas mãos. Nas palavras de Julia Di Giovanni (Folha Feminista, 2004): “Na globalização neoliberal, nas novas e velhas formas de imperialismo, vivemos sob uma combinação perversa entre mercado e patriarcado. A mesma força do patriarcado que nos mantém caladas como objetos do poder masculino, permite ao movimento da ‘mão invisível’ do mercado que negocia nossas vidas e direitos, é a mesma força do punho militarista que também se move impune por detrás das liberdades do capital”. Autonomia sobre seus corpos e suas vidas Essa realidade também significa um retrocesso em várias conquistas feministas dos anos 70 e 80. Como parte desse processo, o mercado se apropriou do modelo de feminilidade tradicional e isso pode ser constatado em múltiplas dimensões, mas tem como ponto central a idéia de que as mulheres devem viver para agradar o outro. Foi dentro dessa lógica de mercantilização de todos os aspectos da vida que voltou a ser imposto um padrão de beleza estrito, vinculado a uma indústria que coloca a possibilidade da compra de tal beleza no mercado. Para isso, há toda uma parafernália que inclui regimes para emagrecimento baseados na medicalização, cosméticos, academias de ginástica, botox, lipoaspiração, cirurgias plásticas, etc. Segue também a idéia de que uma mulher só é completa com a maternidade. Nesse caso, há uma apropriação perversa da luta das mulheres por emancipação e, hoje, a mulher é cada vez mais a única responsável pela família, em particular, nos setores mais pobres. Ao mesmo tempo, dentro dessa apropriação perversa, as mulheres são visibilizadas dentro do modelo como as pobres. Ou seja, o mercado se apropriou também do reconhecimento das mulheres como atoras econômicas. São vistas como aquelas que vão gerir a pobreza, gerenciando as políticas focais de alívio da pobreza. Ao mesmo tempo, esse modelo criou uma falsa dicotomia entre o econômico e o social. Magdalena León (2005) colocou o tema da seguinte forma: “... essa velha problemática da economia feminista, com a globalização, transformou-se em outra, que é voltar a lutar pelo status econômico que tem a ver não só com a reprodução, mas com uma parte da produção feita pelas mulheres. Um problema central é que está traçada uma linha divisória entre o que é econômico e o que é social, em termos de temas, problemas, fenômenos, mas também de competências (....) O principal nesse campo são as finanças públicas, as taxas de juros (...) as questões relacionadas ao mundo monetário e financeiro. Foi-se separando cada vez mais alguns temas como sociais, por exemplo, o trabalho. Então, em geral, para toda a população, o trabalho, a pobreza e, claro, a saúde, a educação, etc, são vistos e tratados como temas sociais”. É fundamental ir além da avaliação dos impactos diferenciados das políticas econômicas sobre as mulheres, ou seja: atuar para explicitar a centralidade das relações de gênero no modelo econômico. Cabe, portanto, ver as magnitudes e significados das nossas contribuições nas relações que fazem possível sustentar a vida, a produção e a reprodução dentro de um modelo ineficiente e depredador. Por uma integração geradora de igualdade A integração do continente tem o desafio de mudar as relações de produção estabelecidas ao longo do colonialismo e do capitalismo neocolonial, que tornaram 145 nossos povos dependentes e subordinados. Além disso, uma integração com igualdade deve atuar para desmantelar os mecanismos de opressão, que conjugam classe, gênero, raça e etnia. Nesse sentido, há que se atuar para desconstruir as diversas formas de discriminação de mulheres, negros, indígenas, homossexuais e todos os setores oprimidos. Para isso, as reivindicações de tais setores terão que ser assumidas efetivamente, e o conjunto dos movimentos deve incorporar essas plataformas como parte de um projeto de integração. Por exemplo, a luta contra a violência que as mulheres sofrem pelo direito a soberania sobre o corpo e a sexualidade, etc. A partir dessas considerações, entendemos que uma proposta de integração geradora de igualdade deve (1): - Colocar o tema do equilíbrio entre produção e reprodução e atuar para que a sustentabilidade da vida humana seja o eixo central para a construção de um novo modelo. Ou seja, a satisfação das necessidades humanas e o bem estar. Isso remete ao debate da relação entre produção e reprodução. Evidentemente, uma das questões básicas nesse debate tem a ver com a visão de desenvolvimento e de crescimento que muito já foi questionada pelo feminismo. O debate é sobre o quê e como produzir, e como distribuir. Hoje, o mercado impõe um padrão de consumo alimentar baseado na indústria e comércio da alimentação sob controle das grandes transnacionais, contexto no qual a distribuição está concentrada nos grandes supermercados. Muitas vezes, esse padrão é adotado pelas famílias em função de diminuir o trabalho doméstico, uma vez que isso está sob a responsabilidade individual das mulheres. Isso se remete não só à forma como se organiza o consumo cotidiano, mas ao modelo energético, à relação com a natureza, ao padrão de consumo, à produção industrial e camponesa, à organização dos serviços públicos, etc. Assim, deve-se agregar a importância de visibilizar as dimensões de gênero em tais decisões. - Um projeto emancipador só existirá se for garantida a soberania das mulheres sobre suas vidas. A autonomia sobre nossos corpos, o direito a viver sem violência, a optar se queremos ou não nos reproduzir, a interromper uma gravidez indesejada. Que essa soberania seja garantida pelo Estado e que o conjunto da sociedade construa e reconheça modelos abertos de sexualidade e de família, que não fiquem atados àqueles impostos pelo patriarcado, o capitalismo, a igreja e a norma heterossexual. - É estratégico ter a Soberania Alimentar como uma das propostas estruturais de um projeto de integração dos povos. Em primeiro lugar, ela propõe a defesa do conhecimento das mulheres e recusa qualquer mecanismo de privatização da vida. Além disso, é possível visibilizar a relação campo-cidade e a importância de considerar a interrelação entre o consumo alimentar na cidade com a produção e distribuição de alimentos. A integração alternativa é indispensável para, finalmente, romper a matriz colonial que se mantém em nossas economias, pois nos atribuiu e nos atribui o que devemos produzir, e em que condições, fato que, na fase neoliberal chegou a afetar a estrutura básica de produção alimentar que haviam construído as economias indígena e rural. - É fundamental recolocar o papel do trabalho com centralidade. Seja no sentido de recuperar que o trabalho humano é o principal construtor das riquezas existentes, seja no sentido de atuar para a desalienação do trabalho e a reorganização do mesmo. Nisso se insere não só o debate dos direitos e das condições de trabalho, mas também, a construção de uma crítica e uma alternativa a fenômenos ainda considerados um pouco fora da agenda dos movimentos. Por exemplo, o tema da migração, turismo sexual, tráfico sexual e prostituição. Não se trata apenas de reivindicar os direitos dos/das migrantes nos países para onde foram. Trata-se de questionar a extensão, o significado desses fenômenos, principalmente desmascarando tanto o papel das máfias envolvidas, como a hipocrisia de muitos governos que vêem nesses processos possibilidades de aumentar a entrada de dólares no país. O neoliberalismo fez com que nossa produção fosse destinada ao exterior, o que impõe um modelo de desigualdade ao interior dos países. Garantir trabalho digno para todos e todas, emprego com direitos, erradicação da 146 pobreza, a oportunidade de não ter que migrar e possuir condições para viver onde queiram, são questões que se vinculam diretamente com decisões soberanas sobre o modelo e a política econômica. - Recuperar o sentido público do Estado. Na maioria dos nossos países, o Estado não é mais reconhecido pela população como provedor de direitos, e o neoliberalismo tem atuado sobre isso. É necessário recuperar o papel do Estado como o que garante esses direitos, que esteja a serviço da sociedade e do povo, que exerça seu poder e execute a gestão de forma democrática, transparente, com participação popular. Portanto, o conjunto dos governos deve romper com a visão monetarista de acordo com a qual atuam, baseada no ajuste, sem colocar a questão da garantia de direitos como a sua principal função. Um Estado comprometido com a autodeterminação dos povos, que respeite a diversidade e que esteja comprometido com a construção de uma sociedade igualitária. Isso significa que os governos devem enfrentar os privilégios com as elites que impedem que nossos povos tenham seus direitos garantidos. - Uma ampla e urgente democratização dos meios de comunicação que rompa com intermediação dos meios transnacionais e empresariais que impõem suas próprias agendas de comunicação, invisibilizam as mulheres em sua ação pública e criminalizam a ação social. Precisamos nos apropriar da comunicação no sentido da cidadania, a fim de estabelecer diálogos entre países e povos que propiciem o conhecimento e entendimento mútuo. Perspectiva feminista para enfrentar o mercado Por outro lado, ainda há um conjunto de temas vinculados à questão de alternativas que devem ser construídas a partir de uma visão feminista. Os temas da energia, de investimento, da crítica à empresa como a suposta unidade econômica, e alguns ramos da tecnologia, em geral, refletem espaços nos quais as mulheres permanecem excluídas. Não é por acaso que em temas como a defesa da biodiversidade e a crítica às patentes, as mulheres têm sido protagonistas, pois sua experiência cotidiana, ainda que marcada pela divisão sexual e seu lugar na família, permitiram acumular conhecimentos e construir posições críticas às tentativas de dominação por parte do mercado e, ao mesmo tempo, apresentar alternativas. A visão de integração que queremos construir é baseada na ética e em valores de humanidade, não apenas no mercado. Propõem-se mudanças no modelo econômico, pelas quais noções como crescimento, mercado, modernização e desenvolvimento são questionadas. No debate atual, há enunciados gerais que coincidem com princípios-chave da economia feminista: solidariedade, cooperação, reciprocidade e justiça. O desafio é que passem de um discurso retórico a práticas e políticas concretas. A reapropriação coletiva de nossos recursos, a adoção de formas variadas de organizar a produção, a prioridade para o cuidado e bem estar humanos, o fortalecimento das diversidades e autonomia plena das mulheres são imperativos para Outra Integração. É no processo de luta e organização que se dá a construção das bases desse sujeito coletivo histórico, que luta por uma sociedade sem exploração, sem desigualdade em relação às mulheres, sem racismo, com respeito à liberdade de orientação sexual e a garantia da soberania dos povos unidos em sua diversidade. Notas: (1) Algumas propostas contidas nesse texto estão baseadas no panfleto Mulheres construindo alternativas para outra Integração, elaborado para Cumbre Social de los Pueblos, Cochabamba, dezembro de 2006. 147 3.11 SOBRE DEL LAS CIRCUNSTANCIAS QUE AFECTAN A LA CREACIÓN DEL BANCO SUR Eric Toussaint, maio de 200513 Dos tendencias opuestas están presentes en Latinoamérica. Por una parte, los gobiernos de Estados Unidos y de los países de la Unión Europea consiguen sellar con los países de la región acuerdos bilaterales de libre comercio, favorables a las empresas del Norte. Las privatizaciones masivas de los años ochenta y noventa se hicieron en beneficio de éstas, para controlar un gran número de sectores económicos vitales para el desarrollo. Los flujos de capitales van de la región a los países más industrializados, mediante el mecanismo de la deuda, la repatriación de los beneficios de las multinacionales del Norte, la fuga de capitales organizada por los capitalistas latinoamericanos; mientras que la deuda pública interna sigue en fuerte aumento, las condiciones de vida se estancan y los más explotados se empobrecen aún un poco más, aunque algunos programas de asistencia pública limiten los daños (Brasil, Argentina, Venezuela, Ecuador). Por otra parte, las numerosas movilizaciones populares de los últimos años se reflejan en la elección de gobiernos, algunos de los cuales buscan invertir el curso histórico de los últimos treinta años y afrontar la situación descrita en el párrafo anterior, reinstaurando un control público sobre los recursos naturales del país (Venezuela, Bolivia, Ecuador), sobre otros sectores claves de la economía (Venezuela) y haciendo fracasar algunos proyectos estratégicos de Estados Unidos (fracaso del ALCA en noviembre de 2005 y dificultades para ejecutar el plan Colombia, debido a la oposición de Venezuela, Ecuador, [2] y Bolivia). Algunos gobiernos emprenden reformas sociales y aplican una política redistributiva. Venezuela desde 1999, Bolivia desde 2006 —y dentro de poco Ecuador— han emprendido una modificación de sus constituciones en un sentido más democrático. La Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) agrupa a Venezuela, Bolivia, Cuba, Haití, Nicaragua y, como observador, Ecuador. Rafael Correa despidió el 26 de abril 2007 al representante del BM en Ecuador. Hugo Chávez anunció el 30 de abril 2007 que Venezuela se retiraba del FMI y del BM. Bolivia indicó que deja de reconocer la autoridad del CIADI, el Centro Internacional para el Arreglo de Diferendos relativos a las Inversiones, que depende del BM. En este panorama, la creación de un Banco del Sur[3] proyectada para fines de 2007 es una pieza importante de esta contra-tendencia. Los preparativos del Banco del Sur Desde febrero de 2007, Argentina y Venezuela, a los cuales se ha asociado Bolivia, se pusieron de acuerdo para crear el Banco del Sur. A estos tres países se agregaron rápidamente Ecuador, Paraguay, y desde hace muy poco Brasil (oficialmente desde el 3 de mayo de 2007). El texto que fue sometido a discusión a los ministros —antes de que Ecuador interviniera en la elaboración con una propuesta original— con fecha del 29 de marzo había sido redactado por Argentina y Venezuela. La propuesta ecuatoriana fue elaborada por el ministro de Economía y Finanzas de Ecuador, Ricardo Patiño, y cuatro miembros de su gabinete, a los cuales se unieron tres extranjeros, Jorge Marchini [4], Oscar Ugarteche[5] y yo mismo[6]. Esta propuesta, elaborada en alrededor de 15 horas, fue sometida el lunes 30 de abril al presidente, Rafael Correa, que ratificó las grandes líneas. El 3 de mayo, en la reunión ministerial, presidida por el presidente de Ecuador, se aprobó la Declaración de Quito (http://www.cadtm.org/article.php3?id_article=2630). Lo que ahora está programado es una cumbre presidencial, que tendrá lugar antes de fines de junio 2007. En ella se adoptará el texto que definirá qué es el Banco del Sur y proclamará la creación definitiva de esta institución. ¿Qué orientación propugnaba el texto redactado por Argentina y Venezuela? 13 Eric Toussaint, Doctor en Ciencias Políticas, Presidente del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo - Bélgica www.cadtm.org, autor de Banco mundial: el golpe de estado permanente. La agenda oculta del Consenso de Washington, Editorial Viejo Topo (Barcelona), 2007, autor de Banco del Sur, marco internacional y alternativas http://www.cadtm.org/ article.php3?id_article=2001. 148 El texto inicial redactado por Argentina y Venezuela (el 29 marzo 2007) tiene elementos que provocan a la vez sorpresa y rechazo. Este proyecto habría sido el único sometido a discusión de la reunión ministerial de Quito si Ecuador no hubiera decidido elaborar una nueva propuesta. Primer elemento: el diagnóstico de partida incluye consideraciones perfectamente compatibles con la visión neoliberal —la visión del Banco Mundial, del pensamiento económico dominante, de la clase capitalista— sobre la causa de las debilidades de Latinoamérica. El texto pone en evidencia que el escaso desarrollo de los mercados financieros es la causa principal de los problemas de Latinoamérica. Las consideraciones generales precisan que es necesario promover la constitución de empresas multinacionales de capital regional, sin especificar que sean públicas, privadas o mixtas. Sin salir de las consideraciones generales, dice que se trata de estimular el desarrollo de los mercados de capitales y de los mercados financieros regionales. Segundo elemento: el proyecto propone la creación de un Banco del Sur, que tendría las funciones de un Banco de Desarrollo y de un Fondo Monetario de Estabilización, al mismo tiempo. Un Fondo de Estabilización consiste en un organismo que ayude a los países de la región cuando, por ejemplo, se vean sometidos a ataques especulativos. Para hacer frente a estos ataques, los países necesitan reservas de cambio importantes para protegerse. El proyecto común de Argentina-Venezuela propone un solo organismo, llamado Banco del Sur, cuyas funciones sean a la vez las de un banco de desarrollo y de un fondo monetario. No hay en esto nada objetable. Por el contrario, lo que puede resultar chocante es que se insista en que su función sea el desarrollo de los mercados de capitales, de la industria, de las infraestructuras, de la energía y del comercio. En este proyecto no se da prioridad, en absoluto, a la protección del ambiente o a las políticas culturales y educativas. Visto el diagnóstico de partida, podemos temer que las políticas macroeconómicas que recomendarán se mantengan en la lógica del ajuste estructural y de las políticas monetaristas ortodoxas. También que el Banco del Sur se endeudará en los mercados financieros. Tercer elemento importante y discutible: la propuesta de Argentina y Venezuela prevé que los derechos de voto se atribuyan en función del aporte de cada país. Así, si Argentina aporta el triple que Ecuador o Paraguay, tendrá también el triple de derechos de voto. Se aplica, por lo tanto, el mismo sistema de repartición de votos que tienen el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el BID (Banco Interamericano de Desarrollo). Se sigue así un criterio antidemocrático y se haría en esta institución, en cuanto a su funcionamiento, lo que se critica en otro lado. En cuanto a los miembros, la propuesta de Argentina y Venezuela abre la posibilidad de que Estados de Asia y de África participen con un estatus de observadores en el Banco. Esto es positivo, ya que de esta manera aumenta su dimensión como institución del Sur. Pero, a pesar de que no está explícito, podemos pensar que habrá una plaza para las instituciones financieras multilaterales. Sabemos, por otro lado, que en las discusiones que tuvieron lugar en marzo y abril de 2007, algunos miembros de los gabinetes, especialmente de Argentina, pensaban que el BM y el BID podrían ser accionistas del Banco del Sur, sin derecho de voto. Lo más grave está en la última parte, en el capítulo 8, donde se habla de «Inmunidad, Exención y Privilegio», lo que es una reproducción de los estatutos del BM, FMI y BID. También se dice en este proyecto, en el artículo 42, que los archivos son inviolables, lo que quiere decir que sería imposible hacer una auditoría al Banco del Sur. Y en el artículo 45 —allí es simplemente un «cortar y pegar» de los estatutos del BM y del FMI—, leemos que existe inmunidad total con relación a los procedimientos judiciales y administrativos, relativos a los actos ejecutados por sus funcionarios en el marco de sus misiones. El texto propuesto por Argentina y Venezuela es totalmente coherente con la orientación política del gobierno de Kirchner en Argentina, pero, por el contrario, es totalmente incompatible con las posiciones adoptadas por Venezuela. Una explicación plausible es que los delegados argentinos y venezolanos que redactaron este texto eran técnicos 149 formados en universidades anglosajonas y favorables a la dominante economía neoliberal. Podemos suponer que este texto nunca fue leído, aprobado y asumido por el presidente de Venezuela. Frente al texto argentino-venezolano ¿qué prevé el proyecto presentado por Ecuador? Ecuador propone tres instrumentos: un Fondo Monetario Regional, un Banco del Sur y la creación de una unidad monetaria del Sur, una moneda única sudamericana que permitiría los intercambios entre los países de Latinoamérica sin tener que recurrir al dólar, como sucede en general actualmente. Este tercer instrumento fue aceptado por Argentina, Venezuela, Brasil, Paraguay y Bolivia. El texto propuesto por Ecuador comienza con consideraciones generales importantes. La primera consiste en que los dos organismos, Fondo Monetario del Sur y Banco del Sur, o el organismo único si sólo se crea el Banco del Sur, deben garantizar el ejercicio efectivo de los derechos humanos y permitir la aplicación de los acuerdos, criterios y tratados internacionales que se refieren a los derechos económicos, sociales y culturales. Se ve enseguida que el enfoque ecuatoriano no es comercial ni economicista. Es un enfoque en términos de derechos humanos. Se trata de implementar herramientas económicas que deben servir para garantizar la aplicación de los derechos humanos fundamentales. En las consideraciones se tiene en cuenta también que las políticas de tipo neoliberal del BM y FMI —está dicho implícitamente—, llevaron al agravamiento de las condiciones de vida de una gran parte de las poblaciones, a un aumento de las desigualdades en la distribución de los ingresos y de las riquezas, a una pérdida del control de los países de la región de sus recursos naturales, a un aumento de la tendencia migratoria. Frente a esto, es necesario poner en práctica políticas públicas tendientes a reforzar las estructuras que permitan a los países recuperar el control sobre los recursos naturales y su aparato productivo en la región, de los cuales una buena parte ha pasado a manos de las transnacionales del Norte. ¿Cuáles son las otras propuestas originales de Ecuador concernientes al Banco del Sur? Lo más importante es que estos dos organismos no deben endeudarse en los mercados de capitales, a diferencia del Banco Mundial y del BID. Hay que decir que el BM, que se endeuda en los mercados de capitales, justifica a menudo su política neoliberal con el argumento de que es fundamental mantener la mención AAA como banco de préstamos en el mercado de capitales para a su vez conseguir fondos con el interés más bajo. Si se quiere desarrollar políticas que no buscan la rentabilidad a cualquier precio, no hay que depender de esta notación. Es por ello por lo que el capital del Banco del Sur, que le permita conceder préstamos, debería provenir de cuatro fuentes: 1. Un aporte de capital de los países miembros. 