COLEÇÃO VICINAL CAXIAS DO SUL Curador Gonzalo Pedraza Programa de Residências Artistas em Disponibilidades Projeto Pedagógico 7ª Bienal do Mercosul David Teniers II. La glería del archiduque Leopoldo Guillermo. (1647), óleo sobre cobre, 106 X 129 cm. Madrid, Museo del Prado (Fotografía: Museo del Prado, Madrid). Crónica de un viaje: Colección Vecinal en Caxias do Sul Empezar... Estudié historia del arte. Desde este espacio disciplinar, constantemente cuestioné la noción de “arte” que mis compañeros y yo adquiríamos a medida que estudiábamos textos, asistíamos a clases e investigábamos. Fuera del aula, trabajando en el mundo del “arte”, mis dudas se intensificaban: el concepto pasaba a ser algo concreto: reunía a un sinnúmero de sujetos y prácticas en una suerte de congregación que definía y delimitaba el “arte”. A pesar de que tanto en la universidad como en el sistema artístico local se enseñó siempre la manera de romper con la tradición, cuestión que hoy considero irresponsable, nunca logré tomar la distancia necesaria para comprender la estructura en que se posa la idea de Arte. El año 2004, presentamos junto a un grupo de artistas una muestra en “Galería Metropolitana”, una galería de arte contemporáneo situada en un sector periférico de la ciudad de Santiago. Era una exhibición que ponía en tela de juicio la labor del “curador”. Palabra ajena y extraña que, en ese momento, recién salido de la universidad, no tenía idea qué significaba. Posteriormente, presenté mi tesis de investigación para la carrera de historia del arte, en ella analizaba críticamente la Galería Metropolitana, me preguntaba si realmente había una relación con el público que la rodeaba, público tildado de “periférico”. Venir desde la historia del arte, ser curador primerizo y pensar la relación entre el “arte” y el público me sirvió para comprender desde una perspectiva particular la estructura del arte. Traté de atrapar este concepto en el proyecto “Colección Vecinal”. Colección Vecinal Santiago Este proyecto consistió en investigar las ideas en torno al “arte'`que poseían las personas que vivían alrededor de Galería Metropolitana. Para acercarnos a éstas, les pedimos aquello que, presente en sus hogares, consideraran una “obra de arte”. En esta búsqueda y recolección me acompañaron dos “co-curadoras”, mujeres que cumplían la función de pedir las obras a sus vecinos. Se les llamó co-curadoras debido a que ellas, a pesar de tener la obligación de pedir en todos los lugares, tenían también una orientación específica, acotando el proyecto a la red social que conocían. Recolectamos alrededor de 350 “obras de arte”, de más de 100 personas que se llamaron, para efectos de este proyecto: “coleccionistas”. A la hora de montar, el primer paso fue medir el espacio de la galería por completo, lo que nos dio un metraje cuadrado a llenar. Este espacio se cubrió con cuadros desde el suelo hasta el techo. Los cuadros se colgaron según el criterio de semejanza y diferencia, reuniendo tres géneros: Paisaje, Naturaleza muerta y Retrato. Cada género era un eje central y entre cada cuadro se elaboraban lecturas (intertextos). El resultado fue un gabinete de aficionado similar a los realizados durante el siglo XVII en Europa. Pienso, particularmente, en David Teniers II, quien pintó una serie de cuadros para el archiduque Leopoldo Guillermo. En esta serie, el pintor representaba habitaciones atestadas de cuadros que, uno al lado del otro, conformaban un guión (que podríamos considerar una “curaduría”). El intertexto, el diálogo entre cuadros, daba la posibilidad de armar una lectura para el público y hacía depender cada imagen de la contigua. Este modelo fue el que ayudó a construir visualmente Colección Vecinal, pero aquí el coleccionista no era el archiduque: el coleccionista se pluralizaba, eran los vecinos; aquí los objetos no eran codificados como obras de arte, ya que cada persona entregaba lo que ella por sí misma pensaba que era arte. En la inauguración la galería estaba repleta, todos los vecinos iban a ver su cuadro y cuando lo descubrían generaban sus propias lecturas en diálogo con la de la curadoría. El proyecto fue para todos los que participamos en él una experiencia muy compleja, ya que nos insinuaba incómodas preguntas. Puedo hablar de las mías: ¿Se puede ser curador sin artistas, ni “obras de arte”?, ¿existió en el gabinete de aficionado la idea de un sujeto que ordenara las obras y que cumpliera con lo que hoy conocemos con el nombre de curador?, ¿hay público específico, es decir, un público entendido frente a otro