Red Latinoamericana de Investigadores sobre Teoría Urbana www.relateur.org [email protected] Observatório das Metrópoles www.observatoriodasmetropoles.net Seminário Internacional A Cidade Neoliberal na América Latina: desafios teóricos e políticos. A la memoria de Emilio Duhau López Rio de Janeiro, 06, 07 e 08 de novembro de 2013 Local: IPPUR/UFRJ Mesa 1- A abordagem teórico conceitual em torno da cidade latino-americana e a restruturação neoliberal. 1 MOVILIDAD Y CALIDAD DE VIDA EN EL NOLIBERALISMO: UNA CULTURA DE LA MOVILIDAD ENAJENADA Blanca Rebeca Ramírez Licenciada en Geografía de la UNAM Mta en Planeación Urbana, Universidad de Aberdeen, Gran Bretaña Dra en Urbanismo por la UNAM Profesora Investigadora Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco Departamento de Teoría y Análisis México, D,F, [email protected] Vista Alta 918, La Herradura, Cuernavaca, Morelos, México, 62303 Juana Martínez Licenciada en Asentamientos Humanos Mta. en por el Instituto Mora Dra en Urbanismo por la UNAM Posdoctorante de Maestría en Diseño Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco [email protected] Ayuntamiento 123. Int. 3. La Fama, Tlalpan, México, DF, 14030 Resumen La apreciación que los trabajadores tienen de la manera como se desplazan cotidianamente entre las metrópolis, buscando mejor calidad de vida, es parte de un proceso de conformación de una cultura laboral que se construye de manera diferencial que depende de las condiciones particulares de cada grupo de agentes que la realizan. Para lograr establecer las conexiones existentes entre calidad de vida y la producción de una cultura laboral, que caracterizaremos como enajenada, se dividirá el trabajo en tres partes: se analiza la manera diferencial en que los agentes móviles perciben las condiciones que aparentemente mejoran su calidad de vida; se harán las mediaciones necesarias para conectar esta percepción con el proceso de generación de una cultura de la movilidad y, se argumentará por qué la cultura de la movilidad puede ser caracterizada como enajenada. Palabras clave: movilidad, calidad de vida, cultura laboral, enajenación Abstract Many workers travel daily between cities in search of a better life. The appreciation about the travel they do is part of a process for the building of a labor culture which varies based on the particular conditions of each group of people. In order to establish the existing connections between the quality of life and the production of a labor culture that we define as alienated, the paper will have three parts: firstly, we will analyze the differential way in which mobile people perceive conditions that seem to improve their quality of life; secondly, we will connect this perception with the process of the generation of a mobility culture, and finally, we will argue why the mobility culture may be defined as alienated. Key words: mobility, quality of life, culture of mobility, alienation. Analizar la calidad de vida a través de la percepción que tienen los agentes por su condición de trabajadores en movimiento es una tarea poco usual además de difícil 2 de medir y calificar por diversas razones. Primero, porque la dimensión móvil que presentan es en ocasiones un obstáculo para la obtención de la información que se requiere de los informantes del proceso y ésta es una condición que difícilmente se aprecia en la información estadística existente para medir la movilidad, más centrada en los censos y en las encuestas origen-destino que en entrevistas o encuestas directas con los agentes. Segundo, la forma parcial con la que se evalúa la calidad de vida, generalmente centrada en aspectos de salud o de lugar de vivienda, dejando a un lado otros elementos importantes: alimentación, horarios y lugares de comida, diversión y entretenimiento, entre otros igualmente indispensables para la reproducción social de la fuerza de trabajo, hace que la información sea parcial y pueda solo medir algunos aspectos del proceso, pero no en forma integral. Tercero, porque presenta dificultades para pasar del estudio de caso con que generalmente se analiza este aspecto a reflexiones de corte teórico para, por un lado, evaluar conceptualmente las condiciones en las que la movilidad se realiza y, por el otro, que proporcionen algunos elementos de corte teórico para hacer conexiones con otros procesos, similares o diferentes, para explicarlos. Teniendo como referencia estas dificultades, nos dimos a la tarea de aplicar 25 encuestas con guión estructurado a partir del diseño de la entrevista, que complementaron una investigación participante, que aplicó 30 entrevistas estructuradas a viajeros cotidianos y compartidos, informantes clave para detectar, a partir del trabajo realizado, la tipificación de los trabajadores que realizaban desplazamientos cotidianos interrmetropolitanos entre Cuernavaca y la Ciudad de México (Ramírez, 2005), dos de las metrópolis que componen la Región Central de México, localizadas a 75 km de distancia una de la otra. En este trabajo se establece la diferencia entre la movilidad realizada por los profesionistas que trabajan en diferentes oficinas de servicios o del sector público, los profesores universitarios, las profesoras de primaria y secundaria, los estudiantes, las enfermeras, albañiles y otros, como choferes de camiones o de camionetas de servicios. En estas entrevistas, el objetivo central que se marcaba era evidenciar la percepción que tenían los agentes en relación con su calidad de vida y cómo ésta se vinculaba o no con el tipo de movilidad que presentaban. La tipificación de los agentes quedó plasmada en el cuadro 1, que a continuación se integra, basado en el trabajo de Ramírez (2005), y su actualización al 2013, y los resultados en relación con su percepción de calidad de vida se evidencian en el trabajo de Martínez y Ramírez (2014) que sirven como base para establecer la conclusión principal de la reflexión teórica que se presenta en este ensayo. 3 Cuadro 1 Perfil de los agentes sociales que se desplazan cotidianamente entre la ZMVM y ZM de Cuernavaca, entrevistas 2013. Trabajadores con actividades académicas Trabajadores en diversas actividades enfocadas a servicios 1) Viven en Cuernavaca y trabajan en la UAM, UNAM, CRIM 1.) 