Demografía histórica de la familia esclava y el empleo de métodos estocásticos∗ Carlos Eduardo Valencia Villa♣ Palavras-chave: Demografia –Esclavitud -Río de Janeiro Resumen: La demografía histórica ha asumido durante décadas el problema de la composición familiar en épocas pre-estadísticas. Para tal cosa, se han usado diversidad de técnicas de investigación y se han empleado innumerables fuentes de información, entre ellas la inferencia estocástica, entendida como el cálculo de estructuras de probabilidad para las variables demográficas de las familias. Esta herramienta ha resultado de vital importancia para resolver las limitaciones que tienen las descripciones estadísticas y los modelos deterministas. Sin embargo, su uso aun continúa limitado y son pocas las investigaciones en historia que recurren a ella. En ese sentido, esta ponencia propone el empleo de técnicas estocásticas para avanzar en el conocimiento de la familia esclava más allá de la pura descripción que permiten las fuentes, sobre todo por la vía de la inferencia a partir de la información encontrada en el análisis directo de los documentos. En particular, el texto usa como ejemplo el cálculo de las estructuras de probabilidad para los patrones de endogamia-exogamia entre los esclavos y manumitidos de Río de Janeiro en el siglo XIX, usando 17.650 cartas de libertad para manumitidos y 4.072 registros de esclavos urbanos. ∗ “Trabalho apresentado no XVI Encontro Nacional de Estudos Populacionais, ABEP, realizado em CaxambúMG – Brasil, de 29 de setembro a 03 de outubro de 2008” ♣ Estudante de doutorado da Universidade Federal Fluminense, Niterói- Brasil. Demografía histórica de la familia esclava y el empleo de métodos estocásticos Carlos Eduardo Valencia Villa 1. Métodos estocásticos y demografía Una de la razones principales por la que fue sentenciado a muerte Sadam Husein fue el extermino sistemático de los kurdos que habitaban al norte Irak. Esa persecución a los kurdos fue uno de los hechos políticos más relevantes del último cuarto del siglo XX y todo parece indicar que lo continuará siendo en estas primeras décadas del siglo XXI. Las acciones que se llevaron a cabo contra ellos no sólo fueron el desplazamiento forzoso, la violencia generalizada y el ataque a sus asentamientos; también se buscó sistemáticamente eliminar los registros estadísticos sobre su población. Una de las ideas del régimen de Husein era la completa integración de los kurdos dentro de la nación iraquí y como es evidente, una de las manifestaciones de tal asimilación era borrar su presencia de los registros demográficos oficiales. Sin embargo, con la caída del régimen y la ocupación norteamericana, los kurdos iraquíes son percibidos cómo un pueblo distinto a las naciones árabes y por tanto su demografía debe ser recuperada. Esto ha implicado un reto importante para la demografía histórica de períodos recientes en tanto las fuentes directas para la construcción de las series no están disponibles. Por supuesto que en este caso la demografía histórica es subsidiaria de los debates políticos. Eso no tiene nada de excepcional, generalmente ha sido así y las fuentes han sido construidas para las necesidades y aspiraciones de su tiempo y no para facilitarle la vida a los historiadores. Es más, sabemos que la situación kurda no es excepcional. Son millares de comunidades que han sido borradas, o recuperadas, en los registros oficiales de población dependiendo de las oscilaciones de las relaciones políticas. Pero ni siquiera se podría explicar únicamente como consecuencia de los avatares políticos. Son aun mayores las comunidades de las que no tenemos registros por razones más simples como la falta de recursos, la decidía o el desinterés. Lo cual es aún más relevante cuando hablamos de grupos humanos de pasados menos recientes, para los cuales los móviles de los registros demográficos eran sustancialmente distintos a los que tenemos en la actualidad. Siendo ese el caso de los grupos africanos esclavos en las américas. Todos sabemos lo difícil que ha sido