que no entiende? ¿Por qué los géneros menores funcionaron y fueron exitosos en este espacio?, ¿ocurriría lo mismo en otros lugares? La invitación La VII Bienal de Mercosur se interesó en el proyecto. Camilo Yañez se reunió conmigo en Santiago y me invitó a participar junto con la curadora del proyecto pedagógico, Marina de Caro. Me sorprendí. El proyecto había tomado cuerpo y más que ser yo el invitado, se invitaba algo que ya tenía un modo propio de funcionamiento, que no necesariamente era dependiente de quien lo armó, sino que al revés. El equipo del proyecto pedagógico, compuesto por la curadora, Mónica Hoff, Gabriela Silva y un grupo de productoras, estaba desarrollando todo el esquema de trabajo exigiendo un proceso de “traducción”. Se trataba de armar un modelo de trabajo para ser aplicado tanto en la Bienal como en las escuelas en que se debía trabajar. Lo preparamos. Surgieron problemas: no sabía dónde ir, cómo aplicar el proyecto; desconocía el idioma y tantas otras cosas que, literalmente, me nublaron. Este “no saber” me dio la distancia necesaria para leer la estructura de Colección Vecinal. La palabra “traducción” todavía resonaba. Colección Vecinal debía ser traducido a Coleção Vecinal. Solo el hecho de adquirir otro nombre ampliaba sus alcances y transformaba el proyecto original en otra cosa. Caxias do Sul: contexto visual Cuando llegué a Brasil, pensaba que nada llamaría mucho mi atención, que vería lo mismo que veo, a diario, en Chile. Obviamente no fue así. Pensar el porqué de mis prejuicios visuales y compararlos con la experiencia concreta de ver en otro lugar fueron dos asuntos que me ocuparon -y entretuvierondurante los días inmediatamente posteriores a mi llegada. Gracias a lo anterior, comprendí algo en extremo sencillo: el proyecto Colección Vecinal también tenía que ver con la visualidad, es decir, con lo que determinados espacios y relaciones sociales nos habitúan a ver. Esta cuestión no estaba resuelta en el gabinete anterior y ahora, aquí, podía resolverse; se me presentaba la oportunidad de ensayar un ejercicio, un avance de investigación in situ. Colección Vecinal dialogaba con las imágenes que se consumen constantemente en un determinado espacio, hipotéticamente, los cuadros que íbamos a encontrar tenían también la huella de lo que se “ve”, es decir, las imágenes se convierten en un resumen de los repertorios de lo que las personas están habituadas a experimentar visualmente. El lugar que elegí para concretar el proyecto fue Caxias do Sul. Su condición de ciudad, la migración y la posesión de lugares para la cultura me parecieron interesantes, no por la “densidad cultural” que estas características implican, sino más bien por lo divertido que sonaban al mezclar tres cosas que olían a un dejo europeo. Cuando llegamos quedé impactado. El proyecto se había realizado originalmente en un barrio, ahora estábamos hablando de una ciudad: la traducción era urgente. El proyecto comenzó con la búsqueda de un lugar para la exhibición. Recorrimos varios espacios y no encontramos ninguno que nos dejara conformes. Uno de los espacios de arte contemporáneo, llamado “Casa de la cultura” nos recibió; el espacio funcionaba perfectamente, sin embargo, la persona encargada nos dijo que era imposible montar allí Colección Vecinal debido a que el calendario estaba cerrado, que ellos más bien se preocupaban de los artistas locales, que el proyecto era “bonito”, pero no se podía. Después de sus breves palabras, le preguntó el nombre a la productora que me acompañaba –Adauany Zimovsky– y quedó fascinado con su ascendencia europea. Esta cuestión no deja de tener un subtexto interesante: primero, por la incapacidad de comprender, desde el arte contemporáneo, un proyecto que parece de otra época; y, segundo, por la fijación racial. El personaje era un “representante del arte” y bajo ese sesgo dio dos claves: no se entendía el proyecto y Caxias do Sul tenía ganas de ser europea. El gabinete no debía efectuarse en una galería de arte (como lo fue en Santiago). Debíamos buscar otro espacio que también estuviera en línea con la traducción, es decir, con la transformación del modelo original. Caminamos por las calles, inmediatamente lo racial llamó nuestra atención: todos parecían italianos y las personas de otras razas no “existían”. Eran “gringos”. Todo funcionaba perfecto, las horas se respetaban, los lugares eran limpios, la comida se basaba en pastas y se escuchaba en todas las esquinas un sonsonete muy parecido al italiano. En esta primera parte, se estudió el “contexto visual” de Caxias