2.) 3.) 4.) 5.) 6.) 2) Viven en la Ciudad de México y trabajan en el CRIM 3) Viajan todos los días 4) No viajan todos los días 5) Usan automóvil particular o comparten auto Trabajadores que operan transporte público o trabajadores que transportan a los trabajadores del CRIM Viven en Cuernavaca Viven en la Ciudad de México Viajan todos los días No viajan todos los días Se transportan en aventón Utilizan transporte público Trabajadores en actividades relacionadas con la instituciones de educación y salud 1) 2) 3) 4) 5) 6) Viven en la Cuernavaca Viven en la ciudad de México Viajan todos los días Transporte privado (de la institución) Se transportan en aventón Utilizan transporte público Se considera un actor importante para el estudio, en particular por la frecuencia de movilidad (más de dos veces al día), y por las características que puede representar su lugar de residencia en una metrópoli y otra para realizar sus actividades. Fuente: Elaboración propia con base en una actualización al 2013 de Ramírez (2005). Del análisis realizado, se asume el supuesto siguiente, que será motivo del desarrollo de este trabajo: la apreciación que los trabajadores tienen de la manera como se desplazan cotidianamente entre las metrópolis buscando mejor calidad de vida es parte de un proceso de conformación de una cultura laboral, producida de manera diferencial, dependiendo de las condiciones particulares de cada uno de los grupos de agentes que la realiza y se caracteriza por una condición de enajenación. Para lograr establecer las conexiones existentes entre calidad de vida y producción de la cultura laboral enajenada, se dividirá el trabajo en tres partes. En primer lugar, se analiza la manera diferencial que han tenido los agentes móviles para percibir y darse las condiciones que aparentemente mejoran su calidad de vida. En segundo, se harán las mediaciones necesarias para conectar esta percepción con el proceso de generación de una cultura de la movilidad. En tercero, se darán las condiciones para 4 argumentar el por qué esta cultura de la movilidad, basándonos en el planteamiento inicial de Marx, puede ser caracterizada como enajenada. MOVILIDAD Y CALIDAD DE VIDA La calidad de vida es un concepto muy amplio que puede incluir diversas visiones sobre el tema, desde la salud física, hasta la vivienda y la diversión, pero muy poco sobre su impacto en la salud emocional de quienes experimentan la movilidad cotidiana de largas distancias; sobre las consecuencias del estrés y agotamiento que generan los desplazamientos largos en distancia o en tiempo entre la población que los realiza y, peor aún, cuando se combinan. Tradicionalmente se ha asumido que en una sociedad sedentaria, como la capitalista, la movilidad entre los trabajadores se hace al interior de las ciudades o metrópolis en donde laboran dada la cercanía que existe entre lugar de trabajo y de su habitación. Sin embargo, diversas razones han generado el desplazamiento de los centros de habitación a los bordes urbanos en búsqueda de mejor calidad de vida cercana a zonas rurales y más naturales tal y como sucedió al inicio de las metrópolis del siglo XIX y XX (Munford, s/f, y 1953) . En este sentido, se suponía, y todavía en ocasiones se supone, que la calidad de vida de una sociedad es mejor mientras más adecuadas sean las condiciones para su reproducción social, para los procesos vitales y para la acumulación genética de ventajas biológicas, de calidad del aire y la cercanía con plantas y bosques (Breilh, 1992 citado en Blanco et al; 1997). En la actualidad, la confirmación de metrópolis ampliadas hacia sus bordes se ha extendido y hay un sin número de citadinos que trabajan en una ciudad y pernoctan en otra, lo que requiere de una movilidad en distancias mucho más lejanas que las que se presentan al interior de las ciudades. En general, la capacidad de una sociedad de resolver satisfactoriamente, en cantidad y calidad, el conjunto de necesidades y posibilitar su desarrollo humano es lo que permite que la población tenga una mejor calidad de vida (Blanco et al; 1997). Sin embargo, más que centrar la atención en la visión biomédica de la calidad de vida, independientemente de que integre algunos elementos emocionales sobre el asunto, asumimos que se debería de componer por otros que conciban el proceso de manera más integral y en donde el desarrollo humano forme parte también de su conceptualización y evaluación, sobre todo ahora que requiere de largas jornadas de tiempo para realizarse, además de distancias que no se imaginaba hace algunos años, es decir, recorrer largos trechos diariamente entre el hogar y el lugar de trabajo entre dos ciudades. 5 A pesar de que lo anterior es correcto, cuando se toma en consideración la percepción de la población sobre su calidad de vida, parece que las razones que la pueden generar cambian y tiene su origen en otras de carácter diverso. La calidad de vida en la actualidad tiene que ver no sólo con la cercanía a zonas naturales o con mejores condiciones ambientales o de salud con las que se cuente, sino con las que presentan mejores condiciones para la obtención de un mejor salario digno y suficiente que permita, al menos, la reproducción de la fuerza de trabajo y la de su familia. Esta búsqueda, en las condiciones actuales del crecimiento de las metrópolis y de la organización de los mercados laborales, se ha hecho a partir de la extensión de jornadas de trabajo muy amplias, que inciden directa e indirectamente en la calidad de vida de los trabajadores independientemente del perfil laboral, del nivel de ingreso y de las condiciones económicas que tuvieran. Este hecho es importante para analizar el proceso que aquí nos ocupa en virtud de que en todos los casos se percibió que dependiendo del diferencial entre el lugar de habitación y el de trabajo, tanto del trabajo como del no trabajo (es decir dueños de empresas o administradores de algunas compañías), el realizar estos desplazamientos largos en distancia y en tiempo, se incrementa