la reconstrucción de los volúmenes de la trata negrera entre África y América; y más aún la construcción de los índices demográficos básicos de esa población tales como la tasa de fertilidad o de mortalidad. En ese sentido el reto metodológico de la construcción de las pirámides demográficas kurdas para el último cuarto del siglo XX en Irak se asemeja al de la estimación del comportamiento demográfico esclavo en América. En ambos casos, sólo tenemos algunos indicios acerca de cómo fue ese comportamiento y son mínimas las posibilidades de encontrar más y mejores fuentes. Por tanto, y ante el vacío documental, es imperativo que la inferencia juegue un papel central. Para el caso kurdo, el trabajo de Daponte, Kadane y Wolfson1 consistió en la proyección de la población mediante el análisis demográfico bayesiano, que entre otras características, incorpora estructuras de probabilidad de forma explícita a partir de los parámetros poblacionales conocidos, en este caso, por ejemplo, las tasas de fertilidad de la población kurda urbana. El empleo de índices de probabilidad en la inferencia del comportamiento demográfico también ha sido usado entre los historiadores que se ocupan de períodos más lejanos. Sólo por mencionar un ejemplo, E. A. Wrigley2 investigó la familia europea en la modernidad y los problemas asociados a la herencia de los bienes en sistemas de parentesco en los que el mayorazgo estaba presente y gracias a este método le fue posible establecer el impacto de esa característica familiar sobre el traslado de la riqueza entre generaciones. Estos dos ejemplos (pirámides poblacionales kurdas a finales del siglo XX y herencia entre las familias inglesas del siglo XVII y XVIII) tienen en común el esfuerzo de incorporar elementos específicamente aleatorios de tal forma que los cálculos no sean únicamente la inferencia basada en grupos de edad, clasificados por género, a los que se les vinculan tasas de fertilidad e índices de mortalidad, tal y como es tradicional en la demografía histórica. Estos esfuerzos se realizan con el fin de construir salidas a las grandes lagunas en los documentos, pero también como opción metodológica que permita un mecanismo de extrapolación que evada los serios problemas de la suposición que los índices de las muestras que construimos los historiadores son equiparables a las poblaciones de las que se deriva. Esto es, que con frecuencias los historiadores que se ocupan de temas demográficos consideran que los estimadores muestrales que han encontrado en sus documentos son de inmediato y directamente asimilables a los de la población que investigan, sin ninguna mediación. Por ejemplo, encontrar que en una muestra existió una media de hijos por mujer y asumir que tal media es la de la población sin que se hayan demostrado las condiciones estadísticas para que tal inferencia sea valida. El problema es más difícil aun, pues con mucha frecuencia las condiciones para la asimilación de estimadores muestrales a los poblacionales no se cumplen o no pueden ser demostrado que se cumplen. Ante esta dificultad, la inferencia a través de métodos estocásticos ha ofrecido resultados mucho mejores que el de la equiparación de los índices de la muestra a los de la población. Y en esta ponencia queremos presentar el empleo de esos métodos en la estimación de los patrones de exogamia de la población cautiva en Río de Janeiro en el siglo XIX, que ha sido uno de los campos más fértiles demografía histórica brasilera. 