do Sul con el objetivo de aproximarse a lo que las personas perciben en un determinado espacio, no exclusivamente lo que ven, sino que también aquello que escuchan, huelen y palpan en lo denominado geográficamente Caxias do Sul. Las imágenes que obtuvimos fueron diversas, se percibía en el ambiente el factor racial, lo religioso –la lucha entre arcángeles y demonios–, los maniquíes gordos, la publicidad que se confundía con la realidad. Una imagen digna de mención aparte era la uva. En todas partes encontrábamos este fruto: en el suelo, en los taxis, pintadas en los muros. Caxias do Sul tenía su propia fiesta una vez al año: la fiesta de la uva. Desde 1932 se celebraba y representaba la estadía y conquista de la tierra por parte del migrante capaz de crear un signo “fruto” de su esfuerzo. Era un carnaval a la “caxiense”, y se preparaba no solo en términos de gestión, sino que además visualmente, creando un inconciente óptico para los habitantes. Este ejercicio de ver la ciudad a través de recorridos transformó la idea del gabinete común en una especie de “gabinete visual” que reunió en la memoria una variada gama de elementos que eran clasificados para comprender el contexto visual de Caxias do Sul. Nos había ido mal con la galería de arte contemporáneo. Fuimos entonces al Museo y vimos su colección. Esta palabra ya nos entregaba una clave. El proyecto Colección Vecinal se basa en el estudio histórico de los modos en que se ponen en escena elementos diversos en un determinado espacio. Los gabinetes eran, en un principio, salas insertas en los hogares de sujetos con gran poder económico y político, en donde reunían objetos e imágenes provenientes de variados lugares del mundo. Su apertura al público constituyó lo que hoy conocemos como museos. Caxias do Sul tenía el suyo y la curaduría parecía una instalación de arte contemporáneo. Bastaba caminar un poco para que aparecieran objetos propios de la migración italiana como baúles, muebles, herramientas, en fin, un sinnúmero de cosas que Imágenes de la “uva” / Caxias do Sul Iglesia San Pelegrino Contexto visual Caxias do Sul dialogaban con la idea del viaje y la instalación en un lugar. Acompañaban a los objetos las imágenes –tamaño natural– de algunos de los primeros migrantes: presenciábamos un juego entre la realidad y la ficción que nos dejaba en claro la influencia e importancia que tenían estos sujetos venidos de fuera. En la sala de arte nos encontramos con una pieza extraordinaria: “La pieta del gallinero¨, una traducción de la pietà de Miguel Ángel, hallada en un gallinero. La obra era como el proyecto: viajó, se tradujo, mutó y se convirtió en otra cosa, que, a pesar de lo anterior, continuaba siguiendo su primer modelo. La materialidad –madera– y la construcción de cuerpos –una virgen gigante y un niño desprotegido que se cobija plenamente en ella– hablaban también de una migración; la madre de madera provenía de la tierra y era capaz de sostener sin problemas al niño, es decir, funcionaba como un ente protector frente a las inclemencias de un nuevo territorio. Pudimos observar otras vírgenes, todas nos parecieron, de forma intrigante, similares en su fisonomía: toscas, de espaldas anchas y brazos fuertes, sus pies reventaban demonios y sus brazos sostenían –como si nada– el cuerpo de Jesús. En las salas siguientes vimos la misma dirección curatorial: el migrante en su espacio cotidiano, el rol de género materializado en la recreación de cocinas de tres clases distintas, finalizando el recorrido en la sala de fotografía. El último eslabón era la sala de exposiciones temporales en la cual Colección Vecinal, finalmente, se desarrolló. Nos pareció el lugar ideal por el simple hecho de que el proyecto dialogaba directamente con la colección del Museo, y también gracias a la visión de Gessi, encargada de archivos, quien vislumbró su alcance y comprendió perfectamente la relación entre el patrimonio material y las imágenes de Caxias. Ahora bien, el gabinete temporal tenía un grave problema con la colección del Museo. Otra vez Caxias do Sul quería ser europea, en ningún momento encontramos alguna pieza que nos diera indicios de las primeras poblaciones indígenas o la llegada de razas negras; todo volvía a ser como antes, si el arte contemporáneo poco entendía el proyecto, aquí una curaduría permanente omitía una historia que circulaba de todos modos. El proyecto tomaba un cariz complejo, se debía enfrentar –en su temporalidad– a la permanencia de una idea. “La pietà del gallinero”. Madera, Museo Municipal Caxias do Sul. Imágenes Museo