diferencialmente la jornada de trabajo sin que esto se vea reflejado en un incremento en el salario de trabajadores o de no trabajadores, y se presentan consecuencias mayores en los primeros que en los segundos. Es decir, no es el mismo impacto que resulta en los pequeños empresarios que tienen una casa confortable en el lugar de la “eterna primavera”1, que en el de los investigadores universitarios, que no diferencian entre día y hora de trabajo, ya que pueden hacerlo mejor en su casa que en las instalaciones universitarias, sea entre semana o en fin de semana y sin horario. También sucede entre las profesoras de primaria, quienes compensan sus limitados recursos de doble jornada semanal ocupacional en el aula con trabajos complementarios, como venta de ropa, tienda de diversos enseres u otros, durante el fin de semana. En promedio se percibió que el incremento de jornada de trabajo puede ser entre 4 y 6 horas diarias solamente en el traslado, lo que depende de la condición económica y salarial que permita acceder a diversos tipos de desplazamiento. Las jornadas laborales en otro tipo de actividades, como trabajo en casa, no se han registrado hasta el momento. Sin embargo, y tomando en cuenta solamente el tiempo 1 Así es como se conoce a la Ciudad de Cuernavaca por su mejor clima y por las condiciones de la naturaleza: agua y vegetación sobre todo, que la rodean, en donde abundaban desde el siglo XVIII casas de veraneo y luego de fin de semana de las clases altas de la Ciudad de México que podían costearlas 6 excedentario en el traslado, se percibió que no es el mismo impacto en la calidad de vida ni en el ingreso de quienes se desplazan en coche particular, incluso en ocasiones hasta con chofer (empresarios y administradores de empresas); de quien lo hacen compartiendo el auto con colegas (profesores universitarios u otros trabajadores del sector terciario); o quien lo hace de aventón, proceso que implica salir de su casa para llegar a un punto que conecta con la carretera a la ciudad destino para ahí pedir prácticamente compartir el automóvil con la persona que maneja en un tránsito que dura aproximadamente 40 minutos con una distancia de 70 km, para luego tomar el transporte público urbano al interior de la ciudad y a su lugar de trabajo (trabajadores en servicios, maestras y enfermeras). El mismo proceso a la inversa lo siguen quienes vienen a Cuernavaca en el transporte oficial (Instituto Nacional de Salud), para llegar directamente a su destino laboral. Las estrategias entonces son diferenciales y provocan un desgaste económico, físico y emocional distinto en cualquiera de los casos, que repercute de manera también diversa en el ingreso y en la definición de la calidad de vida de cada grupo. Cuando se pregunta la causa que genera el desplazamiento tan largo, en lugar de buscar mayor cercanía entre el mercado laboral y la zona de vivienda, se argumenta que el trabajo en Cuernavaca esta subvaluado, es decir, muy mal pagado y además es escaso en el sector servicios especializados. En el caso de las profesoras de primaria, las plazas han sido cooptadas por el sindicato y no tienen posibilidades de contar con formas democráticas y justas que permitan centrar su trabajo cerca de su zona de vivienda, a menos que paguen cuotas por las plazas que exceden por mucho sus salarios; o algunas enfermeras que tienen toda una historia laboral (hasta más de 28 años, pues hay algunas jubiladas que se trasladaron siempre en aventón) moviéndose al Distrito Federal ya que es la única manera de contar con una plaza adecuada que tenga prestaciones y salarios más o menos justos. El salario también define la forma de traslado, pues si es mayor hay más posibilidad e independencia para el uso del transporte privado en forma individual o bien se incrementa la necesidad de compartirlo. Por el contrario, las estrategias que han usado los trabajadores para subsanar los altos costos del transporte individual o del público por autobús han llevado a compartir el auto o a generar un “aventón comunitario institucionalizado”, cuya territorialidad está probada (Ramírez, 2005; 2013). Éste consiste en compartir el coche con el propietario a quien se le paga una cuota que cubre con el total de los pasajeros el pago de la caseta de peaje que se cobra por el uso de la carretera. Para algunos, ésta es considerada como un “milagro” (consúltese video del 9 de marzo de 2013) y que es una ayuda económica con la que gasta solamente $20.00 por trayecto de Cuernavaca a la Ciudad de México, cuando 7 en autobús podría costar el boleto desde $90.00 o en coche hasta $120.00 si se integra gasolina, peaje de caseta y a lo que habría que agregar el desgaste del coche; o está tambien el subsidiado que cuesta solamente $5.00 como es el caso de quienes se trasladan al Instituto Nacional de Salud Pública. Es evidente que de acuerdo con el número de días en que se movilicen los agentes y la forma en que ésta se realice se afecta de manera diferencial tanto el tiempo de traslado y el desgaste físico y emocional que éste genere como el impacto que tiene en el porcentaje del ingreso mensual destinado a un transporte que no tiene subvención, como el intraurbano en el Distrito Federal, y que incrementaría significativamente, de realizarse, el gasto mensual dedicado al transporte. El impacto que tiene el incremento de la movilidad en la jornada laboral es muy desigual, pues hay algunos que no se han dado cuenta de las repercusiones que esto puede tener en sus condiciones de reproducción cotidiana, pero hay otros que se han percatado que en ocasiones se ha afectado su salud por el estrés y por la falta de comidas adecuadas y sanas a horas específicas; ellos han tenido que modificar hábitos alimenticios que implican desde la cultura de comer a ciertas horas hasta la de prepararse personalmente las comidas. Sin embargo, lo que parece que impacta más en la percepción de la calidad de vida de los entrevistados, y se percibe menos que la parte económica, es la posibilidad de contar con tiempo para sus relaciones familiares, para contar con tiempo libre o para hacer ejercicio, condición que