Demografía histórica de la familia esclava y el empleo de métodos
estocásticos∗
Carlos Eduardo Valencia Villa♣
Palavras-chave: Demografia –Esclavitud -Río de Janeiro
Resumen:
La demografía histórica ha asumido durante décadas el problema de la composición familiar
en épocas pre-estadísticas. Para tal cosa, se han usado diversidad de técnicas de investigación
y se han empleado innumerables fuentes de información, entre ellas la inferencia estocástica,
entendida como el cálculo de estructuras de probabilidad para las variables demográficas de
las familias. Esta herramienta ha resultado de vital importancia para resolver las limitaciones
que tienen las descripciones estadísticas y los modelos deterministas.
Sin embargo, su uso aun continúa limitado y son pocas las investigaciones en historia que
recurren a ella. En ese sentido, esta ponencia propone el empleo de técnicas estocásticas para
avanzar en el conocimiento de la familia esclava más allá de la pura descripción que permiten
las fuentes, sobre todo por la vía de la inferencia a partir de la información encontrada en el
análisis directo de los documentos.
En particular, el texto usa como ejemplo el cálculo de las estructuras de probabilidad para los
patrones de endogamia-exogamia entre los esclavos y manumitidos de Río de Janeiro en el
siglo XIX, usando 17.650 cartas de libertad para manumitidos y 4.072 registros de esclavos
urbanos.
∗
“Trabalho apresentado no XVI Encontro Nacional de Estudos Populacionais, ABEP, realizado em CaxambúMG – Brasil, de 29 de setembro a 03 de outubro de 2008”
♣
Estudante de doutorado da Universidade Federal Fluminense, Niterói- Brasil.
Demografía histórica de la familia esclava y el empleo de métodos
estocásticos
Carlos Eduardo Valencia Villa
1. Métodos estocásticos y demografía
Una de la razones principales por la que fue sentenciado a muerte Sadam Husein fue el
extermino sistemático de los kurdos que habitaban al norte Irak. Esa persecución a los kurdos
fue uno de los hechos políticos más relevantes del último cuarto del siglo XX y todo parece
indicar que lo continuará siendo en estas primeras décadas del siglo XXI. Las acciones que se
llevaron a cabo contra ellos no sólo fueron el desplazamiento forzoso, la violencia
generalizada y el ataque a sus asentamientos; también se buscó sistemáticamente eliminar los
registros estadísticos sobre su población.
Una de las ideas del régimen de Husein era la completa integración de los kurdos dentro de la
nación iraquí y como es evidente, una de las manifestaciones de tal asimilación era borrar su
presencia de los registros demográficos oficiales. Sin embargo, con la caída del régimen y la
ocupación norteamericana, los kurdos iraquíes son percibidos cómo un pueblo distinto a las
naciones árabes y por tanto su demografía debe ser recuperada.
Esto ha implicado un reto importante para la demografía histórica de períodos recientes en
tanto las fuentes directas para la construcción de las series no están disponibles. Por supuesto
que en este caso la demografía histórica es subsidiaria de los debates políticos. Eso no tiene
nada de excepcional, generalmente ha sido así y las fuentes han sido construidas para las
necesidades y aspiraciones de su tiempo y no para facilitarle la vida a los historiadores.
Es más, sabemos que la situación kurda no es excepcional. Son millares de comunidades que
han sido borradas, o recuperadas, en los registros oficiales de población dependiendo de las
oscilaciones de las relaciones políticas. Pero ni siquiera se podría explicar únicamente como
consecuencia de los avatares políticos. Son aun mayores las comunidades de las que no
tenemos registros por razones más simples como la falta de recursos, la decidía o el
desinterés.
Lo cual es aún más relevante cuando hablamos de grupos humanos de pasados menos
recientes, para los cuales los móviles de los registros demográficos eran sustancialmente
distintos a los que tenemos en la actualidad. Siendo ese el caso de los grupos africanos
esclavos en las américas. Todos sabemos lo difícil que ha sido la reconstrucción de los
volúmenes de la trata negrera entre África y América; y más aún la construcción de los
índices demográficos básicos de esa población tales como la tasa de fertilidad o de
mortalidad.
