Notas críticas para un debate latinoamericano sobre formación y trabajo profesional
en Servicio Social
Raquel Santos Sant’ana 1 - [email protected]
José Fernando Siqueira da Silva2 - [email protected]
Modalidad de trabajo: Resultados de investigaciones.
Eje temático: Desafíos para la Formación Profesional en América Latina y Caribe.
Palabras claves: Servicio Social; Trabajo profesional; formación profesional; crítica;
praxis.
1. Introducción y objetivos: consideraciones preliminares del tema propuesto
La presente ponencia resulta de un conjunto de investigaciones
organizadas por los autores con base en las discusiones realizadas por el grupo de
estudio “Teoría Social de Marx y Servicio Social”. Este grupo está vinculado al programa
de postgrado en Trabajo Social de la Universidad Estadual Paulista (UNESP), campus
universitario ubicado en la ciudad de Franca, Brasil. La ponencia propone algunos temas
importantes para discutir la unidad (en la diversidad) de la formación y de la actuación
profesional de los asistentes sociales en América Latina y Caribe.
Los países que componen la América Central y del Sur tienen,
evidentemente, particularidades locales, regionales y nacionales que no pueden ser
desconsideradas al discutir el Trabajo Social en nuestro continente. Sin embargo, es
1
Trabajadora Social. Doctora en Trabajo Social. Profesora del Departamento de Trabajo Social de la Universidad Estadual
Paulista (UNESP). Miembro del grupo de estudios e investigación “Teoría Social de Marx y Trabajo Social” y orientadora del
“Núcleo Agrario Tierra y Raíz” (NATRA). Actualmente desarrolla la siguiente investigación con apoyo del CNPq: “La relación
capital/trabajo en la agroindustria de la región de la ciudad de Ribeirão Preto, provincia de São Paulo: un estudio sobre la
reproducción social del trabajador que tuvo o tiene como actividad principal el corte de la caña”. Ponencia presentada en el
XIX Seminario Latinoamericano de Escuelas de Trabajo Social. El Trabajo Social en la coyuntura latinoamericana:
desafíos para su formación, articulación y acción profesional. Universidad Católica Santiago de Guayaquil. Guayaquil,
Ecuador. 4-8 de octubre 2009.
2
Trabajador Social. Doctor en Trabajo Social. Profesor del Departamento de Trabajo Social de la Universidad Estadual
Paulista (UNESP). Investigador del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq – beca Pq 2) y miembro
de los grupos de estudios e investigación “Teoría Social de Marx y Trabajo Social” y “Grupo de Estudios Violencia y Trabajo
Social”. Orientador del Grupo de Alfabetización Paulo Freire (GAPAF – grupo de extensión universitaria). Actualmente
desarrolla la siguiente investigación: “Trabajo Social: violencia y contra-violencia en el ejercicio profesional del asistente
social”.
1
fundamental establecer ejes temáticos concretos que sirvan para crear un debate
consistente capaz de inhibir la fragmentación teórico-práctica que aísla, empobrece e
impide una discusión continental promisora. Si por un lado convivimos con características
específicas en nuestros países, por otro es innegable que tales aspectos no se presenten
aisladamente como hechos puntuales únicamente (re)criados a partir de ellos mismos.
Es necesario reconocer que nuestro continente ha sufrido diversos y
particulares impactos relacionados con la naturaleza de la propiedad privada y con la
crisis del metabolismo del capital –
monopolista-financiero –
que recalca la
contemporaneidad (MÉSZÁROS, 2002 y NETTO, 1991 e 1992). Para esto ha sido
necesario el uso de varios y “modernos” mecanismos que permitan la permanente y
creciente apropiación privada de la riqueza socialmente producida, con énfasis en
diferentes estrategias para lidiar con la desigualdad social estructural que hace parte de la
(re)producción mundial del capitalismo. Las consecuencias de este proceso son claras en
los países latinoamericanos: a) el crecimiento del desempleo y de los contratos laborales
precarios; b) la organización de los Estados nacionales (siempre fuertes para el capital);
c) la redefinición de la cuestión social aunque no sea una “nueva cuestión social” (la
banalización de los diversos derechos sociales, el énfasis en programas y proyectos
sociales puntuales y precarizados y el recrudecimiento de la desigualdad social con sus
expresiones particulares en los espacios urbanos y rurales)3. Por tanto, no hay como
discutir la formación y el trabajo profesional de los asistentes sociales en Latinoamérica,
sin tener en cuenta este complejo escenario y las condiciones materiales objetivas
determinadas por la economía política entendida como la producción y reproducción del
ser social en su totalidad4. Por esto, que este contexto jamás puede ser explicado –
incluso en el caso de las profesiones – a partir de una perspectiva estrictamente
económica (economicista). Como indica LUKÁCS (1979, p. 22 e 41),
“(...) a economia marxiana parte sempre da totalidade do ser social e volta sempre a
desembocar nessa totalidade (…) o mundo das formas de consciência e seus
conteúdos não é visto como um produto direto da estrutura econômica, mas da
totalidade do ser social. A determinação da consciência pelo ser social, portanto, é
entendida em seu sentido mais geral (...)”.