aparece ahora como indispensable para mantener una calidad de vida adecuada en la movilidad y repercute directamente en el estado de salud de los agentes móviles. Este comportamiento presenta diferencias importantes de género, pues hay algunos reportes en donde la extensión de la jornada y la ausencia de los padres en las relaciones familiares cambió totalmente la calidad de la interacción entre la familia, y limitó el tiempo libre que se podía pasar con la pareja o con los hijos, sobre todo en los hombres. En el caso de las mujeres, se cuenta con familiares, o con el marido para poder acceder a resolver los problemas familiares (los hijos sobre todo), para destinar el tiempo al desplazamiento; sin embargo, los fines de semana son tiempos para contender con la familia y los deberes de la casa, pero no para hacer ejercicio que no sea caminar para tomar el transporte o pasear al perro ya que se concluyeron los trabajos del día. En suma, hay una relación muy estrecha en la percepción de los agentes en movimiento entre la forma de desplazamiento y el salario percibido que repercute en un incremento de la jornada laboral impaga para todos los trabajadores; esto influye diferencialmente, directa o indirectamente en su calidad de vida, es decir, en sus condiciones de salud, dedicación al tiempo libre y a las relaciones familiares. En la 8 búsqueda de mejorar el salario y eliminar su precariedad es que se incrementa la vulnerabilidad de quienes se mueven, y se ponen en riesgo por solventar sus limitaciones. Llama la atención que a pesar de que hay poca conciencia sobre la responsabilidad estatal que debería haber para la solución del problema, se tiene claro que, a nivel intraurbano, el gobierno local es responsable de proveer las condiciones generales que se requieren para contar con una movilidad accesible territorial y económicamente, misma que es reconocida también por el Estado. Esto se incrementa en las condiciones neoliberales en que se desarrolla la economía capitalista contemporánea, y contribuye a generar y exacerbar una cultura de la movilidad que hemos caracterizado como enajenada. Cabría preguntar entonces: ¿cómo se explicaría esta mediación de la calidad de vida con la producción de una cultura laboral de la movilidad? LA MOVILIDAD COMO NUEVA CULTURA LABORAL Cuando argumentamos por primera vez que la movilidad se convertía en una nueva cultura de los trabajadores (Ramírez, 2005), se contaba con pocos elementos que nos permitieran hacer las conexiones específicas para reconocer la manera cómo se produce y se reproduce, ya que por muchos años la cultura se ha definido a partir de la reproducción de las tradiciones culturales, generalmente viejas o ancestrales, o del folclore que generan, a partir de las cuales se explican las características de la sociedad y los diferentes grupos que la componen (Leslie White, 1982). La identidad es un elemento crucial que preocupa a la cultura, y asume que hay condicionantes importantes al interior de un grupo que los reconocen como iguales, es decir, que comparten elementos de homogeneidad que los caracterizan. Otras visiones incluyen el estudio de los significados a partir de la semiótica; éstas argumentan que el hacer ciencia es buscar las interpretaciones que guíen hacia los significados de las palabras, los símbolos o las ceremonias (Geertz, 1983). En estas visiones, la dimensión espacial de la cultura está sin problematizarse, ya que se adscribe a un grupo determinado cuyo asiento está definido y cerrado, o bien se encuentra al interior de un Estado nación o de un individuo, en donde las fronteras que lo limitan encierran tambien a su cultura. Sin embargo, en ninguna de estas visiones queda inmersa la posibilidad de explicar la manera como la movilidad, que no cuenta con una territorialidad cerrada en específico, está produciendo en la actualidad una nueva cultura y como ayuda también a reproducirla y a incrementarla. La ruptura de los paradigmas de la última década del siglo XX, reconfiguró de manera importante los límites entre las ciencias y al interior de ellas, lo que significó un importante giro para los estudios territoriales y culturales que se podrían entrecruzar y 9 dieron origen a planteamientos diferentes en relación con la vinculación culturaterritorio y que se sintetiza en los puntos siguientes. Primero, hubo un reconocimiento de procesos discontinuos que no necesariamente están adscritos a una ciencia en particular o al interior de un grupo o de un estado nación o región, por lo que hay otras formas de reconocer los traslapes entre individuos, naciones o grupos que generan mallas mas que zonas de cultura. Esto es importante pues se pasa de una concepción cultural producida solamente al interior de grupos o zonas a otras que se producen por el contacto y la relación que existe entre ellos, como la que se está dando entre individuos que habitan en la Zona Metropolitana de Cuernavaca y trabajan en la Zona Metropolitana del Valle de México2. Segundo, la idea de que no existe una cultura, sino un conjunto o subconjuntos de culturas dominantes que se pueden interconectar, posibilita en nuestro caso aceptar que la cultura tiene que ver directamente con la forma como los agentes sociales se reproducen diferencialmente como trabajadores, en sus diferentes ramas y visiones, como es el caso que presentamos y que se muestra con la tipología del apartado anterior. Tercero, la posibilidad de hablar de relación o de hibridación en el léxico de algunos autores, como un elemento que conjunta vínculos entre culturas para formar otras nuevas, lo que sustenta en parte nuestro supuesto. Son mezclas de formas culturales que forman otras nuevas, y que están en continuo movimiento en el sentido de transformación y cambio, pero también, en nuestro caso, en constante desplazamiento en tanto que movimiento entre lugares. Cuarto, la necesidad de aceptar que el cambio social y la transformación son parte también de las culturas que no son estáticas, sino móviles y en continua transformación, en las que el incremento de la movilidad en el capitalismo neoliberal contemporáneo es parte de este cambio de dimensión que tiene el sistema y se reproduce, aparentemente, como una forma cultural más que como una de explotación directa y aparente del trabajador. Quinto, la necesidad de aceptar que la dimensión territorial que se presenta en todos los procesos es parte fundamental de la posibilidad de encontrar tanto la forma 2 Se reconoce de esta manera que hay agentes que se movilizan diariamente entre Cuernavaca y algunas zonas del Estado de México y no solamente en la Ciudad de México. Pero hay algunos que hacen trayectos más largos, pues nos encontramos una persona que trabaja en el sector público, en servicios de limpieza, que hace el recorrido desde hace más de 20 años de la ciudad de Querétaro, al norte de la Región Centro del País, y trabaja en el sur del Distrito Federal. 