En ese sentido el reto metodológico de la construcción de las pirámides demográficas kurdas
para el último cuarto del siglo XX en Irak se asemeja al de la estimación del comportamiento
demográfico esclavo en América. En ambos casos, sólo tenemos algunos indicios acerca de
cómo fue ese comportamiento y son mínimas las posibilidades de encontrar más y mejores
fuentes. Por tanto, y ante el vacío documental, es imperativo que la inferencia juegue un papel
central.
Para el caso kurdo, el trabajo de Daponte, Kadane y Wolfson1 consistió en la proyección de la
población mediante el análisis demográfico bayesiano, que entre otras características,
incorpora estructuras de probabilidad de forma explícita a partir de los parámetros
poblacionales conocidos, en este caso, por ejemplo, las tasas de fertilidad de la población
kurda urbana.
El empleo de índices de probabilidad en la inferencia del comportamiento demográfico
también ha sido usado entre los historiadores que se ocupan de períodos más lejanos. Sólo por
mencionar un ejemplo, E. A. Wrigley2 investigó la familia europea en la modernidad y los
problemas asociados a la herencia de los bienes en sistemas de parentesco en los que el
mayorazgo estaba presente y gracias a este método le fue posible establecer el impacto de esa
característica familiar sobre el traslado de la riqueza entre generaciones.
Estos dos ejemplos (pirámides poblacionales kurdas a finales del siglo XX y herencia entre
las familias inglesas del siglo XVII y XVIII) tienen en común el esfuerzo de incorporar
elementos específicamente aleatorios de tal forma que los cálculos no sean únicamente la
inferencia basada en grupos de edad, clasificados por género, a los que se les vinculan tasas
de fertilidad e índices de mortalidad, tal y como es tradicional en la demografía histórica.
Estos esfuerzos se realizan con el fin de construir salidas a las grandes lagunas en los
documentos, pero también como opción metodológica que permita un mecanismo de
extrapolación que evada los serios problemas de la suposición que los índices de las muestras
que construimos los historiadores son equiparables a las poblaciones de las que se deriva.
Esto es, que con frecuencias los historiadores que se ocupan de temas demográficos
consideran que los estimadores muestrales que han encontrado en sus documentos son de
inmediato y directamente asimilables a los de la población que investigan, sin ninguna
mediación. Por ejemplo, encontrar que en una muestra existió una media de hijos por mujer y
asumir que tal media es la de la población sin que se hayan demostrado las condiciones
estadísticas para que tal inferencia sea valida.
El problema es más difícil aun, pues con mucha frecuencia las condiciones para la asimilación
de estimadores muestrales a los poblacionales no se cumplen o no pueden ser demostrado que
se cumplen. Ante esta dificultad, la inferencia a través de métodos estocásticos ha ofrecido
resultados mucho mejores que el de la equiparación de los índices de la muestra a los de la
población. Y en esta ponencia queremos presentar el empleo de esos métodos en la
estimación de los patrones de exogamia de la población cautiva en Río de Janeiro en el siglo
XIX, que ha sido uno de los campos más fértiles demografía histórica brasilera.
2. La muestra estadística en la demografía histórica de la familia esclava
La demografía de la familia esclava es uno de los temas centrales de la investigación sobre la
esclavitud en la Américas. Es evidente tal importancia pues la unidad familiar es uno de los
elementos centrales para comprender las formas de las sociedades en el pasado. Dentro de los
elementos que los investigadores queremos saber de esas familias se encuentran los patrones
de exogamia – endogamia como uno de los más importantes.
Esto es aun más sustancial e interesante en el caso de Río de Janeiro pues fue uno de los
grandes puertos importadores de esclavos y una de las ciudades más densas en términos de
población cautiva en todo el Continente. Por tanto, conocer si existieron patrones de
exogamia o endogamia dentro de esa población es fundamental para comprender los
mecanismos de organización social. Es más, en el caso carioca no se puede descartar ninguna
de las dos características (exogamia-endogamia) pues las condiciones demográficas podrían
hipotéticamente favorecer tanto una como otra. Veamos rápidamente cada caso.