2. Préstamos que los países miembros le harían al Banco, pero que serían contratos que no dependieran de los bonos emitidos en los mercados de capitales regionales o del Norte. 3. Impuestos globales comunes, o sea, diferentes tipos de impuestos globales que serían aplicados por los países miembros y cuya recaudación sería transferida al Banco de Desarrollo, tales como la Tasa Tobin, impuestos sobre las ganancias repatriadas por las transnacionales, de protección al medioambiente, etc. 4. Donaciones. Si un Fondo Monetario del Sur fuera instaurado, está previsto que el dinero que dispondrá para ayudar a los países que lo necesitaran provendrá de una parte de las reservas que cada Estado pone a disposición del Fondo en caso de necesidad. El Fondo podrá disponer, en caso de necesidad, del 20 % de las reservas de cambio de todos los países miembros. Por ejemplo si Bolivia sufre un ataque especulativo, inmediatamente el Fondo pide a los Bancos Centrales de los países miembros que le hagan una 150 transferencia, en pocas horas, del 20 % de sus reservas para ser utilizadas en la defensa de dicho país. Hay que hacer una precisión importante: esto quiere decir que no se bloquean los fondos en forma permanente, se los reúne sólo en caso de necesidad. Otro elemento importante dentro de los principios generales de la propuesta ecuatoriana es que los interlocutores del Banco del Sur o del Fondo son los Estados miembros. La idea es conceder préstamos destinados a las empresas públicas, a pequeños productores, al sector cooperativo, a las comunidades indígenas, etc. En principio, el Banco no prestará a las grandes sociedades transnacionales del Sur, como las que existen en Sudamérica: Petrobras, gran sociedad brasileña mixta privada-pública; PDVSA, la empresa petrolera venezolana; Techint, empresa privada argentina... No es a estas empresas a las que el Banco les prestará dinero, sino al sector público, a pequeños productores, a las comunidades locales, a los municipios, a las provincias, etc. Se les prestará el dinero a través de los Estados miembros. La idea es evitar que el Banco del Sur se convierta en un «mastodonte», como ocurre con el BM, que tiene cerca de 13.000 empleados que van por el mundo, en múltiples misiones eludiendo el contacto con los gobiernos centrales de los países del Sur. Estas misiones debilitan deliberadamente a los poderes públicos. Se piensa en una estructura del Banco sin demasiados empleados y cuyos interlocutores sean los Estados. El objetivo es que los Estados, de acuerdo con la orientación del Banco, presten principalmente a quienes lo necesitan, para la aplicación de un modelo alternativo, respetuoso con el medioambiente, que busca promover la justicia social y que ayude a los que no tienen fácil acceso a los capitales. Por lo tanto, por definición, en principio no se prestará a las grandes empresas privadas. Otras diferencias entre el proyecto presentado por Ecuador y el argentinovenezolano Según el proyecto ecuatoriano, está previsto que cada Estado miembro debe implementar un mecanismo para que, todos los años, se rinda cuenta del funcionamiento y de la actividad del Banco y del Fondo. Este mecanismo debe incluir una discusión parlamentaria pública. En lugar de decir que los archivos son inviolables, el principio elegido es que estos forman parte del dominio público. Puede haber algunas excepciones provisorias, algunas decisiones del Fondo pueden ser momentáneamente de carácter confidencial en relación con ataques especulativos. Los funcionarios del Banco y del Fondo deberán pagar sus impuestos. No hay inmunidad. Se indica que los funcionarios del Banco o del Fondo son responsables de sus actos ante la justicia. Finalmente, se prevé que el Banco y el Fondo, en tanto que personas morales, pueden ser procesados. ¿Qué balance podemos hacer de la reunión ministerial del 3 de mayo de 2007? En primer lugar, hay que señalar que Brasil, que hasta ese momento dudaba de su participación en el Banco, afirmó que se adhería a este proyecto. Sin embargo, hay que tener en cuenta que este país, conforme a su política económica y social, y a la política exterior del gobierno de Lula, ve sobre todo a este Banco como un instrumento de política comercial, habla esencialmente de un bloque económico y toma como modelo, sin ninguna crítica, a la Unión Europea (UE). Para el CADTM y para una serie de movimientos sociales —europeos o no— la UE, tal como está constituida, no es en absoluto un modelo. Por supuesto que hay aspectos positivos importantes: el hecho de tener una moneda única, un espacio en el cual las fronteras internas se han suprimido y permiten en gran medida la libre circulación de las personas. Pero es cierto que el modelo actual de la Unión Europea promueve la aplicación de políticas neoliberales, favorece mucho más la circulación de capitales que de personas, ya que está restringido el desplazamiento de los ciudadanos de los nuevos Estados miembros del Este. La UE provoca una competencia muy fuerte entre los trabajadores. En el marco de la Unión, no ha habido nivelación hacia arriba de los códigos de trabajo ni de las obligaciones 151 patronales con los trabajadores. Allí donde todavía existen sistemas de seguridad social favorables se busca su privatización, como en Hungría después de haber entrado en la UE. Esta visión acrítica de la Unión Europea expresada por Brasil, es, con seguridad, compartida por otros países latinoamericanos, ya sea porque se hacen ilusiones sobre la UE, ya sea —y es lo más probable— porque con pleno conocimiento de causa comparten la idea de que es necesario privilegiar un modelo muy cercano al neoliberalismo. Estos países encuentran que la UE esta muy bien bajo su forma actual. ¿Qué podemos pensar de la adhesión de Brasil al Banco del Sur? Dado el peso de la economía brasileña en Latinoamérica, la participación de Brasil da un impulso de salida al Banco significativamente muy importante. El problema con Brasil es la orientación del gobierno de Lula y del modelo económico y social que pone en práctica. Está claro que la integración de Brasil en el Banco del Sur lo escora a un esquema mucho más tradicional, no demasiado alejado del neoliberalismo, mientras que si Brasil no participara sería más simple llegar una definición más cercana al modelo alternativo que proponemos. Pero Brasil está en el Banco del Sur porque no puede estar ausente: si las bases del Banco no hubieran sido elaboradas a iniciativa de Venezuela y Argentina, Brasil ni siquiera se habría interesado. Pero para mantener su papel dominante no puede estar ausente del Banco del Sur. Si nos ponemos en el lugar de Ecuador, Venezuela y Bolivia, comprenderemos el interés que muestran estos países en tener a Brasil en el Banco, puesto que es una potencia económica importante y porque una serie de gobiernos progresistas de la región desean mantener buenas relaciones con este país para evitar que refuerce su acercamiento a Estados Unidos, lo que debilitaría la región frente a la agresividad estadounidense. Existe un verdadero juego diplomático y geoestratégico. Lo ideal sería que el gobierno brasileño adoptara una política realmente de izquierda, alternativa a su alianza con Estados Unidos y a su apoyo prácticamente exclusivo a la industria agroexportadora o industrial exportadora que parte a la conquista de los mercados de la región. Pero estamos lejos de ello. ¿Qué tendencia predomina en el ámbito regional? El gobierno actual de Paraguay es un gobierno de derecha, y podría ser reemplazado después de las elecciones presidenciales de este año. Un cura de izquierda podría ganar las elecciones. Del lado argentino, hay una retórica anti-FMI y anti-neoliberal, pero el gobierno argentino adopta una orientación de refuerzo al capitalismo en Argentina. Existen dos grandes iniciativas en Latinoamérica en este momento: por una parte este Banco del Sur y por otra, el Mercosur, que se extiende. Al principio comprendía Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. Venezuela, que busca una alianza regional más fuerte en oposición al ALCA promovida por Estados Unidos, se ha adherido al Mercosur, al igual que Bolivia, y Ecuador está como observador. Tenemos por lo tanto un bloque económico que se define principalmente por las relaciones comerciales y económicas, y que está dominado por el sistema capitalista. Este bloque permite reforzar los intercambios y favorece cierto tipo de integración regional. Por otra parte, existe otra iniciativa, el ALBA, la Alternativa Bolivariana para las Américas, en la cual participan Venezuela y Bolivia, y se han sumado Cuba, Haití, Nicaragua y Ecuador en calidad de observador. Cinco días antes de la reunión de Quito sobre el Banco del Sur, se realizó una reunión en Venezuela sobre el ALBA, que es una propuesta de integración política cuyo eje central está constituido por Cuba-VenezuelaBolivia. Los gobiernos de estos tres países afirman explícitamente que su orientación está enfocada a instaurar el «Socialismo del siglo XXI», una orientación anticapitalista y antiimperialista, que tiene como objetivo la solidaridad entre los pueblos. Por consiguiente, en Latinoamérica y en el Caribe estamos en un escenario muy 152 particular, donde tenemos dos tipos de proyectos, en parte competidores, pero que coexisten, puesto que varios países son miembros de ambos. Venezuela y Bolivia están en el Mercosur y también en el ALBA, ya que ésta tiene una orientación mucho más a la izquierda que el Mercosur y porque Cuba está en ella. Brasil, sin oponerse a Cuba, afirma claramente su amistad al gobierno de Washington. El Banco del Sur está entre estas dos tendencias, aunque más cerca del Mercosur que del ALBA. No incluye a miembros clave del ALBA, comenzando por Cuba, pero también Haití y Nicaragua. Por supuesto, sería lógico que el Banco del Sur en un futuro se extendiera al Caribe y a Centroamérica —y por qué no a México, si hubiera un cambio de gobierno— y desarrollara relaciones privilegiadas con países en desarrollo de otros continentes, como África y Asia. El Mercosur es un bloque esencialmente económico, muy dominado por Brasil, que ejerce un tipo de «subimperialismo», una potencia económica que domina a sus socios en la región. Que sea Argentina, Venezuela, Ecuador o Paraguay, todos tienen una balanza de pagos negativa con Brasil. Este país les exporta mucho más de lo que de ellos importa. Por otra parte, está dotado de empresas transnacionales, como Petrobras, que controla sectores económicos clave de sus vecinos. Con otras transnacionales esta petrolera se impone en el sector del gas y el petróleo boliviano; otras empresas brasileñas tienen una fuerte presencia en Paraguay. El Mercosur, dominado por Brasil, aliado a Argentina, se parece más a la Unión Europea, dominada por el trío francogermano-británico, con una orientación claramente capitalista neoliberal, mientras que el ALBA es un proyecto más político que económico, basado sobre todo en los intercambios de tipo trueque o donaciones. Venezuela hace importantes donaciones a Nicaragua, Bolivia y Haití. El ALBA me parece un proyecto realmente interesante. ¿Qué es lo que va ser determinante? Será la orientación política de los gobiernos y la lucha de los movimientos sociales. Ecuador tiene una orientación radical, favorable a un reparto de ingresos en favor de los más explotados, de los más oprimidos. No renovará el acuerdo para ceder la base militar de Manta a Estados Unidos a partir de 2009. Cuestiona el tipo de explotación petrolera que destruye una parte de su territorio en el Amazonas, por ejemplo. Se observa con claridad que la política de Ecuador, desde ese punto de vista, está más próxima a la de Venezuela y a la de Bolivia que a la de Brasil. En Paraguay se podría producir un cambio, con un presidente izquierdista. Por otra parte, no hay que excluir grandes movilizaciones en Brasil, en particular, por parte del Movimiento de los Sin Tierra (MST), que impulsa la acción por una verdadera reforma agraria, en oposición a la política de Lula. Se podría tener en los meses y años venideros un refuerzo de la dinámica de los pueblos en acción y del proyecto del ALBA. La orientación del Banco del Sur dependerá de los gobiernos que sostengan su creación. Aunque hay que temer que predomine la orientación avanzada por Brasil y Argentina, el juego todavía está abierto. Es ahora cuando hay que dar todo el apoyo posible para que el proyecto del Banco del Sur concrete todas las esperanzas que suscita. Notas [1] El presidente ecuatoriano Rafael Correa anunció que no renovará la concesión de la base militar de Manta al gobierno de Estados Unidos, cuando finalice dicha concesión, en el año 2009. [2] Ver varios materiales sobre el Banco del Sur: http://www.cadtm.org/rubrique.php3? id_rubrique=1 y http://www.cadtm.org/es.mot. php3? Id _mot=336 [3] Miembro de Economistas de Izquierda de Argentina (EDI), miembro del Observatorio Internacional de la Deuda (OID) y profesor de Economía en la Universidad de Buenos Aires. [4] Profesor de Economía en la Universidad de México. Miembro de la Organización Latindadd y del OID. [5] El presente texto sólo compromete a su autor. 3.12 EL ALBA – UN NUEVO AMANECER? 153 Esperanza Martinez, 200614 Alba que trae la luz, no se puede centrar en la oscuridad petrolera… América Latina siembra su esperanza con diversos movimientos y procesos ligados a la tierra. El Movimiento Sin Ti erra en Brasil, los movimientos indígenas de Ecuador y Bolivia, el movimiento zapatista en México, entre otros. De igual manera hay fuertes expectativas por la presencia de gobiernos democráticos en varios países que se han propuesto acabar con la hegemonía del imperialismo y plantean nuevos esquemas de integración en contraste al ALCA, el IIRSA y el Plan Puebla Panamá. En este contexto surge el ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas). La integración se convirtió es un futuro inevitable, tanto para quienes aspiran a perpetuar un modelo de conquista como para quienes quieren liberarse de él. Para los Estados Unidos América Latina deberá jugar un papel de abastecimiento de materias primas y fundamentalmente energía, agua y biodiversidad indispensables para sostener su modelo agroindustrial y de sobre-consumo energético. Para sus detractores, América deberá buscar caminos para romper con la dependencia y deberá recuperar Estados disminuidos a la mínima expresión como estrategia del neoliberalismo. Dos proclamas totalmente opuestas sugieren caminos para hacer frente a la agresión colonial. El pueblo unido jamás será vencido (Allende, Chile, 1973). Un pueblo disperso no puede ser derrotado (Jumandi, Ecuador, 1578). La primera alude a la necesidad de unificarse para hacer fuerza, la segunda de dispersarse para enfrentar la agresión colonialista. La primera comparte fortalezas y resuelve debilidades en base a la solidaridad, la segunda se fortalece hacia adentro. A la primera le corresponde un momento de construcción, de esperanzas, mientras la segunda hace frente a la agresión colonizadora. El asunto es que en la actualidad América Latina vive contemporáneamente los dos momentos y por lo tanto corresponde reflexionar sobre la estrategia a seguir sobre todo cuando se habla de integración. América Latina: exportar energía e importar alimentos América Latina es un continente extenso, con 20 millones 559.000 Km2 de superficie es bastante más grande que la actual Unión Europea. Por sus características ecológicas posee una gran diversidad tanto agrícola como silvestre, abundante agua dulce, sol todo el año en la mayoría de países, sin condiciones climáticas extremas, con memoria aun presente de haber contribuido a la domesticación de la mayoría de productos agrícolas: papa, cacao, yuca, maíz, fríjol, soya, tomate, frutas… es decir con las mejores condiciones posibles para la agricultura. Pero América Latina también posee importantes yacimientos de gas y petróleo, base de la actual matriz energética de los países industrializados. Por otra parte Estados Unidos, que desarrolló un modelo agroindustrial intensivo, es gran deficitario de energía, y por ello apuesta al control de los yacimientos de toda Latinoamérica. Las cifras hablan solas, Estados Unidos produjo en el 2005 unos 6 14 Esperanza Martínez es de Oil Watch. 154 millones 830 mil barriles de petróleo diariamente, mientras consumió 20 millones 655 mil, es decir, más de 3 veces lo que produjo. Mientras que América Latina producía 10 millones 723 mil barriles y consumió 6 millones 754 mil (1). La diferencia la exporta justamente a Estados Unidos. Lo mismo pasa con el gas, en Estados Unidos de 565,8 billones de metros cúbicos de gas del 2001, bajó a 525,7 en el 2005. Mientras que en América latina se presenta un sostenido incremento de extracción, que va de 102,6 en el 2001 a 135.6 en el 2005. La estrategia de Estados Unidos es destruir la agricultura de nuestros países para someternos a condiciones de dependencia y convertirnos en compradores de sus productos, y al mismo tiempo succionar energía de todo el sur del continente. El presidente de los Estados Unidos en el 2001 afirmó “¿Pueden ustedes imaginar un país que no fuera capaz de cultivar alimentos suficientes para alimentar a su población? Sería una nación expuesta a presiones internacionales. Sería una nación vulnerable. Y por eso, cuando hablamos de la agricultura americana, en realidad hablamos de una cuestión de seguridad nacional”(2). El resultado es una verdadera guerra contra los campos y agricultura en América Latina y el impulso a un modelo que nos fuerza a exportar energía e importar alimentos. Ese ha sido el modelo e intensificarlo era el objetivo de los acuerdos de libre comercio. Y estos objetivos han configurado ya unos países fuertemente urbanos en América latina y el Caribe. Las cifras actuales hablan de un 75,2% de población urbana en Sudamérica y un 64,7% en Centro América y el Caribe. La tendencia es que crezca este paulatino abandono del campo, ya sea por la búsqueda de los servicios públicos de las ciudades como por la ocupación cada vez mayor de sus tierras para productos de exportación, que utilizan poca mano de obra y mucha agua y energía. El escaso fomento a programas agrícolas en los diferentes países de la región se ha destinado, no para los que producen alimento a nivel nacional, sino para los grandes exportadores o para aquellos que ejercen el saqueo de materias primas. El desarrollo de la identidad urbana de los países ha cultivado en nosotros un desprecio casi religioso a la tierra. El ALCA, el IRSA, y el PPP Los acuerdos de libre comercio diseñados desde el imperio para América, como son el TLCAN, el CAFCA, el ALCA, los TLC Andinos y los bilaterales con EEUU, tienen la intención de sostener el modelo de extracción de recursos o materias primas, primarizando las economías del sur y fortaleciendo un modelo industrial imperial. Para ello requieren de la libre circulación de mercancías (energía, agua y biodiversidad) no así de personas. Para este modelo las propuestas de integración pasan fundamentalmente por la construcción de una infraestructura energética como son oleoductos y gasoductos, los tendidos de electricidad, además están los corredores de infraestructura y los de recursos naturales, a estos se los denomina corredores multimodales. Y se necesita además levantar un muro para impedir la circulación de personas y lograr que, bajo la ilegalidad, su trabajo sea cada vez más barato. Para cumplir con estas necesidades de infraestructura se articularon proyectos como el IRSA (Integración de la Infraestructura Regional en América del Sur) y el PPP (Plan Puebla Panamá), que están totalmente articulados a los acuerdos de libre comercio como son el TLCAN, el CAFTA, el MERCOSUR y en la Región Andina con los tratados bilaterales con Colombia, Ecuador y Perú. Estos corredores multimodales incluyen tendidos eléctricos, interconexiones y corredores de oleoductos, gasoductos, y mineroductos, que comunican los centros de extracción con los centros de comercialización o de procesamiento. De la misma manera los 155 corredores de agua pueden ser las cuencas naturales, las hidrovías artificiales o toda clase de ductos para el agua dulce de consumo industrial, rural y humano. Los corredores de transporte incluyen vías, autopistas, líneas férreas, puertos. Todos estos corredores hacen posible el acceso y control de los recursos naturales: energéticos, minerales y de biodiversidad y agua. Un elemento clave de estos esquemas de integración es el rol de las transnacionales. Son ellas las que en la práctica pueden ejecutar y beneficiarse de las integraciones. Empresas como Chevron, resulta clave en el diseño de las estrategias energéticas norteamericanas, y adquieren cada vez más presencia en la región, así como Monsanto lo es en la producción agrícola. La integración desde el ALBA En la propuesta del ALBA, impulsada por Hugo Chávez y Fidel Castro, contrariamente a lo que nos tienen acostumbrados los tratados comerciales, se le otorga importancia al fortalecimiento de los Estados y se reconocen los derechos humanos, laborales y de la mujer, del ambiente siempre ignorados en las propuestas económicas. Se plantea además importancia a la agricultura y al riesgo de no protegerla de la inundación de bienes agrícolas importados y a partir de estas críticas se ha promovido el desmantelamiento del ALCA. Se esperaría bajo esas premisas una reforma a las políticas agrarias para que se coloque a la agricultura como un sector fundamental para el desarrollo económico y social de los países, se necesitaría hablar de la conservación de los ecosistemas y del desarrollo de actividades perdurables, se esperaría cerrar las puertas a las transnacionales….pero al contrario, se fomenta una estructura de países exportadores de materias primas y con un preocupante silencio en relación a las transnacionales. Los objetivos de la integración sudamericana tienen muchos aspectos positivos, desde el punto de vista de romper con la dependencia regional con Estados Unidos, pero propiciar una integración económica regional justamente en base al petróleo que es la punta de lanza de la estrategia de ese país, puede ser un error fatal. El petróleo –y gas- un recurso sujeto al manejo transnacional y de las elites, que no obedecen a los intereses de los pueblos y conllevan graves impactos ambientales y sociales, tanto locales como nacionales. Los pasos que se han dado dentro de las propuestas de integración son en la práctica la construcción de gasoductos…con estos se esta, en la práctica, reviviendo e impulsando los proyectos de integración promovidos desde los Estados Unidos. En el 2005, Uribe declaró: “Estaríamos con el presidente Torrijos para formalizar el ingreso de los países al Plan Puebla-Panamá y que allí se firme un acta para la integración de este gasoducto, la construcción de la línea de interconexión eléctrica y el avance en la construcción de la carretera"(3). El 8 de julio de 2006, la tríada (Colombia, Venezuela y Panamá) de presidentes soldaban, en acto solemne, el primer tramo del Gasoducto Transcaribeño que comprenderá 225 kilómetros. El segundo tramo llegaría hasta la ciudad de Colón en Panamá. “Panamá no sólo se surtirá de gas para consumo de su mercado interno, sino que además se convertirá en una plaza reexportadora para las costas atlántica y pacífica”(4). En el caso del gasoducto del sur, el más publicitado en la región, es una mega proyecto que conectaría varios países en la región, es correspondiente a los planes del Grupo de Trabajo de la Red de Gasoductos del Sur conformado dentro del IRSA, y cuyo objetivo era fomentar el libre comercio. 