Municipal Caxias do Sul Imágenes Museo Municipal Caxias do Sul Co-curadores: la lucha por la representación Al igual que en Santiago, necesitábamos co-curadores que buscaran obras. Al estar frente a una ciudad –en contraposición a un “barrio” como había sucedido en Chile–, la mejor solución fue conformar un grupo de 20 curadores de diversas clases sociales, géneros, orientaciones sexuales, ideas políticas e influencia social, al punto de extraer las diversas tipologías que ofrece una ciudad. Conocimos a cada uno por diferentes motivos y en distintas circunstancias, a los jóvenes en un bar, a los adultos por contactos con la Secretaría de la Cultura, a otros por simples casualidades y afortunadas coincidencias. La distensión propia de un local nocturno o los espacios más formales entregaban también una dirección. Cada co-curador, revisando el proyecto con distancia, fue clave: representaban un espacio y podían recolectar –pensé en un principio– lo que su propio radio les sugeriría. Esto no fue tan así, ser curador para un proyecto de la Bienal de Mercosur en las afueras de Porto Alegre era algo muy importante para quienes participaban, era entregar el poder de representación no solo de su radio, sino de las ideas que ellos mismos deseaban incluir. Carine Soares y Elvino Santos nos mostraron una cara de Caxias bien compleja, ambos gestores de proyectos relacionados con el arte y la periferia nos contactaron con un grupo de personas a las que no teníamos posibilidad de acceso. Mostraron la intención y preocupación por insertar lo que en cierta medida estaba fuera: si Caxias quería ser Europea en un primer momento, ellos trataban de que fuera heterogénea. Sus contactos eran personas de descendencias no europeas y cada uno nos hablaba de manera muy compleja sobre la representación. Rudi –dj de hip hop que también participó como co-curador– junto con sus amigos, Felipe y Brasilia, nos señalaron la importancia de insertarse y activar ciertas ideas desde la cultura hip hop; para ellos la representación era algo así como la posibilidad concreta de hacerse presentes dentro de una historia que los ha pensado, la mayoría de las veces, ausentes. Margarete –cocuradora que trabaja como artesana de la plaza central– nos prestó una de sus fotos en donde decía “Raina”, torpemente le dije: “¡De la uva!”, a lo que respondió: “No, de la samba...” y apuntó, con su mirada y su índice, el color de su piel. Los co-curadores disputaban un espacio en el gabinete, es decir, un lugar para la representación. Notable fue el caso de otros dos cocuradores: Nana Corte y Ramón Tissot, artista visual e historiador, respectivamente, se preocuparon de llevarnos a los sectores más precarios de la ciudad. Conocían a todos sus habitantes y se vinculaban de manera relajada y haciendo gala de un gran sentido del humor (tenían la delicadeza e inteligencia de reírse de todo y no caían en la típica actitud de “mesianismo” frente al “otro”). Sus formaciones y vínculos sociales no limitaban su radio, al contrario, desde ese lugar lo potenciaban y expandían; muchos hicieron lo mismo. Otros se limitaron a su grupo: pidieron cuadros a personas de su misma clase e importancia social, eran los curadores, y tenían todo el derecho también de autorepresentarse. Un dato no menor fue la búsqueda de “arte”, ya que en Caxias varias personas manejaban este término y habían objetos que eran codificados como “artísticos” –en el sentido de que la institución, la crítica y los espacios podrían identificarlos desde esa perspectiva. Los co-curadores que compartían y aplicaban esta noción incluyeron estos objetos y sujetos en sus recorridos. Otros no, al considerar el proyecto como algo más “naif” (y casi “primitivo”) que tenía que ver más con el valor emocional que con el “artístico”. Los recorridos fueron disímiles, al tiempo que surgían posibilidades y se abrían puertas se cancelaban y cerraban otras; probablemente hubo confusiones, los co-curadores entendieron de distinto modo los objetivos del proyecto; en fin, el podio del arte fue móvil, difuso, al tiempo que unos objetos subían a este, otros descendían, las categorías nunca fueron homogéneas. Esta lucha por la representación dio varios resultados, los cuales, materializados en obras, generaron Colección Vecinal en Caxias do Sul. Alex Pires Sheila Zago Felipe Esteves Rosa do Carmo Fonseca Carine Turelly e Elvino Santos Osmar Ferreira Mona Carvalho Margarete Rodrigues Giovana Grison Janete Kriger e Lissandro Stallivieri Nathália Bianchi DJ Hood Maria Helena Sartori Alessandra Baldissarelli Jonathan