La abrumadora mayoría de los esclavos que llegaron a la ciudad lo hicieron en la primera
mitad del siglo XIX cuando el tráfico atlántico alcanzó las mayores cotas3 y además se
presentó una fuerte movilidad forzada entre el nordeste brasilero y el sudeste y sur del país4.
En la ciudad eran mayoría los africanos provenientes de lo que generalmente se conoce como
África Central Atlántica, compuesta por lo grupos bantu de la región del Congo y Angola. De
esta manera, los altos números de esclavos de esa región podrían propiciar una endogamia a
su interior.
Para los esclavos provenientes de África Occidental, genéricamente asimilados bajo el rotulo
mina, que eran sustancialmente menores en número, las investigaciones han demostrado que
tuvieron una fuerte actividad cultural al punto de trascender ese baja cantidad para llegar a
constituirse en una de las comunidades más influyentes del Continente5. Lo cuál podría
sugerir tanto un patrón endogámico que fortalece el grupo como uno exogámico que implica
la asimilación de otros individuos dentro del grupo.
Por último, el grupo de esclavos provenientes de África Oriental, aquellos de la región de
Mozambique que fueron los últimos en llegar a la ciudad y que lo hicieron en número menor
podría pensarse que tuvieron un patrón exogámico. Sin embargo, la concentración temporal
de su importación, debida al cierre del tráfico en la región africana controlada por los ingleses
mientras se mantenía la circulación en el Sur de África podría llevar a pensar que se dieron las
condiciones para la endogamia.
Así, desde el comienzo es claro que no se puede asumir que los esclavos en Río de Janeiro
tuvieron patrones endogámicas o exogámicos. Por eso los historiadores se han esforzado en
construir muestras estadísticas de los matrimonios entre esclavos urabanos, básicamente a
partir de dos fuentes: los registros parroquiales y los testamentos (inventarios pos-mortem).
Muestras que invariablemente han arrojado como resultado un fuerte patrón endogámico.
Con dos ejemplos es suficiente. La investigación de Mary Karasch6 reconstruyó los
matrimonios en la parroquia (urbana) de la Candelaria en Río de Janeiro encontrando tal
patrón pero también mostrando la baja participación de los esclavos en los ritos maritales
católicos que tuvo como máximo 14,3% en 1835 y como mínimo 2,2% en 1842, porcentajes
calculados sobre el total de matrimonios celebrados anualmente.
Para esa misma parroquia, la investigación de Janaina Lopes7 encontró una tasa de endogamia
del 92,1% para el período de 1809 a 1837. Para el caso de las parroquias de S. F. Xavier y de
Jacarepagua arrojaron índices de endogamia de 98,9% y 98,3% para los períodos de 18101820 y de 1790-1837 respectivamente. Sin embargo, en estos dos casos la fuente consultada
sólo fue la del libro de matrimonios entre esclavos.
Gracias a este tipo de trabajo sabemos que tal vez existió una fuerte propensión a la
endogamia aunque tal hipótesis no puede ser demostrada con estas fuentes pues los índices
calculados a partir de esas muestras no pueden ser asumidos como los de la población en
general, debido al sesgo de los documentos, pues sabemos que las uniones entre los esclavos
no eran necesariamente sancionadas por la iglesia. Así, Janaina Lopes y Mary Karasch
insisten en que sus indicadores no deben ser pensados como los de toda la población cautiva
pero tampoco consiguen ofrecer un camino de extrapolación.
Pero la imposibilidad de igualar los índices de la muestra a los de la población no sólo deriva
del tipo de documentos, pues también tenemos problemas al incorporar la estructura
demográfica de la población a la extrapolación. Expliquémonos a través de un ejemplo. La
investigación de Roberto Góes8 sobre la parroquia de Inhaúma en Río de Janeiro mostró que
entre 1817 y 1842 los esclavos bautizados por padrinos que también eran esclavos fueron
1.039 mientras que por padrinos libres eran sólo 146 y por horros únicamente 372. Y la
concentración es aún más ata entre las madrinas (77,7% esclavas, 6,6% libres y 15,7%
horras).