156 Este proyecto denominado el Gran Gasoducto del Sur, ha sido catalogado como uno de los más ambiciosos del continente. Para el desarrollo, se prevé que la construcción tendrá una extensión de más de 8.000 kilómetros y abarcará el eje oriental de Caracas a Buenos Aires. Este gasoducto distribuirá unos 150 millones de pies cúbicos de hidrocarburos en siete países sudamericanos. El criterio seguido es que en la medida en que crezca el sector del gas natural la integración evitará que la oferta quede limitada. Las tuberías en construcción implican por una parte aumentar la extracción actual del gas y si bien se habla de dirigirla para Latinoamérica será para actividades industriales y eventualmente llegará a Estados Unidos para satisfacer sus demandas. Se trata de tuberías que afectarán las principales fuentes de agua dulce de la región, atravesarán las principales cuencas hidrográficas de la región y harán de toda la región una zona de catástrofes ambientales porque los derrames, goteos, explosiones e incendios son inevitables. Igualmente, en su paso por la Amazonía, además de las miles de comunidades indígenas que viven en condiciones de alta vulnerabilidad, se pondrán en riesgo los pueblos indígenas en aislamiento voluntario que también serán afectados. Para servir a los gasoductos se necesita construir vías. Una vez construidas, se convertirán en venas abiertas y heridas sin remedio, pues serán una puerta abierta para el acceso de madereros, traficantes de tierra, mineros y traficantes de biodiversidad. Todo esto con la certeza que otorga la experiencia de que las economías basadas en la industria petrolera solo sirven para un incremento desaforado del gasto y un peligroso aumento de la dependencia, políticas apropiadoras, empobrecedoras y excluyentes que tienen en la discrecionalidad, la corrupción y la impunidad a su mejor aliado. ¿Qué pasa en el mundo petrolero? Mantener al petróleo en el corazón de las propuestas de integración es un error en todas las dimensiones. No es posible garantizar un control soberano de estas actividades, tampoco se factible hablar de redistribución de riquezas y es final mente una fuente de destrucción de territorios y riquezas naturales. Independientemente de que aun haya en la región empresas petroleras nacionales, como son PDVSA, PETROECUADOR, ECOPETROL, PEMEX y otras, en todos los países vemos como se ha ido privatizando el negocio petrolero: - En la prospección: El Estado concede permisos de exploración y no se queda con la información… Halliburton es la principal empresa de exploración y tiene la información de los principales yacimientos. En Colombia por ejemplo, Halliburton es dueña del Banco de Información Petrolera. Cuando el Estado entrega una concesión, toda la población pierde el derecho a ingresar al área concesionada, las empresas privadas colocan estrictos controles y nadie puede ingresar sin autorización de la empresa incluso si se trata de territorios ancestrales indígenas. - En la extracción: Se entregan concesiones a empresas generalmente transnacionales que les otorgan derechos en general de 20 a 25 años. Cuando son empresas nacionales las operadoras, igualmente entran en juego las empresas tercerizadoras para las diversas necesidades. En la práctica la operación queda en manos privadas, estas son las beneficiarias, son quienes deciden sobre la tecnología y mantienen un esquema por el cual no se responsabilizan por los impactos ocasionados. Las empresas privadas, a las que por lo general las instancias del gobierno no controlan, suelen extraer el recurso a la mayor velocidad posible porque lo único que les interesa 157 son los ingresos económicos. Las consecuencias de esta sobreexplotación de los yacimientos perjudican económicamente al Estado y al ambiente pues producen mayor cantidad de desechos que normalmente se arrojan a las fu entes de agua, contaminando los ecosistemas lo cual afecta enormemente a las comunidades locales. - En el transporte: La construcción de tuberías, presentada muchas veces como inversiones, es realmente la manera de tomar control del transporte de crudo y gas. La mayoría de oleoductos y gasoductos ya están en control privado y los nuevos proyectos serán ejecutados por empresas transnacionales. El paso de estos ductos supone la pérdida de derechos territoriales de las comunidades que habitan en sus rutas. En Ecuador existe un Oleoducto de Crudos Pesados manejado por siete empresas transnacionales que también son explotadoras de crudo. Estas empresas al controlar el transporte son las que manejan y controlan también la producción de crudo pesado en el país. - En la refinación: La capacidad de refinación está en manos privadas. Las refinerías estatales están en proceso a ser privatizadas. Las comunidades pierden la salud de ellos y de sus ecosistemas, por la contaminación y destrucción de los bosques y por afectar el equilibrio ecológico. - La distribución: La distribución pertenece a las redes privadas, fue lo primero en privatizarse. Ellas controlan los derivados del petróleo. A nombre de la economía las empresas empujan los precios de los derivados en los mercados locales, siendo en la mayoría de países del tercer mundo, estos más altos que los de Estados Unidos. Las comunidades urbanas pierden control de sus sitios de vivienda, se convierten en zonas de peligro y de contaminación. - El consumo: desde el punto de vista de la sociedad hay una serie de derechos que tiene la población, sin embargo la privatización de todo convierte a estos derechos en servicios y de allí se pasa a que los ciudadanos sean realmente clientes con mayor o menor capacidad adquisitiva. - La limpieza: una vez develados los severos impactos de la actividad petrolera, y de que se imponen por decisiones nacionales o por presión comunitaria la limpieza y remediación, empiezan a establecerse procedimientos que privatizan todo trabajo de remediación. Cuando ocurre un derrame de crudo, a las empresas privadas les interesa limpiar su imagen antes que limpiar el derrame por esto se empieza por militarizar la zona para que nadie tome fotos de la contaminación y como nadie las controla realizan trabajos de limpieza deficientes. Luego se dan el lujo de decir que en sitios de operación no ocurren derrames. - La gestión ambiental: varios de los controles ambientales son ejercidos hoy por las mismas empresas privadas, ellas son auditoras de sus propias funciones, no hay transparencia y las comunidades y el propio Estado pierden la capacidad de control, veeduría o auditoría. ¿Es posible la soberanía energética? En el debate por la soberanía hay dos tendencias que se enfrentan entre si. Por una parte las globales que impulsan las privatizaciones como estrategias de control de recursos y mercados y por otra, la defensa de las soberanías nacionales. Pero la disyuntiva “privatización - soberanía”, va más allá que la confrontación entre la empresa privada y el Estado, entre ellas lo que está en juego es la comunidad. ¿Quién 158 debe tener acceso, control y capacidad de decisión sobre las riquezas naturales? ¿Quien controla finalmente los territorios donde se encuentran estas riquezas? La soberanía es la agenda más importante contra el imperialismo, sin embargo hay temas centrales que se evaden, uno es el rol de las transnacionales y el otro es el de las comunidades y sus territorios. Sucede que a pesar de los discursos nacionalistas se hacen acuerdos con las empresas transnacionales quienes ceden -temporalmente- beneficios con tal de enraizarse en la región. Y sucede además que muchas veces a nombre de la soberanía nacional se cometen atropellos contra ella porque el Estado asume la defensa de intereses trasnacionales o de elites nacionales. Un verdadero debate sobre soberanía debe colocar el tema de las comunidades, sus prioridades, sus necesidades, aspiraciones y el respeto a sus derechos en el nivel más alto de importancia. Debe plantear además un cerco necesario a las transnacionales quienes no invierten, sino que saquean, los recursos y viven de ello. La soberanía plantea por una parte acceso pero por otra el control. Y plantea sobre todo control sobre todas las fases de la producción-consumo, bajo tres premisas básicas: · Para garantizar la vida y el futuro es necesario garantizar la sustentabilidad y la salud de la naturaleza. · Un modelo independiente, autónomo y libertario debe basarse en la soberanía. · No se puede hablar de bienestar y sustentabilidad si no se habla de justicia y equidad. La verdadera soberanía es la recuperación del control desde las comunidades sobre sus riquezas y al mismo tiempo es la expresión de independencia del Estado frente a intereses de las transnacionales Es el único camino para satisfacer las necesidades y es una oportunidad para buscar, inteligentemente aquellas formas de satisfacer necesidades sin sacrificar otros recursos. Es un imperativo cambiar la matriz energética de nuestros países, apostar a fuentes descentralizadas, diversas, de bajo impacto. Construir soberanía y sustentabilidad simultáneamente y pensando en las comunidades y en el Estado contemporáneamente Necesitamos hablar de una integración desde una nueva civilización, no petrolera, que desarrolle nuevos mecanismos macroeconómicos, financieros, políticos y culturales, que permitan reconstruir la paz y la equidad entre los pueblos, recuperar la salud de todos y restaurar el medio ambiente, renegociar la deuda financiera internacional y compensar el saqueo de los países del sur, asegurar la justicia y la democracia verdadera en todos lados y, sobre todo, que construya soberanía, y para esto lo ideal es actuar bajo un agenda de unidad regional. Pero desarrollar una estrategia de integración construyendo infraestructura controlada por transnacionales puede significar entregarle justamente al imperio en bandeja de plata todo el continente y sus riquezas. Son los esfuerzos descentralizados, autónomos, diversos aquellos que impedirán que seamos conquistados. Hay que tener muy claro que en el horizonte se avizora una crisis total de la civilización petrolera, pero la salida de esta crisis no está en marcha. Por el contrario, su salida se retrasa en la medida en que se impulsan oleoductos, gasoductos, refinarías que nos atan al petróleo. Esto a pesar de que los rasgos más decadentes de la crisis, como son las guerras, la militarización, la violencia, las enfermedades, los cambios climáticos, se subrayan de forma cada vez más letal. 159 No hay oscuridad más profunda que la que precede al Alba. Los mitos indígenas que hacen referencia a un nuevo amanecer han sostenido la esperanza durante cientos de años, pero el ALBA si quiere traer la luz, no se puede centrar en la oscuridad petrolera… 3.13 QUE INTEGRAÇÃO REGIONAL? Jean Pierre Leroy15 com a colaboração de Marcelo Achkar16, janeiro de 2007 I. As integrações em curso Quais são os significados da Integração regional no contexto atual, o de cada país, da região e do mundo? Levando em conta os múltiplos interesses que atravessam o debate e as iniciativas em curso, aparecem várias ambigüidades e contradições que impedem de simplificar a questão. A integração está sendo imposta no contexto econômico global que leva à abertura indiscriminada das economias locais, com a presença crescente de multinacionais, à privatização das empresas públicas e, ainda em curso, à privatização dos serviços que eram públicos, à liberdade de movimentação do capital financeiro. A integração entendida assim tende a nivelar por baixo direitos trabalhistas, sociais e ambientais dos países envolvidos e a criar um ambiente político e econômico que permite às firmas transnacionais se mover na região exclusivamente em função dos seus interesses. Essa integração regional busca um re-ordenamento das economias locais e um tipo de integração que oscila entre a busca de um melhor posicionamento na economia global e, do outro lado, secundariamente, a formação um mercado regional. Aparecem então os interesses das principais economias da região (Brasil, Argentina) que ganham no comércio regional ao mesmo tempo em que o Mercosul lhes dá maior poder de barganha frente à economia mundial. Ao mesmo tempo em que os Estados-nações mais sólidos economicamente buscam se fortalecer através da integração econômica, contraditoriamente, mas coerentemente, são levados, eles e os outros países da região, a abrir mão de parte da sua soberania em nome de regras e instâncias supra-nacionais, estabelecidas dentro do bloco e fora dele. Isso é coerente com o que já acontece no plano de cada país, quando os Estados cumprem o papel de facilitadores de uma economia sempre mais aberta e que dita, através dos quadros dirigentes das grandes corporações e dos seus aparelhos, os rumos do crescimento, em nome do dogma que é esta economia que vai gerar riqueza, empregos e melhorias sociais. A integração, nesse sentido, atua em mão dupla, embora os fluxos, do “norte” para o “sul” e do sul para o norte, sejam incomparavelmente desiguais. De um lado, ela facilita o domínio das grandes corporações produtivas, comerciais e financeiras e das economias dos Estados mais fortes da região, ao permitir aos segmentos exportadores regionais ter mais força para penetrar no mercado mundial, fazendo uso das suas vantagens comparativas, e aos setores produtivos da região importar na expectativa de participar do crescimento esperado. De outro lado, ao abrir o comércio regional, colocando-o sob as regras do livre-mercado, prepara o terreno e o ambiente para a liberalização completa das economias nacionais. Essa estratégia, bem ou mal, significa o início de uma política regional concertada, que construa uma integração não só econômica, mas também política. A integração é o embrião de um futuro poder supra-nacional que garante ao mercado as condições para a sua plena realização. A Comunidade andina de Nações – CAN (1) e o Mercosul (2) podem ser vistos nessa perspectiva. Numa cartilha que apresenta os processos em curso de 15 Educador. Coordenador do projeto Brasil Sustentável e Democrático/Fase, membro do Programa Cono Sur Sustentável. 16 Sociólogo. Professor da Universidade de Montevidéu, membro de Rede Amigos de la Tierra Uruguay e do Programa Cono Sur Sustentable. 160 integração regional (3), Fátima Mello, citando a professora Sônia Camargo (4), destaca que as políticas econômicas do Mercosul “passaram a se voltar, prioritariamente, para uma melhor adequação às exigências de competitividade impostas pelos processos de liberalização dos mercados e de sua integração global”; e comenta que, “frente à aceleração dos processos de indiscriminada liberalização e desregulamentação comercial e financeira, foi levado a converte a dinâmica sub-regional em um modelo de regionalismo aberto, visando a inserção competitiva no mercado globalizado”(5). Várias iniciativas dos governos da região exemplificam essa relação tencionada e contraditória entre a lógica do mercado e vontades – ou veleidades – políticas. Se a resistência à proposta norte-americana de formação da Alca prevaleceu, sob a liderança do Brasil e o forte movimento popular sul-americano, o projeto dos EUA de colocar de maneira duradoura a região sob a sua dependência pela via econômica está sendo posto em ação pelo caminho de acordos bi-laterais. Os EUA esperam assim criar com os países que aceitarem esses acordos laços que tornem impossíveis uma integração regional com uma real autonomia. O Mercosul e a CAN, nesse caso, não desapareceriam, mas não ultrapassariam o estatuto de acordos comerciais entre vizinhos, dentro do marco mais geral hoje sinalizado pela OMC, mas também ditado pelos interesses norte-americanos, via o conjunto de acordos bilaterais com diferentes países e o poder das suas multinacionais presentes na região. O Chile, que se retirou inclusive em 1975, durante a ditadura de Pinochet, da CAN, é o precursor e o paradigma em matéria de acordos bilaterais. O Peru e a Colômbia assinaram acordos bi-laterais com os EUA e o Equador estava, antes das últimas eleições, se preparando. A decisão da Colômbia provocou a saída da Venezuela da CAN. Por sua vez, o Paraguai e o Uruguai, primos pobres do Mercosul, manifestam o seu interesse em assinar acordos bilaterais. A Iniciativa para a Integração da infla-estrutura sul-americana - IIRSA – expressa bem a tendência predominante, à “transnacionalização dos espaços, de abertura das fronteiras nacionais para garantir as determinações das corporações e empresas com capacidade suficiente para manter fluxos no espaço mundializado... Na prática, o discurso da integração regional se reduz ao acondicionamento físico dos territórios para a livre circulação das mercadorias (todos os elementos que possam ter um valor de mercado) e os aspectos parciais administrativos (levantando as restrições burocráticas dos EstadosTerritórios)”(6). Na IIRSA, os Andes, a Floresta Amazônica, rios, pantanais, e, em geral, ecossistemas ainda preservados (e suas populações) são apreendidos como obstáculos à integração efetiva da região na “busca pela competividade”, conforme diziam o então presidente do Banco Nacional de Desenvolvimento Econômico e Social – BNDES, banco de fomento brasileiro, e o presidente da CAF, Sr Henrique Garcia em seminário realizado em 2003. (7) Se a IIRSA é iniciativa dos governos da região, ela “está fundamentalmente voltada para o atendimento das demandas dos segmentos com forte atuação no mercado internacional” (8). Na mesma linha, vale lembrar a proposta de Anillo Energético Sudamericano, surgida no final dos anos 90, que interligaria os gasodutos da região, disponibilizando em particular o gás de Camisea, na Amazônia peruana, para o Chile. A idéia não se viabilizou, já que o gás de Camisea não poderia suprir ao mesmo tempo as necessidades do mercado interno peruano e dos seus clientes do Golfe do México e, do outro lado, o atendimento à região. Sara Larrain vê esse projeto, em coerência com a IIRSA, como “conexão de infraestrutura sob a iniciativa privada” (9). A chegada ao poder de governos “progressistas moderados” no Brasil, na Argentina e no Uruguai, de um lado, e, do outro, de “progressistas radicais” na Venezuela e na Bolívia, tende a modificar o quadro traçado acima. Dois projetos de integração estão se desenhando. Simplificando, podemos dizer que o governo do Presidente Lula é bem representativo do primeiro projeto. Segundo explicação do Dr. Guido Mantega, então presidente do Banco Nacional de Desenvolvimento Econômico e Social – BNDES, o atual governo brasileiro reconhece que a globalização da economia é irreversível, e pretende participar desse processo como protagonista e não como coadjuvante. Para isso, o governo brasileiro empreendeu uma vigorosa política externa com vistas a estabelecer uma nova correlação de forças através da diminuição da dependência dos países 161 emergentes, do aumento da autonomia dos países, da união de interesses comuns, e da ampliação do diálogo Sul-Sul (10). O Brasil quer convencer os seus vizinhos que todos sairão ganhando ao se integrar coletivamente, com mais força, sem servilismo, na economia mundial. Podemos arriscar defini-lo, do ponto de vista política, como antiimperialista e anti-hegemônico. As mudanças no Mercosul, com a entrada no bloco da Venezuela, a criação do Parlamento do Mercosul e a aprovação do Fundo de Convergência Estrutural, destinado em particular a enfrentar as assimetrias sociais, econômicas e estruturais entre os países do bloco, apontam nessa direção. No entanto, o Mercosul está mergulhado em crises e impasses sucessivos no plano econômico (economias da Argentina e do Brasil esmagando os seus pequenos vizinhos; barreiras persistentes a produtos vindo de outros países do bloco e abertura indiscriminada para produtos de fora do bloco) e político (crise das papelereiras entre Argentina e Uruguai; acordos militares entre o Paraguai e os EUA). Frente aos limites dos processos de articulação em curso, os governos da região criam a Comunidade Sul Americana de Nações – CASA, que une os países do Mercosul e da Comunidade Andina, Chile, Guiana e Suriname, “como opção para aprofundar a integração da economia regional, elevando o poder de barganha nas áreas hemisférica e internacional” (11). Mas a opção progressista da maioria dos governos faz com que não queiram reduzir a CASA a um mero instrumento de mercado. A Cúpula de Cochabamba, de dezembro 2006, manifesta a intenção dos governantes da região em ultrapassar uma união econômica. Na sua Declaração, eles afirmam que “la construcción