Oliveira Nana Corte e Ramon Tissot Clarissa Daneluz NAVI Coleccionistas Cocuradores y coleccionistas Caxias do Sul Cocuradores y coleccionistas Caxias do Sul Coleção Vecinal: Caxias do Sul Cuando terminamos de contactar a todos los participantes del proyecto, implementar las búsquedas y realizar diversas charlas, volví a Chile. Cada cocurador continuó su trabajo en Brasil y nos coordinamos, vía e-mail, para intercambiar las imágenes electrónicas de los cuadros. En Caxias, la productora Spaguetti filmes realizó un documental sobre la búsqueda de cuadros, tuvimos varias reuniones con ellos y se les entregó una pauta específica a seguir, era importante entender el proceso y el material visual que éste generaba. A diferencia de Santiago, aquí se mostró a través de una imagen proyectada lo sucedido en los recorridos. En Santiago armamos, junto a la diseñadora Camila Rubio, el gabinete a escala. Nos topamos con varios problemas. Habían obras de formatos tremendos, otras muy pequeñas (fotografías, por ejemplo), otras que no se sabía qué eran. Tal como sucedió en el gabinete anterior, se realizó la curaduría y el estudio de colección según el criterio de semejanza y diferencia. El resultado nos sorprendió: las obras se agruparon según los criterios de los géneros menores, tal como en el primer gabinete. El Paisaje, el Retrato y la Naturaleza muerta fueron los ejes dominantes de cada grupo, y se dispuso en un muro específico cada uno de ellos, con la salvedad del Retrato, que acaparó dos muros. Este último dato es interesante, en Chile el grupo que contuvo más cuadros fue el Paisaje. No quisiera arriesgarme con una hipótesis, pero sí me gustaría hacer notar que probablemente se establecen relaciones entre géneros pictóricos y la identidad cultural de grupos sociales que comparten un espacio geográfico determinado. Cuando llegué a Caxias por segunda vez, habían alrededor de 300 cuadros esperando. Debíamos ordenar según la maqueta, pero ésta nos traicionó. Algunos cuadros tenían otras medidas, por tanto era necesario rearmar cada conjunto. Si bien este proceso de conjunción se basa en la relación entre las imágenes, también hay un factor material que lo delimita. El montaje fue notable, a pesar de que las relaciones eran rigurosas y no debían cambiarse, el problema fue solucionado gracias a varias personas que entregaron su experticia. Nos ayudaron quienes trabajan en el museo (Mary, Marcia y Gessi), cada una de ellas entregó información esencial: al ser testigos constantes del patrimonio visual de Caxias do Sul, daban indicaciones y señalaban la pertinencia o no de ciertas relaciones entre los objetos. En estos diálogos, también intervinieron los montajistas, Daufrey dispuso una verdadera “clínica” para las obras. En un mesón instaló las herramientas y cada vez que un cuadro era imposible de colgar o presentaba algún problema, era recostado y rearmado por uno de sus ayudantes. También ellos nos ayudaban en la disposición de los cuadros, puesto que al momento de colgarlos las condiciones cambiaban al manifestarse la materialidad de cada objeto. Por último, participaron Carine y Adauany, con ellas me era más difícil dialogar respecto al montaje de cuadros debido a que cada una era formada en artes visuales y tal visor “cultural” era complejo de articular en un proyecto que, a veces, huye de esta formación, y que, en efecto, vive en constante lucha con el historiador del “arte”. La Naturaleza muerta fue el primer muro que montamos. En este muro dispusimos animales, objetos sobre mesas y flores, también cuadros “abstractos”, que en la medida que eran reunidos con las pinturas de flores cambiaban su codificación. Este motivo fue central, ya que al aparecer junto a mujeres funcionó como pivote para el segundo grupo: el Retrato. Partimos con el retrato femenino, comparando la disposición de los rostros en el cuadro, cada pose era tensada por un grupo de mujeres de diversa índole (una mujer de color, un retrato “holandés” o la espectacular madame de Caxias do Sul). Posteriormente los cuerpos: de la virgen, de la samba, los desnudos. Éstos se conectaban con la familia, pasaban por los niños hasta llegar al retrato masculino. El grupo de cuadros que funcionó como pivote fue el de San MIguel matando al demonio –imagen presente en la mayoría de las casas que visité–, un cuadro plano de color rojo arriba y un cuadro matérico del mismo color abajo eran los ejes centrales que daban el paso a la masculinidad, pero de hombres de raza negra. El museo adquiría otro cariz al incluir la imagen de sujetos presentes en el