Esta muestra podría sugerir que la elección de padrinos y madrinas entre los esclavos podría
privilegiar a compañeros de cautiverio. Sin embargo, cuando comparamos estos números con
la disponibilidad de horros en la ciudad podríamos encontrar que la muestra sugiere todo lo
contrario. En los bautizos la relación de esclavos para horros es de 3,26 mientras que según el
censo de 18499 la cantidad de cautivos por cada manumitido es de 7,8, por tanto podríamos
concluir que había una propensión a conseguir padrinos manumisos pero que la cantidad de
estos es en la ciudad era tan baja como para obligar a tener un compadre compañero de
cautiverio.
Gráfico 1
Porcentaje de hombres adultos esclavos urbanos según su procedencia entre el total de
esclavos en la ciudad de Río de Janeiro 1800-1875
80%
70%
África Central Atlántica
Criollos
60%
50%
40%
30%
20%
África Oriental
10%
0%
África Occidental
1800-1810
1820-1830
1840-1850
1860-1875
Año
Fuente: 1800-1810 y 1820-1835: Muestra aleatoria de esclavos urbanos (en adelante EURJ1) construida a partir de los
inventarios pos-mortem en los oficios de notas primero, segundo y tercero de Río de Janeiro entre 1790-1835. El total de la
muestra es de 4.072 individuos. Para la década de 1800-1810 se tomaron 166 hombres adultos correspondiente a aquellos a
los que se les consiguió determinar con precisión la edad, su procedencia y que se encontraban en ese período de tiempo.
Para la década de 1820-1830 se empelaron 652 hombres adultos de edad y procedencia conocida y ubicados en ese período.
Para la década de 1840-1850 se usaron las estimaciones de Mary Karasch10 efectuadas a partir de los censos de 1838 y 1849.
En total son 1.769 hombres esclavos adultos. Finalmente, para el período 1860-1875 se usó una muestra aleatoria de esclavos
urbanos (en adelante EURJ2) construida con los inventarios pos-mortem de los oficios de notas primero, segundo y tercero
de Río de Janeiro en 1860, 1865 y 1875. El tamaño total de la muestra es de 458 esclavos, de estos se usaron 265 hombres
adultos con procedencia y edad conocida. En total, la gráfica anterior se construyó con 2.852 esclavos hombres.
Tal dilema entre datos de la muestra y comparación con los volúmenes de población es
aplicable a los matrimonios. La variable de disponibilidad de parejas en la ciudad es central
para comprender si las uniones eran exogámicas o endogámicas. La investigación de Hebe
Mattos11 mostró que había una fuerte tendencia al matrimonio entre los cautivos y sabemos
que existió una propensión al matrimonio endogámico pero que ésta nunca fue tan fuerte
como para inhibir las uniones matrimoniales12. En otras palabras, los esclavos preferían, sobre
todo, casarse (lo que no quiere decir necesariamente mediante rito católico oficial) y de ser
posible con alguien de su misma procedencia étnica. Pero resaltemos que este segundo
elemento es subsidiario del primero.
Esto quiere decir que los índices del gráfico 1 son fundamentales para extrapolar los índices
de las muestras de las investigaciones, pues el patrón de endogamia al que al parecer eran
propensos los cautivos siempre tiene que ser relativizado a la luz de la disponibilidad de
parejas dentro de un mismo grupo. Por ejemplo, en principio sería más fácil encontrar una
pareja Congo que una de Mozambique pues en la ciudad los primeros eran más abundantes.
Lo cual no quiere decir que los africanos orientales no tuvieran una propensión a la
endogamia, sino que esta sería más difícil de cumplir, tal y como ya lo han mostrado varias
investigaciones.
En pocas palabras, sabemos que los índices de las muestras construidas por los historiadores a
partir de los documentos no son equiparables a los de las poblaciones. Por tanto necesitamos
un método que permita la inferencia de los valores generales. El método que proponemos es
el de uso de técnicas estocásticas.
3. La inferencia estocástica de los patrones de exogamia en la familia esclava
La estimación que proponemos es una combinación entre micro-simulación y el método de
Monte Carlo13 que consiste en calcular la probabilidad de que cada mujer contraiga o
matrimonios exogámicos o endogámicos repitiendo el experimento en cientos de ocasiones.
Expliquémonos con un ejemplo.