de la Comunidad Sudamericana de Naciones busca el desarrollo de un espacio integrado en lo político, social, cultural, económico, financiero, ambiental y en la infraestructura. Esta integración sudamericana no es sólo necesaria para resolver los grandes flagelos que afectan a la región, como son la pobreza, la exclusión y la desigualdad social persistentes, que se han transformado en los últimos años en una preocupación central de todos los gobiernos nacionales, sino que es un paso decisivo para lograr un mundo multipolar, equilibrado, justo y basado en una cultura de paz” (12). E eles inscrevem no seu programa, além da pauta econômica, outros pontos: Agenda social sul-americana; Meio ambiente; Cidadania sul-americana; Identidade cultural e Participação cidadã no processo de integração. Mesmo participando dessas iniciativas, Hugo Chavez e Evo Morales, talvez possam representar um outro modelo emergente que pretende se construir em oposição ao mercado dominante. Mercosul, CAN e Casa pretendem atuar conforme as regras do mercado liberal. Já, a Alternativa Bolivariana para as Américas – Alba, oficializada em 2004 pelos presidentes de Cuba e Venezuela, e que junta em várias iniciativas Venezuela, Cuba e, mais recentemente a Bolívia, segundo o Professor Emir Sader, “ainda em estado embrionário, e sem prejulgar seu sucesso... é uma tentativa ambiciosa de integração regional que escapa às lógicas de mercado... “A Alba pretende ser o contraponto da ALCA. Pretende integrar economias dissimiles desde baixo, envolvendo a todos os atores econômicos e sociais - como cooperativas, pequenas empresas, empresas públicas, empresas privadas grandes, médias e pequenas -, priorizando o atendimento de problemas essenciais para a massa da população, como alimentação, moradia, indústria e meio ambiente. Enquanto que a ALCA não diferencia entre países grandes e pequenos, entre países com grandes recursos naturais, financeiros, energéticos e os outros, acentuando mecanismos em que ganham os mais fortes - neste caso, os EUA. Além disso, a ALCA pretende impor aos países critérios de segurança jurídica que favorecem as grandes corporações multinacionais, não se dispondo a atender aos países mais fracos (13). Cooperação, complementaridade e solidariedade são palavras chave. É assim que a Venezuela, no seu Acordo com Cuba, por exemplo, troca petróleo por médicos e oftalmologistas. No entanto, essa oposição não significa ruptura com o modelo de 162 desenvolvimento dominante nem com o seu mercado, já que o seu principal expoente, Hugo Chavez, assenta a sua proposta sobre a economia do petróleo. Tanto ele quanto Evo Morales querem que a renda propiciada pelos hidrocarbonetos sirva em prioridade para reorientar o desenvolvimento dos seus países para a população pobre, mas, além disso, Chavez aproveita dessa renda para alavancar o seu projeto de integração bolivariana. Esse modelo se apresenta com uma face venezuelana a tendências populistas e patriarcais e com uma face boliviana mais popular. Pois, se o governo venezuelano carece de movimentos sociais organizados para sustentar internamente seu projeto, não é o caso da Bolívia, cujo presidente, levado ao poder por um forte movimento social e étnico, é compelido a apresentar e defender um projeto de nação e de integração cuja centralidade esteja no resgate da autonomia do seu país e da dignidade e inclusão dos seus povos. Talvez a questão da nacionalização das jazidas e das empresas de produção, transformação e comercialização de hidrocarbonetos possa ser vista como o começo de uma experiência de uma outra integração. Pois, países vizinhos, em particular o Brasil, afirmaram o direito do povo boliviano e do seu governo a exercer a sua soberania. Gasodutos, sim, mas sob regras que beneficiam à população boliviana. Falta dizer e fazer com que esse gás seja distribuído para o bem real dos países e das populações dos países que o recebem. Assim, a criação da Comunidade sul-americana de nações bem como a entrada da Venezuela no Mercosul e a intenção manifestada por Evo Morales de seguir o mesmo caminho, colocam novos ingredientes, não só para uma integração econômica no marco do mercado global, desejada e procurada dentro de um marco anti-hegemônico, não mais por países que aceitem sem contestar a sua subordinação e sua dependência, mas para uma integração orientada para a região. Têm como um de seus pilares um novo discurso político, de unificação dos nossos destinos, de reconhecimento das assimetrias, de solidariedade e de apoio mútuo. Algumas questões que esses processos levantam. 1/ Fragmentação do território Os Estados-nações eram também Estados-territórios. As nações se definiam pela extensão do seu território e a cidadania pelo pertencimento a esse território. A construção dos Estados da região pode ser interpretada como uma história de tensão permanente entre a busca de unificação do território e dos seus habitantes pelo poder econômico e político e as múltiplas resistências exercidas por populações inseridas em territórios extremamente diversificados, biológica e humanamente. Mesmo que certos setores tenham imposto certas formas de exploração do território nacional que marcaram a economia do país, tais como mineração, pecuária, culturas da cana ou do café, etc., cada país manteve uma fisionomia própria diversificada: países das pampas, dos chacos, dos cerrados, das serras e dos altiplanos, dos bosques boreais e das florestas tropicais, dos desertos e das caatingas, dos pantanais e dos humedales. Cada ecossistema com seus povos. Subordinados ao mercado global, “os espaços de integração regional oficialmente definidos apontam para a padronização da diversidade, a uniformização espacial e a intenção de hegemonia cultural” (14). Por exemplo, a produção de soja ou de eucalipto e pinheiro uniformiza o espaço ao mesmo tempo em que exclui as populações locais das suas atividades tradicionais. Os espaços se tornam mero suporte para a atividade produtiva, sem a relação duradoura entre a atividade econômica e o ecossistema, que permite que uma realimente a outra; sem envolvimento da população local, que se torna obstáculo. E, quando não servem ao capital, são desprezados e abandonados. Essa integração, que desconsidera a diversidade dos ecossistemas, a fortiori ignora as populações locais na sua diversidade, étnica, de gênero, produtiva, cultural. Assim, “matrizes uniformizantes sobre territórios biodiversos consolidam a fragmentação dos espaços... Os Estados-Territorios procuravam a formulação de normativa de aplicação universal no interior do espaço da Nação, os processos de integração geram fragmentações orientadas pelos fluxos e reservatórios dos fatores de produção” (15). O 163 desafio consiste em promover uma integração que barre a definitiva fragmentação, substituindo-a pela diversidade de projetos promovidos por atores e grupos sociais que se reconheçam plurais, mas solidários. 2/ Nacionalismos e Nações autônomas Uma verdadeira integração exige Estados nacionais autônomos para que a integração não se comute em sub-imperialismo disfarçado ou não seja uma entregue total ao mercado global, como mencionado acima. Estado nacional autônomo não significam nacionalismo. O nacionalismo associa-se à defesa das fronteiras e da integridade do território nacional, tendo por isso mesmo um forte componente militar. Para prosperar, ele precisa do conflito, aberto ou velado, real ou artificial. O nacionalismo precisa de inimigo a quem se opor. Ele é facilmente acionado quando um governo precisa fortalecer a sua imagem ou justificar certas das suas ações, quando é preciso desviar a atenção de certos problemas, re-unificando a nação, quando ajuda a mascarar processos antinacionais. A ditadura militar brasileira cunhou assim a respeito da Amazônia brasileira o slogan Integrar para não entregar. A imprensa brasileira e certos setores políticos responderam à decisão da Bolívia de nacionalizar as jazidas e as indústrias de hidrocarbonetos com um apelo nacionalista rasteiro, lembrando que “as nações não têm amigos, só interesses”. Sob o discurso nacionalista, se esconde frequentemente interesses econômicos que pouco têm a ver com os verdadeiras interesses os povos. Mudam os interesses e muda o discurso, como o mostra a reivindicação de autonomia de alguns departamentos bolivianos. Como um filme em negativo, ela mostra como a noção de nação pode ficar subordinada a interesses econômicos. Apesar de que os países reconheçam em tese a assimetria existente entre eles e queiram reduzi-la, o que tem ocorrido é que, ao mesmo tempo em que buscam construir uma política comum, defendem com unhas e dentes seus interesses. Quando o BNDES empresta dinheiro para obras em países vizinhos, o faz para financiar a produção de bens e serviços para essas obras no Brasil e para financiar as empresas brasileiras que vão executá-las. Atualmente, busca-se abrir o BNDES para que fomente atividades econômicas nos países vizinhos Mas, si é difícil falar de sub-hegemonia, é inegável que o Brasil se posiciona de modo a que sua liderança no processo de integração esteja garantida (16). Frente ao “rolo compressor” da Argentina e do Brasil, a tentação é grande para o Paraguai e o Uruguai aceitar e mesmo promover uma integração a qualquer custo. Não se precisa de nacionalismos, mas de nações autônomas e de Estados soberanos fortes. E, para isso, precisa-se que cada povo tenha sua existência reconhecida dentro de cada nação, e que se reconhecem como povos que participam de um projeto de nação, não fundado sobre a oposição a outros povos e nações, mas sobre um projeto próprio que os integre num projeto regional. 3/ O modelo de desenvolvimento Ao mirar os processos de integração em curso, o modelo de desenvolvimento pretendido pelos governos da região, para além das retóricas, não aparece ser outro, com algumas nuances, do que o que está em curso. Tratar-se-ia de aprofundar um modelo primárioexportador, com algumas poucas áreas de excelência industrial ou agrícola, sugando e destruindo os recursos naturais e, cada vez mais excludente do ponto de vista social. O mais preocupante é que, admitindo que caminhemos para uma alternativa política, na nossa perspectiva, essa alternativa encontrará seus limites cedo. O modelo de desenvolvimento, proposto inclusive pelos que buscam uma outra integração, é fundado sobre o mesmo padrão de produção e consumo. Esse padrão chegou a tal grau de sofisticação e de integração de mercado que dificilmente pode permitir, no curto e no médio prazo, bifurcar e tomar outro rumo. Ele enreda os governos em redes tecnológicas, comerciais e financeiras tais que somente profundas crises e intenso apoio popular permitiriam iniciar as rupturas necessárias para construir uma alternativa real. O segundo limite é devido ao fato que a maioria dos setores progressistas no poder ou que gravitam ao seu redor acreditam que somente o crescimento no quadro desse modelo permitirá fornecer empregos e reduzir assim a pobreza. Crença ou medo de enfrentar a construção dolorosa e pouco gratificante no quadro da política tradicional de 164 um outro desenvolvimento? O certo é que essa opção faz com que os dirigentes políticos progressistas estejam mais próximos dos que manejam há décadas, e mesmo séculos, o modelo dominante do que dos que os levaram ao poder. O terceiro limite está na crise estrutural provocada pelo modelo adotado. Crise de empregos, pois, mesmo que haja ainda lugar em nossos países para um crescimento real dos empregos, sempre mais pessoas são dispensáveis, tanto como produtoras quanto como consumidoras. Crise de cidadania, pois o mercado constituído sobre esse padrão de produção e consumo substitui a democracia substantiva por um faz-de-conta no qual os rituais eleitorais mal disfarçam a descartabilidade de parte da população. Crise ambiental, pois, se há maior sensibilidade para com as grandes crises ambientais que estão se gestando – água, energia, clima, solo e biodiversidade – essa sensibilidade não afeta, senão marginalmente, a máquina embalada do crescimento a qualquer custo. II. A integração que construímos A construção de uma integração só pode ser um processo histórico. Países e impérios se construíram e adquiriram identidade tanto em oposição a outros países e/o povos quanto por processos internos de afirmação e de pertencimento (construção da ocupação do território, do sistema jurídico, de valores, da função e dos aparelhos do Estado, as formas do desenvolvimento...). As guerras e os conflitos resultantes do fim de impérios e do colonialismo e da decadência de certos Estados, de um lado, e, do outro, do processo de transnacionalização do território sob a hegemonia neo-liberal, bem como a transformação do mundo em “aldeia global”, graças aos meios de comunicação, colocam limites aos Estados-nação/Estados-território. Não estamos aqui negando a soberania dos países da região sobre seus territórios, mas, frente à entrega dos nossos territórios à sanha do grande capital, já vemos que se quer reduzir os nossos Estados a guardiões da nova ordem econômica internacional, com seus aparatos ideológicos e repressivos voltados para a manutenção da ordem social e suas fronteiras se tornando barreiras de contenção às migrações. Enquanto isso, sempre mais pessoas se vêm excluídas de uma cidadania ativa. “A soberania nacionalista, construída sobre a idéia da existência de um Estado Nação em um território; e uma sociedade que se comporta como um grupo social, compartilhando interesses e objetivos” (17) está sendo destruída pelas mesmas classes dominantes que a defendem nos seus discursos, pois a sua manutenção serve a seus interesses escusos. Continua Achkar: “Frente a estos procesos contradictorios: integración – fragmentación, las sociedades desde sus distintos niveles de organización, confrontan otras alternativas de integración de los territorios. Partiendo de la lógica de ocupación territorial, el territorio es aquella porción del espacio ocupado organizado y gestionado por una comunidad, como categoría densa que contiene la historia que lo contiene. Desde esta interpretación el concepto de soberanía territorial se diferencia sustancialmente de la soberanía nacionalista: La soberanía territorial se asocia a la capacidad de una grupo social de construir la historia que contiene y esta contenida en un territorio concreto. La integración aparece entonces como la consolidación de diversidad de territorios soberanos, con instancias de gestión participativa de los bienes de la naturaleza que integran el espacio. La complementariedad entre esta diversidad de territorios constituye la matriz de esta integración territorial. Esta complementariedad es un proceso de creación diversa según los objetivos diferentes de cada grupo social que estructura su espacio”. Esse processo de criação exige a participação diferenciada dos homens e das mulheres, para que não se reproduzam os esquemas de dominação de gênero e que a diversidade dos projetos seja realmente posta a prova. Portanto, resulta pouco provável a definição de uma matriz homogênea, de aplicação universal para a complementaridade territorial a nível regional. Esta integração territorial não se opõe forçosamente à soberania nacional. Os Estadosnação, na medida em que se consegue inverter a sua identificação com as forças do mercado neo-liberal e com as classes dominantes, voltando a ser a expressão dos povos e das populações inseridas no seu território, são o ponto de partida da integração que 165 buscamos. Partindo da afirmação das nossas soberanias nacionais assim entendidas e das expressões das nossas soberanias territoriais, a integração territorial parece tender a ser um processo que se deve construir a partir das experiências de cada grupo social. É isso que estamos ainda iniciando. Reconhecemos que começamos um processo de integração por oposição ao modelo e às iniciativas já existentes. Antes de ser um projeto articulado de uma outra integração, é uma ação coletiva de resistência. Não poderia ser de outra forma já que não detemos os recursos e o poder de realizar e de influenciar decisivamente um projeto público de interação regional. Nosso “contra” não é de protesto por princípio ou por uma vaga utopia, mas de esperança numa transformação tanto possível quanto necessária: 1/quando juntos travamos lutas contra a Alca, a OMC, o FMI, a dívida externa, o expansionismo norte-americano, a militarização do sub-continente, a concepção de integração da IIRSA; 2/ e, mais próximo, por exemplo, contra a hidrovia Paraguai-Paraná, contra a hidrovia e represas do rio Madeira, contra o gasoduto norte-sul, contra os impactos sociais e ambientais das empresas de hidrocarbonetos, de produção de papel, celulose e carvão vegetal, contra uma siderurgia no Pantanal, contra a monocultura da soja e os transgênicos e, mais amplamente, contra uma agricultura baseada sobre um pacote tecnológico que concentra o poder nas mãos da agroindústria e tende a reconcentrar a terra, excluindo boa parte do campesinato; contra a transnacionalização de uma zona de glaciares entre o Chile e a Argentina para a mineração, etc. 3/ Quando apoiamos lutas em países vizinhos, por exemplo contra represas que afetam os Mapuches; uma usina nuclear na Patagônia, a repressão na Colômbia, a Petrobrás no Equador; Essas lutas podem aparecer como ações meramente reativas, mas, ou porque é um projeto nosso em construção que nos faz reagir ou porque na própria reação e negação é que formulamos nossas alternativas, é nestas lutas de resistência que se esboça uma outra integração. Mas também esta se afirma positivamente: 1/ Quando dizemos que “Uma outra América Latina é possível” e fazemos do FSM e dos nossos encontros internacionais espaços de construção de integração, e, mais concretamente, 2/ quando defendemos uma agricultura camponesa, dentro dos marcos da soberania e da segurança alimentar e nutricional. Note-se que nosso projeto não é de integração das agriculturas da região, senão quando são claras as complementaridades, devido a tradições, climas, disponibilidade de espaço. A integração está na formulação de alternativas (o que pode significar integrar/descentralizar centros de pesquisa e tecnologia, certos elementos de agroindústria, por exemplo), na sua defesa e na sua implementação, cada um no seu país. A integração está na criação de movimentos como a Via Campesina e da CLOC e no debate travado por essas organizações e seus aliados, em particular sobre a soberania alimentar. Queremos dar prioridade á produção e aos mercados locais. 3/ quando propomos uma plataforma energética para a região que tenha como ponto de partida a soberania energética. A partir do questionamento dos usos da energia: quantidade e destino. Para indústrias eletro-intensivas e agricultura voltadas para exportação ou para indústrias locais e que agregam valores e para diminuir a igualdade social (cesta energética)? Para sustentar o transporte individual e o transporte rodoviário ou para promover o transporte público urbano, as ferrovias e a cabotagem e reduzir as necessidades de transporte de mercadoria, aproximando a produção do consumo? Com mais construções de hidroelétricas, termoelétricas, usinas nucleares, gasodutos e oleodutos (que não recusamos em bloco numa perspectiva de transição) ou dando ênfase às energias renováveis, à economia e à conservação de energia? Com energias renováveis entregues ao mercado ou energias sustentáveis, com controle social? 4/ quando nos juntamos na resistência à privatização da água e defendemos uma gestão pública e participativa dos usos da água; 166 5/ quando propomos que as regiões vistas por IIRSA como obstáculos à integração ecossistemas ainda preservados, Altiplano andino, Chaco, Pantanal, Floresta Amazônica sejam consideradas como regiões onde populações na sua maioria tradicionais (povos indígenas e/ou negros ou mestiço instalados há tempo nessas regiões nas quais desenvolveram formas de viver e de se reproduzir adaptadas ao ecossistema) possam assegurar a sua soberania territorial e, ao mesmo tempo, reforçar coletivamente, de maneira transfronteiriça, suas formas de produzir e de viver. 6/ quando, frente à IIRSA, propomos que as vias e comunicação priorizem as ligações entre territórios onde povos e setores da população constroem seus projetos diversificados de vida e de reprodução sustentáveis; entre as cidades e seu entorno, valorizando a produção camponesa e as suas estratégias de diversificação da agricultura e suas formas de gestão do território rural que garantem, por exemplo, o fornecimento de água de qualidade às cidades; 7/quando propomos que, frente ao modelo automotivo, transportes coletivos; sejam privilegiados os 8/ quando, frente ao mercado neoliberal, afirmamos o potencial da economia solidária; 9/ quando propomos que as atividades de empresas na região e os empreendimentos públicos tenham como referência o padrão de leis ambientais, sociais e trabalhistas mais alto dentro da região (18), sugerindo assim um caminho para uma regulação pública regional. III. Os desafios 1/ Os setores sociais que valorizam a ascensão ao poder em vários países de presidentes de esquerda, sobretudo com Chaves e Evo Morales, se empolgam com as perspectivas de redução da dependência em relação à globalização neoliberal e de construção da integração regional. Mas será que significa mudanças profundas na maneira de fazer política e de conduzir o Estado? A maioria não se mantém distante dos movimentos sociais que os levaram ao poder? Quanto a sua visão de desenvolvimento, não continua sendo uma visão tradicional? É o padrão de produção e de consumo atuais dominantes que continuam sendo a sua referência. Se preocupam com o trabalho, mas continuam pensando que o crescimento da economia vai resolver o problema. O meio ambiente é uma preocupação periférica. Continuam pensando que o meio ambiente não pode atrapalhar o desenvolvimento. 