2. La muestra estadística en la demografía histórica de la familia esclava La demografía de la familia esclava es uno de los temas centrales de la investigación sobre la esclavitud en la Américas. Es evidente tal importancia pues la unidad familiar es uno de los elementos centrales para comprender las formas de las sociedades en el pasado. Dentro de los elementos que los investigadores queremos saber de esas familias se encuentran los patrones de exogamia – endogamia como uno de los más importantes. Esto es aun más sustancial e interesante en el caso de Río de Janeiro pues fue uno de los grandes puertos importadores de esclavos y una de las ciudades más densas en términos de población cautiva en todo el Continente. Por tanto, conocer si existieron patrones de exogamia o endogamia dentro de esa población es fundamental para comprender los mecanismos de organización social. Es más, en el caso carioca no se puede descartar ninguna de las dos características (exogamia-endogamia) pues las condiciones demográficas podrían hipotéticamente favorecer tanto una como otra. Veamos rápidamente cada caso. La abrumadora mayoría de los esclavos que llegaron a la ciudad lo hicieron en la primera mitad del siglo XIX cuando el tráfico atlántico alcanzó las mayores cotas3 y además se presentó una fuerte movilidad forzada entre el nordeste brasilero y el sudeste y sur del país4. En la ciudad eran mayoría los africanos provenientes de lo que generalmente se conoce como África Central Atlántica, compuesta por lo grupos bantu de la región del Congo y Angola. De esta manera, los altos números de esclavos de esa región podrían propiciar una endogamia a su interior. Para los esclavos provenientes de África Occidental, genéricamente asimilados bajo el rotulo mina, que eran sustancialmente menores en número, las investigaciones han demostrado que tuvieron una fuerte actividad cultural al punto de trascender ese baja cantidad para llegar a constituirse en una de las comunidades más influyentes del Continente5. Lo cuál podría sugerir tanto un patrón endogámico que fortalece el grupo como uno exogámico que implica la asimilación de otros individuos dentro del grupo. Por último, el grupo de esclavos provenientes de África Oriental, aquellos de la región de Mozambique que fueron los últimos en llegar a la ciudad y que lo hicieron en número menor podría pensarse que tuvieron un patrón exogámico. Sin embargo, la concentración temporal de su importación, debida al cierre del tráfico en la región africana controlada por los ingleses mientras se mantenía la circulación en el Sur de África podría llevar a pensar que se dieron las condiciones para la endogamia. Así, desde el comienzo es claro que no se puede asumir que los esclavos en Río de Janeiro tuvieron patrones endogámicas o exogámicos. Por eso los historiadores se han esforzado en construir muestras estadísticas de los matrimonios entre esclavos urabanos, básicamente a partir de dos fuentes: los registros parroquiales y los testamentos (inventarios pos-mortem). Muestras que invariablemente han arrojado como resultado un fuerte patrón endogámico. Con dos ejemplos es suficiente. La investigación de Mary Karasch6 reconstruyó los matrimonios en la parroquia (urbana) de la Candelaria en Río de Janeiro encontrando tal patrón pero también mostrando la baja participación de los esclavos en los ritos maritales católicos que tuvo como máximo 14,3% en 1835 y como mínimo 2,2% en 1842, porcentajes calculados sobre el total de matrimonios celebrados anualmente. Para esa misma parroquia, la investigación de Janaina Lopes7 encontró una tasa de endogamia del 92,1% para el período de 1809 a 1837. Para el caso de las parroquias de S. F. Xavier y de Jacarepagua arrojaron índices de endogamia de 98,9% y 98,3% para los períodos de 18101820 y de 1790-1837 respectivamente. Sin embargo, en estos dos casos la fuente consultada sólo fue la del libro de matrimonios entre esclavos. Gracias a este tipo de trabajo sabemos que tal vez existió una fuerte propensión a la endogamia aunque tal hipótesis no puede ser demostrada con estas fuentes pues los índices calculados a partir de esas muestras no pueden ser asumidos como los de la población en general, debido al sesgo de los documentos, pues sabemos que las uniones entre los esclavos no eran necesariamente sancionadas por la iglesia. Así, Janaina Lopes y Mary Karasch insisten en que sus indicadores no deben ser pensados como los de toda la población cautiva pero tampoco consiguen ofrecer un camino de extrapolación. Pero la imposibilidad de igualar los índices de la muestra a los de la población no sólo deriva