3
La cuestión social es aquí explicada como un complejo social que hace parte de la naturaleza de la propiedad privada en
el capitalismo, es decir, es una manifestación directa de la apropiación privada de la producción social y da ley general de
la acumulación capitalista (MARX, 1984, p. 187-259 - 2). Sobre esa discusión en el ámbito del Trabajo Social, consultar el
debate presentado por NETTO, IAMAMOTO, YAZBEK e PEREIRA en ABEPSS/Temporalis (2001). Una buena discusión
también se encuentra en PASTORINI (2004).
4
Sobre eso consultar MARX (1988, p. 82-83, 2004, p. 79-90 y 1984-1985), por ejemplo.
2
Como los hombres no son simplemente una extensión mecánica de las
condiciones objetivas de una determinada historicidad, es posible y fundamental
establecer estrategias y proponer caminos de resistencia (incluso en el ámbito del trabajo
profesional – y eso no es de menor importancia), aunque sea igualmente necesario
reconocer los límites impuestos a las profesiones y al Trabajo Social por las condiciones
objetivas del mundo del capital en tiempos de acumulación flexible.
2. Trabajo Social, radicalidad ontológica y perspectiva de totalidad
Inicialmente es importante destacar los necesarios cuidados al reivindicar la
aproximación entre una determinada teoría social crítica (el marxismo – considerando su
diversidad y sus presupuestos) y una profesión de base conservadora que nace en
Latinoamérica en el inicio del siglo XX para administrar la cuestión social a partir de la
tensa e irreconciliable relación capital X trabajo que se desarrolla particularmente en
nuestros diferentes países latinoamericanos. Aunque sea absolutamente necesaria y
productiva esa interlocución, ella debe ser comprendida en el sentido exacto de que la
producción marxiana y de su tradición es útil para cuestionar los límites de una profesión
(de hecho insuprimibles), ofrecer una mirada de totalidad sobre el orden burgués y, con
base en esto, calificar críticamente la actuación teórico-práctica, ético-política y técnicoinstrumental del trabajador social. Por otro lado, el marxismo puede apropiarse de
importantes temas concretamente insertos en la dinámica de la realidad a partir del
trabajo profesional de los trabajadores sociales; es decir, las experiencias de Trabajo
Social pueden indicar – para los marxistas – demandas ontológicas (que tratan de la
producción y reproducción de la vida humana – en su sentido amplio), enfrentadas a partir
de la cuestión social y de sus múltiples formas de particularización en nuestro continente.
Como explicitó NETTO en un importante artículo publicado al final de la década de 1980,
al tratar de la interlocución entre la tradición marxista y el Trabajo Social,
“(…) Anima-me porque é um signo inconteste da pertinência contemporânea da
interlocução entre o Serviço Social e a tradição marxista, porque atesta que ela
possui um significado concreto para nós, porque assegura que a sua inserção no
debate profissional não é algo artificioso ou aleatório. Mas, igualmente, me
preocupa, porque pode induzir à falsa idéia de uma hegemonia da tradição marxista
no cenário profissinal – e não creio que este seja o quadro real (...)” (NETTO, 1989,
p. 100)
3
Las investigaciones, discusiones y acciones que han sido realizadas por los
grupos de estudios y de extensión universitaria anteriormente citados en las notas de
rodapié 1 y 2, han apuntado tres aspectos fundamentales que serán, ahora, desarrollados
en pocas líneas.