2/ Se os governos de esquerda pensam assim, é em parte por convicção e em parte por avaliar que a conjuntura, mundial e, freqüentemente, a nacional não lhes permitem se afastar dos cânones e das classes dominantes; mas também porque a maioria dos movimentos sociais tem a mesma concepção do desenvolvimento do que eles. O desafio é, portanto, convencer movimentos e organizações populares, sindicais e políticas e lideranças que não será possível qualquer integração na base do modelo atual. O marco desse diálogo é o questionamento da concepção de desenvolvimento corrente aceita de forma pragmática e, positivamente, avançar numa concepção de sociedade sustentável que oriente as opções políticas para a construção de uma integração sobre outros bases do que a meramente econômica. 3/ A credibilidade das nossas idéias é também ligada à aceitação de uma transição do modelo atual de desenvolvimento e do seu padrão de produção e consumo para formas diferenciadas de sociedades sustentáveis e à formulação de propostas dirigidas à economia e à política dominantes para, progressivamente, mudar seu padrão de atuação. Como, por exemplo, dialogar com uma empresa como a Petrobrás, misto de multinacional e de empresa pública? Mas devemos dialogar, por exemplo, com os produtores de soja e as empresas da cadeia? A “responsabilidade social” empresarial faz parte do nosso ofício? Estamos assistindo - e até participando – a uma inflexão inquietante na atuação das ONGs e mesmo de movimentos sociais. Frente às pressões que sofrem da parte dos consumidores do “norte” e de governos, por causa em particular de compromissos assumidos com a assinatura de tratados internacionais, grandes corporações e certos setores da economia tentam melhorar a sua imagem ambiental. Para isso, buscam 167 legitimidade no aval da sociedade civil. Em lugar de promover a soberania territorial e a integração na diversidade, insidiosamente, estaríamos legitimando a transnacionalização do território. 4/ No plano dos valores, há ainda um enorme caminho a percorrer para nos aproximar de uma idéia de integração que não seja meramente a busca de supremacia comercial. Por ocasião das medidas do presidente Evo Morales de nacionalização dos recursos de hidrocarbonetos e das empresas petrolíferas, as reações no Brasil da imprensa e de representantes das classes dominantes foram unânimes em dizer que os interesses do país devem passar antes de quaisquer considerações. Como disse um embaixador aposentado, citando um presidente norte-americano do passado: “um país não tem amigos, só tem interesses”. Repetiram em relação à Bolívia a mesma atitude de desprezo que têm em relação aos pobres no Brasil. 5/ É preciso um debate amplo sobre o Nacionalismo. Assistimos à emergência ou ao ressurgimento de nacionalismos que reeditem concepções que pouco ou nada têm a ver com a solidariedade na qual esperamos que uma integração seja fundada. Se identificamos melhor o nacionalismo que se esconde sob certos interesses econômicos e políticos transnacionalizados, vemos que o nacionalismo “patriótico”, assumido em particular pelas forças armadas, defensoras das fronteiras, é usado não somente pelos que querem uma integração estritamente de mercado quanto por setores políticos de esquerda. Para nós, a reflexão sobre a soberania territorial que iniciamos aqui indica um caminho para esse debate. 6/ Frente à fragmentação produzida pela integração promovida pelo grande capital, um importante desafio, para nós o mais fundamental, está em promover a diversidade. Nossa utopia, nosso projeto de construção de uma outra sociedade, não é de substituir um modelo único de produção e consumo e de mercado por outro, também único. Frente ao totalitarismo do mercado e das suas realizações no território, que não toleram a coexistência com a diversidade social e ambiental, estimamos que o futuro está na coexistência de projetos diferenciados de comunidades, de povos e de sociedades sustentáveis. IV Algumas pistas A guisa de conclusão, colocamos aqui uma reflexão elaborada sobre o Brasil, mas que, ao que nos parece, pode ajudar a pensar caminhos para a nossa integração (19). Para que esta utopia saia do estagio das experimentações e se generalize, é indispensável que se reduzam as relações de dependência. Isso passa pela recusa que a América do Sul continue sendo uma economia primário-exportadora. Não pregamos o isolamento dos nossos países e da região do resto do mundo, mas reafirmamos a necessidade desta região, com os recursos e a população que tem e com a sua abismal desigualdade, se voltar para um desenvolvimento mais endógeno. Necessitamos de novas e autênticas políticas de desenvolvimento que dêem prioridade aos mercados internos. A produção industrial deve ser orientada neste sentido através de claras e permanentes políticas de estímulos ou desestímulos à produção, conforme o caso. Impostos, créditos e outros instrumentos que envolvam recursos públicos devem servir a este fim. Deve ser eliminado todo e qualquer subsídio ou outra forma de incentivo à produção de bens que não gere quantidade significativa de empregos, requeira o consumo intensivo de recursos naturais, seja de natureza altamente poluidora ou ameace a saúde dos trabalhadores envolvidos. Por outro lado, segmentos produtivos que atendam positivamente a estes requisitos deverão ser estimulados. Caso contrário, eles poderão ser fortemente taxados pelos danos causados à população e ao meio ambiente. Tecnologias industriais de risco comprovado e de alto conteúdo energético devem ser objeto de restrições progressivas ou abandono. A introdução de novas técnicas e padrões de produção não pode permanecer subordinada à lógica do mercado e da rentabilidade financeira de curto prazo. A legislação e os recursos públicos podem viabilizar o desenvolvimento da ciência e tecnologia voltadas para este objetivo. A reutilização e reciclagem de sucatas e materiais, resíduos e subprodutos do próprio processo, bem como a redução do consumo de energia, água, matérias-primas e outros insumos em 168 processos industriais devem ser objeto de estímulos específicos e as empresas responsabilizadas quando for o caso. Contra a sua obsolescência programada, deve ser visado o prolongamento da vida útil dos bens se consumo. A retomada, o aprofundamento ou o início de verdadeiras Reformas Agrárias numa visão de sustentabilidade, continuam sendo um imperativo social e de desenvolvimento para a região. Agricultura familiar e reforma agrária têm que ser vistas também hoje, para além da função produtiva, como promotores da descompressão urbana, como fatores importantes da segurança alimentar e nutricional, por garantir potencialmente a diversidade fitogenética, a diversidade e qualidade alimentar, como prestadores de serviços públicos ambientais, pela produção e manutenção das águas, da biodiversidade, etc.. Precisa urgentemente adquirir, do poder público à sociedade, uma visão que pensa o território e as forças sociais atuantes nele, para que as políticas e as ações possam ser decididas numa perspectiva mais totalizante e pactuada. Contra a lógica desterritorializante da globalização, queremos a sustentabilidade dos lugares, que exige respeito a diversidade cultural e ecológica, regulação social sobre o uso dos lugares e pactos territoriais. Quanto às políticas industriais, especial atenção deve ser dada aos padrões de localização da indústria. Por um lado, deve ser incentivada a desconcentração geográfica da produção, de modo a estimular atividades compatíveis com cada uma das regiões e cada localidade, aproximar a produção do consumo, economizando assim energia e produzindo empregos mais descentralizados. Mas, do outro, deve ser combatida a de localização predatória, orientada pelo menor custo trabalhista, social e ambiental. Contra o cerceamento do meio ambiente em áreas circunscritas a Unidades de Conservação, deixando o resto do território livre para a exploração e depredação, queremos uma política que percebe o meio ambiente como inserido na trama do território, nos espaços de produção, de residência, de deslocamento, de serviços. A gestão do meio ambiente não pode estar, de um lado, restrita a um Ministério e, do outro, entregue, como no caso da produção de grãos no Cerrado e na Amazônia e da Água, a interesses econômicos. Em particular, a gestão da água não se resolverá por acordos entre “usuários” em instâncias em que os interesses difusos da sociedade e do país não estejam ativamente representados. A necessidade vital de dispor da energia suficiente para um desenvolvimento endógeno e a supressão das enormes desigualdades existentes exige também uma visão de território e o debate societário o mais amplo e esclarecido possível. O desenvolvimento do transporte público de massas, do transporte de cargas por via marítima e ferroviária deve ocupar boa parte do espaço hoje ocupado por automóveis e caminhões. As cidades não podem ser vistas como plataformas que viabilizam nossa “globalização”, subordinando todas as questões urbanas a essa estratégia. Ë precisa resgatar o sentido da cidade como lugar da vida, individual e societária, à qual o desenvolvimento deve estar subordinado, e lugar de vivência de uma cidadania mais igualitária. Precisa de políticas nacionais que agem sobre a construção do urbano no conjunto do território e que promovem as necessárias mudanças de estrutura de poder e de gestão nas metrópoles. As proposições formuladas aqui supõem mudanças profundas na cultura política. Em particular, sublinhamos aqui a necessidade de enraizar a prática do controle público e da sociedade sobre as instâncias que travam discussões e tomam decisões que afetam nosso futuro. No que diz respeito aos processos de privatização dos serviços públicos, que envolvem setores como os de energia elétrica, telecomunicações, petróleo, construção e manutenção de rodovias, portos e aeroportos, saneamento básico, abastecimento de água, transporte urbano e suburbano, entre outros, além de exigir que sejam estancados e revertidos, impõe-se a necessidade de assegurar o controle público sobre esses serviços. Pois os serviços públicos serem rotulados de “públicos” não garante uma gestão ao serviço da população. Isso supõe uma redefinição dos órgãos de gestão e controle dos 169 serviços públicos, no sentido da sua capacitação para assumir as atividades de regulação e fiscalização destas atividades; a criação ou o fortalecimento de conselhos, comissões, etc., com quadros da função pública preparados para isso e recursos próprios e a participação de setores da sociedade civil que tenham legitimidade para representar os interesses difusos da sociedade. As representações do setor privado, da área científica, das ONGs e das organizações sindicais e populares deveriam passar por órgãos colegiados cuja representatividade fosse reconhecida ou, quando não houver, por consultas tão amplas quanto possível. Embora os Estados estejam se desfazendo da produção direta de bens, as instâncias regionais públicas em construção não podem renunciar a seu papel orientador de políticas de desenvolvimento econômico e social nos termos definidos acima. Mas não cabe mais que tais políticas, que colocam em jogo o futuro do conjunto da sociedade, de um lado, sejam totalmente subordinadas à política financeira e cambial e, do outro, sejam discutidas unicamente pela tecnoburocracia supostamente especializada e pela parte do setor privado que mais se afina com a abertura econômico regional. Cabe reforçar os órgãos públicos especializados voltados para isso, mas também submetê-los – e as políticas e propostas de desenvolvimento – à discussão pública. Notas (1) A Comunidade andina de Nações – CAN - criada em 1996, é constituída por Bolívia, Colômbia, Equador e Peru. (2) O Mercosul foi criado em 1991 por Argentina, Brasil, Uruguai e Paraguai, e formalizado em 1994. A venezuela passou a integrá-lo em 2006. (3) Aliança Social Continental – ASC, Campanha Brasileira contra ALCA/OMC, Rede brasileira pela Integração dos Povos – Rebrip. Integração na América Latina. Subsídios para debater a integração dos povos. Cadernos de formação 3. ASC, Campanha, Rebrip, São Paulo, Rio de Janeiro, 2006. (4) Camargo, Sônia. União Européia e Mercosul: Convergências e Divergências, IRI Textos, Nº 22, setembro de 1999, IRI-PUC/RJ (5) Aliança Social Continental – ASC, Campanha Brasileira contra ALCA/OMC, Rede brasileira pela Integração dos Povos – Rebrip. Op.cit:10. (6) Ver Achkar, Marcel. Una visión territorial de la integración. Cono Sur Sustentable/Rede Amigos de la Tierra Uruguay. Manuscrito. 2006. (7) Carvalho, Guilherme. A integração Sul-americana e o Brasil: O protagonismo brasileiro na implementação do IIRSA. Fase, Belém, 200: 21. (8) Idem: 71. (9) De Ovando, Lino Solis y Larrain Sara. Anillo energético sudamericano. Desafíos para la integración energética del Conosur. Chile sustentable, Santiago, 2005. (10) Seminario IIRSA, BNDES, 23 de noviembre de 2005. (11) Aliança Social Continental – ASC, Campanha Brasileira contra ALCA/OMC, Rede brasileira pela Integração dos Povos – Rebrip. Op.cit: 26. (12) II cumbre de jefes de estado de la comunidad sudamericana de naciones. Declaración de Cochabamba - Colocando la piedra fundamental para una unión sudamericana. 8 y 9 de diciembre de 2006. (13) Sader, Emir. Alternativas latino-americanas. Le Monde Diplomatique, Edições mensais, fevereiro 2006. (14) Achkar, id. (15) Ibidem. (16) Ver Carvalho, Guilherme. A Integração Sul-Americana e o Brasil: O protagonismo brasileiro na implementação da IIRSA. Fase, Belém/PA, 2004. (17) Achkar. Id. 170 (18) ver o artigo de Julianna Malerba e Maria Elena Rodriguez. Extraterritorialidad y derechos humanos: el doble estándar de la Petrobrás em Yasuní (Ecuador). In Leroy Jean Pierre y Malerba, Julianna. Petrobrás: ¿integración o explotación”, Fase, Rio de Janeiro, 2005. (19) Este capítulo foi elaborado a partir do conjunto de estudos do Projeto Brasil Sustentável e Democrático. 3.14 DA RESISTÊNCIA INTEGRAÇÃO REGIONAL FRENTE À ALCA ÀS ALTERNATIVAS POPULARES: A HORA DA Gustavo Codas17 Apresentação O tema da integração regional entre países latino-americanos ressurgiu com força na nova conjuntura marcada pelo ascensão desde 2002, nos mais diversos países, da oposição popular aos TLCs que os Estados Unidos tentavam impor (e foram derrotados como no caso da ALCA) ou estão impondo aos países da região (exemplo, o CAFTA-DR). Da resistência aos TLCs à construção de alternativas, os movimentos sociais de todo o continente têm enfrentado novos desafios. Mas essa construção da sociedade civil não se dá – nem poderia se dar – sobre um terreno virgem ou vazio: há heranças de processos de integração anteriores e há novas iniciativas de governos latino-americanos. O presente texto analisa os desafios que estão colocados aos movimentos sociais a partir de uma leitura do texto “Integração e Territórios: Alternativas pra uma Integração dos Povos”, elaborado pelo programa Cone Sul Sustentável (que recolhe parte importante das contribuições dos movimentos e campanhas da região) e de outros documentos elaborados por movimentos sociais da América Latina no período recente. Obviamente, não se trata de um estudo exaustivo, para o qual precisaríamos de mais tempo e mais pessoas trabalhando no tema. Aqui apenas aspiramos apresentar alguns aspectos que deveriam ser discutidos para termos na construção de uma alternativa regional o mesmo êxito que tivemos em parar a ALCA. O que mudou na conjuntura regional? Em abril de 2001, quando foi realizada a Cúpula de Presidentes em Quebec, Canadá, apenas um governo – o do presidente Hugo Chávez da Venezuela – apresentou tímidas ressalvas aos termos em que vinha sendo negociada a ALCA. Nada fazia pressagiar a reviravolta que sofreria a conjuntura regional pouco depois ou pôr em dúvida os prazos acordados entre os negociadores. Do lado de fora, a Cúpula dos Povos, organizada pela Aliança Social Continental em oposição ao evento oficial em Quebec, avançava em duas decisões fundamentais. Por um lado, todos seus participantes coincidiram em um “Não à ALCA” superando a fase anterior onde ainda existiam discussões sobre a possibilidade de reformar esse projeto; pelo outro, foi lançada a campanha pela consulta continental para que os povos da região decidissem se queriam ou não tal acordo. Quebec nos legou uma unidade na linha política e um claro formato de campanha continental. Isso foi retomado e trabalhado na reunião do Conselho Hemisférico da ASC (setembro, 2001, Florianópolis/SC, Brasil) e na primeira reunião do que viria a ser a Campanha Continental de Luta contra a ALCA em Porto Alegre/RS, Brasil, em janeiro de 2002. O II Encontro Hemisférico de Luta contra a ALCA, realizado em Havana, Cuba, na seqüência (noviembre, 2002) viria a constituir o espaço anual de convergência geral e de definições estratégicas da Campanha e da ASC. 17 Economista e jornalista é assessor da Secretaria de Relações Internacionais da Central Única dos Trabalhadores (CUT). Escreve aqui a título pessoal. 171 A vitória de Hugo Chávez na eleição presidencial de finais de 1998 na Venezuela foi um fato isolado numa América Latina ainda dominada por opções eleitorais neoliberais. Mas tal dominação não resistiria à desmoralização de um programa que lançou a região em um processo de instabilidade que teve seus momentos mais dramáticos com a crise do real no Brasil, em janeiro de 1999 e a falência da principal experiência neoliberal, na Argentina, em dezembro de 2001. A partir daí assistimos em vários países vitórias de forças políticas que se apresentavam como alternativas às até então dominantes. As eleições de Lula em Brasil (2002) e Kirchner na Argentina (2003) mudaram o cenário regional; seguiriam os triunfos eleitorais de Tabaré Vazquez (Uruguai, 2004), Evo Morales (Bolívia, 2005), Daniel Ortega (Nicarágua, 2006) e Rafael Correa (Equador, 2007). Cuba, saindo do “Período Especial”, completa o quadro da nova conjuntura regional – ainda que suas raízes estejam em outro ciclo histórico. É interessante notar que em vários desses países houve fortes mobilizações sociais que abriram espaços para as vitórias eleitorais – ainda que em nenhum caso se possa afirmar que ambos sujeitos, os sociais e os eleitorais, fossem idênticos. Mas foi nessa nova configuração política regional de países com crescentes mobilizações sociais anti-neoliberais e com vitórias eleitorais que expressavam vontade de mudanças políticas, que as negociações da ALCA chegaram a um impasse em 2003-4 e tiveram, na Cúpula de Presidentes de Mar del Plata, em novembro de 2005, seu capítulo final, quando o governo dos Estados Unidos e seus aliados não conseguiram aprovar sua retomada. Nesse cenário, o governo Bush começou a negociar acordos bilaterais com os países que ofereciam menor resistência ou que contavam com governos favoráveis a essa agenda. Todavia, essa estratégia era também uma confissão de derrota. No mesmo marco em que as negociações da ALCA entraram em crise, re-emergem as discussões sobre integração regional – mas agora podendo ter um novo significado – tanto entre os governos progressistas como entre os movimentos sociais que se opuseram à ALCA. É nesse período que algumas coalizões nacionais de movimentos sociais e ONGs alteram suas denominações para incluir a defesa da integração regional ao lado do rechaço aos TLCs. A nova discussão sobre a integração regional A discussão sobre a “integração regional” não é nova. E também não se trata de um conceito unívoco, com apenas um significado. Ao longo dos duzentos anos de história independente dos países latino-americanos vamos a encontrar diversas abordagens sobre o tema. – e mais recentemente, no contexto da globalização neoliberal, a questão vai aparecer como parte do debate sobre o regionalismo. Para exemplificar com uma afirmação extrema: ainda em 2005 um membro do Itamaraty – conhecido publicamente pelas suas críticas à ALCA – afirmou em uma palestra que “também a ALCA é um projeto de integração regional”. Se é assim, temos que qualificar do que estamos falando aqui e agora. Há importantes antecedentes ainda no século XIX, como o Congresso Anfictiónico realizado em Panamá em 1826 a partir de uma convocação feita por Simon Bolívar dois anos antes. Mas foi nos anos 1920 que ocorreu um primeiro debate estratégico que teve como seus mais fortes expoentes os peruanos Victor Haya de la Torre (1895-1979) e José Carlos Mariátegui (1894-1930). Dentre os vários aspectos por eles abordados há dois que nos interessam particularmente no presente texto: uma visão de Haya de que para enfrentar o imperialismo norte-americano era preciso unir nossos países, e a referência de Mariátegui às necessárias bases econômicas de um projeto indo-americano. No entanto, nem Haya sustentou sua postura antiimperialista posteriormente, nem Mariátegui viveu o suficiente para continuar sua elaboração. Trata-se pois de um elo perdido no debate das esquerdas latino-americanas. Quando a questão da integração regional voltou pelas mãos da CEPAL – como parte das políticas para superar os obstáculos ao desenvolvimento – já viria sem vocação antiimperialista, mas também sem entusiasmo político. As duas décadas (1960-1970) 172 repletas de ditaduras militares afinadas com os sucessivos governos dos Estados Unidos e com freqüentes conflitos entre si não eram propícias para esse tipo de iniciativas. Os processos de democratização ao longo dos anos 1980 recolocaram a questão, mas as negociações moveram-se rapidamente da agenda desenvolvimentista, herdada da fase anterior, para outra marcadamente neoliberal, própria dos anos 1990. É assim que os processos de integração regional entre países latino-americanos pareciam cumprir a idéia de que tais projetos vingavam como forma de organizar a influência na região de uma potência hegemônica, tal como tinha sido o caso da Comunidade Econômica Européia no pós-II Guerra Mundial – em ambos casos, ainda que em momentos históricos diferentes, sob a tutela do imperialismo norte-americano. No entanto, a mudança de cenário político acima referida alterou profundamente o jogo. Se fosse necessário um exemplo, veja o papel chave que cumpriu o Mercosul – com três dos seus quatro governos sob direção progressista – para brecar as negociações da ALCA em 2004-5. O tema da integração regional não é novo, como já foi dito anteriormente. Mas o caráter inédito da atual discussão latino-americana sobre integração regional é que se trata de esboçar, a partir de iniciativas de um conjunto de governos progressistas, um projeto capaz de se contrapor de fato à hegemonia norte-americana na região. Desde que os Estados