10 de reproducción de la sociedad como la cultura. Gupta y Ferguson, (1992: 6-8), lo resumen de la manera siguiente: Si empezamos con la premisa de que los espacio han sido siempre jerárquicamente interconectados, en lugar de naturalmente desconectados, entonces los cambios sociales y culturales se convierten no en un objeto de contacto cultural y articulación sino en uno que reflexiona sobre las diferencias a través de las conexiones (Ibid.: 8). En suma, en lugar de pensar que un grupo o cultura está previamente definido y dado, en estas circunstancias se acepta la posibilidad de que a través de los contactos de diferentes agentes y diferentes culturas se puede producir un proceso de producción de cultura de la diferencia que genera conexiones en un mundo interconectado (Ibid.: 14-16); éste constantemente se está redefiniendo en función de su reconocimiento con los otros. De acuerdo con los autores, esta producción se mantiene y reproduce a partir de relaciones de poder que inciden también en la transformación constante de la cultura en cuestión (Ibid.: 17-18); éstas sin duda se hacen evidentes en procesos en donde las condiciones generales para la reproducción de la fuerza de trabajo habían sido parte de las funciones principales que tenía el Estado y se han dejado en manos de las fuerzas del sector privado, como en el caso que aquí ocupa. Es importante reconocer que este planteamiento asume la existencia de procesos culturales que se producen y cambian en territorios que no son fijos o cerrados, sino, por el contrario, abiertos y en constante movimiento. Aunada a todas estas reflexiones, en países como México y América Latina en donde los estudios culturales se centraron en las zonas rurales, aparece desde finales del siglo XX el interés por estudiar la diversidad que contienen las ciudades, para “salir de las generalizaciones homogeneizadoras habituales en los trabajos sociológicos, económicos y políticos que prefieren hablar de totalidades compactas, o reducen las diferencias a los indicadores de los censos y las encuestas” (Garcia Canclini; 1999: X). De esta manera, se empiezan a realizar estudios culturales desde la ciudad resaltando la importancia que tiene incluir lo subjetivo y lo objetivo, y en buena medida, respondiendo a la preocupación de “encontrar explicaciones para la desestructuración engendrada por la heterogeneidad sociocultural” qué éstas tienen (IbId.: XI). Pero también se asume que la interconexión que se dio a partir de la migración rural-urbana o de la integración de zonas rurales a las urbanas como resultado del crecimiento desmedido de las ciudades, generó mezclas, interconexiones y mediaciones que es preciso reconocer y evidenciar en la actualidad como elementos claves de conformación de mezclas que ahora son otras dentro de las ciudades. ¿Cómo entran las ciudades en los procesos de producción y reproducción de la condición humana? se pregunta Signorelli (1999: 11); a esta pregunta agregamos la 11 de ¿cómo entran en esta reproducción los elementos constitutivos de la ciudad y de qué manera se generan modos de vida materiales y subjetivos que inciden en la identificación de los ciudadanos? Es parte de nuestro cuestionamiento en relación con la creciente movilidad que se ha dado en la actualidad, no solamente por el crecimiento difuso de las metrópolis mexicanas del centro del país, sino también por algunos otros elementos culturales generados en otras, compactas o dispersas, generadas en la actualidad (Pradilla, 2010). Pero cabe preguntar ¿cómo se pasa de la cultura de la ciudad a la producción de una cultura laboral en el movimiento a partir de la conexión o los vínculos que se generan en el contacto de la movilidad intermetropolitanas?. Además de los cambios originados en las nuevas formas como se vincula la cultura con el territorio y la cultura con la ciudad antes mencionados, hay dos instrumentos de reflexión que nos ayudarán a explicarlo. Por un lado, la UNESCO, desde 1982 cuando se realiza en México la Conferencia Mundial sobre las Políticas Culturales, abre el concepto de cultura hacia rubros amplios en donde incluye a los “rasgos característicos de una sociedad”, y resalta los modos de vida, que fueron ya mencionados, como parte de las dimensiones que se abren para estudiar la cultura en y de las ciudades y la conciencia, como elementos fundamentales para generarla, lo que se expresa en la definición siguiente: ...la cultura puede considerarse actualmente como el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o un grupo social. Ella engloba, además de las artes y las letras, los modos de vida, los derechos fundamentales al ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias y que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden.http://portal.unesco.org/culture/es/files/35197/119194138 01mexico_sp.pdf/mexico_sp.pdf. (Cursivas de las autoras). Esta definición es importante ya que permite acceder a una visión amplia de cultura, en la que las prácticas de los agentes son fundamentales para su constitución. Asume que éstas son conscientes y lo hacen específicamente humano, cuestión que revocaremos en la tercera parte de este ensayo; nos interesa rescatar el hecho de que las prácticas materiales y los sistemas de valores y creencias son también parte de la cultura, es decir que acepta la existencia de