Una mujer esclava, a la que le conocemos su edad y su procedencia cultural y que sabemos
que era soltera tiene una probabilidad de contraer matrimonio exogámico o endogámico de
acuerdo al año del que estemos hablando y de la disponibilidad de hombres de su misma
procedencia. Lo que generalmente se hace en estos casos es multiplicar la cantidad de mujeres
en esa condición con el índice de probabilidad de unión endogámica y exogámica para
conocer la cantidad de matrimonios que se dan de este tipo. A ese ejercicio se le puede llamar
de Macro-simulación.
Lo que proponemos es un poco distinto para lograr extrapolar teniendo en cuenta esa fuerte
propensión endogámica empleando el método de Monte Carlo. A cada mujer de la muestra
con la que trabajamos (Tabla 1) le calculamos en 1.000 ocasiones la probabilidad de que se
casara con una pareja de su misma procedencia, empleando factores aleatorios, al mismo
tiempo que los parámetros que conocemos gracias a las muestras. A partir de esas 1.000
iteraciones podemos saber cuál fue la probabilidad, para esa mujer en particular, de contraer
matrimonios endogámicos o exogámicos. Exactamente igual procedimiento efectuamos para
las 789 mujeres de la muestra con la que hemos trabajado.
Tabla 1
Muestra de mujeres esclavas, adultas y urbanas en Río de Janeiro 1800-1870
África Central Atlántica
África Occidental
África Oriental
África – No establecida
Crioula
No establecida
Total
1800-1810 1820-1830 1840-1850 1860-1870
59
177
41
14
2
21
15
8
1
23
7
0
6
8
3
2
34
54
94
211
0
1
4
4
102
284
164
239
Fuente: Para 1800-1810 y 1820-1830 se usó EURJ1. Para 1840-1850 se empleó una muestra
aleatoria de esclavas urbanas (en adelante: MURJ) construida a partir de las cartas de libertad
de los oficios de notas primero, segundo y tercero de Río de Janeiro entre 1840-1871. En total
son 17.650 esclavos. Para 1860-1870 se usó EURJ2 y MURJ.
El tamaño y la composición de la muestra aparecen en la tabla 1. Los parámetros para la
construcción de esa muestra provienen de investigaciones sobre la familia esclava. Primero,
en todos los casos son mujeres en período reproductivo que sabemos que estaba entre los 13 y
39 años14. Escogimos trabajar con mujeres pues sabemos que ellas eran menos en la ciudad15
y por tanto las posibilidades de no contraer matrimonio eran mínimas, a diferencia de los
hombres. La cantidad de esclavas en cada década busca asemejarse a las proporciones
demográficas a la vez que para todas ellas sepamos su edad específica, su procedencia y que
eran solteras.
La ecuación para el cálculo de la probabilidad de unión exogámica o endogámica es la
siguiente:
M
i ,t , k
= (PE k * DH i ,t * ε i ) − (
∑ (DH j,t * ε
j ≠i
j
))
Donde:
Mi,j,k: Probabilidad de endogamia o exogamia de una mujer k de procedencia i en la
década t
PEk: Propensión a la endogamia que depende de la edad de la mujer k
DHi,t: Disponibilidad de hombres de la procedencia i en la década t
DHj,t: Disponibilidad de hombres de la procedencia j en la década t
Mi,t,k representa la probabilidad para cada mujer k de la procedencia i y es igual a la resta
entre la multiplicación de la propensión a la endogamia que depende de la edad de cada mujer
k (PEk) por la disponibilidad de hombres del origen i (DHi,t) por un factor aleatorio (ε); menos
la sumatoria de la multiplicación de factores aleatorios (ε) por la disponibilidad de hombres
de otras procedencias j (DHj,t) que sean no iguales a i.
De tal forma, cuando Mi,j,k sea positivo tendremos un caso de endogamia y cuando sea
negativo será de exogamia. La propensión endogámica por edad es 1 cuando la mujer es
menor a 20 años; 0,8 cuando está entre los 20 y 30; y 0,6 para mayores de 30. Siempre son
mayores de 0,5 pues la propensión endogámica siempre fue mayor que la exogámica pero es
decreciente porque en una mujer mayor prevalece más el afán de matrimonio, en tanto la
unión en sí misma es más importante que la endogamia. El índice de disponibilidad de
hombres de procedencia i en la década t es el que aparece en el gráfico 1.