Unidos proclamaram a Doutrina Monroe, em 1823 – onde sacramentaram que América Latina era seu quintal dos fundos geopolítico – nunca sequer tinha se chegado perto de semelhante ameaça à sua dominação. Novo contexto, nova agenda A agenda dos movimentos sociais foi gradualmente incorporando a dimensão da integração regional ao lado da resistência aos TLCs até chegar em 2005 – no V Encontro Hemisférico de Havana (abril) e na III Cúpula dos Povos em Mar del Plata (novembro) – a formulações afirmativas sobre a necessidade de uma integração dos povos. Antes disso, apenas setores do movimento sindical que participavam de instâncias consultivas do Mercosul e da CAN tinham propostas defensivas em relação a esse tema. E a ASC tinha elaborado o documento “Alternativa para as Américas” como uma contraposição ponto-a-ponto com a agenda da ALCA de finais dos anos 1990. Mas eram formulações que não conseguiriam responder à nova situação: partiam de um critério básico de resistência frente às iniciativas governamentais (neoliberais), não da possibilidade de se ter uma verdadeira interlocução e diálogo com políticas governamentais (progressistas). Porem, que governos são esses cuja existência marca uma nova conjuntura regional? Estamos falando de situações, trajetórias e histórias nacionais recentes muito diferenciadas. Contrariamente a alguns analistas de direita ou de esquerda que tentam dicotomizar o quadro – entre governos de esquerda autêntica versus esquerda traidora, populistas autoritários versus democráticos, pós-neoliberais versus pró-neoliberais, atrasados versus modernizadores, etc. – entendemos que suas diferenças emanam de histórias nacionais diferentes e que se unificam ou têm potencial de se unificar em uma perspectiva regional comum, de um regionalismo, de uma integração regional alternativa à dominação imperial. Os processos que se iniciam em 1998 têm em comum o fato de serem resultados de vitórias eleitorais, da busca de maiorias políticas por parte de forças de esquerda. Diferentemente de processos revolucionários onde acontecem dramáticas mudanças estruturais e institucionais em curtos períodos de tempo, esses processos políticos baseados em vitórias eleitorais de forças progressistas prolongam as disputas entre continuidades e rupturas por longas fases, combinam avanços e recuos, embaralham os conceitos, dificultam o entendimento de quem está vencendo a batalha pelos rumos da nação. Essa percepção é importante porque falamos de cenários políticos em movimento e disputa e não de regimes que estão consolidados em um ou outro sentido. Nessa hipótese, as organizações da sociedade civil têm espaços para disputar seus pontos de vista junto aos governos, porque essa disputa existe também dentro dos novos blocos políticos governantes. Temas que desafiam à sociedade civil 173 Em diversos setores da sociedade civil há uma dificuldade de identificar que esse debate só é possível porque viemos de uma importante vitória estratégica – contra a principal iniciativa imperialista na região – contra a ALCA. Também não é dito que essa vitória foi possível porque houve explicita ou implicitamente uma aliança entre movimentos sociais, forças políticas e governos progressistas com esse objetivo. E que foi no clarão aberto nessa batalha que recolocou-se, sob nossas condições, a discussão sobre a integração regional que agora valorizamos pelas suas potencialidades contra-hegemônicas frente ao imperialismo e para servir de base à um projeto pós-neoliberal. Vejamos a seguir alguns tópicos que precisariam ser aprofundados para avançar nesse rumo. Os projetos dos quais são portadores esses governos não têm um sentido unívoco, estão atravessados pelas contradições de seus processos políticos nacionais, de suas formações sócio-econômicas, das alianças de classes que expressam etc. Por isso, nos debates que travamos nesse contexto estamos distantes de uma dicotomia exclusiva e antagônica entre “integração que prioriza os negócios” (que seria a dos governos, progressistas ou conservadores, e a das transnacionais) versus a “integração dos povos” (que seria a proposta pela sociedade civil), como poderia parecer em uma primeira análise. Dissemos antes que os governos progressistas não têm características de ruptura revolucionária – pelo menos não nos prazos e nas formas das revoluções que conhecemos até hoje. É assim que todos eles discutem como incluir em um projeto nacional/regional os interesses dos capitais investidos em cada país. Então não são dois, mas quatro os atores econômicos no cenário regional: as corporações transnacionais globalizadas, as empresas capitalistas com interesses vinculados ao desenvolvimento regional ou nacional, as empresas estatais desses países e os empreendimentos da economia popular (cooperativas, autogestão, campesinato, pequena produção etc.). Nos nossos documentos frisamos que as estratégias empresariais dos três primeiros, em geral, passam por cima de critérios de sustentabilidade para priorizar o mero crescimento econômico – via de regra, vinculado às exportações. Esse talvez seja um dos questionamentos mais contundentes que temos tanto contra as estratégias dos governos progressistas quanto as daqueles submissos aos ditames do imperialismo norteamericano. Sem descartar nem diminuir a importância desse critério, no entanto, há outros que também deveriam ser analisados. Uma economia nacional dominada por transnacionais cujos centros de decisão estão fora do país e cujos objetivos estão vinculados apenas à satisfação do mercado externo não é o mesmo do que uma economia nacional dominada por empresas estatais: a questão fica evidente quando observamos a extração de minérios no Peru (entregue ao capital multinacional) e a exploração do petróleo e gás na Venezuela (cada vez mais sob controle estatal). As chances, em um e outro caso, de que a população se beneficie dessa atividade econômica ou de que ela seja reorientada para objetivos nacionais ou de integração regional (não do mercado mundial), são completamente diferentes, ainda que a sustentabilidade de ambas hoje seja igualmente questionável. Para a luta dos movimentos sociais não é indiferente que o centro de decisão sobre uma atividade econômica esteja dentro ou fora do país, ou que seja prerrogativa de uma empresa privada ou de uma empresa estatal. Foi o aumento persistente no mercado mundial nos últimos anos de preços de alguns produtos primários (minerais e agrícolas) existentes em nossa região e a voracidade das transnacionais por seu controle e exploração que deram a base material para a retomada de um saudável nacionalismo nos nossos países. Para que as populações locais se beneficiassem da renda excedente somente com controle estatal sobre tais recursos. O tema do Estado voltou ao centro do debate estratégico, uma vez mais como o velho “Estado desenvolvimentista”, bom, para enfrentar a estratégia imperialista; insuficiente, para lançar um novo modelo de desenvolvimento. Porém, nos documentos da sociedade civil há poucas propostas sobre que fazer, Na atual conjuntura se combinam tanto sinergias econômicas que vêm da integração regional, como aquelas impulsionadas pelos preços internacionais de certos produtos e recursos abundantes em alguns países de nossa região. Como todo processo de desenvolvimento tem na acumulação de excedentes econômicos (para investi-los em 174 áreas consideradas prioritárias, por exemplo, a industrialização) um dos seus nós, não parece razoável que esses países abram mão dessa possibilidade via fornecimentos a mercados mundiais aquecidos (em particular, a China). A proposta do governo equatoriano do presidente Rafael Correa de uma moratória da exploração de petróleo no Parque Nacional do Yasuni em troca de compensações financeiras da comunidade internacional poderia abrir um novo capítulo no debate. Mas a regra atual é explorar e vender petróleo aproveitando os altos preços internacionais para reverter os ingressos excedentes em políticas sociais dentro do país e em iniciativas para a integração regional – o modelo venezuelano. Alem disso, por se tratar nesse caso de produção de energia – um bem escasso em torno ao qual haverá intensa disputa com o imperialismo no século XXI – estamos aqui também em um tema central na definição de um projeto contrahegemônico. Porém, a insustentabilidade de um tal modelo exportador e a instabilidade dos mercados globais de commodities impõem discutir e negociar uma estratégia de transição para outro modelo. Dizíamos acima que a raiz eleitoral dos atuais processos nacionais progressistas condiciona fortemente o raio de ação desses governos, pelo menos ao início, já que, obviamente, tais limites sempre podem ser objeto de disputa política na sociedade. Provavelmente é essa limitação que explica – mesmo parcialmente – que em nenhum desses países haja políticas visando mudanças de padrões de consumo. No debate sobre o desenvolvimento anterior à fase de hegemonia neoliberal na América Latina, isto é, o que aconteceu entre os anos 1950 e 1970, era tema freqüente a crítica às tentativas das elites periféricas de copiar padrões de consumo dos países desenvolvidos – já que isso só poderia ser feito via onerosas importações de luxo e às expensas do desenvolvimento socialmente justo do país. As últimas duas décadas do século passado lançaram nossos países no sentido oposto, já que a ideologia neoliberal veio junto com o estímulo à imitação do estilo de vida norte-americano para quem tivesse renda para tanto. Além do argumento anterior, hoje se sabe que não seria sustentável ambientalmente estender esse padrão a todo o planeta. Porém, os setores sociais que na fase neoliberal se conectaram a esse circuito de consumo são hoje um obstáculo político à mudança. Por sua vez, as organizações da sociedade civil têm um acúmulo sobre esses temas, mas não têm desenvolvido campanhas e ações políticas em um volume capaz de questionar esse modelo ou de colocar seus beneficiários na defensiva. O auge do neoliberalismo significou um aprofundamento e generalização das diversas formas de precarização do mundo do trabalho que já estavam presentes na fase anterior. O novo debate sobre a integração regional só muito timidamente está sendo utilizado pelo movimento sindical da região para colocar em pauta uma visão de desenvolvimento com direitos sociais e trabalhistas, com valorização do trabalho. E em diversos documentos da sociedade civil global – sobretudo quando não há participação de algum ator sindical – essa dimensão sequer é abordada. Trata-se de um imenso déficit para uma perspectiva de fazer da integração regional base para um projeto pós-neoliberal. Aquela discussão sobre qual Estado é necessário não deve se restringir a sua dimensão econômica. Em um projeto de integração regional contra-hegemônico e anti-imperialista os temas de segurança e defesa são igualmente estratégicos. Ao longo da campanha contra a ALCA ganhou força a luta contra o militarismo norte-americano na região. As lutas e campanhas contra as bases militares americanas, contra a “Escola das Américas”, contra as manobras e exercícios conjuntos, contra o Plano Colômbia, etc. são capítulos importantes da resistência popular. Porém, um projeto que vise questionar a dominação da única superpotência em sua área de hegemonia exclusiva – isto é, um projeto de integração regional na América Latina – deveria ter capacidade de dissuasão frente à tentação imperialista de intervir militarmente. A longa história de intervenções norteamericanas contra governos que significavam muito menos riscos para sua dominação que alguns dos processos atuais, deveria servir de alerta. A implementação de outra política de defesa e segurança será uma necessidade imperiosa se formos vitoriosos na integração regional contra-hegemônica ao imperialismo. Em busca de novas sínteses 175 Se essas são questões em que se sente falta de aprofundamento e de elaboração dos movimentos sociais e ONGs, no entanto, os documentos produzidos ao longo da campanha contra a ALCA, os TLCs e a OMC - vários resenhados no referido texto do Cone Sul Sustentável – e os debates acontecidos na Cúpula Social pela Integração dos Povos em Cochabamba, Bolívia, em dezembro de 2006, mostram uma riqueza de formulações alternativas em áreas estratégicas para a integração regional e para avançar rumo ao pós-neoliberalismo. Falta talvez trabalhá-las dentro de um corpo único e articulado e de uma estratégia política. Porém, apenas em Cochabamba tivemos uma primeira experiência de amplo diálogo entre as mais diversas organizações da sociedade civil e vários governos da Comunidade Sul-Americana de Nações (atual UNASUL) dispostos a construir pontes entre suas estratégias e as propostas dos movimentos sociais. Em grande medida isso foi possível pelas características do anfitrião, o governo Evo Morales, que se define como um governo dos movimentos sociais. Houve na seqüência outras duas experiências: uma, na Cúpula Social do Mercosul (Brasília, dezembro de 2006) e outra, na constituição do Conselho de Movimentos Sociais da ALBA (Tintorero, Venezuela, abril de 2007). Cada uma teve características e dimensões diferentes, mas as três foram apenas embriões de processos mais amplos de participação social. É difícil imaginar que apenas com uma estratégia de meras alianças entre organizações da sociedade civil e de mobilização social se possa alterar a conjuntura no sentido desejado. A mesma convergência que aconteceu entre a resistência social e as posições de alguns governos para bloquear a ALCA, se faz agora necessária para a integração regional. Porém, o desafio é maior porque a unidade na resistência é mais simples do que na construção de plataformas alternativas. Precisamos de novas sínteses e os elementos para chegar a elas estão dispersos entre formulações da sociedade civil, dos governos progressistas e de outros atores chave de um processo como este, como são os partidos políticos, as universidades, os grupos religiosos, os movimentos culturais etc. Corremos contra o tempo porque a alternativa da integração tem que mostrar resultados concretos para se afirmar em oposição à globalização neoliberal comandada pelas grandes corporações transnacionais e imposta pela política dos países desenvolvidos. Os desafios que hoje enfrentamos decorrem de vitórias obtidas nas lutas recentes, mas elas não são suficientes para superar a condição de subdesenvolvimento, dependência, depredação ambiental e injustiças sociais a que a atual ordem mundial quer nos submeter. As sementes foram plantadas na fase anterior, cabe agora colher nesta nova fase aberta em Cochabamba. Siglas ALBA – Alternativa Bolivariana para as Américas ALCA – Área de Livre Comércio das Américas ASC – Aliança Social Continental CAFTA-DR – Acordo de Livre Comércio com América Central e República Dominicana CAN – Comunidade Andina de Nações CEPAL – Comissão Econômica para América Latina, órgão das Nações Unidas CUT – Central Única dos Trabalhadores MERCOSUL – Mercado Comum do Sul NAFTA / TLCAN – Tratado de Livre Comércio da América do Norte OMC – Organização Mundial do Comércio TLC – Tratado de Livre Comércio UNASUL – União de Nações de América do Sul, atual denominação da Comunidade SulAmericana de Nações 176 Referências: * A versão completa de “Integración y Territórios: Alternativas para uma Integración de los Pueblos” está em: www.taller.org.ar/Megaproyectos/Iirsa/Libro _Integracion.pdf * Para o debate dos anos 1920, ver: Haya de la Torre, Victor Raúl. El antimperialismo y el APRA. In: Haya de la Torre, Victor Raúl. Obras Escogicas. Tomo II. Lima: Comisión del Centenário, 1995. Mariátegu, José Carlos. Temas de Nuestra América. In: Mariátegui, José Carlos. Obras. Tomo 2. Havana: Ed. Casa de las Américas, 18=982. * Sobre a caracterização dos governos progressistas e de esquerda ver: Elias, Antonio (compilador). Los gobiernos pregresistas em debate. Argentina, Brasil, Chile, Venezuela y Uruguay. Montevideo: Instituto Cuesta Duarte, 2006. Guimarães, Juarez. Leituras da crise. Diálogos sobre o PT, a democracia brasileira e o socialismo. (Entrevistas a Marilena Chauí, Leonardo Boff, João Pedro Stédile e Wanderley Guilherme dos Santos). São Paulo: Ed. Fund. Perseu Abramo, 2006. Lucas, Kintto. Rafael Correa. Um extraño em Carondelet. Quito: Ed. Planeta, 2007. Regalado, Roberto. América Latina entre Siglos. Dominación, Crisis, Lucha Social y Alternativas Políticas de la Izquierda. Havana: Ocean Press, 2006. Stefanoni, Pablo e Hervé Do Alto. Evo Morales. De la coca al palácio. La Paz: Ed. Malatesta, 2006. Vários Autores. Bolívia: ¿el fin del enredo? 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Artigos “A Nova Geopolítica das Nações”, “O Sistema Mundial e América Latina: Mudanças e Perspectivas”, “O discurso e a História” Em: www.inprecor.org.br Reunião de Chefes de Estado da CSN. 1ª Reunião de Chefes de Estado da Comunidades Sul-Americana de Nações. Brasília: Fund. Alexandre Gusmão, 2005. 177 Stuart, Ana Maria. “Integração regional e construção da democracia na América do Sul”. In: Frati, Mila (organizadora). Curso de formação em política internacional. São Paulo: Ed. Fund. Perseu Abramo, 2007. 3.15 INTEGRAÇÃO SUL-AMERICANA: UNASUL E ALBA – PROCESSOS DE INTEGRAÇÃO ALTERNATIVOS Graciela Rodriguez18 O comércio internacional mudou profundamente na década atual, especialmente depois de fracassada a IV Reunião Ministerial da Organização Mundial do Comércio – OMC, em Cancun - México, em 2003. Essa reunião terminou sem avanços devido fundamentalmente à “revolução dos pobres”, tal como foi chamada a atitude dos países que decidiram travar as negociações ao não aprovar a proposta de declaração final. Esta, pouco mudava a situação de acesso aos mercados do Norte para os países em desenvolvimento, já que permitia manter os níveis historicamente elevados de subsídios à produção agrícola, especialmente na UE e nos EUA. A partir dali muito pouco se avançou nesse âmbito e a Rodada de Doha, iniciada em 2001, continua paralisada, especialmente depois do fracasso do G4 (EUA, EU, Índia e Brasil) reunido em Postdam, em Junho de 2007, numa reunião que apesar dos apelos e esforços oficiais não conseguiu a retomada da Agenda negociadora. Nesse contexto, muito se discute sobre os processos de integração regional que são freqüentemente vistos como novas formas ou alternativas para os países e regiões do Sul para enfrentar sua inserção em uma economia globalizada que aprofundou as desigualdades Norte/Sul durante as negociações internacionais do GATT - Acordo Geral de Tarifas e Comércio – e desde 1995 na OMC. Muitos dos processos de integração de economias nacionais em desenvolvimento ou de países “empobrecidos” (1) surgiram assim, como uma maneira de enfrentar as formas bilaterais ou regionais dos TLCs (Tratados de Livre Comércio) que replicam as assimetrias e tensões existentes no âmbito global e muitas vezes inclusive representam negociações “OMC plus” (2). Na América Latina, em particular no Sul, ocorreram importantes mudanças políticas nos últimos anos, que provocaram a aparição de propostas chamadas “alternativas” à visão hegemônica neoliberal para lidar com a economia e o intercâmbio comercial e em conseqüência com o desenvolvimento dos países e regiões. Assim, surgiram a partir dessas mudanças eleitorais que provocaram situações políticas novas, algumas propostas alternativas em relação ao comércio internacional e regional como ferramenta necessária para o desenvolvimento dos países, embora considerando que este não é o único ou principal instrumento para impulsionar o desenvolvimento e que, em diversas situações, pode inclusive impedi-lo ou prejudicá-lo. A UNASUL (3) - União Sul-americana de Nações e a ALBA - Alternativa Bolivariana para os Povos da América são propostas que surgiram abrindo caminhos diversos ou formas alternativas de liderar a integração regional na América do Sul, com reflexos nas vizinhas regiões do Caribe e América Central. Podemos afirmar que ambos processos surgiram com objetivos diversos e isto resulta significativo para entender suas diferenças, e ainda que atualmente suas perspectivas se entrecruzem, seus propósitos não são idênticos. Veremos mais detalhadamente estas propostas na seção seguinte, para depois nos ocuparmos do contexto político e social no qual ambas se desdobram, gerando 18 Socióloga e feminista. Coordenadora Global da IGTN – Rede Internacional de Gênero e Comércio. Membro da REBRIP – Rede Brasileira pela Integração dos Povos e da ASC – Aliança Social Continental. 