del tipo de documentos, pues también tenemos problemas al incorporar la estructura demográfica de la población a la extrapolación. Expliquémonos a través de un ejemplo. La investigación de Roberto Góes8 sobre la parroquia de Inhaúma en Río de Janeiro mostró que entre 1817 y 1842 los esclavos bautizados por padrinos que también eran esclavos fueron 1.039 mientras que por padrinos libres eran sólo 146 y por horros únicamente 372. Y la concentración es aún más ata entre las madrinas (77,7% esclavas, 6,6% libres y 15,7% horras). Esta muestra podría sugerir que la elección de padrinos y madrinas entre los esclavos podría privilegiar a compañeros de cautiverio. Sin embargo, cuando comparamos estos números con la disponibilidad de horros en la ciudad podríamos encontrar que la muestra sugiere todo lo contrario. En los bautizos la relación de esclavos para horros es de 3,26 mientras que según el censo de 18499 la cantidad de cautivos por cada manumitido es de 7,8, por tanto podríamos concluir que había una propensión a conseguir padrinos manumisos pero que la cantidad de estos es en la ciudad era tan baja como para obligar a tener un compadre compañero de cautiverio. Gráfico 1 Porcentaje de hombres adultos esclavos urbanos según su procedencia entre el total de esclavos en la ciudad de Río de Janeiro 1800-1875 80% 70% África Central Atlántica Criollos 60% 50% 40% 30% 20% África Oriental 10% 0% África Occidental 1800-1810 1820-1830 1840-1850 1860-1875 Año Fuente: 1800-1810 y 1820-1835: Muestra aleatoria de esclavos urbanos (en adelante EURJ1) construida a partir de los inventarios pos-mortem en los oficios de notas primero, segundo y tercero de Río de Janeiro entre 1790-1835. El total de la muestra es de 4.072 individuos. Para la década de 1800-1810 se tomaron 166 hombres adultos correspondiente a aquellos a los que se les consiguió determinar con precisión la edad, su procedencia y que se encontraban en ese período de tiempo. Para la década de 1820-1830 se empelaron 652 hombres adultos de edad y procedencia conocida y ubicados en ese período. Para la década de 1840-1850 se usaron las estimaciones de Mary Karasch10 efectuadas a partir de los censos de 1838 y 1849. En total son 1.769 hombres esclavos adultos. Finalmente, para el período 1860-1875 se usó una muestra aleatoria de esclavos urbanos (en adelante EURJ2) construida con los inventarios pos-mortem de los oficios de notas primero, segundo y tercero de Río de Janeiro en 1860, 1865 y 1875. El tamaño total de la muestra es de 458 esclavos, de estos se usaron 265 hombres adultos con procedencia y edad conocida. En total, la gráfica anterior se construyó con 2.852 esclavos hombres. Tal dilema entre datos de la muestra y comparación con los volúmenes de población es aplicable a los matrimonios. La variable de disponibilidad de parejas en la ciudad es central para comprender si las uniones eran exogámicas o endogámicas. La investigación de Hebe Mattos11 mostró que había una fuerte tendencia al matrimonio entre los cautivos y sabemos que existió una propensión al matrimonio endogámico pero que ésta nunca fue tan fuerte como para inhibir las uniones matrimoniales12. En otras palabras, los esclavos preferían, sobre todo, casarse (lo que no quiere decir necesariamente mediante rito católico oficial) y de ser posible con alguien de su misma procedencia étnica. Pero resaltemos que este segundo elemento es subsidiario del primero. Esto quiere decir que los índices del gráfico 1 son fundamentales para extrapolar los índices de las muestras de las investigaciones, pues el patrón de endogamia al que al parecer eran propensos los cautivos siempre tiene que ser relativizado a la luz de la disponibilidad de parejas dentro de un mismo grupo. Por ejemplo, en principio sería más fácil encontrar una pareja Congo que una de Mozambique pues en la ciudad los primeros eran más abundantes. Lo cual no quiere decir que los africanos orientales no tuvieran una propensión a la endogamia, sino que esta sería más difícil de cumplir, tal y como ya lo han mostrado varias investigaciones. En pocas palabras, sabemos que los índices de las muestras construidas por los historiadores a partir de los documentos no son equiparables a los de las poblaciones. Por tanto necesitamos un método que permita la inferencia de los valores generales. El método que proponemos es el de uso de técnicas estocásticas. 