espacio de Caxias do Sul y que no necesariamente pertenecían a la historia oficial de la representación del lugar. Los cuadros de la “masculinidad” daban a los cuadros del Paisaje, como si la historia de la colonización se basara en la conjunción de estos dos factores: el hombre y el paisaje natural. El grupo partía por el agua, pasando por la tierra y la casa de campo hasta llegar a la ciudad. Éstas últimas comenzaron a abstraerse a tal punto que la serie finalizó con todos los cuadros considerados “abstractos” y que, junto con los paisajes, se codificaban del mismo modo; no hay que olvidar que este “movimiento” también ha tenido una historia masculina. Además del gabinete, se proyectó en la primera sala el documental, generando un gran cuadro que daba testimonio de las búsquedas. Para la inauguración pensé que sería interesante cerrar la entrada directa para así crear un circuito que obligara al espectador a caminar por toda la colección del Museo de Caxias. Ser testigo del enfrentamiento entre lo permanente del Museo y la fugacidad del proyecto era fundamental, el patrimonio material del Museo debía unirse al patrimonio visual de todos los sujetos participantes. Quien no conocía con anterioridad su Museo, podía conocerlo ahora. A la directora no le gustó la idea, nunca entendí por qué motivo. Quizás este disgusto manifestaba el rechazo a la disputa –ahora palpable– entre dos colecciones, a fin de cuentas, entre modos distintos de representar. Al momento de la inauguración estábamos casi todos reunidos. Las personas del Museo, los amigos, los co-curadores, los coleccionistas, y, por supuesto, los curiosos. Se leyó un discurso y desde el espacio en que estaba pude notar la distracción que causaba el gabinete, no sé si la concurrencia nos habrá escuchado (sinceramente, la situación era muy divertida). La plaga de cuadros era impactante, todos se movían, discutían, adivinaban de quién era. Tal como sucedió en Santiago, las personas se convertían en espectadores activos, daban la espalda al evento social que es una inauguración. Al momento de hablar, afirmé que lo más interesante del proyecto sucede en el momento en que se expone, porque se genera una performance: en la sala temporal del Museo estaban reunidas personas que jamás se encuentran, que jamás comparten, que ni siquiera se miran. Si bien el gabinete tiene como objetivo reunir objetos distantes creando una suerte de guión entre ellos –hipótesis inicial del proyecto al considerarse éste una “curaduría”–, estos no se relacionan en sí, dado que materializan las distancias sociales y culturales. El proyecto podía caer en el puro mesianismo, es decir, pretender “cambiar las cosas” en un lugar solo con su llegada. No creo para nada en esto. Lo que sí me queda claro, y he ahí su vínculo con el proceso de colonización, es la capacidad de transformación que lleva en sí el viaje. Llevar un modelo a otro lugar produce variaciones tanto para quienes lo reciben como para quienes lo entregan. Colección Vecinal en Caxias do Sul se transformó en otra cosa (su nombre se tradujo), entonces se visibilizó que las imágenes tienen materia, que son testimonios visuales de lo que un determinado grupo percibe, que los procesos de colonización no acaban, que son “permanentes”. Finalizar con algo que no acabó es parte esencial del proyecto: espero que todos los que participamos hayamos sufrido algún tipo de mutación. COLEÇÃO VICINAL CAXIAS DO SUL COLECCION VECINAL, PARED 1 (Naturaleza muerta) COLECCION VECINAL PARED 2 (Retrato) COLECCION VECINAL PARED 3 (Retrato) COLECCION VECINAL PARED 4 (Paisaje) Inauguración / Participantes Mediadores: Tânia Silvestre Gelson da Silva Soares Luciana Lain Leandro dos Passos Las escuelas En la VII Bienal de Mercosur, Marina de Caro, curadora del área pedagógica, seleccionó un grupo de proyectos en América Latina, con alto capital pedagógico, para ser aplicado en las escuelas de los espacios a los que nos dirigíamos. En la conferencia a profesores y mediadores presenté el proyecto tal como lo había hecho en Santiago, expliqué que Colección Vecinal no enseñaba arte, sino que se apuntaba a comprender y sociabilizar lo que las personas consideraban “arte”. Era una investigación que precedía directamente este enunciado, siendo el “arte” materia para trabajar. En esa charla un grupo de profesoras de Portão me contactó y aplicó el proyecto en su escuela, lo tradujeron y crearon diversos métodos de trabajo, lograron vincular objetos con historias del “arte”. En Caxias do Sul fue bien complicado, cuando llegamos la gripe porcina tenía