178 conseqüências para a população e desafiando a sociedade civil e os movimentos sociais organizados da região a debater com profundidade tais processos e a dialogar com essas propostas. Particularmente para o movimento de mulheres, se faz atual o desafio de formular propostas políticas que permitam avançar em direção à superação das desigualdades de gênero existentes em todos os países da região. Especialmente aquelas desigualdades existentes no mercado de trabalho feminino, aprofundadas pelo atual modelo produtivo regional destinado à exportação, como também as resultantes das tarefas do cotidiano de reprodução da vida ainda comumente desempenhadas pelas mulheres. Aspectos ambos fortemente ligados e impactados, entre outros, pela divisão internacional do trabalho e pelas definições econômicas de privatização de serviços públicos, erosão da soberania alimentar dos países e regiões, prioridades da matriz energética e outras. União Sul-americana de Nações - UNASUL A América do Sul possui uma enorme riqueza de terras férteis, água doce, uma imensa biodiversidade que se estende da Amazônia à Patagônia como também uma variedade de fontes de energia tanto hidroelétricas como petrolíferas e de gás, às quais se soma agora a produção em longa escala de agro-combustíveis que vêm a diversificar ainda mais a matriz energética atualmente existente. Todo este potencial outorga à região características interessantes para sua incorporação ao mercado global, como provedora de recursos naturais cada dia mais requeridos pelos países industrializados. Assim, os investimentos das empresas transnacionais se orientaram particularmente na região ao aproveitamento e à exportação de tais recursos naturais e à produção de produtos primários especialmente, ao mesmo tempo em que essa inserção no mercado global continua ocorrendo na forma tradicionalmente subordinada às necessidades dos mercados dos países desenvolvidos. A reunião inicial dos países da região, que daria lugar posteriormente à criação da UNASUL, aconteceu na I Cúpula de Presidentes Sul-americanos realizada em Brasília, em 2000, sob o patrocínio do governo neoliberal de Fernando Henrique Cardoso. Ali, o Brasil buscava uma forma de liderar o processo de incorporação dos territórios da América do Sul ao mercado globalizado e ao mesmo tempo ampliar a atuação de suas grandes empresas em ritmo acelerado de crescimento e com fortes interesses de expansão na região. No entanto e apesar de ser esta uma proposta impulsionada pelo governo brasileiro, a construção deste processo não teve caráter integrador e nem um profundo apoio da diplomacia brasileira que foi conduzindo o projeto sem muita convicção formal e institucional, embora ao mesmo tempo o mesmo fosse facilitado na prática pelo vigor das empresas brasileiras em franca expansão dentro da região. A II Reunião de Presidentes Sul-americanos, realizada em Guaiaquil/Equador, em 2002, deu continuidade aos debates sobre a proposta, mas sem definição clara de seu rumo e sua institucionalização. No entanto, a partir do ano 2003, com a chegada ao governo de Luis Inácio Lula da Silva, a proposta de integração sul-americana entrou em uma nova etapa, modificando fortemente o propósito inicial, a metodologia e as formas de buscar sua consolidação. Para o atual governo, ainda que este processo continue fazendo sentido para uma melhor inserção no mercado internacional, tem também em si um objetivo regional que é a construção de um mercado que amplie os âmbitos nacionais e potencialize a capacidade produtiva da região, ainda permitindo manter a liderança do Brasil. Assim que, a partir da III Cúpula Sul-americana realizada em Cuzco/Peru no dia 8 de dezembro de 2004, se constitui a Comunidade Sul-americana de Nações. Esta decisão se reflete na Declaração de Cuzco, que expressa: “Os Presidentes dos países da América do Sul reunidos na cidade do Cuzco, (.....) interpretando as aspirações e desejos de seus povos a favor da integração, da unidade e da construção de um futuro comum, decidimos conformar a Comunidade Sul-americana de Nações”. 179 E continua, “O pensamento político e filosófico nascido de sua tradição, que, reconhecendo a primazia do ser humano, de sua dignidade e direitos, a pluralidade de povos e culturas, consolidou uma identidade sul-americana compartilhada e valores comuns, tais como: a democracia, a solidariedade, os direitos humanos, a liberdade, a justiça social, o respeito à integridade territorial e à diversidade, à não-discriminação e a afirmação de sua autonomia, a igualdade soberana dos Estados e a solução pacífica de controvérsias”. Também entre as definições da CSN (atual UNASUL) se encontra a criação de um Parlamento Sul-americano. Todas estas definições foram dando um caráter de articulação política ao bloco, que inclui também o objetivo explícito de aprofundar a democracia em uma região que ainda tem feridas abertas pelas ditaduras militares dos anos 70–80. Assim, analisando a Declaração de Cuzco pode-se dizer que as bases deste acordo ultrapassam o âmbito do econômico para se conformar a partir de uma forte ênfase no político e cultural. Isto, de alguma maneira, foi interpretado como uma opção por realizar um acordo sobre bases políticas dadas as dificuldades existentes para aprofundar acordos comerciais sobre tarifas alfandegárias, já que a situação dos diversos países com relação à liberalização do comércio é muito diversa. Neste sentido, diz-se que diferentemente da União Européia, que antes de ir em direção à união política produziu um processo de convergência econômica, a UNASUL pretenderia percorrer um caminho relativamente inverso com a predominância inicial do político e territorial que pode ir ampliando acordos no comercial e o econômico. A composição da UNASUL A UNASUL é formada por doze países da América do Sul e inclui em sua formação os países do MERCOSUL (Argentina, Brasil, Paraguai, Uruguai, com a Venezuela em processo de adesão) (4) e os da Comunidade Andina de Nações - CAN (formada por Bolívia, Colômbia, Equador e Peru) além de Chile, Guiana e Suriname. Também, entre os blocos sub-regionais MERCOSUL e CAN, existem diversos acordos, entre eles, o mais velho e profundo do ponto de vista comercial é o MERCOSUL-Bolívia, país este que atualmente sustenta um processo de incorporação ao Mercosul. Além disso, o novo presidente do Equador, Rafael Correa, expressou seu interesse em participar do Mercosul. O Chile por sua parte, não forma parte de nenhum destes blocos, mas tem acordos de integração com cada um dos países, com exceção da Guiana e do Suriname. Ao mesmo tempo, estes dois países têm muito pouca relação com o resto e pelo contrário, mantêm laços profundos com os países ex-colonizadores, Inglaterra e Holanda respectivamente, e integram o Mercado Comum e Comunidade do Caribe - CARICOM, processo integrador do Caribe. A partir desta rede de acordos e negociações bilaterais e sub-regionais, é importante enfatizar que "explicitamente a CSN quer avançar em direção à integração comercial usando como base os acordos já existentes” (5). Não obstante, é necessário apontar que o comércio intra-regional é ainda relativamente pequeno (6) e a região mostra pouca integração, (Ver em anexo quadros 1 e 2), ao mesmo tempo, em que reproduz o tipo de inserção tradicional destes países no mercado internacional, já que os produtos que circulam na região são basicamente agrícolas ou minerais. Por outro lado, o perfil exportador para fora da região é fortemente orientado para o mercado dos EUA no caso da CAN, enquanto que o MERCOSUL apresenta uma diversificação maior no destino de suas exportações. Esta diversidade de mercados destinatários aumentou recentemente incluindo China, Índia, alguns países árabes e africanos, além dos tradicionais mercados europeu e americano. Principais temas da UNASUL 180 Desde o ponto de vista dos principais temas e acordos em negociação, a UNASUL possui uma agenda ampla que compreende aspectos políticos e de integração física do continente, e suas declarações deram muita ênfase aos assuntos culturais e de integração dos povos dos países membros ainda que incluam também os temas econômicos e comerciais. No entanto, e apesar de toda a retórica, os temas que apresentam estudos e avanços mais concretos são os ligados à infra-estrutura física da região e ao debate sobre a matriz energética para o subcontinente. Assim, o projeto denominado IIRSA – Iniciativa de Integração da Infra-Estrutura Regional Sul-americana, apresentado na I Cúpula de Presidentes sul-americanos, portanto inicialmente desvinculado da UNASUL que se criará posteriormente, tornou-se atualmente parte extremamente importante desta negociação. Trata-se de um programa de investimentos que pretende interligar as comunicações e a infra-estrutura na região, especialmente a integração de estradas, vias fluviais, portos e aeroportos, proposta visivelmente destinada ao transporte da produção agrícola e dos recursos naturais (madeiras, minérios, etc) destinados à exportação. Por outro lado, o tema da matriz energética da região está em pleno e acalorado debate, dados os interesses divergentes entre os diversos países membros da UNASUL. Por um lado, os países eminentemente produtores de petróleo e gás como Venezuela, Bolívia e agora Equador, enfrentam as iniciativas especialmente brasileiras, mas também argentinas - países também produtores de petróleo, mesmo em menor proporção - que recentemente se mostram interessados em diversificar suas fontes energéticas, em particular de forma intensiva com a produção de agro-combustíveis a partir da cana-deaçúcar e também de outros produtos vegetais como soja, palma, mamona, etc. Ambos tipos de combustíveis (fósseis e agro-combustíveis) continuarão sendo, por um longo tempo ainda, parte da produção de energia na região, enquanto representam matrizes diferentes e fazem parte das disputas regionais a cada dia mais fortes, que incluem também conflitos pelo uso das fontes de energia hidroelétrica, (especialmente nos casos das hidroelétricas de Yaciretá e Itaipu construídas a primeira entre Paraguai e Argentina, e a segunda entre Paraguai e Brasil; e da Bolívia com Brasil pela construção de represas no Rio Madeira). A recente I Cúpula Energética Sul-americana, realizada nos dias 16 e 17 de abril, na Ilha de Margarida – Venezuela, demonstrou justamente a extrema prioridade que os temas da integração física e energética tomaram no processo integrador sul-americano, para os quais existem propostas concretas, como o Anel Energético Sul-americano, o Gasoduto do Sul e outros. De fato, o tema da matriz energética está imbricado ao do modelo produtivo para a região, já que não se trata de propostas ou alternativas de desenvolvimento nacionais, mas sim da matriz regional que as corporações transnacionais vem desenhando. E este é certamente o elemento mais importante da disputa atual na UNASUL. Assim, a quebra ou não dos princípios neoliberais para a integração regional é atualmente o divisor de águas entre os governos da região. Como explicita Sader, “a linha divisória geral que divide o continente não é aquela entre uma suposta “esquerda boa” e uma “esquerda ruim”. Essa é uma visão da direita, que busca dividir o campo progressista no continente, para tentar cooptar governos mais moderados. A linha divisória fundamental é aquela que passa entre os países que assinaram acordos de livre comércio com os EUA – México, Chile, além dos procedimentos avançados pela Colômbia e pelo Peru -, que hipotecam seu futuro e qualquer possibilidade de regular o que ocorra nos seus países, em uma relação radicalmente desigual com a maior potência imperial do mundo e os que países que privilegiam a integração regional. Entre esses estão os que, apesar dessa opção, mantém o modelo econômico neoliberal – como são os casos do Brasil, da Argentina, do Uruguai – e os que se situam fora dele – Venezuela, Cuba, Bolívia e Equador. Este é um segundo divisor de águas, mas no marco de um processo de alianças que gera um espaço não 181 apenas de integração – centrado no Mercosul -, mas além disso contribuem para um mundo multipolar, que enfraquece a hegemonia unipolar dos EUA (7)”. Esta perspectiva talvez nos permita compreender a complexidade política existente na região onde as importantes mudanças eleitorais produzidas não determinam exclusivamente o jogo de forças regionais e, muito menos definem por si mesmas o rumo das disputas sobre os possíveis “modelos de desenvolvimento” para a região. Aspectos de gênero Apesar da Declaração de Cuzco e dos documentos oficiais fazerem referência, de forma geral, aos direitos sociais, eles não mencionam especificamente os direitos das mulheres, e ainda de fato a UNASUL não tem entrado com muita ênfase nos temas que fazem a chamada “integração dos povos”. Como assinalamos anteriormente, os temas que obtiveram avanços neste processo são relativamente poucos e limitados quase exclusivamente aos aspectos da integração da infra-estrutura produtiva. Especificamente entre os temas sociais, foram mencionadas as migrações e suas problemáticas como um dos aspectos prioritários a ser enfrentados no debate, incluindo seus aspectos trabalhistas e de gênero. A recente criação de uma Secretaria permanente para o acordo e a constituição de grupos de trabalho específicos que já foram propostos, incluindo um grupo de gênero, podem ser a oportunidade para que se avance no tratamento destes temas específicos. De outro lado, já foi lançado o debate (8) para definir a criação dos mecanismos institucionais para participação da sociedade civil neste processo integrador, que podem representar uma oportunidade importante para o avanço das propostas de interesse dos movimentos sociais, que estão no momento aceitando o desafio da participação. ALBA – Alternativa Bolivariana para as Américas Por sua vez, a ALBA (9), projeto liderado pela Venezuela, surge diretamente em contraposição à ALCA – Área de Livre Comércio das Américas (10), e por este motivo tem características muito diferentes da UNASUL. Assim, desde o início, a ALBA tem uma clara intenção de superar a lógica dos acordos de “livre comércio”, incluindo para isto os aspectos culturais, de solidariedade e de complementaridade entre os países parte do acordo, muito mais do que os temas comerciais. Isto é, não se trata de acordos que buscam a liberalização progressiva do comércio e os investimentos nos países, mas seus objetivos são fundamentalmente políticos ainda que também econômicos. Esta proposta pode ser mais bem entendida a partir da análise da história de sua formulação. Inicialmente foi desenhada como resultado do processo de resistências à ALCA protagonizado tanto por alguns governos da região, em particular os países do Mercosul e a Venezuela, como também pelas mobilizações e campanhas organizadas a partir dos movimentos sociais hemisféricos. A forte tensão provocada pelo posicionamento dos governos dos países do Mercosul, aos quais se somou o governo da Venezuela durante as negociações na Cúpula Ministerial da ALCA em Miami, em 2003, prefigurou a paralisação da ALCA que foi definitivamente confirmada na Cúpula do Mar del Plata, em novembro de 2005. Ao mesmo tempo, a mudança ocorrida nos meses anteriores no rumo das negociações dentro da OMC durante a Ministerial de Cancun, criou um marco político favorável na América do Sul para o enfrentamento das pressões dos EUA para alcançar a conclusão do acordo em 2005, imprimindo um tom esperançoso e de transformações à conjuntura política regional. A partir dali, foi surgindo com força na região a necessidade de buscar alternativas de integração sobre bases diferentes às que guiavam a ALCA. Este momento político que 182 encorajava novos rumos para as negociações coincidiu com mudanças políticas que prefiguravam as tendências progressistas que se consolidariam posteriormente em diversos países (Argentina, Uruguai, e mais adiante Bolívia e Equador) e com o forte crescimento dos movimentos sociais e especialmente da Campanha continental contra a ALCA, que em diversos países realizou plebiscitos, consultas e outras formas de mobilização social contra o processo negociador hegemonizado pelos EUA. Neste contexto, em 2004, o governo da Venezuela (11), que vinha ensaiando formas cada dia mais intensas de enfrentamento com os EUA, lança a proposta da ALBA. Ela surge com a inspiração e a partir de formulações dos movimentos sociais de resistência à ALCA, e em particular de contribuições da ASC – Aliança Social Continental. Esta articulação hemisférica de movimentos sociais diversos que vinha liderando as lutas de resistência a esse tratado de livre comércio, tinha elaborado o documento “Alternativas para as Américas”. Este documento - com suas críticas ao modelo de liberalização comercial - foi fonte de inspiração e neste sentido teve influência definitiva para a formulação inicial da ALBA, uma peça inicialmente de caráter simbólico que posteriormente foi sendo delineada nos sucessivos processos e acordos concretos. Deste modo, a ALBA foi se conformando como um acordo de intercâmbio de produtos e serviços entre os países assinantes do acordo em um sistema que prioriza a solidariedade e a cooperação em uma perspectiva antiimperialista (inclusive com alguns elementos anticapitalistas) e contra a lógica do mercado. Com essas características, se assina, em dezembro de 2004, o primeiro acordo da ALBA entre Venezuela e Cuba. Posteriormente continuou-se a assinar acordos neste marco e ampliando este primeiro, para incluir a participação da Bolívia (2006). Posteriormente, em janeiro de 2007, assinou-se o acordo com a Nicarágua também no espírito desta proposta. Também alguns elementos que formam parte da agenda da ALBA estão sendo negociados com diversos países da região em forma parcial, ou seja, fora do âmbito de acordos que possam ser integralmente caracterizados como ALBA. Um bom exemplo neste sentido é a negociação do “Banco do Sul”, proposta impulsionada pelo governo da Venezuela dentro da ALBA, que foi acolhida inicialmente pelo governo da Argentina em acordos de cooperação bilateral, embora não tenham sido caracterizados como um acordo de tipo ALBA. De outro lado, os acordos da ALBA compreendem negociações com outros atores que não somente os governos nacionais e se estendem a acordos de cooperação com governos municipais, estaduais, organizações e movimentos sociais e outros. Assim, esta forma diversa que assumem as negociações na ALBA expressa as características desta proposta, que de fato não tenta a negociação de acordos comerciais tradicionais, mas que é sim um projeto de superação do modelo neoliberal. E isto a partir de formulações nos campos econômico–comercial, mas também com princípios de solidariedade entre os povos, fortalecimento do papel dos estados nacionais e priorização de acordos políticos, sociais e culturais que fortaleçam a integração latino-americana e caribenha. Os acordos da ALBA compreendem também os temas de energia, financiamento, apoio em educação e saúde, ciência e tecnologia e comunicação, entre seus aspectos mais importantes. Por tudo isto, para compreender o alcance e os objetivos da ALBA impõe-se a realização de uma análise política no contexto latino-americano, já que a proposta foi mudando e oferecendo novas perspectivas e projetos concretos na medida das mudanças e circunstâncias políticas. Tais perspectivas inovadoras vão desde a criação de uma empresa petrolífera (Petrosur), de um canal de televisão para a América Latina (Telesur) e do Banco do Sul, além de numerosos programas e missões de apoio à alfabetização, assistência médica oftalmológica, apoio técnico na área energética, agrícola, militar, entre outras. 183 No entanto, e apesar de que nos chamados Princípios reitores da ALBA se outorga “uma importância crucial aos direitos humanos, trabalhistas e da mulher, à defesa do ambiente e à integração física”, os aspectos de gênero não aparecem explicitamente tratados nos acordos assinados. De fato, não se faz neles, como tampouco nos textos da União Sulamericana de Nações, referência a nenhuma medida que tenha por objetivo a igualdade entre homens e mulheres ou que considere as desigualdades de gênero para tratar sua superação. UNASUL e ALBA: Processos de integração regional alternativos? É difícil responder a esta questão porque se bem se pode dizer que o são – ou podem sêlo - ambas propostas são muito diferentes e carregam consigo inumeráveis contradições, ao tempo que se realizam no seio de sociedades com fortes disputas de interesses pelo “modelo de desenvolvimento” em implementação na região. Quando se fala de processos de integração pode-se estar pensando em âmbitos de ampliação do “livre comércio” ou pelo contrário, em processos que pretendem estreitar vínculos entre países mediante bases diferentes à liberalização comercial mesmo que não dispensem o comercial, mas que incluam também outros instrumentos que permitam melhorar a inserção internacional desses países. É a este tipo de integração que nos referimos ao discutir a conjuntura que vive a região sul-americana, que mostrou a vontade política de formulação destas propostas de integração, que por isso mesmo são vistas como alternativas, ou contra-hegemônicas ao processo de aprofundamento do modelo neoliberal impulsionado pelos EUA e pelos organismos multilaterais desde as décadas de 80–90 na região. O modelo agro-exportador de recursos naturais e produtos agrícolas - de longa história na região - foi aprofundado nos últimos anos de liberalismo com maior voracidade e ímpeto. Tal matriz exportadora, supostamente promotora do crescimento econômico que traria o esperado desenvolvimento, se sustenta na exportação dos recursos naturais com relativamente escassa tecnologia e está baseada no uso de uma mão de obra barata e com baixa qualificação. Ao mesmo tempo, a implementação de medidas de abertura aos investimentos estrangeiros, via a liberalização do mercado de capitais, junto à redução do papel do Estado, deram a tônica a partir da década de 90. Ambos processos se complementaram na conhecida fórmula de privatização dos serviços públicos que colocaram um vasto patrimônio construído ao longo de décadas pelos Estados nacionais em mãos das empresas privadas. Estes direcionamentos das políticas assumidas nas últimas décadas pelos países da América Latina, mudando o modelo chamado de substituição de importações, levou estas economias a um estado de desregulamentação e deterioração. O caminho de abertura das economias e de incorporação das recomendações surgidas do Consenso de Washington, expressadas fundamentalmente pelas agências financeiras multilaterais, como o FMI e o BM, e assumidas pelos governos, levou as economias nacionais ao aprofundamento da dependência externa. O resultado foi o enfraquecimento dos mercados internos, a escassa geração de empregos junto ao surgimento de trabalhos precários, a perda do patrimônio nacional, processos estes que foram facilitados pela falta de estímulo às indústrias locais, com exceção da agricultura extensiva e as agroindústrias para exportação, à custa inclusive da agricultura destinada ao consumo interno. A abertura dos mercados financeiros e o incentivo a este modelo agro-industrial exportador ou destinado à extração de minerais e madeira, e em algumas regiões, de 184 pequenas indústrias de montagem têxtil e eletrônica trouxe fortes impactos na precarização do trabalho, especialmente o feminino, e também no que se refere aos danos ambientais. Neste processo, as empresas transnacionais tiveram um papel fundamental e entre elas, particularmente, as empresas européias com fortes investimentos nos setores de mineração, pesca, energia elétrica, telecomunicações, bancários, etc. para mencionar os mais importantes. A liberalização dos serviços, especialmente os serviços públicos de saúde, educação, distribuição de água e saneamento, energia, etc., muitos deles ligados a transnacionais européias, afetaram e afligiram especialmente as mulheres que continuam substituindo com mais trabalho a ausência destes serviços e a falta de políticas públicas a partir dos Estados “mínimos”. Podemos assim afirmar que a região se encontra com sérios problemas resultantes de anos de implementação de políticas neoliberais, com Estados debilitados e ao mesmo tempo países competindo pela exportação dos mesmos produtos agrícolas e recursos naturais, com pouca legislação de proteção e controle. Assim, pode-se dizer que ainda que a especialização produtiva não tenha sido determinada pela competição, de todas maneiras a região sofre atualmente os resultados dessa concorrência, pois de fato não foi estruturada na base da complementação produtiva. E a partir desta situação do modelo produtivo desenhado fundamentalmente pelas companhias transnacionais, com fortes interesses, portanto, em disputar o modelo integrador, que as propostas alternativas explicitadas pela maioria dos governos da região têm que ser criadas e implementadas. Evidentemente as contradições e tensões não são poucas, inclusive contando com fortes diferenças na orientação política dos governos, alguns poucos com tendências conservadoras e vários com diversos graus de vontade política para realizar transformações substanciais. A disputa pelo caminho que a integração regional seguirá é o ponto crucial do momento político que vive a América do Sul. No entanto, o caráter “alternativo” ou não destas propostas deverá surgir dos conflitos em jogo ao desenhar-se a matriz produtiva regional, que até o momento continua prioritariamente orientada à exportação de produtos primários. Contexto Geopolítico Apesar das diferenças descritas entre UNASUL e ALBA, ambas se expandem atualmente como uma forma de gerar alternativas à paralisada ALCA, mas ao mesmo tempo tratando de ir mais adiante. A UNASUL vive um processo de institucionalização embora por enquanto é mais um projeto declarativo sem muitos avanços explícitos, que cresce a partir de processos existentes e bastante consolidados como são o MERCOSUL e a CAN. De todas as formas, é uma articulação negociada com caráter amplo, supranacional e que pretende a inserção global da região como bloco e aponta também para o desenvolvimento de uma infraestrutura física e energética integrada. No âmbito da ALBA, mesmo se tratando de acordos mais específicos ou limitados, foram assinados acordos entre Cuba e Venezuela, complementados pelos TCPs – Tratados de Comércio entre os Povos, propostos pela Bolívia, que avançam muito claramente com um objetivo de desenvolvimento endógeno e com um caráter antiimperialista (12), assentados em consensos políticos e ideológicos fortes. 