3. La inferencia estocástica de los patrones de exogamia en la familia esclava La estimación que proponemos es una combinación entre micro-simulación y el método de Monte Carlo13 que consiste en calcular la probabilidad de que cada mujer contraiga o matrimonios exogámicos o endogámicos repitiendo el experimento en cientos de ocasiones. Expliquémonos con un ejemplo. Una mujer esclava, a la que le conocemos su edad y su procedencia cultural y que sabemos que era soltera tiene una probabilidad de contraer matrimonio exogámico o endogámico de acuerdo al año del que estemos hablando y de la disponibilidad de hombres de su misma procedencia. Lo que generalmente se hace en estos casos es multiplicar la cantidad de mujeres en esa condición con el índice de probabilidad de unión endogámica y exogámica para conocer la cantidad de matrimonios que se dan de este tipo. A ese ejercicio se le puede llamar de Macro-simulación. Lo que proponemos es un poco distinto para lograr extrapolar teniendo en cuenta esa fuerte propensión endogámica empleando el método de Monte Carlo. A cada mujer de la muestra con la que trabajamos (Tabla 1) le calculamos en 1.000 ocasiones la probabilidad de que se casara con una pareja de su misma procedencia, empleando factores aleatorios, al mismo tiempo que los parámetros que conocemos gracias a las muestras. A partir de esas 1.000 iteraciones podemos saber cuál fue la probabilidad, para esa mujer en particular, de contraer matrimonios endogámicos o exogámicos. Exactamente igual procedimiento efectuamos para las 789 mujeres de la muestra con la que hemos trabajado. Tabla 1 Muestra de mujeres esclavas, adultas y urbanas en Río de Janeiro 1800-1870 África Central Atlántica África Occidental África Oriental África – No establecida Crioula No establecida Total 1800-1810 1820-1830 1840-1850 1860-1870 59 177 41 14 2 21 15 8 1 23 7 0 6 8 3 2 34 54 94 211 0 1 4 4 102 284 164 239 Fuente: Para 1800-1810 y 1820-1830 se usó EURJ1. Para 1840-1850 se empleó una muestra aleatoria de esclavas urbanas (en adelante: MURJ) construida a partir de las cartas de libertad de los oficios de notas primero, segundo y tercero de Río de Janeiro entre 1840-1871. En total son 17.650 esclavos. Para 1860-1870 se usó EURJ2 y MURJ. El tamaño y la composición de la muestra aparecen en la tabla 1. Los parámetros para la construcción de esa muestra provienen de investigaciones sobre la familia esclava. Primero, en todos los casos son mujeres en período reproductivo que sabemos que estaba entre los 13 y 39 años14. Escogimos trabajar con mujeres pues sabemos que ellas eran menos en la ciudad15 y por tanto las posibilidades de no contraer matrimonio eran mínimas, a diferencia de los hombres. La cantidad de esclavas en cada década busca asemejarse a las proporciones demográficas a la vez que para todas ellas sepamos su edad específica, su procedencia y que eran solteras. La ecuación para el cálculo de la probabilidad de unión exogámica o endogámica es la siguiente: M i ,t , k = (PE k * DH i ,t * ε i ) − ( ∑ (DH j,t * ε j ≠i j )) Donde: Mi,j,k: Probabilidad de endogamia o exogamia de una mujer k de procedencia i en la década t PEk: Propensión a la endogamia que depende de la edad de la mujer k DHi,t: Disponibilidad de hombres de la procedencia i en la década t DHj,t: Disponibilidad de hombres de la procedencia j en la década t Mi,t,k representa la probabilidad para cada mujer k de la procedencia i y es igual a la resta entre la multiplicación de la propensión a la endogamia que depende de la edad de cada mujer k (PEk) por la disponibilidad de hombres del origen i (DHi,t) por un factor aleatorio (ε); menos la sumatoria de la multiplicación de factores aleatorios (ε) por la disponibilidad