En primer lugar, es necesario insistir en una perspectiva ontológica y de
totalidad en todo proceso teórico-práctico que sustenta el trabajo profesional de los
trabajadores sociales (desde la formación hasta la intervención profesional – pasando por
la producción de conocimientos). Esto significa partir de demandas impuestas para el
Trabajo Social (sin aceptarlas en su forma inmediata) que, en realidad reflejan demandas
reales no solamente porque son presentadas cotidianamente para los trabajadores
sociales (a partir de los intereses hegemónicos del capital), si no, también y
principalmente, porque indican asuntos que tratan de la vida concreta (de la existencia) de
seres sociales que se constituyeron en una determinada historia y que viven en
determinada historicidad (por eso ontológicas)5. Sin una actitud de base ontológica
(teleológica – una finalidad intencionada) que piense el mundo real en que viven los
hombres (la sociedad burguesa madura en el inicio del siglo XXI con sus particularidades
latinoamericanas), no será posible adoptar un punto de vista de totalidad. Un abordaje a
partir de esa perspectiva, supone una relación de unidad-diversa entre la ontología (la
vida concreta de seres concretos) y la gnoseología (el proceso de conocimiento de la
realidad) en que el pensamiento parte concretamente de la realidad (de su dimensión
inmediata - singular), como pensar-concreto que reconstruye la “lógica de la cosa”
(MARX, 2005, p. 39 - 2) y revela sus mediaciones, sus múltiples conexiones particulares,
entre las determinaciones universales de una determinada sociedad y su forma singular
inmediatamente visible. Como dice LUKÁCS (1979, p. 28),
“(…) Marx, parte, ao contrário – pelo fato mesmo de pesquisar as conexões –, da
totalidade do ser, e busca apreendê-la em todas as suas intrincadas e múltiplas
relações, no grau da máxima aproximação possível. Onde a totalidade não é um
5
Vale destacar, aquí, para Marx, la centralidad de la categoría trabajo entendida como la primera for ma de praxis humana
establecida entre hombre-naturaleza (donde la naturaleza se humaniza y los hombres son transformados por un proceso
que se apropia de las propiedades mecánicas, físicas y químicas de las cosas, poniéndolas en movimiento y cambiando la
vida de ellos mismos – LUKÁCS, 1979, p. 16). Entre tanto, esta relación no se limita a su forma proletaria centrada
únicamente en el espacio de las fábricas (aunque, evidentemente, también contemple esa esfera – incluso en los días
actuales –, tendencia ya apuntada por MARX, 1969, 1984 – 2 y 1985). La complejidad del mundo del capital y su
reproducción en escala ampliada, ha generado formas particulares de trabajo, de (sub)contratación y de (sub)remuneración,
incluso para los trabajadores sociales (en el amplio circuito de reproducción metabolismo del capital – específicamente en el
gerenciamiento de las políticas sociales prioritariamente como trabajo improductivo). Evidentemente que sobre el reino del
capital, las potencialidades emancipadoras del trabajo son subsumidas – pero no eliminadas – por una forma de trabajo
alienado-extrañado y asalariado que limita el acto de creación y valoriza la pura supervivencia y la satisfacción de
carencias humanas mínimas (MARX, 2004, p. 79-90).
4
fato formal do pensamento, mas constitui a reprodução mental do realmente
existente, as categorias não são elementos de uma arquitetura hierárquica e
sistemática; ao contrário, são na realidade ‘formas de ser, determinações de
existência’6, elementos estruturais de complexos relativamente totais, reais,
dinâmicos, cujas inter-relações dinâmicas dão lugar a complexos cada vez mais
abrangentes, em sentido tanto extensivo quanto intensivo (...)”.
En segundo lugar, considerando los puntos indicados en el párrafo anterior,
es importante tener en cuenta que los trabajadores sociales lidian, cotidianamente, con
múltiplos desdoblamientos particulares de la cuestión social inmediatamente y
frecuentemente visibles como problemas y demandas únicamente personales-individuales
o, en la mejor de las hipótesis, como problemas resueltos por medio de acciones
sustentadas en principios sistémicos en que los conflictos pueden ser superados o
administrados por medio de una reorganización más eficiente del sistema7. Ciertamente
las individualidades están insertas en este contexto y elaboran sus respuestas buscando
acomodar sus demandas también subjetivas, pero esto ocurre sin eliminar las
insuperables condiciones objetivas sustentadas en la sociabilidad burguesa que se
particulariza y orienta la organización de la vida social de los hombres en los países
latinoamericanos. ¿Cómo, entre tanto, es posible insistir en esa dirección crítica
considerando el espacio restricto de una profesión que cotidianamente recibe demandas
comprometidas con la gestión de múltiples expresiones de la cuestión social
(IAMAMOTO, 2007) en un orden que genera y alimenta sistemáticamente desigualdades
sociales que descalifican la emancipación política e impiden la emancipación humana
(MARX, 2005, p. 42 - 1)? Aunque sea necesario reconocer que existen profundas
contradicciones entre una profesión que administra tensiones sociales en el capitalismo y
una teoría social comprometida exactamente con la crítica radical y la superación del
mundo del capital, este debate es fundamental para cuestionar radicalmente las causas
que reponen la necesidad social del Trabajo Social y de los motivos que la sustentan en
ese metabolismo como parte de su reproducción en escala ampliada (IAMAMOTO, 2007).