colapsado el sistema, no habían alumnos. Frente a esta situación la Secretaría de Educación nos prestó ayuda. Contactamos a un grupo de profesores a los que se les ofreció una charla, en ésta se analizó el consumo visual de los estudiantes y cómo este proyecto podía generar reflexión en torno a las imágenes. Los profesores de arte debían guiar el proceso explicando a los alumnos que “arte” era lo que un limitado grupo de personas entendían, y que, al pedir una “obra de arte” a diversas personas, se materializaban sus ideas y se ponía en entredicho las anteriores. Cinco escuelas quisieron participar, y a mi llegada, posterior a la inauguración, fuimos a ver sus propuestas. Cada escuela decidió quiénes serían los curadores, ellos debían efectuar el mismo proceso descrito anteriormente, pedir la “obra de arte” de sus compañeros para posteriormente analizarla y montarla según el modelo de gabinete de aficionado. Cada escuela respondió de manera sorprendente, se generaron diálogos que eran propicios para el proyecto. Curadores desde siete hasta quince años produjeron gabinetes y discutieron el criterio de clasificación. Recuerdo especialmente una de estas conversaciones: un estudiante de ocho años señaló que con el proyecto había comprendido que arte era lo que una persona decidía, y que ellos aprendían arte en la escuela según lo que alguien dijo alguna una vez. Quedó claro para todos que cualquiera es curador, es decir, todos podemos realizar un ejercicio de asociación entre cosas. Desde esta práctica se puede generar un entendimiento visual complementario a la enseñanza de arte, una forma de aprehender que, antes que asumirse como fiel a un modelo preestablecido, podría escaparse y situarse antes: ayudar a comprender que arte, como dijo el niño de ocho años, es lo que un grupo decide y que no necesariamente debemos estar todos de acuerdo. Gonzalo Pedraza Historiador del arte CO-CURADORES: Alessandra Baldissareli, Alex Pires, Carine Turelly, Clarissa Daneluz, DJ Hood, Elvino Santos, Felipe Esteves, Giovana Grison, Janete Kriger, Jonathan Oliveira, Lissandro Stallivieri, Margarete Rodrigues, Maria Helena Sartori, Mona Carvalho, Nana Corte, Natália Bianchi, NAVI, Osmar Ferreira, Ramon Tisott, Rosa do Carmo Fonseca, Sheila Zago Cetec - Centro Tecnológico Universidade de Caxias do Sul: Vittorio Venturini Gelain, Júlia Mazzocchi, Julia Costamilan Winkler, Jéssica da Silva Leme, Juliana Troian Pulita, Matheus Ferreira Machado, Marina Lazarotto de Andrade, Luiza Fedrizzi Demoliner PROFESSORA: Stela Maris de Oliveira EEEF Ismael Chaves Barcillos: Morgana Lima de Oliveira, Darlan de Lima, Vinícius Battassini Erlo, Felipe Marcolin PROFESSORA: Kelen Ricardo dos Reis EMEF José Protázio Soares de Souza: Juliane de Aguiar dos Santos, Michele de Souza Santos, Samuel da Silva Moreira, Tainara de Oliveira, Tuany Pirolli da Rosa PROFESSORA: Carmen Lúcia Capra EMEF Villa Lobos: Abigail Duarte Machado, Alisson de Melo, Érika da Silveira Trisch, Éverson dos Santos, Souza, Níkolas Michel dos Santos Souza, Thais Pinto Künzel PROFESSORA: Isadora Demoliner EMEF Jardelino Ramos: Bruna da Silva, Francini dos Santos, Ana Paula Roloff Bertoldi, Evelize Leoncio, Josifer Carvalho Fernandes, Matheus Moraes de Vargas PROFESSORA: Maira Paludo Nardi EMEF Santo Antônio (Portão): Educação Infantil A: Ágata de Oliveira, Aesha Eduarda Dias da Silveira, Andrieli Ferreira da Silva, Brenda de Lima Martins, Brenda Mariotti, Fabiana Zanardi Bortolatto, Giovanna Lottermann da Silva, Guilherme Guimarães da Silva, Hérica Luisa da Silva, Júlia M. da Silva, Kailene Sabrine Pacheco, Kimberly de Souza Nunes, Lucas de Oliveira Roese, Matheus Martins Braga, Paola da Rosa Petry, Ricardo Augusto da Conceição, Vitor Eduardo Silva Rodrigues, Wesley Ramos Fernandes, Wilhan de Souza Vargas Alunos do 3° ano: Álisson Patrick da Cruz Marques, Amanda Andrieli da Silva, Ana Júlia Padilha Vagner, Betina Neis, Camila da Silva Santos, Eduarda Pereira de Aguiar, Francieli Andrade Ribeiro, Igor da Silva Dall Agnol, Jaíne Francieli dos Santos, Jéferson da Silva Frey, Marcos Winícius Vargas da Rocha, Maria Christina Caldas Rübenich, Morgana Luside Machado da Costa, Nathália Strada de Souza, Roberta Alves dos Santos, Roger Patrik Mattje, Tairine Suali de Oliveira, Vinícius Eduardo Donel Alunos da 4ª série: Alan Gustavo Dieterich, Caroline Rodrigues da Silva, Djonathan Fabiano Fritzen, Eduarda Franciele Flores, Emanuelly Araújo de Oliveira, Fabíola de França Gomes, Francine Andrade Ribeiro, Gabriel Souza Pereira,Itamar Bueno Filho, Iuri Pereira da Rosa, Jaqueline