de hombres de otras procedencias j (DHj,t) que sean no iguales a i. De tal forma, cuando Mi,j,k sea positivo tendremos un caso de endogamia y cuando sea negativo será de exogamia. La propensión endogámica por edad es 1 cuando la mujer es menor a 20 años; 0,8 cuando está entre los 20 y 30; y 0,6 para mayores de 30. Siempre son mayores de 0,5 pues la propensión endogámica siempre fue mayor que la exogámica pero es decreciente porque en una mujer mayor prevalece más el afán de matrimonio, en tanto la unión en sí misma es más importante que la endogamia. El índice de disponibilidad de hombres de procedencia i en la década t es el que aparece en el gráfico 1. Gráfico 2 Probabilidad de exogamia entre los esclavos urbanos de Río de Janeiro entre 1800-1870 100% 90% 80% R 2= 0,8108 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% 1790 1800 1810 1820 1830 Fuente: Cálculos nuestros a partir del gráfico 1 y tabla 1. 1840 1850 1860 1870 1880 Luego de calcular Mi,j,k para todas las mujeres cada una en 1.000 iteraciones encontramos la probabilidad de que ella tuviera matrimonios endogámicos o exogámicos. Como es evidente, una probabilidad de endogamia es 1 menos la probabilidad de exogamia. Después de agregar todas las mujeres en cada año, lo que se produce es la inferencia que aparece en el gráfico 2. Como podemos ver, en la primera década del siglo XIX el patrón exogámico es en extremo fuerte con la probabilidad moviéndose en un rango del 50% (1805) al 64% (1810). Esto a pesar de la propensión endogámica que incluimos en la ecuación como función de la edad de las esclavas. Luego, en la década de 1820 ese patrón se reduce y lo que tenemos es que el rango de 50% a 70% de probabilidad es para lo endogámico ya que las relaciones exogámicas se reducen a un conjunto que va entre el 30% (1820) y 50% (1830). Sin embargo, en la década de 1840 el patrón exogámico se recupera y alcanza valores del 60% (1840) al 77% (1844). Finalmente, en la década de 1860 la exogamia crece aun más entre el 80% (1870) y 90% (1860). Este comportamiento depende de la edad de las mujeres esclavas en cada década y está influenciado por la tendencia endogámica de las muestras. Sin embargo, el elemento central es el de la disponibilidad de hombres, esto es, del tráfico negrero. En la década de 1820, cuando éste llegó a su cúspide, las parejas pudieron ver parcialmente realizada su aspiración a la endogámica, pero cuando la llegada de individuos esclavos a la ciudad se redujo prevalecieron los esfuerzos por el matrimonio independientemente del origen de la pareja. Este comportamiento general de la curva podría ser previsible a la luz de la fuerza del tráfico negrero en Río de Janeiro. Pero lo que queremos presentar es el método de inferencia a partir de lo que sabemos de la familia esclava y en ese sentido es clara la distancia entre los indicadores de la muestra y los de la población. Mientras en la primera todo parecería indicar que la endogamia era mayor al 90% lo que la extrapolación permite saber es que en la década de mayor nivel ésta sólo llegó a ser como máximo del 70% y que lo frecuente en el siglo XIX era el matrimonio esclavo entre individuos de diferente procedencia pues simplemente la composición demográfica no permitía otra cosa en medio de una fuerte propensión a casarse. 4. La exogamia por grupos de procedencia étnica Ahora bien, el comportamiento exogámico puede ser percibido a la luz de los matices de procedencia. Por ejemplo, la condición exogámica casi fue obligatoria para los esclavos provenientes de África Oriental, pues la escasez de individuos de ese origen implicaba que los individuos tuviesen que casarse con parejas de otras regiones africanas. Y exactamente igual ocurre con los esclavos minas, tal y como lo presenta el gráfico 3. Gráfico 3: Probabilidad de exogamia entre los esclavos urbanos de Río de Janeiro según su procedencia étnica entre 1800-1870 100% África Central Atlántica 90% 80% Criollos África Occidental África Oriental 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% 1790 1800 