Nos lleva al máximo, por tanto, explicando el significado social de la profesión y poniendo
a los trabajadores sociales en sintonía – sin idealismos – con los intereses de los diversos
6
MARX, 1989, p. 415.
Esta discusión no es nueva aunque haya sido retomada y modernizada. Ciertamente las concepciones sistémicas no son
una simple extensión del positivismo de Augusto Comte y Èmile Durkheim o del funcionalismo norteamericano de Parsons
y Merton, pero la continuidad entre ellos es innegable. Basta pensar, por ejemplo, en la compleja noción como “red”, que
reivindica una intensa y minuciosa relación entre las partes para el equilibrio del todo. En este sentido, la tradicional
“disfunción” positivista se flexibiliza siendo capitalizada a favor del equilibrio sistémico.
7
5
segmentos de trabajadores explotados por el capital. Este compromiso, en realidad,
frecuentemente se concentra en las opciones individuales de los trabajadores sociales (la
insuperable y necesaria opción personal), pero puede también asumir formas más
complejas de organización en la categoría profesional involucrando determinadas
estrategias y acciones profesionales frecuentemente limitadas por la afirmación de
derechos (insuficiente en el sentido marxiano y marxista, pero no descartable en el amplio
proceso de lucha por una sociedad “para más allá del capital” – MÉSZÁROS, 2002).
Como indicó SILVA (2008, p. 46),
“(...) A realização de direitos pode ser útil à emancipação humana se as tensões
implícitas na composição deste tipo de emancipação política (seus limites e
possibilidades) forem forcejadas nas suas próprias contradições como direitos
abstratos (não reais – MARX, 2005 - 1). Assim, a emancipação humana não será
alcançada pela simples afirmação de direitos (abstratos e legalmente inscritos –
muito comum em países latino-americanos). Ao contrário, poderá se desenvolver
por meio de atitudes e ações permanentes que demonstrem as contradições não
apenas entre o que está previsto em lei e sua incoerência prática, mas, sobretudo,
contradições que revelam a incapacidade e a impossibilidade destes direitos
romperem com o criadouro da violência estrutural: a apropriação privada da
produção social (a propriedade privada). Evidentemente esta não é uma tarefa de
uma profissão, ou das profissões, já que elas estão limitadas por sua própria
natureza e alcance. Exigir delas esta tarefa é, no mínimo, insano. Porém, sem
qualquer concessão ao idealismo, é preciso sintonizá-las na direção da
emancipação humana que, por sua vez, evidentemente, extrapola os marcos das
profissões (...)”
En tercer lugar, aunque el Trabajo Social sea solamente una profesión
cuyos profesionales están sometidos a una determinada forma de trabajo abstracto
(IAMAMOTO, 2007), es importante discutir mecanismos que califiquen la actuación de los
trabajadores sociales teniendo en cuenta los innúmeros problemas y limitaciones de este
escenario. Por eso, es fundamental cuidar del proceso de formación profesional desde la
graduación hasta los niveles de postgrado (lato-sensu y estricto sensu), estimulando una
interlocución nacional entre las escuelas de trabajo social, entre los centros de formación
en nivel latinoamericano, bien como mecanismos que estimulen una aproximación de las
unidades universitarias con los trabajadores sociales en sus diferentes espacios socio-
6
ocupacionales. Hay que, por tanto, negar el “academicismo” y el “practicismo” (y con esto
no reforzar la ruptura socialmente establecida entre los que piensan y los que hacen),
valorizando los procesos que actúan para formar trabajadores sociales intelectuales
(teórico-prácticos). Se trata, ciertamente, de un trabajo inmenso, subversivo y colectivo
considerando las actuales condiciones de la enseñanza inclusive en Latinoamérica. Basta
observar el avance de los cursos de graduación a distancia y la precarización de los
cursos presenciales en nuestro continente. Las consecuencias han sido directas y
desastrosas: banalización, fragmentación y mercantilización de la formación profesional y,
con eso, el énfasis de un perfil únicamente operativo del Trabajo Social. En Brasil, a partir
de la Ley de Directrices y Bases (LDB – Ley Federal no. 9.394, de 20 de diciembre de
1996), la enseñanza a distancia ha crecido inmensamente también en el caso del Trabajo
Social. Enfrentar este escenario en la actualidad ha sido un gran desafío para los grupos y
entidades profesionales comprometidos con una formación integral, generalista y con la
perspectiva de la totalidad8.