Gráfico 2
Probabilidad de exogamia entre los esclavos urbanos de Río de Janeiro entre 1800-1870
100%
90%
80%
R 2= 0,8108
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0% 1790
1800
1810
1820
1830
Fuente: Cálculos nuestros a partir del gráfico 1 y tabla 1.
1840
1850
1860
1870
1880
Luego de calcular Mi,j,k para todas las mujeres cada una en 1.000 iteraciones encontramos la
probabilidad de que ella tuviera matrimonios endogámicos o exogámicos. Como es evidente,
una probabilidad de endogamia es 1 menos la probabilidad de exogamia. Después de agregar
todas las mujeres en cada año, lo que se produce es la inferencia que aparece en el gráfico 2.
Como podemos ver, en la primera década del siglo XIX el patrón exogámico es en extremo
fuerte con la probabilidad moviéndose en un rango del 50% (1805) al 64% (1810). Esto a
pesar de la propensión endogámica que incluimos en la ecuación como función de la edad de
las esclavas. Luego, en la década de 1820 ese patrón se reduce y lo que tenemos es que el
rango de 50% a 70% de probabilidad es para lo endogámico ya que las relaciones exogámicas
se reducen a un conjunto que va entre el 30% (1820) y 50% (1830). Sin embargo, en la
década de 1840 el patrón exogámico se recupera y alcanza valores del 60% (1840) al 77%
(1844). Finalmente, en la década de 1860 la exogamia crece aun más entre el 80% (1870) y
90% (1860).
Este comportamiento depende de la edad de las mujeres esclavas en cada década y está
influenciado por la tendencia endogámica de las muestras. Sin embargo, el elemento central
es el de la disponibilidad de hombres, esto es, del tráfico negrero. En la década de 1820,
cuando éste llegó a su cúspide, las parejas pudieron ver parcialmente realizada su aspiración a
la endogámica, pero cuando la llegada de individuos esclavos a la ciudad se redujo
prevalecieron los esfuerzos por el matrimonio independientemente del origen de la pareja.
Este comportamiento general de la curva podría ser previsible a la luz de la fuerza del tráfico
negrero en Río de Janeiro. Pero lo que queremos presentar es el método de inferencia a partir
de lo que sabemos de la familia esclava y en ese sentido es clara la distancia entre los
indicadores de la muestra y los de la población. Mientras en la primera todo parecería indicar
que la endogamia era mayor al 90% lo que la extrapolación permite saber es que en la década
de mayor nivel ésta sólo llegó a ser como máximo del 70% y que lo frecuente en el siglo XIX
era el matrimonio esclavo entre individuos de diferente procedencia pues simplemente la
composición demográfica no permitía otra cosa en medio de una fuerte propensión a casarse.
4. La exogamia por grupos de procedencia étnica
Ahora bien, el comportamiento exogámico puede ser percibido a la luz de los matices de
procedencia. Por ejemplo, la condición exogámica casi fue obligatoria para los esclavos
provenientes de África Oriental, pues la escasez de individuos de ese origen implicaba que los
individuos tuviesen que casarse con parejas de otras regiones africanas. Y exactamente igual
ocurre con los esclavos minas, tal y como lo presenta el gráfico 3.
Gráfico 3: Probabilidad de exogamia entre los esclavos urbanos de Río de Janeiro según
su procedencia étnica entre 1800-1870
100%
África Central Atlántica
90%
80%
Criollos
África Occidental
África Oriental
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
1790
1800
1810
1820
1830
1840
1850
1860
1870
1880
Fuente: Cálculos nuestros a partir del gráfico 1 y tabla 1.
En este gráfico cada punto representa la probabilidad de cada mujer de la muestra de acuerdo
a su procedencia, esto es que hay 789 puntos y cada uno expresa la probabilidad después de
1.000 iteraciones. Como se puede ver hay una alta estabilidad en los rangos de oscilación de
la probabilidad para cada década y para cada procedencia.