de Oliveira, Laura Isabel dos Santos Flores, Lucas da Silva Fleck, Lucas Müller Schneider, Matheus Steffens Morschel, Mikael Araújo de Sá, Pámela Beatriz Trindade Rodrigues, Rodrigo Hernesto Coitinho Ortiz, Samanta Ciceri de Souza, Thalis de Simas Koller, Tuane Gabriela da Rosa de Souza, Vitória Escandiel Leal PROFESSORAS: Claudete Brandolt Rocha e Rosângela Engel dos Santos Linck COLECIONISTAS: Adélia Cabral dos Santos, Adilce Luchtemberg, Adriano Vieira Dias, Aline Aparecida Reis da Rosa, Amélia e Virgínia Zago, Ana Elisia Costa, Ana Paula Ramos da Silva, Ana Paula Trevisan Canalli, Angelina de Fatima Fonseca Paim, Annita Maria Rossato Ávila da Silva, Arcângelo Zorzi (Maneco), Beatriz Boff, Beatriz Guerra, Carlinhos Santos, Caroline Varta, Celso Bordignon, Charlene Uez, Clarissa Rossi, Claudia Tondo Tissot, Cristiane Marcante, Danilo e Adélia Nicolini, Davi de Souza, David Alves Noronha da Silva, Douglas Trancoso, Ecilda Camargo Pinto, Elania Brollo, Elisabeth Ana Schuartz, Elisana da Silva Costa, Elisandra Uznanski, Elisangela da Silva Ribas, Elóa Esteves, Erinton Aver Moraes, Estela Rasador, Eunice Zago, Euto Gionei da Silva, Fábio Borges da Costa, Fernando Santos da Cruz, Franco Dallago, Gabriela Zanol, Gelci Vargas de Souza, Gelsi P. Frank, Giovana Mazzochi, Gisela Bräutigam Brugger, Gustavo Bremm, Gustavo Camargo, Ilves Maria Teixeira, I´ndio, Janaína De Carli, Jandira Lúcia Mutterle Fiorini, Jane Denise A. Noronha da Silva, Janira dos Santos, Januária de Oliveira de Deus, Jovelino de Souza, Juliana Dalbosco, Karem Roberta Sartor dos Santos, Kátia Salib, Leci Almeida, Lecí Teresinha da Silva Silveira, Lenira Scararantti Bremm, Lenita Vidor, Lourdes Froehlich, Luis Antonio de Melo Reis, Manoel Sebastião Fonseca Paim, Mara Zanotto, Mara Lúcia Pereira de Oliveira, Márcia Dallago, Márcia Elisa Neumann Gonçalves, Márcia Garbin, Márcia Jaqueline Oliveira Padilha, Márcia Pinto da Silva, Mari Joana Scherner e Jauner Renê de Oliveira, Maria Celita P. Torres, Maria de Lurdes Fontana Grison, Maria Helena Maragno Formolo, Maria Henriqueta dos Santos, Maria Joana Ferreira de Macedo, Maria João de Azevedo, Maria José Dornelles, Maria Lúcia Zanotti Rech, Maria Madalena Skalaudi Dini, Maria Margarete Rodrigues, Marizete Raimann, Marília Pivotto, Marlene de Fátima da Silva Vieira, Marli Salete de Oliveira, Matheus Ferreira, Mila Magnabosco, Milena B. Sartori, Nair Elisabete Gatelli Frizzo, Nedi Vieira Loch, Neiva Sartori, Nivaldo Pereira, Nives Maria Barazzetti Gazola, Pablo Mendes, Patrícia Costa, Paulo Rogério S. Zabala, Paulo Sérgio Oliveira, Rogério dos Santos, Rosa do Carmo Fonseca, Rudimar Souza Camargo, Sergio Lopes, Sheila Zago, Simone Ângela Cortelletti, Silvania Cesa Paladini, Sonia Viganó, Suzana Porto da Rocha Wisintainer e Dirceu Wisintainer, Tânia Márcia Trintinaglia Bovo, Tânia Aparecida Pinto Rosa, Thaís Maria Gazolla Zanettini, Veroni Beatriz de Césaro, Viviane Pasqual, Walter Alfons Josef Brugger e Zola Guidalle De Carli CV Gonzalo Pedraza (Santiago, 1982) Historiador del arte, Licenciado en Teoría e Historia del arte y candidato a Magíster en Estudios Latinoamericanos, Universidad de Chile. Entre sus últimos trabajos: Curaduría exhibición CHILLE de Yoshua Okón, Galería Gabriela Mistral (Santiago, 2009); y editor “De la cocacola al arte boludo” de Luis Camnitzer, Editorial Metales Pesados (Santiago, 2009). [email protected] AGRADECIMIENTOS: Agradecemos enormemente la invitación a la curadora del proyecto pedagógico Marina de Caro y los curadores generales de la 7ª Bienal de Mercosur Camilo Yañez y Victoria Noorthoorn. Al equipo pedagógico, Mônica Hoff y Gabriela Silva, especialmente a la excelente productora y amiga Adauany Zimovski. A la Secretaria de la Cultura de Caxias do Sul, Secretario Antonio Feldmann, y al alcalde José Ivo Sartori y su esposa Maria Helena Sartori. A grandes amigos como Carine Soares y Elvino Santos. A las personas del Museo: Liliana Maria Alberti Henrichs, Gessi Toledo de Almeida, Marizete Elisa Raimann y Márcia Helena Maciel Dall’ago. A la ayuda de NAVI y Mara de Carli. A Ramón Tissot y Nana Corte. A la Secretaria de Educación, Cátia Giustina y Mara Weber. A la UCS - Universidade de Caxias do Sul y Mara Galvani. A todos los cocuradores, coleccionistas y personas que nos ayudaron¡ COLEÇÃO VICINAL CAXIAS DO SUL Curador Gonzalo Pedraza Organização do original Gonzalo Pedraza e Adauany Zimovski Produção do projeto e da publicação Adauany Zimovski Projeto Gráfico Gonzalo Pedraza Diagramação Sandro Ka Fotografia Janete Kriger Mário André Coelho Adauany Zimovski