elementos subjetivos en su constitución. Existen, además, otros aportes desde la psicología organizacional critica que resaltan la importancia de la subjetividad en el comportamiento cultural de los 12 individuos y grupos que se reconoce como “organización informal de grupos” (Dávila, 1985, en García, 2006: 164) compuesto por patrones de interacción implícitos en ellos y generados en la organización del trabajo. Asimismo, es importante mencionar que desde esta perspectiva, se llegó a reconocer la organización de los individuos como una “entidad objetiva, como realidad socialmente construida” (García, 2006: 164). ¿Cómo se construyen desde dentro de la organización compromisos e identidad organizacional por parte de los agentes (García, 2006:166), que van más allá de los elementos simbólicos que las construyen? Se asume en este trabajo que la realidad material permite resolver situaciones concretas del grupo y generar ciertos rasgos de identidad que reproducen sus modos de vida, como elemento fundamental para reconocer la vinculación entre cultura laboral y la movilidad de los agentes. En ese sentido, y tomando en cuenta los elementos antes expuestos, se puede aceptar que en la medida en que las ciudades y las metrópolis han crecido, los desplazamientos tanto al interior como entre ellas también se han incrementado; con el neoliberalismo y la globalización imperantes, éste fenómeno ha adquirido dimensiones muy amplias que incluyen incluso el incremento de la migración internacional, nacional y local 3 . En virtud de que las ciudades no son entidades cerradas y con límites, los agentes traspasan sus demarcaciones en trayectorias de desplazamiento que son abiertas y que en el contacto con otros agentes producen patrones de movilidad que dan elementos de identidad entre ellos, la acción y la rutina que les sustenta, sobre todo al realizarse cotidianamente. Las causas que lo generan son diversas. Por un lado, algunos de los agentes decidieron vivir en Cuernavaca y trabajar en México por cuestiones de calidad de vida, ya que se cuenta con mejores condiciones ambientales y de clima en la primera que en la urbe de casi 20 millones de habitantes. Sin duda que, en términos de dimensión, es una ciudad mucho más humana que la metrópoli capital. Sin embargo, hay algunos agentes que se mueven a esta zona por otras razones: por renta del suelo, pues la vivienda y los terrenos son mucho más baratos que en el Distrito Federal; porque su lugar de trabajo se movió y no quieren cambiar de lugar de vivienda por varias razones entre las que se adscriben a la cercanía con la familia son sin duda importantes. A estas razones, hay que agregar la falta de salarios o trabajos dignos en Cuernavaca para algunos agentes, quienes deciden entonces trabajar en la Ciudad de México, porque así se concentran los mercados laborales mejor pagados del país. Aunado a estos elementos de corte contextual, hay que agregar otros que son también importantes para explicar el proceso en la escala interrmetropolitana. Es 3 La diferencia entre migración y movilidad fue ampliamente trabajada en Ramírez (2009). 13 evidente que asumir estos traslados en automóvil o en autobús ha tenido relación con elementos de política en donde se ha priorizado el desplazamiento en transporte de gasolina que otros como el tren: en el caso mexicano se hacen obsoletos y no se renovaron o adecuaron a las nuevas tecnologías del transporte. Adicionalmente, en las ciudades del Distrito Federal o de Cuernavaca, la adscripción de la responsabilidad política de los gobiernos municipales les hacen pensar en alternativas más económicas que las que se tienen entre ciudades y en donde la promoción de la movilidad entra ya como un objetivo y alcance claro de los gobiernos locales. Para ello se cuenta con Secretaria de Movilidad y Transporte de reciente fundación en ambas ciudades, que de acuerdo con las declaraciones del Secretario de la SETRAVI del Distrito Federal. su objetivo es generar una cultura de la movilidad que la apoye y dinamice (ponencia presentada en la reunión de la Movilidad en el Distrito Federal, 17 de junio de 2013). Mas que pensar en una sola causa que genera la producción del movimiento, y por supuesto, su cultura, es decir la identidad de los agentes con el moverse continua y cotidianamente, es preciso ubicarnos en un conjunto de causas que definen y organizan el proceso en cuestión, para dar inicio e intensificación a un modo de vida que implica asumir que una parte del tiempo destinado al trabajo incluye el traslado; éste organiza la movilidad individual o colectiva, en cualquiera de las formas que adopte: autobús, coche o aventón. Esta organización de la movilidad es una producción social de agentes urbanos, con una base material sustentada en la realidad del movimiento, sus condiciones y sus soportes, pero con una dimensión subjetiva que se reproduce alrededor de la actividad laboral cotidiana genera significados que constituyen la realidad organizacional y la identidad laboral de los miembros que la conforman. La cultura laboral de la movilidad entonces está constituida por rutinas, normas, políticas, rituales, comportamientos que han sido negociados, instituidos individual, social o políticamente, y que son por lo tanto producto de aprendizajes exitosos o no que le dan sentido al proceso, resultado de las estructuras de poder que existen al interior de la sociedad que la reproduce. Todas estas prácticas tiene efectos en los hábitos de comportamiento cotidiano de los agentes y por consiguiente en los modos de vida y de pensamiento que ellos tienen. Pero si regresamos al trabajo, hemos percibido que las rutinas, las normas y las políticas que están detrás de la movilidad se perciben de manera diferencial, pues no es la misma institucionalización de la cultura del movimiento la de los agentes que se mueven en su propio vehículo, que la generada por las instituciones gubernamentales mediante el apoyo sindical negociado con el sindicato y las revisiones contractuales. Tampoco la institucionalización de las normas que se dan 14 entre quienes participan en el aventón, para quienes el