Quienes más endogamia presentaron fueron los africanos provenientes de Congo-Angola. Sin
embargo, este patrón sólo fue mayoritario en la década de expansión del tráfico, después las
tasas de exogamia se equiparan a las de africanos occidentales y orientales y en la década de
1860 son casi iguales.
La gráfica, también permite ver como prevalece el matrimonio de africanos occidentales, pues
a pesar de su bajo número, ellos siguen presentes en la década de 1860, lo cual sugiere un
patrón de reclutamiento de nuevos miembros que pasan a identificarse con esa procedencia
pues difícilmente se podría mantener una filiación al grupo que tuviera únicamente en cuenta
las cantidades demográficas. Todo lo contrario ocurre con los africanos provenientes de la
costa del Índico. A pesar de que la disponibilidad de hombres de la región aumentó en la
década de 1820 ya a mediados de 1840 han desaparecido de la escena matrimonial.
Por último esta el caso de los esclavos criollos. Entre 1820 y 1850 ellos se casaron
privilegiadamente con esclavos africanos. Sus índices se encuentran entre el 70% y 90%. Esto
es consecuencia de la estructura demográfica abierta a la migración forzada de africanos pero
puede sugerir un elemento más importante: estos criollos están en el juego de miscegenación
recreando los círculos culturales africanos en Río de Janeiro. En otras palabras, un altísimo
número de criollos se casan con africanos generando unidades que en el papel se pueden
considerar exogámicas pero que en la práctica son espacios familiares para la creación de
prácticas culturales mestizas.
Pero esto sólo ocurrió entre 1820 y 1850. Antes y después de esa fecha, los criollos consiguen
matrimonios con esclavos brasileros. Lo interesantes es que en la década de 1860 ese
matrimonio entre los nacidos en América será bastante diferente al producido en 1820.
1
DAPONTE, Beth; KADANE, Joseph y Lara WOLFSON. Bayesian Demographic: Projecting the Iraqui
Kurdish Population, 1977-1990. Journal of the American Statistical Association, V. 92, n. 440, p. 1256-1267,
Dec., 1997.
2
WRIGLEY, E. A. Gentes, ciudades y riqueza. La transformación de la sociedad tradicional. Barcelona:
Crítica, 1992.
3
FLORENTINO, Manolo. Em costas negras. Uma história do tráfico de escravos entre África e o Rio de
Janeiro. São Paulo: Cia das letras, 2002.
4
SLENES, R. Na senzala uma flor. Rio de Janeiro: Nova Fronteira, 1999.
5
ELTIS, David. A diáspora dos falantes Ioruba, 1650-1865: Dimensões e implicações. Topoi, V. 6 n. 13, p. 271300, 2006.
6
KARASCH, Mary. Slave Life in Rio de Janeiro, 1800-1850. Princeton: Princeton University Press, 1987.
tabla 9.2 pág. 289
7
LOPES, Janaina. Casamentos de escravos nas freguesias da Cadelária, São Francisco Xavier e
Jacarepaguá: uma contribuição aos padrões de sociabilidade matrimonial no Rio de Janeiro (c. 1800- c.
1850). Rio de Janeiro: Inédita, Mestrado UFRJ, 2005.
8
GÓES, Roberto. O cativeiro imperfeito. Vitória: Lineart, 1993.
9
LOBO, Maria E. História do Rio de Janeiro (do capital comercial ao capital industrial e financeiro). Rio
de Janeiro: IBMEC, 1977.
10
KARASCH. Op. Cit.
11
MATTOS, Hebe. Das cores do silêncio:os significados da liberdade no sudeste escravista, Brasil, Séc.
XIX. Rio de Janeiro: Nova Fronteira, 1998.
12
FLORENTINO, Manolo y GÓES, Roberto. A paz das senzalas. Famílias escravas e tráfico atlântico. Rio
de Janeiro: Civilização Brasileira, 1997.
13
EVERT Van Imhoff y Wendy Post. Microsimulation methods for population projection. Population: An
English selection, V. 10 n 1, p 97-138, 1998.
14
FLORENTINO, Manolo y GÓES, Roberto, Op. Cit.
15
FLORENTINO, Manolo, Op. Cit.
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