No hay cualquier posibilidad de poner en movimiento una perspectiva
ontológica y de totalidad, sin calificar los trabajadores sociales que son los sujetos
privilegiados que ponen en movimiento las posibilidades concretamente insertas en la
realidad. Evidentemente que una apropiación empobrecida sobre la dinámica del mundo
material donde se inscribe el trabajo profesional del trabajador social (generada por un
déficit teórico-práctico o, simplemente, por un referencial teórico-metodológico que limita
la competencia profesional a una correcta aplicación de principios y reglas institucionales),
igualmente descalifica la profesión e imposibilita niveles más densos de actuación
capaces de intervenir críticamente sobre la dinámica de la vida social. Eso, ciertamente,
sintoniza la profesión y los profesionales en un campo únicamente comprometido con la
reproducción del orden muy lejos de cualquier análisis e intervención construida a partir
de una base ontológica sustentada en la perspectiva de la totalidad. Enfrentar este
escenario es fundamental para lidiar críticamente con tendencias que endosan la absoluta
fragmentación de la cuestión social o su extrema generalización. Como acuerda
IAMAMOTO (2007, p. 164),
“(…) Corre-se o risco de cair na pulverização e fragmentação das inúmeras
‘questões sociais”, atribuindo unilateralmente aos indivíduos e suas famílias a
8
Debe ser dado un destaque a estas importantes organizaciones en Brasil: La Asociación Brasileña de Enseñanza e
Investigación en Trabajo Social (ABEPSS), el Consejo Federal de Trabajo Social (CFESS), los Consejos Regionales de
Trabajo Social (CRESS) y las organizaciones estudiantiles.
7
responsabilidade pelas dificuldades vividas. Isso deriva na análise dos “problemas
sociais” como problemas do indivíduo isolado e da família (principal alvo dos
programas focalizados de combate à fome e à miséria), perdendo-se a dimensão
coletiva e o recorte de classe da questão social, isentando a sociedade de classes
da responsabilidade na produção das desigualdades sociais. (...) Outra armadilha é
aprisionar a análise em um discurso genérico, que redunda em uma visão unívoca e
indiferenciada da questão social, prisioneira das análises estruturais, segmentadas
da dinâmica conjuntural e da vida dos sujeitos sociais (...)”.
3. Apuntes finales para la continuidad del debate
Las discusiones brevemente planteadas en ese texto, revelan la existencia
de un momento extremamente delicado para el Trabajo Social y para los trabajadores
sociales en Latinoamérica: la voracidad del capital en los tiempos actuales impide, cada
vez más, la posibilidad de niveles crecientes de emancipación incluso aquellos más
restrictos a la emancipación política donde se ubica el campo de la afirmación de los
derechos. Eso, por supuesto, redefine la relación entre las demandas democráticas y las
posibilidades objetivas para que se viabilicen propuestas más consistentes capaces de
lidiar con las contradicciones insuperables entre capital y trabajo. Ciertamente que este
proceso repone las condiciones de reproducción ampliada del capital y, al mismo tiempo,
sus insolubles contradicciones que impactan la vida de la población por medio del
agravamiento de la cuestión social. Reorganiza, inevitablemente, el propio trabajo
profesional del los trabajadores sociales y su condición particular como obrero asalariado.
En ese escenario, los trabajadores sociales son compelidos a lidiar cotidianamente con
situaciones cada vez más complejas e insolubles (que mezclan dramas personales y
graves situaciones sociales), al mismo tiempo que sus propias condiciones objetivas para
lidiar teórica y prácticamente con ese contexto se quedan muy restrictas (expresión,
también, de la debilidad de las “políticas sociales” actualmente adoptadas). Por supuesto
no hay otro camino: es necesario insistir en una formación profesional comprometida con
una perspectiva ontológica sustentada en una perspectiva de totalidad. No es necesario
decir que el compromiso ético-político de cada trabajador social y de la categoría
profesional de los trabajadores sociales con la emancipación humana (aunque esta no
sea una tarea de una profesión, ciertamente), es una condición básica. Pero es
fundamental tener en cuenta que la emancipación humana no será realizada en el mundo
del capital. El constante debate con Marx y con su tradición (por lo menos aquella más
8
lúcida), incita los trabajadores sociales a una permanente rebeldía que debe contaminar el
trabajo profesional con todos sus límites. Para esto es importante que no caigamos en el
“canto de la serena” de que es posible humanizar el capital y armonizar sus
contradicciones en tiempos de “solidaridad ciudadana”.
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