compromiso, la solidaridad, la amistad, el cuidado entre los usuarios y la ayuda económica que se recibe al tomarlo o al darlo, es parte de una cultura que se ha generado entre quienes lo dan y lo toman diariamente. La falta de una institucionalización oficial y el cuidado que entre los agentes hay de guardar la seguridad y la organización entre quienes participan en esta forma de desplazamiento es parte sin duda de un tipo de organización que responde a un contexto exterior de ausencia de un poder político que contienda con un costo del transporte caro y medios poco favorecedores para quienes lo realizan cotidianamente. Evidentemente que este tipo de cultura de la movilidad se genera al interior de grupos que contienden con la necesidad de traslados largos cotidianos; en los cuales la manera como socialmente se contiende con la transformación de los procesos no habla de una localización sedentaria de los trabajadores cerca de su lugar de trabajo, sino de la necesidad de abrirse a traslados de distancias muy variadas y largas, ampliando con ello el tiempo destinado a su jornada laboral diaria. A esta escala de la discusión, es responsabilidad del Estado generar o asumir la necesidad y posibilidad de contender con necesidades de reproducción de agentes transportistas que han erigido una forma hegemónica en las estructuras del poder de la organización del transporte a nivel regional e intermetropolitana. Pero si la cultura de la movilidad de produce cotidianamente a partir de la generación de modos de vida que la impulsan y la promueven, como se ha argumentado en este apartado, ¿por qué entonces la hemos caracterizado como enajenada en un contexto de desarrollo del capitalismo neoliberal contemporáneo? LA MOVILIDAD ENAJENADA Para el Diccionario de la Lengua Española, el concepto de enajenar refiere al acto de “pasar o transmitir a alguien el dominio de algo o algún otro derechos sobre ello; sacar a alguien fuera de sí, entorpecerlo o turbarlo”; también puede significar que alguien ha perdido la razón de manera transitoria o permanente (Real Academia, 2001: 892). De acuerdo con esta fuente, es casi sinónimo de alienación (que es la categoría con la que se designa en inglés), ya que refiere al “proceso mediante el cual el individuo o una colectividad transforman su conciencia hasta hacerla contradictoria con lo que lo que debía esperarse de su condición” (Ibid.: 109). Sin embargo, esta es una categoría muy específica de la tradición teórica del marxismo, ya que Marx desarrolla el concepto de “trabajo enajenado” en los Manuscritos económico y filosóficos de 1844 (primer manuscrito); en ellos establece que parte de su objetivo es realizar la tarea de explicar y comprender la conexión 15 esencial que existe entre los elementos que intervienen en el desarrollo del capitalismo y toda la enajenación que hay con el sistema monetario existente. Esta categoría la desarrolla a la par de las de salario y de renta de la tierra, pero poco ha sido explorada en los términos de su evolución y transformación correspondientes al desarrollo del capitalismo neoliberal contemporáneo. Para Marx, el concepto de trabajo enajenado surge a partir de que el obrero es privado de sus herramientas artesanales por medio de la explotación y su separación de ser dueño de sus medios de producción; al desconocer lo qué está produciendo, es que está enajenado. Desde el momento en que vive de un salario, deja de tener conciencia de su propia humanidad, equiparando éste (el salario) a la propiedad privada y a decir que son lo mismo. Esta misma mediación la hace entre trabajo enajenado y vida enajenada que este tipo de trabajo no consciente de su propia explotación produce, como resultado del movimiento de la propiedad privada, en la que se desvaloriza su calidad humana. Esto aparece como desrealización del trabajador, como perdida de su objeto y como extrañamiento del proceso, es decir, como enajenación http://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/manuscritos/, Acceso el 29 de julio de 2013. Al respecto, el autor menciona que: Comprendemos también por esto que salario y propiedad privada son idénticos, pues el salario que paga el producto, el objeto del trabajo, el trabajo mismo, es sólo una consecuencia necesaria de la enajenación del trabajo; en el salario el trabajo no aparece como un fin en si, sino como un servidor del salario (Ibid.). Tomando en cuenta estos elementos generales del trabajo de Marx desarrollado a finales del siglo XIX, ¿cómo es que nos pueden ayudar a entender la generación de una cultura de la movilidad neoliberal enajenada en la primera década del siglo XXI? Argumentamos, que la categoría de enajenación manifiesta una expresión determinada que nos permite explicar la manera como la fuerza de trabajo, ahora dedicada a los servicios, es al igual que el obrero de los albores del capitalismo, una mercancía más que entra en un proceso de circulación del capital que esta determinado por al menos tres condicionantes en el caso de la movilidad intermetropolitana que nos ocupa: 1) Es una relación que domina a los trabajadores y es impuesta de manera extraña, y en ocasiones hasta hostil, por una política o por la falta de ella en la escala que nos ocupa, que beneficia a los transportistas de los autobuses que son muy caros y que no permite tener subsidios o alternativas más económicas y rápidas como en el caso del transporte intraurbano que es ayudado por sus propios gobiernos. 16 2) Es una actividad que no le pertenece a los trabajadores ya que está en manos de los propietarios de los transportes y de los concesionarios de las vías de comunicación y además está subsumido a las condiciones del manejo y evolución de los mercados de trabajo regional, nacional e internacional. 