1810 1820 1830 1840 1850 1860 1870 1880 Fuente: Cálculos nuestros a partir del gráfico 1 y tabla 1. En este gráfico cada punto representa la probabilidad de cada mujer de la muestra de acuerdo a su procedencia, esto es que hay 789 puntos y cada uno expresa la probabilidad después de 1.000 iteraciones. Como se puede ver hay una alta estabilidad en los rangos de oscilación de la probabilidad para cada década y para cada procedencia. Quienes más endogamia presentaron fueron los africanos provenientes de Congo-Angola. Sin embargo, este patrón sólo fue mayoritario en la década de expansión del tráfico, después las tasas de exogamia se equiparan a las de africanos occidentales y orientales y en la década de 1860 son casi iguales. La gráfica, también permite ver como prevalece el matrimonio de africanos occidentales, pues a pesar de su bajo número, ellos siguen presentes en la década de 1860, lo cual sugiere un patrón de reclutamiento de nuevos miembros que pasan a identificarse con esa procedencia pues difícilmente se podría mantener una filiación al grupo que tuviera únicamente en cuenta las cantidades demográficas. Todo lo contrario ocurre con los africanos provenientes de la costa del Índico. A pesar de que la disponibilidad de hombres de la región aumentó en la década de 1820 ya a mediados de 1840 han desaparecido de la escena matrimonial. Por último esta el caso de los esclavos criollos. Entre 1820 y 1850 ellos se casaron privilegiadamente con esclavos africanos. Sus índices se encuentran entre el 70% y 90%. Esto es consecuencia de la estructura demográfica abierta a la migración forzada de africanos pero puede sugerir un elemento más importante: estos criollos están en el juego de miscegenación recreando los círculos culturales africanos en Río de Janeiro. En otras palabras, un altísimo número de criollos se casan con africanos generando unidades que en el papel se pueden considerar exogámicas pero que en la práctica son espacios familiares para la creación de prácticas culturales mestizas. Pero esto sólo ocurrió entre 1820 y 1850. Antes y después de esa fecha, los criollos consiguen matrimonios con esclavos brasileros. Lo interesantes es que en la década de 1860 ese matrimonio entre los nacidos en América será bastante diferente al producido en 1820. 1 DAPONTE, Beth; KADANE, Joseph y Lara WOLFSON. Bayesian Demographic: Projecting the Iraqui Kurdish Population, 1977-1990. Journal of the American Statistical Association, V. 92, n. 440, p. 1256-1267, Dec., 1997. 2 WRIGLEY, E. A. Gentes, ciudades y riqueza. La transformación de la sociedad tradicional. Barcelona: Crítica, 1992. 3 FLORENTINO, Manolo. Em costas negras. Uma história do tráfico de escravos entre África e o Rio de Janeiro. São Paulo: Cia das letras, 2002. 4 SLENES, R. Na senzala uma flor. Rio de Janeiro: Nova Fronteira, 1999. 5 ELTIS, David. A diáspora dos falantes Ioruba, 1650-1865: Dimensões e implicações. Topoi, V. 6 n. 13, p. 271300, 2006. 6 KARASCH, Mary. Slave Life in Rio de Janeiro, 1800-1850. Princeton: Princeton University Press, 1987. tabla 9.2 pág. 289 7 LOPES, Janaina. Casamentos de escravos nas freguesias da Cadelária, São Francisco Xavier e Jacarepaguá: uma contribuição aos padrões de sociabilidade matrimonial no Rio de Janeiro (c. 1800- c. 1850). Rio de Janeiro: Inédita, Mestrado UFRJ, 2005. 8 GÓES, Roberto. O cativeiro imperfeito. Vitória: Lineart, 1993. 9 LOBO, Maria E. História do Rio de Janeiro (do capital comercial ao capital industrial e financeiro). Rio de Janeiro: IBMEC, 1977. 10 KARASCH. Op. Cit. 11 MATTOS, Hebe. Das cores do silêncio:os significados da liberdade no sudeste escravista, Brasil, Séc. XIX. Rio de Janeiro: Nova Fronteira, 1998. 12 FLORENTINO, Manolo y GÓES, Roberto. A paz das senzalas. Famílias escravas e tráfico atlântico. Rio de Janeiro: Civilização Brasileira, 1997. 13 EVERT Van Imhoff y Wendy Post. Microsimulation methods for population projection. Population: An English selection, V. 10 n 1, p 97-138, 1998. 14 FLORENTINO, Manolo y GÓES, Roberto, Op. Cit. 15 FLORENTINO, Manolo, Op. Cit.