185 Podemos assim afirmar que estes projetos não são incompatíveis e que vão avançando lentamente, ainda que evidentemente “rivalizem implicitamente no jogo da diplomacia regional”. E isto sim pode ser assinalado como um risco político que poderá produzir concorrências, distanciamentos ou impedimentos para a integração. Neste sentido, um exemplo que pode ser mencionado é o caso da proposta do Banco do Sul, iniciativa do governo da Venezuela com apoio de Argentina e Bolívia, que vem sendo questionada no seu formato pelo governo brasileiro em disputa pela sua liderança regional. Não são poucos os exemplos que podem ser encontrados na região deste tipo de exercícios de concorrência para encabeçar e dirigir processos. Assim, a partir de situações como esta, pode-se inferir que existem propostas surgidas unilateralmente que estão criando conflitos e podem chegar a desafiar a capacidade diplomática dos países para aceitar certas “imposições” ou “exigências” de uns sobre outros, pondo em questão, inclusive, liderança pessoais, muito ao estilo tradicional do patriarcado, expondo os vícios e as fragilidades democráticas da região. Por sua vez, “ambos acordos têm sérias limitações que os condicionam nas suas possibilidades futuras. A ALBA parece limitada às possibilidades de influência internacional da Venezuela e a UNASUL está limitada pelas estratégias de inserção internacional de seus membros, que são muito dissimiles (13)”. Concluindo estas comparações, é interessante mencionar que mesmo que ambos processos integradores não incorporem explicitamente diversas questões específicas, e em particular as de gênero, existem antecedentes para avançar nesta perspectiva. Devemos enfatizar que a construção da UNASUL se baseia em grande medida em acordos existentes entre o Mercosul e a CAN, e estes já possuem um histórico de debates e de certa institucionalidade ao respeito. Neste sentido, a Comunidade Sul-americana parte de um nível acumulado sob a perspectiva de gênero, especialmente no Mercosul, que inclui a temática em vários dos acordos e grupos de trabalho institucionais (Saúde, Trabalho e Emprego, Educação, entre outros) como também especificamente conta com a REM – Reunião Especializada da Mulher, órgão oficial que reúne os diversos mecanismos de Políticas Públicas para as Mulheres (Ministérios, Conselhos ou outras formas) nos países deste acordo, e que inclui a participação da sociedade civil. Este espaço institucional foi criado dentro do Mercosul, em 1998, por pressão dos movimentos de mulheres da região e recentemente cresceu e ampliou a participação dos movimentos sociais que pressionam permanentemente por uma maior incorporação de seus temas na agenda deste processo integrador. Os movimentos sociais e a integração regional Até o momento, argumentamos que os processos de criação da UNASUL e da ALBA podem ser considerados alternativos, pois eles se formularam e cresceram no enfrentamento, mesmo que em diferentes graus, ao modelo neoliberal, e em particular às negociações para criação da Área de Livre Comércio das Américas. No entanto, se a resistência a estas negociações contou com a atuação consistente de vários governos, em essência ela esteve baseada nas mobilizações populares que se transformaram em lutas e ações extremamente decisivas para entender o caminhar dos processos na região. É evidente que as lutas de resistência que foram crescendo na região, provocaram inclusive as importantes mudanças eleitorais que modificaram o panorama político regional com uma acusada tendência progressista. A rejeição popular ao modelo neoliberal vigente na década dos 90 deu o tom aos processos eleitorais da atual década em muitos países da América Latina. Podemos dizer assim, que a luta contra a negociação da Área de Livre Comércio das Américas - ALCA, foi a que proporcionou o marco político para a unificação das lutas de resistência. 186 Trata-se agora de entender os últimos anos como a época que irá contrastar o fracasso do modelo neoliberal, apesar de ser ainda o modelo vigente, com um tempo que apresenta inumeráveis formas da resistência, que significam o exercício de novas formas de poder por parte dos movimentos sociais. No entanto, essas lutas foram realizadas com outro “modelo” político para organização da resistência, que implicou processos certamente inovadores. Uma das características do pensamento neoliberal nos últimos anos foi a negação da política. Diferentemente, e dentro dos tempos de transformação que vive atualmente a América Latina, assistimos agora a um processo que poderíamos denominar de retomada “do político” e de uma defesa renovada do projeto democrático, agora baseado em uma compreensão diferente das noções de diversidade e pluralidade como bases e essência da democracia. Pensamos, portanto, que os movimentos sociais organizados, surgidos a partir da pluralidade de razões e das especificidades das lutas, aparecem agora como atores importantes para o debate e a definição dos rumos possíveis da situação política e da integração regional nas Américas. “Nas últimas décadas se deram na América Latina, processos paradoxais de debilidade da democracia e enfraquecimento do estado, de forma paralela com uma dinâmica formidável na sociedade civil e uma renovação organizativa dos movimentos sociais” (14). Assim, é notável a aparição de movimentos sociais novos ou de novo tipo, muitos deles surgidos nos conflitos derivados da implementação do modelo neoliberal, e especialmente das privatizações que resultaram em lutas específicas. Entre elas, as relacionadas ao acesso à água, à construção de represas, ao abastecimento de energia elétrica, entre outras, envolvendo não só trabalhadores desses setores produtivos, mas também e especialmente, a amplas camadas de cidadãos e cidadãs, usuárias/os dos serviços públicos privatizados. A participação das mulheres nestas lutas se expressou en diversas e novas formas de protesto social como os bloqueios de ruas e caminhos, a ocupação de terras, a defesa dos rios e do acesso à água, como se viu em numerosas ocasiões liderando tais processos em diversos países da região. Estas lutas deram assim uma nova dimensão à construção democrática regional e foram interpenetrando e influenciando os processos políticos na América do Sul. Este é o outro elemento presente que faz destes projetos (UNASUL e ALBA) propostas alternativas, pois elas estão sendo construídas em um marco político de disputa pelo paradigma de desenvolvimento e o modelo de integração regional, por atores públicos portadores de interesses sociais plurais e diversos, agora presentes de forma ativa. O cenário formulado pela integração regional nos aspectos econômico e político foi construindo em contrapartida uma resposta a partir dos movimentos sociais que ultrapassou as fronteiras nacionais e avançou na articulação política de uma forma inovadora. Um exemplo disso é a criação da ASC - Aliança Social Continental articulação que atualmente combina a continuidade das lutas de resistência ao “livre comércio” com a construção de alternativas em escala hemisférica, e que por isto, acompanha com propostas os processos de negociação em andamento (15). Os movimentos de mulheres O movimento de mulheres e feminista na América Latina é parte dessas redes e articulações diversas, que vem recentemente encarando a diversidade de temas que os processos políticos e econômicos estão apresentado, além daqueles problemas aos quais nos enfrentamos historicamente. 187 Os encontros feministas, e a experiência surgida do processo preparatório da Conferência de Beijing, como também algumas das articulações globais mais intensas (como as Conferências de Nações Unidas ou recentemente os Diálogos Feministas no marco do Fórum Social Mundial e Américas), sem dúvida marcaram a última década e definiram caminhos para a integração das mulheres na região. E também para o avanço das propostas de políticas públicas nacionais e regionais para as mulheres nestes países. Os processos atuais de integração econômica regional estão redesenhando os espaços de encontros e as formas de articulação das mulheres e as feministas. Assim, estão sendo construídas propostas a partir dos diversos lugares e experiências incluindo diferentes enfoques e problemáticas em temas relacionados com o desenvolvimento, a pobreza e o comércio. Estabeleceram-se também novas alianças, na construção continental da ASC, com a formação do Comitê de Mulheres da Aliança nas lutas de resistência ao livre comércio e à agenda neoliberal. Neste sentido, cabe também reconhecer que o feminismo trouxe uma contribuição histórica muito importante para a construção desta nova visão pluralista da democracia, a partir de uma renovada forma do “pensar” e do “fazer” político, incorporando a idéia de que a diversidade não é só um conjunto de diferenças, mas sim um valor que enriquece a convivência e ao qual é desejável outorgar-lhe reconhecimento, e neste sentido qualificou processo político de fortalecimento da democracia. Assim, a participação das organizações de mulheres foi fundamental na ampliação dos processos democráticos na região nas lutas tradicionais contra o racismo, pela educação, pela saúde e pelos direitos sexuais e reprodutivos, entre outros. Por esse motivo, os movimentos de mulheres tiveram na região uma presença notável na construção democrática das sociedades. Porém mais recentemente vêm tendo um papel importante na resistência ao modelo neoliberal. Isto pode ser constatado analisando a presença crescente de mulheres nos movimentos sociais, sindicais, indígenas e em lutas diversas, por acesso à água, contra as represas e as privatizações dos serviços públicos, enfim em uma gama de lutas específicas que tocaram o cotidiano de trabalhadoras remuneradas ou não. Assim, a partir das mulheres foram alentadas propostas e lutas muito concretas, ligadas ao cotidiano dos povos e que fazem a defesa dos direitos humanos e em particular dos direitos coletivos, que formam parte da mesma disputa por um modelo de desenvolvimento eqüitativo e sustentável. Entretanto, as mulheres ainda não estão suficientemente representadas nos processos políticos atuais na região e suas questões específicas não se encontram adequadamente refletidas nos processos formais de negociação mesmo que haja crescido sua visibilidade. Podemos dizer que se ainda é incipiente a incorporação dos temas econômicos à agenda geral de feministas e mulheres organizadas, por sua vez e em conseqüência, suas propostas se encontram em formulação nas diversas lutas em curso. Estas lutas são o marco genuíno e adequado para a elaboração de propostas e elas estão nascendo com a força do específico, sendo cada dia mais urgente e decisivo contribuir à articulação dessa diversidade de experiências das mulheres. Significarão estes acordos mudanças reais? Evidentemente os processos de integração regional são políticos e neste sentido a retórica com que se apresentam e o imaginário social que mobilizam têm um papel importante. Estes acordos trazem a carga e o ideário integracionista latino-americano que leva séculos de uma manifesta adesão popular na região. Ao mesmo tempo, os processos de integração econômica e social são lentos e dependem do jogo de interesses dos diversos setores sociais, além da vontade política dos governos e de fatores inclusive mais subjetivos como o são, por exemplo, as lideranças pessoais. 188 As tensões são diversas e - sem entrar no mérito da análise daquelas derivadas dos interesses econômicos nacionais ou impostos a partir dos âmbitos globais e das empresas transnacionais -, as próprias contradições e tensões resultantes das diversas visões dos setores populares já significam um leque de obstáculos e desafios a ser superado. A chegada ao poder de governos progressistas ou de esquerda significou de fato a aparição de novas estratégias de integração regional. Contudo, é preciso “avaliar a relação que existe entre estes governos e os povos que os sustentam, em termos de democracia e participação; como também em termos da construção de alternativas reais de desenvolvimento. Se os governos de esquerda confiam no crescimento econômico como estratégia para a superação dos problemas de pobreza e continuam utilizando os recursos naturais de forma intensiva e não sustentável, como instrumento para alcançar este objetivo, não estão avançando na construção de alternativas para seus países e para a região. É um risco que estes governos continuem pensando no meio ambiente como um desafio “periférico” que “obstaculiza o desenvolvimento” (16). Também para diversos atores sociais e em particular para muitos partidos e setores da tradicional esquerda latino-americana, são “periféricos” ou “secundários” os aspectos que fazem a eqüidade de gênero nas sociedades, com as implicações de que disto resulta, que tornam secundários estes aspectos nas negociações e também nos processos políticos, inclusive no interior dos movimentos sociais. Por outra parte, como será processada a perspectiva nacionalista, que é a visão mais divulgada entre os governos da região, fundadora da matriz ideológica hegemônica na esquerda latino-americana. De que maneira então, esta esquerda poderá ser a promotora de um processo supranacional ou de internacionalidades, relegando necessariamente uma porção da soberania nacional? A estas tensões e contradições deve-se somar a problemática das identidades e nacionalidades indígenas, inclusive com as desigualdades e conflitos de gênero no seu interior, cada dia mais visíveis, o que torna a questão ainda mais complexa. Estes são alguns dos aspectos e incógnitas que tornam complexos os processos de integração na região. Assim, se eles significarão mudanças reais para os povos, isto dependerá do resultado da matriz de tensões diversas, presentes no contexto político atual. No entanto, podemos ser categóricas em afirmar que resulta fundamental aprofundar iniciativas e articulações que buscam a “integração a partir dos povos”, por dentro e por fora dos processos oficiais, como caminhos da construção de alternativas justas, sustentáveis e eqüitativas. São processos em construção que devem encorajar iniciativas que como estas, mostrem que há alternativas frente ao esgotamento do modelo neoliberal. ANEXOS Quadro 1- Produto Interno Bruto total e per capita da UNASUL Ano 2004 País PBI em PBI PBI per PBI per capita em milhões como % capita relação à média U$S do total (PPP) UNASUL Argentina 153.014 13,0 12.468 160,4 Bolívia 8.421 0,7 2.710 34,9 Brasil 593.091 50,4 8.049 103,6 Chile 94.125 8,0 10.904 140,3 Colômbia 95.686 8,1 6.962 89,6 Equador 30.015 2,6 4.083 52,5 189 Guiana 778 0,1 4.575 58,9 Paraguai 7.029 0,6 4.553 58,6 Peru 67.233 5,7 5.556 71,5 Suriname 1.105 0,1 5.539 71,3 Uruguai 13.215 1,1 9.107 117,2 Venezuela 111.958 9,5 5.571 71,7 UNASUL 1.175.670 100,0 7.772 100,0 FONTE: “Sudamérica y la Economía Internacional. Convergencia comercial de los países de América del Sur hacia la Comunidad Sudamericana de Naciones”. Documento elaborado pelas Secretarias de Organismos de Integração Regional no marco do Programa de Ação da UNASUL. Quadro 2 - Matriz de Comércio intra e extra-regional da UNASUL Ano 2004 (em milhões de dólares) Importador Exportador MERCOSUL CAN Chile UNASUL Resto do Total Mundo Argentina 6.878 1.75 4.146 12.783 23.494 36.278 9 Brasil 9.065 3.876 2.778 15.719 85.579 101.298 Paraguai 694 269 97 1.060 647 1.707 Uruguai 811 98 74 983 2.081 3.064 MERCOSUL 17.447 6.003 7.095 30.545 111.801 142.346 Bolívia 876 604 53 1.533 834 2.367 Colômbia 196 3.646 294 4.136 13.165 17.301 Equador 139 1.204 138 1.482 6.103 7.585 Peru 393 755 696 1.843 11.140 12.983 Venezuela* 264 2.333 173 2.770 32.693 35.463 CAN 1.867 8.543 1.354 11.764 63.935 75.699 Chile 1.891 1.529 0 3.420 28.363 31.784 UNASUL 21.206 16.074 8.450 45.730 204.100 249.829 Resto do 69.648 37.483 13.878 121.009 9.124.162 9.245.171 Mundo Total 90.853 53.557 22.327 166.738 9.328.262 9.495.000 * Como o ano de informação é 2004, a Venezuela ainda figura como membro da CAN. FONTE: “Sudamérica y la Economía Internacional. Convergencia comercial de los países de América del Sur hacia la Comunidad Sudamericana de Naciones”. Documento elaborado pelas Secretarias de Organismos de Integração Regional no marco do Programa de Ação da UNASUL. Não se contou com dados da Guiana e Suriname. Notas: (1) Termo usado por Caputo, Omar. 2003. Santiago-Chile. (2) Chama-se assim (plus) aos acordos que avançam na liberalização comercial além do já acordado na OMC. (3) Na I Cúpula Energética Sul-americana, celebrada entre 16 e 17 de abril de 2007, na Ilha Margarida (Venezuela), os governantes sul-americanos decidiram que a Comunidade Sul-americana de Nações (CSN) passasse a denominar-se Sul-americana de Nações (UNASUL) e que se criasse uma secretaria permanente com sede na cidade de Quito - Equador. (4) A Venezuela abandonou a CAN em Abril de 2006 e em Maio de 2006 assinou o Protocolo de Adesão ao MERCOSUL, no qual indica-se que este país irá se integrando gradualmente ao bloco até o ano 2014, entretanto recentemente têm surgido conflitos com relação à essa adesão de Venezuela, fundamentalmente pelos interesses de setores da direita que se expressam nos parlamentos de Brasil e Paraguai. 190 (5) Lalanne, Alvaro. Nuevas formas de integración Sur – Sur en América Latina”. Montevidéu – Uruguai. Mimeo. 2006 (6) Lalanne, A. Op. cit. “Em 2004, os países sul-americanos compraram na região somente 27% do total de importações que realizaram e colocaram 18% de suas exportações”. (7) Sader, Emir. “ALBA: do sonho à realidade”. Artigo em Carta Maior, 07/05/2007. (8) Reunião Oficial sobre “Mecanismo de Participação da Sociedade Civil na UNASUL”. 25 de Julho de 2007. (9) Bolivariana faz referência a Bolívar, prócer da independência venezuelana que buscou com profundo afinco a integração latino-americana e dedicou esforços militares para garantir a independência da Venezuela da Espanha, colaborando nos processos de independência de outros países da América como também junto aos processos políticos de integração entre os países andinos. (10) ALCA – Área de Livre Comércio das Américas foi uma proposta promovida pelos EUA a partir de 1994 para a criação de uma área unificada de comércio com 32 países das Américas com exceção de Cuba. (11) O governo da Venezuela tinha saído fortalecido em seu posicionamento antiimperialista com relação aos EUA, depois da tentativa de golpe militar para sua derrocada em 2002. (12) Inclusive, às vezes, com medidas que podem ser caracterizadas como anticapitalistas. (13) Lalanne, Alvaro. “Nuevas formas de integración Sur – Sur en América Latina”. Montevidéu – Uruguai. Mimeo. 2006. (14) Sanchis, Norma. “Las dimensiones no económicas de la economía” in: “América Latina: un debate pendiente. Aportes a la economía y a la política con una visión de género”. REPEM/DAWN/IFC. 2006. Uruguay. (15) www.asc-hsa.org (16) “Integración y Territorios”. Cono Sur Sustentable. Mimeo. 2007 4. Lista de links de artículos disponibles en página web 191 ASC; Campaña Brasileña contra el ALCA/OMC; REBRIP. Integración en América Latina: apuntes para debatir la integración de los pueblos. Cuadernos de Formación. N.3, nov. 2006. http://www.rebrip.org.br/projetos/clientes/noar/noar/ UserFiles/20/File/Publica% E7%F5es%20REBRIP/cartilhaintegracaoespanholtexto.pdf ASC. Alternativas para las Américas. Versión out 2005. Alternativas V oct 2005.doc CARVALHO, Guilherme. A Integração Sul-Americana e o Brasil: O protagonismo brasileiro na implementação da IIRSA. Belém: FASE, 2004. http://www.rbrasil.org.br/file/788.pdf CHOMSKY, Noam. Perspectivas Históricas sobre o Desenvolvimento da América Latina. 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