3) Le produce una vida enajenada de la que él no es ni consciente de la manera como incide en la generación de un modo de vida en constante movimiento ni tampoco es responsable de ella; por lo tanto, no lo hace humano, no la reconoce ni se da cuenta la manera como esta cultura de la movilidad está incrementando su explotación y se constituye entonces como una relación enajenada. Muy pocos de los trabajadores encuestados tienen conciencia de la forma como pierden relación consigo mismos y con sus familias, y de cómo se convierten en un medio para producir ganancias al sistema neoliberal a través del movimiento. No hay conciencia tampoco de cómo disminuyen su condición de ser humano, mientras ellos buscan alternativas para disminuir sus costos de transporte y mejorar hasta donde pueden su “nivel de vida” (nótese que no mencionamos calidad de vida) a través de incrementar poco o mucho su ingreso. Además de la enajenación existente por su actividad y calidad de asalariado y el objeto que produce, existe una alienación en relación a la aparente “calidad de vida” que tienen y de la movilidad que desarrolla, en la cual no hay conciencia ni de sus repercusiones ni de las condiciones de vulnerabilidad y riesgo en las cuales se encuentran. En ese sentido, se puede decir que esta categoría se usa para toda persona que no es dueña de sí, ni responsable de sus acciones ni de sus pensamientos y por lo tanto se desarrolla en un sentido totalmente deshumanizado. El riesgo es físico pues aparece ante la amenaza de accidentes en la carretera; en el caso del aventón, de tomar un coche con algún borracho, con gente que pretende que le paguen la gasolina que no tiene o que los acose sexualmente tanto a hombres como mujeres (pocos casos se reportan de este tipo, pero han sido debidamente documentados en el trabajo de campo). También la movilidad implica un riesgo emocional que puede manifestarse en la amenaza constante que implica lo hora y la forma de con quien nos vamos a ir, de sufrir robos en los autobuses o todos aquellos que se presentan en el camino. Por estas razones, asumimos que la constante vulnerabilidad en que se encuentran los agentes móviles y la falta de conciencia real de los riesgos con los cuales se mueven, incrementan también la enajenación de la cultura de la movilidad que se está fomentando al no tener conciencia de estas amenazas que se presentan en el camino. 17 REFLEXIONES FINALES La movilidad cotidiana actual es una condición de vida para un importante número de familias, que comparten ciertas características en la rutina diaria: levantarse más temprano y permanecer más de 14 horas fuera de casa, por ejemplo, que han sido abordadas en el trabajo. Si se reconoce a la movilidad como una nueva cultura laboral, aceptamos que en las prácticas cotidianas de desplazamiento cada vez son más las personas que se identifican con dichas prácticas y los modos de vida que las rutinas generan. Incluso, quienes de desplazan entre metrópolis presentan características distintivas en sus hábitos alimenticios, de convivencia con la familia y la forma como utilizan su tiempo libre. En este sentido, los hábitos cotidianos entre quienes se mueven y entre quienes no se mueven, o dicho de otro modo, quienes realizan desplazamientos intraurbanos, pueden marcan diferencias en la forma como se percibe la calidad de vida; sin embargo, en el proceso de la movilidad enajenada que experimentan los trabajadores, la distancia y el tiempo de desplazamiento son elementos que han perdido valor en el la manera como se definen los mercados laborales, pero también en las circunstancias en las cuales se definen los salarios y los tiempos que suponen se contratan por jornada. La cultura de la movilidad no es solamente el resultado de un conjunto de rutinas y creencias compartidas o de acciones aisladas que desarrollan los agentes que se mueven, sino refiere a un producto anclado en aparatos institucionales que directa o indirectamente la promueven y que posee por tanto una materialidad específica (García, 2006: 172). Son significados, pero también son el resultado de estrategias individuales y de decisión política por lo que queda anclada en una estructuras de poder, definidas también por acciones del Estado que es preciso reconocer y evidenciar. Es preciso agregar también que esta cultural de la movilidad se extiende en las condiciones actuales del neoliberalismo a ámbitos que antes eran considerados de otras actividades. El descanso, por ejemplo, implica que semanalmente o en cuanto se tengan días de asueto o descanso los citadinos se muevan a lugares de descanso en donde se tienen segundas casas o bien se alquilan hoteles con el fin de cumplir con una parte del esparcimiento necesario para la reproducción del trabajo y del no trabajo. El turismo se ha convertido en una verdadera empresa, que en México es la tercera fuente de divisas del exterior, y buena parte del dinamismo económico que se da a centros de playa o culturales de descanso. A esto se agrega el ejercicio y otras formas de recreación que ahora ya no se hacen en casa, sino que se realizan en 18 lugares especializados; por ello se puede afirmar que en la actualidad no existe realmente ya una cultura sedentaria, sino que somos nómadas urbanos a partir de la cultura de la movilidad que el capitalismo neoliberal está promoviendo. ¿Por qué la necesidad creciente de moverse y de generar una ciudad en movimiento y una cultura de la movilidad? Por supuesto que es la ganancia que éste genera a partir de la circulación, ya no sólo de mercancías, sino de la fuerza de trabajo, que en términos marxistas se constituye como una mercancía más, que es preciso mantener también en continua circulación, aunque en la actualidad sean y trabajadores de servicios. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Blanco, José et al (1997) Calidad de vida y salud. Aproximaciones teóricas y su exploración en el espacio urbano, en Seminario permanente de Antropología urbana. Un modelo multidisciplinario en el estudio del fenómeno suburbano, coord. Irma B, García Rojas (1997). IIA, UNAM. PUEC, UNAM. pp. 69-80 FERIA, J. y ALBERTOS, J. La ciudad metropolitana en España: procesos urbanos en los inicios del siglo XXI. Navarra, España, Civitas, 2010. GARCIA ALVAREZ, Claudia María, (2006), “Una aproximación al concepto de cultura organizacional”, en ------------, Bogotá, Universidad Piloto de Colombia y Pontificia Universidad Javeriana. 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